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Caso Nisman

Insisten en que el cuerpo de Nisman tenía golpes compatibles con un homicidio

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Tal como Clarín había anticipado durante el transcurso de la Junta Médica convocada por la fiscal Viviana Fein para intentar consensuar una explicación sobre cómo murió Alberto Nisman, el abogado de la querella Martín Romero Victorica aseguró que el cuerpo del fiscal tenía las huellas de dos golpes que serían compatibles con los intentos del supuesto asesino por doblegar a su víctima.

Las marcas a las que se refirió el abogado están sobre el tobillo izquierdo y la cabeza del fiscal, y fueron halladas en los estudios realizados por Osvaldo Raffo, el perito contratado por la ex esposa de Nisman Sandra Arroyo Salgado. Según su evaluación, ninguna de ellas pudo haberse producido como consecuencia de un suicidio.

«El doctor Raffo, que es un reconocido médico forense y también integró la fuerza policial, sostiene dos cosas, que pareciera ser que han pasado medio por alto: primero que el cuerpo tiene un golpe en su pierna izquierda, más arriba del tobillo. Casi como si fuera una patada que le dieron para hacerlo caer o arrodillar. También nos contó a nosotros personalmente y lo trató en la junta interdisciplinaria que tenía un golpe en la cabeza, sobre el costado derecho. Él lo calificó como el típico golpe de cachiporrazo realizado con esas bolsas de arenahechas para no dejar marcas», relató el abogado en diálogo con radio Mitre.

 La defensa de las hijas de Nisman cree que el golpe en la cabeza no pudo haber ocurrido como consecuencia del choque contra la puerta del baño. «Es otro tipo de lesión. No es externa, sino interna», detalló. La marca no es entonces consistente con la hipótesis de suicidio.

Ex jefe de espías declarará esta semana sobre caso Nisman

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BUENOS AIRES (AP) — Un ex jefe de espías a quien la presidenta Cristina Fernández puso bajo sospecha en relación con la muerte del fiscal Alberto Nisman declarará esta semana como testigo para explicar cómo era su relación con el investigador.

La fiscal Viviana Fein dijo el lunes a la radio La Red que Antonio «Jaime» Stiuso, ex responsable de contrainteligencia en los servicios secretos, será interrogado sobre «la relación que tuvo en vida» con Nisman y «las comunicaciones» que ambos mantuvieron antes de la muerte del fiscal el 18 de enero.

Fein, quien investiga la muerte de Nisman, dijo que no tiene ninguna hipótesis definida sobre el fallecimiento de su colega. Las posibilidades que se manejan son el asesinato, el suicidio voluntario y el suicidio inducido.

El investigador fue hallado muerto de un tiro en la cabeza en su departamento cuatro días después de acusar a la presidenta, al canciller Héctor Timerman, a supuestos espías y a dirigentes sociales afines al gobierno de estar involucrados en un plan para encubrir a los iraníes acusados del atentado en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina que mató a 85 personas.

La muerte del fiscal, responsable de investigar ese ataque terrorista, ocurrió horas antes de una cita en el Congreso en la que daría más detalles de la denuncia contra Fernández. El hecho conmocionó a los argentinos y generó una crisis política e institucional.

Según la autopsia, el disparo fue efectuado «en la zona temporal derecha» y está «ubicado 3 centímetros por encima de la inserción del pabellón auricular».

La justicia quiere saber si Stiuso llamó a Nisman la noche antes de su muerte. Santiago Blanco, abogado del ex espía, dijo recientemente al respecto que hay «una flota» de unos 100 teléfonos a nombre de su cliente y, de haberse producido esa conversación, otra persona pudo haber efectuado la llamada. El abogado también confirmó que su representado está dispuesto a declarar como testigo ante la fiscal.

Al respecto, un comunicado de la fiscalía de Fein puntualizó que «del entrecruzamiento de los llamados telefónicos» efectuados desde y hacia la línea de Nisman «se desprende que las reiteradas comunicaciones recibidas al abonado cuya titularidad se informó que corresponden al ingeniero Stiuso fueron efectuadas desde el número del fallecido fiscal».

«Se aclara que el registro que obra en el expediente detalla las comunicaciones entrantes y salientes, no reflejan el contenido», agregó el comunicado.

Fein explicó previamente en declaraciones radiales que organizará de «forma prolija y consensuada» con la jueza de la causa, Fabiana Palmaghini, «el día, la hora y el lugar» en donde tendrá lugar la declaración testimonial del ex agente.

La Secretaría de Inteligencia liberó días atrás al ex espía de la obligación de mantener secreto sobre sus actividades desde 1972 hasta diciembre, cuando fue removido por orden de Fernández en el marco de lo que analistas atribuyeron a una guerra de sectores de inteligencia a favor y en contra del gobierno.

La mandataria sostiene que el ex espía suministró datos falsos a Nisman para fundamentar la denuncia que el fiscal presentó contra ella.

Además ha sugerido que Stiuso estaría relacionado con la muerte del investigador y que ese hecho buscó desestabilizar a su gobierno. Fernández no dio detalles al respecto en las declaraciones públicas que hizo en los últimos días.

La fiscal Fein también defendió su proceder «minucioso» en la investigación de la muerte del fiscal e indicó que la querella puede objetar las medidas que ha tomado en el marco de la causa. «Hasta hoy no tengo ninguna presentación formal objetando absolutamente nada», aclaró.

Fein también afirmó que es «su mayor anhelo encontrar la verdad» sobre lo que le ocurrió al fiscal por la «tranquilidad de la ciudadanía» y negó haber recibido presiones del gobierno que buscaran condicionar sus pesquisas.

Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman y jueza federal, dijo al diario El Cronista que como querellante en representación de las dos hijas que tuvo con el fiscal no quiere que la investigación «naufrague». «No vamos a dejar que eso suceda», sostuvo la magistrada, según la cual «se dieron a conocer demasiadas medidas a los medios de comunicación que van a terminar malogrando la investigación» y «en algunos casos se tomaron decisiones de las que nunca fuimos notificados».

 

Cristina Fernández rechaza acusación por encubrimiento en caso Nisman

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BUENOS AIRES (AP) — La presidenta Cristina Fernández buscó el lunes retomar la iniciativa política con duros cuestionamientos a la denuncia que pesa en su contra por encubrimiento de iraníes sospechosos de un atentado terrorista, y con una propuesta de reforma del servicio de inteligencia, cuyo desempeño ha estado bajo sospecha desde hace décadas.

En su primera aparición pública desde la muerte del fiscal Alberto Nisman, artífice de la denuncia más grave en su contra desde que está en el poder, la presidenta desafió por cadena nacional a jueces y fiscales a que la citen a declarar porque «no le tengo miedo», al tiempo que reclamó a la justicia que esclarezca la muerte del funcionario judicial para terminar con una larga historia de impunidad en Argentina.

Nisman, de 51 años, apareció muerto en su apartamento el 18 de enero, horas antes de comparecer ante una comisión del Congreso para explicar la denuncia contra Fernández como supuesta ideóloga de un plan para encubrir a un grupo de iraníes acusados del ataque terrorista contra un centro comunitario judío de Buenos Aires en 1994.

«Es descabellado pensar que nuestro gobierno pueda siquiera ser sospechado de una maniobra semejante», dijo Fernández sobre la denuncia en un discurso grabado que duró una hora y que ofreció sentada en una silla de ruedas a causa de una fractura de tobillo.

Nisman acusó a la mandataria y a su canciller Héctor Timerman de firmar un memorando de cooperación judicial con Irán en 2013 para desviar la investigación del atentado con la supuesta intención comerciar granos a cambio de petróleo que el país sudamericano necesitaba en un contexto de crisis energética.

«¿En qué cabeza puede caber que los primeros en avisar y tratar de que Irán coopere en base a lo que el fiscal de la causa suministraba puede tratar de desviar la investigación? No subestimen la inteligencia de los argentinos», planteó Fernández.

Irán ha negado su responsabilidad en el ataque terrorista contra la sede de la AMIA, en la que murieron 85 personas. A pedido de la justicia argentina, Interpol declaró alerta roja sobre cinco imputados iraníes.

En el mismo mensaje, la mandataria anunció que enviará al Congreso un proyecto de reforma del servicio de inteligencia y explicó que el primer artículo de la iniciativa dispone la disolución de la Secretaría de Inteligencia, que depende del Poder Ejecutivo, y la creación de una Agencia Federal de Inteligencia.

«Era una deuda que tenía la democracia, de todos los que hemos estado gobernando desde 1983», indicó.

La propuesta fue seguida por la reiteración, por parte de la mandataria, de su hipótesis de que la denuncia de Nisman se basó en datos falsos suministrados por un grupo de la Secretaría de Inteligencia, que fueron removidos por Fernández a fines del año pasado, tal como lo había expresado en dos cartas publicadas en Facebook tras la muerte del fiscal.

«No hay un solo abogado, doctrinario, magistrado que una vez que se conoció la denuncia pueda creer que eso haya sido escrito por un abogado y muchos menos por un fiscal», sostuvo la presidenta.

Antes de cualquier reforma del servicio de inteligencia, el gobierno «debe explicar los once años que manejó la inteligencia, que fue paraestatal prácticamente», cuestionó la diputada opositora Margarita Stolbizer en diálogo con el canal Todo Noticias.

«El discurso tuvo imprecisiones y mentiras… no dio respuestas a las dudas que pesan sobre su gobierno, ni sobre los contenidos de las escuchas que sostienen la denuncia de Nisman», reclamó.

Fernández relató que a partir de la firma del polémico memorando con Irán, al cual defendió como la única vía para sacar de la parálisis a la investigación por el atentado, ya que, según ella, hubiera permitido tomar declaración a los imputados en Teherán, se sucedieron maniobras de desestabilización contra su gobierno desde «propias oficinas del Estado» y apuntó a la Secretaría de Inteligencia, jueces y fiscales, y periodistas «amplificadores de denuncias».

«A mí no me van a intimidar, y no les tengo miedo, digan lo que digan; que los jueces y los fiscales me citen, me denuncien, no me van a hacer mover de lo que siempre pensé que no se puede seguir manejando a la Argentina de esta manera», advirtió Fernández.

La justicia argentina investiga si el fiscal fue asesinado, cometió suicidio o fue víctima de un suicidio inducido. No obstante, para el 70% de los argentinos, al fiscal lo asesinaron, según una encuesta de la consultora Ipsos realizada a 414 personas a principios de la semana pasada.

«Hay un gran pesimismo en la gente frente a la labor que puede hacer la justicia…Es necesario reformar el Poder Judicial, es necesario que los tres poderes del Estado exhibamos transparencia absoluta en el caso del fiscal Nisman», insistió Fernández.

Sobre la investigación de la muerte de Nisman, la presidenta puso bajo sospecha el rol de un colaborador del fiscal que le dio el arma que puso fin a su vida.

Fernández identificó a Diego Lagomarsino como «un feroz opositor al gobierno, ya que pudimos advertir en su Twitter las groserías e insolutos que no voy a reproducir, y agravios de contenido machista dirigidos a esta presidenta». Y agregó que «es hermano de un importante ejecutivo» con vinculaciones al Grupo Clarín, el conglomerado de medios con el cual el gobierno está enfrentado desde 2008.

En un comunicado, el Grupo Clarín dijo que «tiene que volver a desmentir una declaración presidencial, en este caso referida al hermano de Diego Lagomarsino, persona que jamás trabajó ni tiene ninguna vinculación» con la compañía.

La gobernante «debió tener otro eje, lamentar la pérdida del fiscal, dar las condolencias a sus familiares. Desviar el tema Lagomarsino es lamentable», opinó Jorge Knoblovits, secretario general de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas.

Extrañamente, Fernández se había abstenido a salir a la luz pública ante la muerte de Nisman, que provocó la crisis política más grave que ha enfrentado su gobierno, que aún puede comprometer las posibilidades de su partido de ganar las elecciones presidenciales de octubre.

Su ausencia generó todo tipo de suspicacias y pareció descolocar a Fernández, cuya única reacción en una semana fueron las dos confusas cartas que subió a su página de Facebook con hipótesis contradictorias sobre las causa del deceso de Nisman y teorías de un complot contra su gobierno.

Esta crisis se produce en momentos en que el partido peronista de Fernández se prepara para las elecciones del 23 octubre, en las que la presidenta no puede volver a presentarse para un tercer mandato. Habrá que ver qué impacto tiene el escándalo, que podría vigorizar a una oposición débil y fragmentada, en una contienda que actualmente carece de candidatos fuertes.

 

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