Edgar C. Otálvora
@ecotalvora
Diario las Américas
El sábado 15NOV14 se registraron protestas contra el Gobierno de Dilma Rousseff en una docena de ciudades de Brasil, incluyendo una concentración en Brasilia. Un curioso e inexacto cable de la agencia EFE describió la concentración realizada en São Paulo como “cientos de personas, integrantes de grupos minoritarios de derechas”. En contraste, datos de la Policía Militar de São Paulo estimaron en 10.000 el número de personas congregadas para exigir el enjuiciamiento (impeachment) de la presidente brasileña. Se trata de la segunda convocatoria, en menos de 15 días, para concentraciones de protestas contra la presidente recién reelecta.
El movimiento opositor brasileño no es sólo de “derecha”. Las protestas contra Rousseff son escenificadas por una amalgama de organizaciones, desde la socialdemocracia concentrada en el PSDB (el partido del excandidato Aécio Neves y del expresidente Fernando Henrique Cardoso) hasta sectores promilitaristas, pasando por una amplia gama de posiciones ideológicas y políticas. Algunos exigen el enjuiciamiento de la presidenta mientras otros claman por una intervención castrense que asuma el poder y convoque a nuevas elecciones. El elemento común a las distintas fracciones opositoras es su rechazo al chavismo que en Brasil lo denominan como “bolivarianismo”.
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El enjuiciamiento a Rousseff por las evidencias de la milmillonaria corrupción en la estatal petrolera Petrobras es tema que se debate abiertamente en Brasil. La apertura de juicio a la presidenta brasileña requiere de dos tercios de los votos de la Cámara de Diputados y el enjuiciamiento es realizado por el Senado. El impeachment a Rousseff depende de la conformación de una mayoría parlamentaria que sólo es posible si el partido PMDB, aliado pragmático y no ideológico del Gobierno y que además detenta la vicepresidencia, esté dispuesto a enjuiciar a la mandataria. El periodista Merval Pereira, alto vocero de la cadena O Globo, dibujó en su columna del 18NOV14 las dos opciones para enjuiciar a Rousseff. Podría ser acusada de haberse beneficiado de los recursos derivados de Petrobras para financiar su campaña electoral, lo que llevaría a que la elección del vicepresidente Michel Temer (del PMDB) estaría en juicio. Esta vía obviamente no sería respaldada por el PMDB. Una segunda opción sería procesar a Rousseff por su responsabilidad personal en los casos de corrupción denunciados, los cuales ocurrieron cuando ella ejercía como presidenta de la Junta administradora de Petrobras. De prosperar esta segunda argumentación, y de ser encontrada Rousseff culpable, Temer asumiría como presidente para concluir el mandato en 2018. El PT sería desplazado de la presidencia.
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Ya Brasil vivió un proceso de impeachment contra el presidente Fernando Collor de Mello, quien finalmente presentó su renuncia en 1992. En aquel entonces, el opositor Lula da Silva fue parte de los impulsores de las masivas acciones de calle contra Collor que crearon el ambiente político para su enjuiciamiento. En un video que circula en Youtube y que se ha hecho viral en los últimos días, Lula aparece durante un programa de televisión en 1996 en el canal SBT exaltando el impeachment contra Collor. “Es posible que el mismo pueblo que elige a un político pueda destituir a ese político”, decía el ahora expresidente y tutor de Dilma Rousseff. Al contrario de 1992, Lula y el partido gobernante, el PT, comienzan a calificar las solicitudes de impeachment como un plan golpista. La prensa de izquierda, como ya ocurrió en Venezuela, está procurando estigmatizar a la oposición brasileña como “ultraderechista”.
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La oposición venezolana, concentrada en la MUD, procura activar la comisión internacional formada por cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador y el Nuncio Apostólico en Caracas, para reanudar conversaciones con el Gobierno Maduro. La MUD realizó su solicitud mediante cartas remitidas por su secretario ejecutivo Jesús Torrealba a las cuatro cancillerías. El canciller brasileño, Luiz Figueiredo, confirmó el hecho el 19NOV14 en Brasilia. Ese mismo día, durante su visita de pocas horas a Caracas, la canciller colombiana María Ángela Holguín sostuvo un encuentro, previamente no anunciado, con Torrealba, quien fue acompañado del responsable internacional de la MUD Ramón Guillermo Aveledo y por dirigentes de partidos. Respeto a los derechos humanos, libertad de presos políticos y equilibrio en la designación de las nuevas autoridades electorales fueron parte de la agenda que la MUD transmitió a Holguín. Ya el 26OCT14, el nuncio apostólico monseñor Aldo Giordano reveló que se llevaba a cabo un “diálogo informal” entre el “Gobierno, la oposición y la sociedad civil”, sin precisar detalles al respecto.
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En los primeros meses de 2015, Colombia enviará un nuevo embajador ante el Gobierno de Venezuela, tras una secuencia de roces entre el actual jefe de misión y altos jerarcas del régimen venezolano. El embajador Luis Eladio Pérez Bonilla presentó su renuncia irrevocable, efectiva al 31DIC14, la cual fue aceptada por el presidente Juan Manuel Santos, según fuentes de la cancillería colombiana. Si bien las relaciones entre los Gobiernos de Maduro y Santos se mantienen sin choques directos, han tendido a enfriarse en los últimos meses. Ante la crisis en las negociaciones entre Santos y las FARC a causa del secuestro-retención del general Rubén Dario Alzate por la guerrilla el 16NOV14, Colombia solicitó las gestiones de Cuba y Noruega, descartando la intermediación de Maduro. Santos busca mantener buenas relaciones con el régimen venezolano pero, la creciente hostilidad discursiva del propio Maduro hacia Colombia y los colombianos han molestado en la Casa de Nariño, que en todo caso, mantiene su línea de evitar “diplomacia de micrófonos” y encarar los temas conflictivos directamente con la cancillería venezolana.
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“Me va a venir a dar lecciones a mí de democracia el presidente Santos» se quejó Nicolás Maduro el 18FEB14, cuando el presidente colombiano ofreció sus oficios para procurar el diálogo entre la Oposición y el Gobierno venezolano en medio de manifestaciones callejeras opositoras y represión a manos de órganos militares. Pese a que Colombia forma parte de los países facilitadores del diálogo entre Gobierno y oposición promovido por UNASUR y el Vaticano, el embajador colombiano Pérez Bonilla fue blanco de ataques públicos por parte de Diosdado Cabello, miembro del cogobernante “comando de la revolución”. El 19JUN14, Cabello advirtió desde un programa de televisión a Pérez: “Deje de estar reuniéndose tanto con la oposición; eso no es trabajo de un embajador”. El Gobierno colombiano, procurando no aumentar tensiones con el hipersensible régimen venezolano, dejó pasar meses sin pronunciarse ante los reiterados ataques contra su representante en Caracas. Sólo hasta el 05NOV14, en una entrevista con la estación de radio W de Bogotá y ante la interrogante de la entrevistadora, la canciller colombiana María Ángela Holguín dio apoyo al embajador en sus tareas de diálogo con la oposición y calificó como “exagerada” la posición venezolana. Poco después, el 11NOV14, Pérez concedió una inusual entrevista también a la W en la cual contradijo la versión oficial venezolana sobre el asesinato del diputado chavista Robert Serra. Las declaraciones atizaron el fuego del régimen venezolano contra Pérez Bonilla. La canciller Holguín hizo público que hubo “jalón de orejas” al embajador, por haber contravenido expresas indicaciones de Santos que prohíbe a sus diplomáticos la emisión de declaraciones, sin autorización previa, sobre eventos internos de los países donde sirven. El 18NOV14 el embajador asistió a la reunión técnica sostenida por los dos Gobiernos en la sede de la cancillería en Caracas. Al día siguiente participó en la reunión de los cancilleres Rafael Ramírez y Holguín. Para entonces Pérez ya había optado por presentar su renuncia.
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El caso del embajador Pérez Bonilla no pasó desapercibido para la oposición uribista en Bogotá. El 19NOV14, el expresidente Álvaro Uribe tuiteó: “Echan al embajador de Colombia ante Maduro quien solamente acepta embajadores cómplices”. Uribe obviaba que durante sus ocho años de Gobierno mantuvo embajadores en Caracas quienes recibieron instrucciones similares a las que Santos impuso a los suyos.
El propio Juan Manuel Santos, siendo ministro de la Defensa fue objeto de varios “jalones de oreja” públicos y por escrito, ante sus declaraciones contra el Gobierno de Hugo Chávez. El 03MAR09, la presidencia de Colombia emitió un comunicado informando que “el presidente de la República dialogó en la mañana de hoy con el Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, quien le expresó que en ningún momento ha pretendido con sus declaraciones crear molestia a los países vecinos”. El comunicado de Uribe agregaba: “El Gobierno Nacional tiene el mayor interés de desarrollar la agenda constructiva definida con el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez”. Otros regaños de Uribe a Santos por su entonces dura posición ante Chávez se registraron en julio y diciembre del año 2008. En aquel entonces, Uribe cuidaba sus relaciones con el régimen chavista.
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