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Redacción Runrun.es Abr 04, 2022 | Actualizado hace 2 años
Incendio quema parte del Ávila
La secretaria de organización de, Marlene Sifontes, explicó el fuego se propagó a gran velocidad a causa del viento, que dificultó las labores de control de las llamas y ha impedido la extinción del incendio, que está «fuera de control» 

 

Foto: EFE

Un incendio registrado el domingo 3 de abril en el parque nacional Waraira Repano, entre Sebucán y Los Chorros, arrasó con parte de la formación montañosa, a donde acudieron bomberos, guardaparques y voluntarios, para intentar controlar, sin éxito, las llamas que quemaron una de las zonas más visitadas de Caracas.

Según explicó a Efe la secretaria de organización de Instituto Nacional de Parques (Inparques), Marlene Sifontes, el fuego se propagó a gran velocidad a causa del viento, que dificultó las labores de control de las llamas y ha impedido la extinción del incendio, que está «fuera de control».

«Se ha propagado muy rápido; ahorita lo delicado de la situación es que las condiciones climáticas no ayudan, hay un fuerte viento que es lo que ha hecho que el incendio se propague muy rápidamente, Pasó por el tendido eléctrico», señaló Sifontes, sin detallar la superficie que, por el momento, ha sido arrasada.

La dirigente sindical aseguró que «Inparques está en emergencia» y que ha llamado a todo el personal guardaparques y de bomberos para combatir el incendio que está «fuera de control», pese a que los trabajadores del instituto no cuentan desde hace «más de seis años» con uniformes ni equipos suficientes para enfrentar este tipo de situaciones.

«Combatir así, como está en estos momentos el incendio, es, incluso, un riesgo para la vida de los compañeros. Es preocupante, la situación es bastante delicada, es un muy fuerte incendio», afirmó.

El sindicato de Inparques alertó en Twitter que un ciudadano se encuentra extraviado y que ya se había activado su búsqueda.

Pasadas las 6:00 de la mañana del lunes 4 de abril continuaba el incendio en el Ávila, según reportes de usuarios de Twitter. 

Con información de EFE

 

Más de 20 incendios forestales azotaron Caracas durante el fin de semana
La mayoría de los eventos se produjo en los municipios Baruta, El Hatillo y Libertador

 

Entre el sábado 11 y el domingo 12 de abril, más de 20 incendios forestales consumieron la vegetación en diversas zonas de Caracas, y dejaron tras sí extensas humaredas que afectaron a casi toda la capital venezolana.

El sábado, las llamas asediaron las montañas cercanas al Hospital General José Ignacio Baldó (conocido como El Algodonal), especializado en afecciones pediátricas y respiratorias y uno de los centros de salud «centinela», designado así por la administración de Nicolás Maduro para atender a los pacientes de coronavirus en Caracas. 

En la carretera vieja Caracas – La Guaira más de cinco viviendas fueron alcanzadas por un incendio forestal que se produjo en la zona.

Otros siniestros tuvieron lugar en los alrededores de Cota 905, a pocos metros del parque zoológico El Pinar, así como en el Parque Nacional Macarao y Vista Alegre.

En Baruta, las llamas afectaron la vegetación de sectores como La Limonera, Ojo de Agua, Los Guayabitos y Monte Elena.

Durante la tarde del domingo se reportó un fuerte incendio en las adyacencias de la Maternidad Concepción Palacios, en la avenida San Martín, cuando se prendió la maleza de un terreno baldío de la zona. Ya en la noche, el Cerro Ávila, a la altura de Maripérez, fue cubierto por las llamas.

En El Hatillo se cumplió una segunda jornada de incendios forestales en los sectores de Sabaneta, Gavilán, Caicaguana, LosNaranjos,El Encantado y Oripoto. Vecinos se quejaron de sentirse asfixiados por las humaredas que dejaron estos eventos.

Las 5:57 pm en el descanso 4: Al piso, esto es un asalto
El 24 de octubre de 2019 una pareja fue asaltada por dos hombres en la ruta de Sabas Nieves en el Parque Nacional Waraira Repano 

@fefamaya

“Aquí están bien cuidados, no se preocupen”, dijo un parquero a una pareja mientras se bajaba del carro cerca de la entrada de Sabas Nieves un jueves en la tarde. Sin bolsos ni botellas de agua, únicamente dos dispositivos móviles, una linterna y las llaves del carro, ambos subirían hasta el descanso número 10 de la ruta más concurrida del Parque Nacional Waraira Repano, en el cerro Ávila, montaña adosada al norte de Caracas. 

A las 5:47 pm, la pareja llega hasta la antena, en el descanso 4, justo después de pasar la “subida del diablo”, llamada así por ser la más larga y empinada del trayecto de Sabas Nieves. Ambos decidieron regresar porque era un poco tarde. Mientras agarraban aire, dos hombres que pasaron al lado continuaron su camino de subida hasta el puesto de guardaparques en Sabas Nieves. En su ruta de regreso, se toparon con un grupo de tres -dos hombres y una mujer- que se encontraban en sentido contrario. La ruta no estaba vacía pero tampoco concurrida. Para la hora, había mayor cantidad de personas de lo normal.

Alrededor de las 5.57 pm, la pareja se cruza con dos jóvenes entre el descanso 4 y el descanso 3, ambos de contextura delgada y piel morena; uno un poco más alto que otro. El más bajo llevaba un suéter negro con capucha y un morral tricolor, de los que regaló el gobierno de Nicolás Maduro, en la espalda. El más alto, medía como un 1,76 cm, llevaba puesto unos shorts marrones oscuros con un suéter de camuflaje azul. 

Estos dos hombres no eran senderistas, montañistas o alguien que estuviese en el Ávila con propósito de ejercitarse. Uno de ellos estaba armado. 

“Tírense al piso, esto es un asalto”, dijo uno de los asaltantes mientras se acercaba con una pistola Star modelo FM .22 a la pareja. 

Después de unos 30 minutos de estar tirados en el suelo, apuntados en la parte baja de sus espaldas con un arma de fuego, la pareja continuó su camino de regreso hacia la entrada de Sabas Nieves. 

De regreso le advirtieron a un hombre que subía que acababan de ser asaltados. Mientras los tres bajaban corriendo hacia la entrada, se escucharon dos disparos. Segundos después se escucharon más. 

Los tres llegaron hasta los puestos de cocadas y jugos aterrorizados pero sanos y salvos.

Sin los dispositivos móviles, un fitbit (reloj inteligente de salud y forma física), ni la linterna, la pareja asustada y nerviosa se despidió del parquero diciendo “nos asaltaron, tengan cuidado”, mientras se montaban en el carro para irse. 

La ruta de Sabas Nieves es protegida por guardaparques del Instituto Nacional de Parques de Venezuela (Inparques) y por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) hasta las 6:00 pm. El 24 octubre de 2019, al momento del asalto, los miembros de la Guardia Nacional ya no se encontraban en el parque nacional.

Un guardaparques de Inparques relató que mientras el asalto ocurría él estaba entrenando. Dijo que un grupo de al menos 25 personas tuvo que refugiarse en el descanso 10 (puesto de Guardaparques de Sabas Nieves) mientras el robo sucedía en la trocha para subir al cerro, uno de los lugares de ejercicio y esparcimiento más visitados por los caraqueños. 

“Esto ocurre esporádicamente”, dijo el miembro de Inparques refiriéndose a los robos o asaltos en el parque nacional.

 

Un oficial de la GNB, que se encarga de resguardar Sabas Nieves, indicó que en caso de un robo en la montaña, se envía una comisión conformada por funcionarios de la GNB al lugar donde ocurre el hecho. 

El guardaparques recomienda a los usuarios del Ávila que eviten subir a las 6:00 pm., pues indicó que a esa hora se cierra el parque. 

En caso de ser víctima de un asalto dentro del Parque Nacional Waraira Repano, el guardia nacional recomienda que siempre se mantenga la calma, se guarde silencio, se haga lo que el delincuente indique y luego se informe a las autoridades del parque de lo sucedido. “Es importante no dárselas de héroe, siempre debes tener tu seguridad como la primera prioridad”, indicó el funcionario de la GNB.

Marlene Sifontes, secretaria de organización de SuneInparques, sugirió subir por las rutas autorizadas del parque nacional. Además, Sifontes aconsejó que los usuarios se registren en cada puesto de guardaparques. Con esto los miembros de Inparques pueden tener más control sobre la cantidad de gente que está dentro del Ávila y estar al tanto si hay usuarios que no regresaron después de cierto tiempo. 

Gobierno despliega contingentes militares para vigilar tomas de agua del Ávila

ANTE AVALANCHA DE USUARIOS que acuden a las fuentes naturales del parque nacional Ávila para abastecerse de agua, el gobierno nacional prácticamente ha militarizado varias de las principales tomas a las faldas del cerro capitalino.

A lo largo de la Cota Mil, y más específicamente a la altura del distribuidor Altamira, un contingente de la Guardia Nacional ha sido apostado para “organizar” las colas que hacen sedientos caraqueños que, tras varios días sin el preciado líquido, acuden a estas fuentes para abastecerse de un poco de agua.

A los graves problemas de suministro de agua que padece desde hace varios años Caracas, se suma la total caída de los sistemas Tuy que suplen del líquido a la capital, ello como consecuencia del apagón que desde el pasado jueves 7 de marzo mantiene a millones de venezolanos sin servicio eléctrico.

Igual situación de aprecia en el llenadero de Sebucán, donde se abastecen camiones cisterna que llevan agua a diferentes comunidades de Caracas.

En un intento de dar la sensación de controlar la situación, el ministro de Ecosocialismo, Heryck Rangel, informó que mantienen activados puntos de aprovechamiento de agua en parques nacionales y recreacionales para apoyar los planes de suministro de agua a las comunidades ante la contingencia eléctrica.

“Hemos identificado siete caídas de agua en Caracas para su aprovechamiento”, indicó el ministro en entrevista en Venezolana de Televisión.

Por su parte, la alcaldesa del municipio Libertador, Erika Farías, señaló este lunes que una vez se normalice la crisis que padece el sistema el eléctrico nacional, el servicio de suministro de agua potable tardará al menos 24 horas para proveer a los ciudadanos de la capital.

Aparente falla eléctrica dejó varados a usuarios en teleférico del Ávila

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Una falla en el teleférico del Ávila, aparentemente por un corte de energía eléctrica en Maripérez, afectó a los usuarios, quienes luego de tres horas suspendidos en el aire debieron ser desalojados manualmente de los funiculares.

Los afectados denunciaron vía Twitter que no recibieron respuesta ante la emergencia a través de la linea de emergencia 911.

 

Una perrita, la calle y yo Por Gonzalo Himiob Santomé

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Siempre lo he dicho, y además Caracas todos los días me da lo que se necesita para constatarlo: Entre los grises, el continuo mirar por encima del hombro y todo eso que nos hace a veces odiarla intensamente, siempre se cuela un rayo de luz, un trocito de magia, algún asombro que nos recuerda por qué amamos tanto a la Odalisca rendida a los pies de ese Sultán enamorado que es y para siempre será el Ávila. Solo hay que saber dónde mirar.

Este cuento es real. Hace unos días salí, como cada vez que puedo, a correr un poco. Les ruego que no me malinterpreten, no estoy alardeando al narrarles esta historia, no soy maratonista, atleta, ni nada de eso. Solo soy un cuarentón, cercano a cincuentón, un poco pasado de peso, que quiere cuidarse y dedicarle a su salud al menos una hora al día antes de arrostrar la brega cotidiana con la que todos lidiamos en este país desencajado. Cuando “ya no se tienen quince” hacer ejercicio cada día no es un solo un divertimento, es una necesidad. Al menos así me lo recuerdan cada vez que pueden los médicos, sobre todo cuando tu mamá se fue temprano a causa de un infarto y tu abuelo por parte de papá, en su momento, también. Riesgo genético por los dos lados pues, así que toca preocuparse y ocuparse.

Todo el que corre sabe que las batallas que se libran en ese breve espacio en el que pateas el suelo como si en ello se te fuera la vida no admiten faranduleo ni son contra nadie en particular, son contra ti mismo. El único y verdadero enemigo a vencer te mira cada mañana desde tu espejo, echándote en cara tus excesos y tus flojeras. No saben cuánta razón tienen los que te dicen que la parte más dura de todo entrenamiento es superar la modorra matutina y ponerse los zapatos. Lo demás viene solo.

Así que soy, o fui hasta hace poco, un corredor solitario. La única carrera en la que he participado fue hace más de un año, una de una popular marca de bebidas deportivas, y eso fue porque mi compadre Henry, asiduo corredor, me regaló la inscripción por mi cumpleaños, que coincidió con el día de la carrera. Fue divertido, lo confieso, pero prefiero el espacio de introspección que cada mañana me brinda mi solitaria escapada al asfalto. No llevo audífonos mientras corro, para estar pendiente de lo que pasa a mi alrededor (la calle no es muy amistosa con los corredores) y para poder pensar en paz y sin interrupciones. Así aprovecho para meditar sobre lo que haré durante el día y poner en orden sentimientos e ideas y para cavilar, cuando toca, sobre qué escribiré cada semana. Ese día, mientras corría, pensaba en el cuento navideño que, como todos los años, publicaría esta vez.

Desmadejaba una historia mientras buscaba mi ritmo y sentía el frío decembrino en el rostro, cuando un ruido extraño e inusual me sacó de mis pensamientos. Era un sonido raro, una mezcla entre arañazo y jadeo muy cercana, tan cercana que aunque varias veces volví la vista para ver de qué se trataba, al principio no pude verla. Solo cuando ya había dado mi primera vuelta, la vi.

Detrás de mí, una perrita, evidentemente callejera, marcaba su paso y me seguía. Al principio no hubo nada particular en ello, pues no son pocas las veces en las que un perro cualquiera se te acerca cuando corres. Debe ser algo instintivo, pero no siempre vienen con buenas intenciones, así que me puse en guardia.

Sin embargo, no pasó nada malo. La perrita se limitaba a ir detrás de mí. Podía desistir cuando así lo quisiera, o también adelantarme cuando le viniera en gana, pues a final de cuentas es un cuadrúpedo mucho más ágil y veloz que este bípedo regordete, pero no mostró el más mínimo interés en hacer ni lo uno ni lo otro.

Me tocaba marcar 8.5KM. Pensé, “sobrado” como decimos acá, que la perrita se cansaría y se iría, pero estaba equivocado. Tanto perseveró sin alejarse de mí que hasta los obreros de las construcciones con las que topo en mi trayecto, que me ven cada día en las mismas lides, empezaron a bromear sobre mi nueva compañera de trote. La perrita, sin quererlo, se había convertido en todo un acontecimiento vecinal. Hasta unos Testigos de Jehová, que esa mañana tomaron nuestra calle, empezaron a decir “¡Alabado sea Dios!” cada vez que nos veían pasar.

¿Qué podría estar pasando por la mente de la perrita? Vivía en la calle, eso era evidente, y si alguna vez había tenido dueño nadie podía saberlo. Quizás se sintió atraída por el ritmo continuo de mi carrera, quizás le llamó la atención, mi (me imagino) no muy grato olor a ejercicio mañanero, pero quizás había en su demostración algo mucho más denso: Tal vez, como todos nosotros en algún momento, quiso dejarse llevar y sentirse parte de algo que fuera más allá de ella misma.

Entendí que la perrita, sumida en privaciones y faltas de afecto que muy pocos de nosotros podemos siquiera imaginar, lo que quería era escapar de su propia soledad. Buscaba amor, como todos nosotros, y no me ofrecía más que su lealtad a cambio. Me dio una lección que me enterneció.

Terminé, y apenas crucé mi meta final, me detuve y me agaché para agradecerle el gesto. Me miró con ojos adustos, sin un dejo de miedo, y sencillamente se acercó y apoyó su cabeza en mis rodillas. La acaricié y mis manos quedaron negras, impregnadas de la suciedad que llevaba en ella como un emblema, pero no me importó. El vigilante de mi edificio, que fue testigo de todo, salió de inmediato con un cuenco con agua que le ofreció a mi compañera, pero ella prefirió quedarse en mi regazo. Luego busqué a mi esposa y le conté toda la historia, y bajamos con algo de alimento para la perrita. Ella no lo aceptó. Volvió a acurrucarse en mí y allí se quedó hasta que tuve que irme. Me di cuenta entonces de que tenía un pronunciado bulto en el cuello, así que traté de llamar a un veterinario que fuera a atenderla, pero siendo diciembre y ya cercana la Navidad, fue imposible que alguno acudiera. Decidimos llevarla a cualquier clínica que nos la recibiera, pero cuando la buscamos de nuevo, ya no estaba.

Pasaron dos días en los que no pude correr, pero “Yotrota” (así la llamé para mí mismo) no abandonó mis pensamientos. El 24 de diciembre volví a correr, y no puedo negar mi ansiedad mientras bajaba. Ya no quería correr solo, y ansiaba de corazón encontrarme de nuevo con “Yotrota” para que me acompañara en mis vueltas. Al principio no la vi, así que empecé a correr un poco apagado. Pero al cabo de unos minutos volví a escuchar detrás de mí ese sonido raro que aquella primera mañana me había desconcertado.

Me volví y allí estaba ella, siguiéndome. No podría asegurarlo, pero quienes tienen perros saben de qué hablo: “Yotrota” sonreía.

Dios fue este año muy generoso conmigo. Entre muchas otras bendiciones, me dio una esposa maravillosa, una hija mágica y un pequeñín por venir… y también me dejó un hermoso regalo de Navidad: Ya no troto solo, ahora tengo una compañera. Espero que me deje cuidarla para que así sean muchos los kilómetros y la vida que recorramos juntos.

@HimiobSantome

Claudio Nazoa Jul 07, 2015 | Actualizado hace 9 años
Asfaltemos el Ávila por Claudio Nazoa

Ávila

 

Estoy harto de escuchar que el hueco de la capa de ozono está más grande. Estoy cansado de salvar horribles especies de insectos con el cuento de que están en vía de extinción. ¡Que se extingan!

Nunca comprenderé a quienes aman la vida natural. Viven obsesionados haciendo dietas, yoga y ejercicios. Corren sin que nadie los persiga, toman ocho vasos de agua y evitan comer carne porque dicen que son cadáveres. Jamás entenderé a quienes odian el chicharrón frito y huyen de ingerir licor.

Díganme el fastidio de: “Salvemos a las ballenas”. Propongo que mejor salvemos a Gaby Espino y a Andrea Matthies de futuros matrimonios. ¡Eso sí vale la pena!

Todos conocen mi pasión por el whisky. Placer que en Venezuela es, hoy en día, difícil de disfrutar debido a los aberrantes precios que lo hacen tan inalcanzable, y debido también al ataque irracional de los amantes de la demencial vida sana, quienes, en medio de su locura, creen que no hay nada más saludable que el aire puro y el agua.

A 300 km por hora, el aire puro destruyó Nueva Orleans. Y el agua cristalina que cayó, casi borra del mapa una de las ciudades más bellas. Mientras esta tragedia ocurría, las seductoras botellas de whisky reposaban serenas e indefensas en los botiquines de esa ciudad. Entonces, ¿quién es el peligroso?, ¿el whisky o el agua?

Propongo que la Asamblea Nacional apruebe una ley para asfaltar el Ávila, el Parque del Este y el Jardín Botánico. Si existen bellos edificios y el cemento dura para siempre, ¿para qué preservar espacios verdes? ¿Acaso lo mejor de subir el cerro el Ávila, no es apreciar lo bella que es Caracas con su tráfico, autopistas y edificios?

Si cree que estoy equivocado, propongo que suba a pie el Ávila sin voltear a mirar hacia Caracas, para que vea qué fastidioso es.

Subir el Ávila es bueno, pero en teleférico. Desde allí, disfrutamos de la ciudad de Caracas y pensamos: ¿espacios verdes? ¡No! Yo lo que quiero es ver el concreto de Caracas.

Muchos estamos cansados de la vida sana y de la naturaleza. Déjennos morir con las venas tapadas, viendo Sábado Sensacional, gordos y borrachos, pero felices.

Aunque suena contradictorio, confesaré algo: soy un amante de la ciudad de Caracas y, sin embargo, mantengo una relación amorosa con el cerro el Ávila. Por eso, el día que yo muera, quiero que cremen mi cuerpo y que esparzan mis cenizas en la Cota Mil, para que, con suerte, esta vez sí, la brisa me ayude a subir el Ávila, pero sin el teleférico.

@ClaudioNazoa

El Nacional

Acceso a  Sabas Nieves cerrado por incendios

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Este domingo no estará disponible al público el acceso al sector Sabas Nieves del parque nacional Warairarepano, según lo  informó el viceministro de Gestión de Riesgo y Protección Civil del Ministerio de Interior, Justicia y Paz, William Martínez. El incendio de vegetación obligó a tomar la medida.

Martínez indicó a través un contacto con Venezolana de Televisión que «unos 100 funcionarios del cuerpo de Bomberos de Distrito Capital y de la Guardia Nacional Bolivariana realizan trabajos para controlar el incendio que se registra este sábado», destacó la Agencia Venezolana de Noticias (AVN).

La suspensión de la pernocta, hacer fogatas, ingerir bebidas alcohólicas eran parte de las medidas previas que se habían tomado y que ahora se suman al cierre del acceso, precisó Martínez.

Ocho hectáreas han sido afectadas y según el funcionario aún persiste el fuego, por lo que en las próximas seguirán los equipos trabajando. Aproximadamente cinco años tenía esta zona sin que ocurriera un hecho parecido, agregó Martínez.

La época de sequía aumenta las labores de los cuerpos de seguridad han podido liquidar incendios de menor proporción en Caricuao, Fuerte Tiuna y el Parque Nacional Henri Pittier (Aragua).

En el caso de la Gran Caracas las labores de refrescamiento diarios, con la ayuda de vehículos cisternas y unidades ballenas se han prevenido varios incendios.

Alerta por llamas sobre el cortafuegos

«Hoy acabamos de realizar un sobrevuelo, un siniestro que ha ocurrido por encima del cortafuegos» explicó el jefe de Gobierno del Distrito Capital Ernesto Villegas. «Hemos estado también sobrevolando el Fuerte Tiuna donde hay unas 15 hectáreas consumidas» se agregó en cuenta de su despacho en la red social Twitter, @prensacapital.

Calificó de «lamentable el daño causado principalmente a sembradíos de pinos que están siendo afectados por las llamas. Nuestros efectivos están permanentemente en tierra combatiendo cuerpo a cuerpo con equipos. Por medios aéreos nuestra GNB con sus aeronaves han estado también contribuyendo mediante 25 descargas de agua», explicó.

«Ya para esta noche (sábado) con la reducción de la temperatura esperamos que estos incendios puedan ser extinguidos» dijo y el domingo «vamos a estar aquí muy temprano para reiniciar los vuelos con las descargas de agua».