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ANC aprobará este jueves Ley contra el Odio y la Intolerancia

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La presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Delcy Rodríguez, anunció que la junta que dirige aprobará este jueves una “Ley contra el odio y el fascismo” que, afirmó, velará por la “convivencia pacífica” de todos los venezolanos.

“Hoy la Asamblea Nacional Constituyente aprobará la Ley contra el odio, la ley contra el fascismo, contra la intolerancia y por la convivencia pacífica, amorosa, por la convivencia entre todos los venezolanos y las venezolanas”, dijo Rodríguez durante un acto oficialista en Caracas.

Rodríguez explicó que la ley regulará y controlará la emisión y promoción de mensajes que llamen al odio directamente y que se servirá de instrumentos internacionales que regulan esta materia y que sirve de marco “para evitar que desde los medios de comunicación” proliferen llamamientos “a la guerra”.

Las 9 noticias más importantes a esta hora de la tarde

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Rodríguez: ANC aprobará este jueves la Ley contra el odio, el fascismo y la intolerancia

La presidenta de la ANC Delcy Rodríguez, informó la tarde de este jueves que el poder plenipotenciario aprobará hoy la Ley contra el odio, el fascismo y la intolerancia.  Así lo dio a conocer la máxima autoridad del poder plenipotenciario en un acto político que se desarrolló esta tarde en apoyo a la candidata a la Alcaldía del Municipio Libertador, Érika Farías, quien medirá sus fuerzas políticas el próximo 10 de diciembre en las elecciones municipales 2017.  Globovisión

 

Juan Pablo Guanipa denunció ante el CNE irregularidades en las regionales

El gobernador electo del estado Zulia, Juan Pablo Guanipa, acudió a la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) para  denunciar irregularidades en las elecciones regionales que se realizaron en la entidad. Guanipa exigió que se respete el derecho al voto de los venezolanos y condiciones para que se realicen procesos electorales en el país. “Iniciamos una cruzada por Venezuela a en defensa y rescate del voto. El CNE se encargó de implosionarlo y debemos exigir condiciones”, escribió en sus redes sociales. El Nacional

 

Mejía: No participar en una elección no es razón suficiente para inhabilitar un partido

El coordinador político de Voluntad Popular, Juan Andrés Mejía consideró que no es algo nuevo que representantes del Gobierno nacional, en este caso Jorge Rodríguez pida sanciones para la tolda naranja por no participar en las elecciones municipales. «En nuestro caso no es algo nuevo, desde hace ya varios años se viene insistiendo sobre la intención de ilegalizar a nuestro partido, pero hemos logrado una y otra vez demostrar que son miles de personas las que acompañan a Voluntad Popular», defendió. Globovisión

 

Venezuela entra en hiperinflación por primera vez en su historia
Venezuela registró este mes de octubre una inflación del 50,6 %, respecto del mes anterior, entrando técnicamente en hiperinflación al rebasar por primera vez en su historia el umbral del 50 % que define este último concepto. Así lo anunció hoy la prestigiosa firma de asesoría económica y financiera Econométrica, que junto al Parlamento -en manos de la oposición- y otras entidades privadas ofrecen periódicamente un cálculo de la inflación en el país caribeño ante la ausencia de datos públicos por parte del Banco Central. La Patilla

 

SPS instala nuevo equipo de comprensión de gas para levantamiento de crudo en Faja del Orinoco
La empresa Southern Procurement Services (SPS), anunció que adquirió y colocó el sistema de monocompresor K9 para el levantamiento artificial de crudo como resultado del trabajo tecnológico en conjunto con empresas expertas en el ámbito petrolero como Ariel y Caterplillar con tecnologías estadounidense y alemana, respectivamente, para la planta de compresión de gas Chimire I, ubicada en la División Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco. Petroguia
Casos de malaria se han incrementado en un 50% en el estado Bolívar
Un vía crucis viven los pacientes que padecen de paludismo en el estado Bolívar. Desde muy temprano deben hacer colas a las afueras de los módulos dónde entregan el tratamiento y dejar a la “suerte” el poder recibirlo, ya que la denuncia recurrente realizada por los afectados es que deben ir durante varios días hasta el ambulatorio a la espera de que esté disponible. De acuerdo a cifras oficiales del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), durante el 2016 se registraron 240.637 casos de paludismo en el país representando así un 76 por ciento de incremento con respecto al número de casos del 2015. El Universal

Detenidos 10 venezolanos vinculados con tráfico de droga a República Dominicana

Un total de 10 ciudadanos venezolanos fueron detenidos por estar involucrados en el tráfico de 140 panelas de cocaína hacia Republica Dominicana, efectuado el pasado 30 de Octubre, informó este Jueves 02 de Noviembre el Ministro para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol. Precisó que entre los detenidos se encuentran cinco  civiles vinculados a las operaciones de la aerolínea Laser y cinco efectivos militares de la Unidad Antidrogas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).  Panorama
Trump pide la pena de muerte para sospechoso de ataque en Nueva York
Trump, reiteró el jueves su llamado a que se aplique la pena de muerte al inmigrante uzbeko acusado de matar a ocho personas en Nueva York al arrollarlos con una camioneta previamente esta semana. Saipov, de 29 años, afirmó también que “se sentía bien por lo que había hecho” y pidió permiso para exhibir la bandera de Estado Islámico en su habitación del hospital, indicó la querella.  Reuters
Canciller colombiana aseguró que acuerdo de Paz “supone” una transformación de su país. La canciller de Colombia, María Ángela Holguín, aseguró este jueves que el acuerdo de paz con las Farc supone “una transformación” de su país. La diplomática indicó que el 75 % del texto base con el que se trabajó para lograr la Paz, será la base para “profundos cambios” en las zonas aisladas de su país por el conflicto, por lo que cree que darán que darán “muchas más oportunidades a colombianos radicados en áreas rurales”. Caraota Digital
ANC definirá la próxima semana método para debate de Ley contra el Odio

ConstituyenteEFE-

 

La próxima semana la asamblea nacional constituyente (ANC) aprobará el método organizativo que regirá la discusión de la Ley Contra el Odio, la Intolerancia y por la Convivencia Pacífica, indicó este sábado el constituyente Darío Vivas.

«Este miércoles por cierto será definitivamente aprobado por nuestra Asamblea Nacional Constituyente el método que hemos escogido para, con mucha precisión, oír a nuestro pueblo, para que cada uno de nuestros constituyentes sepan cómo hacerlo y dónde hacerlo», dijo desde el estado Trujillo, en un debate sobre el instrumento legal, según reseñó AVN.

Indicó que se va a sistematizar cada una de las propuestas que surjan de la ciudadanía. «No vamos a perder ningún detalle de sus reflexiones, propuestas, sugerencias», indicó el también presidente de la Comisión de Participación Ciudadana de la ANC.

En transmisión de VTV, Vivas señaló que esta ley actuará contra todos aquellos «que son actores intelectuales para generar cualquier tipo de violencia» en el país.

Además, indicó que también tendrá rigor contra todos aquellos que promueven el injerencismo de Estados Unidos «para que amenace y pretenda agredir al pueblo» venezolano.

La Ley Contra el Odio fue presentada por el presidente de la República, Nicolás Maduro, ante la ANC. Tiene entre sus objetivo erradicar el uso de la violencia como herramienta política, según explicó en esa oportunidad.

Eduardo Semtei Sep 25, 2017 | Actualizado hace 7 años
Hache al cuadrado H*2 por Eduardo Semtei

julioborgesLuisFlorido

 

Las primarias para elegir los candidatos opositores a las 23 gobernaciones en el venidero 15 de octubre han marcado un deslinde. En rasgos generales fue una jornada positiva para la oposición y un respiro para la democracia. Fue un saludo gratificante para la comunidad internacional. Apropiada. Razonable. Necesaria. Oportuna.

La oposición presentará candidaturas únicas en 23 estados. Nuestro  objetivo es ganarlas todas. Hubo los consabidos e inevitables arañazos. Pero la medicina fue rápida y ejemplar. La idea es no dejar en el mapa geopolítico oficialista ningún títere con cabeza. Para el PSUV con toda la ayuda institucional y cabrona de los “poderes públicos independientes” le será cuesta arriba obtener más de 3 millones de votos.

¿Cómo van a explicar el bajón de 8 millones a 3 millones entre la ANC y las elecciones de gobernadores?  Supongo que como siempre; con insensateces, ridiculeces, desvaríos, mentiras y falsificaciones. No os sorprendáis para nada de los argumentos peregrinos y absurdos que veréis en los titulares de Últimas NoticiasEl Correo del Orinoco, VTV y resto del llamado Sistema de Información de Medios Sector Público.

Hay detalles que enseñan más que grandes discursos y permiten visualizar las alternativas futuras posibles para Venezuela. Se trata de ver de una vez y por todas hacia donde encaminar la patria. Es evidente que el chavismo está enfermo de muerte. Su olor a formol es asfixiante. Ese vacío que se producirá inexorablemente hay que llenarlo de ideas, propuestas, programas y sobre t0odo de buenos dirigentes,  de probos líderes, de gente experimentada, de grandes conductores políticos, de sabios administradores, de fieles servidores, de demócratas de carne y hueso.

El hueco que deja el chavismo en Venezuela es lo más parecido a un cráter purulento emergido de la explosión de 1.000 bombas atómicas. No hay nada sano. La economía podrida. La sociedad dividida. La seguridad pulverizada. 2 millones de jóvenes profesionales se han ido de Venezuela llevándose buena parte de la vida misma de nuestra maltrecha nación. La investigación, las universidades  y la docencia atrofiadas. La Fuerza Armada deformada y corrompida.  Tenemos 2.000 generales. Estados Unidos tiene 900 generales. La electricidad, el agua y el resto de los servicios públicos maltrechos y oxidados. La inflación monstruosa. 1.000% solo en 2017. La recesión vulgar y malvada. Un sector privado acorralado, perseguido, arruinado, sometido al odio y al escarnio. Un mundo de inversionistas temerosos, confiscados, expropiados. El fantasma del default venezolano recorriendo las sedes de los principales bancos del mundo. EL PIB tuberculoso. Un desabastecimiento general y ofensivo. Los poderes públicos prostituidos, anegados de alcahuetas y mujiquitas. La organización sindical y profesional dividida, anulada y casi disuelta. El sistema de trasporte público, incluido el Metro de Caracas, sin crecimiento y en deterioro. La pobreza multiplicada, más de 80% de la población en déficit alimentario y muy por debajo de la canasta básica.

La posición internacional de Venezuela en vergüenza bíblica. Fuera de la CAN. Fuera de la OEA. Condenados por la ONU como violadores de derechos humanos y culpables de felonías de lesa humanidad. Expulsados de Mercosur. Con una asamblea nacional constituyente que solo la reconocen Rusia, China, Irán, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Cuba. De los 193 estados que participan en la ONU, por lo menos 180 no dan por existente el esperpento legislativo chavista. Una Celac hecha a semejanza del socialismo del siglo XXI, en la que los rojos perdieron la mayoría y el consenso.

La Celac también huele a funeraria. La soñada cumbre, el mentado encuentro de la Celac con la Unión Europea, en la que el gobierno chavista destacaría las bondades de su gestión, planeada para celebrarse el 25 de octubre de 2017, fue diferida para 2018 sin fecha cierta alguna.

Se derrumbó esa peña tanguera. Será imposible antes de las elecciones presidenciales venezolanas. Hasta ese organismo creado  y alimentado con la chequera petrolera se dividió para siempre. Murió al nacer. Un sistema de salud precario más parecido a las prácticas del Dr. Muerte. Ir a un hospital público es como ponerse en manos del Dr. Jack Kevorkian.

Los niños de la calle ya se cuentan por miles, por decenas de miles. Las familias escarbando basura en búsqueda de alimentos es un espectáculo cotidiano que ya perdió capacidad de asombrar al transeúnte que los ve como parte del paisaje. Pdvsa en caída libre. Endeudada. Con Citgo y la producción petrolera dada en garantía a chinos y rusos. De 30.000 a 150.000 empleados. Con una caída productiva de 3,6 millones de barriles diarios a menos de 2,9 millones.

Las familias venezolanas alimentadas por el odio político y el enfrentamiento ideológico. Las cárceles llenas de muertos y heridos. El nacimiento de los pranes. El nacimiento de los grupos paramilitares oficialistas mal llamados colectivos. Nos acercamos a la cifra de 100 asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes, el peor del mundo. Más muertes en proporción a la población que la guerra en Irak o en Siria.

No hay pan. Único lugar del mundo con tal fenómeno. No hay billetes de banco. Las líneas áreas internacionales huyen del país como de un espanto.¡Coño! Tal como se preguntó Vargas Llosa a través de sus personajes, nosotros nos preguntamos: ¿en qué momento se jodió Venezuela? Para recuperarla hace falta sangre, sudor y lágrimas. Ya lo dijo Churchill.  No se derrota una catástrofe militar ni la política con promesas vagas, ofrecimientos imposibles, programas acaramelados. Es un esfuerzo gigantesco. Titánico. Vergatario.  No es un asunto fácil ni de consenso. La letra con sangre entra.  Es dura la frase, pero es la frase. Como venía diciendo al principio, son los detalles los que reparte el diablo para confundir a los mortales. En estas primarias se midieron de alguna manera la corriente amplia de la social democracia, del humanismo, de la centro izquierda, del progresismo formada por: AD (el más votado), Avanzada Progresista,  Un Nuevo Tiempo, La Causa R, el Movimiento Progresista de Venezuela fundamentalmente, con los sectores más parecidos a la centro derecha europea: Primero Justicia y Voluntad Popular.  Estos últimos dos partidos fueron unidos estrechamente para enfrentar a la gente de Un Nuevo Tiempo en Zulia, a Avanzada Progresista en Lara, a Andrés Velázquez en Bolívar y a Ismael García en Aragua. Una clara definición acerca de quienes en el fondo se disputan el poder y la conducción de Venezuela. Deslindaron campos y separaron aguas.

En el fondo es la centro izquierda versus la centro derecha. Esa es una tendencia presente en la sociedad política, es una realidad. Ella se presentará nuevamente en la escogencia de candidatos a las alcaldías, pero sobre todo en la selección del candidato presidencial a enfrentar a Maduro en 2018. Fecha que en materia electoral es de premura y cercanía. Las elecciones de gobernadores y de diputados a los consejos legislativos consumirán la vida política de lo que resta de 2017.

Las elecciones de alcaldes y concejales desgastarán el primer trimestre de 2018 y de pronto tendremos las presidenciales a boca de jarro. Hay que ir pensando en candidaturas. Los chantajistas radicales y desenfocados, física y mentalmente, que lanzaban maldiciones contra la posibilidad electoral tienen las bocas atapuzadas de errores y desatinos. Nosotros en Avanzada siempre dijimos que la salida era pacífica, electoral, constitucional y electoral. Era esa y no otra la estrategia fundamental que muy se podría combinar con movilizaciones. Las llamadas trancas no fueron sino grotescos errores que encerraban a las zonas más opositoras en sus propios predios, negándoles su derecho al libre tránsito. Otros se llenaban el pecho de charreteras de oropel exhibiendo victorias de calle.

La Salida no dejó ninguna enseñanza. La calle muertos, heridos y una constituyente. Hay que cortar por lo sano y juzgar lo acontecido. Los herejes de las elecciones cambiaron su discurso y regresaron con el rabo entre las piernas a disputarse las candidaturas a gobernadores. Atrás quedaron como inútiles la destitución del presidente por abandono de cargo y las otras atrocidades verbales  e iniciativas utópicas que tanto orgullo provocaron en sus expositores más encumbrados. A Vente nunca llegó ninguna mayoría. Rondan el 1%.

El accionar de los líderes opositores en el concierto de las naciones fue exitoso y triunfal.  Nos ganamos la voluntad del mundo y desmontamos el teatro, la tramoya chavista sobre su verdadera calidad como gobernantes que por mucho tiempo adormeció a tirios y troyanos. Los chuletas europeos de siempre medraron el presupuesto nacional. El “pelúo” de Iglesias en España y los proxenetas de siempre como Ignacio Ramonet. El mito se derrumbó estrepitosamente.  La escena imborrable y universal de la “cancillera” Delcy Rodríguez tratándose de “colear” en la fiesta de Mercosur es la página más humillante de diplomático alguno a excepción del espectáculo de Boris Yeltsin totalmente borracho cayéndose en las puertas de su avión en una gira oficial.  Bueno, a disculpas de Yeltsin la curda se le pasó al día siguiente.

Declaramos que siempre habrá lugar para un gobierno de amplia base. Para un gobierno de unidad nacional. Para un gobierno unitario. Para un nuevo pacto social y político. Sin importar quién pueda ser el presidente, el propósito deber ser la constitución de un equipo multilateral, multicolor, profesional, ético, experimentado, multipartidista. Un equipo que nos represente a todos y que neutralice las tendencias centrífugas  y disolventes de una  batalla política innecesaria e inoportuna. Ese compromiso debe ser firmado y juramentado antes del proceso electoral presidencial, incluso antes de las primarias para la selección del candidato opositor.

Un gobierno que no incluya a la inmensa mayoría es un gobierno cegato, sordo, cojitranco. Está condenado al fracaso. Les recuerdo a la Argentina de 2001. Comenzó el mes de diciembre con Fernando de la Rúa. Un mes después Eduardo Duhalde. Y entre estos dos ciudadanos tres presidentes más: Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Camaño. Todo ello en medio de saqueos, incendios, desórdenes y toques de queda. Solo un gobierno de unidad nacional es garantía para evitar la experiencia argentina.

En la centro derecha, si los inhabilitados siguen inhabilitados y no ocurren más atropellos, aparecen Julio Borges por Primero Justicia y Luís Florido por Voluntad Popular. Ellos dos deberían firmar un pacto según el cual quien gane las primarias y se convierta eventualmente en candidato y próximo presidente de la República nombrará de vicepresidente al otro. De esa manera se consolidaría la decisión mayoritaria de los electores, de los venezolanos, de escoger una forma de gobierno con esas características. Del otro lado Henry Ramos y Henri Falcón muy bien podrían adoptar tales entendimientos y ofrecerse mutuamente la Vicepresidencia en caso de resultar victoriosos. Esa fórmula la llamo H al cuadrado. H*2. Y lo que resulta más obligante aún es que cualquiera de las dos combinaciones que resulte triunfadora debe llamar a un gobierno amplio, de unidad nacional, de consenso, pluripartidista, de integración y reconciliación con todos los factores presentes en un gabinete dinámico, emprendedor, inteligente, experimentado, con espíritu de sacrificio.  Gente de AD, Primero Justicia, Voluntad Popular, Avanzada Progresista y Un Nuevo Tiempo deben tener la competencia para promover figuras y sugerir nombres para los altos y medianos cargos de la función pública.

Un gobierno sectario de la centro derecha o de la centro izquierda está irremediablemente condenado al fracaso, a repetir el fenómeno argentino y a provocar su propia  defenestración. En materia económica, tan importante,  existen dos grandes corrientes de pensamiento. Dos equipos con programas ya elaborados. Uno encabezado por Ricardo Hausmann y el otro por Francisco Rodríguez.  Orlando Ochoa también tiene un decir. Otros economistas de prestigio flotan de uno y otro lado. Sus diferencias persisten, pero la terrible realidad con toda seguridad los hará conciliar en pro de la mejor política económica, fiscal, tributaria y financiera.

Henry Ramos tiene experiencia parlamentaria, es decir, una amplia y dilatada trayectoria política que le permite usar esas vivencias en pro de las políticas de consenso y la práctica cotidiana del debate de ideas. Tiene igualmente experiencia administrativa adquirida tanto por ser durante mucho tiempo Jefe de la fracción parlamentaria de AD, así como presidente de la Asamblea Nacional. Henri Falcón tiene la experiencia de gobierno: 8 años como alcalde de Barquisimeto y 9 años de gobernador de Lara son suficientes como para conocer al céntimo el manejo adecuado  del presupuesto. Vigilar e invertir bien los cobres públicos. No viene a improvisar y mucho menos a aprender como gobernar. Sabe dirigir un gabinete multisectorial. La supervisión de obras y la amplitud en el gobierno han sido dos de sus características más relevantes. Nunca ha sido acusado de sectario. Nunca ha sido acusado de ineficiente. Nunca ha sido acusado de conductas inapropiadas. Henri Falcón y Henry Ramos representan en mi criterio una combinación óptima para navegar las turbulentas y traicioneras aguas de los primeros dos años de gobierno. Una norma fundamental en su gestión deberá ser el reconocimiento a la existencia del PSUV y del chavismo, menguado y  disminuido, pero existente. Igualmente, no ceder ante las presiones por venganza y retaliación. Proteger y alimentar la justicia ordinaria y considerar la justicia transicional para la reconciliación nacional.  Es desde ya que debemos perfilar qué queremos, adónde vamos,  quiénes somos.  No podemos llegar desprovistos de teorías, propuestas, programas, proyectos, estrategias. Nunca más.

 

@eduardo_semtei

El Nacional

Sep 19, 2017 | Actualizado hace 7 años
Contra el odio y por la paz (y II), por Armando Durán

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El segundo capítulo de esta penosa confabulación por imponer su voluntad personal lo está intentando escribir Nicolás Maduro en el amable paraje caribeño de República Dominicana. Casi el mismo escenario, casi con los mismos protagonistas de aquella fallida intentona del año pasado por recomponer los hilos de la cohabitación puestos en peligro por negar Maduro la celebración del referéndum revocatorio de su mandato, utilizando ahora el mismo argumento de “o nos entendemos o nos matamos” y las mismas mentiras de antaño. Vaya, el mismo perro con diferente collar. Sobre todo, con el mismo objetivo de los últimos 15 años.

Recuerden, a partir de la Mesa de Negociación y Acuerdos que César Gaviria y Jimmy Carter le montaron a Hugo Chávez, la finalidad de este artilugio siempre ha sido la misma: venderles mentiras por verdades a propios y extraños. Ni el régimen ha estado nunca por la paz, ni la alianza opositora, antes Coordinadora Democrática y desde 2009 MUD, está por cambiar de presidente, gobierno y régimen. Convivir, es decir, participar del botín, aunque sea como socios minoritarios, es desde entonces la regla principal del juego político venezolano.

Lo cierto es que Maduro, igual que Chávez, hace y deshace lo que tenga que hacer y deshacer para reducir la oposición a casi nada, cuidándose mucho de dejarla al menos con un hilo de vida, como evidencia de que en Venezuela hay democracia, sin duda leve y heterodoxa, pero democracia al fin y al cabo. Con oposición, elecciones y hasta algo de libertad de prensa. La misma razón por la que los principales partidos de la oposición practican una oposición meramente formal, como si en efecto viviéramos en un universo de normalidad democrática.

A veces, sin embargo, como ocurrió durante los recientes y dolorosos cuatro meses de manifestaciones populares de protesta, no bastó el tremendismo verbal de la oposición ni las fuerzas represivas del régimen para evitar que la situación se les fuera de las manos. En el último momento, sin embargo, lograron impedir que la sangre derramada llegara al río. Como tantas otras veces, tan pronto como se percibió el peligro, de repente, una vez más surgió la misma fórmula mágica.

La herramienta disuasiva empleada el año pasado para neutralizar la inminencia de un peligro mortal fue la vergonzosa instalación de una llamada Mesa de Diálogo, auspiciada, nada más y nada menos, que por el Vaticano y el gobierno de Estados Unidos. Ya sabemos cómo terminó aquella patética burla. Este año, el caramelito envenenado de la piñata fue el inesperado anuncio de Tibisay Lucena, elecciones regionales en octubre a cambio, es lo que venía planteando José Luis Rodríguez Zapatero en sus reuniones con la oposición, de desmovilizar la calle. En un primer momento, la MUD y Leopoldo López se negaron a escuchar esa trucada melodía, pero al final, acorralados por una realidad que cada día se les tornaba más indeseable, aceptaron la transacción porque, ya se sabe, más vale agarrar, aunque sea fallo, que la anarquía de los nuevos tiempos. No obstante, tuvieron que pagar una costosa penalidad: hacerse los locos ante el grosero fraude electoral del 31 de julio.

La respuesta del oficialismo no se hizo esperar. Una vez instalada, la espuria constituyente anunció que pronto aprobaría una ley “contra el odio y por la paz”, ¡habrase visto!, pero también en este caso, al menos por ahora, la amenaza oficialista tampoco ha pasado del tremendismo verbal. Por su parte, Julio Borges y Freddy Guevara fueron recibidos por los principales jefes de gobierno europeos con todos los honores y recibieron de ellos el más absoluto y cálido respaldo a la legítima autoridad de la Asamblea Nacional y contra la ilegítima constituyente. Lamentablemente, simple teatro, pues de inmediato, por sorpresa y con alevosía, el propio Borges y otros cinco delegados, en representación de tres partidos de la MUD, desembarcaban en República Dominicana para negociar con Delcy y Jorge Rodríguez la solución política de la crisis. ¿Precio del eventual acuerdo en esta última versión de las claudicaciones opositoras? Reconocer la legalidad de la ANC, convivir con ella y aprobar en la Asamblea Nacional los créditos y los proyectos internacionales que necesita el régimen desesperadamente. Contra el odio, por supuesto, y por la paz.

@aduran111

El Nacional

La coartada de la paz, por Marianella Salazar

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Es tan desconcertante y hasta ridículo escuchar a la presidente de la espuria asamblea nacional constituyente, Delcy Rodríguez, hablar de amor y de paz, cuando ahí está, en la memoria de todos, el inagotable repertorio de insultos de alto calibre excretados contra algunos presidentes latinoamericanos preocupados por la crisis humanitaria en Venezuela y por el giro autoritario que tomó el gobierno de Nicolás Maduro.

Resulta raro que la misma persona acostumbrada a protagonizar todo tipo de berrinches en escenarios internacionales, la misma que lanzó a mansalva un saco de improperios contra el secretario de la OEA, Luis Almagro, y contra los cancilleres de países amigos y dirigentes de oposición venezolanos, nos venga ahora, entre sonrisas que arañan, a doparnos con eslóganes psicodélicos sobre la paz y el amor, cuando aquí la “revolución bonita” (otra cursilería más) solo ha dictado cátedras de odio irracional contra todo aquel que no logre subordinar.

La presidente de la ANC anunció que aprobarán una ley contra el odio y la intolerancia para castigar los delitos de odio en contra de algunos venezolanos “por su orientación política chavista y bolivariana”, y regularán la difusión de contenidos en los medios de comunicación y en las redes sociales. Estos hipócritas no engañan a nadie con su mala fe. Lo que se gesta es una guerra de exterminio, como afirma el inhabilitado gobernador de Amazonas, Liborio Guarulla.

En los aquelarres de la asamblea nacional constituyente, Iris Varela –otra que es digna de estudio– propuso fusilar a los opositores, “hacer pagar” a los traidores y a las traidoras como la fiscal Luisa Ortega Díaz, a quien señaló como “gusano arrastrado de Estados Unidos”, y también pidió que se degradara a los militares que sean considerados traidores a la patria. Para estos especímenes, la revolución es un pretexto para cometer las peores atrocidades sin ningún vestigio de culpabilidad, y así ahogar al país en la barbarie.

La constituyente Varela desnuda la verdadera intención del oficialismo al enarbolar las falsas banderas de la paz, cuando la violencia solo la ha ejercido el Estado a través de los cuerpos represivos o de esos grupos paramilitares –colectivos– que han hecho del crimen su manera de trabajar y de vivir. Son mercenarios pagados con el dinero de la ideología revolucionaria, de los doctrinarios del terror, por eso resulta tan extraño que hablen de amor y de paz. La ley contra el odio es una operación maquillada como una apuesta por la paz que solo persigue tutelarnos, someternos y perdonarnos la vida, si nos subordinamos.

Cuando sintieron que en la oposición no iban a doblegarse, anunciaron las elecciones regionales. Se trata de una coartada para bloquear su salida del poder, pero los cogollos de los partidos políticos, que se juegan la vida por unas gobernaciones destinadas a financiar sus organizaciones, cayeron facilito; a excepción de María Corina Machado, de Vente Venezuela, y Antonio Ledezma, de Alianza un Bravo Pueblo, que se negaron a legitimar la espuria ANC y al fraudulento CNE, dando una demostración más de coherencia y dignidad.

La inexplicable rendición de Voluntad Popular, urdida por Rodríguez Zapatero, solo logró más ensañamiento y odio contra su líder Leopoldo López y su esposa, Lilian Tintori, a quien le imputan tener una suma de dinero en efectivo cuyo origen y destino ha podido justificar. El odio no respeta nada, no tiene contemplaciones con mujeres embarazadas, siente placer al hacer daño. Eso es muy propio de resentidos que han acumulado rencor durante tantos años, como es el caso de los hermanos Rodríguez. La verdad, no entendí por qué les dieron las gracias.

 

@AliasMalula

El Nacional

Sep 05, 2017 | Actualizado hace 7 años
Contra el odio y por la paz (I), por Armando Durán

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El pasado lunes 31 de julio, con la decisión de los cuatro principales partidos de la MUD de inscribir candidatos para las elecciones regionales anunciadas sin mucha precisión por el CNE para algún día del mes que viene, se inició una nueva y decisiva etapa del proceso “bolivariano”, la del entendimiento entre partes que hasta ese instante parecían irreconciliables y su consecuencia lógica, la cohabitación. A partir de ese día desde todo punto de vista inesperado, Nicolás Maduro goza del extraordinario privilegio de gobernar sin oposición. Una situación sin duda asombrosa, sobre todo si tenemos en cuenta la magnitud de las turbulencias que se habían iniciado con la derrota aplastante del chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 y que ahora, pocas horas antes de celebrarse la fraudulenta “elección” de los 545 delegados a una presunta asamblea nacional constituyente, estaban a punto de romper los frágiles equilibrios sobre los que aún se sostenía el régimen.

Nadie se explica, pues, por qué, de la noche del 30 de julio a la mañana siguiente el proceso político venezolano sufrió tan espectacular vuelco. En todo caso, a nadie le resulta sencillo entender cómo, al cabo de estos últimos 18 meses, uno tuviera la devastadora impresión de que en verdad nada, absolutamente nada fuera de lo común había ocurrido en Venezuela. Que todo lo que suponíamos que había sucedido era en realidad el fruto de un gravísimo desajuste de la imaginación colectiva. Que aquella histórica victoria del primer domingo de diciembre no pasó y que era falso que en un dos por tres, violando todas las normas constitucionales, la saliente Asamblea Nacional designara un nuevo y rojo-rojito TSJ, mucho menos que ese máximo y fraudulento tribunal de la República procediera de inmediato a desconocer de manera sistemática todas y cada una de las decisiones de la nueva Asamblea Nacional. Y como que tampoco la oposición asumió en algún momento el compromiso de cambiar de presidente, gobierno e incluso de régimen en un plazo no mayor de 6 meses.

Todo debía presumirse como lo que era, una inocente ilusión de fin de año. Vaya, que nunca se produjeron sucesivos golpes de Estado contra la legalidad democrática protagonizados por el TSJ y el CNE, ni que en consecuencia la MUD denunciara al régimen de haberse convertido en una vulgar dictadura, ni que todos los partidos políticos de la alianza, invocando los artículos 330 y 350 de la Constitución, habían convocado al pueblo a la rebelión.

Sin embargo, todo esto ocurrió. Y más: durante esos cuatro largos y duros meses de resistencia ciudadana a los despiadados embates de las fuerzas represivas del régimen en las calles de todo el país, al elevadísimo precio de más de 120 hombres y mujeres asesinados y de miles de heridos y detenidos, los ciudadanos le ofrecieron a la comunidad internacional un conmovedor ejemplo de compromiso con los valores de la democracia y la libertad. Y esa comunidad, en pleno, entendió por fin que esa lucha también era de ellos.

Eso fue lo que de golpe y porrazo desapareció un día del horizonte nacional. Como por arte de magia. Y que de pronto, sin previo aviso, Venezuela despertara a otra y muy distinta realidad. Como si hubiera bastado con que el CNE anunciara tanto el adelanto a octubre de las elecciones para gobernador y los supuestos resultados de la fantasmal elección del 30 de julio para ejecutar un impecable acto de pura magia revolucionaria, capaz de ponerle fin al caos organizado y financiado por la derecha internacional.

Atrás quedaba, aunque no para siempre todavía, la criminal incitación al odio y la violencia que encierran los discursos de algunos dirigentes de la oposición, pero que a partir de este mismo y luminoso día, el pueblo, de la mano de los 545 delegados electos para conformar la asamblea nacional constituyente, el verdadero y supremo poder popular de Venezuela, podrán emprender su patriótica marcha hacia el mar de la felicidad socialista. Comenzando, por supuesto, con la aprobación de la ley contra el odio y por la paz, la mirada clavada en quienes, como advirtiera Maduro, a pesar de hacer vida pública en Venezuela, “se muestran servil a los intereses foráneos y piden una intervención militar en nuestro país”.

@aduran111

El Nacional 

La ley y el odio, por Gonzalo Himiob Santomé

Maduro-ANC

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en Venezuela sigue asumiendo funciones que no le corresponden y que no le han sido atribuidas por ninguna norma, mucho menos por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Hasta el momento en el que escribo estas líneas, la ANC “debate”, si es que así puede llamarse a lo que está haciendo en relación a este tema, la “Ley Constitucional para la Promoción y Garantía de la Convivencia Pacífica” o, como también se la ha llamado, la “Ley Contra el Odio, la Intolerancia y la Violencia”. Varias cosas podemos comentar sobre esto.

Comencemos por lo más elemental. No existe en nuestra Carta Magna, ni en ninguna otra norma vinculante, algo que se llame “Ley Constitucional”. La ley, tal y como la define el artículo 202 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela vigente, es “…el acto sancionado por la Asamblea Nacional como cuerpo legislador…”. Evidentemente, siendo que la Constitución venezolana de 1999 sigue vigente, y teniendo que esta es la norma suprema y el fundamento de todo nuestro ordenamiento jurídico (artículo 7º, CRBV), ninguna norma legal o sublegal puede ser contraria los preceptos contenidos en nuestra Carta Magna. En este sentido, toda ley y toda norma, del rango que sea, debe ser constitucional; pero la especie “ley constitucional”, entendida como diferente de las leyes en sentido estricto a las que se refiere el artículo 202 de la CRBV antes referido, (esto es, de las que solo puede dictar la Asamblea Nacional –AN- cuando actúa como cuerpo legislador) no existe. En otras palabras, esto de la “ley constitucional” no es más que un invento de la ANC dirigido a disfrazar de “ley”, con todas las consecuencias que de ello derivan, lo que no es tal.

Solo de la Asamblea Nacional, que no de la ANC, pueden emanar leyes. De hecho, salvedad hecha de la iniciativa de las leyes, que puede corresponder a diferentes entidades (Art. 204, CRBV), todo el proceso para la formación de las leyes, recogido en los artículos 202 y siguientes de la CRBV, está a cargo fundamentalmente de la Asamblea Nacional; y luego solo al final, cuando la ley ya ha sido formalmente aprobada, es que se le da, de alguna manera, a la Presidencia de la República la potestad de sugerir modificaciones (que pueden ser aceptadas por la AN o no) e incluso la de acudir al TSJ si considera que todo o parte del texto legal ya aprobado por la AN es inconstitucional. Aun así, lo cierto es que la Potestad Legislativa, de acuerdo a la Constitución que sigue vigente pese a las piruetas de la ANC, la tiene de manera exclusiva la Asamblea Nacional, entre otras cosas porque, sumado a todo el argumento anterior, así lo refuerza específicamente el numeral 1º del artículo 187 de nuestra Constitución, que reza textualmente que es competencia (exclusiva y excluyente) de la Asamblea Nacional “…Legislar en las materias de competencia nacional y sobre el funcionamiento de las distintas ramas del Poder Público…”. Si aún existiesen dudas, solo nos faltaría revisar si en los artículos 347 y siguientes de nuestra Carta Magna, que son los que definen cuáles son las atribuciones de la ANC, a los efectos de verificar si allí se dice que la ANC, aun si hubiese sido válidamente instalada, que no es el caso, puede legislar. Y la respuesta (se trata solo de cuatro artículos, desde el 347 al 350 de la CRBV) es negativa. En ninguna parte dice la Constitución vigente que la ANC puede asumir, ni siquiera de manera temporal, las funciones de ningún otro órgano del Poder Público, mucho menos de la Asamblea Nacional.

En consecuencia, las primeras dos conclusiones a las que se puede lógicamente arribar, sin necesidad siquiera de ser abogado, son las siguientes: En primer lugar, la ANC, al proponer “leyes constitucionales”, está proponiendo cuerpos normativos sui generis que no existen ni tienen cabida ni validez en nuestro ordenamiento jurídico. En segundo lugar, al asumir funciones legislativas (también de manera sui generis, sin aclarar cuáles son los procedimientos y reglas a los que se está sometiendo para ello) la ANC está usurpando funciones de la AN, lo que conduce a la absoluta nulidad e ineficacia de los actos ejecutados en el contexto de dicha usurpación, porque así lo dispone el artículo 138 de la CRBV, que de manera breve, textual y categórica prescribe que: “Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos”.

En segundo lugar, la iniciativa de la “Ley Contra el Odio” (despropósito dirigido a limitar aún más las capacidades de expresión de la ciudadanía, especialmente a través de las aún indómitas redes sociales) parte de premisas falsas.

La primera falsa premisa de la que parte la iniciativa tiene que ver con la supuesta “ausencia” de fórmulas legales, estas sí válidamente elaboradas y promulgadas, para luchar contra la intolerancia, contra el odio y contra la discriminación. Ya nuestro Código Penal, desde hace muchos años, tipifica y sanciona como delito la “Instigación al Odio entre los Habitantes de la República”, en su Art. 285 y, específicamente contra la discriminación y la intolerancia por motivos raciales, desde 2011 está vigente en Venezuela la “Ley Orgánica Contra la Discriminación Racial”, que también sanciona en sus artículos 37 y siguientes diferentes formas de intolerancia o de discriminación por motivos raciales. También tenemos, incluso desde 2007, la “Ley para las Personas con Discapacidad”, en la que también se prohíben las discriminaciones contra quienes estén en condiciones de discapacidad. En otras palabras, la “Ley Constitucional” (lo que sea que esto signifique) “contra el odio” no es necesaria, pues las herramientas para sancionar a quienes incurran en instigación al odio o en actos de discriminación ya existen. En esto deberíamos seguir a Cesare Beccaría que decía, y en esto le sobra razón, que “todo acto de autoridad de hombre a hombre, que no derive de la absoluta necesidad, es tiránico”.

La segunda falsa premisa de la que parte la iniciativa en “discusión” (de nuevo, lo que sea que usted entienda por “debate” o “discusión” en una instancia que no tiene competencias para ello en materia legislativa) es mucho más densa y tiene que ver con las funciones que están llamadas a cumplir las normas en cualquier sociedad. La ANC quiere meterse a regular nuestras emociones. Las leyes, cuando están bien construidas, y fundamentalmente las leyes penales, tienen por función principal regular las relaciones entre los seres humanos, y entre estos y el Estado, lo que no equivale a decir que tienen por fin regular las emociones de los seres humanos. El odio no es un valor jurídicamente tutelable, el amor, que es su antítesis, tampoco. No hay norma que pueda evitar que una persona odie a otra, como no hay ley que pueda decretar que las personas se amen entre sí. Ni siquiera el respeto se decreta, en todo caso, se gana. Amor y odio son conceptos que están comprendidos dentro del catálogo de nuestras emociones, y en ellas, por más que los totalitarios de siempre se empeñen en lo contrario, no hay autoridad, más allá de uno mismo, que mande.

Las normas, especialmente las penales, tienen por fin la protección de valores sociales, usualmente jurídicamente reconocidos, que hemos decidido colectivamente como objetivamente indispensables para garantizar en un tiempo y espacio determinados la sana convivencia y la buena marcha de las relaciones entre los ciudadanos entre sí y entre estos y el poder. Lo que protegen las normas, y especialmente las normas penales, no son las posturas morales, filosóficas, religiosas o políticas de nadie, mucho menos las emociones humanas que, por su naturaleza, son absolutamente subjetivas y personales; en todo caso se protege la tolerancia a las ideas o a las posturas ajenas como valor esencial a toda sociedad, pero solo en la medida en que la propia intolerancia se traduzca en actos externos (no simplemente subjetivos, pues lo que está en nuestra mente y allí se queda no puede ser motivo de castigo) que puedan causar, materialmente, daño a los demás.

Hoy por hoy solo en las teocracias, o en los francos totalitarismos, se pueden encontrar disposiciones penales que confundan los valores sociales objetivamente dignos de tutela legal con la moral, las ideologías o las posturas políticas de las gobernantes. Además, nuestra Carta Magna protege nuestro derecho al libre desenvolvimiento y desarrollo de nuestra propia personalidad (Art. 20) sea que esta le resulte simpática o antipática a los demás, el pluralismo político (Art. 2), que implica que está proscrito el pensamiento único, y la libertad de conciencia (Art. 61), o lo que es igual, nuestro derecho a pensar como nos plazca, siempre que desde esas esferas de nuestra más profunda intimidad no ejecutemos actos que violen los derechos de terceros.    

En otras palabras, nadie puede por “ley” obligarnos a amar ni a odiar a nadie. Nadie puede evitar, por “ley”, que nuestros sentimientos hacia una persona, o hacia un grupo de estas, sean tales o cuales. Todo se agrava además si, incurriendo en el grave vicio del “decisionismo” (a la usanza de Carl Schmitt, de quien no podemos olvidar su compromiso con el nacionalsocialismo de Hitler) se dejan deliberadamente en las leyes (como ocurre en los tipos penales previstos en la “Ley Constitucional Contra el Odio”) márgenes de interpretación excesiva que permiten que el gobernante encargado de aplicarla, o los jueces que le sean sumisos, puedan a voluntad forzar a las palabras a que digan lo que no dicen o a que signifiquen lo que no significan. Modernamente, toda ley penal está mal hecha cuando se dejan en ellas espacios abiertos a la interpretación sesgada que permiten que no el derecho, objetivamente entendido, sino la voluntad e intereses coyunturales del hombre o del grupo que gobierna, prevalezcan por encima de la estructura institucional de un Estado, incluso atentando contra los Derechos Humanos de aquellos a los que desea subyugar.

¿Qué es promover o incitar al odio? ¿Quién y de qué manera define la medida o el límite entre lo que será tenido como delito y la expresión de desacuerdo o de queja contra el poder y la aversión o la antipatía personal –que es válida, siempre que se exprese en paz, nos guste o no- contra alguien o algo? ¿Cuáles son los parámetros objetivos y respetuosos de los Derechos Humanos que se utilizarán para trazar la línea entre lo permitido y lo prohibido? ¿Para qué crear una nueva “ley”, si es que así puede llamársele, que regule lo que ya estaba considerado y sancionado en normas previas? De cara a lo que ha sido la continua y confirmada tergiversación de las normas penales, incluso de las ya existentes, a favor siempre de los intereses políticos de la hegemonía, la misma que ha terminado con centenas de personas encarceladas, procesadas o exiliadas injustamente en los últimos lustros, la “Ley Contra el Odio” nos deja muchas más preguntas que respuestas, y un muy mal sabor en la boca que nos recuerda excesos que ya la humanidad, desde hace mucho, considera absolutamente inaceptables.

@HimiobSantome