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Nelson Mandela

Carlos Nieto Palma Jul 16, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Día de Nelson Mandela

«Una nación no debe ser juzgada por cómo trata a sus ciudadanos más distinguidos, sino a los que menos lo son, los presos». Nelson Mandela

 

@cnietopalma

El próximo domingo 18 de julio se celebra el Día Internacional de Nelson Mandela en homenaje al expresidente sudafricano, luchador por la libertad y la paz en el mundo entero. La celebración que lo honra fue proclamada por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 10 de noviembre del año 2009, fecha del aniversario de su nacimiento.

En la mencionada resolución se estableció que se proclamaba este día como homenaje a Nelson Mandela “como reconocimiento de su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor humanitaria en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, y la defensa de las comunidades pobres y subdesarrolladas; además de su contribución a la lucha por la democracia a nivel internacional y a la promoción de una cultura de paz en todo el mundo”.

Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, un poblado cerca de Umtata, provincia del Cabo Oriental en Sudáfrica. En 1942, a los 24 años de edad, se graduó de abogado en la Universidad de Witwatersrand. En 1964 lo condenan a cadena perpetua por sus ideales y activismo político en la lucha por la igualdad de razas; y fue encarcelado en la prisión de Robben Island, frente a la Ciudad del Cabo. Allí pasó 17 años en precarias condiciones.

Más tarde estuvo en otras dos cárceles durante 10 años más, sumando una pena total de 27 años. Tras 27 años de reclusión, Nelson Mandela fue liberado en 1990 y comenzó rápidamente a dirigir negociaciones que permitieron la transición, sin guerra civil, hacia la democracia multirracial.

En 1991 asumió la presidencia del Congreso Nacional Africano (CNA), fundado en 1912 con el fin de defender los derechos de la mayoría negra. En 1993, Mandela recibió el Premio Nobel de la Paz por su mensaje de reconciliación y convivencia entre razas, que propició la transición hacia una Sudáfrica democrática.

Nelson Mandela presidió Sudáfrica del 10 de mayo de 1994 al 16 de junio de 1999. Hizo su última aparición pública en 2012, en el Mundial de Fútbol organizado por su país. Murió el 5 de diciembre de 2013 tras 6 meses críticos de problemas pulmonares.

El 17 de diciembre de 2015, cuando se aprueba la reforma a las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, se les da el nombre de Reglas Mandela en homenaje a este luchador social. Con ello la Asamblea General de la ONU amplía el alcance del Día Internacional de Nelson Mandela, que se celebra cada año el 18 de julio, para que también se utilice a fin de promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario como servicio social de particular importancia. Y, con ese propósito, además invitó «a los Estados miembros, las organizaciones regionales y las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a celebrar esa ocasión de manera apropiada».

Ojalá en Venezuela, en un futuro, logremos tener condiciones dignas de encarcelamiento; podamos entender que las personas privadas de libertad tienen derechos humanos, que el Estado debe garantizar y respetar; así como tener un personal penitenciario con credenciales académicas universitarias, como lo establece el artículo 272 de nuestra Constitución Nacional. Así podríamos celebrar el Día Internacional de Nelson Mandela como a él le gustaría.

Termino mi artículo de hoy citando una frase de Nelson Mandela propicia para la ocasión: “Una nación no debe ser juzgada por cómo trata a sus ciudadanos más distinguidos, sino a los que menos lo son, los presos”.

Instagram: @carlos_nieto_palma

cnietopalma@gmail.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Orlando Viera-Blanco Jul 21, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Madiba: halando ramas en el cielo

Nelson Mandela, Madiba. Foto en as.com

Mandela, Madiba, lo aprendió, vivió y depuró todo. De utopías a verdades, de surrealismo a pragmatismo utilitario. Así enseñó a su pueblo su miedo más profundo: la oscuridad del resentimiento que eclipsa la luz de la reconciliación.

 

@ovierablanco

El pasado 18 de julio se cumplieron ciento dos años del nacimiento de un hombre memorable e irrepetible: Nelson Mandela. Vale la pena estudiar la personalidad de este héroe de la libertad y la reconciliación, para descubrir la génesis de su nobleza a partir de la cual no solo derrotó el apartheid africano sino los odios y la violencia. Para Mandela el perdón fue un honor…

Rolihlahla: el alborotador

Nelson Mandela nace en un pueblo humilde (Mvezo) en la antigua provincia del Cabo. Fue bautizado con el nombre de Rolihlahla, que significa halar la rama de un árbol. Cariñosamente: el alborotador. Su padre Gladla (polígamo), tuvo cuatro esposas, 9 hijas y cuatro hijos. Mandela nace de la unión con su madre Nosekini Fanny. Su bisabuelo fue jefe de la tribu Tembu y su apellido se lo debe a su abuelo llamado Mandela. Al llegar a la escuela su profesora, la señorita Mdingane, le dio un nombre de origen inglés: Nelson. Madiba -como fue apodado- iniciaba un intenso destino de identidad, luchas, liberación e independencia.

Mandela tuvo una educación cristiana bajo la curaduría de Jongintaba Dalindyebo, quien le adoptó. A temprana edad tenía curiosidad por historias tribales de liberación y asentamiento. Se matriculó en Healdtown Comprehensive School. Recibió educación metodista y cultura inglesa. En sus ratos libres practicaba boxeo, lo cual le valió el calificativo de perfecto.

Jongintaba lo envía a la universidad de Fort Hare donde perfecciona su inglés. Estudia antropología, administración, derecho romano y política. En Johannesburgo se enlista en una firma de abogados dirigida por un simpatizante de ideas liberales, Lazar Sidelsky, quien era cercano a la causa del Congreso Nacional Africano (CNA) y del Partido Comunista Sudafricano (PCSA). Conoce a su primer amigo de raza blanca Nat Bregman, quien lo introduce a ideales comunistas. Mandela quedó impresionado por el trato igualitario entre hindúes, mestizos, africanos bantúes y ateístas. Comienza a empaparse de la política contra el racismo pero no bajo la consigna de la lucha de clases. Se ‘alborotaba’ su espíritu Tembu, donde dedicarse a la política era tabú.

Estoy preparado para morir

Hacia la década de los 40, Mandela se integra al CNA. Consigue apoyo de la URSS. Se interesa por los textos de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao Zedong. Cabalga por el materialismo dialéctico. Más tarde se decide por la resistencia no violenta de Mahatma Gandhi. Disfrazado de chofer y bajo el nombre de la pimpinela negra (de la novela La pimpinela escarlata, de Emma Orczy), recorre todo el país. Inspirado en el 26 de julio de Fidel Castro, funda su movimiento La Lanza de la Nación [MK].

Es apresado el 5/8/1962. Enfrenta el juicio de Pretoria por conjura y traición. Seis años de juicio y numerosas protestas como la matanza Sharpeville donde murieron 69 agentes. En el proceso de Robinson ante la Corte Suprema de Pretoria, pronunció su último discurso en libertad: “Siempre he atesorado el ideal de una África libre y democrática en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para lo que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir». El juez Quartus de Wet lo encontró culpable y le condenó a cadena perpetua.

Mandela el redentor

Mandela salió de la prisión de Victor Vester el 11/2/1990, después de 27 años de cárcel. Pacta con el presidente De Klerk, sustituto de Botha. Comenzaba su carrera hacia la presidencia de Sudáfrica, primer presidente negro y demócrata elegido el 9/5/1994.

Primero estuvo preso en la isla de Robben y después en la cárcel de Pollsmoor. Mandela discutía en prisión con sus camarillas desde la democratización de la vivienda, la igualdad de credo, raza, sexo o religión hasta la resistencia, la libertad, la guerra y la paz. De la violencia legítima al pensamiento integrador. Del rol de los partidos, los niños y la educación. Sobre la dialéctica del color de piel como color del amor y la dignidad.

“No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en la que trata a sus niños” decía.

“La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación.» Como le ocurrió a él,  apacentador de ganado y sudoroso minero en su niñez.

Veintisiete años de prisión donde le extirparon un tumor de próstata y venció la tuberculosis; donde quedaron exculpados todos los rencores y afloraron todas sus tendencias, influencias, vivencias e ideologías. Mandela lo aprendió, vivió y depuró todo. De utopías a verdades, de surrealismo idealista a pragmatismo utilitario. Y así enseñó a su pueblo su miedo más profundo: la oscuridad del resentimiento que eclipsa la luz de la reconciliación. “Los valientes no temen al perdón si esto ayuda a fomentar la paz” sentenció. Y el día que ‘el alborotador’ perdonó, fue libre. Fue el día que Madiba se convirtió en Washington, Lincoln y Bolívar. Y liberó Sudáfrica.

Con ese sentimiento de redención, Rolihlahla apagó sus ojos el 5/12/2013 a sus 95 años. Descansó como los justos. Aún sigue halando ramas, en el cielo…   

* Embajador de Venezuela en Canadá.

 

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Carlos Dorado Ene 14, 2018 | Actualizado hace 6 años
¡Sin comentarios! por Carlos Dorado

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Durante estos recientes días navideños y de año nuevo, tuve la oportunidad de leer algunos libros. Uno que me gustó fue: “La sonrisa de Mandela”, de John Carlin, corresponsal en Sudáfrica del periódico inglés “Independent” durante los años 1990-1995.

Me hizo recordar la imagen de Nelson Mandela saliendo de la cárcel, el domingo 11 de febrero de 1990, con su puño en alto, tras 26 años en la prisión. Fue una foto que marcó el principio del fin de una de las tiranías más abominables de la historia contemporánea de la humanidad.

El último discurso que había pronunciado había sido en 1964, durante un juicio en el que se enfrentaba a una posible condena a muerte. En ese momento dijo:” He luchado contra la dominación blanca y la dominación negra, he acariciado el ideal de una sociedad democrática y libre donde todos los hombres convivan en armonía e igualdad de oportunidades. Se trata de un ideal por el que espero vivir y que aspiro ver hecho realidad”.

Desde el mismo momento en que salió de la cárcel, entendió que la solución de Sudáfrica tenía que pasar por la paz, por la reconciliación y por la tolerancia política; a sabiendas de que la responsabilidad final de la violencia no era únicamente del gobierno, la policía o el ejército, sino también de los blancos y de los negros.

En ese momento se hizo una pregunta: ¿Por qué nos peleamos? Y su respuesta fue: “Intentemos la reconciliación”. No era un fanático, ni siquiera un romántico, era una persona pragmática y sagaz que
estaba consciente de cuáles eran las alternativas. Sólo por citar la zona de Johannesburgo, más de diez mil personas murieron allí como resultado de la violencia política durante los cuatro años posteriores a su liberación.

Si no se le ponía fin, su pueblo se vería arrastrado a una espiral de guerra y venganza, y todo estaría perdido. Inició así, la cruzada del diálogo y la reconciliación, basado en que ninguno de los
que eran enemigos podía vencer al otro. Evitó una cruenta guerra civil, y construyó una democracia que permanece tan estable como sana en su esencia.

Hoy Sudáfrica es un país en el que se respetan las instituciones, donde hay libertad de expresión y prensa, un poder judicial independiente, unas elecciones libres, y una vida política que  no se define por la raza. ¡La alejó del abismo!

Quizás a él, le hubiese resultado más fácil soltar los perros de la guerra; pero logró a través del diálogo, que los blancos y los negros abandonaran sus impulsos de venganza y sus miedos. Le hizo pensar de forma diferente, se basó en su integridad, y en su coherencia entre los valores que exponía y su comportamiento en la vida.

Avalado por muchos años de cárcel sufrimientos y trabajos forzosos, Mandela poseía unos valores fijos: La justicia, la igualdad, y el respeto por todos. ¡El más pragmático de los idealistas!

Supo ser tan inteligente como virtuoso, tan astuto como audaz. Una victoria ganada a pulso, venciendo a sus demonios personales, a sus vengativos seguidores negros, al gobierno del apartheid instalado durante tres siglos, y a la belicosa y dictatorial extrema derecha.

Una vez que llegó a presidente, y aquí es donde radica su mayor grandeza, llegando a la cima de su vida, cubierto de gloria y grandeza y admirado por todo el mundo, concedió el regalo del perdón y logró la reconciliación, mientras insistía en que nunca se había visto a sí mismo como un Dios, y que su mayor virtud era que estaba consciente de sus muchos defectos.

¡Sin comentarios!

cdoradof@hotmail.com

Ángel Oropeza Oct 30, 2017 | Actualizado hace 6 años
Madiba y la unidad, por Ángel Oropeza

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Para los pocos que no le conocen, Nelson Mandela, “Madiba” para los suyos, fue el primer presidente de Suráfrica elegido democráticamente, luego de una lucha personal y colectiva de más de 40 años contra el oprobioso régimen de minoría blanca y su sangrienta política de “apartheid”.

Madiba unificó a la oposición de su país en torno al Congreso Nacional Africano. Estuvo 27 años en la cárcel, la mayoría de ellos en condiciones muy precarias y sometido a trabajos forzados. Solo se le permitía recibir una visita cada 6 meses, y las cartas que le enviaban, revisadas previamente por sus carceleros, le eran entregadas, pero también solo una cada 6 meses.

Mandela se convirtió en un emblema de la dignidad y la perseverancia unitaria. Luego de ser liberado en 1990, lideró a la oposición hasta conseguir que se realizaran las primeras elecciones democráticas en su país. Ganó esas elecciones y fue presidente desde 1994 hasta 1999. En 1993 le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz, “por su trabajo para el fin pacífico del régimen de apartheid, y por sentar las bases de una nueva Suráfrica democrática”.

El régimen que enfrentaron Mandela y sus compañeros de la unidad africana no jugaba nunca limpio. Y, lo que es peor, a pesar de que sus políticas provocaban miseria e injusticia entre la mayoría del pueblo surafricano, no eran pocos los negros que le apoyaban: algunos por conveniencia económica o de trabajo; otros por miedo a perder algunas migajas a las que llamaban “beneficios”; otros porque no veían posible otra salida, y muchos porque se les había convencido de que el régimen era inevitable, que había llegado para quedarse y que lo que procedía era adaptarse. Mandela enfrentó esa realidad tal cual era, y no condicionó su lucha a que existiera otra más fácil. Vio sus esfuerzos frustrados y postergados muchas veces. Y en vez de desanimarse, apelaba a una de sus frases favoritas: “La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre”.

Si Mandela hubiese sido venezolano, y su lucha unitaria se hubiese desarrollado en nuestro país y por estos días, posiblemente algunos de nuestros “cansados de tanto luchar” y de los “muera la MUD”, junto con “los que sí saben cómo enfrentar al enemigo”, estarían gritándole: “Mandela, ¡deja eso así! ¿Por qué mejor no te rindes o abandonas ese fastidio de la lucha política unitaria y esperas que el apartheid se caiga solo, o que algún golpe de suerte los saque del poder?”. Gracias a Dios, esas voces –que también existían entre los que adversaban el régimen surafricano– no frenaron la lucha de Madiba y de la unidad opositora negra. Gracias a Dios, esas voces –por fortuna minoritarias– no frenarán tampoco las luchas de quienes no piensan desmayar en su objetivo de una Venezuela más digna para sus hijos, cueste lo que cueste, y tarde lo que tarde.

La adversidad puede derrotarnos y provocar que tiremos la toalla, o servir de acicate para sacudir los ánimos, levantarnos y decidir enfrentarla, haciendo lo que hay que hacer. Por eso mismo, no podemos darnos el lujo de descansar en la batalla. Nuestra lucha, al igual que la lucha por la felicidad de nuestros hijos, no conoce de descansos, frustraciones o dudas.

La unidad es el activo fundamental en la lucha contra la dictadura, y todo lo que la debilita termina fortaleciendo al régimen. Por eso, el objetivo del gobierno es acabar con ella. Se haría un grave daño a la lucha del país si permitimos que la unidad desaparezca. Eso es complacer al gobierno. Hagamos lo posible por evitarlo. Por eso, este es el momento de reforzar lo que nos une y no lo que nos divide. Porque o enfrentamos todos juntos lo que viene o sufriremos todos juntos las consecuencias de no haberlo hecho.

Decía Richard Nixon: “Un hombre no está acabado cuando es derrotado. Está acabado cuando abandona”. La buena noticia es que aquí hay muchísimos que no pensamos –ni en sueños– abandonar. Estamos demasiado enamorados y comprometidos con Venezuela, y es mucho el combustible de esperanza y coraje que nos moviliza.

@AngelOropeza182

El Nacional

¡El año que vivimos en peligro! por Carlos Dorado

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El año que vivimos en peligro” es una película dramática de 1982, dirigida por Peter Weir y estelarizada por Mel Gibson y Sigourney Weaver. Está basada en la novela homónima de C.J. Koch. En dicha película; Mel Gibson, es un periodista australiano,  que llega a Yakarta (Indonesia) para cubrir la explosiva situación que vive ese país, durante el derrocamiento del presidente Sukarno.  Allí, conoce a Jill Bryant (personaje representado por la actriz Sigourney Weaver); una funcionaria de la embajada británica, con quien  mantiene una intensa relación amorosa, mientras el país se debate entre la revolución comunista o la dictadura militar.

Creo que sería un buen film para ver durante estos días, donde diese la impresión de que en nuestro país, después de meses viviendo en peligro,  pareciera que el tiempo se nos agota, sin lograr que las partes lleguen a un acuerdo, para lograr el bien y la paz de todo el país.

Cuando el odio es el gran protagonista, estamos negándonos a reconocer las consecuencias que pueda traer consigo una falta de acuerdo, llegando a un momento en que la vuelta atrás deja de ser una opción. ¡Esa intransigencia puede convertirse en un atentado contra el país!

Somos todos sin excepción, los responsables de nuestros sufrimientos, de nuestro dolor, de todo lo que nos ha sucedido, y de todo lo que nos está sucediendo. Lo hemos escogido así como país. Hemos sembrado semillas y recogemos la cosecha. Debemos ser responsables y asumir con humildad los errores de unos y los aciertos de otros; sobre todo cuando en el pasado seguramente los errores de unos eran los aciertos de los otros, y viceversa. ¡Todos somos venezolanos!

Decía Nelson Mandela: “Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que trabajar con él. Entonces se convertirá en tu compañero”. ¿Trabajar con el enemigo? Para esto se requiere de mucha racionalidad, pragmatismo y poca ambición personal.

Como sociedad, como país, hemos atacado siempre los efectos más que las causas, y mientras el ataque se realice tan sólo contra los efectos, ningún cambio es posible. El verdadero reto sería la construcción de un país basado en la racionalidad. Se habla de democracia, pero se le comprende muy poco, y a menudo nos olvidamos que la razón construyó al actual mundo moderno. ¡Es una cosa preciosa, pero también frágil, que puede ser fácilmente corrompida por la irracionalidad!

Nunca he podido concebir cómo supuestos seres racionales pueden perseguir su felicidad ejerciendo el poder sobre otros. Lamentablemente no somos lo que pensamos, sino lo que sentimos, y en un sentido muy pragmático, todos nosotros tenemos dos mentes; una mente que piensa y otra mente que siente. Una de ellas es la mente racional, la cual es consciente, más despierta, más pensativa, más constructiva, más capaz de ponderar y de reflexionar. La mente emocional es más impulsiva, más poderosa, más ilógica, y hasta más destructiva.

Por eso las situaciones que se están dando durante este año que estamos viviendo en peligro, son tan desesperadas, tan irracionales e incomprensibles; que sólo vamos a poder entenderlas después; cuando ya haya transcurrido el tiempo.

En ese momento podremos analizar las causas, pero es el país en general quien tuvo que vivir las consecuencias de las pasiones desenfrenadas, las ambiciones, y las acciones atroces.

¡Qué insensatos, e irracionales los que pretenden buscar la dicha de los hombres, escondidos en la satisfacción de sus deseos!

cdoradof@hotmail.com

 

Reglas Mandela por Carlos Nieto Palma

reglasmandela

 

El pasado lunes 18 se celebró el Día Internacional Nelson Mandela, en conmemoración a la fecha de su nacimiento y declarado en noviembre de 2009 por la Asamblea General de las Naciones Unidas su día, en reconocimiento de la contribución aportada por el ex Presidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad. La Asamblea General de la ONU decidió en diciembre del 2015 ampliar el alcance del Día Internacional de Nelson Mandela, que se conmemora cada año el 18 de julio, para que también se utilice a fin de promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario como servicio social de particular importancia.

Hoy quiero homenajear a este gran hombre del mundo comentando un poco sobre las ahora conocidas “Reglas Nelson Mandela”, que son producto de una revisión exhaustiva a las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos que realizo una comisión de expertos designada por la ONU en el año 2010 y que durante 5 años trabajaron para adaptar a estos nuevos tiempos, estas reglas que fueron aprobadas en el año 1955 durante el Primer Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente y finalmente adoptadas por el Consejo Económico y Social de la ONU el 31 de julio de 1957, hace ya 59 años.

El 17 de diciembre de 2015, la Asamblea General de la ONU aprobó la propuesta presentada por los expertos que trabajaron en la reforma a las viejas Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y acordaron darle a este nuevo instrumento el nombre de “Reglas Nelson Mandela”.

En la observación preliminar 1 de las Reglas Mandela se establece “El objeto de las siguientes reglas no es describir en forma detallada un sistema penitenciario modelo, sino únicamente enunciar, partiendo de los conceptos generalmente aceptados en nuestro tiempo y de los elementos esenciales de los sistemas contemporáneos más adecuados, los principios y prácticas que hoy en día se reconocen como idóneos en lo que respecta al tratamiento de los reclusos y la administración penitenciaria”.

A diferencia la versión anterior, las nuevas Reglas Mínimas cuentan con un conjunto de principios básicos que sirven de pauta interpretativa del instrumento y reflejan el compromiso de los Estados con la defensa irrestricta de los derechos humanos de la población privada de libertad. Se incorporaron como principios básicos  que: 1) Las Reglas se aplicarán de forma imparcial y sin discriminación; 2) El sistema penitenciario no deberá agravar los sufrimientos que implican la privación de la libertad y el despojo del derecho a la autodeterminación de las personas detenidas; 3) Todas las personas detenidas serán tratadas con el respeto que merecen su dignidad y su valor intrínseco en cuanto seres humanos; 4) Nadie será sometido a tortura ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes; 5) Se tendrán en cuenta las necesidades individuales de las personas detenidas, en particular las de las categorías más vulnerables en el contexto penitenciario; 6) Se deberán reducir al mínimo las diferencias entre la vida en prisión y la vida en libertad; 7) Las medidas privativas de libertad tienen por objetivo proteger a la sociedad contra el delito y reducir la reincidencia. Esos objetivos sólo pueden lograrse si se ofrece a las personas presas educación, salud, formación profesional y trabajo, así como otras formas de asistencia apropiadas que brinden herramientas para lograr su reinserción en la sociedad tras su puesta en libertad.

Estas nuevas Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, ahora conocidas como Reglas Nelson Mandela contienen 122 normas a diferencia de la versión anterior que solo contemplaba 95. Se establecen reglas para la gestión de los expedientes de los reclusos, la separación de los reclusos por categorías, los principios normativos para el alojamiento, la alimentación, los servicios médicos, las sanciones disciplinarias, los principios de reinserción social, los instrumentos de coerción, los registros de reclusos y celdas, los mecanismos para ejercer los derechos de información y queja de los reclusos, contacto con el mundo exterior, derechos religiosos, notificaciones, investigaciones, traslado de reclusos, y disposiciones relevantes para el personal penitenciario así como las reglas aplicables a categorías especiales como los reclusos sentenciados, reclusos con discapacidades o enfermedades mentales o bien personas detenidas o en espera de juicio, personas encarceladas por causas civiles o personas detenidas o encarceladas sin imputación de cargos.

Por ahora estamos a la espera que las autoridades penitenciarias venezolanas apliquen correctamente esta nueva normativa internacional para buscar soluciones a la grave crisis penitenciaria que vivimos y las organizaciones de derechos humanos tenemos la tarea de vigilar su correcta aplicación y divulgar su contenido entre todos los actores involucrados con el tema.

Cierro mi artículo de hoy con una inspiradora frase de Nelson Mandela: “Se dice que no se conoce un país realmente hasta que se está en sus cárceles. No se debe juzgar a una nación por cómo trata a sus ciudadanos más destacados, sino a los más desfavorecidos”.

 

@cnietopalma

cnietopalma@gmail.com

 

Observatorio Venezolano de Prisiones presentó las Reglas Mandela en favor de los derechos de los privados de libertad

HPrado

 

El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) presentó este martes las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, en el marco del Día Internacional de Nelson Mandela, el cual se celebra el 18 de julio de cada año, y que también sería conocido como el “Día de Nelson Mandela en favor de los Derechos de los Reclusos”.

Humberto Prado, director de esta Organización No Gubernamental que vela por los derechos humanos de las personas privadas de libertad en Venezuela, resaltó que las Reglas Mandela fueron creadas en el Primer Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año 1955, y más recientemente en 2011 fueron ampliadas y reformadas por un equipo de expertos intergubernamental de composición abierta, cuyo resultado fue finalmente aprobado el 17 de diciembre de 2015 en Asamblea General.

Las 122 Reglas de Mandela, que fueron inspiradas en la “dignidad y valor del ser humano”, están basadas en el no maltrato, no discriminación, atención médica adecuada y oportuna, derecho a la defensa, restricción del régimen de aislamiento, garantía de la no impunidad por lesiones y muerte, así como también reivindica al penitenciarista y su gestión.

“Es importante la concientización en este ámbito entre los familiares de los reclusos y los funcionarios policiales, cuyos derechos también son velados por las organizaciones de derechos humanos. Es por esta razón que esta publicación será divulgada en nueve estados de nuestro país para impulsar la humanización de la justicia penal”, añadió Prado.

De igual manera, destacó la importancia de la rehabilitación y reintegración de los privados de libertad en la sociedad, por lo que resulta necesaria, indica la aplicación inmediata de las Reglas Mandela en las políticas penitenciarias que se aplican en Venezuela. Entre las recomendaciones de las Reglas Mandela a los Estados, se establece que los procesados y penados deben estar separados, al igual que los jóvenes y adultos; en tanto, se deben suministrar camas individuales, espacios limpios con adecuada iluminación, calefacción y ventilación, además de alimentación suficiente, atención de salud con los mismos estándares que la población libre.

También recomiendan considerar la salud mental del preso, en caso de medida disciplinaria, si la falta no es consecuencia del estado de salud; procurar cercanía de las cárceles a los familiares, garantizar la privacidad de las entrevistas entre el recluso y su abogado, y facilitar la comunicación entre los extranjeros y los representantes diplomáticos.

*Con información de nota de prensa

Observatorio Venezolano de Prisiones presentará las Reglas Mandela

humberto prado

El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) presentará las Reglas Mínimas de las Naciones Unidad para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela), las cuales fueron inspiradas en la “dignidad y valor del ser humano”.

Humberto Prado, director de la OVP, informó que el evento se efectuará este martes 19 de julio, a las 9:30 de la mañana en el Centro Letonia de Caracas, en el marco del Día Internacional de Nelson Mandela, quien durante 67 años dedicó su vida al servicio de la humanidad como abogado defensor de los derechos humanos.

Según la Resolución aprobada por la Asamblea General el 17 de diciembre de 2015, la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió ampliar el legado del expresidente sudafricano, quien permaneció 27 años en prisión durante su lucha por la paz y dignidad a nivel mundial, a través de este nuevo instrumento internacional, el alcance del Día Internacional de Nelson Mandela, que se observa el 18 de julio de cada año, para que también se conozca como el “Día de Mandela en favor de los Derechos de los Reclusos”, “a fin de promover condiciones de encarcelamiento dignas, sensibilizar acerca del hecho de que los reclusos son parte integrante de la sociedad y valorar la labor del personal penitenciario como servicio social de particular importancia”.

En tanto, las Naciones Unidas también manifiestan su preocupación por la humanización de la justicia penal y la protección de los derechos humanos, “poniendo de relieve la importancia fundamental de los derechos humanos en la administración diaria de la justicia penal y la prevención del delito”, según destacan en la mencionada resolución.

En este sentido, alientan a los Estados Miembros a que se esfuercen por mejorar las condiciones de reclusión, conforme a las Reglas Nelson Mandela, las cuales fueron revisadas y actualizadas por un grupo de expertos basados en nueve áreas temáticas concretas: dignidad inherente de los reclusos como seres humanos, grupos vulnerables dentro de los privados de libertad, servicios médicos y sanitarios, restricciones en cuanto a disciplina y sanciones, investigación de muertes y tortura de reclusos, acceso a representación jurídica, quejas e inspecciones, terminología y capacitación del personal.

Al respecto, Prado enfatiza que esta publicación se realiza con el objeto de crear conciencia entre la población de reclusos y sus familiares, para que mantengan la determinación y fortaleza de Nelson Mandela. Cabe destacar que desde el año 2002, el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) se ha inspirado en estos principios.

De igual manera, el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) celebra la actualización de este instrumento internacional y que se haya introducido el paradigma de los derechos humanos dentro de la ejecución de las medidas privativas de libertad, reconociéndose así a la persona privada de libertad como sujeto de derecho.

Prensa El Observatorio Venezolano de Prisiones.