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Crímenes sin Castigo | Dos mitos en seguridad ciudadana
Existen concepciones erróneas en materia de seguridad en las que parecieran coincidir oficialistas, opositores e independientes.

@javiermayorca 

La Real Academia de la Lengua Española nos dice que los mitos son historias ficticias que, por la fuerza de las repeticiones, son aceptadas como verdades escritas sobre piedra por amplios conglomerados.

En los mitos, igualmente, se habla de cosas o personas a las que les atribuyen cualidades que en la realidad no poseen.

En el ámbito de la seguridad los hay tan fuertes que casi constituyen puntos de encuentro entre integrantes de todos los sectores políticos y niveles socioeconómicos.

En esta entrega, se analizan dos de los mitos más difundidos en el país.

 El verdadero poder de las armas

Una noción que pareciera estar imbuida en la cultura policial consiste en que los agentes deberían gozar de cierta paridad, en cuanto al poder de fuego, con respecto a sus contrapartes del mundo de la delincuencia.

A pesar de esto, la impresión generalizada es que desde el propio Gobierno se ha pretendido desarmar a las policías, con propósitos inconfesables. Es cierto que durante el régimen de Maduro han ocurrido varias rondas de desarme a cuerpos de seguridad. Pero estas acciones parecieran ser selectivas, es decir, van más encaminadas a mermar los recursos de instituciones bajo el mando de alcaldes o gobernadores opositores, que por una concepción general de los medios que deben estar a la disposición de esos funcionarios, en cumplimiento del modelo trazado hace una década.

En otras palabras, los llamados “estándares” en cuanto al armamento han sido aplicados con rigor a las instancias de gobierno que no son afines al régimen.

En cambio, se ha permitido que los cuerpos preventivos de estados y municipios gobernados por oficialistas se apertrechen con armamento de guerra, e incluso se hagan llamar “fuerzas armadas policiales”. Sus funcionarios, retratados con fusiles terciados en el pecho, como sucede en Lara, sugieren el acatamiento de modelos militaristas, dispuestos a aplicar “mano dura” contra los delincuentes.

Del otro lado, en sectores de la oposición también hay la convicción de que se debe incrementar el poder de fuego de los cuerpos preventivos. La reforma a la Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional, sancionada por el Parlamento (regido por opositores) en octubre de 2016, tiene una disposición transitoria según la cual “todas las armas y municiones que fueron retiradas de las policías estadales y municipales por alguna medida administrativa o por la aplicación de la resolución número 17.350, del 13 de febrero de 2011 (…) u otro instrumento jurídico de contenido similar, deberán  ser devueltas por el Ejecutivo Nacional a los organismos de los cuales fueron sustraídas”.

Esta es una lógica que el criminólogo Keymer Ávila ha descrito como de “guerra fría”: si el hampón tiene fusiles, todo policía también debe tenerlos, y de ser posible mejores.

“Si seguimos esa lógica, tarde o temprano tendremos a policías municipales con bazucas”, advirtió.

Pero esa convicción generalizada pareciera carecer de sustento científico o estadístico. En 2014, Ávila llevó a cabo una investigación sobre la victimización policial. En esa época, sorprendían las cifras de agentes ultimados. Luego de revisar y sistematizar la información consignada en los expedientes penales, concluyó que el uso de armas largas en contra de los funcionarios “es excepcional”.

Los fusiles, como los exhibidos recientemente por miembros de bandas en Petare y la Cota 905, tienen según Ávila una utilidad más simbólica que instrumental. A partir del miedo que inspiran, se facilita el control en determinados territorios. Wilexis y Coqui los saben.

Lo cierto es que las policías preventivas usualmente se abstienen de intervenir cuando perciben que del otro lado hay hampones con FAL o AR-15. Desde luego, los impactos por los proyectiles de estas armas pueden ocasionar daños considerables. Pero la sola posesión en manos de antisociales no es argumento suficiente para no actuar, aun si se dispone solo de las armas reglamentarias.

Según el comisario jubilado de la policía judicial e instructor de tiro, John Tovar, tan importante como el armamento es el conocimiento táctico sobre su utilización y el permanente entrenamiento. Esto puede marcar una diferencia clave en situaciones comprometidas como las que día a día enfrentan los uniformados.

El exfuncionario indicó que la mayoría de los delincuentes no equipara el nivel de preparación que deben poseer los policías. Además, creen que el arma por sí sola es suficiente, pero “no tienen tácticas”.

Aun así, es raro ver que gendarmes con la dotación reglamentaria enfrenten a bandas que poseen armas de guerra. Para encontrar un ejemplo hay que remontarse a diciembre de 2012, cuando comisiones de las policías de Chacao y Sucre protagonizaron una larga refriega contra los integrantes de una renombrada banda de secuestradores, liderada por José Ricardo Suárez, alias Penco. Estos sujetos llevaban fusiles Colt AR-15, mientras que los uniformados tenían sus pistolas y escopetas reglamentarias. Luego de un intenso intercambio, en una calle ciega de Los Palos Grandes, murieron cuatro delincuentes, incluido el líder de los plagiarios. Ningún policía resultó herido.

 ¿Cómo se traslada el hampa?

Sobre las motos – y sus conductores- pareciera caer un estigma. Los usuarios de estos vehículos son permanentemente detenidos y verificados por los agentes de todas las policías, simplemente porque circulan sobre dos ruedas.

Esta opinión negativa hacia los llamados “motorizados” no se forjó exclusivamente durante los mandatos de Chávez y Maduro. En los ochentas del siglo pasado, por ejemplo, se llegó a prohibir mediante decreto presidencial que estos vehículos transitaran por las autopistas de Caracas.

Recientemente, sin embargo, gobernadores y alcaldes han implantado restricciones en sus territorios exclusivamente para los usuarios de motocicletas, también guiados por la noción de que son los medios de transporte predilectos de los delincuentes. El último de ellos ha sido el mandatario regional de Zulia, quien prohibió la circulación de estos vehículos durante las noches. Esta medida ha posibilitado la confiscación de facto de numerosas motos, sin mayor basamento que un decreto de alcance regional.

En el libro Revolución de la muerte (Caracas, 2020) los autores Fermín Mármol y Luis Izquiel también se muestran proclives a la imposición de restricciones al uso de motos, bajo la noción de que son los medios mayoritariamente utilizados por los asaltantes en las vías públicas.

Como se ve, tanto oficialistas como opositores parecieran coincidir en que los cuerpos de seguridad deben tener una actitud más rigurosa hacia quienes utilizan este medio de transporte. Pero, ¿qué dicen al respecto las estadísticas manejadas por las propias policías?

Según cifras conocidas extraoficialmente, en 2019 fueron reportados 15 097 robos genéricos y robos de vehículos. Estos son delitos contra la propiedad caracterizados por un accionar violento, en los que las víctimas pueden tener una idea de cuáles fueron los medios utilizados por sus contrapartes. En los hurtos es más complicado determinarlo, puesto que por definición prevalecen la agilidad y la destreza para llevar a cabo los despojos de los bienes y del dinero.

De todos estos robos denunciados ante las policías, y presumiblemente investigados, se constató el uso de motocicletas por los victimarios solamente en 1006 casos.

Esto equivale al 6,6 %. En otros 898 (5,9 %) casos las víctimas afirmaron que los asaltantes usaron autos, camionetas o camiones.

Como se ve, la diferencia entre el uso de motos y de otros vehículos en los robos de todo tipo fue muy pequeña. Pero las decisiones han sido contra los motorizados. Pareciera que el criterio estadístico no fue tomado en cuenta por gobernadores y alcaldes, a la hora de aplicar medidas que ponen cortapisas a un derecho constitucional, como el de la libre circulación.

Lo cierto es que, en la Venezuela actual, con parques automotores extremadamente reducidos y poco acceso a los repuestos, la gran mayoría de los ladrones se traslada a pie, o con medios de transporte que no han sido determinados por los cuerpos policiales. Estas dos alternativas abarcan el 87 % de los robos conocidos durante el año pasado. Son razones suficientes para abstenerse de tomar decisiones de gobierno que van directamente en contra de un grueso sector de la población.

Otra cosa distinta es obligar a los conductores de motos, y de todo tipo de vehículos, a acatar las normas del tránsito terrestre, y aplicar los correctivos previstos en ellas cuando se detectan infracciones. De esa forma se podría contrarrestar el ambiente de profunda anomia que se percibe en las calles y avenidas del país.

En próximas entregas, serán analizados otros mitos de la seguridad ciudadana en Venezuela.

Breves

* El 18 de junio, el Grupo de Trabajo sobre las Detenciones Arbitrarias de la Organización de Naciones Unidas dictaminó que el gobierno venezolano debería poner en libertad “sin dilación” al general de brigada (GN) Héctor Hernández da Costa, uno de los oficiales detenidos como consecuencia del estallido de dos drones en el centro de Caracas, durante la celebración de un acto aniversario de la Guardia Nacional.

El dictamen, identificado con el número 20/2020, indicó además que este oficial debería “obtener una indemnización y otros tipos de reparación, de conformidad con el derecho internacional”. Hernández fue apresado el 13 de agosto de 2018 durante una incursión de Contrainteligencia Militar en su vivienda, ubicada en Los Palos Grandes, llevada a cabo sin orden judicial ni presencia de representantes de la Fiscalía. “En días posteriores, se realizaron tres allanamientos más, durante los cuales se sembraron pruebas en su contra”, indica el documento. El oficial fue desaparecido durante cinco días, hasta su presentación en un tribunal, el 18 de agosto. Igualmente, “fue torturado por los miembros de la Dgcim para obligarlo a prestar una falsa declaración que inculpara a los dirigentes políticos de la oposición, implicándolos en el supuesto intento de magnicidio”.

En esos días, le ofrecieron que si declaraba contra los políticos pasaría de ser imputado a testigo. En este caso, el Gobierno respondió ante la ONU a los señalamientos formulados por los representantes del general. Informó que Hernández da Costa fue aprehendido debido a una orden judicial expedida el 16 de agosto, es decir, tres días después de la incursión policial en su vivienda. Además de implicarlo en el caso de los drones, el régimen cree que él participó en los asaltos a la 41 brigada blindada del Ejército, y al puesto de la GN en Laguneta de la Montaña. Estas acciones fueron encabezadas, respectivamente, por grupos en los que participaban el capitán Juan Carlos Caguaripano y el inspector jefe de Cicpc Oscar Pérez. El alegato gubernamental no especifica cómo habría sido la participación de este general en ambos casos. Indicó, además, que los defensores de Hernández no denunciaron ante la juez de control “los supuestos actos de tortura, amenazas contra sus familiares y la colocación de evidencias falsas en su domicilio”. En su dictamen, el grupo de la ONU concluyó que las alegaciones del régimen en su descargo fueron “aisladas y no sustentadas”, y que por ende no desvirtúan las denuncias.

* El 5 de julio, mientras en el país celebraban los ascensos militares, aterrizaba en una carretera del municipio mexicano Chunhuhub (Quintana Roo) un jet Gulfstream siglas XB-RCM cargado con aproximadamente 700 kilos de cocaína. Aunque las trazas de vuelo indicaban un punto de despegue desde Maracaibo, lo más probable es que el jet haya salido desde alguna pista del sur del lago o del Catatumbo. Según fuentes policiales, estos son los lugares donde se está produciendo con más frecuencia el embarque de drogas ilegales con destino en países centroamericanos como Honduras o Guatemala, y también México, como sucedió el domingo.

El jet despegó poco después de las 6 am, y luego de aterrizar fue quemado por sus ocupantes. Una de las dos camionetas en las que fue colocado el alijo fue incautada por las autoridades mexicanas, mientras que la otra fue hallada después, ya sin carga. Este envío presumiblemente pertenecería al Cartel Jalisco Nueva Generación. La ONU ha advertido que debido a la pandemia los traslados de drogas ilegales desde Suramérica han perdido frecuencia. En el caso venezolano, estarían saliendo desde marzo un promedio de tres vuelos semanales, sospechosos de llevar sustancias ilícitas. En cuanto a la ruta marítima, preferida para el transporte de alijos a Europa y países de África Occidental, los participantes en la operación aeronaval encabezada por EEUU frente a las costas venezolanas, llamada Orión V, han reportado el decomiso de 50,3 toneladas de cocaína y otras 7,3 toneladas de marihuana hasta junio.  

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

En Sucre, motorizados ejecutan nuevas formas de violencia

EL ESTADO SUCRE NO ESCAPA del incremento de la acción delictiva y la inseguridad con la participación de grupos motorizados quienes, incluso, utilizan este tipo de vehículo para crear nerviosismo y estimular el miedo en la población que se encuentra cada vez más vulnerable debido a la crisis política, económica y social del país.

“Aquí vivimos en una constante zozobra. En la subida de Corporiente por ejemplo, vemos cómo las personas que van a pie son atacadas a cualquier hora. Los motorizados les arrebatan las bolsas de comida cuando vienen del abasto Bicentenario o les roban las carteras y celulares” comenta Marina Vallera, quien trabaja en la calle Bolívar de Cumaná.

Son cada vez más frecuentes los robos cometidos por sujetos a bordo de vehículos tipo motos que aprovechan la aglomeración de gente en las colas y despojarlos de sus pertenencias (incluyendo productos de primera necesidad) para luego huir de manera velozmente.

Para Nancy Pereda la situación no es distinta en el centro de Carúpano, pues asegura que no cumple la jornada laboral con tranquilidad y son reiteradas las oportunidades que ha presenciado robos y atracos con la actuación, principalmente, de jóvenes motorizados.

Moto, armas y drogas, la combinación del miedo

En el análisis realizado por el Observatorio Venezolano de Violencia Sucre, coordinado por Jesús Subero, queda sentada la incidencia de las acciones delictivas con la utilización de armas de fuego, motos para el rápido desplazamiento de los antisociales y el uso de drogas como estímulo para la actuación. Los móviles de venganza y sicariato son los que cobran más vidas en estos casos.

Lo preocupante es que debido a la situación del país, los ciudadanos se encuentran cada día más indefensos frente a grupos delictivos que aprovechan hasta el congestionamiento de las paradas de transporte -debido a la falta de unidades, insumos y repuestos- para cometer robos masivos que anteriormente efectuaban dentro de los propios vehículos del transporte público.

“Definitivamente, andamos a la buena de Dios porque hasta la falta de efectivo nos deja indefensos. A mí me pasó cuando iba al gimnasio a las 6:00 de la mañana, y aunque intenté evadir al motorizado, me hizo detener para pedirme dinero pero como solo llevaba mi morral con la toalla y el agua para entrenar, se robó mi celular de mala gana porque eso no era lo que buscaba. Quería el dinero” explicó Deisy Contreras.

La política de la violencia motorizada

En Sucre durante episodios trascendentales del histórico acontecer, los grupos motorizados se han organizado para respaldar la actuación política del oficialismo, como ocurrió durante el período de manifestaciones antigubernamentales este 2017.

Mientras en horas de la mañana se registraban la mayoría de las movilizaciones opositoras, entre el mediodía y el final de la tarde, los llamados “colectivos” recorrían calles, avenidas y zonas populares tanto de Cumaná como de Carúpano, para promover un ambiente de violencia que incluyó daños a sedes de organizaciones políticas y viviendas, además de enfrentamientos con la ciudadanía.

La situación no es nueva, ya el 14 de junio de 2016 se registraron saqueos en el centro de Cumaná, así como zonas populares como Caigüire y el Mercadito de La Llanada en las parroquias Valentín Valiente y Altagracia respectivamente, donde los principales promotores de estos hechos se desplazaron a bordo de motos, comandados por dirigentes reconocidos dentro del sector oficial, quienes al poco tiempo de su detención, fueron dejados en libertad, lo cual deja en evidencia la impunidad que impera en el país.

Igualmente, durante los últimos años al finalizar cada evento comicial, cuando crece la expectativa sobre los resultados, un nutrido grupo de motorizados se desplaza por los alrededores de los centros electorales para promover escaramuzas entre los participantes y dejar en evidencia el triunfo oficial o peor aún, amenazar con iniciar actos vandálicos si los resultados no son favorables al sector que los controla.
Un medio de transporte más

Por otro lado, la ciudadanía ha encontrado en el uso de motos un alivio a la carga diaria frente a la escasez de transporte público para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo o retornar a sus hogares. Sin embargo, recorrer las calles a bordo de este tipo de vehículos también ha sido motivo de discriminación para personas trabajadoras como Jesús Salazar, quien se desplaza diariamente desde la comunidad de Lomas de Ayacucho hasta la Avenida Miranda, donde labora como mensajero.

“He notado cómo la gente se asusta cuando llego a un lugar en la moto o me bajo con el casco, lo tratan a uno feo pero yo solo hago mi trabajo. También dicen que las calles son una anarquía por los motorizados, pero tampoco hay control y no todos somos culpables porque el Gobierno no ha hecho nada para atender las necesidades del pueblo” añadió.

Ramos Allup: Motorizados del gobierno nos tienen cercados en Coro

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El presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, denunció este viernes que presuntos partidarios al Gobierno Nacional trancaron la avenida Independencia, en Coro, para evitar la marcha que tiene prevista la Unidad en la región.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), se movilizará hasta la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), para exigir la recolección del 20% de firmas.

 

 

Motorizados disparan contra cola de Mercal en Guatire y matan a niña de 4 años

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Una niña de 4 años de edad murió al ser herida durante el ataque de pistoleros motorizados a una cola de Mercal en Guatire. En el incidente también resultaron heridas otras cinco personas, entre ellas un menor de 11 años de edad, quien recibió un disparo en la cara.

El suceso fue reportado a las afueras del Mercal del sector El Rodeo, en el municipio Zamora, informó El Pitazo.

Según versión de testigos del suceso, dos desconocidos llegaron en una moto a la cola de comida, uno de ellos sacó un arma de fuego y disparó contra el grupo de personas sin una razón aparente.

Los heridos fueron remitidos a centros asistenciales cercanos y hasta el momento, no han sido suministrados todas las identidades de las víctimas. La niña fallecida fue identificada como Britani Alejandra Larga de 4 años de edad y el niño herido fue Eduardo Romero Averiano, de 11 años.

La niña de 4 años, estaba con su madre de 28 años de edad en el sitio. La pequeña fue trasladada al Pronto Socorro de la zona, donde falleció, reportó la periodista Vanesa Morena en una nota para el portal Efecto Cocuyo.

El niño de 11 fue recluido en el Seguro Social de Guarenas con un disparo en la cara y otro en el fémur. El Cicpc investiga lo ocurrido.

 


Con información de El Pitazo y Efecto Cocuyo.

 

Motorizados recorrieron Caracas en apoyo a candidatos de la MUD

Los candidatos de la alternativa democrática salieron unidos en una caravana denominada Los Motorizados por el Cambio. En esta actividad participaron motorizados de diferentes sectores de Caracas para defender el derecho al  progreso en el  país. Recorrieron la ciudad desde Petare hasta Caricuao.

Varios candidatos a la Asamblea Nacional también participaron en la actividad.

Día de la Resistencia Indígena: las nuevas tribus del chavismo

LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA DE HUGO CHÁVEZ dio origen, creó y formó algunas variantes o “nuevas tribus” de ciudadanos e individuos que se mueven como manadas y algunas están asociadas a oficios o prácticas ilícitas.

“El hombre nuevo” que nació bajo el socialismo del siglo XXI, los aborígenes de la V República, son los bachaqueros, los pranes, los vendepuestos, los vendedólares, los paramilitares (colectivos), los escoltas, las mafias y los venezolanos desesperados. Aquí presentamos su descripción «antropológica» en ocasión del proclamado Día de la resistencia indígena (que sustituyó desde 2002 al Día de la raza por decreto de Hugo Chávez).

Los «Vendepuesto» en la cola

Las largas colas por alimentos y otros productos básicos han generado una dinámica comercial a su alrededor. Los “vendepuestos” son una de las tribus más fuerte en estos entornos. Se caracterizan por pernoctar en las cercanías de los supermercados con el fin de tomar los primeros puestos en las filas y luego venderlos a quienes llegan cuando ya aclaró el día.

La actividad primaria de este grupo social está penada por la Ley Orgánica de Precios Justos; en su artículo 55 señala que el impedir de forma directa o indirecta la distribución y comercialización de bienes pueden ser sancionados con prisión de diez a doce años, además de una penalización económica.

No existe una estadística formal de cuántas personas han sido apresadas por delitos de esta índole. La detención más reciente data del 1 de septiembre de 2015 e involucró a nueve personas en la ciudad de El Tigre, en el estado Anzoátegui. En esa oportunidad el comandante del Centro de Coordinación Policial (CCP) de la zona, José Gámez, explicó que los integrantes de esta “tribu” “llegan en horas de la noche a los establecimientos para ‘marcar el puesto’ y regresan luego de las 4:00 de la mañana donde amedrentan a los consumidores y les dicen que tienen 10, 20 o 30 personas por delante. Solo logran comprar las personas que les pagan por los puestos”.

Los “vendepuestos” pueden unirse a la “tribu” de los “bachaqueros” si no logran vender su puesto en la fila.

Esta “tribu” también opera en las colas para realizar trámites o gestiones en oficinas gubernamentales.

Los Bachaqueros

«María, vamos enseguida a que los chinos. ¡Ligero!

Antes que los bachaqueros arrasen con la comida.

Leche, harina precocida y el azúcar les llegó.

Arroz, pero pollo, no. ¡Esmollejate, mi vida!»

En diciembre de 2013, «Los gaiteros de Mama» dedicaron una canción a la “tribu” que ese año se consolidó. En Zulia y Táchira, dos de los estados fronterizos con Colombia, las colas en los supermercados eran hechas no sólo por consumidores, sino también por quienes adquirían los productos para revenderlos en Colombia. La práctica del contrabando de combustible, conocida como «bachaqueo», había alcanzado a los alimentos que habían desaparecido de los anaqueles.

El gobierno de Nicolás Maduro reconoció el fenómeno ese mismo año y utilizó el término en una alocución. En julio se refirió a una supuesta lista de «líderes» que manejaba a los «grupos de bachaqueros» y afirmó que la actividad había producido un «sobreconsumo de más de 200%». El peso de la ley, prometió, caería sobre ellos. Pero nada pasó. Al mes siguiente, declaró en un tono más amable a ellos: ofreció entonces a los «venezolanos humildes» que se dedicaban al bachaqueo, que  se unieran a la Misión Saber y Trabajo para ayudarlos a buscar empleo.

Lejos de contraerse, el bachaqueo se extendió a toda Venezuela. Lo empujó la escasez de productos subsidiados por el Ejecutivo y también la necesidad de un rebusque que pudiera responder a la inflación. El bachaquero empezó a hacer las largas colas de los automercados para adquirir los productos al detal y luego revenderlos a precios que superan siete veces su valor. El Gobierno, entonces, respondió con más controles: este año, las ventas de los productos regulados comenzaron a hacerse a través del número de cédula del comprador y en algunos expendios de alimentos se instalaron captahuellas para intentar identificar eficazmente a quienes adquirían la mercancía. Nada funcionó.

De acuerdo con la encuestadora Datanálisis, 60% de las personas que están en las colas de los automercados son revendedores. La rentabilidad del oficio ha hecho que cada día más personas se dediquen a este. Estudiantes de bachillerato, domésticas y hasta educadores han abandonado sus oficios para dedicarse al bachaqueo.

«Nosotros lo que hemos demostrado es que el bachaquero invierte, en cinco  horas de cola, 400 bolívares (…) y vende el producto de esa compra en 6 mil bolívares. Si lo hace una vez por semana, obtiene 22 mil bolívares al mes. Pero, si además, bachaqueas en familia tres veces a la semana, entre todos hacen 60 mil bolívares al mes, que es 10 veces el salario mínimo», declaró Luis Vicente León, presidente de la encuestadora, en una entrevista al canal Globovisión en julio de este año. «Si yo tuviera que escoger la actividad del año que marca la pauta en Venezuela: el bachaqueo”, remató.

Los “Vendedólares”

Como lo han afirmado una y otra vez los economistas: a más controles, más corrupción.

El 5 de febrero de 2003 se instauró en Venezuela el control de cambio y nació la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Una radiografía de la economía nacional comprueba que haber sostenido el control de cambio durante más de 12 años, ocasionó distorsiones y hoy es el epicentro de la crisis económica.

Precisamente desde la instalación del control de cambio surgió una nuevo oficio que resulta bastante rentable: el de los vendedólares o permuteros.

Así comenzaron los “chanchullos” para conseguir dólares a tasa oficial y venderlos en el mercado negro, a un precio hasta cien veces mayor.

Desde todas las instituciones creadas por el Gobierno para regular la entrega de dólares, brotó la corrupción, y la asignación de divisas se utilizó de forma discrecional.

Los permuteros tuvieron su máximo esplendor entre los años 2006 y 2010, cuando operaban cambiando dólares a través de casa de bolsa, y se hacían con inmensas cantidades de dinero por la diferencia de las tasas en el precio de las divisas. Así, cientos de jóvenes, hicieron fortunas de la noche a la mañana, como el resultado de transacciones cambiarias.

La ex ministra de Comercio y ex presidenta del BCV, Edmée Betancourt, dijo en marzo de 2013 que sólo en 2012 se habían fugado a “empresas de maletín” entre 15 mil y 20 mil millones de dólares. Poco después, y siendo ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, aseguró que 40% de las empresas que recibieron dólares de Cadivi podían ser fantasmas. “Es una fuga masiva de dólares, es un desastre para la economía, indudablemente”, declaró.

En paralelo, y también asociado al control cambiario, surgió la “tribu” de los “raspacupos”. Especie que se encuentra en extinción, luego de reducción de los cupos de viajero y la limitación del uso de estos dólares solo con tarjetas de bancos del Estado.

Los Paramilitares (colectivos)

Lo que la Real Academia Española define como algo «relativo a una agrupación de individuos» o aquello «que tiene la virtud de recoger o reunir», en Venezuela se entiende de manera completamente distinta. Un colectivo es, oficialmente, una formación civil pro gobierno que actúa con el apoyo del mismo. Los colectivos organizan jornadas sociales, culturales y deportivas en las comunidades en donde operan. Sus voceros son difusores de las peroratas del socialismo del Siglo XII y hacen abierta campaña electoral cuando la “revolución” lo necesita. Pero esta es sólo la versión “bonita” y casi teórica.  

La realidad es que la mayoría de los colectivos se dedican a controlar a sus propios vecinos por medio de la intimidación y las armas. Su acción se asocia más a las prácticas de los grupos paramilitares. Extorsionan, venden droga, invaden propiedades y en ocasiones se han visto involucrados en homicidios. Todos estos delitos quedan impunes, porque los colectivos cuentan con el apoyo y hasta financiamiento de diversos sectores del Gobierno.

Una investigación del Observatorio de Conflictividad Social sitúa el nacimiento de los colectivos en los años ochenta, cuando surgieron como grupos culturales y universitarios identificados con la izquierda. Pero su fortalecimiento y multiplicación se atribuye al gobierno de Hugo Chávez.

Su momento protagónico se ha asociado también con el golpe de Estado de Pedro Carmona Estanga a Hugo Chávez, momento en el que tuvieron su génesis colectivos como Alexis Vive Carajo, conformado para defender al gobierno de cualquier acción que intentara removerlo. Comenzaron a actuar como grupos de choque. Se mueven en manadas motorizadas, armados y encapuchados.

Con el tiempo, el número de colectivos ha crecido y también se ha organizado mejor. La mayor cantidad se ubica en la región capital del país, sobre todo en la zona oeste, donde -de acuerdo con una investigación del Observatorio- están asentados 79% de estos. A través de instancias de coordinación que reciben apoyo directo de altos funcionarios  se han unido. Organizaciones como el Bloque Popular Revolucionario, el Secretariado Revolucionario de Venezuela y el Colectivo 5 de Marzo han agrupado cientos de estas agrupaciones.

Las motos, las franelas rojas, las gorras de la “revolución” y las armas, largas y cortas, se han convertido en los elementos que los identifican. Con estas amedrentan a la población en los centros de votación -que rondan durante las jornadas electorales para ahuyentar a quienes adversan al chavismo- y en las protestas contra el gobierno, en las cuales no han vacilado al momento de disparar contra algunos manifestantes. El año pasado, por ejemplo, se presentaron en más de 430 movilizaciones de calle de la oposición. Ocho personas resultaron heridas de bala luego de su visita.

Los Motorizados

Los altísimos costos de los carros, el repunte de la delincuencia y las fuertes trancas, dieron paso al auge de las motos en Venezuela, que comenzó en la primera década del siglo XXI, y se convirtió en un símbolo del período chavista.

El número de usuarios de motos se ha quintuplicado en los últimos ocho años. Estas “tribus” de motociclistas se han dedicado a romper todas las normas de tránsito y a circular por las calles bajo sus propias reglas.

Circular por las aceras, estacionarse en cualquier hueco o paso peatonal, transitar entre los canales de automóviles, comerse la luz roja del semáforo, parar el tráfico por alguna ocasión especial, asaltar a los conductores de los carros o trancar un canal en los puentes para resguardarse de la lluvia, son algunas de sus especialidades, aunque hay algunas excepciones.

Además las motos se han convertido en el vehículo preferido por los criminales, ya que les permite una rápida huida. El subdirector nacional del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Douglas Rico, declaró en 2014 que en 80% de los robos, secuestros y homicidios ocurridos en el país, hay una moto involucrada.

Naturalmente, el crecimiento del parque de motorizados ha ocasionado también, un repunte en los accidentes fatales. «Desde 2012 hasta los cuatro primeros meses de este año hemos contabilizado unos 5.350 fallecidos por accidentes en motos», dijo a Efe el presidente de la Asociación Venezolana para la Prevención de Accidentes y Enfermedades (Avepae), Kenett Agar.

Los Escoltas

Pretenden pasar encubiertos, pero son más evidentes que cono de tránsito. Aunque su oficio no es ilícito, les obliga andar con sigilo, adoptan algunas características discordantes que revelan a gritos su condición, como si de una “tribu” se tratara. Se distinguen por los lentes oscuros que usan hasta en la noche, pantalones de pinza y camisa manga larga en plena playa -mientras el jefe en chancleta toma sol-, bolsito negro cruzado y motos de alta cilindrada, muchas veces sin placas. También, por la permanente tensión en el cuello del que siempre está alerta.

Su número ha crecido a la par de la inseguridad en Venezuela, pero sobre todo por la multiplicación de funcionarios y del gasto discrecional del Gobierno en lo que a seguridad personal – la de ellos- respecta.

Pero también esta “tribu” corre el riesgo de la extinción: hasta junio de 2015, 21 escoltas fueron asesinados en el país con la segunda mayor tasas de homicidios del mundo,  según un informe de las Naciones Unidas. De acuerdo a una investigación de Runrun.es, 52 guardespaldas han perdido la vida de manera violenta desde 2010.

Los boliburgueses, bolichicos y demás enchufados

Son traficantes de oportunidades, como otras especies derivadas de las distorsiones económicas que ha propiciado el chavismo. Son la nueva clase social en ascenso formada por nuevos ricos que firman contratos con el Estado, militares y funcionarios “revolucionarios” que le encontraron el gusto a los negocios, los empresarios de siempre que se amoldaron discretamente a las nuevas reglas de juego y “niños bien” que quisieron probar otros caminos más expresos para capitalizarse en la Venezuela del barril de petrólero a 100 dólares y el control de cambio.

Los que traspasan la raya de la legalidad, equivalen a los “ladrones de cuello blanco” de la llamada Cuarta república. No tienen compromisos ideológicos, morales o éticos sino con su bolsillos. Por eso es que la hora de votar y otros deberes ciudadanos, no les importa irse de viaje al exterior donde tienen propiedades y disfrutan de la vida de placeres y seguridad que no tiene la mayoría de los venezolanos.

Muchos han protagonizado escándalos de corrupción en los últimos años como el negocio eléctrico de Derwick Associated, las notas estructuradas, las cuentas secretas en Andorra, el Fondo Chino, el caso del Sucre en Ecuador. Son muestra curiosa de cómo puede el proyecto socialista venezolano genera especies del más puro capitalismo salvaje

Los Venezolanos desesperados

Muy lejos del arquetipo del venezolano alegre, optimista y relajado, a la nueva especie de los desesperados se les identifica por su queja permanente, su angustia y desesperanza. Están físicamente en Venezuela pero con ganas de escapar a alguna parte, a cualquier parte, lejos de la inseguridad, el caos, la impunidad, la falta de oportunidades, el desempleo, la escasez de alimentos, medicinas, pañales, champú, repuestos. Estas agobiadas criaturas, cuyo número se ha disparado especialmente en el último año, se encuentran en la correa de tránsito indefinida mientras buscan otros destinos. No terminan de irse, pero tampoco de quedarse.

También está surgiendo otra subespecie,  la de los chavistas hartos de tanta “revolución”, la misma que ayudaron a incrustar desde 1998. Se les distingue por ser más discretos: agarran sus maletas y huyen sin registrar la foto de rigor sobre el mosaico de Cruz Diez del aeropuerto de Maiquetía. Se cuidan de colocar imágenes en Facebook que muestren su nueva vida en otras tierras.

Son la prueba viva del cambio de Venezuela como país receptor a exportador de migración. La existencia esta tribu dependerá de la decisión definitiva de partir o quedarse. Según la última encuesta de Datanálisis, 31,5% de los venezolanos tiene intención de emigrar (agosto 2015). Los jóvenes entre 18 y 23 años son los más dispuestos a cambiar de país: 4 de cada 10 perciben que en Venezuela se le achicaron las oportunidades.

Los Pranes o principales

El pran es el cacique de la “tribu” penitenciaria. Es el preso que manda en cada cárcel, el líder “negativo” de los centros de reclusión en Venezuela. Él controla el negocio de la droga, las extorsiones y cualquier actividad ilícita o comercial que se genere dentro de las prisiones.

El pran, que rejas adentro se le conoce como “principal”, cobra a los otros reclusos “la causa”, una especie de vacuna por el “privilegio” de permanecer en el recinto carcelario a salvo.

Wilmer Brizuela, mejor conocido por el apodo de “Wilmito”, fue el primer preso identificado como pran en una cárcel venezolana. Desde Vista Hermosa, en el estado Bolívar, controlaba casi todos los penales del país. Decidía quién entraba y quién salía de ese centro de reclusión y quienes lo conocen aseguran que mandaba más que el director del penal. Cumple condena por secuestro y con el tiempo ha perdido poder.

Luego se conocieron otros pranes, como Yorvis Valentín López, alias  “Oriente”, quien lideró el motín que llevó al conflicto carcelario más prolongado en la historia penitencia en Venezuela. Por más de 27 días mantuvo a las autoridades en tensión con la crisis del Rodeo II, en 2011, y forzó a los líderes del chavismo a negociar con él.

Héctor “Niño” Guerrero es hoy el pran más “popular” en el mundo penitenciario. Desde su bunker en la cárcel de Tocorón -donde levantó una estructura de lujo- controla todas las operaciones de una organización delictiva conocida como el Tren de Aragua.

De la Penitenciaría General  de Venezuela (Guárico)  también han surgido pranes que fuera de prisión han dado origen a otras estructuras tribales, como las megabandas de El Picure y El Juvenal, que preservan en modelo jerárquico del “pranato”, con un principal, tres lugartenientes y una decena de luceros.

Los pranes están al frente de un modelo “financiero” que mueve grandes cantidades de dinero proveniente de la actividad criminal. Tienen control territorial y sus acciones trascienden los barrotes. El origen de esta figura es posterior a 2005.

Las Mafias

El contrabando, la extorsión o vacuna, el robo y hurto de vehículos, el secuestro, el sicariato y el tráfico de drogas son delitos que surgieron o se fortalecieron en estos 16 años de revolución chavistas. Tienen detrás grandes estructuras de crimen organizado que los sustentan y que operan como mafias.

Aunque algunas de estas “tribus” o mafias de delincuencia organizada ya existían, lo novedoso es que a ellas se han incorporado masivamente funcionarios gubernamentales, policías y militares. Incluso hay casos en que estos últimos son los “caciques”.

5 sedes policiales fueron atacadas con granadas en 48 horas

 

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Foto @Notisur24

 

Con el ataque a una dependencia de la Policía de Miranda la noche del domingo 27 de septiembre suman cinco las sedes de instituciones policiales del país que han sido embestidas por desconocidos que les han lanzado granadas.

A las 8:00 de la noche del domingo aproximadamente, dos hombres que se desplazaban en una moto roja lanzaron una granada en la sede de la policía de Miranda en La Urbina. El incidente no dejó heridos, informó el comisario Elisio Guzmán, director de la institución.

La información también fue confirmada por el gobernador de Miranda Henrique Capriles Radonski en su cuenta de twitter @henriquecapriles.

En horas de la tarde fue atacada con una granada la Estación Policial del casco central de San Juan de los Morros, estado Guárico, reportó el portal Primera Emisión. Al parecer el explosivo fue lanzado desde una motocicleta por sujetos aún sin identificar; afortunadamente no se registraron personas heridas.

Este domingo también se registraron ataques a funcionarios de Polibaruta, en Las Mercedes y la Policía de Mariara en Carabobo. El sábado en la madrugada también fue lanzada una granada contra la delegación del Cicpc en El Llanito.

¡Indignos! por Carolina Jaimes Branger

Motorizado

 

¿En qué se parecen un político corrupto, un empresario corrupto y un motorizado anárquico? Los dos primeros pueden parecerse en lo de corruptos, pero voy a demostrarles que los parecidos van mucho más allá:

La semana pasada estaba en una cola de esas que se forman en Caracas y para distraerme me puse a ver a los motorizados. (Antes sacaba el celular y me ponía a responder llamadas y mensajes, pero ya sabemos que tener un celular a la vista en una cola es el pasaporte para un asalto o algo peor). Pero vuelvo a los motorizados: la mayoría hacía lo que le daba la gana. Se comían las luces, pasaban a toda velocidad entre los carros, sin importarles los que rayaban a su paso. Es más, algunos insultaron a quienes les reclamaron con razón el “cariñito” que les habían dejado. Algunos iban sin casco. Una de ellas llevaba un bebé. Otros llevaban más de un pasajero: hasta cuatro vi en la misma moto (con niños apretados en el medio como sandwichs). Circulaban por la vía contraria con la misma seguridad y desparpajo con la que circulaban por la propia vía y los más arriesgados pasaban por la acera a toda velocidad,  como si los peatones no existieran. Pensé por qué actuaban de esa manera y lo primero que se me ocurrió fue “falta de educación”.

Mi teoría, sin embargo, se cayó muy rápido, porque había motorizados anárquicos con unas motos de decenas de miles de dólares. Pensé que si alguien pudo comprar una de esas motos es porque tuvo acceso a educación y tiene un buen trabajo. Craso error que corregí de inmediato: para comprar una motota no se necesita educación, se necesita dinero. Y para tener dinero en Venezuela, no hace falta educación, sino falta de escrúpulos.

A los dos minutos llegó un motorizado de esos que no tienen ni placa ni identificación, pero que actúan con tanta seguridad que la gente les hace caso.  Empezó a dirigir a los carros que estábamos en la cola para que nos moviéramos. Con movimientos autoritarios, seguros. Nos movimos como pudimos y a pesar de los motorizados. Pensé que venía una ambulancia, pero no. Era un político, en una camionetota sin placas, blindada y con vidrios negros. ¡Ahh! Un político corrupto. Esos pueden comprar las motos y las camionetas que quieran y mandar a sus esbirros a detener el tráfico o a moverlo, para pasar sin esperar. Las glorias del poder.

Entonces concluí que entre un motorizado anárquico y un político corrupto, la única diferencia era que los motorizados no se habían metido a políticos, pero cuando lo hicieran, se comportarían de la misma manera. Me sentí triste por Venezuela y pensé que aún saliendo de la situación actual nada va a mejorar si no cambiamos como sociedad. Si no empezamos a valorar el trabajo honesto, a sancionar a los corruptos, a ponernos en los zapatos del otro y a darle a la educación el valor que tiene.

Y pensé en los empresarios corruptos. Ésos que corrompen y se corrompen. Ésos que aún sin necesidad de robar, porque nacieron y crecieron en cunas de oro, roban. Ésos que se sienten todopoderosos, porque saben que nunca van a caer presos, porque compran jueces, falsifican firmas y poderes, forjan documentos y nunca serán imputados, porque en Venezuela los reales lavan todo y compran todo. Ésos que llegan con sus caras muy lavadas a los clubes y aceptados por la mayoría “porque son gente conocida”. Y como son “gente conocida” patrocinan obras de “caridad” de la misma manera que el ex Duque de Palma de Mallorca manejó la Fundación Noos. Lástima que ya no haya jueces como los españoles que van a sentar en el banquillo hasta la mismísima hermana del Rey de España.

Mi conclusión fue que no hay diferencia alguna entre un motorizado anárquico, un político corrupto y un empresario corrupto. Todos son iguales y se comportan de la misma manera. Lo único que los diferencia es la oportunidad de llegar. Porque cuando llegan todos son igual de indignos, igual de despreciables.

 

 @cjaimesb