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Brian Fincheltub Ene 10, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Se reserva el derecho de admisión
Los que gritaron una vez igualdad le pusieron al mapa nacional un cartel que dice “se reserva el derecho de admisión”.

 

@BrianFincheltub

La desigualdad siempre ha representado un gran reto para los gobiernos del mundo y fundamentalmente los gobiernos de la región. Las sociedades con mayor desigualdad son generalmente suelo fértil para el auge de proyectos populistas y la caída en desgracia de los sistemas tradicionales, incapaces de responder a las crecientes demandas de la población. Es así como las grandes mayorías, históricamente excluidas, apuestan a quien se presenta como semejantes y les prometen “igualdad”.

Lamentablemente para quienes depositan su confianza en este tipo de liderazgos, la igualdad no existe y el populismo igualitario lejos de corregir las enormes diferencias sociales, las perpetúa haciéndolas incluso más grotescas.

El mejor ejemplo de ello es Venezuela. El chavismo llegó al poder prometiendo acabar con la desigualdad de la llamada “cuarta república”; y veintitrés años más tarde, nuestro país marcha a paso acelerado hacia un sistema de castas, donde tu lugar en la pirámide lo determina el tipo de moneda al que tienes acceso. En la base de pirámide se encuentran todos aquellos venezolanos que siguen ganando en bolívares en una economía completamente dolarizada; en este grupo se encuentran, aunque usted no lo crea, los maestros, los profesores universitarios, los médicos, enfermeras, empleados públicos y quienes le dedicaron su vida productiva al país y hoy el país les paga con el equivalente a dos dólares mensuales: hablamos de los pensionados y jubilados.

Aquel “dólar criminal” que una vez prometieron volver “polvo cósmico”, terminó suplantando, de facto, nuestra moneda nacional y todavía tienen el descaro de llamarse “bolivarianistas”. No me imagino a la rancia izquierda venezolana si, en tiempos de AD o COPEI, algún presidente democrático se hubiese atrevido a algo parecido. Hoy, con su lengua bien guardada en el bolsillo, aplauden que todo se facture en verdes, al punto de que ya hay lugares donde rechazan recibir bolívares. Y no es para menos. El chavismo hizo que un puñado de papel higiénico tuviese más valor que el billete de mayor denominación nacional.

Si en tiempos del general Gómez se decía que Venezuela era gobernada como una finca, la Venezuela bajo el dominio de esta variante del chavismo llamada madurismo se asemeja cada vez más a un bodegón. Uno de esos que jamás estará a tu alcance si eres de los venezolanos que sigue sobreviviendo en bolívares.

Los que gritaron una vez igualdad le pusieron al mapa nacional un cartel que dice “se reserva el derecho de admisión”. En la nueva normalidad, mientras tengas dólares eres bienvenido; de lo contrario la realidad te expulsa, te obliga a buscar suerte lejos para ayudar a sobrevivir a los tuyos que aún viven en Venezuela. Pero también con la esperanza de volver y disfrutar de ese país que extrañas y que sabes es mucho más que el restaurante del hotel Humboldt o la posada de moda del parque nacional Canaima, sino esa tierra de oportunidades que el chavismo destruyó y que solo será posible reconstruir en democracia.

Un frappuccino en Caracas

Un frappuccino en Caracas

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

La escasez de efectivo ahonda la desigualdad en Venezuela
El efectivo solo representa 2% de la liquidez monetaria. La insuficiencia de billetes deriva en un anárquico control de la cantidad de dinero a retirar en las agencias bancarias. El gobierno contempla tarjetas prepagadas para el transporte público

 

@vsalmeron

 

La insuficiencia de efectivo creó dos realidades: los venezolanos que pueden vivir sin billetes de la agonizante moneda nacional y quienes los buscan desesperadamente para pagar el transporte público o comprar en el comercio informal.

El incesante incremento de los precios pulverizó la capacidad de compra de los billetes al punto que el de 50 mil bolívares, el de mayor denominación, equivale al tipo de cambio oficial a 0,03 dólares y no alcanza para un pasaje.

La consecuencia es que el Banco Central no es capaz de proveer las piezas necesarias para aliviar la escasez de efectivo que castiga a la población que no tiene cuenta bancaria, está fuera del sistema de pagos digital o utiliza autobuses y busetas.

En los primeros diez meses de 2020 el Banco Central introdujo 232 millones de nuevas piezas de billetes, pero como por medios electrónicos crea dinero en grandes cantidades para financiar al gobierno y los precios escalan a un ritmo de dos dígitos al mes, el efectivo está muy lejos de la cantidad adecuada.

Al cierre de la semana pasada el efectivo representaba 2% de la liquidez monetaria (que aparte de monedas y billetes incluye los depósitos en la banca que se mueven por medios digitales) y en condiciones normales debería representar entre 10% y 13%.

Racionamiento bancario

La banca aplica un anárquico racionamiento de efectivo dependiendo de la cantidad de billetes que disponga. El martes de esta semana el Banco de Venezuela, la principal entidad financiera del Estado, permitía retirar 300 mil bolívares en cada agencia, pero en entidades financieras privadas otorgaban la mitad.

Algunos bancos permiten retirar un poco más a través de los cajeros automáticos, pero las colas son kilométricas porque la mayoría no tiene billetes.

Ana Martínez vive en el barrio Las Minas en Caracas y trabaja limpiando apartamentos. “Para llegar a mi trabajo debo tomar dos busetas y cada una me cobra 150 mil bolívares. Dejo de trabajar un día de la semana y camino cincuenta minutos hasta el centro comercial más cercano, allí hago colas de hora y media en agencias de los dos bancos donde tengo cuenta y así obtengo el efectivo para el pasaje. Regreso caminando”.

“Me pagan el equivalente a diez dólares por día en los apartamentos que limpio. Si pudiera trabajara los cinco días de la semana, pero solo trabajo cuatro porque tengo que perder un día completo para buscar efectivo”, dice Ana Martínez.

El dólar buseta

La hiperinflación, que estalló en noviembre de 2017, debilitó en extremo al bolívar y originó una dolarización de facto donde el dólar gana espacio en la economía y se emplea para fijar precios, tarifas o como medio de pago.

Pero la mayoría de los venezolanos no tiene ingresos en dólares o gana un salario exiguo. Además, si bien hay dólares en circulación, escasean los de denominaciones pequeñas y son contados los días en que trabajadoras como Ana Martínez reciben su pago en divisas.

Como los bolívares en efectivo escasean los choferes de las busetas aplican un descuento severo para recibir dólares y dar cambio en bolívares. “Hoy el dólar está a un millón y medio de bolívares y si pagas un pasaje de 150 mil bolívares con un dólar te lo reciben a un millón”, dice Ana Martínez.

Carlos González vive en los Valles del Tuy, una localidad a 67 kilómetros de Caracas. “Yo trabajo cinco días a la semana en un comercio donde ayudo descargando mercancía, me pagan ocho dólares por día. Para llegar a Caracas tengo que tomar un autobús y una buseta que ida y vuelta cuestan dos millones de bolívares”.

Explica que le pagan con billetes de dólares que vendedores de comida en el barrio donde vive se los cambian por bolívares en efectivo, aunque con un descuento de 20% respecto al tipo de cambio vigente.

“Prefiero eso a perder un día de trabajo para buscar efectivo en los bancos o pagarles a los choferes con los dólares porque ellos aplican un descuento mayor”, dice Carlos González.

La escasez de billetes también deriva en que si se paga con bolívares en efectivo alimentos básicos como arroz, café o harina de maíz son más baratos en el comercio informal.

Maduro digital

Para aliviar el malestar que genera la escasez de efectivo las autoridades del Banco Central solicitaron a las entidades financieras un plan que permita ampliar los medios de pago digitales, en especial en el transporte público.

El primero de enero el mandatario Nicolás Maduro afirmó que “nosotros vamos, este año 2021, hacia una economía digital más profunda, más en expansión. Yo he puesto la meta: 100% economía digital, que todo el mundo tenga sus métodos de pago en tarjeta de débito, de crédito”.

Banqueros consultados consideran que ir a un esquema donde desaparezca el efectivo es lo moderno y deseable, pero en Venezuela se intenta de una manera desesperada en medio de una economía sumergida.

La lista de inconvenientes para aumentar la digitalización incluye deficiente servicio de internet, constantes fallas en el sistema eléctrico, población no bancarizada en una magnitud relevante y atraso tecnológico en la banca.

En el interior del país a diario hay cortes en el suministro de energía y en Caracas el deficiente servicio de internet produce fallas en los puntos que procesan las tarjetas de débito y crédito.

En el transporte público es fundamental la rapidez en el pago para evitar largas colas y retrasos en el servicio, por eso se emplean tarjetas con un chip y antena incorporada que permiten pagar con solo acercar la tarjeta a un lector. Es lo que se conoce como pago sin contacto.

“Habría que cambiar las tarjetas y la mayoría de los puntos de venta para ir a un sistema sin contacto, actualmente esa tecnología no la tenemos en Venezuela en una magnitud importante eso cuesta dinero”, dice el presidente de un banco mediano.

Tarjeta prepagada

El gobierno planea ir a un sistema con tarjetas prepagadas que los usuarios del transporte público podrán comprar y recargar mediante pago móvil, tarjeta de débito en los puntos de venta o trasferencia bancaria.

La semana pasada comenzó un plan piloto que incluye a cinco mil transportistas de los Altos Mirandinos que recibieron dispositivos para procesar la tarjeta prepagada. Estos dispositivos no necesitan conexión a internet. Además, comenzó la venta de las tarjetas.

El 12 de enero Nicolás Maduro afirmó que “este año vamos a facilitar el uso de medios de pago, en moneda nacional, para el transporte público a través de sistemas de pago que no necesitan conexión en línea”.

Ejecutivos bancarios explican que el inconveniente es que para comprar y recargar las tarjetas prepagadas se requiere internet y servicio eléctrico eficiente para que funcione el pago móvil, las transferencias y las tarjetas de débito.

El gobierno no ha precisado en cuánto tiempo planea masificar esta iniciativa.

Otra reconversión 

La noche del 17 de agosto de 2018 Nicolás Maduro anunció una nueva era: “Vamos a un proceso virtuoso de crecimiento con justicia, con igualdad, con distribución de la riqueza, el programa de recuperación económica es el más completo, mejor concebido y con la mayor pertinencia con la realidad histórica”.

El programa incluyó el lanzamiento del bolívar soberano, tras restarle cinco ceros a la moneda anterior, el bolívar fuerte. Pero el bolívar soberano, que comenzó a circular a una tasa de 60 bolívares por dólar, hoy se cotiza sorbe el millón de bolívares por dólar y la disparada de los precios ha hecho que los equipos informáticos tengan severos problemas para procesar cifras con una larga fila de ceros a la derecha.

Fuentes del Banco Central explican que el gobierno contempla la posibilidad de una nueva resta de ceros durante el primer semestre de este año o la emisión de billetes de mayor denominación, aunque las sanciones de Estados Unidos complican esta alternativa.

“A nuestro juicio, el anuncio del 100% de digitalización prepara el terreno para la reconversión monetaria que inevitablemente ocurrirá en los próximos meses”, dice el informe El Tesorero de la firma Síntesis Financiera.

Sigue el vértigo

Tras no ahorrar durante el período de los altos precios del petróleo, endeudarse masivamente, no realizar las inversiones necesarias para mantener la producción petrolera y caer en una profunda recesión que merma la recaudación de impuestos, el gobierno se quedó sin recursos para cubrir el gasto y recurrió a la creación de dinero.

En agosto de 2018 Nicolás Maduro admitió que “tuvimos que ir a la emisión de dinero para respaldar las misiones socialistas, la construcción de viviendas, el sistema de bonos, los aumentos bimensuales de salarios. Diría así es la vida, nos tocó jugar así”.

Inmediatamente prometió “una disciplina fiscal prusiana” para controlar la inflación, pero la caída en la recaudación de impuestos se profundizó y las sanciones de Estados Unidos, que consideran ilegítimas las elecciones en las que Maduro se reeligió como presidente, aceleraron el declive de la producción petrolera.

En este entorno el gobierno continuó y todo indica que continuará financiándose con la creación de dinero, por lo que la inflación seguirá a un ritmo acelerado. Según el último informe de Focus Economics, la firma AGPV proyecta que este año la inflación será de 2.230% y Fitch Solutions estima 2.149%. 

Consecomercio rechaza pago de impuestos en Petro

FELIPE CAPOZZOLO, PRESIDENTE DE CONSECOMERCIO, rechazó este jueves la entrada en vigencia a la medida que «obliga» a los comerciantes del municipio Libertador de Caracas a pagar sus impuestos con el indicador del petro en moneda nacional.

«No nos queda claro si la utilización de esta unidad de cambio, para fijar un parámetro para cobrar impuestos, realmente sea efectivo y realmente sea cónsono con la realidad que están viviendo los comercios», dijo en unas declaraciones para Unión Radio.

Capozzolo calificó de «agresiva» está medida, y afirmó que no es la solución a las adversidades que enfrentan los comerciantes.

En enero de 2019, quedó establecido en Gaceta Oficial Extraordinaria 6.420 del 28 de diciembre de 2018 que “los sujetos pasivos que realicen operaciones en el territorio nacional en moneda extranjera o criptodivisas, autorizadas por la Ley, a través de los convenios cambiarios, deben determinar y pagar las obligaciones en moneda extranjera o criptodivisas”. 

El decreto advierte que de proceder la repetición de pago, recuperación o devolución de los tributos nacionales por los supuestos establecidos en este Decreto, se realizará en moneda nacional. Es decir, cualquier reverso o excedente se devolverá en Bolívares Soberanos.

 

Gaceta Oficial Extraordinar…

Jun 01, 2015 | Actualizado hace 9 años
Respeto a Bolívar por Eduardo Fernández

Bolívares

 

Propongo que le cambien el nombre a la moneda venezolana. Es una vergüenza que una moneda tan devaluada lleve el nombre del Libertador. Pónganle el nombre que quieran, pero quítenle el nombre de Bolívar.

No puede ser que se requieran 400 bolívares (en realidad son 400.000 bolívares) para comprar un dólar americano. Considero una falta de respeto a la memoria del Libertador.

Cuando yo nací, bastaba con tres bolívares con treinta y cinco céntimos para comprar un dólar. Ahora se necesita más de 400.000 bolívares de aquellos. ¡Qué vergüenza!

Un solo Bolívar fue suficiente para derrotar al imperio español. En efecto, Simón Bolívar enfrentó y derrotó al imperio más poderoso de su tiempo. Un imperio en cuyos dominios no se ponía el sol.

Indigna que ahora se necesiten 400.000 bolívares para comprar un dólar. O sea, para comprar una unidad monetaria del nuevo imperio.

Es insólito que unos señores que actúan en nombre de una supuesta revolución, a la que además han calificado de bolivariana y encima de antiimperialista, hayan conducido el nombre de Bolívar a una humillación tan grande.

Por un elemental respeto a la memoria del Libertador, yo les rogaría que cambiaran el nombre de nuestro signo monetario.

En un reciente estudio de la BBC de Londres se habla de Bolívar como la figura más importante de América en el siglo XIX. Y dicen de él: “Con solo 47 años de edad peleó en 472 batallas, liberó seis naciones, cabalgó 123 mil kilómetros, más de lo navegado por Cristóbal Colón y Vasco de Gama combinados”.

Fue presidente de 5 países. Llevó la antorcha de la libertad la distancia lineal de 6.500 kilómetros. Recorrió 10 veces más que Aníbal, tres veces más que Napoleón y el doble que Alejandro Magno. Sus ideas de libertad fueron escritas en 92 proclamas y 2.632 cartas.

Su ejército no conquistó territorios, sino que liberó pueblos y naciones sojuzgados.

Señores del Gobierno: ya sé que es inútil pedirles que cambien la política económica.

Ya sé que es tiempo perdido invitarlos a tomar conciencia de que son sus propios errores los que tienen hundido y humillado al bolívar venezolano.

Permítanme entonces rogarles que le cambien el nombre a nuestra moneda. No sometan al pueblo de Bolívar a la humillación de saber que se necesitan más de 400 bolívares (en realidad son más de 400.000 bolívares) para comprar una simple unidad monetaria del imperio norteamericano. ¡Por favor!

Seguiremos conversando.

@efernandezve

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¿Es factible una dolarización en Venezuela?

dolarización

 

Rubén Noguera (Economista)

 

La pérdida de la capacidad adquisitiva de la moneda venezolana, depreciada por las sucesivas devaluaciones y la espiral inflacionaria, ha llevado a algunos economistas y estudiosos del problema, a plantear la posibilidad de considerar la dolarización de la economía como una alternativa ante la crisis.

Argumentan algunos que, de hecho, en Venezuela la economía responde a los vaivenes de la cotización del dólar, como una especie de marcador que mide el pulso de la actividad económica. Comencemos por decir que este planteamiento no es nuevo. El fenómeno ha sido tratado y aplicado en otros países, precisamente, para enfrentar situaciones caracterizadas por alta inflación y prolongados desequilibrios macroeconómicos, que han llevado a la adopción de una moneda extranjera como instrumento de pago.

Quizás el caso más recordado en los últimos años sea el de la República de Zimbabwe (2009), donde se batieron todos los récords contemporáneos en materia inflacionaria.

En América Latina los casos más recientes de dolarización han sido Ecuador (2000) y El Salvador (2001). Panamá tiene una dolarización que data de 1904, con una relación política, económica e histórica muy estrecha con EEUU. Países como Argentina y Brasil en los años ‘90 intentaron establecer paridades de uno a uno entre sus monedas y el dólar, y durante el gobierno de Carlos Menem (1991), Argentina utilizó un sistema de convertibilidad o caja de conversión. Otros países del continente, donde resaltan los de Centroamérica y el Caribe, han adoptado el uso de divisas extranjeras para transacciones de diferente índole (pagos, remesas, transferencias…) o, simplemente, como uso alternativo a su moneda nacional.

 

¿Qué es la dolarización?

 

La dolarización consiste en una opción cambiaria que sustituye el uso del patrón monetario nacional (la moneda nacional) por un patrón monetario extranjero (en este caso el dólar norteamericano, pero también pudiera ser el euro). Este fenómeno puede ser parcial o total.

En la dolarización parcial se afecta la función de reserva de valor de la moneda nacional. En contextos de alta inflación, los activos nominados en dólares permiten un rendimiento real más elevado que los nominados en moneda nacional; por ello sirven como refugio de valor. En la dolarización total se termina sustituyendo el uso de la moneda nacional, y se adopta como medio de pago y unidad de cuenta una moneda extranjera estable.

Se instrumenta esta medida, generalmente, como conclusión de un proceso caracterizado por el uso, durante un período prolongado, de divisas extranjeras en las transacciones corrientes. Se trata de proteger los salarios, el poder de compra y el ahorro, de inflaciones muy elevadas.

Puesto que no es ajena a complejidades técnicas e institucionales, que distan bastante de la simple descripción efectuada, su eventual adopción depende del contexto y de los parámetros a considerar. Sin embargo, a los efectos de este trabajo, consideremos en términos generales, algunos de los aspectos positivos y negativos que esta medida pudiera generar:

 

Aspectos positivos:

 

1. Suprime el riesgo de cambio, porque ya no hay moneda nacional. Permitiría evitar las crisis cambiarias.

2. Elimina la posibilidad de devaluación de la moneda, práctica usualmente manipulada por gobiernos con pronunciados déficits fiscales.

3. Permite sanear el sistema financiero. Ya el gobierno no puede seguir emitiendo dinero «inorgánico”, sin respaldo.

4. La población se beneficia del uso de una moneda con poder de compra estable. Este es un factor muy ponderado en los argumentos a favor de esta medida.

5. Permite recuperar el ahorro y los salarios.

6. Reduciría notablemente los índices inflacionarios, ya que se aproximaría a la tasa de inflación del país emisor.

7. Facilita una mayor integración con la economía global, permitiendo, además, la captación de inversiones.

 

Aspectos negativos:

 

1. El país pierde el derecho de «señoreaje”. Estos son los ingresos que obtienen las autoridades monetarias de su potestad monopólica de emitir dinero (monedas y billetes).

2. Si la dolarización es total, se pierde la soberanía monetaria y una política de cambios autónoma. En este caso se dependería de la dinámica generada por la Reserva Federal de EEUU.

3. Toda la deuda pública y privada se registra en dólares. Debe establecerse una tasa de conversión en dólares de esa deuda.

4. Puede incrementarse la intermediación financiera, así como los riesgos de liquidez y solvencia. Este aspecto debe ser bien evaluado y gestionado por las instituciones financieras.

Como se puede inferir, es un fenómeno que está condicionado por diferentes factores.

Los argumentos en favor y/o en contra deberían ser considerados para la instrumentación de las políticas monetarias y fiscales.

Las experiencias acumuladas por aquellos países que han puesto en práctica esta medida, pudieran servir como importantes referencias.

Sin embargo, en países con inestabilidades macroeconómicas importantes, como el caso venezolano, seguramente no bastaría con la evaluación de costo-beneficio o con los análisis sobre su viabilidad técnica. Serían los factores institucionales los que, en gran medida, determinarán la factibilidad de recurrir a la dolarización.