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Medicina

No es una gozadera, idiota, es un infarto

CDILosDosCaminos

 

Seguramente soy el más desagradecido de los mortales, pues sin reparos intentaron darme los auxilios que sus limitados conocimientos podían ofrecer. Aun así, nadie me quita de la cabeza que media hora más en aquel centro de atención orgullo de la revolución habría significado un daño fatal para mi golpeado corazón.

Aquel lunes no hubo señal previa más allá de un cansancio más fuerte de lo normal y atribuido a una mala noche de sueño, que me obligó a suspender la carrera con solo tres kilómetros de recorrido. Pero media cuadra antes de pasar frente al omnipresente CDI Los Dos Caminos, la súbita visión borrosa y el sudor frío me hizo comprender que aquella inusual baja de la tensión no presagiaba nada bueno.

Con las pocas fuerzas que me quedaban crucé la calle y entré por primera vez a uno de los tantos centros de salud inaugurados a distancia por el sempiterno Hugo Chávez (QEPD). Bien dicen los viejos que ‘el cuerpo es castigo de la lengua’. Y de la mente también, agrego yo, pues aunque nunca dije a viva voz que jamás entraría a un CDI, confieso haber pensado que no dejaría que médico cubano alguno me auscultara. La experiencia pesa, y al picado de culebra ya se sabe que le pasa cuando ve un bejuco.

Tensiómetro en mano, el joven (cubano, por supuesto) que me condujo a la emergencia determinó que con 90-60 de presión arterial, aquella hipotensión era la causa de mis males. Seguidamente remató con solemnidad y autoridad: “Lo que tú necesitas es una isotónica, ya tú vas a ve cómo se te pasa eso” (póngale acento habanero).

Y allí comenzó el jaleo. Poco antes de que la salina solución entrara en el torrente sanguíneo, comenzó un agudísimo dolor en el pecho del que a duras penas podía quejarme, y que mi cuidador (a quien supongo paramédico) aseguró se pasaría en tres minutos –exactos-gracias a la intravenosa. Falsa promesa. El dolor se agudizó y con ello mi convicción de que estaba sufriendo un infarto.

Despampanante y dicharachera, la morenaza empotrada en un vestido que apenas alcanzaba a cubrirle las grandes nalgas que acudió en ayuda de su compatriota ofreció un diagnóstico que consideró más certero y definitivo: “Lo que tú tienes es una neuritis. Ya eso se te pasa” (agregue más acento habanero), apreciación que compartió con la camarera que se acercó para verificar las dotes científicas de sus coterráneos.

Media hora de dolor después, deseo frustrado por tomar agua –en el CDI no había ni una gota para consumo humano-  y un largo intento por lograr que llamaran a mi familia (“entiende que nosotros allá en Cuba no tenemos teléfono y no sabemos cómo esto funciona aquí’, argumentaron), la morenaza decidió hacer un electrocardiograma.

Aunque no eran muchas mis esperanzas de que el aparato funcionara, el verdadero susto comenzó cuando al mirar el electro, la mulata llamó la atención de su paisana camillera con un grito que me hizo temer lo peor: “Óyeme tu, mira esta gozadera. Yo nunca había visto nada como esto…. este aparato como que está malo”, alcanzó a decir la exuberante mujer, muestra inequívoca de que en su vida había visto el electro de un infarto en progreso. Gajes de la medicina cubana. Quería gritarle “no es una gozadera, idiota, es un infarto”, pero el dolor no me dejaba articular palabra alguna.

De regreso a la emergencia, la también antillana doctora (al menos eso creo) que apareció atraída por el barullo, convocó una junta en la que participaron paramédicos, camillera y camarera, tras lo cual se determinó que debían trasladarme a otro centro. Allí no había más que una aspirina -cedida por la camillera de su propio peculio- para atender aquella cardíaca emergencia.

Para mi ventura, dos amigos llamados por un tercero que me vio entrar al hospital de paso ya me esperaban para sacarme de allí, no sin antes recibir un informe anotado por la doctora en la parte trasera de media hoja de reciclaje y del cual recuerdo haber leído una línea que me sigue retumbando en la cabeza: “paciente con una posible afección cardíaca”.

De posible nada. Fue un infarto al miocardio con todas sus letras y que gracias a la atención en un centro de salud privado, se logró detener a tiempo para evitar males mayores.

Seis semanas después, las noches de insomnio se repiten pensando en los millones de venezolanos que solo cuentan con estos remedos de centros de salud como alternativa para sanar sus males, atendidos por médicos de dudosas credenciales llegados de una isla cuyo fallido sistema de salud quiere ser copiado por el no menos fracasado régimen que nos gobierna.

Más de lo mismo

No es la primera vez que tengo un encuentro cercano que me permite decir con propiedad que la medicina cubana es la peor mentira que los Castro han inventado.

En diciembre del 2000, junto a una gran amiga, su ex esposo cubano y su vástago de dos años, fuimos a La Habana, esa joya caribeña que aun en su ruina esconde un encanto sin parangón.

Pocos días después de nuestra llegada, el niño enfermó. Con mis escasos conocimientos médicos –cuatro semestres de medicina aprobados y un quinto inconcluso- pude darme cuenta que el pequeño sufría de una vulgar gastroenteritis. No obstante, sus padres decidieron consultar a unos primos de él, pareja que ostentaba sendos títulos de médicos pediatras recién otorgados por la Universidad de La Habana.

Luego de ver al niño y sin siquiera tocarlo decretaron: “lo que este muchacho tiene es un empacho”, palabra de un castizo tan antiguo que muchos no entenderán, pero que se refiere a la indisposición estomacal por el comer en exceso y una difícil digestión; mal generalmente atribuido a los chicles tragados por los pequeños para evitar el regaño de los mayores.

Acto seguido, prescribieron para aquel desorden estomacal un remedio tan insólito como el insólito fue el diagnóstico: teníamos que conseguir leche de chiva negra y una vez servida en adecuado envase (pocillo de peltre, de ser posible) debía sumergirse en el inmaculado caldo un clavo al rojo vivo. “Con eso bota todo lo que tiene”, dijeron. Sabias palabras, pues poco faltó para que, literalmente, el infante botara hasta la vida.

Aunque me opuse aplicar aquella burrera cura, el criterio paterno se impuso y tras encontrar en las afueras de la capital cubana el blanquísimo líquido proveniente de una negrísima chiva, la pócima tuvo el efecto que preveía: el pequeño empeoró tan rápido y de tal manera que ameritó su hospitalización.

Eso sí, en clínica para extranjeros y atendida por extranjeros, que aun so pena de ser deportado inmediatamente, me negué a siquiera a dejar que lo ingresaran en la emergencia del depauperadísimo y extremadamente sucio hospital central de La Habana de aquel entonces.

Carta a un médico venezolano, por Laureano Márquez

JoséFranciscoMata

FOTO: Andrés Kerese / Prodavinci

 

Querido doctor:

Quiero que sepas que los venezolanos estamos orgullosos de ti, que estamos clarísimos: sabemos que nuestros médicos son los mejores del mundo y los más humanos. En ningún otro lugar se ejerce la medicina como en nuestro país, en el que hasta en una piñata puedes tener una consulta ambulatoria con uno de los papás del amiguito de tu hijo. En Venezuela uno no va a una consulta impersonal, como hace la gente de otros países; aquí tu médico es tu amigo y conoces a su esposa y vas a la graduación de su hija; si lo encuentras en el mercado, pregunta por tu salud y averigua si te estás tomando la pastillita. Él no revisa tu historia porque se la sabe de memoria: la ha hecho parte de la suya y ves en ella los colores de todas las plumas fuente de sus años y los tuyos, porque la relación de un paciente con un médico en Venezuela es “hasta que la muerte los separe”. Tu médico envejece contigo; podrá pasar de los noventa, como el Dr. Otto Lima Gómez, pero tu confianza en él no merma, porque lo hallas cada vez más sabio, más bueno y hasta más elegante; pero especialmente porque él sabe lo que tú tienes no a partir de los exámenes de sangre, sino del examen que hizo de tu alma en la mirada triste con la que entraste a su consulta y porque su mano en tu hombro es la mejor medicina. Estamos tan orgullosos de ustedes, queridos amigos médicos, tan conmovidos con su quehacer, que no hallamos las palabras exactas de gratitud en esta dolida hora en la que ustedes sacan las balas de los cuerpos de los hijos de esta tierra, caídos en una guerra a la que van con “un canto infinito de paz”.

Ser médico en la Venezuela de estos tiempos es un acto de heroísmo y de amor, de ingenio y de creatividad para salvar vidas en medio de esta tragedia artificial llamada gobierno, que lleva dieciocho años destruyendo lo mejor de nosotros, lo más bueno, lo más noble, lo más sagrado. Seguro que hay algo —los alumnos lo sabrán— en nuestras escuelas de Medicina que hace que quien salga de allí sea dueño de un alma especial, no solo plena de sabiduría, sino lo más importante: de sensibilidad y virtud. Es como si en una cápsula de Petri se hubiesen mezclado la ciencia de Razetti, la santidad de José Gregorio y el sentido de la justicia de Vargas. Ahí están los muchachos de la Cruz Verde, los estudiantes de Medicina, salvando, ayudando, sembrando vida donde otros se la roban. Son nuestros superhéroes, nuestros salvadores, nuestra certeza de que no toda esperanza ha sido arrebatada por la maldad, de que esta tierra es esencialmente de gente buena y solidaria, inteligente y pacífica, por más que el mal, la crueldad y el terror se hayan apoderado temporalmente de las riendas de nuestro destino envileciéndonos a todos; es “el vil egoísmo que otra vez triunfó”: Boves redivivo siembra de muerte los campos de Venezuela. En medio de esta debacle están ustedes, los médicos, más que ejerciendo la medicina, haciendo milagros. Junto a ustedes, las enfermeras y enfermeros, porque si el médico salva vidas, la enfermera salva al médico.

Querido amigo: gracias por dar la cara por la salud y recibir heridas de aquel de quien te vengarás salvando la vida de su hijo o la suya propia. Gracias por tu humanidad toda, por la santidad de tu vida cotidiana, por las causas que apoyas en los lugares más remotos, por actualizarte cada día en un país al que ya no llegan las revistas de medicina. Gracias por hallar un sustituto al remedio que no se consigue, o por dármelo tú mismo, aunque en ello se te vaya la vida cruzando el mar. Gracias por las consultas que no causaron honorarios cuando me suponías pelando. Gracias, pichón de médico, que saliste a una calle insegura a entregar tu vida salvando a tu hermano; ojalá que el que te arrolló siempre encuentre médicos y medicinas; ojalá que viva para siempre. Gracias, doctor, muchas gracias, que Diosito me le pague, como dicen nuestras abuelitas cuando salen de tu consulta. ¡Ah! y no te preocupes: Carujo, esta vez, también pasará, porque “es el hombre de bien el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra y seguro sobre su conciencia”.

 

@laureanomar

Pacientes se “encadenaron en Los Ruices por la escasez de medicinas

Protestacodevida#22Mar

Pacientes crónicos y representantes de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida) protestaron este miércoles “encadenados» en la avenida principal de Los Ruices, a la altura de Los Cortijos, por la escasez de medicamentos. La manifestación fue inicialmente frente a la Farmacia de Alto Costo del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en Los Ruices.

Pacientes con enfermedades renales, cáncer, párkinson, hipertensión pulmonar, reumatismo y trasplantados tienen pancartas alusivas a la crisis humanitaria y a los medicamentos que no consiguen.

«Voy a hablar en nombre de muchísimos venezolanos. No estamos pidiendo una limosna sino nuestros derecho constitucional a la salud. Además de que no tengo mis medicamentos, también sufro la crisis porque no consigo medicinas ni los pañales de mi madre», expresó Mildred Rodríguez, paciente con cáncer de mama.

«La ultima decisión del mamarracho que está en la Presidencia es que las medicinas serán distribuidas los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción). Pues no, yo no estoy dispuesta a arrodillarme ante el gobierno para mantener mi salud. Si algo me sucede será culpa del régimen», agregó Rodríguez.

El presidente de Codevida, Francisco Valencia, exigió al director del IVSS, Carlos Rotondaro, que se haga presente en la sede de la farmacia para darle respuesta a los pacientes y manifestó que se quedarán el tiempo que sea necesario en el lugar, hasta obtener respuestas.»El señor Rotondaro sabe que cada minutos que estamos bajo el sol se deteriora nuestra salud, así que espero que esté consciente de que debe respondernos para evitar consecuencias graves».

 

  “Hemos llegado a niveles alarmantes. No queremos que nuestros compañeros sigan muriendo por falta de tratamientos en la Farmacia de Alto Costo. Las mujeres con cáncer de más tienen seis meses sin recibir medicinas. Hay fallas en dos medicinas muy importantes para los trasplantados que afecta a más 3.500 personas en todo el país: el myfortic y la ciclosporina”, detalló el presidente  de Codevida. Valencia también es paciente trasplantado y admitió que fue en la mañana a retirar sus medicinas en la farmacia. Sin embargo, confesó que su esposa, quien está en la misma condición, no recibió medicamentos. “No puedo negar que a mi me lo dieron pero mi esposa tiene un tratamiento distinto y el de ella no hay. Entonces no hacemos nada si le dan a uno si y al otro no, todos tenemos derecho”. El director del IVSS le respondió a Valencia en Twitter, al enterarse de la protesta convocado por Codevida. Rotondaro consideró fuera de lugar que el activista protestara por falta de medicinas cuando el Seguro Social le había entregado el tratamiento.  

 

La protesta duró aproximadamente dos horas, posteriormente los manifestantes se devolvieron a la farmacia reiterarle las exigencias a los representantes del Seguro Social.

“Les advertimos que deben darnos respuesta en al menos una semana, de lo contrario enviaremos una carta a la Cruz Roja Venezolana para pedir apoyo y volver a protestar en el sitio”, informó Johana Castellanos, presidenta de la Fundación Venezolana de Hipertensión Pulmonar.

 

 

EPU: Gobierno descarta pedir ayuda internacional para superar la escasez de medicinas y alimentos

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Para las autoridades, las recomendaciones que otros países le hicieron en materia de salud y alimentación contienen “una fuerte orientación politizada y negativa” y “no fueron formuladas bajo un espíritu constructivo o propositivo”

Juan Francisco Alonso

Crónica.uno

Caracas. Venezuela no pedirá a ningún país del mundo ni a ningún organismo internacional ayuda para superar la actual escasez de medicinas e insumos médico-quirúrgicos que afecta al país, al menos por ahora.

Así lo dejaron en claro las autoridades en el informe que presentaron al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y en el cual se comprometieron a implementar solo tres de las 274 recomendaciones que recibieron durante el II Examen Periódico Universal de Derechos Humanos, celebrado en noviembre pasado.

En el documento, que será leído este jueves en Ginebra (Suiza), se coloca en “veremos” la petición hecha por la delegación de Canadá para que Venezuela “tome medidas urgentes inmediatas para garantizar una provisión de medicinas esenciales a la población, incluyendo la aceptación de asistencia y cooperación internacional”, así como la de Islandia, la cual instó a que se “desarrolle e implementen políticas efectivas que permitan atacar la crisis en el sector salud y la escasez de comida”.

Estas recomendaciones no fueron rechazadas de plano, pero tampoco aceptadas, sino que son dos de las 28 que el Gobierno dijo que tomaría en consideración, porque “pueden prestarse a confusión, dado a que contienen una fuerte orientación politizada y negativa” y “no fueron formuladas bajo un espíritu constructivo o propositivo”, lo cual “contribuye a exacerbar las consecuencias negativas de la incesante guerra económica, del constante asedio y las permanentes amenazas que han llevado a un bloqueo progresivo del país en los ámbitos económico, comercial y financiero, afectando negativamente el disfrute de los Derechos Humanos”.

Pero el Ejecutivo no solo se rehúsa a pedir ayuda internacional para resolver la falta de medicinas, tampoco tiene prevista esa opción para superar el desabastecimiento de alimentos. Así, la recomendación que en ese sentido le hicieran los delegados de Suecia también fue engavetada.

Gremios y economistas aseguran que la escasez de alimentos y de medicamentos ya supera 80 % y en algunos renglones, en ciertos momentos, ha llegado a ser del 100 %. Esta situación está poniendo en riesgo al menos a cuatro millones de venezolanos, según datos manejados por Feliciano Reyna, de Acción Solidaria.

A la basura

Peor suerte tuvieron buena parte de las recomendaciones que iban dirigidas a garantizar las libertades de expresión, de asociación y participación, así como a castigar a los autores de ataques contra periodistas y defensores de DDHH, a asegurar la independencia del Poder Judicial o aquellas que instaban al Ejecutivo a poner fin al polémico plan contra el crimen Operación Liberación del Pueblo (OLP). Ellas son algunas de las 53 que terminaron en la papelera al ser rechazadas.

Las autoridades, en su informe, justificaron su decisión de desechar estas peticiones —la mayoría de las cuales fueron formuladas por países considerados como democracias consolidadas— debido “a su tergiversación, irrealidad o falsedad”.

“Los sesgos y falsos supuestos implicados en esas presuntas recomendaciones, se prestan a confusión o proceden de mala fe, y actúan contra la misión de este valioso ejercicio del EPU, y son contrarias a la importancia destacada que para Venezuela tiene la más amplia y progresiva tutela de los Derechos Humanos como razón de ser de su Constitución y vida republicana”, replicó el Gobierno, el cual sin empacho afirmó: “En Venezuela está prohibida toda restricción al libre ejercicio de derechos consustanciales con nuestra vida democrática, tal es el caso del derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información que no pueden restringirse ni siquiera bajo las normas del estado de excepción constitucional”.

Pese a que 60 % de los jueces en el país son provisorios, es decir, que pueden ser destituidos de un momento a otro sin procedimiento previo; y a que 10 de los 32 magistrados fueron funcionarios del Gobierno o militantes en el partido oficialista, las autoridades aseveraron al Consejo de Derechos Humanos que la autonomía e independencia de los poderes están plenamente garantizados.

Mucho amor propio

Aunque efectivamente solo se comprometieron a llevar a adelante tres recomendaciones en los próximos cinco años que faltan para el siguiente EPU, dos relacionadas con el combate al embarazo precoz y la otra que las insta a cumplir lo que salga de la consulta sobre la calidad educativa, las autoridades aseguraron a la ONU que 187 de las 274 sugerencias ya las están aplicando, lo cual equivale al 68 %.

Asimismo, reiteraron su disposición a cumplir los 25 compromisos que asumieron voluntariamente y entre los cuales figuran extender a todas las cárceles del país el nuevo modelo penitenciario, profundizar la formación de los policías y militares en materia de Derechos Humanos; y “estimular el crecimiento económico sostenible mediante el aumento de los niveles de productividad y la innovación tecnológica, a los fines de promover el cambio del modelo rentista de la economía que nos ha caracterizado en los últimos 100 años”.

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Decretan aumento salarial de 50% para médicos del sector público

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El presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció un aumento salarial de 50% para los profesionales de la medicina. El anuncio lo hizo la tarde de este viernes 10 de marzo durante el acto con motivo de celebrarse el Día del Médico, en homenaje al doctor Gilberto Rodríguez Ochoa.

El mandatario nacional informó que los médicos en todos los cargos gozarán de un incremento de 50% «para recuperar la capacidad salarial».

«Es cierto que debemos mejorar las condiciones de vida del médico venezolano, por eso he decidido, como parte de esa atención necesaria, decretar un aumento salarial del 50% para los médicos del país, de todas las tablas y cargos en todos los niveles de la salud pública del país», explicó.

Agregó que esto debe ir acompañado de medidas de apoyo, como la Gran Misión Vivienda Venezuela.

«Todos nuestros médicos deben tener su tableta y debemos hacer un plan especial para acceso a vehículos, porque si alguien necesita vehículos son los médicos. Se hará con las empresas Chery de Venezuela», agregó.

Señaló que es necesario una nueva gestión en los hospitales del país “Hay que ir a un nuevo modelo de gestión de los hospitales del país y me alegro mucho que estemos graduando expertos en gerencia hospitalaria que vayan a hacer la revolución en los hospitales”.

¡Lagrimas de hambre, súplicas por medicina! por Armando Martini Pietri

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De acuerdo con el más reciente pronóstico del Índice de Miseria Bloomberg, Venezuela logra el primer lugar en 2017 y repite, por tercer año consecutivo, como el país que representa la economía más miserable del mundo. Y sobre la inflación, se pronostica su aumento en seis veces más. Logros extraordinarios de la revolución.

Nunca valoramos la comida ni las medicinas, las tuvimos a lo largo de décadas de economía petrolera. Teníamos más que suficiente al alcance de la mano, tiempos del “ta’barato, dame dos” cuando casi todos pasaban vacaciones en Miami y visitaban Disney World; adinerados construían mansiones de playa con muelles para yates y quienes gustan del campo, se hacían estancias que empalidecían ranchos texanos. Había dinero a borbotones y guardar no era habitual; gastar a placer era sinónimo de riqueza y poder. Del pasado esperanzador al presente arruinado, otro resultado revolucionario.

Venezuela muere de hambre e indignidad, sin ética, moral ni principios y, menos, buenas costumbres. Patria devastada sin medicamentos y llena de carencias; mientras politiqueros, corruptos, cómplices y bandidos se enriquecen, regodean y zambullen en dinero mal habido, egos y peleas frívolas. Derrochan sus dólares robados, ignorantes del profundo control bancario de las autoridades mundiales que serán, por lo visto, nuestros vengadores. Un papel importante depende de los ciudadanos decentes, rechazar socialmente a bandoleros y delincuentes que saquearon las finanzas públicas, malogrando el futuro del país y nuestra descendencia.

Al no apreciarlos, los alimentos se botaban y malgastaban, ahora no los conseguimos. No es exageración recordar que había pocas mesas en la que no sobrara la comida y ante ello, se exclamaba: ¡no le pares, bótala! Así se desperdiciaba. Lo peor es, que el desabastecimiento creciente y criminal no es cosa nueva, el Gobierno lleva años cometiendo errores, enredado en su despliegue de propaganda no por masiva menos vacía e hipócrita.

Por primera vez en la historia patria hemos observado hombres y mujeres llorar por hambre, sus hijos, familiares y amigos mueren por falta de medicamentos, en Venezuela no puede decirse que el cáncer diagnosticado a tiempo es curable, no importa cuándo sea detectada la enfermedad en estos tiempos revolucionarios, no hay medicamentos apropiados, la revolución no se enferma.

El drama y la muerte golpean a cualquiera, militares incluidos, muy pocos privilegiados se salvan de no perder algún familiar y/o amigo víctima de la inseguridad, pero en estos tiempos la realidad muestra un rostro trágico: se matan unos con otros por un sándwich, unos zapatos, a ese nivel de locura y desesperación socialista hemos llegado. Lo más grave, algunos vecinos llenos de impotencia por la impunidad, comienzan a aplicar ajusticiamientos brutales por su cuenta. Justicia por propia mano. 

La desaparición de medicamentos y material médico alcanza escalofriantes cifras que superan el 80%, generando angustia en los enfermos, que sufren, sienten miedo, quieren vivir, esperanzados en un mejor futuro y un país con menos calamidades. La mala administración oficialista, la negligencia, la falta de previsión, la corrupción y el robo masivo, los precios bajos del petróleo, han alimentado una crisis que ha dejado los estantes de las tiendas de alimentos vacíos, hospitales sin medicamentos básicos, y el crimen dueño de las calles.

Agrupaciones médicas y farmacéuticas tienen años alertando sobre la gravedad de la situación, han sido innumerables las reuniones de trabajo, mesas de diálogo y comunicados públicos, pero sin solución. Ante la gravedad, se planteó declarar la crisis humanitaria en la salud; la respuesta de la Defensoría del Pueblo que no defiende sin órdenes directas, fue calificar el planteamiento como “una exageración con propósitos políticos”.

La Asamblea Nacional decretó la Crisis Humanitaria en Salud y Alimentos. No obstante, a las autoridades les sobra indolencia, irresponsabilidad y soberbia. Y lo poco que existe, está en manos de mafias que de manera perversa la comercializan. El bachaqueo individual u organizado es inherente al desgobierno. Los enfermos perciben la actitud como culposa y delictiva. El país entero también.

Los médicos y responsables de aliviar a los enfermos se preguntan: ¿es posible no ser beligerante, callar y no expresar la necesidad de un cambio urgente? ¿Qué nos queda por hacer? ¿Escribir un récipe con medicamentos que no se conseguirán? ¿Qué les decimos a los pacientes? Inhumano agregar más problemas al enfermo y sus familiares. Terrible y desesperante no poder cumplir el juramento hipocrático. 

Las gravísimas declaraciones del presidente de Fefarven, denuncia la posibilidad de enchufados en una empresa que importa medicamentos al país. Investigarán y de existir irregularidades, difundirán nombres de los responsables. El Estado se hace la vista gorda, a la importación de medicamentos a dólar negro, por lo que se ve afectada la capacidad de adquirir fármacos. 

A los laboratorios nacionales no se les otorgan divisas y la deuda gubernamental con el sector alcanzó los 5 millardos de dólares. Hay que buscar una respuesta. Se dolarizan los medicamentos como ocurre con los alimentos. Se están muriendo pacientes por falta de medicinas. Pero el Gobierno sólo receta palabrería sin sustancia, falsedades, promesas que se cambian cada vez que el Presidente habla, o sea, cada día.

Estos son los asuntos que debería considerar el Vaticano si realmente ansía y anhela una solución. No es sólo dialogar y hablar pajita en cada reunión, se trata de diseñar, analizar, proponer y discutir acciones realistas. Lo que deberían asumir con seriedad y en profundidad algunos politiqueros enconchados en la oposición formal. ¿A cuál poder aspiran? ¿Cómo planean resolver la caída de la producción agropecuaria e industrial, cómo rescatarán el poder adquisitivo, cómo recuperarán la confianza y el entusiasmo, cómo protegerán las vidas de los venezolanos? Y lo más importante: ¿Cómo se reconquistarán los valores y principios éticos?

La falta de respuesta de algunos aspirantes a la dirección nacional, es lamentable, sólo privilegian y se sumergen en sus diarias babiecadas; es conocido, todos sabemos, estamos clarísimos que el madurismo es un categórico fracaso. Venezuela está con hambre y sin medicinas, algo tenemos que hacer. Dejemos de ser como las chicharras, cantan y cantan sin que nadie entienda qué es lo que canturrean.

¡Venezuela potencia: la economía más miserable del mundo!

 

@ArmandoMartini

Médico venezolano es Investigador Joven del Año en Estados Unidos

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Los descubrimientos de William Bracamonte-Baran lo convierten en la única persona en el mundo que ha recibido dos importantes premios del campo de la medicina en apenas seis meses

 

Adiós pastillas para el corazón, adiós inmunosupresores. Probablemente en diez años esto sea una realidad gracias al médico venezolano William Bracamonte-Baran. Es por ello que la American Heart Association (AHA) y la American Autoimmune Related Disease Association (AARDA) decidieron premiarlo por su trascendental descubrimiento sobre células linfoides innatas (ILC, por sus siglas en inglés).

Es primera vez que se entregan estos importantes galardones a alguien de apenas 35 años, lo que lo convierte adicionalmente en Joven Investigador del año para ambas instituciones, sin duda un gran reto para un fresco galeno que llegó a Estados Unidos a través de una cadena afortunada de recomendaciones, sin mayor ayuda económica que la propia. En sus años de estudiante de Medicina en la Universidad Central de Venezuela Bracamonte publicó varios artículos en revistas regionales y fungió como coautor de algunos libros de Biofísica y Fisiología, información que llegó a Wisconsin y así recibió la oferta para hacer un doctorado allá.

“Me siento tan atribulado como orgulloso. La decisión de quedarme aquí no fue fácil y aún me causa desazón. Me hubiera gustado descubrir algo más modesto pero pudiendo aportar directamente al país, sin separarme de mi familia. Pero sé que en Venezuela desafortunadamente no hubiera podido hacer nada en términos científicos. De hecho mi doctorado lo costeé yo, toda ayuda en divisas me fue negada pues dijeron que la inmunología no era un área prioritaria para el desarrollo de la nación”, revela.

Bracamonte se mudó a Wisconsin en septiembre de 2011 para hacer un doctorado en Inmunología en la Universidad de Wisconsin que normalmente toma seis años, pero él lo culminó prácticamente en la mitad de ese tiempo. Ya en 2014 ganó el premio del World Transplant Congress, gracias al descubrimiento de unas células que podrían evitar que los trasplantados tomen inmunosupresores de por vida. Los resultados in extenso ya fueron aceptados para publicación en Proceedings of the National Academy of Sciences, una de los cinco revistas de mayor impacto en el área de inmunología.

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Crisis obliga a venezolanos a vacunar a sus hijos en el exterior

Vacunas

 

Durante tres días tuvo que viajar Vanesa Martínez, una venezolana proveniente de Cumaná, estado Sucre, para poder llegar a Colombia y encontrar la vacuna contra el neumococo para su hijo de nueve meses. Dice que en su país fue imposible encontrarla.

Como ella, diariamente llegan en busca de vacuna unas 40 familias venezolanas al centro de salud de La Parada, en Villa del Rosario, pero por razones de horario solo atienden a 20 personas.

La razón del incremento de pacientes extranjeros, se debe, según cuentan los mismos venezolanos a la falta de estas vacunas en su país.

Jonathan Durán, venezolano, señaló que en los centros de salud de San Cristóbal (Venezuela), no se consigue la pentavalente (DPT) contra difteria, tosferina, y tétano; por eso, tuvo que llegar  hasta La Parada con su hija de tres meses.

“Esperé semanas buscando la vacuna en todos los ambulatorios, y no fue posible, pero acá sí pude conseguirla”, aseguró Duran.

En enero, en Villa del Rosario se aplicaron 5.919 vacunas. Según las estadísticas del municipio, de las 1.483 vacunas suministradas a niños, 730 se aplicaron a menores venezolanos. Es decir, 40 por ciento de las vacunas se aplicaron a niños provenientes del vecino país.

Lady Hernández, enfermera jefe, encargada de la oficina de Promoción y Prevención del municipio, dijo que en los centros de salud no se  restringe  la aplicación de vacunas a extranjeros. Solo deben presentar el carnet de vacunación.

El subgerente del Servicio de Salud de Villa del Rosario, Dubán Martínez, dijo que las vacunas que más solicitan los venezolanos son las de la varicela y el neumococo, pues “el vecino país no tiene medicamentos suficientes para el esquema de vacunación”

Los venezolanos dicen que trasladarse desde ciudades apartadas de la frontera es costoso, pero explican que es la única alternativa que tienen.