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Gran Bretaña

Armas químicas son el reflejo del odio

Por Diego Díaz Martín (Director General para las Américas de VITALIS)

LAS ARMAS QUÍMICAS HAN SIDO USADAS en guerras silenciosas, en las que sustancias tóxicas son liberadas al ambiente para matar. Su creación, al igual que cualquier otro tipo de arma, está ligada al odio, impregnadas de desprecio, intolerancia y xenofobia.

Pese a haber sido prohibidas en 1925, tras su uso en la primera guerra mundial, 189 países se unieron para ratificar la decisión de eliminar su uso a partir de 1997, con la entrada en vigor de la a Convención sobre las Armas Químicas. Este acuerdo multilateral, prohíbe el desarrollo, producción, almacenamiento, transferencia y empleo de armas químicas, y dispone, además, su destrucción.

Lamentablemente, no todos los gobiernos del mundo se alinearon a esta decisión, y aún persisten grupos abominables que las utilizan con premeditación y alevosía, para fines contrarios al derecho a la vida.

Entre las armas químicas más potentes destaca el novichok-5, considerada por algunos especialistas como la sustancia más tóxica. Fue desarrollada en la ex Unión Soviética, y a diferencia de otros agentes gaseosos o líquidos, es un polvillo cuyos efectos conducen a la muerte tras un paro respiratorio o cardíaco.

Otro gas de alta toxicidad es el VX, un compuesto organofosforado que afecta al sistema nervioso, y puede llegar a producir la parálisis total de una persona, hasta matarla. Por su letalidad, es considerado un arma de destrucción masiva.

El gas sarín, por su parte, es un neurotóxico que ataca el sistema nervioso central de los seres humanos, haciendo que los impulsos cerebrales se sobreexciten, por lo que los músculos no se puedan relajar, generando espasmos que terminan con la muerte de la persona por asfixia.

Más toxico que el sarín, es el ciclosarín, un agente sintetizado originalmente durante la segunda guerra mundial por los alemanes para uso militar, extremadamente tóxico para el sistema nervioso humano.

Un pesticida, llamado tabún, es otra de las armas químicas más letales del planeta, produciendo contracciones musculares que conducen al coma de las personas afectadas, hasta producirles la muerte.

Junto con el sarín, el ciclosarín y el tabún, otra sustancia química llamada  somán, forma parte de los agentes nerviosos denominados serie-G. El somán también es altamente tóxico y ataca el sistema nervioso, actuando a una velocidad impresionante, provocando convulsiones y parálisis respiratoria.

Las semillas del ricino también son usadas en la producción de armas químicas. De allí se obtiene un compuesto llamado ricina, que produce grandes fallas del sistema respiratorio humano, provocando náuseas, vómitos, hemorragias internas, deficiencia hepática y el colapso del sistema circulatorio humano.

Finalmente, otra arma muy usada en las guerras silenciosas, es el gas mostaza, que genera en las personas afectadas ampollas y asfixia agónica, dejando lisiadas a la mayoría de las personas que son atacadas con él, pues no siempre produce la muerte.

Los productores de armas químicas han sido Estados Unidos de América, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Francia y China. Sin embargo, hay quienes aseguran que Israel, Birmania, Corea del Norte, Angola, Sudán del Sur, Egipto y Siria, también pudieran haberlas producido o almacenado.

Al igual que cualquier tipo de armamento, las armas químicas están impregnadas de odio, y deberían ser erradicadas de la faz de la tierra.

Reino Unido inicia conversaciones para salirse de la Unión Europea

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Gran Bretaña inició formalmente el miércoles el proceso de divorcio de la Unión Europea tras 44 años de membresía, cumpliendo con la decisión tomada por los votantes británicos en un referéndum hace nueve meses.

El enviado de Gran Bretaña ante la UE, Tim Barrow, entregó en mano a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, una carta firmada por May el martes en su oficina del 10 de Downing Street, que inicia formalmente el proceso de negociación de dos años que culminará con el Brexit.

El principal funcionario de la Unión Europea dijo que «ya los echamos de menos», momentos después de recibir la carta oficial de la primera ministra británica.

Tusk dijo también que «los de la comunidad de los 27 estamos más resueltos y más unidos que nunca para llevar adelante con éxito «las difíciles negociaciones que comienzan».

«En este proceso no hay nada que ganar», dijo Tusk, y añadió que «nuestro objetivo es claro: minimizar el costo para los ciudadanos, negocios y estados miembros de la UE».

«Este es un momento histórico sin marcha atrás», dijo la primera ministra, Theresa May, a los legisladores de la Cámara de los Comunes minutos después acogerse oficialmente del Artículo 50 del Tratado de Lisboa. «Hoy el gobierno actúa por la voluntad democrática del pueblo británico».

«Ha llegado el momento de unirnos y trabajar juntos para lograr el mejor acuerdo posible», afirmó la primer ministro en un discurso en el parlamento.

En un mensaje en Twitter, Tusk dijo: «Tras nueve meses, Gran Bretaña ha cumplido». El funcionario acompañó la publicación con una foto de Barrow entregándole la carta delante de banderas británicas y comunitarias en Bruselas.

«No hay razón para fingir que este es un día feliz», señaló Tusk más tarde en un discurso, en el que hizo hincapié en que la prioridad ahora es minimizar los costos para los ciudadanos europeos y los países miembro.

Para para el 52% de los votantes británicos que votaron a favor de la salida del país de la UE en la consulta del pasado junio, este es un momento de celebración.

«En mi opinión, este es el momento más importante en la historia británica moderna», manifestó Brendan Chilton, secretario general del grupo proBrexit Labour Leave. «Finalmente estamos iniciando el proceso por el que salimos de la Unión Europea, restauramos nuestro parlamento y volvemos a ser una nación soberana».

Para quienes hicieron campaña por permanecer en el bloque, es hora de luchar por un acuerdo de divorcio que mantenga lo que consideran beneficios clave de la membresía de la UE, incluyendo el libre comercio de bienes y servicio y el derecho a vivir y trabajar en cualquier país del bloque.

«La guerra falsa se ha terminado», dijo Joe Carberry, codirector del grupo de presión proeuropeo Open Britain, agregando que el país decidió que saldría de la UE pero «el tema de cómo saldremos y los controles y equilibrios democráticos a lo largo del proceso de negociación sigue sin resolver».

Para Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Ejecutiva de la UE, la marcha de Gran Bretaña es «un fracaso y una tragedia».

En la carta que activó el proceso, May dijo que tanto Gran Bretaña como la UE deben trabajar duro ahora para asegurar que hay acuerdo.

«Debemos comprometernos de forma constructiva y respetuosa, en un espíritu de cooperación sincera», escribió la dirigente.

Los líderes europeos, por su parte, mostraron su consternación. El primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, señaló que el adiós de Londres a la UE es «increíblemente triste» y que espera «muchos altibajos en el camino».

Tras décadas de expansión, para la UE es desestabilizador perder a uno de sus miembros más importantes, especialmente mientras lucha para contener una ola de nacionalismo y populismo y enfrenta una antipatía sin precedentes del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.

La situación es aún más incierta en suelo británico. Muchas empresas temen el impacto de abandonar el vasto mercado común de la UE, con unos 500 millones de personas. El Brexit tiene profundas implicaciones para la economía británica, para la sociedad e incluso para su unión como país. La divisiva decisión de abandonar la UE ha dado un nuevo impulso al movimiento independentista escocés y minó las bases del acuerdo de paz de Irlanda del Norte.

Según May, Gran Bretaña no dará la espalada a sus vecinos y que quiere mantener una relación cordial. El país será «más fuerte, más justo, más unido y más abierto» y buscará «una nueva, profunda y especial relación con la Unión Europea», dijo en su discurso ante los legisladores.

Gran Bretaña y la Unión Europea tienen dos años para deshacer un tapiz de leyes, regulaciones y acuerdos forjados durante más de cuatro décadas, desde que Londres se unió a lo que por entonces era la Comunidad Económica Europea en 1973.

Theresa May confirma que con el Brexit el Reino Unido dejará el mercado único europeo

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La primera ministra británica, Theresa May, expuso sus planes para la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

En un esperado discurso en Londres, May declaró que el país no conservará «porciones de su membresía» a la organización una vez que salga de ésta.

La mandataria señaló que tiene un plan de 12 puntos -12 objetivos de negociación- con los que el país cumplirá con el mandato del referendo, realizado el año pasado, en el que los británicos votaron para salir de la Unión.

En uno de los puntos más esperados, sobre si Reino Unido continuará formando parte del mercado único europeo, May confirmó que no será así.

Declaró que permanecer en este mercado significaría aceptar las regulaciones europeas sin tener voz en el establecimiento de éstas.

Pero prometió «presionar para el mayor acceso posible» a este mercado después del Brexit.

Asimismo la mandataria afirmó que una participación total en la unión de las aduanas europeas evitaría que Reino Unido negocie sus propios acuerdos.

Sobre el comercio con la UE, May explicó que deseaba un acuerdo comercial exento de aranceles con la UE.

Y agregó que el país no aceptará la jurisdicción de la Corte Europea de Justicia.

May confirmó que el plan para el llamado Brexit, será puesto a votación del Parlamento una vez que éste sea acordado.

«Pondremos la conservación de nuestra preciosa Unión en todo lo que hagamos», dijo May.

E indicó que el acuerdo que el país intenta será un «gran acuerdo tanto en el exterior y un gran acuerdo en el interior del país».

Este es «un gran momento para el cambio nacional», declaró.

Entre los 12 puntos de negociación de May explicó están:

  • Mantener un «área común para viajar» entre Reino Unido y la República de Irlanda
  • Comercio libre de aranceles con la UE
  • Nuevos acuerdos comerciales con países que no son de la UE
  • Un acuerdo sobre aduanas con la UE
  • Una continuación «práctica» de los acuerdos para compartir inteligencia e información policíaca
  • El «control» de los derechos de inmigración para los ciudadanos de la UE en Reino Unido y los de Reino Unido en la UE
  • Un «enfoque gradual»
  • Continuar colaborando con los socios de la UE para proyectos de investigación en ciencia y tecnología
  • La protección de los derechos de los trabajadores británicos
Gran Bretaña: Cameron cedió el gobierno británico a Theresa May

TheresaMay

 

LONDRES (AP) — Gran Bretaña tendrá nueva primera ministra el miércoles 13 de julio, tras dos semanas agitadas en la que un referendo destronó al jefe de gobierno actual y las intrigas políticas derribaron a varios postulantes.

La secretaria de Interior, Theresa May, fue elegida líder el lunes después del retiro imprevisto de su única rival, quien dijo que el país necesita estabilidad en medio de la incertidumbre provocada por el voto a favor de salir de la Unión Europea.

El primer ministro David Cameron dijo que presentará su renuncia a la reina Isabel II el miércoles tras su última sesión en el parlamento en la que responderá a preguntas de los legisladores.

En la puerta de la residencia oficial de 10 Downing Street, Cameron dijo que «para el miércoles por la tarde tendremos un nuevo primer ministro en ese edificio a mis espaldas».

May será la segunda mujer que ocupa el puesto después de Margaret Thatcher. May dijo el martes que se sentía «honrada y humilde» por haber sido elegida.

Cameron anunció su renuncia al perder la votación por la permanencia en la UE en el referendo del 23 de junio. May había hecho campaña por la permanencia, pero el lunes dijo enfáticamente que respetará el resultado de la votación.

La ministra de Energía Andrea Leadsom, partidaria de la salida, se retiró de la contienda tras el escándalo provocado por sus declaraciones que el hecho de ser madre le daba ventaja sobre May, que no tiene hijos.

Leadsom dijo en un comunicado que carecía de «apoyo suficiente» entre los legisladores para ser líder, y añadió: «Lo más conveniente para los intereses del país es la designación inmediata de un primer ministro fuerte y con mucho apoyo».

Es el giro más reciente del torbellino político desatado por el referendo de salida, el Brexit. Al día siguiente de la consulta, Cameron anunció su renuncia, lo que dio lugar a la contienda por la sucesión. Los candidatos más prominentes —incluidos los promotores de la salida Boris Johnson y Michael Gove— quedaron en el camino entre denuncias de traición e intrigas.

Los legisladores redujeron el número de contendientes de cinco a dos, Leadsom y May.

Ahora, la reina invitará a May a formar gobierno el miércoles, un acto ceremonial pero parte de las costumbres de cambio de gobierno.

May, de 59 años, es uno de los miembros más experimentados del gabinete de Cameron, en que ha sido secretaria de Interior durante seis años.

Al igual que Cameron, pertenece al ala proeuropea del partido, pero destacados dirigentes del ala antieuropea como Johnson y Gove se apresuraron a declararle su apoyo.

El resultado del referendo trastornó la política británica y dio lugar a disputas por el liderato también en el laborismo, el principal partido opositor.

La legisladora laborista Angela Eagle intentará destronar al líder Jeremy Corbyn, un veterano izquierdista con una fuerte base de apoyo entre los afiliados pero escaso respaldo entre los 229 legisladores.

El bloque laborista aprobó una moción de retirarle la confianza a Corbyn y muchos miembros de su equipo legislativo renunciaron en protesta. Él se niega a renunciar y dice que puede ganar una votación por el liderato.

Muchos legisladores laboristas sostienen que Corbyn, un político sin carisma y socialista acérrimo, carece de atractivo para los votantes. Eagle dijo que «no se conecta lo suficiente para ganar una elección».

La designación de May difícilmente pondrá fin a la turbulencia política. De inmediato enfrentará la presión para iniciar las conversaciones formales de salida de la UE al activar el Artículo 50 de la constitución del bloque.

También se le reclama que busque un mandato de los votantes mucho antes de las elecciones generales previstas para 2020, aunque no está obligada a ello por ley. Los partidos opositores Laborista y Liberal Demócrata la exhortaron a hacerlo.

«Es inconcebible que Theresa May sea coronada primera ministra sin haber ganado una elección dentro de su propio partido, ni que hablar del país», dijo el líder liberal demócrata Tim Farron.

Oliver Daddow, profesor de política en la Universidad de Nottingham Trent, dijo que a May le convendría llamar a elecciones mientras el laborismo esté desorganizado.

«Tiene a su favor que el laborismo está en semejante lío», dijo. «Tendría que estropearlo todo para no ganar».

Las catástrofes de la Gran Bretaña o cómo salir airosa de la adversidad, por Vicente E. Vallenilla

Brexit

 

Todo lo pasado es prólogo.

Shakespeare

Pocas veces en la historia de las relaciones internacionales un país toma una inesperada decisión por mandato colectivo, con desconocidas consecuencias y que en el corto plazo, tienda a subvertir su nivel de poder y su grado de participación en la política mundial. Usualmente una variación de esa intensidad surge como resultado del enfrentamiento entre estados o como consecuencia  de un conflicto interno. Esa redefinición estructural de su participación en el  «sistema» internacional  puede venir, por ejemplo, de un tratado, por guerra, por revolución, o acciones de similar índole  y de ello pueda resultar un nuevo status quo. Pero lo que no es frecuente es que sin una force majeure que lo precipite, sino que por una votación mal concebida se proceda en ese camino inédito.

En el caso de Gran Bretaña, con pasado milenario y  con un rol importante en las relaciones internacionales  -particularmente destacado desde el siglo XVII hasta la mitad del siglo XX- pocas veces se ha enfrentado a situaciones como esta. Las más de ellas fueron procesos de transformación internos en la búsqueda de su particular identidad democrática, siempre sin afectar su ubicación de poder en el mundo.

En buena medida los enormes retos internos y externos de Gran Bretaña fueron producto  del inmenso poderío económico y político acumulado por políticas planificadas, audaces, y hasta deliberadamente aventureras. La pérfida Albión  del obispo Bossuet. Pero algunas de las conmociones mayores fueron provocadas por otros.

Un ejemplo se produjo con la inesperada independencia o separación de Estados Unidos. Generó un marasmo político y social, dentro y fuera del país. Cuatro primeros  ministros en sucesión después del cese de hostilidades, el rey en entredicho, el ejército arruinó su prestigio, la economía quedó en ruinas, más impuestos y pobreza, las rutas comerciales se truncaron, los precios de todos los bienes muebles e inmuebles se desplomaron. La deuda pública se incrementó desproporcionadamente. La inflación pasó de 2.1 % en 1782 a 12 % al año siguiente.  La inminente posibilidad de un estallido social o de guerra civil sacudió los cimientos de la capital imperial.

Pero Gran Bretaña siempre ha tenido un superávit de talentos y en los momentos cruciales de su historia las decisiones correctas  de sus hombres de Estado han ayudado a darle un giro a la adversidad inminente. No todos los pueblos son tan afortunados.

El brillante William Pitt,  (con quién inició su faena revolucionaria  Francisco de Miranda) convenció al Parlamento de acordar en 1783 el Tratado de Paz con Washington. Se inició una alianza comercial con el enemigo del día anterior. Genial vuelco. El desastre de la decisión de la guerra de separación se conjuró con políticas inteligentes. Las rutas comerciales con el continente americano se restituyeron a plenitud. Pitt ordenó multiplicar las corrientes hacia la India. Se perdieron territorios en Canadá, pero ganó en  actividad mercantil. Las empresas textiles que habían quedado en quiebra se reinventaron. Inglaterra volvió como líder mundial de la producción industrial y el comercio con su antiguas colonias americanas se duplicó en diez años. La prosperidad económica se restableció.

La Revolución Francesa y la guerra contra Napoleón Bonaparte también sorprendió en sus resultados a GB. Se convirtió en una amenaza existencial al reino de primer orden. Vino la guerra contra la amenazante revolución francesa y contra el emperador emanado de ella.  Al final del proceso, a diferencia de la oportunidad referida, militarmente victoriosa se confirmó como gran potencia mundial pero se volvió a desencadenar una crisis interna política, económica y social de grandes proporciones: insoportables impuestos, desabastecimiento de comida, caída de los precios de bienes. Casi termina en una guerra civil. El conflicto europeo había costado al empobrecido país, 850 millones de libras (30 mil millones de libras actuales). Pero el reino como consecuencia de las famosas negociaciones de 1815 en Viena,  se reafirmó como potencia en el delicado balance de poder mundial, logrando el control de las rutas marítimas del Indico, Atlántico y Mediterráneo.

La Segunda Guerra Mundial llevó al Reino Unido a sus límites nuevamente, en otro gran desafío histórico. El país concentró el mayor esfuerzo de resistencia al nacional-socialismo y al fascismo con el eminente Churchill. Londres salió victoriosa y aunque sus finanzas estaban diezmadas, superó las dificultades relativamente pronto, gracias al poder de recuperación generado fluidamente por Estados Unidos. Pero ahora, a diferencia de las grandes crisis precedentes, Gran Bretaña dejó de ser la superpotencia militar e industrial que había sido por más de doscientos años. El imperio había llegado a su fin. Accedió permanentemente al Consejo de Seguridad de la ONU como vencedora, aunque de limitado rango de acción, al tiempo que el rompecabezas  de sus territorios fue desmontándose lentamente para dar paso a decenas de estados libres, ahora reunidos maternalmente en la Commonwealth o Mancomunidad Británica.  Pero, en nuestra opinión, muy hábil al propiciar progresivamente la conformación en Londres del centro financiero mundial, a pesar de que las instituciones de Bretton Woods se radicaron en la superpotencia vencedora y es natural que en su territorio se estableciera ese centro. Con ello, Londres equilibró al nuevo balance de poder, cimentando además su independencia económica.

Desde entonces la Gran Bretaña ha sido una potencia relativa que ha descansado en su pasado, en la  «excepcionalidad» del pueblo británico, en una vinculación económica con la Europa continental y, por encima de todo, en una alianza político-militar con Estados Unidos (the special relationship). Eso le ha permitido participar en la política internacional de  la post-guerra con determinado nivel, aunque en cónclave.

El fin de semana,  el Reino Unido pareciera haber entrado sorpresivamente en otra de sus grandes crisis de envergadura histórica. Esta vez, por el momento, no hay un Pitt o un Churchill a la vista para liderar esa suerte de reversión tradicional de la adversidad en ciernes. La salida de la Unión Europea se puede catalogar en la misma dimensión de esos acontecimientos mencionados, cuyas consecuencias son impredecibles y espectaculares. Las noticias alrededor del mundo indican la perplejidad global y llueven las conjeturas de todo tipo. Al otro lado del Atlántico, lejos del berenjenal, intuimos el carácter trascendental de la decisión tomada.

Pueden haber dos vertientes en un breve análisis primario de esos alcances. El más obvio es el de naturaleza económica, dado que el grueso de la relación intra-europea es de naturaleza financiera y comercial. El otro, es el que subyace en las alianzas políticas y en su reacomodo como potencia intermedia en los asuntos mundiales.  

Cerca de la mitad de las exportaciones británicas se destinan a la Unión Europea. Europa continental exporta menos del 10 % hacia la Gran Bretaña. Allí está el primer problema para los británicos. Perderá las preferencias arancelarias de su gran mercado europeo. Tendrá que negociar acuerdos bilaterales que evidentemente serán menos graciosos que los que disfrutaba ex ante. En cualquier caso, será un largo y doloroso proceso el redistribuir el destino de esas exportaciones por doquier. Las inversiones europeas, al no recibir el tratamiento comunitario se retirarán en busca de mejores condiciones, y aunque GB seguirá siendo atractiva para los inversionistas por su gran seguridad jurídica, el desplazamiento de empresas hacia el continente hará menos atrayente la inversión extranjera directa.

El otro problema a simple vista y que podría ser el de mayor impacto, es el de la condición de Londres de centro financiero del globo. Ni siquiera Nueva York, ha podido competir con la City en términos de centro financiero con las mayores ventajas comparativas.

Son obvias las condiciones  que tiene Londres para  ser  intermediario preferido para  la transacciones entre los americanos de norte y sur, asiáticos, africanos y europeos. La City es sede de 251 bancos extranjeros y el comercio de servicios financieros supera en la actualidad la astronómica suma de 100 mil millones de euros. Paradójicamente, ello tal vez sea una causa del british exit o Brexit. Londres es la fuente principal de riqueza económica en el reino. Asienta la mayor parte de los centros de estudio en un perímetro cercano y en ella reside la mayor parte de la actividad cultural de la GB.  Esto le ha proporcionado una enorme riqueza. No así al resto del país, donde hay regiones con pobreza estructural que no se han beneficiado de esa fabulosa prosperidad generada por la interacción europea.  Un chiste que circula en medios financieros  es que por esa concentración monopólica del ultra-bienestar, Londres «debería declarar su independencia» del Reino Unido.  Escocia, que votó por permanecer recientemente -y una razón fue el seguir siendo parte de la Unión Europea- puede reconsiderar su posición y buscar su independencia. Ya hay insinuaciones al respecto. Ello crearía un cataclismo aún mayor para la Gran Bretaña.

La otra dimensión también de consecuencias impredecibles está en el plano político.  El Reino Unido se ha beneficiado desde la Segunda Guerra de un status especial en su relación con Estados Unidos. En estos setenta años han trabajado coordinadamente durante la «Guerra Fría», en el Consejo de Seguridad y en múltiples conflictos bélicos. (en la guerra de las Malvinas,  EUA tuvo que tomar la decisión de violar el tratado interamericano de Asistencia Recíproca para favorecer  su alianza especial con GB).

A partir del final del enfrentamiento este-oeste, GB ha sido el eje pivotal de la relación geopolítica de  Estados Unidos con los europeos. Ahora, para EUA es aún más necesaria para coordinar, desde dentro, la acción europea en el marco mayor de la OTAN frente a las amenazas que crecientemente percibe Europa. GB dejará en dos años a Estados Unidos sin ese gestor imprescindible.

Alemania aparece a primera vista como el país que se beneficiaría de este descalabro y parece estar preparado para ello por su poderío económico, sus fortalezas institucionales y por su reciente irrupción política gracias al activismo enérgico de su gobierno. Fráncfort y Berlín; la primera podría pasar a ser el centro financiero de los europeos, además de ser el motor económico. La segunda: en el campo defensivo, Alemania ha dado pasos hacia una cada vez mayor disposición para participar en operaciones militares y Berlín podría ser un interlocutor más perceptivo hacia los intereses de EUA que la secularmente contestataria Francia.

Las consecuencias son de todo orden y de todas las jerarquías. Desde aquel obrero inglés jubilado en Palma de Mallorca hasta aquella transnacional alemana que estableció su línea de producción en Leeds, enfrentarán múltiples consecuencias. Tomará años conocer las implicaciones, pero algo que pareciera inexorable es que se acelera ese desmontaje paulatino y suave de su condición de  gran potencia de otra época, hacia  ese rol en el siglo XXI de actor intermedio -sin duda moderno y creativo- nostálgico a la vez de aquellos días en que su flota navegaba los siete mares custodiando al imperio en que jamás se ponía el sol.

*Ex-embajador de la República

Unión Europea presiona a Gran Bretaña para una salida rápida

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BRUSELAS, Bélgica (AP) — Líderes de la Unión comenzaron el martes a trazar un futuro sin Gran Bretaña, exhortando a Londres a que se separe lo más rápido posible de las otras 27 naciones del bloque a fin de poner fin a la incertidumbre que está afectando los mercados financieros mundiales.

El presidente del Consejo Europeo Donald Tusk dijo que convocará a una reunión de los líderes de la UE sin el primer ministro británico, en Bratislava, en septiembre, para forjar los planes futuros.

El martes, el primer ministro británico saliente David Cameron sostuvo conversaciones con el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, poco antes de una cumbre en Bruselas donde se espera que el líder británico diga que las negociaciones para una salida de su país no comenzarán antes de octubre. Han surgido rumores de que Gran Bretaña desea negociaciones informales sobre cómo funcionarán sus futuras relaciones con la Unión Europea antes de que se concrete la salida, lo cual es rechazado por muchos miembros del bloque.

Juncker y otros líderes europeos insisten en que no habrá ningún tiempo de negociaciones hasta que Gran Bretaña active el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que genera un proceso de dos años para separarse del grupo creado para unir a Europa tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

En una inédita sesión de emergencia del Parlamento Europeo, convocada después del referendo británico del jueves, Juncker exigió que Gran Bretaña clarifique su futuro.

«Quiero que el Reino Unido clarifique su posición. No hoy, no mañana a las nueve de la mañana, pero rápidamente», dijo al parlamento. «No podemos continuar en un período prolongado de incertidumbre».

Juncker dijo que prohibió a los miembros de la comisión mantener conversaciones secretas con los británicos antes de que Londres invoque la cláusula de salida.

«Nada de notificaciones. Nada de negociaciones», dijo en medio de fuertes aplausos.

Tusk ya elaboraba planes a largo plazo. Dijo que de los jefes de gobierno y de estado de la Unión Europea – con la exclusión de Cameron – sostendrán una reunión especial en septiembre para analizar «el nuevo proceso de reflexión, el nuevo impulso para Europa, un nuevo futuro para Europa».

«Necesitamos unas cuantas semanas para preparar este proceso», expresó.

La reacción inmediata en el Parlamento Europeo el martes fue emotiva. Nigel Farage, miembro británico del Parlamento Europeo y destacado líder del movimiento por la salida, recibió abucheos cuando exhortó a Europa a celebrar un buen acuerdo comercial con Gran Bretaña cuando salga, y dijo que en caso contrario la industria automotriz alemana perdería empleos.

«¿Por qué no actuamos de manera pragmática, sensata, adulta, racional… y llegamos a un acuerdo sensato sin tarifas?», se preguntó.

En un discurso interrumpido varias veces por los abucheos, Farage advirtió que «el Reino Unido no será el último estado miembro que abandona la Unión Europea».

Confirmando sus palabras, la dirigente ultraderechista francesa Marine Le Pen calificó el voto británico de «victoria extraordinaria para la democracia, una cachetada a un sistema europeo basado cada vez más en el miedo, la extorsión y las mentiras».

La canciller alemana Angela Merkel dijo que empeñará «todas sus fuerzas» para impedir la disgregación de la UE. Varios líderes de la UE iniciaban una cumbre de dos días para conocer la posición de Cameron y planificar los próximos pasos.

Los líderes de la salida británica esperan que el país siga gozando de muchos privilegios empresariales del mercado interno de la UE a la vez de poder negar a los ciudadanos europeos el ingreso a Gran Bretaña para enfrentar las inquietudes por la inmigración que fueron un factor clave en la votación. Merkel, quien encabeza la primera economía europea, dijo claramente que eso era imposible.

En un discurso en el parlamento alemán antes de viajar a Bruselas, Merkel dijo prever que Gran Bretaña mantendrá «estrechas relaciones» con la UE, pero que Londres no puede esperar que todo siga como antes.

 

 

Jun 26, 2016 | Actualizado hace 8 años
Brexit y el Stalingrado italiano, por Moisés Naim

Brexit-Londres

Para entender mejor la potencia de las fuerzas que impulsan el huracán Brexit es útil recordar lo que pasó en 1994 en Sesto San Giovanni, un suburbio al norte de Milán. En sus años de apogeo económico la zona se llenó de fábricas, obreros y combativos sindicatos comunistas, hasta tal punto que se hizo famoso como el “Stalingrado de Italia”. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cada vez que había una elección local, regional, nacional o europea, más del 80% de los habitantes de Sesto/Stalingrado lo hacían por el Partido Comunista o por su candidato. Esto cambió en 1994, cuando en el Stalingrado de Italia ocurrió un terremoto político tan inesperado como el de Brexit. Era un año más de la crisis que afectó duramente al sector industrial italiano. Ese también fue el año en que Silvio Berlusconi, aliado con los partidos de derecha, se lanza como candidato, enfrentándose directamente a la izquierda y -muy específicamente – a los partidos de origen comunista.

Más del 80% de los habitantes de Sesto San Giovanni votaron por Berlusconi.

La crisis económica, la corrupción de los políticos y la desesperanza llevaron a los votantes comunistas a darle una patada a la mesa y elegir a alguien que simbolizaba la antítesis de sus candidatos tradicionales. Pero aparte de darse el gusto de protestar contra todo y contra todos los políticos “de siempre” a través de su voto, fue muy poco lo que los habitantes del Stalingrado italiano lograron ayudando a Berlusconi a llegar al poder. Convertido en primer ministro, el empresario ni produjo el “nuevo Milagro Italiano” con el cual había ilusionado a sus electores, ni mejoró las condiciones de los trabajadores, ni hizo gran cosa contra la corrupción, otra de sus promesas que llevó a tantos a creer en él. En muchos sentidos, elegir a Silvio Berlusconi como primer ministro fue un autogol que se marcaron los italianos (¡cuatro veces!).

Los británicos acaban de hacer lo mismo.

Quizás el ejemplo más temprano y más ilustrativo del autogol británico nos lo ha ofrecido el gobierno local de Cornualles. El 56,5% de quienes votaron en ese condado del sureste de Inglaterra lo hicieron a favor del Brexit, lo que quiere decir que allí el entusiasmo con la ruptura con Europa es mayor que el promedio del Reino Unido. Pero la celebración de esa victoria les duró poco. La misma mañana en que se supo el resultado favorable a la salida de la Unión Europea, el consejo de Cornualles emitió un llamado urgente exigiendo que se les garanticen los 60 millones de libras al año que durante 10 años ha recibido de Europa. Y Cornualles no será el único caso de autogol. Una sorprendente estadística revela que las regiones de Reino Unido que más exportan a Europa fueron las más proclives a votar a favor del Brexit. Cabe suponer que en esas zonas será donde más puestos de trabajo se van a perder al disminuir las exportaciones. Otro triste ejemplo lo ofrece la doctora Anita Sharma: “He dedicado mi carrera a la investigación sobre el cáncer, que ha sido posible gracias a los fondos de la Unión Europea. Espero que los que votaron a favor del Brexit entiendan la devastación que esto va a causar en la medicina”. Reino Unido y Alemania son los países que más subvenciones europeas reciben para la ciencia.

La respuesta más común a este tipo de observaciones es que el voto a favor del Brexit está motivado más por el temor al “exceso” de inmigrantes y su impacto social y cultural que por cálculos económicos. Sin embargo, otra paradoja que revelan las estadísticas es que esa inquietud es más anticipatoria que real. Las áreas donde más concreta y real es la experiencia con los inmigrantes votaron a favor de permanecer en la Unión Europea.

“Recuperemos el control” es el eslogan que hábilmente utilizó la campaña a favor del Brexit. Esta es la ilusión –retomar un presunto control perdido — que se vendió bien en el Reino Unido y que se va a vender bien en otros países de Europa por la cohorte de “terribles simplificadores”, demagogos y oportunistas que hoy proliferan en el continente. Los devastadores resultados de esta búsqueda de “control” tardaron solo horas en aparecer. El más dramático es que la devaluación de la moneda, que tumbó la libra esterlina a niveles de 1985, ya ha hecho contraer drásticamente la economía.

“Recuperar el control” le está resultando prohibitivamente costoso a los británicos. Y más aún porque es una ilusión falsa. En el mundo de hoy el control que prometen los demagogos no existe. Quizás esta sea una de las muchas lecciones que dejará el Brexit. Otra lección –que está por verse—es si las sociedades aprenden de los errores que otros cometen.

Publicado en El País

Latinoamérica se alista por salida de Gran Bretaña de la Unión Europea

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Algunas economías de Latinoamérica se alistan para afrontar la incertidumbre financiera por la decisión de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea, que de inmediato tuvo un impacto negativo en las bolsas y las monedas de la región.

Unas horas después de conocerse el resultado de la votación, el gobierno de México anunció un recorte al gasto público por más de 1.600 millones de dólares para reducir sus requerimientos financieros, mientras el Banco Central de Brasil aseguró que tiene reservas suficientes para manejar una posible salida de capitales.

El secretario de Hacienda mexicano, Luis Videgaray, dijo que tras conocerse la votación por la salida de Gran Bretaña del bloque el peso alcanzó una cotización de 19,51 por dólar, aunque al paso de las horas recuperó cierto terreno y en el mercado interbancario cerró en 18,93. En tanto la Bolsa Mexicana de Valores culminó la jornada con una caída de 2,73%.

Videgaray dijo que más allá de la volatilidad, no anticipa «un impacto relevante sobre la cuenta corriente y sobre la balanza comercial mexicana en específico». El comercio de México con Gran Bretaña representa apenas 0,7% de todos sus intercambios.

El Banco Central de Brasil, la mayor economía latinoamericana, aseguró que tiene fundamentos sólidos para enfrentar la incertidumbre relacionada con el voto en Gran Bretaña y una muestra es su alto nivel de reservas internacionales, que esta semana sumaron poco más de 377.000 millones de dólares.

El organismo señaló en un comunicado que si es necesario adoptará algunas medidas para mantener un buen funcionamiento del mercado cambiario y financiero, pero no dio más detalles.

El índice Bovespa de la bolsa de Sao Paulo cerró con una baja de 2,82%, mientras el real brasileño se depreció un 0,95% respecto del dólar.

En un análisis escrito, el director para América Latina de la consultoría Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, consideró que las repercusiones en los mercados financiero y cambiario podrían extenderse «o incluso empeorar la próxima semana».

En el caso de México, que hasta ahora es el único país que ha anunciado una medida específica, la continuación de la volatilidad podría llevar a las autoridades a «tomar medidas extraordinarias y de mayor severidad, como un recorte fiscal más agresivo», añadió Coutiño.

En Chile, el ministro de Hacienda Rodrigo Valdés dijo que hay que actuar con prudencia y que confía en que esto no genere mayores problemas para su país.

«Este shock externo nos encuentra con una economía muy ordenada», sostuvo. «Esperamos digerir estas noticias sin mayores problemas». Gran Bretaña representa apenas el 1% de las exportaciones de Chile, donde la bolsa abrió con una baja de 2,11%.

En Bolivia, el presidente Evo Morales consideró que el voto en Gran Bretaña podría llevar a otros países a querer retirarse también del bloque europeo. «La Unión Europea tiene que tomar una profunda reflexión», señaló.

En Argentina el dólar cerró en 15,12 pesos el viernes, 58 centavos por encima de la cotización de la víspera. En tanto, el índice Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cerró con una caída de 2,23%.

Analistas financieros indicaron que las consecuencias más directas de la decisión británica para Argentina serán el fortalecimiento de la moneda estadounidense y la caída del valor de las materias primas. Asimismo, se dificultaría la colocación de deuda y la llegada de inversiones al país sudamericano.

«Si todo esto tiende a generar un conflicto más serio, puede enrarecer el ambiente internacional, lo que no es positivo para Argentina que quiere integrarse al sistema financiero internacional», explicó el expresidente del Banco Central Mario Blejer a la radio FM Milenium.

El economista y exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen dijo por su parte a la radio La Once Diez que el gobierno del presidente Mauricio Macri «tiene un problema muy serio, que es que dejamos de lado una economía chavista… y hace un viraje de 180 grados por el cual el eje del crecimiento pasa por la inversión privada. A eso, esto le pega muy negativamente».

Por su parte, la canciller Susana Malcorra dijo que «el mundo está pasando por un momento difícil, de miedos, de encerrarse. Lo vemos en Europa, lo vemos en señales que vienen de Estados Unidos, con una tendencia en general algo xenofóbica, en donde las fobias de todo tipo se van acentuando, y esto nos parece una realidad muy preocupante».