El incipiente crecimiento basado en el consumo emite señales de agotamiento. El país necesita inversiones
Tras una empobrecedora caída, el salario de buena parte de los venezolanos tocó piso en 2021 e inició un ascenso que les permitió consumir un poco más y sentir un cambio de tendencia; pero el optimismo comienza a debilitarse.
“Todo se está frenando. Mi sueldo, que no es ninguna maravilla, es mejor que el año pasado pero todos los precios suben”, dice Marielbis González quien trabaja como vendedora en una cadena de electrodomésticos.
El incremento de los salarios vino de la mano de la dolarización de facto. Cuando las empresas y los comercios pudieron facturar en dólares, el ingreso se estabilizó y las remuneraciones comenzaron a mejorar en una economía donde el gobierno dejó de aplicar controles y dio libertad para importar.
El oxígeno se concentró en las principales ciudades del país y se sintió con más ímpetu en el comercio y los servicios. En Caracas renacieron tiendas y se inauguraron restaurantes. A la mejora del salario se sumó que las familias con remesas y ahorros en divisas inyectaron combustible al consumo.
En Caracas las remuneraciones en el comercio y los servicios, donde trabajan seis de cada diez personas con empleo en la capital, iniciaron el ascenso desde el foso de 50 dólares y mejoraron de manera constante entre enero de 2021 y marzo de este año, pero hay signos inquietantes.
Datos indican que las remuneraciones, que incluyen bonos y salarios, han dejado de crecer mientras que los precios, si bien no aumentan al ritmo frenético de la hiperinflación, siguen incrementándose a tasas elevadas: según el Observatorio Venezolano de Finanzas acumulan un salto de 53,8% en el año.
Empresarios explican que el ajuste de los precios es inevitable en un entorno donde los productos importados se encarecen por los problemas en las cadenas de suministro y hay poca productividad por las fallas de electricidad, la escasez de combustible y un mercado que se achicó violentamente.
El frenazo
Las cifras del Observatorio Venezolano de Finanzas precisan que la remuneración promedio de los trabajadores en el comercio y los servicios del Área Metropolitana de Caracas, que no aumenta desde marzo, se ubicó en 118 dólares en junio y compra 5,7% menos que en diciembre.
Los últimos datos de Conindustria, el gremio que agrupa a la manufactura privada, también emiten señales preocupantes: en marzo, la remuneración promedio de los obreros fue de 130 dólares versus 138 en diciembre.
El ingreso es pobre en todo el ámbito laboral. En el comercio, los gerentes tienen una remuneración promedio de 261 dólares y 339 dólares los profesionales y técnicos de la industria privada.
“Uno sigue estando mejor que en los tiempos en que hubo una especie de bomba atómica y nos empobrecimos pero tiene que mejorar mucho más, es lo que uno espera”, dice Carlos Castillo quien trabaja como técnico en una empresa que produce envases plásticos.
En el sector público hubo mejoras pero las remuneraciones siguen siendo muy bajas, inferiores a ochenta dólares en la gran mayoría de los ministerios, universidades y hospitales. Además, el gobierno rebajó beneficios como las primas por antigüedad motivando protestas de distintos gremios.
Mala señal
Leonardo Vera, economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela, explica que “hemos visto una recuperación de la actividad económica sin mucha fuerza, pero estamos produciendo un poco más y eso es una buena noticia. Esta recuperación está basada esencialmente en el comportamiento de los salarios y por tanto en el consumo”.
“Que estas estadísticas muestren estancamiento del salario es preocupante. Si la palanca de la recuperación ha sido el consumo privado, gracias a la dolarización de los salarios, inicialmente esto nos indica que la recuperación tiene pies muy cortos. Si esto se consolida como una verdad estadística muy probablemente no vamos a tener mucho combustible para seguir creciendo en el futuro”, agrega Leonardo Vera.
“Además preocupa porque eso es lo que estamos viendo en el sector petrolero. Este año hubo una recuperación de la producción respecto a 2021 pero pareciera que se llegó a un techo. No ha habido más incrementos significativos y la producción se mantiene entre 700 mil y 800 mil barriles diarios”, dice Leonardo Vera.
“Ojalá no estemos en lo cierto, pero es posible que en el sector no petrolero ocurra el mismo estancamiento si no hay un motor más fuerte que el consumo privado, uno que pueda generar crecimiento a tasas significativas y sostenidas”, advierte Vera.
Las proyecciones
El Banco Central oculta las estadísticas del PIB desde el primer trimestre de 2019. Las proyecciones de consultoras y entidades financieras coinciden en que la recesión 2014-2021 redujo el tamaño de la economía en alrededor de 80% y este año se espera un crecimiento en torno a 10%.
Para eliminar el espejismo de los porcentajes es útil un ejemplo: el impacto de la crisis es similar a una persona de 100 kilos que rebaja hasta 20 kilos. Si aumentara 10%, como se espera este año, comenzaría a pesar 22 kilos. Lo relevante es el incipiente cambio de tendencia.
Ante la falta de estadísticas oficiales el Observatorio Venezolano de Finanzas tiene un modelo para estimar la marcha de la economía que determinó que en el primer semestre de este año hubo un crecimiento de 12% respecto al mismo lapso de 2021, un resultado que rima con las proyecciones de 10% para el año.
Los perdedores
Daniel Cadenas, economista y consultor, considera que si la economía está creciendo como sostienen las estimaciones y la capacidad de compra del salario se está reduciendo, entonces hay una dinámica donde los trabajadores comienzan a estar al margen de los beneficios.
“El PIB, de acuerdo al ingreso, es igual a la suma de los salarios, los alquileres, los intereses y los dividendos. Entonces, si el PIB crece y los salarios reales caen, es decir, tienen menos poder de compra, estamos ante un ciclo perverso donde el salario es la variable de holgura”, dice Daniel Cadenas.
“Los alquileres de los locales comerciales, los intereses que se pagan por el financiamiento y la utilidad de las empresas están aumentando a una tasa superior a la inflación. Lo que no crece en esa magnitud es el salario porque es la variable de ajuste para que los otros factores se mantengan rentables”, explica Daniel Cadenas.
Lo que falta
Para fortalecer el incipiente proceso de recuperación es necesario agregar una serie de ingredientes a la dolarización de facto y el fin de los controles.
Leonardo Vera indica que “Venezuela necesita inversiones. La inversión es una de esas grandes palancas que permiten vislumbrar crecimiento sostenido, pero esas inversiones muy probablemente no van a llegar en el corto plazo”.
Explica que hay un conjunto de empresas con una gran capacidad ociosa que antes de invertir necesitan un mayor uso de su capacidad instalada y las que sienten que deben hacer inversiones tropiezan con obstáculos.
Señala que una limitación es la falta de financiamiento. Los bancos están obligados a congelar a manera de reserva más de dos tercios del dinero que gestionan y a esto se añaden fallas en los servicios públicos.
“No puedes invertir sin redes de servicios públicos adecuadas. La energía eléctrica, el transporte, la gasolina son elementos vinculados a la actividad productiva”, dice Leonardo Vera.
Agrega que otro ámbito a resolver es el poco incentivo que tienen los pequeños emprendedores para formalizar su actividad.
“El emprendimiento que ha surgido es precario, poco formalizado y sin incentivos para optar a la formalización. La formalización es la vía para tener acceso al crédito, a otros mercados y crecer económicamente” dice Leonardo Vera.
El aislamiento es otro aspecto a considerar. “Esto es algo que va más allá de las sanciones, también tiene que ver con haber renunciado a convenios y acuerdos a los que pertenecíamos, a la pérdida de relaciones con gobiernos, con nuestros mercados naturales”, explica.
“Las empresas grandes y medianas están desvinculadas del resto del mundo. Esa vinculación es la forma para transformarse tecnológicamente, de obtener financiamiento internacional, cartas de crédito, obtener insumos a tiempo, participar en el comercio internacional”, dice Leonardo Vera.
El gobierno existe
Daniel Cadenas afirma que la pretensión de que el comercio y los servicios se conviertan en el epicentro de un crecimiento económico vigoroso que lleve a una mejora importante de los salarios es fantasía.
“Los países que han crecido durante mucho tiempo a grandes tasas lo han hecho sobre la base de la manufactura, no sobre el comercio. También han tenido una institucionalidad fuerte promercado y en Venezuela es muy endeble. Las leyes que controlan la economía están vigentes, solo que no se aplican”, indica.
Finaliza con un aspecto medular. “No vamos a crecer hasta que no trabajemos estos temas y algo que últimamente se quiere obviar: es necesario contar con un gobierno legítimo, reconocido, que no esté sancionado por la comunidad internacional”, destaca Daniel Cadenas.