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Julio Castillo Sagarzazu Ene 25, 2022 | Actualizado hace 1 mes
El mensaje es el medio
La más importante tarea que tiene la oposición venezolana en este momento es resolver el problema de su dirección política

 

@juliocasagar

Todos conocemos la expresión de Marshall McLuhan que da título a esta nota. Trataremos de explicar qué relación tiene con la actual situación del país.

Veamos:

En Venezuela se hace particularmente importante ponerla de relieve hoy que las fuerzas democráticas se devanan los sesos en la búsqueda de iniciativas y estrategias que acorten la pesadilla que vivimos y nos permitan recuperar la democracia y la libertad.

Aquí no trataremos de ninguna de ellas y reconocemos que el tema no será probablemente atractivo, llamativo o sexy desde ese punto de vista, puesto que la mayoría de las miradas están puestas hoy en el RR que han matado en el nido; de las primarias para una eventual elección en el 2024; de la posibilidad de reanudar las negociaciones en México;  otros de los cisnes negros y algunos (de todo hay en la viña del Señor) de que, algún día, los marines suban por El Palito o La Guaira vía  Miraflores.

Lo cierto del caso es que, independientemente, de lo atractivo o no del tema, consideramos que la más importante tarea que tiene la oposición venezolana en este momento es resolver el problema de su dirección política. La razón es simple: podemos conseguir la más acertada de las estrategias, proponer las más audaces iniciativas. Si el medio que trasmite los mensajes que las contienen, sigue siendo el mismo, no tendrán el eco que necesitan.

La dirección política de la oposición está integrada por muchísimos hombres y mujeres valiosos de varias generaciones. La mayoría de sus más importantes cuadros están hoy presos, en el exilio o sufriendo persecución. Su disposición al sacrificio no está en duda, pero es evidente que tras años de no haber conseguido el camino para salir de Maduro y su régimen, su capacidad de dirigir se ha desgastado.

Ya están lejanos los días en los que la gente estaba pendiente de lo que estos líderes decían para salir de inmediato a cumplir la tarea. Las grandes movilizaciones eran convocadas por un tuit y éramos miles en las calles. Ya eso hoy no pasa. El mensaje puede ser muy correcto, lo repetimos, pero no tiene la misma respuesta que tuvo otrora.

No vamos a solazarnos aquí en los errores que hemos cometido, que no son pocos, y de ellos hemos hablado en muchas otras notas. Pero en honor a la verdad, es que la razón principal por la que no hemos salido de esta pesadilla es porque este régimen cada día tiene más de dictadura y menos de democracia; porque no tiene escrúpulos ni miramientos para actuar y defender su estancia en el poder.

Es como si jugáramos un partido de futbol y nosotros somos 11 y ellos 33; ellos pueden agarrar la pelota con la mano y nosotros no; el árbitro nos pita foul si les volteamos a ver mal y ellos pueden despellejarnos vivos y el réferi se traga el pito. Es obvio –lo repetimos- que nuestros errores cuentan y mucho, pero es necesario recordar siempre que las reglas de juego están trucadas en Venezuela y que no estamos en una democracia.

Regresando a nuestro tema vamos a pasearnos por algún aspecto “teórico” (comillas ex profeso) que nos parece elemental: vamos a recordar la vieja jerga de las condiciones objetivas y las subjetivas que son necesarias para un cambio social.

Las objetivas están referidas a las condiciones materiales de vida y a la capacidad de los sectores gobernantes de desarrollar las fuerzas productivas para ponerlas al servicio de la sociedad. Es evidente que estos datos están dados. Nuestra calidad de vida ha descendido ostensiblemente en todos los terrenos. Los niveles de pobreza y desatención de los servicios públicos están en el peor nivel de las últimas décadas. Las que no están presentes para ese cambio son las condiciones subjetivas. ¿Cuáles son? Pues el nivel de conciencia y organización para lograr el cambio.

Dicho en otras palabras: lo que no tenemos es la dirección política que dirija y organice a los ciudadanos.

Si eso es lo que no tenemos y si se han revelado insuficientes todos los esquemas y plataformas, salidas de encerronas, reuniones y debates, entonces, lo lógico es que busquemos un mecanismo para lograrlo. Es verdad que los liderazgos no salen de mecanismos. Los liderazgos se ganan en los hechos, pero una dirección política formal y reconocida por los venezolanos es indispensable. Un Estado mayor que conduzca las luchas, para usar la jerga castrense.

Como es evidente que nadie está en capacidad de decir que es mejor que el otro, debemos recurrir a un árbitro que lo diga. Ese árbitro no puede ser tampoco una comisión de notables, tienen que ser los mismos ciudadanos los que tomen la decisión.

Es obvio que llegar hasta allí demandará que los partidos y el liderazgo de la sociedad civil comiencen este proceso dentro de sus propias organizaciones y que luego se pongan de acuerdo en un método sencillo, rápido y creíble para llevar este proceso a buen puerto.

Terminamos con lo que comenzamos: reconocemos que hoy es más atractivo hablar de las iniciativas que están en el candelero: las primarias; las elecciones; la enmienda y las negociaciones de México: Pero lo importante es que para encarar cualquiera de estas iniciativas, necesitamos legitimar la dirección política. Si, como dice Mc Luhan, el mensaje es el medio, hay que trabajar en ese medio para que llegue el mensaje.

No es excitante, ciertamente esta propuesta. Es polémica y compleja de implementar, pero es, en nuestra humilde opinión, necesaria.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

La tragedia de un país gobernado por dos minorías
Hay que reconstruir una nueva mayoría con la participación de todos los sectores, y no solo bajo la égida de quienes ostentan una franquicia partidaria

 

@froilanbarriosf

Para la comunidad internacional y para los venezolanos en nuestro país coexisten 2 gobiernos, uno de facto de entramado dictatorial y otro interino que pudo haber sido y no fue, con dos características comunes. Con la primera pretenden presentarnos una versión nacional basada en la ficción, y la segunda es el mínimo reconocimiento y el rechazo que producen en la población.

Manifestar esta opinión es una herejía para las barras de ambos sectores, ya que no hay nada que exaspere más a un político en el poder que le encaren la condición real de su gestión. Para estos es preferible andar desnudos, como aquel rey sometido al escarnio público, que reconocer sus carencias y miserias de gestión.

Debemos afirmar que no limita el ser minoría para gobernar al prevalecer en el escenario político la legitimidad, la legalidad de origen, el liderazgo del proyecto de gobierno propuesto. Se da el caso en Alemania, en tanto democracia parlamentaria, cómo unas minorías (liberales, ecologistas y socialdemócratas) agrupadas en la Coalición Semáforo lograron una mayoría; o en Italia, cuya república ha sobrevivido desde la posguerra hasta el siglo XXI con 66 gobiernos en 75 años. 

La minoría de Miraflores

Si hablamos de sistemas presidencialistas no vayamos muy lejos y veamos el caso de nuestro país. La alternancia puntofijista se originaba en el voto del electorado por AD-COPEI en cifras cercanas al 90 % hasta la década de los 90. En el siglo XXI con la actual Constitución, la tendencia de otrora se reflejó hasta 2013 en el voto masivo por opositores o por chavistas, con todo y las triquiñuelas que el CNE oficialista facilitó para imponer a Maduro en el inicio de su gestión, aun cuando el candidato opositor fuera el triunfador.

Otra es la realidad hoy. La minoría que gobierna desde Miraflores en nombre de un régimen autoritario despilfarró la maltrecha herencia de Chávez, al extremo de que un 80 % de la población no quiere ver ni en pintura al mandatario usurpador. Ese que en su última “memoria y cuento”, del sábado 15/1/2022, presentó un país idílico que solo existe en su mente de tirano, donde la pobreza no existe, el crecimiento económico es superior al de China y vacunó al 95 % de la población contra la COVID-19. No mencionó que el poder adquisitivo está en las catacumbas y la pandemia continúa cobrando numerosas vidas.

La minoría interina

Entre tanto en la otra baranda, la del gobierno interino, más allá de las trapisondas y desventuras del G4 y el apoyo de la comunidad internacional, su única fortaleza, no se explican cómo malbarataron la legitimidad de la Asamblea Nacional de 2015. Y el apoyo masivo de 2019. Lo que determina, a finales de 2021, unos índices de reconocimiento precarios de alrededor del 15 %. Cifra que lo enfrenta a la dramática pérdida de convocatoria a la protesta y al logro de la oferta ilusoria de reconquistar la democracia.

¿Qué tenemos entonces? En realidad, dos minorías confrontadas incapaces de rescatar la nación oprimida y arruinada. La que gobierna de facto desde 2018 es un proyecto criminal asociado a las mafias universales cuyo objetivo es mantenerse el poder, subyugar los pueblos hasta la inanición en un clima de enfrentamiento permanente con el Occidente democrático y de saqueo de los bienes nacionales.

La otra minoría perdió la brújula con bandazos de todo género que confunden a un atribulado pueblo. De la abstención pasó a la votación. De las elecciones regionales va al revocatorio, para luego vislumbrar las presidenciales de 2024, sin presentarle cuentas al ciudadano que, cansado de una dirección errática incapaz de reconocer sus fracasos, la observa con profunda desconfianza. 

¿Cuál debe ser el próximo paso? Reconstruir una nueva mayoría con la participación de todos los sectores, y no solo bajo la égida de quienes ostentan una franquicia partidaria. Para dato adicional observemos quiénes ejercen y lideran la protesta popular según el Observatorio de Conflictividad Social en Venezuela en 2021. 

Finalmente, si no hay voluntad política de organizar a todos los sectores, es porque se cree que el único escenario es el electoral. Es entender que los venezolanos y el país exigen un cambio por una democracia, y eso comienza por exigir verdaderas condiciones de elecciones libres y un proyecto inclusivo de reconstrucción nacional.

La salida electoral

La salida electoral

*Movimiento Laborista.

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Brian Fincheltub Dic 21, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Un frappuccino en Caracas
Aunque a casi nadie le importe hoy día, sin cambio político en Venezuela no habrá bienestar duradero

 

@BrianFincheltub

La realidad venezolana sigue siendo motivo de discusión entre quienes viven dentro y fuera de Venezuela. Para algunos venezolanos, la situación económica del país vive un repunte significativo, las colas y los anaqueles vacíos desaparecieron con los controles de precios. Ahora todo se transa en moneda extranjera y una oleada de nuevos comercios, franquicias y bodegones se apodera de las principales capitales venezolanas. Atrás quedaron los tiempos de escasez, hoy día es posible tomarse un café al mejor al mejor estilo de Starbucks, sentado en cualquier centro comercial venezolano.

Hay otro grupo de venezolanos que no siente que su situación personal haya cambiado drásticamente. Más allá de las variaciones del contexto económico, el entorno sigue siendo el mismo, Venezuela sigue siendo el país con el salario más bajo de la América latina, con los peores servicios públicos de la región y va camino a convertirse en la nación más cara para vivir. Sí, es verdad que es posible tomarse un frappuccino al mejor estilo de Starbucks en Caracas, pero hasta tres veces más caro que en Nueva York.

Las libertades políticas siguen siendo tema de preocupación, pero principalmente entre los venezolanos que viven fuera del país.

En general, la mayoría de los venezolanos que viven en Venezuela, se han visto obligados a dejar la política a un lado para concentrarse en vivir o sobrevivir. Aunque la dictadura de Nicolás Maduro sigue teniendo un inmenso rechazo entre la población, es poca la gente a la que el cambio político inmediato le quite el sueño. Eso también quedó en el pasado. Luego de tantas frustraciones y desengaños, muchos venezolanos están convencidos de que trabajando duro es posible vivir mejor y eso sin importar el gobierno que esté en el poder. 

La verdad está lejos de ser unánime, hay gente pasándola muy mal, yo diría la mayoría, y otros para quienes vivir bien pasa por tener la marca de cereal importado al alcance de su mano. Al final la felicidad es un estado subjetivo. Lo realmente importante es entender que todo esto puede ser muy efímero y que aunque a casi nadie le importe hoy día, sin cambio político en Venezuela no habrá bienestar duradero. Importar sin aranceles y vender a precio internacional puede que no sea complicado, difícil es producir en Venezuela y lograr que la inversión extranjera llegue al país, creando así empleos dignos para la mayoría del país. Vender tortas y sopas en la casa es digno de admirar, porque el trabajo siempre dignifica; pero eso no nos hará salir como país del foso en el que nos metió el chavismo hace más de veinte años.

El fondo

El fondo

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Oposición no tiene nada que ofrecer para facilitar transición democrática
Cuáles serían las consecuencias para la Plataforma Unitaria y Guaidó de una eventual debacle en las megaelecciones del #21-N? Conversa con Margarita López Maya

 

@victoralvarezr

Entre 2014 y 2021 se cuentan al menos cinco intentos de diálogo y negociación entre gobierno y oposición: Conferencia Nacional por la Paz (2014), Mesa de Diálogo Nacional (2016), Mesa de Diálogo en la República Dominicana (2017-2018), Conversaciones de Oslo-Barbados (2019) y la Mesa de Negociación en México (2021).

Para el gobierno, el diálogo ha sido una maniobra de contención del conflicto que le ha permitido ganar tiempo y debilitar las ofensivas de sus opositores.

Los costos políticos de cada intento fallido de diálogo los ha pagado sobre todo el liderazgo de la oposición que es visto por los más tolerantes como un actor ingenuo, mientras que los más intransigentes y extremistas lo ven como cómplice de un gobierno que no parece estar dispuesto a ceder el poder por la vía electoral.

El régimen aprovecha cualquier pretexto para levantarse de la mesa de negociación. Luego de conocerse la extradición de Alex Saab, Maduro acusó a EE. UU. de darle una puñalada mortal a la negociación y dijo: “Nosotros en protesta nos fuimos de México y punto. Después evaluaremos qué va a pasar con estos diálogos. Por ahora estamos indignados, protestando y enfrentando la injusticia. Después veremos…”.

Esta excusa tan rebuscada recrudece las dudas sobre el verdadero compromiso con una solución pactada a la crisis. Si bien Maduro repite que nunca se niega a dialogar, lo hace mientras no se incluyan temas que pudieran precipitar su salida del poder. Ahora bien, si hay tan pocas expectativas de una solución democrática y electoral del conflicto venezolano: ¿Por qué la Plataforma Unitaria vuelve a sentarse con un régimen que utiliza el diálogo para ganar tiempo y atornillarse en el poder? ¿Qué se puede esperar de las negociaciones en México?

En los anteriores procesos de negociación, la inestabilidad de Nicolás Maduro era mayor que ahora. Aun así, nada se pudo lograr para llevarlo a pactar una transición democrática en Venezuela. Ante la división de la oposición, Maduro luce fortalecido, sin la presión de una amenaza interna realmente creíble. Si la continuidad del régimen no se ve amenazada por factores exógenos, nada que arriesgue la permanencia de Maduro en el poder tendrá cabida en la negociación.

¿Qué se pueden esperar, entonces, de las negociaciones en México? ¿Cuáles son las demandas del gobierno y cuáles las de la oposición? ¿Es posible que dos fuerzas tan antagónicas puedan llegar a un pacto? ¿Cómo medir el éxito de las negociaciones en México?

Nicolás Maduro busca el reconocimiento de su legitimidad e instituciones, entre estas la AN cuyo presidente encabeza su equipo de negociadores. También busca el levantamiento de las sanciones para oxigenar las precarias finanzas del régimen. Las sanciones han generado efectos colaterales, pero siguen siendo el mecanismo de presión más importante sobre el gobierno.

¿Para evitar el impacto negativo sobre la economía y la sociedad no sería mejor plantear en México un canje de sanciones por incentivos a cambio de la conformación de gobierno de coalición que saque al país de la crisis? ¿Cuáles serían los incentivos y cuáles las condiciones para hacer posible ese Acuerdo de Salvación Nacional entre el gobierno y la oposición?

Al no lograr candidaturas unitarias, el caudal electoral del país opositor se dispersará y esto facilitará el triunfo del oficialismo. Una barrida del gobierno consolidará su hegemonía territorial y acelerará la disputa por el liderazgo de la oposición. Para proyectar internacionalmente que la única oposición en Venezuela no es la Plataforma Unitaria, el gobierno puede plantear la incorporación de la Alianza Democrática en las negociaciones en México.

¿Cuáles serían las consecuencias para la Plataforma Unitaria y el liderazgo de Guaidó de una eventual debacle en las megaelecciones del 21-N? ¿Crees que el gobierno cederá a la presión de la Alianza Democrática para ser incorporada a las negociaciones en México? ¿Esto es aceptable para la Plataforma Unitaria?

Plataformas de la sociedad civil organizada como Foro Cívico y Diálogo Social han hecho un “llamado a los actores que participan en el mecanismo de negociación a demostrar un compromiso firme, serio y responsable con la vida y la dignidad de todos los venezolanos”. Sin embargo, estas organizaciones no participan directamente en las negociaciones en México.

¿Qué presión eficaz puede ejercer la sociedad civil para incorporarse a la mesa de negociación? ¿Cuál es la gama de acciones cívicas que se pueden desplegar con ese fin? ¿Si fracasa la negociación en México cuáles alternativas le quedan a la sociedad civil para lograr una solución pacífica del conflicto venezolano?

Se menciona el caso de Chile para argumentar que una dictadura sí puede caer con votos y que participar en unas elecciones convocadas por el régimen no implica legitimarlo. Ahora bien, si los partidarios del NO en el plebiscito de Chile hubiesen amenazado a Pinochet diciéndole que lo único que negociarían con él sería el salvoconducto que lo sacaría al exilio o el color del uniforme de la cárcel donde pagaría su condena, seguramente el dictador habría gobernado hasta su muerte. Para hacer posible la transición democrática, sus adversarios aceptaron que Pinochet continuara como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y pactaron su inmunidad al reconocerlo como senador vitalicio.

¿Cuáles incentivos se pueden ofrecer al régimen de Maduro para que facilite una transición democrática?

¿Cómo hacer para que una solución electoral al conflicto venezolano no se convierta en una cacería de brujas, en una tragedia para quien resulte perdedor?

Para abordar estos temas y responder a estas preguntas, en esta nueva entrega de la serie Diez conversaciones estelares con diez mujeres comprometidas con una solución electoral y pacífica del conflicto venezolano hemos invitado a Margarita López Maya (@mlopezmaya), historiadora, con doctorado en Ciencias Sociales, articulista, ensayista, escritora y una larga carrera como investigadora y académica a través de la cual ha hecho importantísimos aportes al estudio, comprensión y transformación de nuestra realidad.

Vea la conversación completa aquí

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La Comisión de Encuesta de la OIT es un logro laboral en Venezuela
Si ha habido un organismo internacional consecuente con los trabajadores ante las tropelías del chavismo ha sido la OIT

 

@froilanbarriosf

Se ha destapado recientemente una pirotecnia de opiniones en las redes sociales en torno a la recién finalizada reunión del 6/11/2021 del Consejo de Administración de la OIT, en el contexto de la Comisión de Encuesta que este organismo tripartito mundial ha designado para tratar las múltiples violaciones cometidas por el régimen madurista contra los trabajadores venezolanos y empresarios privados durante su gestión.

Llama la atención la polémica suscitada desde voceros del sindicalismo venezolano, contra representantes empresariales y sindicales que han participado en esa reunión. Sobre el tema no se debe andar con ligerezas o prejuicios, ya que si ha habido un organismo internacional consecuente con el mundo del trabajo desde que el chavismo llegó al poder en 1999 ha sido precisamente la OIT.

Venezuela en el foco de la OIT

Durante el siglo XXI Venezuela, más que ninguna otra nación, ha estado en el centro de atención de este organismo tripartito global. A nuestro país lo visitaron misiones de todo género: de consulta, contacto directo, técnicas, de alto nivel y, la de mayor renombre, la Comisión de Encuesta, que pone en evidencia al régimen, autocalificado obrero, como el más violador de convenios laborales en todo el mundo.

En el contexto del Consejo de Administración de la OIT participó el reconocido sindicalista venezolano Jesús Urbieta, hoy fallecido. Este logró impulsar en 2005 las recomendaciones de protección a los trabajadores petroleros despedidos, proponiendo su reenganche y reconocimiento de salarios caídos. Ah, es cierto que el régimen chavista no las ha implementado, precisamente por ser una dictadura. Pero al reestablecerse el Estado de derecho se debe cumplir con estos abnegados trabajadores discriminados y diseminados por el mundo.

La Comisión de Encuesta

Es importante destacar que la carga de la prueba y la iniciativa de solicitud a la Comisión de Encuesta la impulsó Fedecámaras, a la que luego se sumaron las diferentes centrales sindicales venezolanas, CTV, CODESA, UNT, ASI, CGT. En su contenido se procuró el cumplimiento del dialogo social, expreso en los siguientes convenios: 26 de salarios mínimos, 87 libertad de asociación, 144 dialogo social. Iniciativa que permitió la defensa de sindicalistas presos como Rodney Álvarez, Rubén González, entre otros.

Por tanto, hoy lo planteado en el escenario de la Comisión de Encuesta todavía constituye el punto de encuentro del maltrecho sindicalismo venezolano, fragmentado y disperso, cuyo significado y desarrollo debiera ser el punto de partida para su reconstrucción.  

Decisiones de noviembre

Ello no desmerita algunas observaciones a las decisiones aprobadas el pasado 6/11/2021, como es el caso de las señaladas a continuación, cuyo contenido, a mi criterio, establece la continuación de la vigilancia de la OIT sobre la situación laboral en nuestro país. La misma está garantizada al señalar expresamente el texto:

(f) decide inscribir en el orden del día de su 344.ª reunión (marzo de 2022) un punto titulado “Evaluación de los progresos realizados por el Gobierno para asegurar el cumplimiento de las recomendaciones de la comisión de encuesta y, en función de ello, examen de todas las posibles medidas, incluidas las previstas en la Constitución de la OIT, para alcanzar ese objetivo”.

Posteriormente se debe aclarar detalladamente las implicaciones de esta otra decisión controversial:

“(b) reconoce las recientes medidas adoptadas por el Gobierno para iniciar un diálogo con los interlocutores sociales”.

Incumplimiento del régimen

Habría que plantearles a los voceros sindicales y empresariales participantes en esa reunión cuáles han sido esas medidas adoptadas por el Gobierno de Maduro, que no sea desconocer los sindicatos, los contratos colectivos, perseguir a los dirigentes sindicales, condenar al trabajador a salarios mínimos de hambre y en definitiva al trabajo esclavo.

El contexto internacional viene haciendo un seguimiento tenaz a las tropelías y barbaridades de la dictadura madurista. La CPI, que pasó a la fase de investigación por delitos de lesa humanidad; las extradiciones de conspicuos colaboradores del régimen a cárceles de EE. UU., y la continuidad de la Comisión de Encuesta de la OIT son escenarios que deben mantenerse sin medias tintas. Una presión que no debe darle respiro a un régimen criminal, que ha saqueado nuestro país y nos ha arrebatado nuestras conquistas democráticas.

Finalmente, lo recomendable a las opiniones controversiales es resaltar que no se le puede tirar piedras al árbol que ha protegido y vigilado al mundo del trabajo ante esta tiranía que degradó el trabajo digno, pulverizó los salarios y demolió la iniciativa privada.

*Movimiento Laborista.

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Jose A. Guerra Ago 16, 2021 | Actualizado hace 1 mes
México: el peligro de la esperanza
Nadie garantiza que la negociación de México será exitosa pero lo peor que podemos hacer es condenarla y obstaculizarla desde el inicio

 

@JoseAGuerra

Tenemos que salir del laberinto político en el cual nos encontramos. Un laberinto es un espacio donde uno se mete y después no puede salir. No sabe si tomar el camino del norte o del sur, del este o del oeste al no percibirse una salida evidente. En esta situación nos encontramos hoy. Todos son dilemas.

Gente respetable se niega a cualquier negociación con Maduro y su régimen a partir de su caracterización como una corporación criminal a la cual hay que sacar con una acción de fuerza. Aunque esta tesis puede lucir muy atractiva, resulta impráctica e inaplicable, toda vez que no se puede materializar. Estados Unidos saliendo apresurado de Afganistán, tras veinte años de permanecer allí, no se va a meter en una aventura en Venezuela, menos las fuerzas militares de países latinoamericanos, cada una con su propio drama.

Una fuerza expedicionaria armada está condenada a una derrota anticipada que consolidaría todavía más a Maduro en el poder, aparte de concitar el repudio mundial. La política de más sanciones no ha funcionado como muchos esperaban. Con las herramientas del comercio internacional y con muchas dificultades, las exportaciones petroleras se siguen realizando.

México ha abierto una rendija tras cuatro intentos fallidos para llegar a un acuerdo que permita la convivencia política y el respeto a la Constitución, que en última instancia es lo que se busca.

Una negociación implica el reconocimiento de las partes en conflicto y siempre la solución es intermedia, donde cada sector cede para facilitar el acuerdo. Después de un largo y complicado proceso de acercamiento, facilitado por el gobierno de Noruega, se ha llegado a un entendimiento inicial para una hoja de negociación mediante la cual se reconoce el control territorial que tiene Maduro y se abre un diálogo sobre las sanciones a cambio de una ruta electoral que implique elecciones transparentes, verificables y justas, el respeto a los derechos humanos y la atención inmediata a la emergencia humanitaria, que aqueja al pueblo venezolano. El caso de los presos políticos es un tema que no puede obviarse, lo mismo que el de las inhabilitaciones.

Nadie garantiza que la negociación de México será exitosa, pero lo peor que podemos hacer es condenarla y obstaculizarla desde el inicio. Será un proceso largo y hay que prepararse para sus altibajos, pero en esta coyuntura parece ser la única vía para que las fuerzas democráticas se oxigenen y vuelvan a la acción política con una opción clara de poder.

Lo otro es seguir soñando despierto, vivir de una ilusión y continuar siendo una fuerza testimonial de valentía y sacrificio pero sin ninguna opción real de ser gobierno, para a partir de allí iniciar el tortuoso camino de reconstruir la fibra fracturada de la nación venezolana y con ello devolverle la esperanza a un pueblo hoy arruinado por un régimen que desperdició y dilapidó los ingresos más grandes que haya tenido Venezuela en toda su historia

15 de agosto de 2021.

La crisis del chavismo

La crisis del chavismo

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Dos visiones sobre cómo salir de la crisis

@JoseAGuerra

El 80 % de los venezolanos considera que debe producirse un cambio en Venezuela y Maduro es el presidente más impopular que ha tenido el país. El tema grueso es cómo producir ese cambio, habiéndose ensayado distintas vías:

 Acción de fuerza

Hay una tesis que se puede resumir como sigue, a partir de lo esbozado por proponentes, quienes califican al régimen de Maduro como una narcodictadura.

Según sus voceros, se trata de hacer en Venezuela una acción de fuerza, preferible mediante una intervención de tropas militares extranjeras que remueva y extermine los factores actualmente en el poder, con el objeto de instaurar un nuevo régimen. En consecuencia, no creen en el voto como instrumento de cambio y, por tanto, no hacen un esfuerzo sistemático y sostenido para organizar social y políticamente al pueblo hoy descontento con Maduro. Mucho menos en una negociación con Maduro o sus representantes, sino en una rendición incondicional.

Aunque tal vez por el desespero que se vive en Venezuela, esa propuesta que puede tener cierto respaldo, pero es totalmente equivocada al no tomar en consideración la realidad política internacional, en particular lo que sucede en Estados Unidos, que de forma reiterada se ha negado a ejercer un acción militar en Venezuela, a pesar de la insistencia de algunos. Es más, Estados Unidos se está retirando de Afganistán después de años de presencia militar en ese país. La política del Gobierno de Biden se orienta a buscar una solución política a la crisis venezolana, al igual que Europa.

 Negociación política

La segunda tesis parte de un hecho y es que cualquier solución, para que sea estable y sostenible, debe partir de una realidad: el control territorial lo ejerce Maduro, tan simple como es el que paga la nómina pública y recauda los impuestos. Además cuenta con dos aliados nada despreciables, China y Rusia, más Cuba, Irán, Turquía, entre otros. Por tanto la solución a la crisis es fundamentalmente política, lo que implica que debe haber una negociación que permita que el pueblo se exprese mediante elecciones libres y verificables con observación internacional, la devolución de los partidos políticos a sus autoridades legítimas, cese de las inhabilitaciones y libertad de los presos políticos.

Esto se podría alcanzar mediante un proceso gradual e incremental, para lo cual los aliados internaciones del pueblo venezolano tales como Estados Unidos, la Unión Europea y países de América Latina, con la mediación de Noruega, jugarán un papel esencial.

Al fin y al cabo es a los venezolanos a quienes nos corresponde elegir nuestro destino porque nosotros no tenemos vocación ni mentalidad de colonia. Recordemos que Chávez y Maduro han permitido la presencia indebida de los gobiernos de Cuba y Rusia en los asuntos internos de Venezuela. En consecuencia, hay que luchar para que el pueblo se exprese libremente y podamos elegir a un gobierno que resuelva los problemas que hoy sufren los venezolanos.

16 de mayo de 2021

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Julio Castillo Sagarzazu May 11, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La foto que hace falta

@juliocasagar

Se atribuye a Tierno Galván, el icónico alcalde de Madrid en los años 80, la frase: “el que se mueva, no sale en la foto”. Hacía referencia a que hay momentos en la política en los que es necesario posar para una foto y hacerlo con la mejor cara, aun cuando no estés completamente de acuerdo con estar en el retrato en cuestión.

La frase también pone de manifiesto que hay actitudes “plásticas”, es decir, expresadas en imágenes, gestos y actitudes que comunican una idea que puede servir en ocasiones para provocar sensaciones y emociones colectivas que se conviertan en motor o catalizador de movimientos sociales.

En Venezuela ha habido muchas de esas fotos. Ahora nos hemos familiarizado con ellas porque los #tbt de Instagram de los jueves, nos las muestran a cada rato. No queremos, sin embargo irnos muy lejos, al mundo de los blancos y negros que corresponden a la democracia que nacía en el 58 y menos al de los sepias y mates de los posados de la generación del 28.

Queremos referirnos a épocas más recientes, cuando ya había comenzado la pesadilla que hoy vivimos y cuya primera foto fue la que acompañó al famoso “por ahora” de un Hugo Chávez derrotado y fatigado y a quien, por cierto, permitieron acicalarse para su comparecencia ante los medios.

Luego de esa imagen, obviamente que vinieron muchas más y de todas las procedencias, pero sobre las que nos interesa hablar aquí es de las que recogen el esfuerzo de las fuerzas políticas venezolanas para entenderse y tratar de poner fin al predominio chavista.

Valdría la pena, entonces, recordar tres fotos:

1) La de los participantes en las primarias que definió a Henrique Capriles como candidato unitario,

2) la que recogió el acuerdo para ir unidos a las parlamentarias del 2015, y

3) la de enero del 2019, cuando Juan Guaidó se juramentó como presidente interino.

Todas fueron momentos que jalonaron la esperanza y la voluntad de lucha de millones de compatriotas para lograr un cambio. En los periodos de tiempo que hubo entre ellas ocurrieron muchas cosas: aciertos y errores, ilusión y desilusión; euforia y desencanto, en resumen: la montaña rusa que ha caracterizado los sentimientos colectivos de los venezolanos, desde hace tiempo y también lo voluble de eso que llaman la opinión pública.

Desgraciadamente, aquellas fotos no pueden repetirse exactamente igual. Como era fácil suponer, no haber tenido éxito en lograr un cambio político, como queríamos la mayoría de los venezolanos, ha provocado defecciones, desencuentros y controversias. Los personajes comenzaron a moverse. Y así no se puede tomar nunca una buena foto.

Unos se fueron detrás de las tentaciones del régimen; otros porque sacan sus cuentas personales o grupales; unos de buena fe, otros no tanto; algunos se cansaron, otros siguen en la lucha. De todo hay, como el la viña del Señor.

Lo cierto del caso es que la necesidad de producir un cambio sigue estando vigente. Como era de esperarse, igualmente, cada uno está en su juego. Quienes aspiramos a un cambio, buscando una nueva foto que entusiasme a los venezolanos; y desde Miraflores, los que no lo quieren, conspirando para que esa foto no se tome nunca.

La perspectiva de unas elecciones regionales y la elección de un CNE por parte de una AN que no reconoce el grueso de la oposición e importantes factores de la comunidad internacional, es la baza que hoy se juega y que seguramente será determinante en el posado de esas nuevas imágenes de las que hablamos.

Llegado este punto, hay que decir que es evidente que una parte el espectro político venezolano que ha venido adversando (con distintos matices e intensidades) a Maduro se ha adelantado a negociar con él la participación en esas elecciones y la designación de ese CNE. En muchísimas notas anteriores hemos dicho que negociar adelantado y en desunión es lo que el régimen siempre ha deseado para batirnos al detal.

El 6D lo intentó y no logró convencer sino a un sector muy minoritario. Esta vez, la iniciativa ha involucrado a Henrique Capriles y a otros sectores de la sociedad civil y ello, obviamente, debilita las posibilidades de una negociación y de una foto más importante y significativa.

Es verdad que la argumentación de quienes han acompañado la decisión de Capriles ha recurrido a afirmaciones como: “se trata de un primer paso”; “hay que darle el beneficio de la duda al CNE”; “seguimos exigiendo nuevas condiciones” etc. Obviamente, que son argumentos teóricamente razonables. Sin embargo, como dijimos en el párrafo anterior, ello no significa que su proceder no haya debilitado la capacidad de negociación de toda la oposición en su conjunto.

En este punto es muy importante señalar que el punto central de las negociaciones ha sido siempre lograr unas elecciones libres. Libres significa con garantías y verificables. Y, además, con condiciones políticas para realizarlas.

Este es el objetivo INTEGRAL (mayúsculas ex profeso) De allí que aquí cabe la máxima que funciona en este tipo de negociaciones, de acuerdo con la cual NADA ESTÁ RESUELTO SI TODO NO ESTÁ RESUELTO. Desde este punto de vista, es clave que un cronograma electoral se pueda consensuar. Un cronograma sugiere la idea de que se pueden planificar y distribuir eventos en el tiempo pero que se debe concluir con el compromiso de lograr el objetivo que es el único capaz de lograr la verdadera reconciliación entre los venezolanos, que no es otro que podamos revalidar todos los mandatos públicos, los cuestionados y los no cuestionados por ambas partes. Es allí donde casi todos queremos llegar. Es ese el destino y por tanto, no tendría sentido desviarse, ni darlo por logrado, habiendo conseguido solo una posta en el camino.

Solo de esta manera sería comprensible la tesis del “primer paso”; que es el argumento central de quienes se han adelantado en una negociación.

Dicho esto, es igualmente menester señalar que, independientemente, de que esta gestión para la foto unitaria sea posible o no, en el corto plazo, lo importante es que solo haya líneas rojas para aquellos que voluntariamente y por los peores motivos, se han colocado del lado del régimen para ayudarle conscientemente. Aquí, es bueno decir que no todos aquellos que no piensen como nosotros son necesariamente alacranes y colaboracionistas. Tampoco, no todos los que cuestionan la negociación adelantada son enemigos de las elecciones, y partidarios de una salida no democrática. Con unos y otros, necesitamos seguir bregando esa foto y sobre todo fabricando momentos políticos y sociales que sean una excelente locación.

Nuestro trabajo es perseverar. No importa lo difícil que parezca el camino. Maduro solo tiene el  de apoyo del 15 % de los venezolanos. Lo peor para él es que no sale de ese hueco. Nadie se regresa al chavismo aunque no esté satisfecho con lo que pasa en la oposición. Esta es nuestra gran fortaleza. Los momentos de la lucha seguirán pareciéndose a una montaña rusa. Nadie dijo que esto sería fácil.

Ese monstruo que llaman opinión pública en cualquier momento vuelve a asumir su papel de definidor de la agenda. La historia nos ha mostrado que es siempre voluble. El mismo pueblo de Jerusalén, que recibió a Jesús con vítores y palmas el domingo de Ramos, pidió que lo crucificaran el viernes siguiente. El mismo público que aplaude al bateador que batea un jonrón con tres en base en el primer inning, lo pita cuando se poncha en el tercer inning en la misma situación.

Nuestro trabajo es lograr una nueva foto y un nuevo propósito unitario para volver a entusiasmar. La responsabilidad de buscar la locación y un buen fotógrafo es del liderazgo de la oposición.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es