Hay que reconstruir una nueva mayoría con la participación de todos los sectores, y no solo bajo la égida de quienes ostentan una franquicia partidaria
Para la comunidad internacional y para los venezolanos en nuestro país coexisten 2 gobiernos, uno de facto de entramado dictatorial y otro interino que pudo haber sido y no fue, con dos características comunes. Con la primera pretenden presentarnos una versión nacional basada en la ficción, y la segunda es el mínimo reconocimiento y el rechazo que producen en la población.
Manifestar esta opinión es una herejía para las barras de ambos sectores, ya que no hay nada que exaspere más a un político en el poder que le encaren la condición real de su gestión. Para estos es preferible andar desnudos, como aquel rey sometido al escarnio público, que reconocer sus carencias y miserias de gestión.
Debemos afirmar que no limita el ser minoría para gobernar al prevalecer en el escenario político la legitimidad, la legalidad de origen, el liderazgo del proyecto de gobierno propuesto. Se da el caso en Alemania, en tanto democracia parlamentaria, cómo unas minorías (liberales, ecologistas y socialdemócratas) agrupadas en la Coalición Semáforo lograron una mayoría; o en Italia, cuya república ha sobrevivido desde la posguerra hasta el siglo XXI con 66 gobiernos en 75 años.
La minoría de Miraflores
Si hablamos de sistemas presidencialistas no vayamos muy lejos y veamos el caso de nuestro país. La alternancia puntofijista se originaba en el voto del electorado por AD-COPEI en cifras cercanas al 90 % hasta la década de los 90. En el siglo XXI con la actual Constitución, la tendencia de otrora se reflejó hasta 2013 en el voto masivo por opositores o por chavistas, con todo y las triquiñuelas que el CNE oficialista facilitó para imponer a Maduro en el inicio de su gestión, aun cuando el candidato opositor fuera el triunfador.
Otra es la realidad hoy. La minoría que gobierna desde Miraflores en nombre de un régimen autoritario despilfarró la maltrecha herencia de Chávez, al extremo de que un 80 % de la población no quiere ver ni en pintura al mandatario usurpador. Ese que en su última “memoria y cuento”, del sábado 15/1/2022, presentó un país idílico que solo existe en su mente de tirano, donde la pobreza no existe, el crecimiento económico es superior al de China y vacunó al 95 % de la población contra la COVID-19. No mencionó que el poder adquisitivo está en las catacumbas y la pandemia continúa cobrando numerosas vidas.
La minoría interina
Entre tanto en la otra baranda, la del gobierno interino, más allá de las trapisondas y desventuras del G4 y el apoyo de la comunidad internacional, su única fortaleza, no se explican cómo malbarataron la legitimidad de la Asamblea Nacional de 2015. Y el apoyo masivo de 2019. Lo que determina, a finales de 2021, unos índices de reconocimiento precarios de alrededor del 15 %. Cifra que lo enfrenta a la dramática pérdida de convocatoria a la protesta y al logro de la oferta ilusoria de reconquistar la democracia.
¿Qué tenemos entonces? En realidad, dos minorías confrontadas incapaces de rescatar la nación oprimida y arruinada. La que gobierna de facto desde 2018 es un proyecto criminal asociado a las mafias universales cuyo objetivo es mantenerse el poder, subyugar los pueblos hasta la inanición en un clima de enfrentamiento permanente con el Occidente democrático y de saqueo de los bienes nacionales.
La otra minoría perdió la brújula con bandazos de todo género que confunden a un atribulado pueblo. De la abstención pasó a la votación. De las elecciones regionales va al revocatorio, para luego vislumbrar las presidenciales de 2024, sin presentarle cuentas al ciudadano que, cansado de una dirección errática incapaz de reconocer sus fracasos, la observa con profunda desconfianza.
¿Cuál debe ser el próximo paso? Reconstruir una nueva mayoría con la participación de todos los sectores, y no solo bajo la égida de quienes ostentan una franquicia partidaria. Para dato adicional observemos quiénes ejercen y lideran la protesta popular según el Observatorio de Conflictividad Social en Venezuela en 2021.
Finalmente, si no hay voluntad política de organizar a todos los sectores, es porque se cree que el único escenario es el electoral. Es entender que los venezolanos y el país exigen un cambio por una democracia, y eso comienza por exigir verdaderas condiciones de elecciones libres y un proyecto inclusivo de reconstrucción nacional.
La salida electoral
Hay que reconstruir una nueva mayoría con la participación de todos los sectores, y no…
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