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Crimen

Familiares de hombres asesinados por la policía negaron que pertenecieran a bandas delictivas

FAMILIARES DE TRES HOMBRES ASESINADOS el pasado domingo 16 en la autopista Caracas-La Guaira a la altura del barrio El Limón exigieron a las autoridades el esclarecimiento de los hechos y negaron que hayan pertenecido a una banda criminal.

Según miembros de las familias de las tres personas muertas, estos se trasladaron al litoral central el fin de semana a disfrutar de un día de playa y mientras almorzaban en un restaurante fueron aprehendidos por funcionarios policiales, presumen eran del Comando Nacional de Antiextorsión y Secuestro (Conas) de la Guardia Nacional Bolivariana.

Las víctimas, que según el parte policial fueron muertas en un enfrentamiento, responden a los nombres de Jeferson José González Calderón de 27 años, Edwin José Campos Cárdenas de 34 y Wilker Jesús Ríos Armas de 30.

Informaron familiares que Campos era dueño de una frutería en Cúa, estado Miranda y González era uno de sus empleados, mientras que Ríos también poseía una relación laboral con este primero.

“Nos extrañó que Jeferson no apareciera el domingo en la noche porque ese es el día que se abastecen de mercancía para vender a partir del lunes”, dijo un miembro de la familia González.

La versión de los funcionarios sostiene que el trío fue interceptado en el sector La Aviación de Catia La Mar y huyeron a bordo de un Toyota Corolla placas AA243HE por la autopista Caracas-La Guaira donde colisionaron con una patrulla del Cicpc que les bloqueó el paso. Hubo un aparente enfrentamiento y los tres fueron muertos.

Autoridades manejan que Ríos era apodado “El Nariz” y pertenecía a la banda de “Los Cardones de El Valle” dedicada a extorsión, secuestro, homocidio y robo.

Familiares de Ríos admiten que este vivió en El Valle, pero tenía 11 años en Cúa, donde se había dedicado al comercio. Aseguran que no portaba armas ni tenía antecedentes penales.

Una tía de Ríos, cuyo hijo de nombre Julio César Armas fue presuntamente asesinado por el Cicpc en El Valle hace tres años, indicó que acudirá a la ONG Cofavic para buscar asesoría en procura de denunciar esta aparente violación a los derechos humanos.

Asimismo familiares de González y Campos aseguraron que estos no poseían armas y carecían de antecedentes penales.

Según el parte policial, en el lugar del suceso se incautaron dos pistolas y un revólver.

@franzambranor

Crímenes sin Castigo: 0800-Extorsión

 

 

Las extorsiones telefónicas se multiplican en el país. Amenazan en nombre de La Piedrita, Tupamaros o cualquier megabanda de moda. En la GN dicen que son solo presos. Pero expertos advierten que pueden tener apoyo en las calles

 

Javier Ignacio Mayorca

@javiermayorca

 

La llamada tomó por sorpresa al empresario. Al otro lado de la línea, un hombre que se identificó como Valentín Santana, líder del colectivo Tupamaro, le revelaba que personas allegadas a él habían ofrecido tres millardos de bolívares para atentar contra su vida o la de algún integrante de su núcleo familiar.

Hasta la semana pasada, Santiago (nombre cambiado) se mantuvo al margen de los temas políticos del país. Estos asuntos simplemente no le interesaban. Su energía se iba en el manejo de un local en el oeste de Caracas. Si hubiese estado al tanto de las noticias, probablemente habría captado de inmediato la mentira de sus interlocutores: Santana nada tiene que ver con los Tupamaros. Por el contrario, en algunas oportunidades su grupo llegó al enfrentamiento armado con los de la estrella rojinegra, por el dominio de sectores del 23 de Enero.

“Mis hombres quieren agarrar esos tres millardos que nos están pagando para partirte la cara a plomo”, le decía el hombre. El “contrato”, añadió, no lo había ejecutado porque, luego de más de un mes de vigilancia a su familia y sus negocios, se dio cuenta de que Santiago es una “persona seria”.

El interlocutor seguía con su libreto durante más de quince minutos. A veces, daba la impresión de que lo recitaba. Antes, en este tipo de llamadas exigían pagos mediante transferencias a cuentas de particulares. Incluso, cuando el bolívar tenía cierto valor, pedían que el dinero fuese entregado en efectivo en un lugar predeterminado.

Pero el que llamó a Santiago decía ser integrante de un colectivo armado: “Somos los grupos de exterminio, que eliminamos y desaparecemos al hampa común”. Este mentado Valentín aseguraba ejercer “dominio” sobre el 90% del territorio caraqueño.

Así que, para guardar las formas, ahora los pagos no podían ser para engrosar las finanzas de algún particular. Entonces, exigen el apoyo monetario para una obra supuestamente benéfica. En este caso, para un hospital en el que intentan atender el caso de una niña desahuciada.

Primero, pidieron un millardo de bolívares. Pero Santiago, empresario al fin, supo negociar, a pesar de la premura con la que era exigida la transferencia por el supuesto mandamás del colectivo. En el último contacto, la cifra había bajado a 50 millones de bolívares.

Venezuela pareciera estar inmersa en una nueva ola de extorsión telefónica. Para la redacción de estas líneas, se pudo conocer directamente de cuatro casos. En todos, los discursos tenían factores en común. En primer lugar, los extorsionadores decían ser integrantes de un poderoso grupo armado. A veces, un colectivo, y en otras oportunidades alguna megabanda como el Tren de Aragua. Luego, en las extorsiones telefónicas siguen exigiendo pagos en bolívares, mediante transferencia bancaria. El extorsionador, además, quiere ver la plata cuanto antes. Pero se cuida de afirmar que es una vacuna. Lo nuevo en esto es que la denominan “colaboración”, para una causa aparentemente justa.

A cambio, decía el líder del colectivo en su conversación con Santiago “yo colaboro contigo, resguardándote la seguridad”.

Las víctimas rara vez acuden a los cuerpos policiales para denunciar este tipo de extorsiones. Cuando lo hacen, las autoridades toman nota aparte de las denuncias, y generalmente no las incorporan a las estadísticas oficiales. Con esta práctica, evitan que las cifras de criminalidad se disparen.

Según el Ministerio Público, durante la primera mitad de 2018 la Unidad contra la Extorsión y el Secuestro ha iniciado 605 expedientes. De ellos, 501 han sido por extorsiones.

En Relaciones Interiores manejan otras estadísticas. Las cifras, conocidas extraoficialmente, indican que Cicpc inició 244 averiguaciones por extorsión. Lo interesante de esto es que, a pesar de los esfuerzos por mantenerlas lo más bajas posibles, el incremento de las denuncias por extorsiones durante el semestre ha sido de 41%.

Cuando las victimas acuden al Comando Nacional contra la Extorsión y el Secuestro de la Guardia Nacional, los militares les dicen que deben despreocuparse, que actualmente la mayoría de estas llamadas atribuidas a colectivos o bandas armadas en realidad son hechas por reos ociosos de los penales de Puente Ayala (Anzoátegui) y El Dorado (Bolívar).

Pero el ex jefe de la División Antiextorsión y Secuestros de la policía judicial, comisario jubilado Sergio González, cree que estos delincuentes ahora trabajan en grupos.

“Las llamadas para extorsionar se hacen desde las cárceles. Pero hay gente en las calles que los ayudan”, indicó.

Estos sujetos que están en libertad a menudo contribuyen a darle un barniz de credibilidad a las amenazas. Por ejemplo, explicó González, desde el penal pueden llamar para advertir que el grupo de vigilancia de la banda está frente a la vivienda personal de la víctima, en una camioneta blanca. Y, efectivamente, luego se constata que el vehículo estaba en el lugar indicado.

Lo importante, según el ex funcionario policial, es “no caer en el chantaje”. Aseguró que rara vez estos hampones llegan a concretar sus amenazas.

“A estos individuos hay que pararles el trote, desde el comienzo”, sentenció.

 

El engaño del premio

 

Una de las tácticas que están utilizando los extorsionadores para obtener información sobre sus eventuales víctimas es simular llamadas desde la coordinación de algún programa gubernamental, como pueden ser Mi Casa Bien Equipada o la Misión Vivienda.

Los sujetos dicen que el interlocutor se ha ganado un premio, como por ejemplo un crédito con enormes facilidades, o el acceso a una vivienda. En la conversación, solicitan al supuesto beneficiario que le diga cuántas personas viven con él, así como sus números telefónicos para poder constatar la información.

Luego, los usuarios de tales números son extorsionados.

“A mí me llamaron, y de inmediato les dije que hablaban con un comisario general de Cicpc. Ahí mismo colgaron”, recordó González.

 

Breves

 

*El 19 de julio, el director de la policía judicial, comisario general Douglas Rico, prohibió a los jefes de todos los despachos de ese órgano la difusión a través de las redes sociales de las informaciones sobre los casos resueltos. La decisión sobre las noticias a ser divulgadas será emitida por el propio funcionario o en su defecto por el subdirector, una vez que las minutas correspondientes hayan sido procesadas a través de la Sala Situacional. Con esta orden, el referido cuerpo da un nuevo paso en cuanto a la instauración de la censura.

 

 

*La semana pasada, voceros gubernamentales declararon que durante el primer semestre de 2018 hubo 6561 homicidios. Esta es una verdad a medias. En primer lugar, no se tomó en cuenta los homicidios en centros de reclusión, ya sean retenes o internados judiciales. En esas instalaciones hubo 144 muertes, que no están reflejadas en la cifra filtrada a los medios. Tampoco se tomó en cuenta los casos por supuestas “resistencias a la autoridad”. En ese renglón, de acuerdo con cifras conocidas extraoficialmente, han ocurrido 2983 muertes. Estos casos deben ser investigados como homicidios, en los que eventualmente el fiscal podrá determinar que hubo circunstancias que ameriten una exención de responsabilidad penal para los funcionarios policiales o militares, en virtud de haberse comprobado la existencia de las condiciones para la defensa propia o de terceros. El gran total sería de 9597 homicidios para el primer semestre de 2018, y no 6581.

 

*Continúa el deslave en las filas militares. El 19 de julio, el comandante general del Ejército, mayor general Jesús Suárez Chourio, ordenó dar de baja a 277 efectivos de tropa. La mayoría de los expulsados son sargentos primeros o segundos, que no tendrían más de cinco años de recorrido en la carrera de armas. Pero también hay sargentos mayores de tercera, que podrían tener ocho o más años en las filas castrenses. Esta decisión fue tomada en virtud de que los referidos militares se ausentaron en forma injustificada de los cuarteles. Entonces, son deserciones que no son tramitadas como tales ante los juzgados militares, que actualmente están muy ocupados con el procesamiento de las disidencias políticas. Si todos los desertores fuesen enjuiciados, la justicia castrense colapsaría. En la Guardia Nacional ocurre una situación similar. De allí la insistencia de la jerarquía castrense en exaltar los beneficios de la carrera militar. En un acto celebrado en Maracay, el jefe del Ceofanb, almirante en jefe Remigio Ceballos destacó que durante la era del chavismo-madurismo los integrantes de la FAN han recibido beneficios como nunca antes, en términos de viviendas, vehículos y créditos para los oficiales jóvenes. Los hechos, sin embargo, parecieran indicar que cuarteles adentro no están muy convencidos.

Reverol asegura que delitos se redujeron 27 % en primer semestre

El ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Néstor Reverol, dijo que el índice de delitos en el país se redujo en 27% en lo que va de año, en comparación con el mismo período en 2017, informó la estatal Agencia Venezolana de Noticias (AVN).

Reverol indicó que la tasa de homicidios disminuyó 26%, mientras que los casos de secuestros se redujeron en 54%.

El Ejecutivo atribuye parte de este logro al recién creado “Frente Preventivo”, una instancia adscrita a la cartera de Interior “que contribuye al descenso de los índices delictivos a través de jornadas de formación, deporte y recreación en el territorio nacional”.

“Hay una violencia política, tenemos la violencia criminal, la psicológica, pero también hay una violencia mediática”, dijo Reverol, citado por AVN, durante un encuentro con periodistas locales.

En ese sentido, el ministro pidió a los comunicadores sociales estar “conscientes del problema (…) de que los medios de comunicación son determinantes para combatir la criminalidad y la violencia” en el país suramericano.

Venezuela registró en 2017 89 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, lo que se traduce en 26.616 víctimas, un descenso de casi un 3 % respecto a las cifras del año anterior y mantiene al país caribeño en el segundo lugar en la lista de países más peligrosos del mundo, encabezada por El Salvador.

Jun 26, 2018 | Actualizado hace 3 semanas
Asesinan a hombre dentro de su casa en La Castellana

La mañana de este lunes 25 de junio fue localizado el cadáver de un hombre en el interior de una residencia ubicada en La Castellana, municipio Chacao del estado Miranda.  Se trataba del ingeniero y comerciante, Andrés Colomine Pawlik, de 48 años de edad.

Información extraoficial del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) señala que uno de sus trabajadores ingresó a la quinta Chamir donde habitaba Colomine Pawlik y fue quien encontró el cuerpo.

Los vecinos se enteraron de lo ocurrido y aseguran haberlo visto salir de su vivienda durante la mañana de este lunes 25 de junio, para trotar por la zona. Presumen que al regresar de su rutina fue cuando lo abordaron los delincuentes y lo sometieron. La entrada al inmueble no fue violentada.

Las primeras informaciones extraoficiales apuntan que el hombre tenía varias lesiones en el cráneo y marcas de ahorcamiento en el cuello; sin embargo esto no ha sido confirmado por las autoridades.

Colomine Pawlik era ingeniero mecánico y dueño de un taller de reparación y modificación de camionetas y carros llamado Multiservicio Pelicars.

Hace un mes en el mismo municipio se registró otro homicidio dentro de una residencia. Fue el de Tulia Prado Gaitán, de 68 años de edad, cuyo cadáver fue hallado en su apartamento de Los Palos Grandes el 26 de mayo de este año.

En nueve días, el Cicpc logró la detención de Héctor Eduardo Jiménez Salazar, de 22 años de edad.  El hombre trabajaba con ella en la Distribuidora Médica del Este, propiedad de la víctima.

Al parecer él hurtó varios objetos de su casa y al descubrirlo la sexagenaria, sostuvieron una discusión y el hombre le ocasionó una herida con un objeto contundente que le causó la muerte de manera inmediata.

El día del hecho, los funcionarios de Polichacao se acercaron al edificio Saint Moritz en Los Palos Grandes, debido a las múltiples llamadas que recibieron de los habitantes del inmueble, ubicado en el municipio Chacao.

Según datos recopilados por el Monitor de Víctimas, en el municipio Chacao han sido asesinadas 37 personas en el año comprendido entre el mes de mayo de 2017 y 2018.

Del total de crímenes 25 fueron perpetrados en plena vía pública, cuatro en viviendas, tres en establecimientos comerciales y dos en establecimientos comerciales.

El 94% de las víctimas eran hombres, 35 hombres y dos mujeres fueron asesinadas en el año estudiado

Esta jurisdicción ocupa el tercer lugar entre los municipios más violentos con una tasa de 44,12 homicidios por cada 100 mil habitantes.

 

@MoreLosada24

A una semana de la tragedia el Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes mantiene silencio por caso “Los Cotorros”

Ha pasado una semana desde que al menos 18 personas murieron en el club Social El Paraíso, conocido popularmente como “Los Cotorros” por su vinculación con la comunidad ecuatoriana que vive en Caracas y a pesar de que la mayoría de las víctimas eran adolescentes, 11 jóvenes con edades comprendidas entre 14 y 17 años, el Sistema de Protección de Niños Niñas y Adolescentes así como la Defensoría del Pueblo, Fiscalía y el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idenna) se mantienen en un inexplicable silencio ante la tragedia.

“El silencio del sistema de protección es inadmisible“, sentenció Carlos Trapani, abogado y miembro del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), organización que desde hace años hace seguimiento al estatus de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, reportó Efecto Cocuyo.

Para el especialista, aún existen varias dudas que no han sido respondidas por las autoridades: ¿qué pasó ahí?, ¿qué pasó con los heridos?, ¿cuál fue el tiempo de respuesta de los organismos de seguridad? ¿cuál fue el rol de la Guardia Nacional Bolivariana?, ¿qué pasó con los heridos? Dice que todas estas respuestas son obligación para con la familia del Estado.

De acuerdo con la información del ministro para Relaciones Interiores Justicia y Paz, Néstor Reverol, en el Club Social El Paraíso, conocido como Los Cotorros, el sábado 16 de junio un adolescente accionó una bomba lacrimógena durante una pelea. En el lugar había cerca de 500 personas, la mayoría muchachos menores de 18 años.

A través de las redes sociales fueron convocados los invitados a la fiesta “The Legacy“, que prometía seguridad y la oportunidad a los adolescentes de ingresar al local con tan solo cancelar una multa de 60.000 bolívares; es decir, el costo de dos chupetas en puestos informales.

“La Lopnna prohíbe el ingreso de adolescente a locales nocturnos y que se les facilite el acceso al alcohol, ¿por qué estaban allí?”, se preguntó Trapani.

Agregó que la tragedia abre también la discusión sobre el acompañamiento de los padres en las redes sociales, debido a que la información de la fiesta llegó a los adolescentes en este espacio.

“¿Qué pasó con las familias que permitieron que los adolescentes fueran a este espacio? También debemos preguntarnos que papel están desarrollando los muchachos en la sociedad que tenemos y si hay suficientes espacios de esparcimiento para ellos”, expuso Trapani.

En un artículo de opinión para Efecto Cocuyo, Fernando Pereira, también de Cecodap, mostró la misma preocupación: “Nada han dicho los representantes del sistema de protección del niño y del adolescente sobre la violación a las disposiciones de ingreso de adolescentes a centros nocturnos, la ingesta de alcohol, las celebraciones de graduación (fiestas, caravanas, viajes) y qué medidas se están tomando para prevenir y/o mitigar los riesgos”.

@MoreLosada24

Crímenes sin Castigo: El país más inseguro

 

Los resultados de la última encuesta mundial Gallup sobre Ley y Orden echan por tierra la catarata de propaganda gubernamental y ponen en evidencia la realidad de una nación acogotada por el hampa y la desconfianza hacia sus cuerpos policiales

 

Javier Ignacio Mayorca

@javiermayorca

Hace dos semanas, unos guardias nacionales emplazados en el terminal internacional del aeropuerto de Maiquetía se quedaron con 20 dólares pertenecientes a una mujer que viajaba para México. Los militares hallaron el billete durante la revisión a un bolso que ella portaba. Percibieron que la víctima se iba definitivamente del país, y que por ende no denunciaría el “impuesto” con el que los sargentos estaban llenando sus bolsillos.

 

Días antes, un joven estudiante de medicina que caminaba a las 6:30 am entre la Universidad Central de Venezuela y el Metro se percató de que lo seguían. Aceleró el paso para entrar al subterráneo, pero cuando descendía por la escalera sintió cómo lo herían por la espalda con un objeto cortante, presumiblemente el pico de una botella que rompieron mientras se desarrollaba la persecución.

 

¿Cuáles son las coincidencias entre esta viajera venezolana y el estudiante? En primer lugar, ambas personas fueron victimizadas en su propio país. Una, por militares uniformados y en servicio. El otro, por delincuentes callejeros. Pero ambos fueron objeto reciente de acciones delictuales. En segundo lugar, ninguno de ellos acudió a los cuerpos de seguridad para formular la denuncia correspondiente. Para las policías estos hechos, simplemente, no existieron.

 

Esta podría ser una de las razones que explicarían una gran disparidad: mientras el común de los ciudadanos percibe que la delincuencia está en permanente crecimiento, desde el Gobierno el ministro de Relaciones Interiores y el director de la policía judicial aseguran que el delito ha disminuido. Incluso, el ministro Reverol se atrevió recientemente a culpar a los medios independientes por el sentimiento de inseguridad que padecen los venezolanos.

 

Este debate parecía zanjado desde 2010, cuando se conocieron (gracias a una filtración desde el propio Ejecutivo) los resultados de una encuesta nacional de victimización y percepción de la seguridad ciudadana, en la que más del 90% de los 20.000 entrevistados atribuyó la inseguridad a lo que viven cerca del lugar de residencia, y no a lo que reportan o dejan de reportar los medios.

 

Pero han pasado más de ocho años desde entonces, y el Gobierno -como sabemos- juega al olvido. La pregunta clave continúa sobre la mesa: ¿esta creciente inseguridad obedece a una situación objetiva?

 

Ahora, la respuesta viene de una afamada encuestadora internacional. En la primera semana de junio, Gallup Inc. dio a conocer los resultados de su último estudio mundial sobre Ley y Orden. Al igual que en las ediciones anteriores, el sondeo consistió en cuatro preguntas, formuladas a 148.000 personas en 142 países. Las dos primeras miden aspectos netamente subjetivos (confianza en las policías y el sentimiento de seguridad al caminar en las calles de noche). Las otras dos, la victimización, tanto la sufrida en forma directa como la que pudieron padecer los miembros del círculo familiar más próximo durante los últimos doce meses.

 

En el caso venezolano, 42% de los encuestados declaró haber sido víctima de un robo o un hurto de sus propiedades durante el último año. En la encuesta anterior, el resultado fue de 38%. Esto ubica a Venezuela en el cuarto lugar del planeta en cuanto a la victimización de los ciudadanos en delitos contra la propiedad. Los primeros tres países son Sudán del Sur (50%), Uganda (49%) y Afganistán (46%).

 

Entonces, un creciente número de ciudadanos del país reconoce que el hampa se ha apoderado de sus pertenencias o de las de su círculo familiar. Más de cuatro personas de cada diez. De continuar a este ritmo, en apenas dos años y medio todos los venezolanos habremos sido víctima de algún delito contra la propiedad, y algunos, incluso más de una vez.

Pero el Gobierno insiste en que la criminalidad está en baja. Lo dicen ahora, como lo dijeron en 2017. Algunos funcionarios, incluso, han mostrado porcentajes. En diciembre pasado, por ejemplo, Reverol sostuvo que la delincuencia había mermado 20,9% en promedio, y que los robos disminuyeron 18,7% con respecto a 2016. En ese mismo lapso, la encuesta Gallup refleja un 10% de incremento.

 

Como se puede colegir a propósito de los ejemplos citados al inicio, ocurre que Venezuela en la actualidad tiene unos cuerpos de seguridad que andan a ciegas. No conocen todos los delitos, y tampoco quieren conocerlos. Según el estudio mundial, Venezuela fue por segundo año consecutivo el país cuyos ciudadanos expresaron los menores niveles de confianza en sus cuerpos de seguridad. Solo el 24%. En otros términos, el 76% de los habitantes del país confía poco o nada en las policías y en los militares. Este sentimiento se traduce en hechos concretos, pues rara vez la gente va a informar que ha sido víctima de un hecho delictivo. Menos aún si es un guardia nacional quien se queda con los dólares, o si el secuestro lo cometen oficiales de la Policía Nacional Bolivariana.

 

El otro punto que se debe considerar como base para esta desconfianza tiene que ver con el alineamiento ideológico de los cuerpos de seguridad nacionales. Ya lo decía el criminólogo Luis Gerardo Gabaldón, miembro de la extinta Conarepol: una policía no puede declararse socialista, bolivariana ni revolucionaria, puesto que al hacerlo está marginando automáticamente a la porción del país que no comulga con tales caracterizaciones. Y en este caso, hablamos de la gran mayoría de los venezolanos.

 

Alta victimización y una desconfianza mayor aún hacia los cuerpos policiales: la mezcla que hace de Venezuela hoy día el país más inseguro.

 

Retomar la confianza en los cuerpos de seguridad no será una tarea fácil. Mucho menos si los jerarcas de tales instituciones se declaran “revolucionarios”, antes que fieles cumplidores de la ley.

 

Breves

 

*Un peligroso cuadro de impunidad se está configurando en torno al mentado plan Ubica tu casa, cuya existencia no ha sido desmentida por el Ejecutivo, a pesar de las solicitudes que al respecto ha formulado la Cámara Inmobiliaria. En primer lugar, hay comandos de zona de la Guardia Nacional que se han negado a afrontar este delito en el interior del país, con el argumento de que no disponen de una orden judicial. Y son muy pocos los jueces del país que actualmente tienen el coraje de ordenar el desalojo de una vivienda invadida, pues perciben que eso va contra la línea del Gobierno. En esta misma onda se inscribió recientemente el director de la policía judicial, comisario Douglas Rico, quien ordenó que bajo ninguna circunstancia los agentes de ese cuerpo podían participar en desalojos. El argumento es que Cicpc es una policía de investigación, cuyos recursos no pueden ser distraídos en estas actividades, que formalmente competen a cuerpos preventivos. Pero esa explicación no es convincente. La policía judicial, de hecho, destina importantes recursos a otras tareas que sí corresponden a policías estatales o municipales, e incluso a la PNB, como por ejemplo la vigilancia de mercados populares o el patrullaje en determinadas zonas de la capital, para lo cual han dispuesto a grupos de agentes de las divisiones contra Robos y de la brigada contra Bandas, por citar algunas. La invasión de propiedades es, además, un delito en el que las condiciones de flagrancia son evidentes. Por ende, cualquier cuerpo de seguridad tendría la potestad y la obligación de reprimirla y de reponer la legalidad cuanto antes.  Esto, desde luego, lo saben el director de Cicpc y los comandantes de la Guardia Nacional.

 

*En el Gobierno aún no toman una decisión con respecto a los funcionarios policiales y militares que no votaron en las presidenciales del 20 de mayo. Parece que los niveles de abstención en tales instituciones rebasaron cualquier cálculo previo. En las policías y los componentes castrenses elaboraron informes con los grados, números de cédula y nombres de los efectivos que no ejercieron este derecho. Por ejemplo, en la dirección de custodia diplomática de la Policía Nacional se abstuvo el 50% del pie de fuerza. En la región Los Llanos identificaron a 77 uniformados que no acudieron a las urnas. Todo apuntaba a que harían una nueva lista Tascón. Los informes se inscriben dentro de lo que llamaron Sistema de Seguimiento del Derecho al Voto. Pero hasta el momento no se ha notificado qué sucederá. Una fuente consultada indicó que, debido a la magnitud de la abstención, es poco probable que haya una purga masiva en lo inmediato. Pero sí se tomaría esta información como un factor para decidir, por ejemplo, los ascensos y las promociones a los puestos de mayor importancia en las instituciones. De manera que los abstencionistas quedarían rezagados y, hasta cierto punto, serían execrados.

 

*Otra institución que afronta serios problemas para el mantenimiento de sus contingentes es la Fuerza Armada. En el estado Apure, por ejemplo, son los ganaderos los que pagan -generalmente en especias- la comida de los militares que custodiarán sus predios. De lo contrario, quedarán a merced de los guerrilleros y miembros de bandas criminales. Pero esto no solo ocurre en lugares apartados del país. La primera semana de junio, la gerencia de una conocida beneficiadora de pollos en el municipio Plaza del estado Miranda recibió una solicitud escrita de la Guardia Nacional en el sentido de que les donen veinte pollos “para el consumo diario del personal militar”. El oficio firmado por un mayor del componente no explica si la mercancía debería entregarse diariamente o como aporte único. Todo esto habla de un deterioro acelerado a lo interno de la FAN, lo que desde luego ocasiona que los jóvenes ya no vean la carrera militar como una vía para asegurar su futuro. El déficit en el pie de fuerza de la FAN ha obligado al Gobierno a aplicar tácticas inusuales para la captación de personal. En la última semana de mayo, por ejemplo, enviaron un mensaje de texto a todos los suscriptores de un servicio de telefonía celular para exhortar a la gente a alistarse “en la unidad militar más cercana”, si tienen hasta 30 años de edad.

 

Familiares denuncian a las FAES por ejecuciones extrajudiciales en Mamera y El Valle

El miércoles 6 de junio de 2018, dos hombres murieron en medio de operativos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). En ambos casos, los parientes de los caídos insisten en que fueron asesinados y no se enfrentaron al cuerpo de seguridad, tal como dice la versión policial.

Alrededor de las 5:00 am de ese día, los uniformados entraron a la vivienda de Yoeiker Yonelkys Mendoza, de 23 años, en el sector Los Abastos de Mamera, adyacente a la carretera que conduce a El Junquito, al oeste de Caracas. Allí vivía él con sus dos hijas, su pareja, sus padres y su abuela.

«Ellos se metieron para matarlo. Todos estábamos durmiendo cuando llegaron. A todos nos insultaron», comentó un familiar, quien agregó que a Mendoza le pidieron que les dieran dos camisas –que nunca devolvieron– y se lo llevaron tal como estaba vestido: solo con un short. Tras sacarlo de la casa, le dispararon. Cinco tiros recibió entre el torso y la cara, afirmó el testigo.

«Ellos estaban buscando a una banda, pero siempre agarran al más pendejo. A los que tienen que agarrar, no les hacen nada», aseguró el pariente.

Tal afirmación coincide con la información de un parte policial que se distribuyó al siguiente día de los hechos: Mendoza supuestamente pertenecía a la banda «Los niños locos», dedicada al hurto y a la venta de droga.

El cuerpo de Mendoza fue llevado por las FAES hasta el Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, pero llegó sin signos vitales. No tenía ninguno de sus documentos consigo. La víctima estaba desempleada, había estudiado hasta secundaria.

Suplicó por su vida

En horas de la tarde del 6 de junio, las FAES volvió a actuar, esta vez en el sector Sorocaima de Los Jardines de El Valle, al oeste de Caracas. La víctima fue José Gregorio Rodríguez Reyes, un albañil de 18 años, que vivía en la zona.

Según sus parientes, Rodríguez Reyes estaba en la calle cuando llegaron las FAES. Al verlos, se asustó y se metió en la casa de una vecina. Los uniformados lo siguieron hasta allí, lo sacaron de la vivienda y lo arrodillaron en la vía.

Un vecino comentó a los familiares que el joven levantó las manos y suplicó por su vida. Pero nada impidió que le dispararan. La autopsia apuntó que tenía una fractura en el cráneo a raíz de un «tiro certero en la cabeza». La información policial, sin embargo, sostiene que el muchacho se enfrentó a la comisión.

A Rodríguez Reyes, aseguraron los parientes, le fue sembrada un arma en medio del procedimiento. Los policías dispararon en diferentes direcciones para simular el ataque.

«No sé si confiar en la autoridad que tenemos en este país. No sé si estoy bajo resguardo o tengo que huirles como hizo José Gregorio. No sabemos si nos están protegiendo o si nos están matando como hicieron con él», dijo un familiar.

El joven era el segundo de tres hermanos y había estudiado hasta sexto grado.En el último año (de mayo de 2017 a mayo de 2018), 632 personas murieron en manos de cuerpos de seguridad del Estado. De este total, la mitad (318 personas, equivalente a 50,3%) cayó como consecuencia de operativos de la PNB.

En el último año (de mayo de 2017 a mayo de 2018), 632 personas murieron en manos de cuerpos de seguridad del Estado. De este total, la mitad (318 personas, equivalente a 50,3%) cayó como consecuencia de operativos de la PNB.

 

@loremelendez

MonitorDeVíctimas | A puñaladas asesinaron a niño sin hogar y arrojaron cadáver al río Guaire

Tenía 11 años y estaba en situación de calle desde hace tres

Francisco Zambrano @franzambranor

Yonjaiverson Ríos de apenas 11 años de edad vivía desde 2015 en la calle. Al menos un día a la semana se aparecía en la casa de su mamá Yuleima Ríos en el barrio La Bombilla de Petare. Pero desde hace un mes sus familiares no sabían nada de su paradero. Esta semana el cadáver de Jhon fue identificado en la morgue de Bello Monte.

A Yonjaiverson lo mataron a puñaladas se supone a inicios de mayo y su cadáver fue arrojado al río Guaire a la altura del puente de Las Mercedes. Tenía al menos una herida provocada por un arma blanca en la cara y otra en el estómago. Familiares identificaron a Yonjaiverson por una pulsera que portaba en un tobillo y por una uña negra que tenía en el pie debido a un golpe que se había dado previamente.

El pasado 6 de mayo, efectivos de Protección Civil sacaron del río Guaire un cadáver, en ese momento se pensó que era un adulto, hasta se manejó que tenía una edad aproximada de entre 35 y 40 años.

Según la versión que maneja la mamá del niño, Jhon y un amigo se habrían conseguido un arma de fuego. Eso detonó que otros menores de edad los atacaran para despojarlos del instrumento. El resultado fue una riña que culminó con un desenlace fatal para Yonjaiverson.

Yuleima en compañía de tres de sus diez hijos, y exhibiendo un avanzado embarazo, asegura que nada de esto hubiese sucedido si algún organismo le hubiese brindado ayuda para atender a Yonjaiverson.

“En la Lopna (sic) nunca me dieron una solución, lo único que me decían era que yo debía buscar las herramientas para sacarlo de la calle, él estuvo en un refugio para menores en Los Chorros, pero se escapó”, dijo.

“La última vez que lo vi me comentó que no estaba robando ni drogándose, solo pedía para los cigarrillos que se fumaba”, agregó.

Otros dos hijos de Yuleima también frecuentan las calles, un varón de 13, quien fue el que le dio la noticia del asesinato de John Jaiverson y una adolescente de 15; otro par está en Colombia con su ex pareja, uno vive con una madrina y cuatro con ella y su actual marido. Yuleima clama porque alguien asuma la responsabilidad y acabe con la mendicidad de niños en el país.

Jhon era de los menores de edad que pululan por Las Mercedes pidiendo dinero, descalzos, con ropa sucia y durmiendo donde les encuentre la noche.

Niños víctimas de la violencia

Según cifras recopiladas por el Monitor de Víctimas, 110 menores de edad han sido asesinados en Caracas en el último año, de ese total 17 tenían menos de 12 años. Seis de las víctimas murieron al ser heridos por balas perdidas o al quedar atrapados en la línea de fuego durante intercambios de disparos entre bandas. El 64,1% de los 17 casos de muertes de niños ocurrieron en el municipio Libertador. Siete de los asesinos conocían a sus víctimas.

Al analizar el lugar donde ocurrieron los asesinatos, tenemos que nueve de los 17 asesinatos ocurrieron en las viviendas de los pequeños, seis ocurrieron en la vía pública y uno ocurrió en una institución educativa.