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Conspiración

Conspiración paranoica por Víctor Maldonado C.

Venezuelas

 

Hemos progresado. Ahora la gente se pregunta cómo puede ser posible que el gobierno no pueda ver los efectos de su gestión. Que no tenga la capacidad de verse como causa de las consecuencias que todos estamos padeciendo. En la calle, los ciudadanos que hacen colas y sufren los rigores de la escasez, la inflación y el desempleo, no encuentran respuestas satisfactorias a la inacción del gobierno. Nadie puede darle una explicación racional a este curso inercial hacia el desastre mientras el alto mando cívico-militar se la pasa debatiendo sobre la inmortalidad ultra-galáctica y las diversas formas que tienen a la mano para volver a interpretar lo que el supremo dijo en aquel tiempo pero que “interpreta cabalmente esto que nos está pasando hoy”. Hemos avanzado en la misma medida que no hay resignación en aquellos que buscan respuestas sin resignarse a la convivencia con el enigma más intrigante del siglo XXI. Me refiero a las vías para quebrar y someter a la pobreza a un país petrolero, luego de más de diez años de precios petroleros altos. ¿Cómo hicieron para llevar a cabo el anti-milagro perfecto?

Ludwig Wittgenstein solía decir que “el enigma no existe. Si es posible formular un interrogante, también se lo puede responder». El caso venezolano tiene respuestas, pero están aplastadas por una trama exculpatoria que se inscribe en los anales clásicos de las teorías paranoicas de la conspiración, es decir, la concepción errónea de que cuando ocurre algo malo, ello se debe a la mala voluntad de un poder maligno, de algo o de alguien que está especialmente interesado en el fracaso del modelo, de los que están al frente del gobierno y al final, contra el pueblo, su felicidad y sus derechos.

En Venezuela vivimos un ambiente de conspiración paranoica. No hay nada que ocurra o que deje de ocurrir que no tenga una excusa, al margen de los que deberían ser responsables. El crimen, por ejemplo, es culpa de los paramilitares. La escasez, de los bachaqueros. La inflación, de la derecha maltrecha, la recesión del eje Bogotá-Washington-Caracas, los apagones de los terroristas y guarimberos, el calor tiene su razón en el capitalismo salvaje, y el frío ocurre porque “los gusanos de Miami” están empeñados en el fracaso del proyecto de Chávez.  Ya sabemos que a la hora de las excusas ya no se guardan ni las formas. Depende del momento y de quien tenga al frente un micrófono. Recientemente un diputado oficialista dijo que “como estábamos en guerra ellos no podían publicar las cifras de la inflación”. Otra, mucho menos feliz en sus declaraciones dijo que “ella gozaba la cola sabrosa”. Uno de ellos asume como verdadera una guerra que ellos se inventaron para ocultar el ejercicio corrupto del poder que es también incapaz de resolver nada. La otra, que por cierto es la responsable de que ahora estemos disfrutando de un Guaire de aguas cristalinas, asume como valedera el disfrute cuasi-orgásmico de una larga espera, al sol y con lluvia, tal vez porque le parezca barato otorgar ese privilegio a los que no tienen otra forma de disfrutar nada.

No hay teoría conspirativa que sobreviva al esfuerzo sistemático de pensar con realismo. Por eso mismo el régimen no educa ni informa. Su especialidad es la distorsión de la realidad y la explotación del resentimiento. Ellos prefieren que la gente se devane los sesos buscando un culpable extravagante y que no lo haga tratando de reflexionar sobre las causas y las consecuencias. Karl Popper decía por eso que “solamente la ignorancia puede ser la obra de poderes que conspiran para mantenernos en ella, para envenenar nuestras mentes instilando en ellas la falsedad, y que ciegan nuestros ojos para que no podamos ver la verdad manifiesta. Esos prejuicios y esos poderes son, pues, las fuentes de la ignorancia”. Por eso mismo la agenda del socialismo del siglo XXI es el aislamiento social y la más grosera hegemonía comunicacional. El régimen cuelga del delgado hilo de sus propias patrañas.

No es casual que haya una forma marxista de la teoría conspiracional de la ignorancia. La obsesión contra la prensa libre y cualquier forma de capitalismo encubre esa voracidad genética con la que el comunismo consume poder. Tampoco es un albur que los socialismos sean tan insistentes en mostrar las supuestas contradicciones irresolubles entre el proletariado y el capital, hasta el punto de tener que desencadenar la dictadura obrera como antesala del comunismo. De nuevo asunciones falaces, explicaciones erróneas y esa forma tendenciosa que muestra como verdadero lo que es falso. Una de las más comunes es la que utilizan algunos líderes cuando se refieren al pueblo, categoría gaseosa y difusa detrás de la cual se encubren las propias opiniones e intereses inconfesables.

Los fanatismos son irreductibles. En eso también son campeones los socialistas. Sus opiniones las equiparan a una “verdad científica” y por lo tanto incontestable. Para ellos –pobres ilusos- la verdad es manifiesta  y por lo tanto está allí a la luz y a la mano de cualquiera que quiera acceder a ella. Los que reniegan de esa verdad –por lo demás oficial y de obligatorio consumo- son parte de la maldad y la depravación capitalista –de nuevo el culpable más ubicuo-  cuyos tentáculos e intereses tienen sobradas razones para temer la verdad, conspirar contra ella e intentar suprimirla. Pero la verdad no suele estar tan a la mano, sobre todo en situaciones tan polarizadas y extremas como la que los venezolanos estamos viviendo. Voy con un ejemplo.

Recientemente la periodista Esperanza Marquez le hizo una entrevista al Padre Arturo Peraza que fue titulada así: “El desencanto es con el gobierno, no con el modelo”. Reconozco y valoro ante todo la buena fe y la preocupación social del sacerdote y profesor de la UCAB. Pero esa afirmación –de haberla dicho efectivamente- nos sugiere un sinfín de interrogantes, no sobre su persona sino sobre el tratamiento apropiado del tema. Por ejemplo, si el modelo, que no es otro que el socialismo del siglo XXI, puede suponerse diferente a sus administradores dogmáticos. Si el problema es de ejecución y no de concepción. Si la distribución populista de la renta no es inherente al planteamiento ideológico y a su fatal fracaso. Y si alguien puede afirmar algo tan grueso como que hay un desencanto que se puede discriminar entre los actores y el libreto que con tanta rigidez han desempeñado.

Pero la entrevista sigue. En algún momento la  periodista afirma “Ese sueño que ofreció Hugo Chávez a los pobres fue como una ilusión y lo que hizo fue utilizarlos para luego sumir al país en lo que estamos”. O sea, intentando plantear una relación entre causas y consecuencias se topa con la responsabilidad de quien por mucho tiempo ejerció el poder con afanes monopólicos. La respuesta del sacerdote fue también muy llamativa: “Yo no aceptaría ese argumento porque cuando estás en los barrios populares y tienes a 10 minutos un centro de atención médica y no necesitas bajar unas escaleras para llegar al hospital significa que la calidad de vida ha mejorado de una manera exponencial. ¿Por qué la clase media es tan ciega para ver una cosa tan obvia?, hay que ir al barrio y darse cuenta lo que significó ese momento de calidad de vida en cuanto a derecho a la salud o acceso a la vivienda. Fueron cosas que se hicieron y es mucha ceguera no darse cuenta”. No dice el cura que el programa Barrio Adentro confinó al barrio a ser su propio gueto. Tampoco refiere al inmenso daño que eso provocó en la salud poblacional, cuyas cifras han sido inventariadas con mucha seriedad por la encuesta sobre las vulnerabilidades del venezolano, realizada por cierto por la UCAB en conjunto con otras universidades. Tampoco recuerda que lo que se ha deteriorado es precisamente la calidad de vida en un país lleno de violencia, inseguridad y las consecuencias de una mala economía. Nadie tiene acceso a la salud –no es problema de cuantas escaleras sube o baja el enfermo- cuando este socialismo autoritario ha motivado la más intensa fuga de talento. Nadie puede tener acceso a la salud cuando salir a la calle de noche es más peligroso que aguantar hasta el día siguiente con un infarto entre pecho y espalda. Nadie tiene salud si no hay medicinas y la calidad del médico es tan baja y anacrónica que pocos confían en que sean ellos precisamente los que pueden resolver un problema. Por alguna razón los funcionarios del sector público prefieren las clínicas privadas y no se ha oído que ninguno de ellos –salvo el que por eso se murió- confíe su vida a un médico cubano.

Los barrios no han mejorado en su calidad, y allí siguen, dando cuenta del fracaso de todos esos experimentos alrededor del uso y del abuso de la pobreza para fines políticos. Barrio Adentro fue un negocio de los cubanos. Barrio Adentro era un programa político que usaba una carencia social para ganar adhesiones. El Estudio de Condiciones de Vida (UCV-UCAB-USB) concluyó que 4 de cada 10 venezolanos cree que los programas sociales son para partidarios del gobierno. Es difícil invalidar o dejar de lado esa percepción cuando en las sedes de cualquier programa social lo primero que está a la vista es una foto de Chávez, otra del Che, y el resto de la pared llena de consignas políticas ajenas a la dignidad y el decoro de lo que debería ser un servicio público. No alude el entrevistado a que se perturbó hasta la quiebra lo que debía ser un sistema integrado de salud, no solo para los pobres, sino para los ciudadanos. Pero, ¿es que el chavismo como modelo se salva por esa iniciativa? ¿Y los colectivos violentos? ¿Y la corrupción? ¿Y la represión? ¿Y la justicia?  ¿Y el ventajismo autoritario?

La realidad muestra indicios que contradicen a aquel que reclama a la clase media esa “mucha ceguera” que le impide reconocer que se hizo algo. Se podría agregar además que se trata a la clase media como otra entelequia, tan gaseosa como podrían ser “los sectores populares”, que en boca interesada resultan ser argumentos y oportunidades para la tergiversación de la realidad.  Pregunto yo ¿Es la clase media culpable de todo este desastre? ¿No se deja colar por esa ruta una que otra teoría de la conspiración paranoica que encubre una realidad más compleja y siniestra? Por cierto, el barrio no es una cantera de conocimiento trascendental. Cada vez que leo la recomendación de ir al barrio para conocer la verdad no puedo sentir otra cosa que un intento impropio de manipular la realidad. No hay arcanos ocultos en los barrios de nuestras ciudades.

Volvamos a Karl Popper. Él decía que el problema de los que invocan “la verdad manifiesta”, esa que está allí para que todos la palpen, “no solo engendra fanáticos -hombres poseídos por la convicción de que todos aquellos que no ven la verdad manifiesta deben de estar poseídos por el demonio- sino que también conduce, aunque quizás menos directamente que una epistemología pesimista, al autoritarismo. Esto se debe, simplemente, a que la verdad no es manifiesta, por lo general. La verdad presuntamente manifiesta, por lo tanto, necesita de manera constante, no sólo interpretación y afirmación, sino también re-interpretación y re-afirmación. Se requiere una autoridad que proclame y establezca, casi día a día, cual va a ser la verdad manifiesta, y puede llegar a hacerlo arbitraria y cínicamente”. De eso se encarga la hegemonía comunicacional, la propaganda, la ceguera militante y la ingenuidad que se debate entre la nostalgia y los buenos deseos.

Esa maquinaria de divulgación tendenciosa hace mucha bulla y provoca demasiada confusión. Por eso vale la pena tener algunos principios claros:

 

  1. El poder corrompe. Y cuando es absoluto se corrompe absolutamente. (Lord Acton)
  2. El populismo siempre decantará en autoritarismo y evasión represiva.
  3. La oferta populista es un intento de dominación y de confiscación de la libertad.
  4. La mediación populista de la pobreza no acaba con los pobres pero los hace menos libres.
  5. El modelo socialista incluye a sus caudillos autoritarios como parte del formato. No hay socialismo sin personalismos groseramente despóticos.
  6. La única forma de valorar al socialismo es por sus resultados, que siempre son fracaso y ruina.
  7. Las misiones son la expresión frustrada de la visión militarista de las políticas sociales.
  8. El gobierno solo debería empeñarse en garantizar reglas del juego claras y estables, seguridad y justicia, y servicios públicos de calidad.
  9. Los sectores vulnerables de la población deben ser atendidos debidamente y diferencialmente. Los subsidios directos, temporales y condicionados son la mejor forma.
  10. La inflación es siempre el resultado de la indisciplina fiscal y la oferta irresponsable de un bienestar que antes no se ha producido.
  11. La escasez es el resultado del populismo económico que niega costos, precios y condiciones de mercado.
  12. No hay libertad sin empresa privada. No hay empresa privada sin el respeto absoluto por los derechos de propiedad.
  13. La libre competencia y el libre mercado garantizan productividad, oferta diversa y precios competitivos.
  14. Solo la disposición de empleos de calidad permiten movilidad social y salir de la pobreza.
  15. La democracia se construye y consolida con clases medias empresariales y profesionales vigorosas y no contra las clases medias.

 

Yo siento que va llegando la hora de que entre todos construyamos una versión de la realidad en la que haya menos culpables y más responsables. El esplendor de la verdad es más sereno y está más orientado hacia el futuro, pero sin desmemoria, para que haya aprendizaje. Hay que luchar por un deslinde entre lo cierto y lo falso. Hay que reescribir toda esta tragedia. El punto de partida podría ser identificar quién o quiénes han acumulado poder y por lo tanto capacidad de realización para el bien y también para el mal. Y exigir que esos poderosos asuman las consecuencias de sus actos. Porque de lo contrario va a terminar la clase media siendo el chivo expiatorio de toda esta tragedia.

 

@vjmc

Fiscalía venezolana acusa formalmente a Antonio Ledezma por el delito de conspiración

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La Fiscalía General presentó una acusación por el delito de conspiración contra el alcalde opositor de la zona metropolitana de Caracas, Antonio Ledezma, quien está detenido en la cárcel militar de Ramo Verde a las afueras de la capital.

El Ministerio Público presentó en un tribunal local una acusación contra Ledezma, de 59 años, por los delitos de «conspiración y asociación», indicó el martes esa dependencia en un comunicado. El fiscal del caso solicitó al tribunal que Ledezma siga detenido mientras se le sigue juicio.

El alcalde, arrestado el 19 de febrero por miembros de la policía política, es señalado de presuntamente «apoyar a grupos que pretendían desestabilizar el país a través de acciones violentas», precisó la Fiscalía.

Los abogados y familiares de Ledezma han rechazado los señalamientos y han asegurado que el dirigente del partido Alianza al Bravo Pueblo es un «preso político» y que no está siendo sometido a un juicio justo. Algunos ex presidentes y políticos extranjeros han abogado por su liberación. Está detenido en la misma cárcel donde está recluido desde febrero del 2014 el dirigente opositor Leopoldo López señalado de promover unos hechos violentos en la capital.

Las conspiraciones por Eddie Ramírez

Conspiraciones

 

Conspirar, es decir unirse contra un superior o soberano, es materia de militares con o sin la participación de civiles.  Marco Tulio Bruni-Celli,  distinguido abogado,  sociólogo,  político y experto en derechos humanos, plantea  el tema en su libro El 18 de octubre, de obligatoria lectura para entender mejor no solo ese importante hecho, sino para  reflexionar sobre el papel de los militares en nuestra historia del siglo XX y de estos últimos quince años.

Bruni- Cellí señala, con muchas pruebas, que los militares ¨vienen conspirando en Venezuela sistemáticamente contra todo tipo de gobierno desde que se creó el Ejército Nacional¨, recalcando que ello es independiente de si es una dictadura, una democracia, una buena o mala administración o de los presupuestos y condiciones socio-económicas de los militares. Además,  dice Bruni-Celli, ¨siempre han buscado y en la mayoría de los casos han logrado comprometer previamente, y ganar como aliados para sus acciones subversivas, a sectores del mundo civil.

Tradicionalmente, opinantes políticos superficiales achacan las conspiraciones de los militares a simples ambiciones personales, lo cual pareciera estar lejos de la verdad. El citado autor analiza a profundidad el tópico, mencionando la tesis de Rómulo Betancourt de que, por lo general, los militares ¨sienten que se les asigna un destino manifiesto y una misión providencial como salvadores de países¨. Entendamos que en Venezuela la idiosincrasia de los militares no difiere significativamente de la de los civiles. Conspirar implica un alto riesgo y las más de las veces el conspirador va a parar a la cárcel o al exilio. Para un militar conspirar puede significar perder su carrera y el derecho a jubilación. Por ello, la motivación, equivocada o no, debe ser  importante y no simple ambición.

Cuando existen mecanismos institucionales para controlar abusos del Poder Ejecutivo o para corregir crisis severas, es injustificable que los militares decidan conspirar. La discusión se presenta cuando no existen esos mecanismos.  En teoría, no corresponde a los hombres de uniforme decidir cuándo deben actuar. Esto es particularmente cierto cuando los civiles no están de acuerdo sobre el qué y el cómo salir de un gobierno. Para que una conspiración tome cuerpo se requiere una crisis política y/o económica, apoyo civil y una masa crítica de militares descontentos.

El 18 de octubre de 1945 fue una iniciativa de los militares que contó con el respaldo de Acción Democrática y con el visto bueno de los dirigentes Rafael Caldera y Jóvito Villalba. Posteriormente, el nuevo gobierno contó con la benevolencia del partido comunista.  El 24 de noviembre de 1948 fue un golpe militar con el apoyo tácito de Copei y de URD, y la pasividad de la  población.  El 23 de enero de 1958  fue también un golpe militar, pero con respaldo de todos los partidos políticos, intelectuales y gremios profesionales, así como con acciones de calle.  El 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 fueron  golpes militares fallidos sin ningún apoyo civil, salvo un pequeño grupo de cabezas calientes, aunque Caldera y Uslar justificaron a posteriori  a los alzados. Estos hechos indican que también los civiles han sido unos permanentes conspiradores, aunque con diferentes grados de involucramiento.

Hoy en día Venezuela padece la crisis más severa del siglo XX y lo que va del XXI,  Periódicamente el régimen inventa  conspiraciones para encarcelar a civiles que considera enemigos políticos y a militares que percibe como desafectos. No tiene base la acusación del eje  conspirativo Madrid-Bogotá-Miami, mucho menos que Estados Unidos piensa invadirnos. ¿Existe otra conspiración más ¨endógena¨?  Solo sabemos que hay descontento en todos los sectores y que, a pesar de que  la vía electoral es muy estrecha, debemos votar aunque ello no sea suficiente para salir del totalitarismo.

Como en botica:  ¨De regreso de la revolución¨ es un valioso y valiente testimonio de la admirada profesora Gloria Cuenca sobre su desencanto de la utopía comunista. Nuestros diputados que aspiren a la reelección deben presentar un informe de su gestión y asistencia a las sesiones. Pareciera que algunos ni siquiera han leído las Memorias y Cuentas de los ministerios, las cuales reflejan el desastre de la administración, a pesar de lo que ocultan.  Presumimos que la MUD emite comunicados blandengues aspirando que sea lo ¨políticamente correcto¨ para evitar descalificaciones del régimen, pero los mismos no convencen a ninguna de las partes.   El hampa tolerada por el régimen asesinó en Puerto La Cruz a nuestro compañero de Gente del Petróleo, ingeniero Erik Serrano y a su hijo. En todo el país los malandros actúan impunemente amparados en lo afirmado por los rojos de que¨ los saqueos de febrero de 1989 fueron el inicio del movimiento revolucionario¨. Maduro debe renunciar ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

eddiearamirez@hotmail.com

La soberanía, secuestrada en Ramo Verde por Asdrúbal Aguiar

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Antonio Ledezma, Alcalde Metropolitano de Caracas, electo por segunda vez con el 51% de los votos de los habitantes de la Gran Caracas, capital de Venezuela, acaba de ingresar en calidad de imputado por conspiración a la Cárcel Militar de Ramo Verde.

Secuestrado por funcionarios sin rostro – que eso es lo que ocurre en propiedad al y al negarse éstos justificar su acción represora restrictiva de la libertad del burgomaestre, huérfanos de un mandato judicial – en lo adelante le hace compañía a los otros 62 presos políticos y de conciencia que mantiene tras las rejas el régimen militar que preside el civil Nicolás Maduro y comparte con el teniente del Ejército Diosdado Cabello, cabeza de la Asamblea Nacional.

Igual suerte le espera, según se dice, a la diputada María Corina Machado, cuya representación le fue arrebatada mediante otro golpe a la Constitución; en una suerte de razzia sobre los activos de la oposición democrática que también alcanza al diputado Julio Andrés Borges, dirigente fundamental de la Mesa de la Unidad Democrática.

El atropello lo anuncia y celebra su autor principal, Maduro, desnudando su desprecio profundo por la separación de los poderes y la independencia de la Justicia. Afirma, no obstante, que quien da la orden del carcelazo es el Ministerio Público, ignorando que es incompetente para ello y sólo se le informa del desafuero luego de ejecutado, para que lo santifique con actuaciones posteriores. Por si fuese poco, la violación manifiesta que ocurre del Estado de Derecho, alcanza a la libertad personal y e inviolabilidad del recinto privado de la persona de Ledezma, que a la sazón tiene lugar mediante un black out informativo previo – cadena presidencial de radio y televisión – a fin de impedir que la opinión nacional se enterase del atropello contra el poder municipal metropolitano y la soberanía de los habitantes de la metrópolis.

Arguye Maduro una tesis a prueba de iletrados, a saber que la tetrarquía opositora integrada por Machado, López y Ledezma, ha firmado una semana antes un manifiesto golpista, santo y seña para que la Fuerza Armada y el pueblo se levanten contra su gobierno. Se trata de un documento que hace apología de la democracia y pide lo que es legítimo en toda democracia: demandar de los gobernantes corrección o renuncia cuando se revelan incapaces para sostener la gobernabilidad; ofrecer alternativas políticas, económicas y sociales que eviten al pueblo mayores sufrimientos, en la emergencia económica y social que vive Venezuela; en fin, invitar al país a que dialogue y se acuerde sobre las vías constitucionales, democráticas, pacíficas y electorales pertinentes para encontrarle solución de drama a una tragedia en apariencia insoluble.

El golpe democrático a Maduro, por los firmantes del llamado Acuerdo Nacional, en suma, se reduce a constatar lo que es máxima de la experiencia: 1) La devaluación del bolívar en un 2.600 %; 2) la inflación de casi 100 %, la más alta del mundo; 3) La caída de los ingresos nacionales en 35.500 millones de dólares, imposibles de subsanar con unas reservas que apenas llegan a 20.750 millones de dólares; 4) La falta de dólares para importar los bienes de primera necesidad de la población y de un aparato productivo interno que, por confiscado, es hoy un cementerio; 5) En fin la deuda pública de 147.000 millones de dólares, luego de “rumbearse” la revolución, sin dejar obra cierta, la astronómica cifra de 1,2 millardos de dólares.

Todo ello por el empeño de Maduro – como “Tarazona” de los hermanos Castro – de cuidar un modelo político y económico marxista, expresión histórica regresiva de los mayores fracasos vividos por la Humanidad en el siglo XX.

Ante todo eso, la protesta  y la afirmación de creencias cabalmente democráticas derivan para éste y los suyos en golpismo puro y duro; por la miopía suicida que les incapacita ver el abismo hacia el que nos empujan como colectivo, ellos incluidos.

Maduro y Cabello, reinciden obtusos en sus yerros y espantan fantasmas que los hacen presa. Creen que adelantando las elecciones y jugando en soledad, para ganar con el 61% que un pajarito le revela al primero mientras duerme, basta para contener la rabia popular que une al país por encima de sus diferencias y añejas polaridades.

Numa Quevedo, ministro del interior de Wolfgang Larrazabal, en 1958, ante una situación de desesperación social que vive Venezuela luego de caer la penúltima dictadura, le dice a éste que la única alternativa a la vista es “plomo o plata”, y así nace el Plan de Emergencia. Pero ahora no hay plata y el régimen ofrece plomo y cárcel a la oposición. Maduro, aun así, dice que aspira vivir 90 años y servirle al país por siempre. Eso lo dice, mientras sus esbirros secuestran a Ledezma.

 

@asdrubalaguiar

correoaustral@gmail.com       

Yoani Sánchez: Venezuela está peor que Cuba

 YoaniSánchez-

La periodista y bloguera cubana escribe en su diario digital 14ymedio.com sobre la detención del líder opositor venezolano Antonio Ledezma y advierte que estas teorías conspirativas y la forma de destruir a opositores forma parte del guión aprendido por el gobierno de Maduro, de la mano de sus mentores en La Habana

Yoani Sánchez / @yoanisanchez

Nunca pensé que iba a llegar a decir esto, pero Venezuela está peor que Cuba. Es cierto que el país suramericano no ha sobrepasado en número –ni en intensidad– el desabastecimiento de productos básicos, el colapso económico, ni la vigilancia policial que padecemos nosotros; pero Venezuela está peor que Cuba. Su gravedad viene dada porque repite ese pasado fallido del que los cubanos estamos tratando de escapar.

En el caso de ambas naciones, el fiasco ha estado determinado en gran medida por un liderazgo incorrecto y nocivo. Cuba, con un Fidel Castro que intentó moldear el país a su imagen y semejanza, teniendo él tan marcada tendencia al autoritarismo, la intolerancia, la obsesión por el poder y la incapacidad de lidiar con el éxito ajeno. A lo cual hay que sumarle una paranoia feroz, que lo hacía desconfiar hasta de su propia sombra y que parece haberle transmitido a su discípulo Nicolás Maduro.

Por eso, cuando supe del arresto del alcalde opositor Antonio Ledezma, acusado de una supuesta vinculación con actos violentos contra el Gobierno, no pude dejar de recordar todas las veces que los temores de nuestro “Máximo Líder” terminaron con la vida profesional, política e incluso física de algún cubano. ¿Cuántas veces no justificaron una vuelta de tuerca política bajo el pretexto de un atentado contra el Comandante en Jefe? ¿Cuáles de esos magnicidios los inventó la propia propaganda oficial sólo para desviar la atención sobre otros temas?

El esquema de “ahí viene el lobo” resulta ya tan manido que daría risa si no fuera por las funestas implicaciones que tiene para los pueblos. Maduro representa teatralmente y ante las cámaras el papel de víctima a punto de sucumbir ante una conspiración internacional. Se le ven las costuras de la farsa, pero aún así sigue siendo peligroso. Él cree encarnar la nación, por lo que al denunciar complots y maquinaciones para matarlo, intenta obtener el beneficio de un nacionalismo tan ramplón como fugaz.

Su presidencia ha sido una secuencia de supuestos golpes de Estado, confabulaciones que se gestan fuera de sus fronteras y enemigos que intentan desestabilizar el país

El sucesor de Chávez no sabe lidiar con la normalidad, mandar con mesura ni ofrecerle a los venezolanos un proyecto de país donde estén incluidos todos. De manera que sólo puede echar mano del miedo. Su presidencia ha sido una secuencia de supuestos golpes de Estado, confabulaciones que se gestan fuera de sus fronteras y enemigos que intentan desestabilizar el país. No conoce otro método de liderazgo que la perenne crispación.

Ledezma es la última víctima de esa política paranoica. Leopoldo López acaba de cumplir un año en prisión y en los próximos meses es muy probable que otros opositores se sumen a las listas de detenidos y procesados. Nicolás Maduro volverá a denunciar conjuras en su contra, señalará a los presuntos culpables de alguna intentona y dirigirá el dedo acusador hacia la Casa Blanca.

Todo eso para esconder que no sabe gobernar y que sólo puede imitar el pésimo modelo que le han heredado sus mentores de la Plaza de la Revolución. El resultado es una copia mala del modelo cubano, un calco tosco en el que la ideología ha cedido todo su terreno a los delirios de un hombre.

Si quieres leer este texto y todo el contenido de 14ymedio.com, pincha aquí

Ministerio Público imputará a Ledezma por presunta conspiración

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Ledezma fue detenido en cumplimiento de una orden de aprehensión a solicitud del Ministerio Público, explicó en un comunicado la referida instancia judicial

En ese sentido, los fiscales 20ª nacional y auxiliar, Katherine Harington y Yeison Moreno, respectivamente, imputarán al burgomaestre por estar presuntamente incurso en hechos conspirativos para organizar y ejecutar actos violentos contra el gobierno democráticamente constituido.

Tras ser aprehendido por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, el Alcalde Metropolitano fue trasladado a la sede ubicada en El Helicoide, lugar en el que se le permitió el acceso a su representante legal y familiares.

Esta detención tiene vinculación con el caso de Lorent Gómez Saleh, Gabriel Valles, Ronny Navarro, Gerardo Carrero y Renzo Prieto, quienes actualmente se encuentran imputados por su presunta vinculación con planes conspirativos.

Según la investigación, Gómez Saleh, Valles y Navarro aparecen en varios videos manifestando su intención de atentar contra edificaciones públicas y privadas, con el fin de causar alarma y caos en el país.

Cómo hacer creíble una conspiración por Ángel Oropeza

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Si la buena vida y las delicias del poder y las riquezas no hicieran más soportables las tensiones y el estrés, uno casi que pudiera sentir lástima por nuestros amigos del madurocabellismo. Porque el drama al que se enfrentan no es, ciertamente, nada fácil.

Los últimos estudios arrojan que, en promedio, más de 80% de los venezolanos considera que el país marcha por mal camino. Además, 7 de cada 10 venezolanos duda de la capacidad de Maduro para resolver los problemas actuales del país. Para colmo, hay un terremoto de transiciones de lealtades políticas a lo interno del mundo oficialista.

Ante la realidad inocultable de una Venezuela que se cae literalmente a pedazos, ¿cómo hace el gobierno para explicar a los suyos la tragedia que vivimos, ya que no funciona ni negarla ni esconderla? Pues bien, solo hay dos explicaciones posibles:

1) Una, que el modelo económico-político militarista implosionó, lo que implica reconocer que el “legado” del expresidente Chávez fue solo una sarta delirante de errores, disfrazados por un manto de gastados clichés, y que se sostuvo solo por unos precios del petróleo artificialmente altos. En otras palabras, un modelo que estaba condenado al fracaso por su inviabilidad estructural, y que solo sirvió para labrar grandes fortunas a unos pocos y someter a la población a un proceso de empobrecimiento inédito. Baste solo recordar que según la Encuesta Social 2014 realizada por la UCAB, la UCV y la USB, la pobreza en Venezuela alcanzó ya a 48,4% de los hogares. Además, de los 3,5 millones de hogares que para 2014 estaban en condición de pobreza, 33% corresponde a “nuevos pobres”.

2) La segunda explicación, ya que la primera –aunque correcta– no se puede aceptar sin correr el riesgo de renunciar a la fuente originaria de fortunas y poder, es recurrir a la tesis de que el gobierno es víctima de una conspiración, esta vez titulada “la guerra económica”, que viene a ser pariente cercana de la ya prostituida “guerra psicológica”, prima de los interminables “magnicidios”, y familia de la ya gastada teoría de las conspiraciones y conjuros.

Pero ¿cuál es el problema que enfrentan nuestros burócratas con la segunda explicación? Pues, sencillamente, que casi nadie les cree. Según Delphos (enero), poco más de 80% de los venezolanos cree que la principal causa de lo que vive el país no es una guerra económica, sino la mala administración de Maduro. Y según Hercón (enero), solo 9,5% de sus encuestados cree que Venezuela sufre de tal “guerra económica”.

Era entonces urgente hacer algo para que el cuento de la conspiración resultara algo más creíble. Y, por supuesto, nada mejor para esto que acelerar la radicalización, buscarse unos chivos expiatorios para mostrarlos como supuestos responsables y, en consecuencia, aumentar la represión. De hecho, en lo que va de 2015 el gobierno ha anunciado la detención de más de 20 empresarios y gerentes de distribuidoras. Además, si los venezolanos sufren escasez por culpa de los acaparadores, bachaqueros y comerciantes inescrupulosos, la solución lógica al problema, según la mentalidad primitiva del militarismo gobernante, es endurecer las sanciones para mantener indefinidamente un modelo que no funciona.

La lección de Farmatodo y Día a Día, por citar solo los ejemplos más conocidos, es que el gobierno está dispuesto a lo que sea con tal de que no le carguen la factura de la escasez, y justificar el argumento risible de la “guerra económica”.

Lamentablemente, lo cierto es que la crisis se va a agravar. Y frente a ello, el gobierno parece convencido de que la única esperanza de la permanencia de la revolución es acelerando la polarización y dividiendo el país en dos: los que todavía se cree que pueden ser seducidos, y los que se busca doblegar por el miedo. El radicalismo político es así necesario para acompañar el radicalismo económico, y ambos surgen de la necesidad, casi existencial, de hacer creíble que el “legado” no es un fraude.

 

@AngelOropeza182

El Nacional 

Claudio Fermín Feb 06, 2015 | Actualizado hace 9 años
Fracasaron por Claudio Fermín

Fracasaron

 

Lo que nos pasa es grave. Es una crisis honda. Se trata de males que se han dejado crecer, que se han acumulado y que ahora han adquirido otras configuraciones, enquistándose en nuestros tejidos. Esas anomalías ya no son ajenas, ahora forman parte de nosotros.
Centenares de bandas actúan en el territorio nacional. Presumen de sus contactos en organismos policiales y en tribunales. Antes algunos abogados eran mal vistos por defender interesadamente a criminales. Hoy a los pranes les sobran bufetes de confianza que se ocupen de sus asuntos. La impunidad es la ley.
Cargamentos de droga salen tranquilamente en vuelos comerciales. Minas de oro de las que se han apropiado los vivos. Cupos de aluminio, de hierro, de petróleo, que se obsequian como bono de buena conducta a los incondicionales. Las alcabalas tejen rutas viales de la más putrefacta corrupción.
Con lo que se construye un edificio o un hospital, se podrían hacer varios en buena lid si no existiesen las comisiones, los sobreprecios en los proyectos, funcionarios tramposos, inspectores corrompidos y contralorías distraídas.
Al país lo carcomen las mafias. Pero las policías, los fiscales, la Asamblea Nacional y los juecesestán pintados en la pared. Si son cómplices, indolentes o incapaces, es una calificación que corresponde a usted amable lector. Lo cierto es que nada hacen por ganarse nuestro respeto.
No producimos textiles, ni calzados, ni automóviles. Tampoco carne, arroz, aceites, ni leche suficiente para nuestro consumo. Mucho menos medicinas.
Importamos gasolina, diésel y gas. Estamos endeudados hasta la coronilla y el costo de la vida es insoportable para los pobres, los asalariados y la clase media.
Por más que le pongan un cierre en la boca a unos miles que le han regalado una vivienda y a otros que amenazan con despedir de la administración pública si se quejan, las manifestaciones de protesta proliferan en todas partes.
Maduro, en vez de corregir errores, denuncia una supuesta conspiración en la que los comerciantes, industriales y productores disfrutan no vendiendo nada. Es decir, quebrando sus propias empresas.Eso no se lo cree ni él.
Sabe las causas del fracaso pero no tiene el coraje de aceptar que su socialismo ha sido una rotunda equivocación.  Ya basta. No tienen derecho a seguir haciendo daño.
 
@claudioefermin
@claudiocontigo