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Altamira

Iluminarán de naranja el Obelisco de Altamira por la erradicación de la violencia de género
La cita es este viernes a partir de las 4:00 p.m. en la Plaza Francia vistiendo una prenda naranja

 

El próximo viernes, 25 de noviembre, Día Internacional de la Erradicación de la Violencia de Género, el Obelisco de la Plaza Francia de Altamira se iluminará de color naranja por la erradicación de la violencia de género. 

La Red Naranja Venezuela por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia,informó a través de su cuenta en Twitter que la actividad simboliza la esperanza puesta en un futuro libre de violencia para todas las mujeres, adolescentes y niñas.

La organización invita a todos los ciudadanos a partir de las 4:00 P.M. a la plaza vistiendo una prenda naranja. 

Por ausencia de cinco de los 13 acusados difirieron por sexta vez audiencia del caso Juan Pablo Pernalete
Juan Pablo Pernalete fue asesinado el 26 de abril de 2017 en una manifestación opositora en Altamira, a la altura de la Torre Británica

 

 

El 5 de octubre, la Asociación Civil Control Ciudadano informó que por sexta vez difirieron la audiencia preliminar por el caso de Juan Pablo Pernalete Llovera, debido a la ausencia de cinco de los 13 acusados. 

La madre de Pernalete, Elvira Llovera, expresó a través de su cuenta en Twitter que el tribunal de control «no ejerce su función para traerlos a juicio».

«Buscar Justicia en Venezuela, es Luchar contra molinos de vientos…», dijo la madre del joven asesinado en Altamira durante las protestas antigubernamentales de 2017. 

«Se trata de un sistema donde la palabra Justicia es molestia para sus oídos, la impunidad es la orden, juegan al desgaste, al agotamiento, burlándose del dolor de unos padres», aseguró Llovera a Control Ciudadano. 

Caso juan Pablo Pernalete

Juan Pablo Pernalete, un joven estudiante de 20 años, fue asesinado el 26 de abril de 2017 en una manifestación opositora en Altamira, a la altura de la Torre Británica.

En la protesta, reprimida por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, a Pernalete lo golpearon con un objeto fracturó el esternón y le ocasionó un shock cardiogénico.

El gobierno puso a circular la versión de que lo mataron manifestantes opositores con una pistola de perno, pero fue la entonces fiscal general, Luisa Ortega Díaz, quien en rueda de prensa confirmó que el objeto que acabó con la vida del estudiante fue una bomba lacrimógena. 

Los responsables del hecho están plenamente identificados: José Adelino Ornelas Ferreira, Jesús Rafael Morales León e Isidro José Lugo Becerri. 

Pernalete estudiaba segundo trimestre de Contaduría Pública en la Universidad Metropolitana y estaba becado por excelencia deportiva. Formaba parte del equipo de baloncesto de la universidad y vivía con sus padres, hermana y abuela. 

Puede leer también: Familiares y activistas claman justicia para Juan Pablo Pernalete

Orlando Figuera: la víctima “chavista” de las protestas de 2017 que aún no tiene justicia

Del caso del quemado de Altamira mucho se rumoró en medios de comunicación y redes sociales. En ese momento muchos afirmaron que estaba robando, otros que gritó en medio de una manifestación de oposición que era chavista, versiones que más tarde fueron desmentidas por el Ministerio Público. Lo único cierto para la familia de Orlando Figuera es que a un año de la muerte no se ha hecho justicia y los responsables siguen en libertad

 

@yeannalyfermin

“CUANDO ME AVISARON QUE LO HABÍAN GOLPEADO, apuñalado y quemado vivo, no recuerdo qué me puse, pero agarré mi cartera, unas sábanas y salí corriendo para poder agarrar el último ferrocarril que sale en la noche. Cuando llegué a El Llanito, a eso de la una de la madrugada, nadie sabía decirme si Orlando estaba ahí”.

No fue sino hasta las seis de la mañana de aquel 21 de mayo de 2017 cuando Inés Esparragoza –madre del joven de 21 años que fue linchado durante las protestas de 2017 en Altamira, municipio Chacao del estado Miranda– encontró a su hijo en la sala de traumatología del hospital Dr. Domingo Luciani con tres heridas por arma blanca y quemaduras de primer y segundo grado en más de 80 % de su cuerpo. De esa situación, nunca se recuperó.

El muchacho fue una de las dos víctimas que cayó en las manifestaciones del año pasado tras haber sido quemado por quienes protestaban. El otro caso se registró en Lechería, estado Anzoátegui, cuando jóvenes que habían hecho una barricada derribaron de su moto con la explosión de un mortero a un hombre que presuntamente era miembro de un colectivo que los amedrentaba: Héctor Alejandro Anuel Moreno, de 35 años. Cuando ya estaba en el suelo le prendieron fuego.

El 20 de mayo de 2017, Orlando había salido temprano a trabajar y vestía jeans y una franela vinotinto. Le había dicho a su madre, antes de irse de su casa en Cúa, que se iba a quedar a dormir donde un tío en Petare para no tener que devolverse a los Valles del Tuy y lidiar con los cierres de calle que a diario se hacían en Caracas.

“Mi hijo laboraba en un supermercado en Las Mercedes (Baruta, Miranda). Cuando salió del trabajo por los problemas de transporte que había por las guarimbas, él tomó un atajo que lo condujo al CCCT y de allí se fue caminando hasta Altamira, en donde vivió la peor tragedia que le puede pasar a un ser humano”.

Era sábado en la tarde. La oposición, bajo el lema “somos millones” y a propósito de cumplirse 50 días de las protestas, convocó una concentración en Caracas que tendría como destino final la Autopista Francisco Fajardo. A la convocatoria asistió Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda en ese momento, quien invitó a los manifestantes a seguir marchando hasta llegar al Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz para exigirle a su titular, Néstor Reverol, el cese de la represión. El llamado fue acatado por unos e ignorado por otros.

Hubo un grupo que se quedó en las adyacencias de la plaza Altamira, sitio recurrente de los jóvenes de la Resistencia quienes solían encarar en ese lugar, durante horas, a las fuerzas de seguridad. Los ánimos de cientos de muchachos estaban caldeados debido a que la manifestación había sido atacada con lacrimógenas y perdigonazos. En medio de la multitud se desató la ola de violencia. Varios acusaban a un hombre de haber robado a una señora. Al atraparlo, lo desnudaron, golpearon, hirieron e incendiaron.

Ese hombre era Orlando. En los videos que circularon sobre los hechos, se ve cómo una multitud lo rodea mientras está en el suelo y lo golpea con puños y patadas. Instantes después, una persona enciende un yesquero sobre su cuerpo y una llamarada lo cubre entero. Sus captores se alejan. Él corre varios metros sin lograr extinguirse.

Otros videos muestran a la víctima ensangrentada, caminando para pedir auxilio. Varios jóvenes de la Resistencia lo protegen de cualquier otra agresión. A una cuadra de los hechos, una camioneta pick up se lo lleva de la escena.

Color político

Orlando, según su madre, era un muchacho tranquilo, cariñoso y preocupado por su familia. Entre risas dijo que era muy miedoso como para meterse en problemas. Su caso rápidamente tomó un tinte político y los líderes del gobierno de Nicolás Maduro reaccionaron. Indicaron que todo había sucedido porque alguien había gritado que él, la víctima, era chavista.

“Quemar viva a una persona porque es chavista es un delito grave, atacar a una persona en la calle y agredir por sus ideas políticas es una de las cosas más horribles que ha hecho la MUD, Julio Borges”, sentenció Maduro el 21 de mayo de 2017.

Ernesto Villegas, entonces ministro de Información y Comunicación, calificó el hecho como un “sicariato contra chavistas” e informó que había recibido la orden directa de Maduro de atender los casos de violencia política, pero en particular el de Orlando.

 

Para Inés, las agresiones en contra de Orlando sí se debieron a motivos políticos. “Mi hijo dijo que sí era chavista y que no le importaba y solo por eso y por ser negro le hicieron todo eso”, asegura.

 

Según la versión del Ministerio Público, para ese momento a cargo de Luisa Ortega Díaz, Orlando se encontró en Altamira  con un hombre con quien había tenido un altercado y que le había herido con arma blanca por una plaza de trabajo en Parque Miranda. Al verlo, el victimario inmediatamente se le abalanzó, lo agredió con un arma blanca y comenzó a gritar a los manifestantes que estaban cerca “este estaba robando”, para que la multitud lo agrediera. En ese momento recibió varias lesiones con armas blancas y una persona le roció gasolina y lo prendió en fuego.

La ola de críticas del gobierno en contra del Ministerio Público por el caso de Orlando, llevó a que el fiscal 48 Dixon Zerpa, enviara un oficio al director del Hospital Domingo Luciani, Alexis Parra, para exigir que ayudaran el joven.

La madre de Orlando afirmó que aunque recibió mucha ayuda por parte del gobierno, los médicos del Domingo Luciani no atendieron bien al joven. “A mi hijo nunca le hicieron una cura. De los 15 días que estuvo hospitalizado, solo uno le limpiaron las quemaduras y fue el día anterior a su muerte, él ya olía mal”.

Son varias las versiones que existen sobre la causa de la muerte de Orlando. Un médico del hospital le informó a Inés que a su hijo, antes de fallecer, lo habían entubado porque había sufrido un ACV, luego otro le dijo que al muchacho le dio un paro respiratorio.

“Cuando me pasaron a ver el cadáver de mi hijo, él no estaba entubado. Estaba como dormido, parecía un monstruo y estaba lleno de sangre por todos lados”, dijo Esparragoza.

Según el patólogo de la Medicatura Forense Bello Monte, Orlando falleció  por una infección en la piel.

¿El caso, los responsables?

“Con el asesinato de Orlando tengo una lucha tremenda. El fiscal 48 Dixon Zerpa, quien ha llevado el caso desde el principio, no ha hecho nada. Desde hace un año que no he tenido noticias de los agresores de mi hijo”, aseguró Esparragoza.

La madre del joven afirma que lo que quiere el fiscal Zerpa es “que pasen dos años para engavetar el caso y dejar que se olvide”.

En aquellos días, Luisa Ortega Díaz aseguró que los agresores de Orlando estaban plenamente identificados. El 20 de junio de 2017, el Sebin realizó un allanamiento en en una vivienda llamada Virgen del Valle en Los Palos Grandes, municipio Chacao, en busca de Enzo Franchini Oliveros, presunto responsable de haberle prendido fuego con un yesquero a Orlando. El cuerpo policial constató que Franchini había huido.

 

El llamado a las autoridades

Inés asegura que ha hablado con el Fiscal general de la república, designado por la asamblea nacional constituyente (anc),Tarek William Saab; con la Ministra de la Mujer y la Igualdad de Género, Blanca Eekhout y con Delcy Rodríguez, presidenta de la anc) y de la Comisión de la Verdad, para pedir que le cambien el fiscal que lleva el caso. Pero aún no ha obtenido respuesta.

Mientras tanto, la madre enfrenta a una depresión con la ayuda de psicólogos y psiquiatras. Recordó que el sueño de su hijo era comprarle una “casa digna” y hoy la tiene a raíz del asesinato de Orlando. El gobierno le regaló una vivienda en Los Valles del Tuy y un taxi.

Asesinan a comerciante cuando intentaban quitarle su carro en el distribuidor Altamira de la Fajardo

Eran las 11 pm del 21 de febrero de 2018 cuando Jonhy José Sanz Urbina, de 35 años de edad, fue atacado en la autopista Francisco Fajardo de Caracas. Por allí transitaba luego de haber visitado a su novia en Petare. Se dirigía hacia su casa, en El Paraíso, pero a la altura del distribuidor Altamira del municipio Chacao (Miranda) dos hombres a bordo de motos lo interceptaron para robarle su carro: un Chevrolet Aveo, dos puertas, de color azul.

De acuerdo con la versión oficial ofrecida a los familiares, Sanz Urbina, quien trabajaba en la compra y venta de oro, intentó zafarse del primer motorizado que lo abordó, pero no se percató de que detrás de él venía otra motocicleta. Desde esta le dispararon para hacer que se detuviera. El proyectil atravesó el vidrio trasero del vehículo e impactó a la víctima por encima de la nuca. Los pistoleros huyeron de la escena del crimen.

Funcionarios de la Policía municipal de Chacao auxiliaron al comerciante, cuyo cuerpo quedó tendido en el carro. Lo llevaron al Hospital Ana Francisca Pérez de León, en Petare, pero llegó muerto.

Sanz Urbina era padre de una niña de 12 años. En marzo de 2017, había sido herido de bala en una pierna en medio del robo de su motocicleta en Chacao. Tras siete meses de rehabilitación, el hombre había vuelto a trabajar.

La víctima, el menor de siete hermanos, es el tercer miembro de la familia que muere en circunstancias violentas.

Este es el segundo homicidio por robo de vehículo que ocurre en Altamira en lo que va de año. De acuerdo con datos recabados por Monitor de Víctimas, el pasado 5 de enero, frente a la panadería Los Nietos de la avenida San Juan Bosco, el comerciante Carlos León, de 52 años, murió cuando dos motorizados que portaban chalecos reflectores, como los que visten los mototaxistas, lo abalearon para quitarle su camioneta.

A la mañana siguiente del asesinato de San Urbina, el jueves 22, ocurrió un asesinato en circunstancias similares, aunque en un municipio distinto. Jhonny Alejandro Velásquez Brito, piloto de Santa Bárbara Airlines de 63 años de edad, recibió un balazo en el pómulo izquierdo de parte de una pareja de motorizados que quería arrebatarle su teléfono móvil. Él andaba en su Ford Fiesta, cuatro puertas, de color negro, cuando quedó atrapado en el tránsito en la avenida Principal de Las Palmas del municipio Libertador (Distrito Capital). Fue ahí cuando los victimarios lo abordaron. Para evitar el asalto, el hombre lanzó el aparato al puesto trasero. Una mujer rubia que iba en el parrillero de la moto le disparó y huyó.

Según Monitor de Víctimas, entre mayo de 2017 y enero de 2018, 205 personas fueron asesinadas en medio de robos.

@loremelendez

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Paro de transporte y retraso en Línea 2 del Metro, colapsaron oeste de Caracas

paro de transporte en Carabobo

Un paro de transporte que se cumplió parcialmente, aunado a un fuerte retraso en la Línea 2 del Metro de Caracas colapsó el oeste de la capital a tempranas horas de este martes.

Reportes vía redes sociales evidenciaron la falta de transporte público en El Paraíso, Petare, Caricuao, El Junquito, Catia, Altamira, Caricuao, Antímano, Carapita y La Pastora.

Asimismo se presentó un fuerte retraso en la Línea 2 del Metro, cuyo epicentro tuvo lugar en la estación de Las Adjuntas.

Choferes de los cinco bloques de Caracas convocaron para este martes 30 un paro de 24 horas con el fin de exigir una respuesta del ministro de Transporte, Carlos Osorio, quien sigue sin aprobar el reajuste de la tarifa a 2.000 bolívares.

 

Cómo Venezuela pasó de 4 meses de choques y protestas diarias a una aparente calma

Altamira

Se oyen gritos, algarabía, aplausos. Música. Es sábado por la noche en la Plaza de Altamira de Caracas. Hace dos meses allí se escuchaban disparos, sirenas y gritos.

La zona del anfiteatro convoca un sábado en la noche a un gran número de personas alrededor del escenario. Se pide «un minuto de silencio por las víctimas de la violencia y la represión». A las 9:00 de la noche, se acaba el concierto. «La alcaldía solo dejó hasta esta hora», se excusan. Y los muchachos, medio fastidiados, desalojan y se van a casa.

Nadie diría que en ese mismo lugar, de abril a julio, no eran público y músicos los que se veían las caras, sino la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y los manifestantes con el tum-tum de las bombas lacrimógenas y los cocteles molotov.

 

La Plaza Altamira fue uno de los principales escenarios de las protestas que iniciaron en Venezuela el pasado 30 de marzo y que dejaron como saldo más de 100 muertos.

Un miembro de la Guardia Nacional dispara.

Allí se contaron por centenas las lacrimógenas que las fuerzas del Estado lanzaron contra los manifestantes. Fue también el lugar donde manifestantes quemaron a Orlando José Figuera, donde una tanqueta arrolló a tres jóvenes opositores y otro salió ardiendo al tratar de quemar una moto de la GNB.

 

Este enclave de Chacao, barrio de clase media-alta, fue uno de los lugares de más dura confrontación entre la oposición y el gobierno después de dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que le quitaban competencias al Parlamento, controlado por los opositores.

Un episodio más de una polarización que arrancó con la llegada del chavismo al poder en 1999 y que pervive.

Sin embargo, esta zona luce ahora como el resto del país: en aparente calma a la espera de las elecciones regionales de este domingo.

La calma tras la Asamblea Constituyente

Desde que se votó -con la ausencia de la oposición- la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el 30 de julio, las protestas cesaron. Y Venezuela recuperó una relativa normalidad en medio de la crisis que atraviesa con la mayor inflación del mundo, la falta de alimentos, medicinas y otros productos básicos y el enconado enfrentamiento entre gobierno y oposición.

«No es que haya vuelto todo a la normalidad. Hay indignación. La gente siente miedo, preocupación, la inseguridad es muy fuerte. Yo protesté y volvería a hacerlo. Tarde o temprano volverán las protestas. Ahora, con las regionales, o con las presidenciales, quién sabe. Es una bomba de tiempo», dice a BBC Mundo Samuel, un estudiante que cuenta apenas la veintena.

Un manifestante dispara.

 

Unos amigos juegan a las cartas en un banco a la sombra. Una pareja trata de escapar de las miradas y se deshace en manoseos. Una abuela pasea con su nieto. Decenas se apresuran por las escaleras para tomar el metro.

Durante las manifestaciones, día sí día también, el subterráneo cerraba «en resguardo de los usuarios, personal e instalaciones». También se suspendieron las dos líneas de Metrobús que partían de la plaza hacia El Cafetal y La Trinidad, dos zonas opositoras de Caracas. Aún hoy están inhabilitadas.

Es de los pocos rastros de cuatro meses de protestas que quedan en la plaza.

Una niña juega con el agua.

El gobierno se jacta de que la Asamblea Constituyente llevó la paz a Venezuela y fue un triunfo frente a la oposición, a la que tilda de violenta.

Por su parte, la oposición busca ahora vencer cierta desilusión entre sus filas, superar la sensación de derrota y reanimar a sus seguidores para que la lucha siga, aunque cambie de escenario. El domingo, en las urnas.

Sin esos meses de lucha no habría habido sanciones internacionales ni el desconocimiento masivo de países a la Asamblea Constituyente, argumentan los opositores para convencer de que esos duros meses no fueron en vano.

Graffiti borrado

En la fuente principal, la que ostenta el emblemático obelisco, una obra de 1945 en mármol blanco, la alcaldía se empleó en limpiar un graffiti que en letras mayúsculas rojas, azules y blancas ponía «Dictadura». Apenas quedan restos. En el suelo no limpiaron otras: «Maduro dictador», se lee.

Carlos y María conversan en uno de los bancos de piedra mientras hacen tiempo para volver a sus casas. «Me parece bien esta vuelta a la calma. Pasaron muchas cosas que no debieron pasar, como cuando quemaron el kiosko ése de la esquina», dice Carlos mientras señala la parte sur de Altamira.

Local nocturno

«Creo que los que protestaron pararon porque no iban para ningún lado. Mucho preso… No tenía sentido. Venga protestar y los políticos por otro lado, y ellos cayendo presos», critica que el precio fue demasiado alto para el resultado obtenido.

Para María, el fin de las protestas fue un alivio. «No funcionaba el metro, la camionetica (autobús urbano). Tenía que ir caminando con todas las lacrimógenas. Me pareció bien la vuelta a la calma». Del cuello le cuelga el carnet de pasante del Ministerio de Turismo.

«Con esas protestas no llegan a ningún lado»

Claritza y Evarista bajan de la avenida principal para tomar su camionetica camino al populoso barrio de Petare. Los dos trabajan en las oficinas de un banco cercano como limpiadoras. Para ellas, de 44 y 63 años, fue un alivio el fin de las protestas.

«No estamos de acuerdo con lo que pasa en el país, pero antes teníamos que dar unas vueltas enormes para salir del trabajo, tragamos lacrimógenas, pasábamos horas hasta que podíamos llegar a casa».

Miembros de la Constituyente

Xavier, mototaxista de una línea en los alrededores, tiene sentimientos encontrados. «En las protestas se hacía buena plata, porque como no había transporte, uno hacía carrera y carrera. Pero lo que hicieron… No, no era el modo. Así, con esas protestas, no llegan a ningún lado. Ahora hay calma. Pero los problemas siguen estando ahí», apunta.

«A dos compañeros la Guardia les quemó unas motos el día 30 de julio. No tienen cómo reponer eso. Todo está aún más caro. Y con menos carreras que hacer».

Un miembro de la Guardia Nacional.

En la parte sur de la plaza, en una enorme pared que sirve de resguardo para un terreno baldío, las pinturas han ido cambiando estos meses.

Durante las protestas, aparecieron unos graffiti contra el gobierno y unas gigantografías con fotos de manifestantes. Después, unos funcionarios taparon todo con pintura negra. Fue luego del 30 de julio, el día de la votación a la Asamblea Nacional Constituyente promovida por el gobierno. La calle «se enfrió», como dicen popularmente en Venezuela.

Un joven rebusca entre la comida

«Nos cayó fuerte, nos sentimos mal después del 30 de julio. Eso fue una farsa y un engaño. Pero no siento que la oposición me traicionó», explica Blanca, estudiante, que llega a la plaza para encontrarse con su novio, Samuel.

«Salí a manifestarme, había un plan y lo siguieron adelante. Solo creo que les quedó grande la tarea y no supieron alentar las protestas. No lograron seguir motivando a la gente y por eso la cosa decayó», agrega, comprensiva.

Una camionetica pasa lenta alrededor de Plaza Altamira. Por las ventanas salen banderas amarillas del partido opositor Primero Justicia y, a todo volumen, una versión criolla del éxito del cantante colombiano Maluma «Felices los cuatro». En la canción se pide el voto este domingo para Carlos Ocariz, el candidato de oposición para el estado Miranda, que linda con Caracas.

Puerta del CNE

Sobre aquella pared pintada de negro ya no quedan rastros de las protestas. Ahora carteles piden el voto por Ocariz. Otras, sin embargo, llaman a la abstención: «No votes te lo suplico» .

Los analistas coinciden en que la abstención por la desilusión podría perjudicar a los opositores. Algunos no se fían de la limpieza de las elecciones. Dependiendo de lo que pase, la protesta podría regresar a la calmada Plaza Altamira.

 

 

Represión alcanzó nuevo nivel, PNB arrojó lacrimógenas a sede de embajada de Canadá

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Este martes la represión de la Policía Nacional Bolivariana alcanzó un nuevo nivel. Los efectivos arrojaron bombas lacrimógenas hacia la sede de la embajada de Canadá en Altamira, en teoría territorio extranjero.

Después de arremeter contra instituciones educativas, centros comerciales, clínicas y hospitales, iglesias y residencias privadas, ahora los funcionarios también la emprenden contra sedes diplomáticas de otros naciones.

El ataque de la PNB se produjo en el marco del denominado trancazo convocado en todo el país por la Mesa de la Unidad Democrática.

Canadá ha sido crítico con la administración de Nicolás Maduro, denunciaron la ruptura del orden constitucional y más recientemente se opusieron a la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente.

 

VIDEO | Explosión en Altamira dejó al menos ocho motos incendiadas y cuatro PNB heridos

Explosión Altamira 30Jul

Foto: 

Un artefacto explosivo fue detonado en medio de enfrentamientos entre militares y manifestantes opositores en la Plaza Francia de Altamira, dejando por lo menos cuatro uniformados heridos, constató un equipo de AFP.

La explosión se produjo en la avenida Francisco de Miranda, donde decenas de manifestantes protestaban contra la elección este domingo de la Asamblea Constituyente, convocada por el presidente Nicolás Maduro. Al menos 8 motos se incendiaron. Usuarios de Twitter en la zona afirman que 6 son de civiles.

Efe fue testigo de la explosión en la plaza de Altamira, de la que aún no se sabe qué provocó el estallido.

La deflagración se produjo al paso de una columna de policías motorizados y provocó conmoción entre los centenares de personas que se concentraban a poca distancia para rechazar la votación de hoy.

El resto de agentes que integraban la comitiva de la Policía -que desde la mañana reprime con gas lacrimógeno concentraciones contra la Constituyente- bajaron de las motos para auxiliar a sus compañeros y dispararon después perdigones y bombas lacrimógenas para mantener lejos a los periodistas, a los que también agredieron.

Tras escucharse la ruidosa detonación, que provocó llamas y una humareda negra visibles desde toda la avenida Francisco de Miranda, algunos de los manifestantes se acercaron al lugar de la explosión para interesarse por lo ocurrido.

Minutos después, parte de esos manifestantes -jóvenes con la cara tapada en previsión del gas lacrimógeno que lanzan las fuerzas de seguridad en las marchas- se enfrentaron con agentes cerca de la autopista.

En un incidente similar, siete miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) resultaron heridos el pasado 10 de julio al explotar lo que las autoridades describieron como un artefacto casero al paso de un grupo de guardias motorizados encargados de la contención de las marchas opositoras en el este de Caracas.

 

*Con información de EFE y AFP