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Julio Castillo Sagarzazu Jun 02, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
La alegría y la política

@juliocasagar 

El año 1988 tuvo lugar el referéndum para que los chilenos se pronunciaran sobre el destino del régimen político instaurado por Pinochet. Aquella campaña electoral fue un laboratorio de nuevas ideas y concepciones de la comunicación política.

El debate sobre cómo debía enfocarse esa campaña enfrentó dos corrientes. Por un lado, la de los dirigentes tradicionales de las organizaciones que habían vivido la dictadura (socialistas, comunistas, democratacristianos). Todos con el pedigrí suficiente y la autoridad moral y política para hacer oír su voz; y, por el otro, una camada de chamos nacidos o educados en el exilio de sus padres en las mejores universidades norteamericanas y europeas.

Estos últimos terminaron imponiendo su posición sobre la manera de abordar el desafío electoral. Todo esto está recogido en una película que ningún dirigente político puede dejar de ver, titulada NO y a la cual remito para no tener que explicar los detalles de esa confrontación de ideas tan interesante.

Basta con señalar aquí que la consigna que presidió la campaña que llevó a la victoria al NO por más de 10 puntos, fue CHILE, LA ALEGRÍA YA VIENE, cuyo jingle y canción completa invito igualmente a escuchar. Su imagen fue un arcoíris con los colores de todos los partidos de que la apoyaban.

La tesis de presentar las atrocidades de la dictadura con su secuela de desmanes, crímenes y violaciones de los derechos humanos, que era la manera como se había concebido por años la estrategia política de la oposición, fue desechada. Se suponía que la alegría implicaba muchas cosas para el cambio en Chile, entre ellas la justicia y que no hubiera impunidad. Fueron magistrales en comunicar esa idea.

¿Por qué es útil tratar este tema hoy en Venezuela?

Pues porque siempre es necesario recordar que una de las funciones de la política es vender esperanzas. Convencer de que siempre se puede vivir mejor y, sobre todo, de que vale la pena luchar para eso. Por eso, matar la esperanza y provocar las condiciones para la desesperanza inducida, el síndrome de Estocolmo y la desmoralización son armas tan usadas por los regímenes que quieren bloquear los cambios.

Una de las celadas que suelen tender es la de magnificar su crueldad. Recordemos cómo nos trasmitieron en vivo y directo la muerte de Oscar Pérez, las imágenes de Requesens detenido.

Comunicar la idea de que son malos, que contra ellos no podemos hacer nada, y después lograr que nosotros mismos reproduzcamos su maldad es una de librito de todas las policías políticas del mundo, desde la Gestapo al G2.

Un fantasma que no descansa

Un fantasma que no descansa

Por eso, cuando se está en un ambiente tan feo, es bueno saber cómo hacemos para no embarrarnos de todo lo sucio que nos rodea. Habría que ver cómo desciframos el misterio de las garzas blancas que no manchan sus plumas con el barro del estero. O imitar la sabiduría del médico que no deja contaminarse del mal de su paciente, pues entonces no podría curarlo.

Hay un ejemplo maravilloso de cómo sortear lo feo y producir sensaciones que queremos comunicar positivamente. Ese ejemplo es Tosca, quizás la más conocida ópera de Puccini. Se trata de un verdadero thriller. Muestra la corrupción, la tortura, la traición política en la época de la invasión napoleónica a Italia.

Me imagino que Puccini sabía que esta tragedia sería imposible de vender como la historia desagradable que era. ¿Qué hizo? Pues le compuso dos de las más bellas y melodiosas arias que tenga ópera alguna: E lucevan le estelle y Recóndita armonía. Al escucharlas es evidente que lo escabroso pasa a un segundo plano.

O el de los renombrados científicos Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins, quienes descubrieron el ADN y por ello se hicieron acreedores del Premio Nobel. Preguntados por un periodista sobre el por qué habían representado su estructura con la forma y colores con las que la hicieron, respondieron “porque era más bonito así”.

Pues sí, llegado un momento, la alegría, la belleza, la esperanza, pueden llegar a ser ideas subversivas, pueden convertirse en un eje movilizador.

La mente humana está preparada para ello. De hecho existe un mecanismo que opera como una suerte de “tamiz hedónico” mediante el cual tendemos a olvidar los sucesos desagradables en favor de los agradables.

Es de preocuparse entonces cuando constatamos cómo el régimen venezolano logra tasas importantes de desesperanza inducida, de pesimismo militante, ayudado por legiones de escribidores y opinadores que les compran ese pescado podrido; por repetidores de su invencibilidad; por samuráis que se destripan a diario; por autoflagelantes de oficio; por propagadores de la tesis chimba según la cual “todos son iguales”; por los que meten en el mismo saco a víctimas y verdugos, a presos y carceleros.

Han logrado, entre todos, crear un engendro monstruoso de mil cabezas que hasta se alegra de que pongan preso o maten a un opositor porque, de acuerdo con sus estándares, la víctima, como los sospechosos de la Ley Robespierre, podría ser colaboracionista.

Esta actitud absurda evita el verdadero debate sobre los errores que el liderazgo opositor a Maduro ha cometido. Lo convierte en un debate de pasiones y no en uno de ideas.

Como dijimos arriba, no podemos curar a Venezuela si nos enfermamos del odio que combatimos, de la misma manera que los médicos y enfermeras no pueden curar a los enfermos de coronavirus si se contagian.

Valdría le pena incluir esto en el debate. Sería importante crear una fábrica de optimismo y alegría para usarlos como arma de cohesión. Una vez estuvimos por millones en la calle cantando aquella canción “quitarnos los miedos, sacarlos afuera, pintarnos la cara color esperanza, mirar al futuro con el corazón… 

¡SABER QUE SE PUEDE, QUERER QUE SE PUEDA!

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

TMZ asegura que Kim Jong Un está muerto.
TMZ, portal de noticias especializado en espectáculos en la ciudad de Los Angeles informó en su cuenta de Twitter sobre el presunto fallecimiento del líder de la revolución norcoreana. 
Dicho portal fue el primero en confirmar las muertes del conocido rey del pop, Michael Jackson o el astro del deporte, Kobe Bryant, quien perdió la vida junto a su hija mayor en un accidente aéreo, en enero de este año. 

TMZ, conocido portal de noticias de espectáculos, informó el día de hoy en horas de la mañana en su cuenta en Twitter @TMZ, con mas de cinco millones de seguidores, sobre la posible muerte del dictador norcoreano Kim Jong Un, producto de una mala praxis médica cuando era sometido a un procedimiento cardiovascular. 

Dicha anuncio es hecho por el mencionado portal citando fuentes chinas y japonesas. Medios chinos aseguran que Kim Jong Un ha muerto, mientras los medios japoneses aseguran que, luego del procedimiento quirúrgico, el malogrado líder habría quedado en estado vegetal. 

Desde hace ya semanas viene tomando fuerza el rumor de la desaparición física del dictador norcoreano. el 20 de Abril, la cadena americana de noticias CNN informaba que el dictador se encontraba un «estado de extrema gravedad» luego de someterse a una intervención médica.  

La ultima vez que Kim Jong Un fue visto por su pueblo y sus seguidores fue el día 11 de abril, cuando presidió un acto del régimen que lidera. Desde entonces no sé nada sabe sobre su paradero y el hermetismo con el que se manejan los asuntos del dictador en los medios de Corea del Norte, han sumado más especulación a la desaparición del líder. Hasta esta hora nadie en Pyongyang ha salido a desmentir la publicación del portal americano. 

Qué dicen los medios internacionales

Qin Feng, subdirectora del canal HKSTV, ubicado en Hong Kong, asegura que «Kim Jong Un está muerto». Se lo asegura a sus más de 15 millones de seguidores en la red social Weibo, la versión china de Twitter, que a diferencia de la red social americana, maneja únicamente información controlada por el gobierno Chino. 

El Daily North Korea, sitio web con sede en Seúl, Corea del Sur, informó hace 5 días que el dictador se encontraba en recuperación de un procedimiento cardiovascular realizado el 12 de Abril. Corea del Norte salió de inmediato a desmentir dicho reporte. 

El 24 de Abril, la agencia de noticias internacionales Reuters hacia el anuncio que, desde China, se habían enviado expertos médicos para evaluar la salud del mandatario. Cabe recordar que China es un gran aliado del gobierno de Corea del Norte.  

La fuente de la noticia 

El portal norteamericano TMZ es conocido por sus «tubazos» en lo que se refiere a noticias del entretenimiento. el 25 de Junio del 2009 anunciaban en su sitio web la muerte del cantante Michael Jackson. Fueron los primeros en dar información sobre el accidente en helicóptero a principio del 2020, en donde la estrella del basquet Kobe Bryant perdía la vida junto a su hija mayor. También han sido los responsables de los anuncios de las muertes de artistas de la talla de Whitney Houston, Tom Petty y Prince, entre otros.

 

Venezuela, la alegría ya viene, por Orlando Viera-Blanco

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“Enconados en disputas internas azuzadas por un gobierno pendenciero, hemos resbalado en odios y tirrias desgastantes, que no le son afines al pueblo…”

 

Las dictaduras si salen con votos. No es voluntarismo histórico. Son componentes de orden cultural, sociológico, psicológico y propagandístico que enganchan a las masas y producen el cambio anhelado. Eso fue lo que pasó en Chile en el plebiscito de 1988 que decidió la salida de Pinochet después de 15 años de desaparecidos, torturas y bonanza económica. Perversa combinación que dificultaba más salir del gendarme.

El 5-O de 1988-en pleno gobierno militar chileno-se realizó un plebiscito para decidir si Pinochet seguía o no en el poder por otros ocho años. La votación estaba contemplada en la Constitución de 1980, redactada por ideólogos del gobierno militar desde el golpe de Estado del 11/09/73. El candidato designado fue el propio Pinochet. Los chilenos tenían dos opciones, que significaba que Pinochet se quedaría en el poder hasta 1997. No que implicaba convocatoria a elecciones presidenciales y parlamentarias al año siguiente, es decir, retorno a la democracia.

A principios de 1988 se formó la «Concertación de partidos por el No«, una coalición de centroizquierda con un objetivo: derrotar a Pinochet. «El adversario no era Pinochet, sino el miedo. El miedo de salir, votar y demostrar su opción», cuenta Eugenio Tironi, sociólogo, director de contenidos de la campaña del No. Incidían los elementos culturales y psico-sociales del chileno. Al tiempo de los acontecimientos, Chile era un país sumiso, silenciado y aterrorizado. Otrora sociedad elitista que condujo a Allende (como respuesta), también trajo a Pinochet, típico militar latinoamericano formado en la Escuela de las Américas (USA) durante la guerra fría, para contener el comunismo. Su gobierno (producto de una conjura con la CIA) no esperó convertirse en un régimen autoritario de economía liberal (Milton Friedman/Chicago Boys) lo cual en poco tiempo enderezó la hiperinflación heredada de Allende (630%). ¿Con estos antecedentes y después de tres lustros de prohibición de partidos políticos, persecución y censura, quien podría plantearse sacar a Pinochet del poder con papeletas?

 

El dedo de Lagos

 

«Raquel, Ud. me va a excusar, ¡hablo por 15 años de silencio!«. Así debutó el político chileno, Ricardo Lagos, el 25/04/988 en el set del programa de TV, De Cara al País, mientras increpaba apuntando a la cámara con el dedo al Pdte. de facto, Augusto Pinochet. Lagos presidia el creado Partido Por la Democracia (PPD), conformado por ex socialistas. «Le voy a recordar Gral. Pinochet que Ud. el día del plebiscito de 1980, dijo que no sería candidato en 1989. Ahora le promete al país otros ocho años con torturas, asesinatos y violación de DDHH. Me parece inadmisible». El pueblo chileno valoró ese gesto. Lagos sería presidente de Chile en el periodo 2000-2006. «El dedo de Lagos fue muy importante, porque la población asumió el reto de inscribirse y ofrecerse como apoderado de mesas (testigos). Lagos se levantó como un líder protector, “un líder dispuesto a correr más peligros que los que le pedía a la gente que corriera” aseveró el politólogo Tironi … Se lanza entonces una campaña por el NO que descartó el discurso revolucionario y rupturista, desarrollando una estética Ghandiana, pacifista, unificadora; aupando alegría.  No se habló de cambiar el sistema económico, de pasar por la justicia a violadores de DDHH. Era simplemente honrar una esperanza: si ganaba el No habría elecciones presidenciales como en cualquier otro lugar del mundo. Y Jaime de Aguirre compuso la canción “Chile, la alegría ya viene», que entró en el corazón de los chilenos … Una marcha acompañada de un arco iris que ponía cada noche en TV, una ilusión en las lágrimas y las risas de un Chile fatigado de paletó, capuz y bota.

Más de 7 millones de chilenos acudieron a las urnas en el plebiscito. Custodiadas por observadores internacionales y testigos de oposición, fue una votación histórica con 97% de participación de los inscritos. A pesar de un cierre temprano, los cómputos oficiales no llegaban. A las 7:30 pm el gobierno entregó el primer reporte: el Sí obtenía un 58 %, No 42 %. La poca información oficial no correspondía a lo sucedido en las mesas…Por los pasillos de La Moneda apareció el Gral. Fernando Matthei, miembro de la Junta. Consultado, el comandante de la Fuerza Aérea pronunció una frase corta pero contundente: «Me parece que realmente ganó el No.” Comentario decisivo. No sólo anunciaba el triunfo del No, sino que dejaba sin respaldo cualquier intento de manipular resultados … Y llegó la democracia próspera y en paz con Patricio Aylwin Azócar, ejemplo de transición y consenso en Latinoamérica.

Chile no sólo perdió el miedo. Chile se reencontró como sociedad. Votar no fue más que un peldaño de una larga escalera de circunstancias de poder. Nuestra condición contestataria, reactiva, desenfadada, ha impedido ver el “arco iris” y la alegría que podría venir a Venezuela. Enconados en disputas internas azuzadas por un gobierno pendenciero, hemos resbalado en odios y tirrias desgastantes, que no le son afines al pueblo. Es un asunto de humildad, organización, disciplina y sensatez. No es un tema de CNE. Reflexionemos. No más ruptura ¡Venezuela, la alegría ya viene…!

 

@ovierablanco 

 

¿Por qué no viene Coldplay? por Francisco Quevedo

Interrogante

El grupo Coldplay que dirige Chris Martin se presentó el Sábado en Boston. Hace poco pasó por Bogotá, y viene de una gira mundial que tocó muchos países, pero a Venezuela no vienen, ni ellos, ni ningún artista de renombre. La crisis, la politiquería, los riesgos, la maldad, quizás la envidia y los costos lo prohiben.

En el Gillette Stadium habría unas 50.000 personas. A un costo neto mínimo que podemos estimar en US$ 100pp, y sumando ventas de las concesiones, eso significa que fue un evento de US$ 6,000,000. ¿De dónde saca cualquier promotor esa suma? Si no hay dólares ni para las aerolíneas, ni para muchas importaciones, mucho menos habrá para darse ese gusto.

Luego, las entradas costaron hasta US$ 700pp. ¿Cómo hacemos los venezolanos para pagar esta suma, a mil bolos el dólar? Cualquiera diría que «la masa no está pa’ bollos», pero la pregunta es «¿Y por qué hemos perdido los venezolanos tantos gustos en la vida, como disfrutar sin temor de un atardecer en cualquier playa o paraje solitario, como caminar por las calles de noche, o lo más sencillo, como tomarse un marroncito sin que nos digan «no hay leche, ni azúcar», y eso asumiendo que si hay café?

Evidentemente, los riesgos para los artistas son muchos, además. A Juan Gabriel le robaron los equipos cuando vino. Y solo hay que imaginarse a estos pobres «musiú» paseándose por las calles del centro de Caracas, y pasando «la esquina caliente» del oficialismo en la Plaza Bolívar. Es que llegar a Maiquetía ya los expone, y subir por esa autopista más.

El concierto tendría problemas de agua en los baños, de suministro en las concesiones, de seguridad en los tumultos. Y viendo el consumo eléctrico, solo basta pensar en un apagón en el medio del show.

Coldplay presentó un espectáculo lleno de luces, música y colores. Lamentablemente, los venezolanos nos hemos acostumbrado a demasiadas carencias. No es solo harina PAN, leche, café, ni tantas cosas, ni los lujos que muchos pensarán es ir a concierto, hemos perdido la alegría, más no la esperanza, ni las ansias de cambio.

Esperemos que más pronto que tarde recuperemos tantos placeres que simplemente significan la calidad de vida perdida.     

 

@fjquevedo

Lo que hemos olvidado, por Carolina Jaimes Branger

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Los venezolanos somos otros. Cuando nos dijeron que Venezuela cambió para siempre, muchos creímos que era una fanfarronada. Pero no, fue verdad.

A los venezolanos se nos olvidó lo que es vivir. En Venezuela sobrevivimos. Al hampa, al gobierno, a las colas, a la escasez, a la indiferencia. Se nos olvidó lo grato que es salir a caminar por las calles sin preocupación, sin suspicacias, sin paranoia. Por esos cuando ocurren esos pequeños reductos –relámpagos de la Venezuela que se nos fue- como las ferias de lectura o actos culturales en plazas, nos lanzamos a la calle para revivir algo de aquellos tiempos de tranquilidad y lo agradecemos.

Los venezolanos sospechamos de quienes se nos acercan, porque no creemos ya en la buena voluntad de las personas. Nos hemos convertido en unos cínicos insensibles. Dudamos de quienes piden ayuda, porque puede ser una trampa para un secuestro, robo o asesinato. Muchos han muerto de mengua porque a la piedad la mató el miedo. Tememos por igual a los malandros que a los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado.

A los venezolanos se nos olvidó lo que es departir y compartir con amigos, porque nos hemos autoimpuesto un toque de queda. Salir de noche es una obligación más que un placer. Y cuando decidimos hacerlo, vamos con el santoral a cuestas y todo el pavor del mundo en nuestros corazones. A nuestros vecinos casi no los vemos y a los nuevos que llegan los tratamos de lejos, porque no creemos en nadie.

Se nos olvidó que éramos un pueblo alegre, con gran sentido del humor. Aunque seguimos haciendo chistes, éstos no son los de antes: son una manera de reírnos para no llorar. Ahora somos un pueblo agresivo, lleno de prejuicios, con odios que parecen centenarios, siempre dispuestos a responder con hostilidad, a tomar como enemigos a los adversarios, a no reconocernos. Se nos olvidó lo que era ir a un juego de béisbol cuando lo que nos dividía era la afición por un equipo. A los venezolanos se nos olvidó lo que era ir a la playa y compartir con todos los que nos rodeaban. Ahora nos vemos con recelo, porque siempre hay un motivo para barruntar.

A los venezolanos se nos olvidó la compasión. Hoy siempre prejuzgamos y estamos dispuestos a censurar sin conocer las circunstancias, a llegar a conclusiones a la ligera, a reenviar mensajes que denigran de personas sin corroborar los hechos de los que se les acusan. No nos importa nada ni nadie, sólo nosotros mismos… ¡qué tristeza que aquel pueblo que era el más solidario del mundo (según todos los que venían a buscar aquí lo que sus países les habían negado), se le haya olvidado la solidaridad!

A los venezolanos se nos olvidaron las parrandas hasta el amanecer, las tenidas en familia hasta la madrugada, las Navidades con los seres queridos, porque ahora las familias no sólo están divididas por simpatías y antipatías políticas, sino que están fragmentadas por la emigración que se ha llevado a los venezolanos a todas partes del mundo.

Los venezolanos hemos cambiado palabras amables por insultos, solidaridades por repulsas. Convertimos a villanos en héroes y a héroes en villanos sin meditar. Calificamos, juzgamos, hundimos. Nuestra memoria ya no puede ser más corta.

Se nos olvidó que un día teníamos paz, que la esperanza no era una entelequia, que el nuestro era un país al que la gente llegaba, no del que la gente se iba. Ahora parecemos un pueblo en el preámbulo de una guerra civil. Nuestra mayor tragedia es que se nos olvidó ser venezolanos.

@cjaimesb

Venezuela ¿Qué más te pueden quitar? por Brian Fincheltub

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Venezuela ¿Qué más te van a quitar? Te han quitado la alegría, esa que te hacía sonreír cada mañana, que te iluminaba el rostro y la mirada. Esa con la que respondías aun en los momentos difíciles, riéndote de ti misma. Te arrancaron la camaradería y te sembraron la desconfianza. Quizás fueron las lágrimas las que te borraron la sonrisa, las que desdibujaron tu rostro y convirtieron tu expresión en piedra. Que difícil es seguir viéndote con la mirada perdida y un semblante oscuro. 

Qué más te van a quitar cuando te han robado lo más básico: La paz. Te arrebataron la tranquilidad, tú más que nadie sabes que hoy no vives; sobrevives. En esa lucha todos te llevan por delante, te atropellan, algunos con el agua al cuello tratan de hundirte más para mantenerse a flote. El terror se apoderó de ti, sabes que esto no es vida, ni tratando de asumirlo como normal, porque llorar un hijo asesinado cada cinco minutos no es normal, no es humano, no es vivir ¿Qué más te pueden quitar que no sea el miedo? 

Hasta la “papa” te la quitaron, no es que antes todo fuese color de rosa, pero al menos el pabellón no te faltaba en la casa, tu cartón de huevos, tu kilo de pasta. Comer pabellón en la actualidad se convirtió en un lujo, no hay arroz, la carne no se consigue ni en fotos y las caraotas parecen caviar de lo caras que están. El estomago te vuelve a sonar, la arepa se puso cuadrada, cuando tienes para el relleno no lo consigues y cuando llega no tienes para comprarlo o se acaba antes de terminar la cola ¿Qué más te pueden quitar que no sea el hambre? 

Te han separado de los tuyos, hicieron que muchos escaparan buscando un futuro mejor. Destruyeron tu familia, la desintegraron. Construyeron muros que hoy no te dejan ver a la cara al otro, que impiden que nos reconozcamos en la diferencias. Esta es la mayor destrucción que te han podido hacer en 17 años: el odio. 

Pero frente a todo lo que te han robado, hay algo que te mantiene de pie, luchando, sin rendirte, sin entregarte: La esperanza. Con ella no hay razones para temer al cambio, a lo que hay que tenerle miedo es a que sigas como estas hoy: sin futuro, sin seguridad, sin progreso, sin calidad de vida. Juntos te vamos a salvar Venezuela y a partir de ese momento te devolveremos todo lo que te han quitado, con esfuerzo, con honestidad, con valores, con el orgullo en el pecho de ser tus hijos.

 

@Brianfincheltub

Encontacto@brianfincheltub.com

La cadena de alegría por Carolina Jaimes Branger

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En mi curso de Escritura Creativa siempre surgen temas interesantes. Y es que los escritores son gente interesante. Hace dos semanas, una tarea calificada como “difícil” resultó ser una de las mejores que hemos hecho en los dos años y pico que tenemos reuniéndonos todos los miércoles en la noche. “Si tuvieras que escoger quedarte con un solo recuerdo de tu vida, ¿cuál escogerías?”… Ciertamente no es una pregunta fácil de responder. “¿Por qué un solo recuerdo?… ¿Cómo escojo uno entre tantos?… Mientras más pienso, más recuerdos vienen a mi mente y es más difícil escoger”… Pero tal vez por esas mismas dificultades, las respuestas fueron tan especiales.

Abarcaron desde los nacimientos de los hijos, por supuesto, porque quienes tenemos hijos sabemos que el momento del nacimiento de cada uno es algo sublime e inolvidable. En uno de los relatos, el mismo padre tuvo que desenredar el cordón umbilical del cuello de su hija. En otro, el nacimiento “desgarró a la madre por dentro” y a pesar de su debilidad pidió tener a su bebé con ella. El tercero versó sobre el vínculo tan fuerte que se estableció entre la autora como madre y su pequeño hijo.

Escribieron desde el primer “te quiero”, al mágico momento en que un abuelo repartía gomitas de colores a sus nietos; desde las sonrisas de la esposa y los hijos, hasta el día de la Primera Comunión; desde un dálmata de peluche que reveló a la autora la sensibilidad de su padre, hasta un relato en tiempo futuro de una reconocida escritora. Desde las luchas internas por surgir, sobreponiéndose a sí mismo, hasta un relato en verso de todas las personalidades asumidas por el autor. Lágrimas, risas, aplausos… Un ejercicio de catarsis, memoria, humildad, valentía y mucho, mucho amor.

Sobra decir que las emociones estaban a flor de piel. Ante la impresionante calidad de los escritos y de las conversaciones que emergieron de cada lectura, uno de mis alumnos, Rodolfo Wallis, propuso un interesante ejercicio de ciudadanía, generosidad y sobre todo, de coexistencia: “les invito a que hagamos algo especial por cualquier persona cada día. Algo inesperado. Que le dé alegría, calidad de vida y nos haga sentir mejores personas… En vez de echarse encima un cubo de hielo, hacer algo por alguien. Pero que no sea darle dinero. Darle algo de nuestro tiempo, de nuestra capacidad, de nuestra sensibilidad”. Y nos sugirió escribir sobre los resultados, que todos celebramos y anticipamos como maravillosos.

Puede ser algo tan simple como ayudar a alguien a cruzar la calle. El otro día almorzaba con mi amiga María Luisa Ríos y se nos acercó una señora a pedirnos que si una podía ayudarla a cruzar la calle, porque había dejado los lentes en su casa y le daba miedo atravesar sola. María Luisa la ayudó y ella estaba tan agradecida por un gesto tan sencillo, que ambas quedamos conmovidas. También puede ser visitar a un anciano a quien hace rato no visitamos. O llamar a alguien que tenemos tiempo sin llamar, simplemente para saludar. En estos momentos en que hay tantas carencias, siempre encontraremos a alguien por quien hacer algo. Y el hacerlo nos llenará de satisfacción.

Todas las grandes personas del mundo, las que están consideradas como santas, justas, virtuosas, ungidas, han coincidido en que es mayor la alegría de dar, que la de recibir. Y es que cuando se da, se recibe mucho más a cambio. Por eso es interesante y motivadora esta cadena de alegría: porque nos coloca en el plano de la virtud.

Y es que tenemos que trabajar en la reconciliación y el perdón entre los venezolanos. Ningún cambio será permanente, ni sustentable, ni sólido, si no hay reconciliación entre las facciones. Tenemos que re-conocernos. Aceptar las diferencias y buscar las coincidencias, que me consta que son muchas más. Los convoco a anotarse en la cadena de alegría. Rodolfo lo hizo en su Facebook e invitó a varios amigos a unirse. Háganlo ustedes también. Y reten a sus amigos. Una cadena así es humanidad exponencialmente repartida. Nos hace falta. Nos hará bien.

@cjaimesb