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#Monitor de Víctimas | 28 ejecuciones extrajudiciales deja “cacería” policial contra banda de “Santanita” en Lara
Josué Ángel Santana Peña, alias “Santanita”, es el presunto líder de una banda dedicada a la extorsión. Se ha convertido en un “objetivo” de los cuerpos de seguridad y su búsqueda ha sido utilizada como excusa para arremeter contra hombres de sectores populares de al menos 3 municipios del estado Lara. 30 por ciento de las muertes a manos de la fuerza pública, ocurridas en la entidad en cuatro meses de pandemia, estarían relacionadas con la supuesta persecución a este grupo delictivo 

Anderson Piña Pereira  | Karina Peraza | Liz Gascón | Montaje de portada Abrahan Moncada | Infografía Mayerlin Perdomo

 

En el estado Lara, 28 hombres fueron ejecutados por las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS) entre mayo y agosto de 2020. Aunque no se conocían y no murieron el mismo día, todos tenían algo en común: perdieron la vida en supuestos operativos de búsqueda de Josué Ángel Santana Peña, alias “Santanita”, líder de una banda criminal que opera en cuatro estados del país.

Esta cifra equivale a 30 por ciento del total de ejecuciones extrajudiciales cometidas en Lara entre mayo y agosto por cuerpos de seguridad del Estado. 92 hombres murieron en manos de funcionarios de la fuerza pública en ese período, la mayoría menores de 35 años de edad.

Este reportaje hace parte de Monitor de Víctimas en Lara, una iniciativa periodística de Runrun.es y Caracas Mi Convive, que busca registrar y analizar los homicidios. La extensión del proyecto al estado Lara comenzó el 1ro de mayo y cuenta con un equipo de periodistas expertos en cobertura de violencia, quienes recolectan los datos y cuentan las historias de las víctimas.

Aunque todos los hechos fueron presentados como enfrentamientos con presuntos integrantes del grupo delictivo, familiares de algunas víctimas descartan esa versión y aseguran que no guardaban relación con la banda que opera en Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua.

Por otra parte, entre enero y agosto de 2020, periodistas de la fuente de sucesos en el estado Lara contabilizaron 181 casos de personas muertas a manos de los cuerpos de seguridad del Estado, la mayoría de estos hechos entran en la categoría de ejecuciones extrajudiciales, similares a las denunciadas en el informe de la Misión Internacional de Determinación de Hechos sobre Venezuela de ONU.

Alias “Santanita”, de 25 años de edad, forma parte de la lista de los más buscados del Ministerio de Interior y Justicia por los delitos de homicidio, secuestro y extorsión. Está solicitado desde 2017, el mismo año en el que se fugó del Hospital Central Antonio María Pineda, tras fingir que estaba enfermo y ser sacado del Centro Penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana, en Lara.

Los presuntos enfrentamientos entre cuerpos de seguridad del Estado y supuestos miembros de la banda comenzaron en mayo, mes en el que fueron asesinados ocho hombres, incluyendo el padre de “Santanita”. En junio, julio y agosto continuaron los procedimientos con un saldo de siete, ocho y cinco víctimas, respectivamente.

Tres organismos de seguridad participaron en el operativo que ha dejado 28 fallecidos. Según datos recabados por Monitor de Víctimas entre mayo y agosto. Pero las FAES suma la mayor cantidad de presuntas ejecuciones extrajudiciales con 15 casos; seguida por el Cicpc, con 11 fallecidos; y el CONAS, con 2.

La difusión de un video en el cual “Santanita” aparece escoltado por dos hombres armados, con los rostros cubiertos, y se atribuye la autoría de un ataque con granada a un concesionario del este de Barquisimeto, el 7 de mayo, desencadenó una serie ejecuciones extrajudiciales encubiertas en el operativo de búsqueda de los miembros de la banda.

 

En la grabación, “Santanita” extorsiona y amenaza de muerte a los propietarios de al menos ocho ventas de vehículos nuevos y usados de la ciudad.

Por otra parte, desde que el director nacional del CICPC, Douglas Rico, anunció que “Santanita” estaba “identificado y activamente buscado”, a mediados de mayo, los organismos de seguridad comenzaron a señalar a las víctimas de supuestos de enfrentamientos como presuntos integrantes de esa banda.

En agosto, Rico ofreció otras declaraciones sobre el cabecilla de la banda dedicada a la extorsión, quien se había convertido “en una prioridad para todos los cuerpos de seguridad”.

El sociólogo Nelson Fréitez, coordinador de la Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), asegura que en los últimos años en Venezuela, los organismos de seguridad actúan de manera improvisada y se evidencia en las irregularidades en los operativos policiales. 

Agrega que en los recientes despliegues policiales para dar captura a Santana Peña, no hay rastro de labores de inteligencia por parte de los organismos de seguridad, aunque disponen de recursos del Estado para hacerlo.

Fréitez advirtió que sobre las ejecuciones extrajudiciales relacionadas con la búsqueda de “Santanita” priva la impunidad, como sucede con el resto de las muertes en manos de cuerpos policiales como las FAES.

Empezaron por su barrio y mataron a su papá

Entre el 11 y 14 de mayo, pocos días después de la explosión de la granada en el concesionario Autos 251, las FAES reportaron la muerte de cinco presuntos miembros del grupo criminal en la urbanización La Carucieña, al suroeste de Barquisimeto, antiguo lugar de residencia y centro de operaciones de “Santanita”.

Entre las víctimas de esa incursión destaca Rafael Antonio Santana, papá de “Santanita”, quien fue asesinado por las FAES tras la activación del operativo de búsqueda. El hombre tenía 50 años de edad y dos de sus hijos relataron a Monitor de Víctimas que Santana fue torturado y sacado de su casa el 14 de mayo para simular un enfrentamiento.

Ambos denunciaron que su padre fue obligado a posar con un arma larga y fue fotografiado por los funcionarios, antes de que le dispararan.

En la minuta, Santana –quien presentaba registro por homicidio de 1980– fue señalado como uno de los líderes de la banda de su hijo. “Es falso que él era de la banda, no quiere decir que porque seamos familia seamos de la banda”, comentaron los hijos de la víctima, quienes prefirieron que su identidad no fuera publicada pues temen convertirse en blanco de las autoridades. Además negaron que su padre mantuviera contacto con Josué Ángel Santana Peña en los últimos meses.

En este mismo procedimiento, la FAES también mató a Adrián Douglas Sánchez Ochoa, un buhonero de 33 años de edad que no vivía ni trabajaba en La Carucieña, contaron familiares al Diario La Prensa de Lara que desconocían si la víctima tenía nexos con “Santanita”.

Yeferson José Mendoza Pérez, de 24 años de edad; Geison Griman Acosta, de 27 años y Koli José Álvarez, de 24 años son las identidades de las primeras víctimas que cobró las FAES en La Carucieña relacionadas con el caso de “Santanita”. Un allegado indicó que los jóvenes fueron acusados de figurar en el video de Santana Peña.

“Los señalan a ellos por el color de piel. Imagino que los asociaron con Santanita porque él era de La Carucieña, pero ninguno firma Santana”, precisó la fuente al explicar que ninguno de los asesinados se apellidaba Santana. Asimismo, advirtió que hubo excesos en la incursión de las FAES que ocurrió el 11 de mayo en horas de la mañana.

Los funcionarios detonaron una granada aturdidora para irrumpir en la casa que le pertenecía a Griman. “Cada quince minutos se escuchaban los disparos y a las 6:30 de la mañana en una camioneta de las Faes sacaron los tres cuerpos, pero siguieron las detonaciones hasta las ocho de la mañana”, agregó el testigo.

El mismo patrón

La madrugada del 18 de junio, en el kilómetro 11 de Pavia, al oeste de Barquisimeto, funcionarios del Cicpc llegaron al lugar. No tenían orden judicial y entraron a la fuerza a la vivienda de la familia Suárez Mújica. Preguntaron por José Luis, de 29 años de edad, y le ordenaron a las otras cuatro personas que se encontraban en la casa que salieran del inmueble.

Era tan temprano que los familiares no entendían qué pasaba. Sin embargo, accedieron a la solicitud y abandonaron la vivienda escoltados por funcionarios. Un familiar develó que en el momento en el que se iban alejando escucharon las detonaciones. Suspiró profundamente y solo dijo: “Ahí supe que a José Luis lo habían matado”.

Pocos minutos después, al oeste de la capital larense, en el sector El Mamón de Pavia, el patrón se repitió. Asdrúbal José Yajure Mendoza, de 26 años de edad, fue asesinado por el mismo cuerpo policial. Los uniformados llegaron a la vivienda y, como las puertas tenían candados, las tumbaron y al entrar apuntaron a los seis miembros de la familia, incluyendo una adolescente de 13 años de edad.

Los funcionarios llevaban los rostros tapados y todos estaban armados. Les hicieron lo mismo que a la familia Suárez Mújica, los obligaron a salir de la vivienda, mientras que a Asdrúbal lo tenían vigilado. A una mujer que se resistía a abandonar la casa, la halaron por el cabello y la sacaron. Poco después el hombre de 26 años fue ejecutado.

Ese mismo día, a Pavia, llegó una comisión de la División Antiextorsión y Secuestro del Cicpc, con competencia nacional con el objetivo de ubicar a presuntos integrantes de la banda del “Santanita”, pero en medio del operativo murieron dos personas que no pertenecían al grupo hamponil. 

El 23 de junio, una comisión de las FAES ingresó pasadas las 3:00 pm a la comunidad La Concordia y se llevaron consigo a Dubian Valencia Barboza, de 41 años de edad. Sus vecinos pensaron que había sido por andar sin tapabocas y por incumplir el decreto regional que en el momento prohibía la circulación de personas después de las 2:00 de la tarde.

La familia de Dubian lo encontró la tarde del 24 de junio en la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto. Ese mismo día su cuerpo había sido trasladado por funcionarios de las FAES al centro de salud. La comisión alegó que Dubian fue herido en un enfrentamiento en el sector Simón Rodríguez, un barrio localizado detrás del cementerio municipal de la ciudad donde han ocurrido otras ejecuciones extrajudiciales.

Familiares declararon que Dubian no frecuentaba esa zona donde fue asesinado y existen testigos que vieron cómo se lo llevaron con vida un día antes; de la misma forma aseguraron que la víctima no manejaba armas de fuego, como apunta la versión oficial.

“Seguro por tener antecedentes fue que decidieron matarlo, pero Dubian hacía años se había regenerado y su experiencia la usaba como pastor evangélico para predicar dentro de los penales”, manifestó su hijastro, quien además reiteró que el hombre tenía cinco años trabajando como vendedor de boletos en el Terminal de Pasajeros.

 

 

Un recluso de Tocorón entre las víctimas

Ocho personas fueron asesinadas en presuntos enfrentamientos en un lapso de nueve días del mes de julio.

Seis de los hombres murieron en manos de la Brigada Antiextorsión y Secuestro del Cicpc de Lara, en conjunto con el Eje de Vehículos y la Subdelegación de Quíbor. Según las informaciones policiales los procedimientos fueron parte de una investigación en donde supuestamente lograron frustrar el secuestro del hijo de un empresario de Quíbor, municipio Jiménez.

El primer hecho fue el viernes 17 de julio cuando efectivos de la policía científica mataron a  José Damian Hernández Mendoza, de 35 años de edad, en el sector Quebrada Grande del municipio Jiménez. Alegaron que portaba un fusil y una granada y era uno de los hombres que movilizaban al resto de la organización.

Pasaron tres días y nuevamente el Cicpc volvió a incursionar en Jiménez, esta vez habrían asesinado a William Jesús Barrios Fréitez, de 28 años de edad, conocido como “Chuchú”, este joven ya había sido señalado de participar en el secuestro del comerciante árabe y debía estar recluido en la cárcel de Tocorón.

El tercer procedimiento del Cicpc fue el viernes 24 de julio en el barrio El Tostao, al oeste de la ciudad. Luis Emigdio Perdomo Villegas, Harold Enrique García Yoleaney y una tercera persona que no fue identificada fueron asesinadas, supuestamente porque formaban parte de la banda del “Santanita”. La sexta persona fue Juan Carlos González Mendoza, de 33 años, murió el 25 de julio en el sector La Ermita.

Estas víctimas eran de Lara, Carabobo, Aragua y Trujillo. Por esta razón los familiares demoraron varios días para retirar los cadáveres.

Con estos hechos, el comisario Douglas Rico, director nacional del CICPC, emitió un pronunciamiento y anunció que se había desmantelado parcialmente la banda de “Santanita”.

A la vez, Rico informó que “Santanita” se convertía en un “objetivo nacional” para todos los cuerpos de seguridad y reveló que estaba refugiado en el penal de Tocorón. Asimismo, afirmó que en la búsqueda de Wilexis Alexander Acevedo, alias “Wilexis”, en Petare, supieron que “Santanita” había estado compartiendo en esa zona 

Las FAES también pusieron su cuota en el mes de julio y mataron a dos personas a quienes identificaron como supuestos miembros de la banda del “Santanita”: Wilmer Wilson Martínez López, de 25 años de edad y José Alejandro Mendoza Díaz, de 22 años de edad.

Martínez residía en el sector 19 de abril de la comunidad El Jebe, ubicada al norte de Barquisimeto. El 22 de julio, en horas de la madrugada, las FAES ingresaron a su vivienda porque supuestamente se había robado un teléfono celular, pero en medio del interrogatorio al que fue sometido el joven le contó a los funcionarios que trabajaba en la venta de vehículos Súper Autos, ubicado en la carrera 18 con carrera 22 de Barquisimeto 

El 12 de junio ese concesionario donde trabajaba Martínez fue atacado con un artefacto explosivo y sirvió de coartada para que las FAES lo incriminara con la banda de “Santanita”. La familia de la víctima denunció que se trató de una ejecución extrajudicial, aclaró que Martínez no se encontraba armado y mucho menos que formara parte de esa banda. El entorno de Martínez aseguró que el joven tenía más de siete años trabajando con los dueños del concesionario y que era un empleado de confianza.

De la misma forma, la familia dijo que en el momento en que las FAES llegó a la vivienda, separaron a los familiares de Martínez y los encerraron en una patrulla, mientras que al joven lo asesinaron en la vivienda.  

 

 

En medio del operativo de búsqueda de “Santanita”, los habitantes de La Carucieña se han sentido atemorizados por los procedimientos de los cuerpos de seguridad que no solo intimidan y amenazan a las personas, sino que también les roban sus pertenencias. Temen por la vida de sus hijos porque los policías no “investigan quienes son”, sino que “asesinan a cualquiera”, sostienen.

Un vecino de la comunidad que prefirió mantener el anonimato declaró a Monitor de Víctimas que los funcionarios de las FAES utilizaron como pretexto la búsqueda de “Santanita” para cometer abusos de poder en La Carucieña.

Explicó que el 11 de mayo, día en el que se registraron tres ejecuciones extrajudiciales en el sitio, La Carucieña entró en una especie de toque de queda, debido a la presencia de las FAES.

“Ese día, nadie entraba, ni salía”, dijo la fuente, quien precisó que los funcionarios aprovecharon la “balacera” para detener a cuatro personas, vecinos de la familia paterna de “Santanita”, que no tenían relación con la banda.

La fuente señaló que uno de las aprehendidos pagó la suma de 200 dólares para quedar en libertad, mientras que los otros tres detenidos salieron gracias a la mediación de Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

“Fueron días de terror, a algunos vecinos los robaron, mientras les allanaron sus casas con la excusa de que “Santanita”, estaba merodeando la zona. Otros eran amedrentados por la FAES”, subrayó.

De acuerdo con esta misma fuente, el despliegue de las FAES en el sector popular se extendió por espacio de 20 días. A la fecha, la presencia de los uniformados continúa, pero no como en meses pasados. La Carucieña comunidad donde creció “Santanita” está ubicada en la parroquia Ana Soto, antigua Juan de Villegas y fue precisamente donde se registraron la mayor cantidad de incursiones de los cuerpos de seguridad.

De las 28 muertes, 25 se perpetraron en el municipio Iribarren.

En la parroquia Ana Soto se concentraron los procedimientos, allí fueron asesinadas 18 personas, tres crímenes se cometieron en la parroquia Catedral, mientras dos fueron en Tamaca, 1 en la parroquia Unión y sólo en un caso no existe información. Las otras tres víctimas fueron en el municipio Jiménez. 

Para el sociólogo Fréitez, que también forma parte de la Red de Derechos Humanos del estado Lara, los organismos de seguridad cometen ejecuciones extrajudiciales para enviar un mensaje de control y terror a la población en lugar de obtener resultados efectivos para disminuir los índices delictivos.  

 

¿Quién es alias “Santanita”?

Josué Ángel Santana Peña es señalado de ser el autor de al menos siete homicidios cometidos por supuesta venganza o en medio de la ejecución de robos. El último asesinato en el que estaría implicado es el del comerciante árabe Tamman Alschaer, secuestrado en una alcabala falsa el 6 de enero de 2020 en el municipio Palavecino; asesinado el 9 de enero y hallado el 16 de enero.

El crimen de Alschaer estremeció a Lara porque desde el 2013 no se registraban secuestros, ni hechos de esa magnitud en la entidad.

El comisario Douglas Rico, director nacional del Cicpc, señaló a “Santanita” como el autor intelectual y material del secuestro y posterior asesinato del comerciante árabe. Esta sería la primera incursión de “Santanita” en un secuestro.

Según fuentes policiales que esclarecieron el caso, alias “Santanita” habría actuado en conjunto con el pran de la cárcel de Tocorón, Héctor Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, quien también dirige la banda criminal Tren de Aragua. De acuerdo con las autoridades, en la alcabala falsa donde interceptaron a Alschaer estaba un recluso de Tocorón que habría salido para delinquir. Los captores portaban chalecos antibalas y armas largas. 

 

Monitor de Víctimas | ¿Cómo se comportó el crimen en la cuarentena?

@miconvive 

Un joven de 26 años conocido como “Alegría” fue asesinado en plena vía pública por las FAES el 28 de mayo de 2020 en Petare, por asociarlo, sin prueba alguna, con la banda de Wilexis. Al igual que Alegría, otros 142 caraqueños han perdido la vida en eventos violentos desde que inició la crisis de la COVID-19.

Los datos recabados por Monitor de Víctimas demuestran que la violencia en Caracas no respetó la cuarentena.

De los 142 homicidios contabilizados, 10 ocurrieron durante la segunda mitad del mes de marzo, 66 durante todo el mes de abril y otros 66 en mayo. Así como afrontamos la pandemia en un contexto muy complicado y totalmente vulnerables al virus (y cuyo impacto real parece venir en los próximos meses), el crimen homicida es uno de los principales males que enfrentan los caraqueños. ¿Es igual en el resto del planeta?

La COVID-19 extrema las otras crisis

Desde que se inició esta crisis de salud, los índices de criminalidad cayeron a nivel mundial. El hecho de que haya menos personas en las calles reduce la posibilidad que sean atracadas en las vías públicas. Estudios en Estados Unidos, Colombia y Chile demuestran cómo los homicidios se han reducido casi a la mitad, así como los registros de robo y asaltos.

Esto, por supuesto, no implica que la violencia se reduzca: las denuncias de violencia doméstica han aumentado considerablemente en todo el mundo. Tampoco implica que sea igual en todas partes. Por ejemplo, en Ciudad de Juárez (México), los homicidios producto de la guerra entre cárteles de narcotráfico aumentaron en un 42 % desde marzo. Para algunos, no hay cuarentena que valga.

Una situación similar a la de Ciudad Juárez parece presentarse en Caracas: los homicidios no pararon.

El 13 de marzo se anunció el primer caso de COVID-19 en nuestro país. La crisis del coronavirus se suma a una crisis política, social, económica y sanitaria. Una emergencia humanitaria compleja en todos los sentidos. Particularmente, la violencia es un factor común en el día a día del venezolano.

El crimen no se quedó en casa

En 2019, Monitor de Víctimas, en su reporte anual registró 898 homicidios en la ciudad, casi 40 % a manos de cuerpos de seguridad. La violencia, además, no se queda en números: afecta a cada niño que crece en contextos llenos de armas y muertos, con consecuencias que serán muy difíciles de atender en el futuro.

Ahora, ¿cómo se comportó el crimen en la cuarentena?

Los homicidios en este período representan el 48 % de los 296 casos totales reportados durante los primeros cinco meses del año. Casi la mitad de homicidios registrados en Caracas hasta mayo de 2020 ocurrieron durante el confinamiento.

Si lo comparamos con el año pasado, entre el 16 de marzo y el 31 de mayo de 2019, fueron asesinados, en promedio, 3 caraqueños diariamente; durante el mismo período en el 2020, se dieron al menos dos homicidios cada día. A pesar de que hubo una reducción en comparación con el año pasado, estos datos siguen siendo fiel reflejo del problema de salud pública que representa la violencia en nuestra ciudad.

La muerte viste de uniforme

De estas 142 muertes, 55 fueron casos de letalidad policial (ejecuciones y/o resistencia a la autoridad), alcanzando el 39 % de los casos totales registrados. La policía vuelve a ser protagonista, especialmente las FAES y el CICPC. Así mismo, se registraron 16 homicidios por robos; 15 casos por ajuste de cuentas o venganza; 12 por riñas o peleas ocurridas en el sitio, 5 por enfrentamiento entre bandas; 3 por balas perdidas; 2 por violencia de género y 1 por secuestro, además de 33 homicidios cuyo móvil no se pudo determinar.

El municipio Libertador concentra el 67 % del total, viéndose principalmente afectadas las parroquias Coche y Sucre, con 19 casos cada una y El Valle con 16. En el municipio Sucre se registraron 38 homicidios, de los cuales 33 tuvieron lugar en la parroquia Petare. Por otro lado, Baruta, El Hatillo y Chacao registraron 9 homicidios en total.

Además, algo particular que notamos en comparación con el año pasado es que los homicidios en vías públicas aumentaron en 10 puntos porcentuales durante la cuarentena, siendo un poco contradictorio dado el contexto.

Como reflejan los números, la violencia no se detuvo ni los índices de homicidios cayeron a la mitad como en otros países. A pesar de mostrar cierta reducción en comparación con 2019, los ciudadanos no se vieron más protegidos por el hecho de estar en casa. El virus se une a la lista de amenazas que aterran a los ciudadanos y, como podemos ver, la violencia es una de las principales.

No hay virus que detenga la violencia

Los cuerpos de seguridad continuaron aterrorizando a las comunidades, ejerciendo la justicia arbitrariamente y haciendo del uso excesivo de la fuerza un factor común en la vida del país. Por otro lado, los robos, ajustes de cuentas y peleas continúan cobrando la vida de personas en la ciudad. En definitiva, la violencia es un problema de salud pública que es urgente atender, con políticas de seguridad coherentes que garanticen el bienestar del ciudadano. Lamentablemente, pareciera que no haber la intención de hacerlo por parte de las instituciones responsables.

Los venezolanos se encuentran especialmente vulnerables. Desde marzo, la crisis de combustible impidió que pudieran movilizarse. Además, la crisis económica se sigue intensificando, con una inflación acumulada de 409 % en 2020, según la Asamblea Nacional y con proyecciones que apuntan hacia una contracción de la economía de entre 15 % y 25 % por efectos de la pandemia.

Los ciudadanos se encuentran totalmente indefensos ante el virus, la delincuencia y los cuerpos de seguridad y, además, son víctimas de sus bolsillos vacíos.

Luego de tres meses de confinamiento por decreto, entramos en una etapa de flexibilización de la cuarentena. El virus se hace cada vez más peligroso: Venezuela tardó 70 días en alcanzar 1000 casos, 12 días en llegar a 2000 y tan solo 11 días en registrar 3000 infectados. A partir de ahora podremos ver realmente el impacto de la COVID-19 en nuestro sistema de salud.

Sin embargo, repasando estos primeros 3 meses, hay una cosa que nos queda clara: no hay virus que detenga a la violencia.

Las FAES mataron a 1.231 personas en 2019 y sufrieron dos bajas
Informaciones recopiladas en los medios sumaron la muerte de 1.231 personas en 877 supuestos enfrentamientos con las Fuerzas de Acciones Especiales, cuyas filas sufrieron la muerte de dos efectivos y otros 8 resultaron heridos. Tras el informe de Michelle Bachelet las muertes a manos de este cuerpo policial bajaron

@xabiercosco / Foto Carlos E. Ramírez

“A mi hijo lo sacaron con vida de la casa”, dijo Carmen Vásquez, madre de Giovanny José Vasquez Gónzalez, quien murió en manos de integrantes de las Fuerzas de Acciones Especiales en el barrio Unión de Barquisimeto, el 11 de septiembre de 2019, según reportó el diario El Informador, en su página web.

“Mandaron a Jefferson a correr, mi hijo llegó a la esquina y yo le dije: ‘corre lo más que tú puedas’ para que no lo alcanzaran”. Acto seguido se escuchó un disparo. “Hicieron cuatro detonaciones y le pegaron una sola en el pecho, del lado del corazón”, lamentó Zaida Pastora Blanco, madre de José de los Santos Castillo Blanco, de 18 años, a quien las FAES dieron muerte en la comunidad Andrés Eloy Blanco de Calabozo, municipio Miranda del estado Guárico, la madrugada del lunes 26 de agosto, según reseñó El Pitazo.

Estos dos relatos dan cuenta de parte de la actuación, durante el año 2019, de las Fuerzas de Acciones Especiales, cuerpo de élite de la Policía Nacional Bolivariana, y responsable de la muerte de 1.231 personas en 877 presuntos enfrentamientos que ocurrieron en Venezuela durante 2019. En esos supuestos encuentros, también murieron dos integrantes de este cuerpo y 8 agentes policiales fueron heridos. Asimismo hubo nueve ciudadanos heridos.

Los datos fueron recogidos a lo largo de 2019 en diversos medios de comunicación que dieron cuenta de las actuaciones de este cuerpo policial en 23 de los 24 estados del país. Solo en Amazonas no hubo muertos a manos de las FAES, siendo el Distrito Capital, Aragua, Lara, Miranda y Zulia, las entidades donde su actuación fue más letal.

 

Las acciones de este cuerpo especial de la Policía Nacional Bolivariana no pasaron inadvertidas para la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien hizo denuncia en el mes de julio de 2019. También llamaron la atención de la mayoría de las ONG defensoras de los DDHH que trabajan en el país. Sin embargo, ni el defensor del Pueblo ni el fiscal general, ambos impuestos por la ilegal Constituyente, se pronunciaron sobre las denuncias de abuso y ejecuciones extrajudiciales que se hicieron contra las FAES.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas le dedicó un capítulo completo de su informe a las actuaciones de este cuerpo policial, destacando Bachelet que “la actuación de las FAES en el contexto de operaciones policiales ha dejado una gran cantidad de presuntas ejecuciones extrajudiciales, lo que podría ser considerado como una forma de control social de la población vulnerable”.

 

Para Provea, la actuación de las FAES es una mala noticia para las poblaciones más vulnerables, afirmó en su oportunidad Rafael Uzcátegui, director de esta ONG defensora de los DDHH, mientras que Marino Alvarado, directivo de esa ONG -en declaraciones dadas a La Prensa de Lara, señaló que “las FAES es un grupo de exterminio de Maduro, un grupo delictivo del Estado que actúa bajo su orden con complicidad de la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público”.

Por su parte, la ONG Prouirus señaló que las FAES tienen 16 mecanismos para justificar las ejecuciones extrajudiciales. Agregaron que “la brutalidad policial tiene un impacto diferenciado en mujeres y en niños, niñas y adolescentes. Las viudas deben asumir la carga del sostén económico de la familia y la canalización de los duelos. Entre enero y septiembre de 2019, 301 niños, niñas y adolescentes han quedado huérfanos por las presuntas ejecuciones extrajudiciales de sus padres”.

Hay que destacar que la abrumadora mayoría de los muertos por las FAES son hombres, que la edad promedio -de las personas que se pudo conocer sus edad- fue de algo más de 27 años. En casi la mitad de los casos, las informaciones recabadas daban cuenta de que las personas heridas fueron trasladadas a los hospitales, pero ninguna logró sobrevivir, lo que demuestra que los policías dispararon a matar.

Maduro se restea con las FAES

El que sí salió en defensa de la actuación del referido cuerpo policial fue Nicolás Maduro, quien en dos oportunidades le dio su respaldo y anunció que le daría todos los recursos necesarios para que pudieran seguir en sus actividades. En julio de 2019, en un acto de graduación de nuevos integrantes de la Policía Nacional Bolivariana, expresó que su “total apoyo, físico y logístico” para las FAES. “Todo el apoyo para las FAEs en su labor diaria de darle seguridad al pueblo de Venezuela! ¡Que viva el FAES!”.

Sin embargo, los números recabados para este trabajo llevan a concluir que el informe Bachelet y los distintos pronunciamientos de ONG defensoras de los Derechos Humanos, tuvieron alguna repercusión en la administración de Maduro. Los datos recopilados y reflejados en el gráfico señalan que después de ser publicado el informe de la Alta Comisionada de la ONU, el número de muertos aumentó en agosto -mes en que hubo más fallecidos a manos de las FAES-, pero a partir de ese mes la cifra fue disminuyendo de manera paulatina.

Al actualizar su informe, a finales de 2019, la Alta Comisionada de la ONU lamentó que Maduro no atendiera su petición de disolver a las FAES y que en su lugar optara por reforzar su actuación, además de que presentó 57 denuncias de ejecuciones extrajudiciales ocurridas solo en el mes de julio.

Municipios donde se «destacaron» las FAES

La capital del país, en sus cinco municipios, fue escenario de los supuestos enfrentamientos, destacando que en sus barriadas fue donde las FAES protagonizó la casi totalidad de las refriegas. El municipio Libertador de Caracas fue donde se produjo el mayor número de muertes, seguido por la capital del estado Lara. El tercer lugar, lo ocupa el municipio Sucre del Distrito Capital, siendo Petare la zona donde cayó el mayor número de personas.

Entre los 10 municipios donde las FAES produjeron más muertes hay cinco capitales de estado, donde destaca Maracaibo, la segunda urbe en población en Venezuela.

#MonitorDeVíctimas | Mataron a hombre mientras esperaba transporte en el Terminal de Oriente

@franzambranor

EL PASADO LUNES 14 de octubre, Aníbal Plaza estaba esperando por un transporte en el Terminal de Oriente de Caracas. Su destino era la ciudad de Barcelona, estado Anzoátegui, pero un hombre se le acercó y lo asesinó a balazos.

Rubén Machado, tío de Aníbal, dijo en la morgue de Bello Monte, que nadie comprende por qué sucedió esta tragedia.

“Él no tenía enemigos, ni problemas con la justicia, creemos que fue para robarlo y él probablemente opuso resistencia”, dijo Machado.

El tío de Aníbal sostuvo que el hecho se registró a las 3:00 pm. “Creo que él estaba esperando a otra persona para irse a Barcelona”, sostuvo.

Aníbal Plaza tenía 33 años de edad, era comerciante y deja huérfano a un niño de 10 años.

Acusan a Faes de asesinar a comerciante en La Silsa

Familiares de Willy Romero, de 25 años de edad, denunciaron que éste fue asesinado por funcionarios de las FAES el martes 15 de octubre a las 11:00 am

Según versión de la familia, Romero se encontraba en su residencia con su madre, esposa e hijo de cuatro meses de nacido, cuando efectivos del cuerpo adscrito a la PNB allanaron el lugar y se lo llevaron de su residencia ubicada en la calle La Fe del tercer plan de La Silsa, municipio Libertador, de Caracas.

Familiares aseguraron que escucharon detonaciones minutos después del secuestro. El cuerpo de Romero fue llevado al hospital Periférico de Catia.

“En el informe pusieron que él era un azote de barrio y que fue un enfrentamiento. Todo eso es falso”, dijo una fuente que prefirió mantenerse anónima.

La familia adelanta gestiones para introducir una denuncia en la fiscalía con competencia en derechos fundamentales del Ministerio Público. 

#MonitorDeVíctimas | FAES, las siglas de la muerte

Manuel Parejo y Moisés Medina

EL PASADO 17 DE JULIO, en un acto de graduación de más de 2.000 funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), Nicolás Maduro emitió elogios a la actuación impecable que, según su criterio, ha venido desarrollando las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de esta policía, desde su creación en 2017: “Todo el apoyo para las Faes en su labor diaria para darle seguridad al pueblo de Venezuela, ¡que viva el Faes!” Sin embargo, los datos del Monitor de Víctimas indican otra realidad: existe un patrón sistemático de abusos y violaciones de DDHH de los cuales este cuerpo policial es responsable.

Cuando la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michelle Bachelet, da a conocer su informe sobre los Derechos Humanos en Venezuela, señala con contundencia las atrocidades cometidas por las fuerzas de seguridad del Estado. El cuerpo policial que encabeza la lista con más homicidios atribuidos, son las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). En este informe se comenta la actuación de este grupo especial de la Policía Nacional Bolivariana, recomendando al ejecutivo nacional que: “Disuelva las FAES y establezca un mecanismo nacional imparcial e independiente, con apoyo de la comunidad internacional, para investigar las ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo en el curso de operaciones de seguridad, asegurar que sus responsables rindan cuentas, así como que las víctimas sean reparadas”. Pero, ¿por qué la ACNUDH considera necesario disolver las FAES e investigar sus crímenes?, Para responder esta pregunta y entender esta recomendación realizada por el máximo organismo en materia de DDHH, haremos un recuento de la actuación de este cuerpo de seguridad en el primer semestre de 2019, en la ciudad de Caracas, con base a las cifras del Monitor de Victimas.

Las FAES es el victimario más frecuente en la primera mitad del año

Durante el primer semestre de 2019, en la gran Caracas, se registraron 495 homicidios, de los cuales 226 son responsabilidad de los cuerpos de seguridad del Estado, lo que representa 45,6% del total de homicidios. Únicamente las FAES, es responsable de 160 muertes violentas, significando 70,2% de los homicidios cometidos por cuerpos policiales. Es decir, de cada diez caraqueños asesinados, tres fueron víctimas de las FAES.

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La violencia política en su expresión más letal…

A comienzos de 2019, en pleno auge de las protestas sociales y políticas en los sectores populares, las FAES actuaron de forma más letal que en cualquier otro momento; nada más en enero, ascendió a 39 el número de vidas cobradas por este cuerpo policial. Si comparamos este número de homicidios con el promedio registrado en 2018 por este organismo de seguridad, el primer mes de 2019, iniciaba con un aumento de 86% sobre la tendencia que había dejado la actuación de las FAES durante el año anterior (21 homicidios por mes).

Asimismo, durante esta primera mitad del año, solo los victimarios independientes promediaron la misma cantidad de homicidios que las FAES. En consecuencia, el promedio mensual de homicidios cometidos por las FAES, fue de 26 muertes violentas y nunca el número de casos atribuidos a este cuerpo policial, estuvo por debajo de los 20 homicidios. Por otro lado, en comparación con el primer semestre de 2018, hubo un aumento de 36% en la cantidad de homicidios adjudicados a las FAES.

El “modus operandi” de las ejecuciones extrajudiciales

Cada uno de los homicidios en manos de fuerzas de seguridad del Estado es clasificado por las autoridades como “resistencia a la autoridad”. Esta clasificación resulta incompleta y metodológicamente errónea, pues no distingue si fue un enfrentamiento o una ejecución extrajudicial, es decir, agrupa dentro del mismo registro, a los homicidios cometidos bajo los procedimientos que estipula la ley y el uso correcto de la fuerza y aquellos que constituyen evidentes violaciones de Derechos Humanos y un uso desproporcionado de la fuerza.

En concordancia, tal como lo advierte el informe de la ACNUDH, en muchas de las muertes violentas por responsabilidad de entes de seguridad del Estado, existen claros indicios que fueron por ejecuciones extrajudiciales; los patrones identificados por Monitor de Víctimas así lo respaldan. En ese sentido, un total de 132 homicidios cometidos por las FAES en la ciudad capital, fueron producto de ejecuciones extrajudiciales. Al menos 76 de estas ejecuciones, ocurrieron en las viviendas de las víctimas, la mayoría en horas de la noche.

Según los registros del Monitor de Víctimas y los testimonios levantados por la ACNUDH, familiares y allegados relatan en gran parte de los casos, que la víctima fue tomada por sorpresa mientras dormía o compartía con ellos, quienes eran encerrados en una de las habitaciones de la casa mientras los funcionarios registraban la misma, robaban pertenencias de valor y extraían a la victima para dispararle a quema ropa, para luego ser llevado a un centro de salud sin signos vitales y así los funcionarios alegaban que fue “abatido” por un enfrentamiento armado o por resistencia a la autoridad. Este modus operandi es el más frecuente entre los 160 caraqueños que perdieron la vida en manos de las FAES.

De estos relatos lo más preocupante es evidenciar como se vulnera el derecho a la vida, se irrespeta el debido procedimiento penal y se incurre en delitos como asalto a la propiedad privada, secuestro y asesinato. De las 160 vidas cobradas por las FAES, 82 sucedieron en la vivienda de la víctima, lo que representa el 51,25% de estas muertes; 71 en vías públicas, lo que representa el 44,4% y el resto en Calabozos y establecimientos comerciales, entre otros.

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Los hombres jóvenes, las víctimas predilectas de las FAES

Cuando revisamos el perfil de las víctimas de este organismo de seguridad, vemos datos aún más alarmantes. Los hombres de edades comprendidas entre 15 y 45 años representan 97% de las víctimas, siendo el grupo etario más afectado los jóvenes entre 21 y 25 años, donde se concentra la amplia mayoría de los asesinados por las FAES. Asimismo, el promedio de edad de las víctimas de esta institución es casi 7 años menor al registrado por los victimarios civiles.

Los sectores populares, la población más vulnerable

Por otro lado, los homicidios en manos de las FAES, se distribuyen de forma desigual entre los cinco municipios que conforman la Gran Caracas. El municipio Libertador y el municipio Sucre, caracterizados por sus grandes barriadas, encabezan la lista con 115 y 38 muertes respectivamente (96% de los homicidios). Las parroquias más afectadas por estos operativos de muertes fueron: (1) La parroquia Petare del Municipio Sucre con 28 asesinados víctimas de las FAES; (2) La parroquia Sucre del Municipio Libertador con 18 víctimas; (3) Las parroquias Antimano y Macarao con 15 víctimas; (4) La parroquia el Valle con 13 asesinados y (5) La parroquia San Agustín con 9 víctimas de las FAES, durante este primer semestre de 2019.

Igualmente, es indiscutible que la violencia implementada por este cuerpo de seguridad se ha agravado en lo que va de 2019, dado que estas 160 víctimas en los primeros seis meses, representan en la actualidad, 62% del total de víctimas que se le adjudicaran a este mismo cuerpo policial en todo el año 2018, en el cual se le atribuyeron 255 homicidios en la ciudad capital.

Sin duda alguna las FAES, en estos primeros seis meses de 2019, se han consolidado como el principal responsable de las muertes de los jóvenes caraqueños. Toda esta evidencia a partir de los datos levantados por Monitor de Víctimas- cuyo registro estadístico fue citado por el informe Bachelet-, sustenta y apoya la petición de la ACNUDH sobre la erradicación inmediata de este cuerpo especial que tanto daño está haciendo al tejido social y a los núcleos familiares del país. Hoy en las calles y hogares venezolanos, se identifican a las siglas FAES, como las siglas de la muerte.

 

Las FAES suman niños huérfanos a su prontuario

Reporte Especial Proiuris

TRANSCURRIDO UN MES, EL DUELO QUE TODAVÍA ATURDE a la familia impidió cualquier tipo de celebración por el Día del Padre. El 13 de mayo de 2019, 16 días después del nacimiento de su primer hijo, Víctor Alejandro Rangel Maita, de 32 años de edad,  fue asesinado en medio de una razzia de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana, en la calle 17 de Los Jardines de El Valle.

La orfandad del muchachito podría quedar, literalmente, sellada en su identidad. Los familiares del fallecido aseguran que los funcionarios de las FAES no les devolvieron la cédula laminada de Rangel Maita y que ahora tienen mucha dificultad para registrar el nacimiento del niño. “Mi hermano nunca pudo presentarlo, porque cuando nació el bebé (el 28 de abril de 2019), hubo una protesta frente a la Maternidad (Concepción Palacios). Luego de eso, estuvo haciendo los trámites para obtener la partida de nacimiento, pero no alcanzó a hacerlo”, señaló Viana Rangel.

Los deudos también tienen que lidiar con la versión oficial que se divulgó por varios medios de comunicación sobre lo ocurrido en las Residencia Fenade, aproximadamente a las 9:00 am de aquel 13 de mayo: “Efectivos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la PNB realizaron un dispositivo de saturación y contención de área en la avenida intercomunal de El Valle, con la finalidad de dar captura a integrantes de una banda delictiva que tiene azotada a la comunidad. Sostuvieron un enfrentamiento con varios delincuentes. Los antisociales neutralizados quedaron identificados como Ángel Gabriel Santaella Hernández, Víctor Alejandro Rangel Maita y Jorge Luis Malavé, integrantes de la peligrosa banda “El Brayan”,; a quienes se le incautaron en el lugar del hecho tres armas de fuego. El funcionario herido fue atendido, se encuentra estable de salud y ya fue dado de alta”.

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 “No sabemos qué pasó adentro de ese edificio. Uno de los vecinos dice que mi hermano estaba subiendo las escaleras cuando llegaron los oficiales. Otros dicen que lo agarraron y lo metieron en un apartamento. Yo puedo asegurar que no tenía pistola ni pertenecía a una banda delictiva”, enfatizó la hermana.

Como las autoridades insisten en que Rangel Maita abrió fuegos contra los funcionarios de las FAES, la familia también tiene que lidiar con la escasa posibilidad de que el Ministerio Público realice una investigación eficiente del caso a efectos de determinar, como presumen, que la muerte de Víctor Alejandro Rangel Maita corresponde a una ejecución extrajudicial.

Viana Rangel extraña a su padre, Hugo Rangel, que fue funcionario de la extinta Policía Metropolitana y murió hace dos años: “Mi papá, que era policía, nunca habría podido imaginar que otro policía le matara a un hijo”.

 

 

De la búsqueda a la denuncia

Juliza Ramos esperaba que Víctor Alejandro, su primer novio de la adolescencia y ahora su esposo, regresara a la casa donde ambos residían, en Las Casitas de La Vega. Le dejó muchos mensajes: “Víctor contesta” “Estoy preocupada ¿Dónde estás?”.

Desesperada, a las 9:00 pm, llamó por teléfono a su cuñada. “En ese momento me asusté. Presentía que a Víctor le había pasado algo”, indicó Viana Rangel. Al día siguiente, la familia comenzó a preocuparse aún más, cuando se enteraron de que funcionarios de las FAES ejecutaron un “operativo” en El Valle, precisamente en el sector Los Jardines, donde está ubicada la charcutería en la que Víctor Alejandro trabaja desde hacía cinco años.

Recorrieron puestos policiales y hospitales.  “Cuando mi otro hermano llegó al hospital Pérez Carreño, le informaron que Víctor fue ingresado sin vida por funcionarios de las FAES. De allí nos fuimos a la morgue”, relató.

Rangel Maita fue herido por una bala en el tórax. En el acta de defunción se reseñó como causa de muerte un shock hipovolémico por el impacto de una bala en el tórax.

El martes 14 de mayo, en la comandancia central del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, ubicada en la avenida Urdaneta de Caracas, Viana formalizó la denuncia contra los funcionarios de las FAES y se disponía a completar trámites para que le entregaran el cuerpo de su hermano. “Allí me dijeron que otra supuesta hermana de Víctor ya había hecho las diligencias. Estaba muy molesta. Soy la única hermana de Víctor, hasta donde tengo conocimiento. No me querían tomar la denuncia; es más, creo que pretendían que les pagara algo, no sé. Al final, luego de pelear con los funcionarios, me dieron mi papel para retirar el cadáver de mi hermano”, sostuvo.

En el Cicpc persistían en la tesis del enfrentamiento. Sin embargo, Viana junto con sus hermanos, la desmentían. “Pregunté por la cédula de mi hermano. Nadie sabe qué se hizo. Es más, los funcionarios tampoco me dijeron qué hacer para conseguirla. Su identificación, así como todas sus cosas, desparecieron”, sostuvo.

El estigma de los antecedentes

Dos años antes de ser asesinado, Víctor Alejandro Rangel Maita había sido detenido por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. Estuvo dos días desaparecido. Al tercer día, luego de que sus familiares realizaran una angustiosa búsqueda en hospitales, puestos policiales y en la morgue, el hombre llegó vivo a su casa… pero muy asustado.

Para reconstruir aquel primer encontronazo de su hermano con la PNB, Viana recreó el diálogo que tuvo con Víctor Alejandro.

—De broma de mataron, dijo Víctor.

— ¿Pero qué pasó? ¿Te detuvieron? ¿Por qué? ¿Hiciste algo?, le preguntó Viana.

—Fue la PNB. Como vieron que tenía antecedentes, me agarraron en una alcabala. Me pusieron una capucha y comenzaron a preguntarme si yo había secuestrado a alguien. Negué todo. Me ponían la pistola en la sien— relataba Víctor simulaba el movimiento del funcionario que lo habría sometido— Así me mantuvieron dos días, dentro de un carro. Me ruletearon por una zona que nunca pude identificar. Me decían que me iban a matar. Una de las funcionarias me dijo: di tus últimas palabras. Solo les respondí: si me van a matar, háganlo ya.

La historia concluyó con el abandono de Víctor Alejandro en unos matorrales por  Caricuao, luego de que los funcionarios se percataran de que lo habían confundido con otra persona. Según su hermana, le pidieron que no volteara hasta que ellos se fueran: “A mi hermano casi lo matan en esa oportunidad. Se salvó gracias a la obra de Dios. Pero quedó muy asustado”. 

La muerte de Víctor aún no está siendo investigada por funcionarios del Ministerio Público | Foto: Alan Márquez

 

Hace 13 años, Víctor Alejandro, de 18 años de edad para ese entonces, fue detenido por funcionarios de la Policía Municipal de Vargas, por su participación en un robo, junto con otras tres personas.

Inicialmente lo condenaron a 9 años de prisión, pero al final lograron una reducción de la pena a 4 años y medio. “Víctor estuvo preso un año en la Planta (El Paraíso), luego le dieron libertad condicional. Permaneció bajo régimen de presentación durante los tres años restantes de su condena. Cumplió la condena que le impusieron, pero nunca lo sacaron del Sistema de Información Policial (Sipol). Aun cargaba con esa cruz”, dijo su hermana.

No solo los adultos de la familia sufren por la muerte de Rangel Maita. Uno de sus sobrinos, de diez años de edad, lo extraña mucho: “A veces me pongo triste, incluso lloro. Pero sé que está en un mejor lugar”, dijo mientras jugaba con un carrito.

Denuncian que FAES mató a mecánico en Baruta

A LAS 5 DE LA MAÑANA  de este miércoles 12 de junio, Genyill Ranier Chacón Pérez, de 32 años de edad, fue asesinado por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana (FAES) en su residencia de la calle Los Mangos en Los Samanes, municipio Baruta.

Así lo expusieron familiares que esperaban por el cadáver de Chacón Pérez en la morgue de Bello Monte.

Según la versión de los parientes, a Chacón Pérez lo confundieron con otra persona y lo ajusticiaron. “Ellos llegaron buscando a un Jesús Prado”, dijo una prima de la víctima.

Chacón Pérez era mecánico de motocicletas y trabajaba en un taller ubicado en la planta baja donde residía. Supuestamente abrió el negocio para que los funcionarios se percatasen de que no había más nadie. Luego lo llevaron a su casa, lo asesinaron y dejaron el cadáver en el hospital Domingo Luciani, de El Llanito.

 

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Además, prosiguieron los familiares, los funcionarios le robaron una camioneta Toyota Hilux. “Le dieron muchos golpes en la cara, incluso nos dijeron que le faltaba una parte del cuerpo”, dijo un miembro de la familia.

Chacón Pérez deja huérfana a una niña de tres años, cuya madre vive en República Dominicana. “Él era el único sustento de esa niña aquí en Venezuela”, indicó una prima.

El mecánico había trabajado en la empresa Nestlé y planeaba emigrar a España en los próximos meses. Tenía tres hermanos, dos viviendo fuera del país.

@franzambranor

FAES se llevaron vivo a un expresidiario y lo dejaron muerto en el Perez Carreño

LA MAÑANA DEL MARTES 23 DE ABRIL, la madre de Angel David Dugarte Valera, de 23 años de edad, estaba trabajando y desde el sector Las Casitas del barrio García Carvallo, en Caricuao, una vecina la llamó para decirle que había un tiroteo en la zona donde reside. Rápidamente, la mujer se dirigió a su hogar y cuando llegó se enteró que las FAES se habían llevado al mayor de sus dos hijos.

Sus vecinos le contaron que Ángel David había salido a comprar una bolsa de Mercal y a su regreso a la casa notó que alguien lo seguía. Al llegar a la vivienda observó que estaban violentadas las cerraduras de las puertas, entonces decidió subir al techo y huir por los techos de otras residencias.

Sin embargo, los encapuchados de las FAES le dieron alcance en la vereda 20 de Las Casitas.

«Se lo llevaron vivo», dijo un familiar. Pocas horas después fue ingresado muerto al hospital Pérez Carreño con un disparo en el pecho. Al fallecido lo habían despojado de los zapatos marca Nike 270 que calzaba

Coincidencialmente, a esa hora en el Pérez Carreño estaba la madrina de Dugarte Valera quien vio que lanzaron un cadáver cerca de donde ella estaba. Al acercarse lo reconoció: «Es mi ahijado», dijo.

La víctima era el mayor de dos hermanos y dejó un hijo de 3 años de edad. Jugaba futbol y actualmente no estaba trabajando.

Los parientes admitieron que Dugarte Valera tenía un año y dos meses de estar en libertad plena luego de permanecer preso, en Tocorón por cinco años por un robo frustrado en el Metro.

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