¡Allí estamos! Lo único que se le ocurrió al impugnado Maduro, y ya fuera del espacio venezolano, fue mentir… como siempre.
Desde Nicaragua, donde se realiza la reunión de Petro Caribe, sostuvo que se había derrotado la violencia. Y todavía con esa fanfarronería que lo hace más torpe, comentó la lástima que sintió al ver esa “derecha” violenta caminando las calles de Caracas. Cuando realmente la marcha se cumplió como lo había programado la dirigencia unitaria, muy en contra de los atropellos y abusos de poder del “continuismo administrativo”.
A la vista, las trincheras militares como si enfrentaran un ejército, la imagen chocante y fuera de tiempo del militarismo arrodillado, confundido en regalías, pomposidades heroicas y discursos baratos.
El encuentro entre el Maduro impugnado y el violador Ortega llevaba también la propuesta de intercambiar petróleo por alimentos. Cada viaje, cada encuentro, cuesta más dinero a Venezuela que con todo lo regalado y pagado a los cómplices políticos hubiera podido activar la producción de esos alimentos en la Venezuela detenida en el tiempo por la subestimación de su propia realidad ante la costosa compra de conciencias y alfombras rojas con una chequera petrolera vergonzosa y exhausta…
En la marcha, la chispa crítica de la oposición sobre una figura que miente, configura y agravia apoyado en el poder obsceno: José Vicente Rangel.
Figura momificada y rancia de un izquierdismo decadente pero aprovechado, engañador de oficio, que se jacta de una historia de “ex” de todo..
Ex Diputado, ex candidato, ex vicepresidente, ex de cualquier cosa que lo enfrente a la voluntad nacional y existe todavía porque engaña, porque miente, porque fabula para sostenerse en el espacio que traiciona: periodista.
Ese “Y qué”? lo respondió la marcha. ¡Aquí estamos!