#CrónicasDeMilitares | Relaciones “resfriadas” al comienzo de la Guerra Federal - Runrun.es: En defensa de tus derechos humanos

Según González Guinán, la relaciones entre Falcón y Zamora “llegaron a resfriarse”. Pero el general José Trías conjuró a tiempo el enfado para que aquellos marcharan juntos a la legendaria batalla de Santa Inés

Para referirse a las relaciones de los generales Falcón y Zamora, al comienzo de la Guerra Federal, el historiador González Guinán afirma que “llegaron a resfriarse”. Se detiene en un punto de trascendencia cuando arranca la guerra civil más importante de Venezuela. De allí que no resulte ocioso pasearse por el punto hasta llegar a los tratos que las calientan. No olvidemos que se trata de los vínculos de dos figuras fundamentales, de quienes dependía la suerte de la conflagración.

Zamora había alcanzado cimas de popularidad desde los principios de 1858, debido a su acelerada movilidad en las campañas, a una cadena fulgurante de triunfos en el occidente del país y a las simpatías que incrementaba en las tropas que lo seguían. Falcón, en cambio, se tomaba las cosas con calma, pensaba con cuidado los combates y manifestaba su oposición a las marchas atropelladas. Pero era el jefe del alzamiento, por decisión del Partido Liberal y por sus antecedentes de individuo morigerado y amigo de los libros. También por su fama de valiente, desde luego. Eran cuñados, como se sabe, pero no resulta inhabitual que los roces del parentesco abran heridas y distancias. De allí que buena parte de la oficialidad tomara partido por uno en contra del otro, justo cuando la unidad de los comandos era imprescindible.

En septiembre de 1859 aumentaron las murmuraciones sobre el divorcio político de los dos personajes, hasta el punto de que muchos oficiales pensaron que llegarían a una ruptura abrupta. Destacaban las críticas de un activo plumario y soldado tenaz, Luis Level de Goda, favorables a don Ezequiel; y las fórmulas ideadas por el joven Antonio Guzmán Blanco para fortalecer la supremacía de don Juan Crisóstomo. Fue tal la animosidad que movía la atmósfera, que destacados miembros del Estado Mayor propusieron una reunión de los dos, para que programaran acciones bélicas en conjunto que aceptarían todos los comandos sin chistar.

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Viendo que crecían a la recíproca las espinas personales, el general José Desiderio Trías propuso un encuentro en el cual no trataran los personajes asuntos militares, sino solo las diferencias personales que los separaban, para llegar a un avenimiento. “Juan y Ezequiel −dijo el general Trías− si ustedes no terminan aquí sus ingratas disidencias, yo doy perdida la santa causa de la Federación y ahora mismo saldré a entregar mi cabeza al ejército enemigo”. El coronel Jacinto Regino Pachano, familiar de los personajes, apoyó las palabras de Trías y los invitó a una “conversación sensata y clara” que tuvo lugar en noviembre.

En el encuentro solo estuvo presente Trías, quien, después de animarlos a limar asperezas, los empujó “dulcemente” a un abrazo. Dejó un relato de los hechos, que después publicó sin recibir observaciones, y en el cual cuenta cómo, partiendo de un intercambio recíproco de reproches, pero también de sentimientos constructivos, se resolvió allí que la jefatura de la revolución y del ejército correspondieran definitiva y legalmente a Falcón, sin posibilidad de modificación, mientras la inmediata dirección de la guerra quedaba en manos de Zamora.

Algunos pensaron que se disminuía la estatura de Zamora, pese a que era el conductor de tropas de mayor importancia entre los federales; pero cambiaron de opinión cuando los vieron encaminarse a la aldea de Santa Inés, los dos en la vanguardia de unos contingentes heterogéneos; los dos perseguidos por fuerzas numerosas y abastecidas del gobierno, han ganar la batalla más importante de la guerra, y una de las más célebres de la historia de Venezuela. Los acompañaba el general Trías, aplaudido por los soldados a su paso.