#DiezPensadoresIneludibles: Tomás Lander
La fundación de la república dependió de una actividad de pensamiento que no solo tuvo como objeto el ataque del dominio español, sino también la crítica de las creaciones hechas para liquidarlo. Los venezolanos de las primeras tres décadas del siglo XIX no solo se ocuparon de fundar una sociedad nueva, sino también de acabar con la que habían levantado en medio de la guerra. Primero atacaron al imperio, pero después hicieron lo mismo con Colombia y con su artífice.
Una faena de semejante naturaleza condujo a la elaboración de un conjunto de ideas que hacen de Venezuela un caso excepcional, si se compara con lo sucedido en el resto de los estados nacionales recién establecidos.
Hijo de un hacendado peninsular, Tomás Lander nació en Caracas en 1792. Bachiller en Filosofía de la Universidad Real y Pontificia de Caracas, vivió una adolescencia sin incomodidad, como descendiente de un acaudalado propietario. Después se entusiasmó con el movimiento de Independencia y llegó a trabajar como escribiente en la secretaría de Miranda. Preocupado por las consecuencias de la Proclama de Guerra a Muerte, su padre lo sacó en volandas del país para evitar la cercanía de la degollina de su familia. Se estableció entonces en Saint Thomas como comerciante, pero dedicó horas preciosas al estudio de las ideas modernas.
Regresó a Venezuela después de la derrota de los realistas, para reanimar la actividad de las fincas paternas que encuentra en ruinas. Pero no volvió solo, porque entonces también retornó una generación de venezolanos hijos de españoles que no participó en la gesta armada, pese a su entusiasmo republicano, pero que topó igualmente con el desolado paisaje de la posguerra.
Conmovidos por el espectáculo de la miseria que encontraron, esos jóvenes, a quienes llaman entonces “liberales godos”, se dedicaron a plantear la urgencia de reformas institucionales y políticas que encontraron eco en figuras destacadas de Caracas, civiles y militares. Por consiguiente, fueron fundamentales en el desmantelamiento de Colombia y en el retorno a la “antigua Venezuela”¨.
Escribió decenas de textos en los cuales aseguró que Colombia no era otra cosa que la continuidad del régimen colonial, disimulada con maquillajes republicanos. Denunció la existencia de una perniciosa hegemonía, no solo capaz de vulnerar los principios del republicanismo sino también de perjudicar los intereses de una Venezuela convertida en departamento subestimado y administrado por elementos foráneos.
Llegó a señalar que ni siquiera la reforma de la Constitución mejoraría la situación de la sociedad venezolana, una atrevida afirmación que devoran los lectores de los periódicos en los cuales escribía: La Segunda Aurora, El Relámpago, El Relámpago de Marzo, El Agricultor, El Fanal. Cada vez más célebre por las facilidades de su pluma, que llegaba hasta el más rústico de los destinatarios, conmovió después a la sociedad con su crítica directa a Simón Bolívar.
En 1826, publicó un ensayo fundamental contra las pretensiones autoritarias del Libertador: Reflexiones sobre el poder vitalicio que establece en su Presidente la Constitución de la República de Bolivia. Respuesta a un texto entusiasta de otro “liberal godo”, Antonio Leocadio Guzmán, arremetió contra la posibilidad de la “bolivianización” de Colombia debido a que establecería un autoritarismo vitalicio en Venezuela.
Relacionó el caso venezolano y la proximidad de un nuevo despotismo con sucesos de la Historia Universal, antigua y moderna, hasta llegar al extremo de criticar el culto desmesurado que se hacía entonces al más célebre de los caraqueños. Primera reacción pública contra el hombre más poderoso de la época, primera censura solvente de su liturgia y profundización de las advertencias sobre la calamidad que Colombia significaba para los intereses comarcales, estamos ante una obra imprescindible del pensamiento venezolano.
La crisis de la Independencia
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Después escribió extensos ensayos sobre dos temas subestimados hasta entonces: la apología del trabajo y la celebración de la riqueza. El vínculo que estableció entre el esfuerzo de los particulares y el éxito de una nueva república, así como la consideración de la multiplicación de bienes materiales por los propietarios como pilar del progreso y del civismo todavía ausentes, son propuestas de un capitalismo de esencia moderna que pocos se habían aventurado a ventilar.
También fueron de gran impacto sus escritos contra el poder económico de la Iglesia, que lo convierten en abanderado del laicismo. Recogidos en una serie de publicaciones bajo el título de Fragmentos, fueron el preludio de la fundación del Partido Liberal, en 1840, del cual fue animador y que cambiará la historia patria.
El tránsito de Colombia a Venezuela y los primeros pasos de un establecimiento de orientación moderna que en breve modifica el rumbo de la vida, no se pueden entender sin la apreciación del pensamiento de Tomás Lander. Quizá su enfrentamiento con Bolívar haya sugerido al futuro la idiotez de mantenerlo en plano secundario, en la casilla de los herejes, cuando la profundidad y la novedad de sus contribuciones aconsejan un estudio atento.
#DiezPensadoresIneludibles | ¿Venezuela ha tenido pensadores de importancia?
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