Un Estado fallido con un Gobierno forajido: Hampa, milicia, policía y economía por Alexander Guerrero
Un Estado fallido con un Gobierno forajido: Hampa, milicia, policía y economía por Alexander Guerrero

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¿Porque todos juntos, y porque la economía? Hay dos pilares fundamentales para que un país crezca sustentablemente, independiente de los eventos que ocurran en el ciclo económico como por ejemplo la caída en los proteicos del petróleo, y en general de los commodities, o materias primas.

Quizás la acción más sencilla del individuo es trabajar para satisfacer sus necesidades, en la sociedad actual el hombre ofrece sus experticias, lo ejerce con eficiencia y competitividad, y lo cambia por salarios, expresados en valores monetarios. Es la via del progreso económico y social, las condiciones de vida mejoran, pero exige, reglas de juego, donde su libertad y su propiedad no son negociables. Se reconoce por origen natural que de la producción y riqueza son cosas del hombre; de su familia, su país o comunidad, y a ellos se debe, las reglas del juego se disponen de tal manera que, el propio hombre no debe quedar a expensas del Estado.

Pero, este es su hechura, un Frankenstein que lo destruye y el hombre se empobrece cuando su propio Leviatán (Buchanan, Riggs) – el Estado- es capturado por grupos de interés políticos, militares, mercantiles, crean sus revoluciones. Son procesos políticos donde el hombre confunde sus derechos y deberes y cae subyugado, convertido en su servil, son los socialismos, los fascismos, los nazismos, los comunismos, los estados totalitarios y fallidos, todos son parientes entre sí. Venezuela es un claro ejemplo que esas perversidades pasan en estos tiempos.

En esas condiciones el Estado pierde su sentido, en manos de esos grupos, deja sus obligaciones de lograr que todos respeten las leyes, y que los individuos sean entre si iguales ante el Estado, ante las leyes, que garantice un Estado de Derecho, el respeto a la propiedad de terceros y frente al propio Estado, cuyos extremos lo tenemos cuando este es capturado por bandas que lo ocupan para la captura de renta por medio de la violencia. Ya el Estado no es el ente dedicado a disminuir los costos de transacción que protegen sus cosas, su familia y sus vidas, de manera que su actividad creadora de riqueza no sea fulminada, como por ejemplo por la inseguridad, el crimen, la impunidad cultivada por organismos del propio Estado/Gobierno fallido, fiscales, policías, e inclusive las fuerzas armadas.

 

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En Venezuela en los últimos dos décadas, un proceso político pervertido, en nombre de una extraña redención social de corte fascista y comunista irrumpió afectando las libertades, las políticas, las económicas y el respeto a la vida. En esa trilogía natural del individuo, se devela una agenda política dirigida a empobrecer al individuo, a la sociedad. Ese proceso político, se organiza para la represión política, en persecución de sus libertades, perseguido por el odio bajo diseño de política pública, en un fenómeno dirigido a afectar la libertad económica del individuo, bajo expropiaciones, nacionalizaciones, controles sobre la acción humana y en un organizado esquema legislativo, la penalización de la actividad económica sujeta al lucro, una condición natural de la propiedad privada.

Es complejo deterioro se ejecutó a velocidad, los ya precarios niveles de seguridad personal y su derecho a la vida, esta vez bajo una agenda que imponía su acción sobre y en contra de los derechos políticos. Grupos de presidiaros y ex presidiarios fueron convertidos en círculos de represión, castigo y crimen denominados bolivarianos; el Estado/Gobierno politizó la justicia, los mecanismos de protección individual se relajaron los requisitos básicos para el nombramiento de los jueces, fiscales, en muchas ocasiones el currículo vitae era cambiado por el prontuario de individuos que habiendo delinquido fueron convertidos en jueces y fiscales.

Los poderes públicos encargados de la contraloría, la fiscalía, y el ciudadano se desconocieron rápidamente, la competencia por la eficiencia y probidad desapareció para dar paso a la solidaridad política de correligionarios a quienes solo se les pedía y pide lealtad a un proceso político bautizado de patria o muerte. El Estado se ha nutrido de las expropiaciones de la propiedad de individuos, de sus familias, de socios,  y con ello los empobrece. En el mismo curso de esos eventos en el campo de la producción, y en paralelo, se “expropió” a las policías municipales que habían mitigado la delincuencia en la medida que su descentralización permitió disminuir la impunidad y su origen económico y político.

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Estos servicios que habían empoderado a la sociedad civil, fueron centralizados políticamente con el objetivo de defender, a todo costo, un proceso político que le otorgaba el monopolio de gobernar a las agrupaciones comunistas y fascistas enmascaradas en una supuesta revolución social y económica que se aliaba con el lumpen, grupos de desclasados por delinquir, así como con fuerzas militares y milicias paramilitares en momentos que la sociedad civil reclamó sus reivindicaciones políticas y del mejor vivir. Las consecuencias a la vista en el crecimiento hiperbólico del crimen (ver grafica).

Las consecuencias las podemos ver en las estadísticas de auge del crimen, lo que mostraba que el ciudadano había perdido no solo sus libertades, sino que su vida había perdido valor. El crimen toma forma múltiple, el Estado y gobierno pierden el control de él con o sin voluntad, y en muchas ocasiones, aunque informalmente en su favor. Así llegan armas de guerras a manos de bandas de delincuentes, se ejerce un curioso control sobre el sistema penitenciario, el cual desde luego pierde su nombre, el Estado pierde consecuentemente el control sobre las cárceles bajo una curiosidad justiciera de humanizar el entorno de vida del condenado. Todo ello contribuyo al crecimiento acentuada de la impunidad que devela la complicidad entre cuerpos policiales, militares, y civiles armados, con los llamados “camaradas del hampa”. El Estado ya es fallido, no hay derecho la vida, y el gobierno es forajido, perdió sus razones de hacer respetar la ley.

Las estadísticas de secuestros, robos, asesinatos,  crímenes de todo tipo, no estaban desligadas del proceso de descapitalización de la economía del sector privado, de miles de empresas cerradas  intervenidas, expropiadas, nacionalizadas por el gobierno, de cientos de miles de venezolanos a una extraña diáspora buscando otros horizontes para su familia y vivir sin los problemas de acá, junto a las libertades políticas  reprimidas violentamente por cuerpos armado policiales, militares, y en innumerables oportunidades acompañados de grupos y colectivos violentos al margen de la ley, conformando una espesa niebla de intereses de todo tipo, menos los republicanos. En los últimos años, no es fácil deslindar las fronteras del político, lo económico, el crimen, el narcotráfico, el lavado y legitimación de capitales, corrupción, asociaciones internacionales con grupos calificados por la ONU como terroristas, la vida ciudadana se africaniza, no bajo un concepto étnico, sino que la escasez de recursos busca defender los privilegios logrados por revolucionarios frente al trabajador que solo vive de sus sudor, manos e inteligencia.

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El gobierno nacional y regional en una buena cantidad de estados y municipios entran en fase de descomposición donde lo que priva son intereses de grupos económicos, mercantiles, criminales, del narcotráfico, que hacen de la frontera su hábitat natural produciendo su acelerado empobrecimiento, como es el caso de la colombovenezolana. Todo ello en agregado afecta sobre manera la actividad económica de las clases medias y sectores emprendedores medios y populares en virtud que la actividad económica había perdido rentabilidad bajo el efecto de la espesa nube de intereses políticos cuya distancia del delito no es posible contabilizar. A menudo, policía, grupos armados políticamente motivados, presidiarios, «pranismo», militares constituyen una ancha franja de intereses comunes constituyen un mercado donde los derechos de propiedad son del que los puede defender violentamente.

Una buena porción del millón y medio de venezolanos en la diáspora se estimuló al ostracismo personal y familiar para protegerse de la pérdida de las barreras sociales destinadas a la defensa de lo propio, libertad, propiedad y particularmente la vida. La descapitalización del “capital humano” viene por efecto múltiple de fenómenos económicos, sociales y políticos, como la hiperinflación, la contracción de la economía motivada ésta por los controles de precios y control de la ganancia y el lucro, incentivos naturales a los derechos económicos y el progreso familia, pero también porque la vida pierde valor, y el esfuerzo creador y emprendedor del individuo se lo consumó la defensa de su vida.

La indefensión y la impunidad, pareadas con la descomposición social y económica, alcanzó extremos, como lo muestran índices de prosperidad, miseria, de incentivos para los negocios, de la corrupción, de la propiedad y derechos económicos, el Estado y Gobierno caracterizados por la opacidad y carencia de transparencia nos llevó a los primeros lugares del crimen a la vida, corrupción, opacidad y no transparencia, indicadores de miseria que cubren desempleo, inflación y contracción de la economía, el país de mayor inflación en el mundo, donde el Estado de Derecho no existe, en un entorno donde cohabitan un Estado fallido con un gobierno forajido.

El ciudadano de menores recursos aprisionado por los controles, decide arbitrar precios regulados con libre mercado, el bachaquero de la frontera se convierte en el ciudadano más remunerado del mercado informal, pero constituye un serio o indicador de empobrecimiento global en la comunidad. En términos de costos beneficio la ecuación le da resultados negativos, el gobierno en autos de la agenda de empobrecimiento, abrazó al bachaquerismo hasta convertirlo en cliente del régimen de contarles, racionamiento y escasez. Digamos que en un sector de privilegiados que hacen sus vidas al margen de las instituciones, el pan de hoy y en hambre de mañana.

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En la defensa de la vida, la propiedad y los derechos políticos, el venezolano ha incrementado considerablemente el gasto con lo cual su rentabilidad económica como trabajador, empresario, emprendedor, ha disminuido considerablemente lo que en un medio hiperinflacionario lo ha empobrecido a niveles inéditos en el continente. Venezuela es el país en el mundo que muestra mayor velocidad de empobrecimiento el cual ya alcanza al, 70% de la población, donde un salario mínimo, de 15 dólares, ha disminuido la renta del criminal donde cualquier cosa para apaga la vida bien para un teléfono, una arepa, unos zapatos, cualquier bien de 5 dólares de precio puede ser requerido por un criminal que ciega la vida de su propietario.

La vida se ha abaratado porque no hay recursos para protegerla, el Estado y el gobierno renunciaron a hacerlo, y en ocasiones no hay manera de deslindar entre el crimen y su actor, oficio político, militar, o mercenario de una ideología del empobrecimiento. En el diagrama mostramos los nexos de la inseguridad y de los costoso que se ha convertido su defensa.

 

@AlexGuerreroE