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Guerra Santa en Europa por Omar Hernández

El viejo continente vive momentos complejos y tiempos de incertidumbre, provocados por las inclemencias de la crisis financiera, cuyo impacto social se ha sentido, y con fuerza, poniendo a prueba el institucionalismo comunitario y los mecanismos de integración.

La islamofobia, un tipo particular de xenofobia cuyo foco de atención ha sido la población musulmana, es una paradoja en un contexto como el europeo que ya vivió el Holocausto judío y su correspondiente antisemitismo.

Parece que entonces y ahora, hay que achacarle los problemas a alguien, y sacar provecho de esas «diferencias culturales» a las que con ahínco se refiere Huntington en su célebre «Choque de Civilizaciones».

Naturalmente, hacer paralelismos entre el exterminio de los judíos y la discriminación contra los musulmanes es infame, por decir lo menos, habida cuenta de la obvia distancia entre ambos fenómenos. Pero ambos, tienen un rasgo común: el temor a la diferencia, el rechazo a lo distinto.

Los musulmanes se han convertido en el centro del debate en Europa. Se les acusa de «islamizar» el continente, y recordemos el reciente rechazo de los suizos a los minaretes en las mezquitas. Se les acusa de romper los cánones de laicismo y quebrar la igualdad de género, y traemos a colación las polémicas «leyes del velo», que imponen restricciones a cierto tipo de vestimenta.

Y pues lo anterior es sumado al terrible perfil que en el imaginario colectivo tienen a cuestas, según el cual todo musulman es un terrorista en potencia.

Los hechos en Toulouse son graves. Por un lado, el fanatismo religioso es llevado al corazón mismo del republicanismo: Francia. Se desea implantar una especie de «jihad» en propio suelo europeo, llevando a otros rincones enconados conflictos que desangran el Medio Oriente.

Pero peor aún, las víctimas de los abominables sucesos recientes fueron niños inocentes que nada tienen que ver con pugnas ancestrales e intereses políticos. Los niños judíos fallecidos, nada tienen que ver con las erráticas y condenables represalias israelíes a los igualmente condenables ataques sin sentido que desde Gaza se lanzan hacia los civiles hebreos del sur de Israel.

Otro aspecto significativo es cómo la misma persona ataca dos veces seguidas. Allí cabe cuestionarse la labor de las agencias de inteligencia francesas aunque luego el trabajo de las fuerzas de seguridad haya sido correcto, a decir de los entendidos.

En todo caso, es increíble que en la Europa del siglo XXI aún exista el antisemitismo. Increíble además, que algunos quieran sacar rédito electoral en vísperas de los comicios presidenciales franceses. Pero así es el mundo…

@omarhun

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