Según su definición el arquitecto es el profesional que se encarga de proyectar edificaciones o espacios urbanos, y velar por el adecuado desarrollo de su construcción. En el sentido más amplio, el arquitecto es el profesional que interpreta las necesidades de los usuarios y las plasma en adecuados espacios arquitectónicos y formas habitables y construibles
Entendiendo esto, entonces al mandatario venezolano se le puede catalogar como un arquitecto de segunda, chimbo, pirata o como lo quieran llamar. De hecho estoy siendo hasta generoso en catalogarlo como arquitecto.
Este personaje ha impulsado distintas iniciativas que brillan en algunas ocasiones por su falta de seriedad como en otras por simplemente no haberse concretados. Y aún así, pretende ahora crear una nueva Corte de Derechos Humanos.
Veamos sus instituciones. El ALBA, que se creó en el 2004, ha servido como un foro para que Venezuela juegue a tener cierto liderazgo. Con los petrodólares hemos sido capaces de obtener el respaldo y la lealtad de Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas. Recientemente estos fueron los ilustres que se pronunciaron a favor de Gadafi y aplaudían lo que salía desde Miraflores. Su impacto a nivel mundial fue y será inexistente.
Del Banco del Sur, BanSur, puedo hablar muy poco ya que desde el 2007 Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Uruguay están hablando de esta gran necesidad pero en 4 años han sido incapaces de concretarla. Vaya eficacia.
No mencionaré los grandes “logros” de Unasur o de la Celac, pero lo cierto es que Venezuela a nivel internacional utiliza la misma estrategia que utiliza a nivel nacional. Promesas, promesas, promesas, petrodólares, circo, promesas no cumplidas y promesas no cumplidas.
Por eso es que en su mayoría nuestras iniciativas se quedan en papeles. Las iniciativas tardan años en concretarse y cuando se concretan no sirven. De tal manera que ya sabemos el futuro la nueva Corte de Derechos Humanos. O se queda en papeles o … No hay otra opción. Se quedará en papeles.
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Tomas Horacio Hernandez