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Economía

El «bachaqueo» nació hace 222 años por Francisco J. Quevedo

Francisco J. Quevedo
Hace 8 años

Bachaqueo

 

El «bachaqueo» puede decirse que nació en París en 1793, como respuesta a los artificiales precios creados por el  subsidio al trigo y demás granos, por el Estado francés, bajo el reinado de Luís XVII, justo cuando se desatara la «revolución francesa» que terminaría recortando su mandato a dos años, acabando con la monarquía y viéndolo morir en la prisión de Temple el 8 de Junio de 1795. El contrabando no es nada nuevo, es decir, es solo que estos no lo conocían como gobernantes, ni como un fenómeno natural de la economía, sino hasta ahora.
Los controles de precios son la causa, no la cura de la escasez, el contrabando y la inflación, según demuestra un estudio sobre el efecto de las regulaciones federales publicado en Washington por The Cato Review of Business and Government (Número 1, Volumen 24 de 2001). Como antecedente histórico, hace referencia a lo que sería el «bachaqueo» francés y destaca que la gente de movilizaba por horas y días en carreta hacia París, para llevarse al grano hacia otras partes de Francia y países vecinos como Alemania, Italia y España, justo como pasa en Venezuela con los productos regulados. El informe destaca otros casos, indicando que tras la «Cortina de Hierro», en el Siglo XX, los «precios justos» y «populares» en electrodomésticos significaron largas listas de espera para conseguir un televisor regulado. Igualmente apunta a la regulación de la gasolina en los Estados Unidos en los años `70 que ocasionara inmensas colas en las estaciones de servicio, entre otros ejemplos que demuestran que meterle la mano a la libre oferta y demanda, y al precio de equilibrio de cualquier mercado, no solo causa desequilibrios, sino penurias e ineficiencia.
«No hay nada más rico que lo prohibido» dicen, y «rico» quizás se refiera a lo costoso más que a lo sabroso. La revista Birds Now, destaca que las aves exóticas prohibidas alcanzan precios elevadísimos. Una guacamaya se vende por US$ 1,600, un periquito cuesta US$ 125 y un loro de esos que tanto vemos en venta en nuestras carreteras, vale US$ 500. Si Venezuela fuese vecino de los Estados Unidos, el bachaqueo sería de pájaros, definitivamente… Y la legalidad aumenta la oferta, sincerando los precios. Un estudio de la Corporación Rand contratado por el estado de Vermont, en los EE.UU., para medir el efecto de la despenalización de la marihuana, estimó que los precios en la calle caerían hasta 90%. En efecto, hoy en día, un tabaco (un «porro» o «cacho») cuesta US$ 0,55, según indica el informe titulado «Después de la Legalización» suscrito por  John Walker.
El problema es que el nuevo Vice-Presidente para la Economía piensa que la Ley de la Oferta y Demanda no existe, como tampoco existe para él la inflación, y que si los controles de precios no funcionan, hay que apretarlos, no eliminarlos, dice. Es decir, parece que si el antibiótico no sirve para curar el virus, hay que tomar más, no dejar de tomar ni cambiar el medicamento contraindicado. En Venezuela se penaliza el libre acceso a las divisas, se controlan los precios desde la gasolina, los alimentos, los servicios públicos hasta las medicinas, y se regula la oferta, monopolizando la comercialización de bienes y servicios esenciales, como si eso no fuera a producir el efecto contrario, un aumento en el precio de dólar, el contrabando del combustible y tantos productos de la cesta básica, la consecuente escasez, inflación y las inmensas colas en los supermercados, farmacias y fábricas de baterías. Hay que estudiar historia porque la historia se repite.
«No hay nada más peligroso que un ignorante con iniciativas» dicen, y si tiene poder, peor… Si agarraran un libro de historia, en lugar de seguirse puñaleando panfletos de Marx y Lenin para aprenderse solamente la jerga revolucionaria, quizás comprenderían que «no se pueden lograr resultados distintos haciendo más de lo mismo» como diría Albert Einstein.
¡Señores, lean!

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