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Opinión

Reuben Morales Mar 14, 2024 | Actualizado hace 20 horas
La pizza es mejor que el sexo
A estas alturas de mi vida me he dado cuenta de que la pizza tiene una gran cantidad de ventajas que la hacen muy superior al simple acto sexual

 

@ReubenMoralesYa

Cuando llegue ese día en donde mi hijo Tobías me haga la inevitable pregunta de “Papá, ¿qué es el sexo?”, me tocará responderle de una forma totalmente franca y directa: “Hijo, es un ejercicio entre dos personas desnudas que termina en una sensación muy intensa que jamás le ganará al acto de comerte una pizza”.

Porque mi amor hacia la pizza es de tal magnitud, que si en un programa de concursos me dijeran:

–¡Amigo Reuben!… ¡En la puerta de la izquierda hay una reina de belleza totalmente desnuda esperando para complacer todas tus fantasías y en la puerta de la derecha hay una pizza recién horneada tamaño megafamiliar con pepperoni, champiñones y aceitunas negras acompañada de una gaseosa helada para que te la comas tú solito! ¿¿¿Qué dices???

–Bueno, la verdad debo confesar que llevo mucho tiempo falto de cariño, sin nada de aquello y deseoso de algo ardiente. ¡Por eso escojo la pizza!

Porque a estas alturas de mi vida me he dado cuenta de que la pizza tiene una gran cantidad de ventajas que la hacen muy superior al simple acto sexual. En primer lugar, cuando vas a comerte una, siempre puedes elegir entre una gran cantidad de sabores. En cambio, cuando se trata de sexo, a veces toca comerse lo único que tienes al frente (así sepa a empanada fría).

Pero vayamos al momento de preparar la pizza. Cuando uno es comensal, es desprendido y nada celoso porque no le importa que sea otro quien agarre la masa de tu pizza y la masajee, la golpee, la voltee como a una media y la lance al aire. En cambio, si eso ocurre con tu pareja en el sexo, no te enterarás de que a tu “pizza” le echó un mordisco otro, sino hasta ese momento cuando veas que en tu habitación hay un calzone ajeno.

Luego viene el momento de los olores. Cuando esa pizza se está horneando, los aromas que llegan a tu nariz son tan buenos que te preguntas por qué hasta ahora nadie ha elaborado un perfume con fragancia a pizza recién horneada. En cambio, cuando se trata de sexo, los olores te recuerdan que hacer el amor es parecido a comer brócoli. Huele raro, pero después te lo terminas metiendo a la boca.

Ahora llega el momento glorioso de recibir la caja donde viene tu pizza. Es perfecto porque sabes exactamente lo que vas a recibir (aunque sepa mejor si le echas un lubricante llamado “aceite de oliva”). En cambio, cuando se trata de sexo, muchas veces ambos se desvisten y luego piensas: “¡Coño!… ¿Y esas estrías?… Bueno, ni modo. Sigamos adelante, pero con la luz apagada para que tampoco vea mi tatuaje de Pikachú al lado de la pokebola”.

Finalmente arribas al momento de comerte tu pizza. Un acto en donde tu cerebro y tu estómago disfrutan de que, en cada bocado, alcanzan un multiorgasmo. Y si eres tan generoso de compartir esa pizza, los que te acompañan quedarán tan felices como tú y además pensando que eres el alfa de la partida porque cada vez son menos los que se dignan a compartir una pizza. Pero en el sexo no. Porque si el sexo lo haces en grupo, es probable que termines con un codazo en un ojo, todo muerto de hambre y a punto de la asfixia porque tienes ciento veinte kilos encima.

¿Y qué podemos decir del precio? Por cara que sea una pizza, siempre será muchísimo más barata que el sexo. Y no me refiero al sexo con personas que trabajan bajo el sistema de resort de tiempo compartido. Me refiero al matrimonial, para el cual hasta debes endeudarte con el banco y quizás jamás te enteres de que siempre estuviste en un resort de tiempo compartido.

Por eso, para cuando llegue el momento crucial en donde mi hijo Tobías me haga esa pregunta de qué es el sexo; creo que logrará entender que la respuesta correcta es una pizza recién horneada, tamaño megafamiliar con pepperoni, champiñones y aceitunas negras acompañada de una gaseosa helada. Aunque, cuando complete esta pregunta con el infaltable: “Papá, ¿y entonces de dónde vine yo?”. Ahí le contestaré: “De una cita romántica en donde antes nos fuimos a comer una pizza”.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

 
Armando Martini Pietri Mar 14, 2024 | Actualizado hace 18 horas
¿Llorar por Venezuela es malo?
Llorar por Venezuela es resistencia ante la desesperanza, un acto de rebeldía contra la resignación y apatía.

 

@ArmandoMartini

En los últimos años, Venezuela ha ocupado titulares por razones que desgarran el corazón. Una nación con potencial ilimitado de recursos humanos y naturales envidiables, hoy, sumida en una profunda crisis política, económica, social. Y, ante la patética realidad, surge una pregunta: ¿es acaso malo llorar por Venezuela?

Llorar es una expresión humana natural con frecuencia subestimada. Es una reacción emocional que surge cuando el dolor, la tristeza o impotencia, abruman corazones. Y en Venezuela, ¿cómo no sentirse agobiado? Enfrenta aprietos humanitarios sin precedentes, miseria e indigencia, inflación galopante, violencia desenfrenada, inmoral persecución política y una diáspora masiva en busca de una calidad de vida que le ha sido negada en su terruño.

Venezuela emerge como símbolo de lucha, dolor y esperanza. Problemas que la devastan y despiertan un torrente de emociones; en la que, desolación y llanto son protagonistas recurrentes. Llorar por Venezuela es un acto de conciencia ante una situación dolorosa. Una muestra de empatía y solidaridad con quienes soportan las secuelas de una tragedia. Un grito de indignación ante la injusticia, violación de los derechos humanos y atropello a la integridad electoral. Un lamento por las vidas perdidas, sueños rotos y oportunidades desperdiciadas. Un acto de esperanza, que no se limita a lágrimas de tristeza; por el contrario, un recordatorio del compromiso en socorrer y aliviar la zozobra de los sufridos. 

Creer en la posibilidad de un futuro para un país devastado por la corrupción e incompetencia. Es mantener viva la llama de la resistencia, la lucha por la libertad y la democracia. Respaldar a los que luchan y sobreviven en la incertidumbre, carencia y represión. Es apoyar a los valientes que, a pesar de las adversidades, continúan arraigados bregando un cambio pacífico.

Llorar por Venezuela no es derramar lágrimas por un país en apuros, es un acto de humanidad que recuerda la capacidad para conectar con el sufrimiento ajeno. Una expresión de apoyo, empatía y esperanza que trasciende fronteras. Vínculo con los ciudadanos mostrando que no están solos en su lucha. Un lazo de que, separados por océanos, compartimos un mismo hogar.

¿Acaso llorar por Venezuela es malo? No, es un acto de sensibilidad responsable hacia la sociedad. Por tanto, debemos preguntarnos qué podemos hacer para convertir lágrimas en un motor de cambio y transformación. María Corina Machado lo está haciendo y logrando con éxito, la ciudadanía se lo agradece con demostraciones de apoyo creciente. Razón suficiente para que teloneros, zarandajos y convivientes la adversen con inquina.

Argumentan que llorar es inútil, y no produce cambio. Esta visión simplista pasa por alto el poder transformador de la emoción humana. El llanto por Venezuela es un llamado, una señal de que no se puede permanecer inmutable ante la congoja ajena. Y cada lágrima derramada es un eco de la injusticia que se debe combatir con determinación.

Llorar por Venezuela es resistencia ante la desesperanza, un acto de rebeldía contra la resignación y apatía. Una forma de mantener viva la esperanza, donde la democracia, libertad, justicia y prosperidad sean una realidad para los venezolanos.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

 
 
 
Sí se puede torcerle el brazo al régimen madurista
La orientación crucial va por torcerle el brazo al régimen madurista por la vía democrática, la presión internacional y las movilizaciones a lo largo y ancho del país

 

@froilanbarriosf

Si hay una oportunidad para calificar sin medias tintas de dictadura al estamento gobernante que ha presidido el país durante el siglo XXI es ahora, de cara a un proceso de elecciones presidenciales manipulado por los poderes públicos confiscados por Miraflores.

Luego de 25 años de gestión nos encontramos ante el dilema de sufrir la definitiva entronización de una dictadura o la transición hacia una primavera en democracia, como lo vivió la historia nacional en 1936. En definitiva, no hay mañana, es el momento de ¡hablar ahora o callar para siempre!

Algunos pudieran preguntarse ¿en qué se basa el articulista para proferir tamaña afirmación, ante la actitud del régimen de aferrarse al poder hasta morir? En la naturaleza de sus entrañas, de sus macabros aliados y en la crueldad infinita de implantar, como política de Estado, el terror, el asesinato, el acoso y la persecución. Ello no significa que sea imposible vencerlos. Sí hay posibilidades, y la historia lo ha demostrado.

Quienes creen que se dará un proceso electoral con medianas posibilidades de desalojarlos del poder, pecan de ingenuidad. Como si se tratara de unas fiestas patronales, piensan que en sus resultados solo influyen las variables del entorno nacional. Error garrafal.

El accionar de la tiranía madurista no depende de las bravuconadas del mandatario nacional. Se desprende más bien de tres ámbitos:

Apoyo de otras satrapías

El primero, el acérrimo sostén proveniente de las dictaduras de Rusia, China, Irán, Bielorrusia, Turquía, Siria y Corea del Norte. Son estos fuentes financiera, tecnológica y armamentística de su gestión. La contraprestación del régimen es entregar nuestra soberanía nacional y ser el alfil del eje global del mal en América Latina.

Al mismo tiempo, estas satrapías comparten como políticas el rechazo a los valores democráticos, los derechos humanos y la libertad de expresión. Se caracterizan por la manipulación absoluta de los procesos electorales convertidos estos en caricaturas para mantenerse en el poder.

Lo demuestra Putin, quien lleva 25 años y se reserva la reelección indefinida ahora el 15/3/2024 hasta el 2036; Xi Jin Pi, quien inicia su gestión en 2013 y se garantizó el mandato hasta 1936; Alexander Lukashenko, que gobierna desde 1994 hasta el presente; Kim Jon Un, quien representa una dinastía hereditaria que oprime Corea del Norte desde 1949; y los ayatolás de Irán desde 1979. En fin, este museo criminal no por casualidad tiene como fuente ideológica el estalinismo, por una parte; y, por otra, el islamismo radical y su odio visceral a Occidente.

Foro de Sao Paulo y Grupo Puebla

El segundo ámbito transcurre en América Latina en el seno de las coaliciones del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla. En esta alianza destacan Brasil, bajo la gestión de Lula Da Silva; Gustavo Petro, en Colombia; y López Obrador en México. Su política es ignorar las violaciones a los DD. HH. de Maduro, condenadas por la CPI, y desconocer la decisión de las primarias al elegirse a María Corina Machado como la legítima candidata presidencial opositora.

Se debe destacar que el gobierno de Chile de Gabriel Boric y el Frente Amplio de Uruguay han marcado distancias frente a las tropelías de Maduro.

Los piratas del Caribe

El tercer ámbito es el identificado como el de los “piratas del Caribe” del cual Maduro forma parte, junto con Cuba y Nicaragua. La calificación de dictaduras es inobjetable, al resaltarlas como las únicas existentes en el continente.

Finalmente, a pesar de maraña de intereses que atan al chavomadurismo a las cavernas de la historia, este puede ser derrotado. Para ello es fundamental reconocer al adversario y acordar una agenda de la unidad que parta de la decisión popular de haber elegido una candidata presidencial y, en torno a MCM, definir los próximos pasos ante las emboscadas del régimen, hoy despreciado por la mayoría de los venezolanos.

La orientación crucial se define en lograr torcerle el brazo a la tiranía por la vía democrática, la presión internacional y las movilizaciones a lo largo y ancho del país, abriendo la vía al cambio que nos permita por primera vez ingresar al siglo XXI de la prosperidad, la vida digna y la democracia.

Lograr estos objetivos implica que la oposición situada alrededor de la Plataforma Unitaria y sus alrededores aprenda de sus errores y le juegue limpio al país, escuche el veredicto popular de las primarias y no traicione las esperanzas de cambio de la población.

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

 
¿Aún somos importantes para EE. UU. en petróleo?
Ya es hora de que dejemos de estar repitiendo la monserga de que nuestro petróleo “es importante y fundamental” para EE. UU.

 

@rafaelquiroz1

Una pregunta que, hoy por hoy, se hace cualquier venezolano, es si a pesar del desastre en que se encuentra nuestra industria petrolera nacional seguimos siendo, como lo fuimos durante largas décadas, importantes para los Estados Unidos de Norte América (EE. UU.) en materia de suministro de hidrocarburos. Y la respuesta es tajante: ya no somos importantes, ni mucho menos fundamentales como sí lo fuimos en el pasado.

Gracias a la sangre nacionalista que corre por nuestras venas, los venezolanos somos proclives a ensalzar y elevar a niveles casi que paroxísticos todo lo que envuelve el ser nacional y las ventajas comparativas, y competitivas, de nuestro país. Y por allí llegamos a creer que seguimos siendo “el ombligo” petrolero del “imperio” norteamericano, y que con 140 000 barriles diarios (MB/d) que produce tímidamente Chevron, y que es lo único que exportamos a los EE. UU. “el petróleo venezolano es importante y fundamental para los EE. UU.” (A. Terán Martínez. En Kicosis -27 Feb. 24- por Globovisión). Nada más fuera de la realidad y del conocimiento mismo de todos los factores, variables, elementos, sectores e intereses que mueven, hoy en día –en plena tercera década del siglo XXI–, el mercado de los hidrocarburos.

Y estamos también hablando, nada más ni nada menos, de EE. UU., el país mayor productor, demandador y consumidor de petróleo y energía del mundo, el segundo mayor importador (después de China) y el mayor exportador de petróleo, básicamente de derivados, productos y subproductos (9,52 MMB/d), y con las octavas mayores reservas probadas de petróleo mundialmente hablando. Además, tiene catorce (14) cuencas de lutitas, prolíficas en petróleo, siete de las cuales son más grandes que la Faja del Orinoco, y de las cuales actualmente solo tiene en explotación cinco.

Tal vez resulte no tan simpático decirlo y oírlo, pero en los últimos 25 años EE. UU. se convirtió en un monstruo gigante de diez cabezas, en todos los aspectos, en términos petroleros y energéticos. Se trató de una especie de renacimiento energético de EE. UU., muy lamentable para países como Venezuela, que desde hace dos semanas fue superado en producción por nuestra vecina Guyana, y pasamos a ser el quinto productor de petróleo de Latinoamérica y el octavo del continente americano. Aquel que crea que EE. UU. aún hace cola en el puerto de Rotterdam (Holanda) para abastecer sus tanqueros petroleros (ULCC), se quedó definitivamente rezagado en la década de los 90, y si además de “eso” cree que con una producción total de 754 MB/d (8 Mar. 24) y 143 MB/d (29 Feb. 24) que exporta Chevron a sus propias refinerías en los EE. UU. somos “importantes y fundamentales para EE. UU.”, simplemente está desfasado por desactualizado.

LOS NÚMEROS NO MIENTEN

Y como quiera que los números no mienten y las estadísticas dicen la verdad cuando hay dudas sobre la realidad, veamos solo unas cifras que hablan por sí solas a la hora del análisis. En 2019, el gobierno estadounidense, a través de la Secretaría del Tesoro y la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), suspendió la comercialización petrolera con PDVSA. Fue así como el 28 de enero de ese año se cancelaron las órdenes de compra a PDVSA y se cedió el control de su filial CITGO al Gobierno de transición de Juan Guaidó, y de esta forma la afectación a las ventas venezolanas hacia EE. UU. fue muy severa.

Antes de 2023, el último registro anual de exportaciones petroleras venezolanas hacia ese país, antes del inicio de las sanciones, se ubicó en 33.666 barriles diarios (B/d) en 2019. Estas se reiniciaron en 2023 cuando se levantaron parcialmente las sanciones petroleras y se concedió una licencia especial (Número 41) a Chevron en noviembre de 2022. En 2023 las exportaciones anuales promedio a ese país fueron solo de 132.750 B/d, no obstante que algunos voceros oficialistas del sector petrolero y analistas de la economía nacional intentaron hacer “fiesta” porque había llegado el avivamiento de la industria petrolea venezolana, y llegaron a vociferar a los cuatro vientos que la producción petrolera venezolana podía llegar a 2 MMB/d y que ello significaba el levantamiento de la Industria Petrolera Nacional (IPN).

Este modestísimo repunte de las exportaciones hacia EE. UU. estuvo muy por debajo del mayor nivel exportado durante los gobiernos de Chávez y Maduro, el cual se dio en 2004, cuando Venezuela produjo un promedio anual de 2.56 millones de barriles diarios (MMB/d) y colocó en EE UU. un volumen anual promedio de 568.944 B/d, representando un notable 10.46 % de la producción total petrolera de EE. UU., y un 5.64 % de sus importaciones totales. En ese momento, las exportaciones venezolanas sí tenían una importancia estratégica para EE. UU. Sin embargo, este papel perdió relevancia en la medida que en EE. UU. se produjo la revolución del “fracking” que catapultó a este país como principal productor mundial de petróleo (13,6 MMB/d), y, al mismo tiempo, la producción petrolera de Venezuela entró en franco declive por una mezcla de desinversión, corrupción y politización de PDVSA. A partir de aquí Venezuela dejó de ser importante, en términos petroleros, para el principal país del norte.

Con el regreso de las exiguas exportaciones venezolanas a EE. UU., su proporción con respecto a la producción total de ese país apenas llegó a 1.03 % en 2023 y significó solo el 2.05 % con respecto a las importaciones totales de ese país. Lo que reveló una gran pérdida de importancia del crudo venezolano en la satisfacción de las necesidades petroleras de EE. UU. Ello se hace notar mucho más cuando comparamos el peso relativo de la producción estadounidense en el total mundial de casi 17 %, frente a un 1 % de Venezuela. Es aun mayor esta dimensión cuando se observa que la demanda estadounidense representa 21 % de la demanda total mundial, lo que, en valores absolutos, se acerca a 20.5 MMBD/d.

La producción de Venezuela actual apenas llega a 800 MB/d, y sus exportaciones de crudo que oscilan en torno a 600 MB/d, se destinan principalmente (60 %) a China, lo cual, después de descontado el consumo interno, deja un margen irrisorio de 140 MB/d para el mercado estadounidense. Ya no somos aquel país gran productor y exportador de crudos, y gran aliado y suministrador seguro y confiable de hidrocarburos para los EE. UU. 

EE. UU. EXPORTADOR NETO

Vale mencionar que desde 2009 la producción petrolera de EE. UU. ha crecido gracias a la revolución del “fracking”, luego de tocar piso al registrar un promedio anual de 5 MMB/d en 2008, alcanzó en 2023 un nivel promedio anual de 12.9 MMB/d, y una cifra récord de 13.3 MMB/d en diciembre de ese año. Sus importaciones de petróleo representaron en 2023 un 33.4 % de su consumo total de petróleo. Este porcentaje ha declinado de manera importante ya que en 2008 cuando la producción anual promedio fue de 5 MMB/d, las importaciones de petróleo representaron el 66.2 % de su consumo total de crudo. Hoy en día, EE. UU. es exportador neto de petróleo, y esto es así, porque sus importaciones netas totales de petróleo resultantes (importaciones menos exportaciones) fueron de aproximadamente -1,19 MMB/d, lo que significa que EE. UU. fue un exportador neto de petróleo de 1,19 MMB/d en 2022.

Sin embargo, EE. UU. no ha dejado de mostrar interés en comprar crudo venezolano debido a sus características y su adecuación al patrón refinador de varias refinerías ubicadas en los estados de Luisiana, Illinois y Texas, ribereños del Golfo de México, habida cuenta de que gran parte de la producción estadounidense que procede, crecientemente, de las cuencas de lutitas, corresponde a crudo ligero dulce, el cual no es tan apetecible como los crudos ácidos similares al venezolano que se importan desde Canadá, México, Colombia, Ecuador e Irak.

Aunque el interés primordial de Chevron es hacerse con el crudo venezolano para cobrarse las ingentes acreencias de PDVSA, en torno a 3000 millones de dólares (MMU$), mientras haya oportunidades políticas para hacerlo, el crudo venezolano es atractivo para ser colocado en refinerías distintas a las que controla Chevron en suelo estadounidense, debido a su gran margen de rentabilidad. Sin embargo, cuando el crudo venezolano no pudo ser vendido a EE. UU. por las sanciones estadounidenses entre 2019 y 2022, otros crudos de inmediato ocuparon su lugar, e incluso subproductos de refinerías que pudieron ser procesados para obtener los mismos productos. Esta suele ser una característica del mercado mundial de petróleo: la oferta mundial se reorienta y se dirige hacia donde haga falta, tal como se está viendo en este momento con las masivas exportaciones rusas a China e India debido al bloqueo europeo, y del crudo estadounidense hacia el viejo continente.

CHEVRON-HESS Y EXXONMOBIL SE DISPUTAN EL PETRÓLEO EN GUYANA

Hay que destacar que los objetivos de inversión de Chevron, más que apuntar a Venezuela, se dirigen, primeramente, a desarrollar los crudos de la cuenca Stabroek ubicados costa afuera en Guyana, para lo cual ha planteado una operación de fusión con la empresa Hess, que comparte el desarrollo conjunto de esas reservas de 11000 MMB recuperables en alta mar, con ExxonMobil y la empresa china CNOOC. Chevron adquiriría a Hess por 53.000 MMU$, con lo cual se haría de la porción de Hess en el Consorcio del bloque Stabroek igual a 30 %. Con la adquisición de Hess, Chevron también reforzaría su presencia en las cuencas de lutitas, ya que accedería a los activos explotables de esta empresa en Dakota del Norte (EE. UU.), lo que elevaría su producción de crudo de lutitas en 190.000 B/d, con una proyección total de crudo de este tipo igual a 1.2 MMB/d en 2025 en EE. UU. Según cálculos realizados por Rystad Energy en 2020, en el bloque Stabroek se estarían gastando 53.000 MMU$ en diez años, con una participación de Hess en los mismos igual a 15.100 MMU$. Estos desembolsos jamás podrían compararse con los muy modestos planes de Chevron para aumentar tímidamente su producción en Venezuela, limitada, por lo demás, por el fuerte marco restrictivo de la licencia 41 otorgada por la OFAC.

Rusia fue el país que más provecho le sacó a la prohibición de exportaciones petroleras venezolanas hacia EE. UU. Tal fue el caso de las importaciones estadounidenses de petróleo crudo y otros productos procedentes de Rusia, las cuales, luego de descender hasta 375.000 B/d en 2018, subieron año tras año hasta 2021 cuando se ubicaron en 673.000 B/d; es decir, un incremento de 298.000 B/d, luego en 2022 cayeron hasta 147.000 B/d al prohibirse las importaciones rusas debido a las sanciones estadounidenses por la invasión de este país a Ucrania.

Este incremento de las importaciones rusas entre 2018 y 2021 llenó, parcialmente, el hueco de 200 a 300 MB/d dejado por Venezuela. Sin duda que al crudo venezolano se le abre una oportunidad por el vacío dejado, en esta ocasión, por el suministro ruso, aunque en este momento es incierto el destino de cuánto se puede aprovechar dada la incertidumbre por las todavía vigentes sanciones petroleras estadounidenses. Mientras tanto los crudos procedentes de Canadá, México, Ecuador, Colombia y de países del Medio Oriente, con características similares siguen siendo exportados hacia EE. UU., y sigue siendo modesta cualquier previsión de mayores ventas de crudo venezolano, y con muy acotada influencia en la satisfacción de las necesidades petroleras estadounidenses.

NOSOTROS, LOS DE ENTONCES, YA NO SOMOS LOS MISMOS…

Por todo lo expuesto anteriormente, ya es hora de que dejemos de estar repitiendo la monserga de que nuestro petróleo “es importante y fundamental” para EE. UU. y que tenemos las mayores reservas petroleras del mundo, no es cierto, ninguna de las dos cosas es cierta, no pasan de ser sino simples falacias. Atrás quedaron los viejos tiempos en que éramos atracción petrolera para el mundo energético y en el que nuestra Faja del Orinoco vislumbraba como trofeo olímpico codiciado por muchos países, nuestra producción petrolera constantemente rondaba alrededor de los 3 MMB/d y nuestra voz se hacía sentir con respeto y propiedad dentro de la OPEP. Pero, ahora, “nosotros los de entonces, ya no somos los mismos”, para decirlo con una frase nerudiana.

En un próximo artículo me referiré al Mito de la Faja y al sofisma de que “somos el mayor reservorio petrolero del planeta tierra”. Tampoco es cierto que seamos los más seguros, confiables y cercanos proveedores de petróleo a EE. UU.; los más cercanos, seguros y confiables, además de aliados –casi incondicionales–, son Canadá y México (sus vecinos petroleros más cercanos), Arabia Saudita, Irak y Brasil. Cualquiera de estos cinco países petroleros, en un abrir y cerrar de ojos, y en menos de 72 horas, pueden suplirle la pírrica cantidad de 150 o 200 MB/d, que pueda producir Chevron o Venezuela, al país del norte. Una evidencia patética e irrefutable de la no importancia que le da EE. UU. a nuestra exportación petrolera, es el mismo hecho de las sanciones que van dirigidas al corazón de PDVSA (producción); si las exportaciones fueran de importancia fundamental, las mismas (sanciones) no estarían direccionadas al petróleo, pues ellos mismos no se iban a flagelar o autocastigar, practicándose el haraquiri. Estas son las verdades que estamos obligados a expresar quienes creemos conocer algo sobre petróleo, sin temor a que seamos anatematizados o catalogados de pesimistas. Es preferible pasar por antipático por decir verdades, que caer simpático por decir mentiras edulcoradas.    

Caracas, 11 marzo 2024.

Rafael Quiroz Serrano es economista petrolero, ensayista, Prof. de Petróleo en Pre/Posgrado en FaCES / UCV (jefe de catedra de Economía y Política Petroleras); autor de varias obras.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Orlando Viera-Blanco Mar 12, 2024 | Actualizado hace 2 días
El silencio de los intelectuales
En ese pozo pestífero, arrastrados por una memoria resentida y la ausencia de una moderna oferta liberal que redefina el trato del individuo con el Estado, desandamos caminos. Es el silencio de los intelectuales, del ser-ciudadano

 

@ovierablanco

Las lecturas del historiador Françoise Dosse refrescan el pensamiento francés de la segunda mitad del siglo XX. Dosse asume el desafío de historizar –panorámica y sistemáticamente– la aventura histórica y creativa de los intelectuales franceses en el periodo entre la liberación del yugo nazi y el bicentenario de la Revolución francesa, caída del Muro de Berlín [1789-1989].

De la lectura introductoria de su obra La Saga de los intelectuales franceses [1944-1989], denotamos su preocupación por una intelectualidad que ha asumido la historia desde un adelgazamiento metodológico que reduce el análisis crítico y la construcción del futuro a un acentuamiento selectivo de hechos del pasado. Nunca el ideal comunista fue tan exitoso en derrotar el liberalismo económico, pero ineficaz en lo económico. Por el contrario, nunca el liberalismo ha sido eficaz para rescatar la relación del individuo con el Estado, siendo que en lo económico aún queda mucho en el tintero elaborar [Bertrand Russell]. Es la deuda de los intelectuales de occidente con la humanidad.

La agonía de Occidente

La agonía de Occidente

El estructuralismo une el pensamiento literario-lingüístico de Nietzsche y Barthes, la antropología de Levi-Strauss o el psicoanálisis de Freud, con el fin de “corroborar” el conocimiento mediante la estrategia de la sospecha y el desvelamiento de la mala fe, incapaz de producir dogmas. Todo es discutible. Un palmario avance evolutivo en la metodología del autoconocimiento.

Dosse “denuncia” que es tarea de los intelectuales del siglo XXI, “asumir sus responsabilidades” [Hans Jonás dixit].  Y nos preguntamos ¿qué ha sucedido con los intelectuales en Venezuela? ¿Acaso se han quedado aferrados a un silencio ruidoso, al dogma portátil del socialismo redentor? ¿Es la retina de un espíritu crítico por la fe pobrecitista, la literatura de la victimización del buen salvaje o la poesía al servicio de la muerte o de las sombras?   

Al decir de Maurice Blanchot, “no me encuentro entre quienes depositan con el corazón satisfecho, la losa funeraria sobre los intelectuales”. A fin de cuentas, no deseo huir de mis responsabilidades. Pero sí es tiempo de no pasar por alto otras obras, otras tendencias, otros desafíos liberales.

La primavera francesa de Mayo del 68

Se conoce como Mayo francés o Mayo del 68, la cadena de protestas estudiantiles –principalmente universitarias y luego sindicales– sucedidas en París durante los meses de mayo y junio de 1968. Esta serie de protestas espontáneas fue iniciada por grupos estudiantiles contrarios a la sociedad de consumo, el capitalismo, el imperialismo, el autoritarismo y aquellos que, en general, desautorizaban las organizaciones políticas y sociales de la época, como los partidos políticos, el gobierno, los sindicatos o la propia universidad. Y explotó la intelectualidad francesa por medio siglo, al corriente del ser social existencial, seducido por la fuerza marxista revolucionaria o la esencia del yo-colectivo.

Este movimiento –barnizado de una izquierda irredenta– hizo su trabajo. Un pensamiento hipercrítico que no encontró, del otro lado de la historia, una respuesta oportuna, ilustrada y elaborada de un liberalismo en talegas que aún no llega a la adultez. No es de extrañar que se hable del “silencio de los intelectuales” para encarar aquellos que se apropiaron “de darle sentido al poder y la vida” bajo las tesis de l’abolition de la société de clase [fin de la lucha de clases].    

Al movimiento estudiantil pronto se unieron grupos de obreros industriales, los sindicatos y el Partido Comunista Francés. Una huelga general de la historia de Francia y Europa occidental, secundada por más de nueve millones de trabajadores. El grueso de las protestas culminó cuando De Gaulle anticipó elecciones que tuvieron lugar el 23 y 30 de junio de 1968, las cuales ganó con Unión Demócratas por la República con un 38 % vs. El Partido Comunista que bajó a un 20 %. Sin embargo, De Gaulle desaparece de la vida política al perder el referéndum por la regionalización en 1969. Avanza el Estado de l’Humanité y Combat

Es la crónica de movimientos y grandes retos de intelectuales de vocación hegemónica y contestataria. Un movimiento de estudiantes que pasó de 23.000 en 1945 a 800.000 pupilos en 1975, cuadruplicando la planta de profesores entre 1960 y 1973. Surge una demanda editorial intensa, representada en decenas de revistas, miles de libros, foros y periódicos. Ello marcó el “funeral intelectual” de aquellos intelectuales llamados a reivindicar un pasado de tradiciones y libertades modernas.

Entre movimientos estructuralistas y existencialistas, los intelectuales, a decir de Albert Camus en su discurso de Oslo al recibir el premio nobel, se sentían con la responsabilidad de rehacer el mundo. No lo lograron. Pero la misión, ahora, debe ser menos pletórica y utópica: impedir que se deshaga.

De prosa en prosa. Nuestros intelectuales en Venezuela

Aterrizando en la historia contemporánea de Venezuela, en un país que pasaba de casas muertas a balancines de oro negro, sus intelectuales se mecían entre Marx, Gramsci y de vez en cuando Dostoyevski, el jesuita Sommet, el irreverente Camus o el surrealista Aragón. A partir del alumbramiento de nuestra democracia pactada, muchos de nuestros intelectuales de las generaciones del 28, 38 y del 58, intentaron defender un futuro culturalmente urbano, educado y romántico.

Nuestra historia se edificada entre sables, alzados, petróleo y el mito del dorado, el ser pobre-rico-excluido. Uslar se cansó de sugerir la siembra del petróleo, pero no lo hacía desde la tribuna literaria, sino desde la narrativa política tildada de un criticismo inoportuno. Durante todo el siglo XX y lo que va del XIX, Venezuela no ha perdido su fascinación por el hombre a caballo. Una generación de los nuevos mandarines, donde muchos de nuestros intelectuales querían ser jinetes.

La década del 60 vivió una serie de cambios mundiales que llevaron al cuestionamiento de Occidente. Triunfa la Revolución cubana y el auge de movimientos izquierdistas en Latinoamérica. Un amplio movimiento antiimperialista. Los intelectuales de esta era construían la tumba de una historia clásica y noble como la ateniense o la Revolución francesa para fundar un nuevo paradigma a partir del presentismo. Es lo que hace que el presente se presente así mismo sin otra oferta social que borrar el pasado y convertir el poder, en un presente anquilosado de tiranía de las masas. Y como dice Fukuyama, desde 1989 “se pone fin a la historia”.

Sepultando la IV República sin que nazca la V

Muchos de nuestros intelectuales al servicio de un ideal democrático también apelaban a un criticismo cortesano, intrigante, que maquinaban en secreto.

La célebre tesis materialista de Marx “que el ser social determina la conciencia, tanto la social como la individual”, aparecía como un marcaje indeleble. Es el hechizo por el materialismo histórico donde los hombres hacen la historia, pero la historia también hace a los hombres. Lo falaz de esta sentencia era –y lo es– que el pensamiento dialéctico niega y destruye la historia, porque la deforma arruinando la consciencia y la moral del individuo inteligente y capaz.

La poesía como ejemplo de expresión crítica-lírica y sonora quedaba influenciada al encanto del ser social. ¿Qué sucede cuando lo lírico se convierte en un sublime mensaje de dolor y muerte? Se pierde el arte del ser-yo-ideal, que es ser-luz de uno mismo. Los movimientos intelectuales en Latinoamérica –invadidos de venas abiertas de existencialismo proletario y lucha de clases– han inoculado plomo y oscuridad a la consciencia individual. El ser social que se inmola por una revolución con fachada salvadora.

Poetas como Vicente Gerbasi y su Grupo Viernes, acompañados de ilustres trovadores como Pascual Venegas, Luis Fernando Álvarez, José Ramón Heredia, Óscar Rojas Jiménez, Ángel Miguel Queremel, Otto de Sola y el crítico Fernando Cabrices, se sitúan en la «generación de 1938». Su ingenio fue su lucha contra la barbarie y la vergüenza de ser un hombre sin valor, sin espíritu. La soledad y el olor añejo de la tierra oprimida, se siente y resiente en el peso de un amor imposible, cuando no somos viento y luz. ¿Pero podía esa prosa ser liberal? 

Lo mismo ocurre con la generación poética de 1958. Alfredo Silva Estrada, había publicado De la casa arraigada en 1953 “… Un mundo en ruinas como un insecto que cohabita con su sombra y una casa arraigada”. La belleza de esta prosa está en el coraje del ser que derrota todos sus miedos, pero no se libra de la vulnerabilidad del sufrimiento. Si acaso lo comprende… 

Rafael José Muñoz, colaborador de la Revista Nacional de Cultura, en su regio libro Los pasos de la muerte, nos obsequia una desconcertante exploración de la muerte como presencia cotidiana. Y entre humor y parodias escribe: «Por aquí viene la muerte caminando con su pesada carga de cabellos…”. Un año antes habían matado a su mejor amigo: Leonardo Ruiz Pineda [1952]. Su prosa –inundada de justificado dolor– no podía ser más que un canto a la América encadenada por ruedas de frío hierro, grilletes que amarraron sus muñecas docenas de veces, en las mazmorras de Pérez Jiménez.

Cómo «no mandar al carajo» y zarandear el cuello con la corbata a su camarada Rómulo Betancourt, cuando le quisieron “disciplinar” su candidatura. ¿Podían nuestros poetas, nuestros hombres avergonzados por tanta tiranía de la memoria, parir ideas o disciplinas de fe liberal? 

¿Quién nos habría podido conducir a una prosa alejada de tirria, una sociedad jubilada de un hipercriticismo a lo liberal? Por eso Neruda describió a Rómulo Betancourt como un queso «cuadrado por fuera y opaco por dentro». Ludovico Silva resume esta cita así: “… Con Betancourt apareció la violencia social y política; con él se devaluó el bolívar; con él, la clase media venezolana experimentó un impresionante ascenso histórico; con él también creció abrumadoramente la clase social de los marginados, los expulsados del aparato productivo, los sarnosos, los llenos de mierda hasta la nariz; con él, apareció la poesía. Porque eso significó la poesía para la generación de 1958: mierda”.

Pues bien, en ese pozo pestífero, arrastrados por una memoria resentida y la ausencia de una moderna oferta liberal que redefina el trato del individuo con el Estado, desandamos caminos. Es el silencio de los intelectuales, del ser-ciudadano, por un mundo nuevo y esplendoroso.

Esa es la saga de los intelectuales de Occidente que tratan de emanciparse de un pasado existencialista embriagado de Estado-social. Es nuestra saga. Construir una Venezuela feliz y próspera, nuevos métodos que definan la relación del individuo con un Estado, libre de odios y mandarines. ¡Hagamos ruido!

vierablanco@gmail.com

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La mano peluda de los dictadores en el extranjero
Todo indica que se utilizó la alianza del gobierno con el hampa en el asesinato en Chile del teniente retirado Ronald Ojeda

 

Los dictadores cometen innumerables atropellos en sus países. Sin embargo, pocos se arriesgan a asesinar o agredir físicamente a opositores refugiados en otros lares. Cuando lo deciden es porque el miedo y la manía persecutoria se imponen sobre el temor a represalias de la comunidad internacional o a reacciones dentro del país. Recordemos algunos casos y, desde luego, el reciente asesinato del teniente Ronald Ojeda en Chile.

El dictador ruso Joseph Stalin ordenó en 1940 asesinar en México a León Trotsky, su excompañero de ruta, por sus críticas que ponían en peligro la unidad del partido comunista. El dictador chileno Augusto Pinochet ordenó en 1974 asesinar en Argentina, mediante una bomba, al general Carlos Prats. En 1976, también con una bomba, fue asesinado en Washington el exministro Orlando Letelier, a quien Diego Arria había logrado le cambiaran la cárcel por el exilio. En 1975, fua baleado en Roma Bernardo Leighton. Él y su esposa quedaron incapacitados. El dictador ruso Vladimir Putin ordenó asesinar en España al piloto militar Kuzminov quien desertó a Ucrania por dinero o por convicción. También intentó envenenar en Londres al opositor Navalni, quien temerariamente decidió regresar a Rusia y todo indica que fue asesinado el mes pasado.

En relación a Venezuela, cabe recordar que Rafael Leónidas Trujillo, dictador de República Dominicana, tenía un odio visceral contra Rómulo Betancourt por las críticas a su gobierno y apoyo a los opositores. Por ello ordenó tres atentados. El primero en 1950 en La Habana, en donde nuestro expresidente se encontraba exiliado, mediante el intento de inyectarle un veneno. Otro en San José de Costa Rica en 1953, según refiere Francisco Suniaga en artículo en Prodavinci del 2018. Los potenciales asesinos fueron descubiertos y ejecutados por Orlando García, quien después integró el equipo de seguridad de Carlos Andrés. El tercero fue el conocido atentado en Los Próceres en 1960 mediante bomba traída de República Dominicana y colocada en un vehículo estacionado. Betancourt sufrió quemaduras en sus manos y falleció el coronel Ramón Armas Pérez, jefe de su Casa Militar y un estudiante que pasaba por el lugar.

En 1953, el dictador Marcos Pérez Jiménez ordenó a Miguel Silvio Sáez que fuese a Curazao con un grupo de la Seguridad Nacional para asesinar al entonces mayor Edito Ramírez, mi padre, exiliado en esa isla. La policía curazoleña descubrió el hecho y le dio protección, pero al poco tiempo el régimen presionó para que lo expulsaran, trasladándose a Trinidad. A principios de 1954, el gobierno de Trinidad descubrió un operativo organizado por la Seguridad Nacional para secuestrar a Jóvito Villalba, al mayor Edito Ramírez y al teniente León Droz Blanco.

El plan era que el contrabandista Nolly Dage los trasladara en su lancha para asesinarlos en Venezuela. Dicho plan también incluía dar palizas a Tenorio Sifontes y a Vicente Gamboa Marcano, dirigentes de URD y de AD, también exiliados. Dage confesó haber recibido dinero de Pedro Estrada, encontrándosele 39 medios billetes de quinientos bolívares y, años después, fue condenado a la horca. Droz vivía en nuestra casa en Puerto España y durante varios días tuvimos protección policial, hasta que nos solicitaron abandonar la isla por presión del gobierno venezolano.

Al ser expulsado de Trinidad, Droz se fue a Barranquilla con la esperanza de que su esposa Lola Sandoval y dos hijas pequeñas pudieran visitarlo, pero poco después, el dictador ordenó su asesinato. El temor del sátrapa era que él había sido campeón de tiro. Le disparó por la espalda el agente de la Seguridad Nacional Braulio Barreto, quien fue detenido, pero al poco tiempo propiciaron su fuga. Al caer Pérez Jiménez pasó varios años preso. En España, Pérez Jiménez ordenó darle una paliza al distinguido intelectual don Mario Briceño Iragorry en diciembre de 1954. El agresor le causó una herida grave en la cabeza al autor de La traición de los mejores.

Hugo Chávez inició la relación con el hampa para agredir opositores, como fueron los asesinatos de José Manuel Vilas y de Maritza Ron. Maduro estrechó esta alianza y todo indica que se utilizó en el asesinato en Chile del teniente retirado Ronald Ojeda. La policía de este país tiene identificados a tres sospechosos de nacionalidad venezolana, un menor de edad, a Maikel Villegas Rodríguez y a Walter Rodríguez Pérez, este último trabajó en la gobernación de Aragua con Tarek El Aissami. Ojeda ya no era de interés para obtener información, pero sí para evitar que testificara ante la Corte Penal Internacional por las torturas que sufrió y otras que conoció. El objetivo pareciera que fue secuestrarlo y simular que había entrado a Venezuela para realizar acciones de desestabilización. Algo les falló y decidieron asesinarlo. Esta acción tuvo que autorizarse al más alto nivel.

El distinguido periodista Hernán Lugo divulgó parte de un manuscrito de Ojeda en donde señala “los vínculos del Alto Mando militar, DGCIM y de personeros del gobierno de Maduro con la guerrilla colombiana, con grupos organizados de delincuentes y de cómo los manuales de tortura dictados desde Cuba se aplican en Venezuela”. Además, Lugo cita nombres de militares señalados por Ojeda, que deben investigarse. Entre ellos, Ovidio Delgado, Marco Tulio Álvarez, Franco Quintero, Alexander Granko, Asdrúbal Brito y Nairobí O´Connor. El embajador general Arévalo Méndez debe despojarse de su inmunidad y declarar sobre este asesinato.

El presidente Boric ha actuado con seriedad y ha declarado que en Venezuela hay violación a los derechos humanos. Los gobiernos democráticos deben impedir que la mano peluda de los dictadores intervenga dentro y fuera de sus países.

Como (había) en botica

  • Rechazamos la detención de Emill Brandt, jefe de campaña de María Corina en Barinas, y miembro de Gente del Petróleo.
  • A Rocío San Miguel no le han permitido ver a sus abogados y al teniente coronel Igbert Marín le inventaron otros cargos y lo trasladaron a la cárcel de El Rodeo.
  • Lamentamos los fallecimientos de Carmen Josefina Martínez y de Jorge González Campos, compañeros de Gente del Petróleo y de Unapetrol.
  • ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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Carolina Jaimes Branger Mar 11, 2024 | Actualizado hace 6 días
Cómplices anónimos
La culpa de que el señor enfermo no pueda ir a sitios donde antes se podía acceder, no es de los médicos ni de las clínicas privadas. Es del difunto Hugo Chávez, de Nicolás Maduro y su círculo

 

@cjaimesb

Cuando yo era una adolescente, en la década de los setenta, mi papá, que era médico, siempre nos decía: “si llegan a tener un accidente de cualquier índole, en dondequiera que se encuentren en Venezuela, pidan que los lleven a un hospital público. No solo tendrán la seguridad de que los mejores médicos estarán de guardia, sino que también son los mejores provistos”. Esto parece ya una leyenda… Habrá incluso hasta quienes no la crean.

Algo similar ocurría con las escuelas y liceos: los jóvenes que estudiaban –desde los años cuarenta en adelante– en colegios privados, se iban a hacer el bachillerato en un liceo, porque tenían los mejores profesores. Mi tío Rafael Branger, por ejemplo, estudió en el liceo Andrés Bello. Y con él, muchos de sus amigos. Ni hablar de las universidades. La UCV y todas sus extensiones, a lo largo y ancho del país, tenían los mejores profesores. Todos bien pagados, con respeto y aplicación del escalafón meritorio. Era el reflejo de un país que iba en franco ascenso y parecía indetenible… hasta que llegó Chávez al poder.

Se preguntarán por qué estoy hablando de esto. Iba a escribir sobre otro tema, pero hace rato me escribió una amiga pidiéndome que publicara en X una petición de ayuda para un señor enfermo que ella conoce. Y debajo de la petición, me escribió como colofón: “Terrible. Y las clínicas y los médicos cobran cada vez más caro y pocas personas pueden afrontar esos escandalosos presupuestos. Dios, ten piedad de Venezuela”.

Sentí indignación al leer eso. Porque la culpa de que haya tanta gente pidiendo dinero para tratamientos, operaciones y hasta entierros, no es de los médicos, ni de las clínicas privadas: es del régimen, que ha destruido todo lo que se construyó en Venezuela desde Juan Vicente Gómez hasta el final de los cuarenta años de democracia. Pero que alguien que es profesional se haga eco de uno de los mantras acuñados por el chavismo, me arrebata, por decir lo menos. Es equivalente a culpar a las sanciones de todo lo que se les fue de las manos por ladrones.

El comunismo implantado por Chávez buscaba, como todos los regímenes de esa índole, acabar con la propiedad y los negocios privados… y lo logró en buena medida. Ellos, que venían con un discurso de que la propiedad privada y la acumulación de riqueza en manos de unos pocos eran la causa de la desigualdad social, la explotación de los trabajadores y la injusticia económica, son los nuevos ricos de Venezuela.

Y ellos sí han causado desigualdad social, explotación –o peor aun, desempleo– y toda clase de injusticias económicas. Y es que no hicieron dinero a punta de trabajo, como solía ser antes. Lo hicieron a punta de robo. Claro que antes hubo corrupción. Es innegable. Pero jamás llegó a los niveles a los que hemos padecido durante 25 años. Chávez tuvo la suerte de tener los precios de petróleo más altos y por más tiempo que todos sus antecesores. A Venezuela le entró un chorro de dinero que groseramente se robaron. Y solo hay cuatro gatos presos (¿debería llamarlos “chinos de Recadi”, más bien?).

Aquí no hubo ninguna socialización de los medios de producción y mucho menos una distribución equitativa de los recursos para garantizar la igualdad de oportunidades y el bienestar de toda la sociedad. El pueblo venezolano está viviendo en los mismos niveles de precariedad y pobreza que padecía antes del descubrimiento del petróleo.

Seguir con el chavismo (y su peor consecuencia, el madurismo) es la crónica de una muerte anunciada. Y Venezuela es un país agonizante.

Continuar con un sistema donde lo que prevalece es la falta de incentivos, seguirá incentivando la falta de motivación y la baja productividad. La centralización del poder en manos de un pequeño grupo de líderes lo que ha traído ha sido corrupción, nepotismo y, por supuesto, una ausencia absoluta de rendición de cuentas.

Ni hablar de la supresión de las libertades individuales, como la libertad de expresión, de asociación y de prensa que se ha traducido en represión política y falta de diversidad de opiniones. Y finalmente, la escasez de recursos para la producción y la inversión. Esto no hace sino bajar la calidad de vida de la población. El comunismo, por estas razones, ha fracasado en el mundo entero debido a sus limitaciones en términos de incentivos económicos, centralización del poder, falta de libertades individuales, planificación económica ineficiente y escasez de recursos.

De manera que la culpa de que el señor enfermo no tenga medios económicos, ni pueda ir a sitios donde antes se podía acceder, porque los impuestos servían para eso, no es de los médicos ni de las clínicas privadas. Es del difunto Hugo Chávez, de Nicolás Maduro y su círculo. Los muy comunistas cuando se enferman van a clínicas privadas, cuesten lo que cuesten. No les importa el pueblo. Por eso, el que se haga eco de esos mantras que repiten para culpar a otros de su propio fracaso, es un cómplice, aunque no lo crea y aunque no lo sepa. Porque se peca por comisión y también por omisión.

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Asdrúbal Aguiar Mar 10, 2024 | Actualizado hace 4 días
Carta de un venezolano (I)
La Constitución Bolivariana contiene una narrativa consistente con la desviación histórica que ha hipotecado el devenir de Venezuela, la del gendarme necesario

 

@asdrubalaguiar

Sé que algunos y muy estimados amigos, juristas o dirigentes políticos, de preguntárseles sobre si es acaso importante plantear un nuevo debate constituyente que le permita a Venezuela el renacer de sus instituciones y la recomposición de su sociedad, hoy pulverizada como nación, dirán que lo primero es salir de la dictadura de sesgos criminales y destructora de las voluntades democráticas imperante. O que, al cabo, si el problema prioritario fuese la Constitución, bastaría con tener en el futuro jueces idóneos, probos e independientes, que rexaminen las desviaciones interpretativas a las que ha sido sometida la hoy vigente por el Tribunal Supremo dictatorial.

En cuanto a lo primero, cabe preguntar sobre si será posible –con la sola salida de la dictadura y la eventual realización de unas elecciones por lo pronto simuladas, al pretenderse excluir de las mismas a María Corina Machado– reensamblar a un país en diáspora hacia adentro y que, a contrapelo de su historia ha tenido que emigrar por vez primera, dispersándose en el mundo. Son casi 8 millones de compatriotas quienes vagan sin un decálogo o Torá que les permita sostener la identidad, sin que les baste compartir una misma documentación, tener un talante propio, o la realidad de ser hijos de una geografía privilegiada: la mejor del mundo, como decimos.

De ser cierto lo segundo, si lo que pesa y determina la vigencia de unos valores constitucionales que asumimos compartidos es que bastará una exégesis adecuada del texto constitucional de 1999, la hipótesis es que volveríamos al mismo punto de partida en el que se situó Hugo Chávez a partir de 2000, al hacer depender la existencia de Venezuela como nación y como patria del acto de autoridad de unos jueces constitucionales a quienes se les designa a dedo y controla o se les estima como ilustrados.

Lo último pasaría por alto datos de la experiencia que no deben ser subestimados: uno, que la Constitución Bolivariana, más allá de haberse originado sobre una violación palmaria del texto de su precedente, la de 1961, que fue el fundamento de la república civil, fue la obra de una constituyente absolutamente dominada por la autocracia militarista entonces emergente. Su aprobación hubo lugar en un referéndum al que acudió el 44 % del padrón electoral nacional.

El otro es que, dicha Constitución, más allá de su desbordante nominalismo libertario –se dijo y repitió que era la mejor del mundo en materia de derechos humanos– quedó atada y frenada por una ingeniería constitucional reforzadora de un presidencialismo totalizante del poder y sujeto a una triple visión atentatoria contra la libertad:

  1. la subordinación de la persona humana y no solo de la nación al Estado, conjugándose siempre a favor de este y su soberanía;
  2. la fijación del dogma doctrinario bolivariano, esencialmente dictatorial, como principio de la exégesis constitucional; y
  3. el carácter transversal sobre el mismo orden constitucional de la idea de la seguridad nacional, bajo un binomio militar-cívico en el que se privilegia la actuación de la Fuerza Armada. Podría decirse que ella contiene una narrativa consistente con la desviación histórica que ha hipotecado el devenir de Venezuela, la del gendarme necesario.
La Venezuela germinal

La Venezuela germinal

La prórroga de esa cosmovisión por razones de conveniencia –se supone que del crimen que ha secuestrado al poder político y la de quienes con afán como “alacranes” se lucran del mismo– al cabo no hará sino repetir las esencias de ese citado gran pecado de nuestra génesis nacional, que cristaliza tras la emancipación y la independencia (1810 y 1811) y sobre las cenizas de la Primera República (1812), a saber:

  1. la creencia bolivariana de que el pueblo, débil, no está preparado para el bien supremo de la libertad (Cartagena,1812);
  2. sostener que la independencia se debe a los hombres de armas (Angostura, 1819), significando antes que libertad cambio de la forma gobierno y separación de España, mientras, en el interregno se validada el modelo de presidencialismo monárquico vitalicio, urdido en la Bolivia de 1826; todo ello a costa de una destructora guerra fratricida que describe el propio Libertador y recrea vívidamente el presente de los venezolanos:

 “Los campos regados por el sudor de trescientos años, han sido agostados por una fatal combinación de los meteoros y de los crímenes. ¿Dónde está Caracas? Se preguntará Ud. Caracas no existe; pero sus cenizas, sus monumentos, la tierra que la tuvo, han quedado resplandecientes de libertad, y están cubiertos de la gloria del martirio” (A Esteban Palacios, 10 de julio de 1825).

Yo concibo que el proyecto de Constitución que presenté a Bolivia puede ser el signo de unión y de firmeza (en el gobierno de Colombia) para estos gobiernos… Tan firme y tan robusto con un Ejecutivo vitalicio y un vicepresidente hereditario, evitará las oscilaciones, los partidos y las aspiraciones que producen las frecuentes elecciones” (A Antonio Leocadio Guzmán y Diego Ibarra, el 3 de agosto y el 6 de agosto de 1826).

Regresar al ámbito constituyente tras la forja para ello de una «conciencia de nación» como estado del espíritu y para se restablezca a sí misma y racionalmente ella pueda discernir sobre sus auténticos valores superiores y fundantes para asegurar su gobernabilidad, asusta a quienes, erróneamente, sostienen que hemos abusado los venezolanos de esa vía, al punto de acopiar más de 26 constituciones, o a los que aspiran a conservar la actual para con ella desmontar, autoritariamente, lo realizado por la dictadura. 

Lo veraz es que Venezuela solo conoce de dos grandes procesos constituyentes, uno para separarnos de España y otro para separarnos de la Gran Colombia. Y las constituciones, con sus particularidades y exquisiteces –como la suiza de Antonio Guzmán Blanco– son reformas o enmiendas de circunstancia sobre su precedente, apenas para asegurarle el ejercicio del poder al emperador de turno. Ninguna, eso sí, rompió con la genética de lo nacional como sí ocurrió a partir de 1999. Tras el diluvio, pues, urge reconstruir en libertad.

correoaustral@gmail.com

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