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Teatro Teresa Carreño

Los Miserables abre nuevas funciones hasta el 16 de Abril
El musical más importante de todos los tiempos, basado en la novela de Víctor Hugo, estrenó el pasado 30 de marzo en el Teatro Teresa Carreño, bajo la dirección del argentino Mariano Detry,  musicalmente en manos de la maestra Elisa Vegas, con producción general y ejecutiva de Claudia Salazar Gómez, directora de Clas Producciones

En su segunda temporada, Los Miserables abre nuevas funciones hasta el domingo 16 de abril. La sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, se engalana para recibir al musical más importante de todos los tiempos el sábado 8, viernes 14, sábado 15 y domingo 16 de abril, en doble función.

Más de 30 artistas en escena cuentan una apasionante historia sobre la lucha por la libertad y la justicia, a través de la vida de Jean Valjean, un ex convicto que busca la redención tras cumplir diecinueve años en prisión por haber robado un trozo de pan, mientras en las calles de Paris un grupo de jóvenes estudiantes luchan por sus ideales a principios del siglo XIX.

Beto Baralt, repite en el protagónico como Jean Valjean al igual que Gaspar Colón, como Javert y Alejandro Míguez, como Monsieur Thenardier. Les acompañan Gabby Brett, como Fantine; Oriana Rizza, como Cosette; José David Heredia, como Marius; Alba Paola, como Eponine; Daniel Albornoz, como Enjolras; Rose Ordoñez, como Madame Thenardier; los niños Amelia Hidalgo, Bianka Sánchez, Nicole Ruiloba, Simona Primera y Mati y Moi, junto a un talentosísimo grupo de actores y cantantes, todos dirigidos por segunda vez por el argentino Mariano Detry, quien ha estado frente a la obra en numerosas oportunidades tanto en Londres como alrededor del mundo.

«Los que vieron la temporada de 2019 tienen que ver esta porque es otro nivel. La música, la orquesta, la puesta en escena y la iluminación mantienen la esencia y le dan un toque maravilloso», comentó Humberto Sánchez Amaya, periodista.

Nuevamente Los Miserables”, se presenta con la orquestación más grande alrededor del mundo, pues su autor musical, Claude Michel Schönberg autorizó en 2019 que Stephen Metcalf, orquestista y director musical en Londres, escribiera exclusivamente para Venezuela las partituras para 35 instrumentos, que dirige la maestra Elisa Vegas. Además, este año el musical cuenta con la presencia de Rachael McCutcheon, diseñadora de iluminación; Gastón Briski, diseñador de sonido; Alejandro Zambrano, ingeniero de sonido y Feliciano San Román, diseñador de pelucas, pertenecientes a la franquicia.

En la majestuosa sala Ríos Reyna, se presentarán las funciones del sábado 8 de abril, a las 5:00 pm, viernes 14, a las 7:00 pm, sábado 15, a las 5:00 pm  y domingo 16, a las 11:00 am y a las 5:00 pm, en doble función, con precios especiales por Semana Santa para las funciones a partir del 8 de abril. Las entradas están a la venta en ticketplate.com, en las taquillas del teatro y en Tolón Fashion Mall.

“¿Quieres inyectarte vida? ¿Quieres sentir que la voluntad de tu ser tiene sentido? Ven a ver Los Miserables, porque vas a salir reconciliado no solo contigo y el arte, sino con tu país y tu gentilicio”, sentenció Grecia Augusta Rodríguez, actriz.

Los Miserables llega a Venezuela de la mano de la producción de Clas Producciones, junto a la Embajada de Francia, Nvivo, FM Center y Movistar, en asociación con Cameron Mackintosh, responsable de los derechos de la obra.

«Un musical que no tiene nada que envidiar a musicales del extranjero», afirmó Antonio Vasco, locutor.

Elisa Vegas
Elisa Vegas

CAJA ELENCO

ELENCO PRINCIPAL 

Beto Baralt – Jean Valjean

Gaspar Colón Moleiro – Javert

Gabby Brett – Fantine

Alba Paola – Eponine

Alejandro Míguez – Monsieur Thénardier

Rose Ordóñez – Madame Thénardier

José David Heredia – Marius 

Orianna Rizza – Cosette

Daniel Albornoz – Enjolras

Matías Castro – Gavroche

Moisés Castro – Gavroche

Amelia Hidalgo – Pequeña Cossette y Eponine

Bianka Sánchez – Pequeña Cossette y Eponine

Nicole Ruiloba – Pequeña Cossette y Eponine

Simona Primera – Pequeña Cossette y Eponine

ENSAMBLE 

Arturo Bocarruido – Ensamble masculino/Lesgles 

Cristina Mosquera – Ensamble femenino/ Libertad 

Domingo Balducci – Ensamble masculino /Obispo/Babet

Diego Toledo – Ensamble masculino/Joly 

Eudomar Chacón – Ensamble masculino/Montparnasse

Edgar A. Sibada – Ensamble masculino

Eduardo Sanmartín – Ensamble masculino/Combeferre 

Francisco Aguana – Ensamble masculino/Grantaire/Cover de Monsieur Thénardier

Fernanda Cegarra – Ensamble femenino

Henderson Cortez – Ensamble masculino/Feuilly/Cover de Enjolras

Leandro Campos – Ensamble masculino/Claquesous/Chulo 

Luis Serría – Ensamble masculino/Jean Prouvaire 

Mateo Cestari – Ensamble masculino/Brujon 

María Fernanda Díaz – Ensamble femenino

Minú Fayad – Ensamble femenino/Compradora de cabello/

Cover de Madame Thénardier

Michelle Ortega – Ensamble femenino

María Elena Planchart – Ensamble femenino/Vieja Mercader 

Paula Rubio – Ensamble femenino/Chica de Fábrica/Cover de Fantine 

Ruby Martínez – Ensamble femenino/Cover de Eponine 

Raul Gavilá Varani – Ensamble masculino/Coufeyrac/Cover de Marius 

Rafael Mogollón – Ensamble masculino/Capataz/ Cover de Javert 

Sofia Castillo – Ensamble femenino

Tomás Vivas – Ensamble masculino/Bamatabois/Cover de Jean Valjean 

Wederling Arroyo – Ensamble femenino/Cover de Cosette 

 

 

 

Raúl Castro, Daniel Ortega y Evo Morales: los asistentes al acto por los 10 años de la muerte de Chávez
Según Maduro, durante la ausencia de Chávez no ha «habido ausencia, ha habido presencia permanente de su ideal»

Foto: Prensa Presidencial

Este domingo, 5 de marzo, se cumplió una década desde que se anunció la muerte del expresidente Hugo Chávez. El oficialismo realizó un acto conmemorativo.

Para este evento, realizado en el Teatro Teresa Carreño, diferentes mandatarios y exmandatarios latinoamericanos acudieron a Caracas para participar.

Entre los líderes que asistieron destacan los presidentes de Nicaragua y Bolivia, Daniel Ortega y Luis Arce, y los expresidentes de Cuba, Bolivia, Ecuador y Honduras; Raúl Castro, Evo Morales, Rafael Correa y Manuel Zelaya, respectivamente.

Asimismo, acudieron los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas y de Dominica, Ralph Gonsalves y Roosevelt Skerrit, respectivamente.

Por el lado de Venezuela, asistió la vicepresidenta chavista, Delcy Rodríguez; el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello; Cilia FLores, entre otras figuras del régimen de Maduro.

Durante el acto, Nicolás Maduro pidió mantener la unión política, ideológica, moral y alejar cualquier «fuerza divisionista».

«Siempre surgen fuerzas disolventes (…) que pretenden desdibujar el camino de la resistencia de la revolución, que pretenden aprovecharse de las dificultades (…) el pueblo les tiene que decir muy claramente, no a las fuerzas disolventes (…) y cuidar la unión política, la unión ideológica, la unión espiritual, la unión moral de nuestro pueblo», señaló Maduro.

 

Según Maduro, durante la ausencia de Chávez no ha «habido ausencia, ha habido presencia permanente de su ideal, de su empuje revolucionario y del compromiso jurado de avanzar en la construcción de la patria libre, independiente, soberana, socialista».

Más temprano, el chavismo rindió otro homenaje a Hugo Chávez en el Cuartel de la Montaña, lugar desde el que dirigió el golpe de Estado de 1992 contra el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez.

El 5 de marzo del 2013, en cadena nacional, Maduro anunció la muerte de Hugo Chávez a los 58 años tras perder la batalla contra el cáncer.

*Con información de EFE

Entrevista | Enrique Berrizbeitia: “Venezuela es dolor, pero también esperanza”

@cjaimesb

Culto, refinado, diligente. Curioso y esmerado. Elegante y discreto. Enrique Berrizbeitia se formó en un hogar donde el arte y la música estaban presentes a diario y pudo así, desde niño, darle rienda suelta a su exquisita sensibilidad, que continuó a través de sus estudios de Arquitectura y luego con un postgrado en Milán, Italia, donde se volcó a su pasión por la ópera. Hubiera deseado ser cantante, pero en vez de frustrarse por no tener voz, canalizó su entusiasmo convirtiéndose en productor musical y escenógrafo, el mejor que hemos tenido en Venezuela. Con un grupo de amigos fundó los “Amigos del Teresa Carreño”, que funcionó hasta que el teatro se destinó a otros “usos”.

Recuerda, no sin cierta nostalgia, la época dorada del Teresa Carreño, donde pasaron casi todas las luminarias de la época. La crisis del sector cultural en Venezuela la ha asumido con creatividad. Y desde hace dos décadas, y gracias a la aparición del DVD de alta definición, presenta en el Trasnocho Cultural las mejores producciones mundiales de ópera, danza y zarzuelas, que adereza con sus comentarios llenos de erudición para un público que lo sigue desde que comenzó en esas lides.

En su amigo de toda la vida, el ingeniero Pololo Márquez, prematuramente fallecido, tuvo una feliz alianza tanto en la remodelación del Teatro Municipal, como en la Compañía Nacional de Ópera Alfredo Sadel y las producciones de zarzuelas y clases de apreciación musical.

Cree fervientemente que el país sería mejor si se hubiera trabajado en mejorar el nivel cultural de los ciudadanos. Pero tiene esperanza en que lograremos tener el país que soñamos.

– ¿Cómo se originó tu sensibilidad para el arte y la música?

– Siempre doy gracias a Dios por haber nacido en una familia que me dio las herramientas necesarias y las posibilidades de tener buenos ejemplos y una sólida educación, tanto en casa como en los institutos educativos que tuve la oportunidad de frecuentar en toda mi época de formación.

Mis padres y familia más cercana, sin ser músicos, tuvieron siempre presente la afición por la música y en mi casa, desde que tengo memoria, era costumbre oír sonar un instrumento musical. Mi padre tenía por afición tocar el violín, de hecho, yo conservo su violín, que se lo regalaron mis abuelos cuando él era joven.

En casa, mi padre levantó una biblioteca donde tenía su tocadiscos de alta fidelidad que atesoraba y en él, siempre que podía y descansaba, ponía sus discos “extraños”, como a mí me parecían. Tendría yo alrededor de siete años cuando, atraído por lo que de ese aparato salía, me sentaba a su lado lleno de curiosidad y de miedo, pero al mismo tiempo fascinado. Digo fascinado con las historias que mi papá me contaba, quizás aumentando la atracción de lo que significaban. Te puedes imaginar, eran historias hasta cierto punto incomprensibles que recuerdo; se trataba del Rigoletto con su bufón deforme, la loca Lucia di Lammermoor y la tísica Violetta de La traviata, sin hablar  de la audaz gitana Carmen.

Pero apartando esas historias que a esa edad no comprendía bien, mi papá me guiaba por los maravillosos pasajes musicales, por supuesto haciendo hincapié en los momentos más fáciles y “tarareables” de las obras. Me hablaba de los grandes intérpretes que eran muy famosos en esa época y a mí todo eso, sin entenderlo, me gustaba. Recuerdo que, de siete hermanos que éramos, yo, si no estaba invitado, me colaba en sus audiciones de música. Mi madre igualmente contribuyó con mi sensibilidad hacía el arte y la música, pues en casa siempre sonaba algo en el aparato, desde música popular de la época hasta zarzuelas y música clásica. Los cuatro hermanos mayores tuvimos sensibilidad hacia este maravilloso género, aupados por unas tías, pero nunca con la devoción que yo le profesaría.

– Eres el mejor escenógrafo que tenemos en Venezuela. Tu bagaje de arquitecto más una buena dosis de buen gusto han sido pilares importantes en ese trabajo, pero hay algo más, quizás intangible. ¿Qué es?

– Todo ese mundo maravilloso que se me fue abriendo lo traté siempre de compartir con las personas que me rodeaban, de alguna manera que no conocía. Tenía que llevarlo a la práctica para el disfrute de todos.

Mi sensibilidad por lo hermoso me llevo a estudiar Arquitectura sin desligarme nunca de mi pasión, que es la ópera. Mientras estudiaba -y cuando tenía un dinerito extra- me compraba un disco de acetato de ópera y así incrementaba mi discoteca, mi formación y, en cierta manera, tapaba la frustración de no poder ser un cantante de ópera. Pocos años después de graduado de arquitecto mi papá me preguntó si quería irme fuera a estudiar y adónde. Inmediatamente me decidí por Milano, Italia por su Escuela de Diseño y por el Teatro alla Scala di Milano, el gran templo mundial de la ópera. Así logré tres propósitos en uno: estudiar en una afamada escuela de diseño, tener un abono en la Scala y poder visitar diferentes teatros y nutrirme con la estadía de tres maravillosos años de toda la sensibilidad que representa estar en el país más rico en arte y en ópera.

Al regresar a Caracas y trabajar en Arquitectura, el destino y Salvador Itriago me llevaron al teatro próximo a inaugurarse, el Teresa Carreño. Con un grupo de buenos amigos y melómanos decidimos formar los Amigos del Teatro (Teresa Carreño) y así, por 25 años, tuve la oportunidad de desarrollar de cierta manera mi formación para hacer disfrutar al público de todo ese fascinante mundo que es el teatro, a través de la música, el ballet y la ópera.

Creo firmemente que sin público con quien compartir, todo esto se pierde y la razón del hacer cultural desaparece y qué más podemos pedir cuando por años, noche tras noche, el público con sus aplausos y euforia premiaba las presentaciones que allí se celebraban.

– Tus conocimientos de ópera te han llevado a hacer felices a muchos amantes del género –no de los más populares en Venezuela, por cierto- con las magníficas producciones que proyectas y comentas desde hace tantos años y de los viajes que has organizado. Háblame de tu recorrido por la ópera

– Eso que has dicho es justamente lo que siempre he buscado hacer en lo posible, felices a muchos, pues para eso estamos los que de algo sabemos de este género y es parte de lo que nos apasiona de él.

Aparte del conocimiento que fui adquiriendo por tantos años escuchando, disfrutando y estando cerca del mundo de la ópera, pude profundizar mucho, primero trabajando ad honorem, en los años setenta, en las temporadas de óperas en el Teatro Municipal de Caracas (como parte del Comité Juvenil de la Ópera), para luego pasar al Teresa Carreño, donde logré hacerme durante esos veinticinco años de la experiencia suficiente como administrador cultural, productor de espectáculos de óperas, conciertos, presentación de grandes figuras de la lírica mundial como Luciano Pavarotti, Renata Scotto, Dmitri Hvorostovsky, Dolora Zajick , Samuel Ramey, entre otros.  Paralelamente fui director general de la Compañía Nacional de Ópera Alfredo Sadel, tratando de ayudar al desarrollo del cantante lírico venezolano. Y por último, y no menos importante, mi trabajo como escenógrafo en las disciplinas de la ópera, la zarzuela, el teatro y espectáculos musicales como la Navidad entre amigos.

Entrevista | Enrique Berrizbeitia: “Venezuela es dolor, pero también esperanza”, por Carolina Jaimes Branger
Enrique Berrizbeitia con Pavarotti (izq.) y Piotr Bezcala (der.)

Por supuesto en el mundo de  escenografía para óperas pude poner en práctica todos los conocimientos adquiridos y experiencias clave para lograr un resultado satisfactorio.

A medida que la situación en el país fue cambiando y las ayudas para el sector cultura -tanto de la parte gubernamental como privada- fue mermando, con la aparición del DVD, pude llevar a un público, aunque más reducido, pero igual de apasionado. Videos de espectáculos líricos, todo lo que en los mejores teatros de mundo se presenta en el campo de la ópera, la zarzuela, la música y el ballet. Y aún hoy día, no obstante las restricciones, en el Trasnocho Cultural continuamos con nuestras tardes de ciclos de óperas.

– La pandemia ha cambiado todo y tendremos todos que adaptarnos a vivir de otra manera. ¿Cómo visualizas el futuro de la cultura que básicamente es una actividad de masas?

– La pandemia ha cambiado nuestra vida un tanto desaforada que hasta el 2019 vivíamos y pienso que tenemos aun mucho que reflexionar. El problema es que al ser humano le cuesta cambiar y es cada vez más independiente, mientras más joven es.

También cuenta el país donde nos encontramos, en el nuestro es bastante difícil y nos sentimos más frágiles. Pero existen países donde el ciudadano está mejor atendido y se siente más seguro, pues todo funciona mejor y se puede tener confianza en un futuro más cercano. En España, por ejemplo, muchos teatros han vuelto a abrir sus puertas y el público asiste bajo estrictas normas de seguridad.

Aunque las tecnologías están marcando las nuevas pautas, hay algo que no podemos negar, el factor presencial, que es el que siempre marcará la relación entre el artista y el público.

No podemos permitir que esta relación física artista-espectador se pierda, ya que contribuiría a una frialdad y apatía de los nuevos espectadores, significando un cambio total en la actividad cultural.

– La zarzuela es un género de gran aceptación en Venezuela. Montaste con gran éxito varias producciones. Cuéntame de esas experiencias, donde compartiste con ese gran señor que fue Pololo Márquez.

– La zarzuela es un género por el cual tengo gran estima, un inmenso respeto, y siempre lo defiendo de tantos detractores que lo catalogan como un género menor.

La zarzuela es música, canto, color y alegría. Recuerdo entrañablemente las grandes temporadas de zarzuela del Teatro Nacional de Caracas, que en principio me llevaban mis padres y luego iba solo o con amigos casi a diario al menos dos temporadas al año, que duraban de dos a tres meses, donde se presentaron innumerables títulos muy conocidos y otros nuevos para nosotros. De allí saqué en conclusión que en Venezuela -y especialmente en Caracas- siempre ha existido una afición y gusto especial por la zarzuela.

Otra experiencia importante fue haberme encontrado hace muchos años con mi cómplice lírico, Pololo Márquez, con quien tuve muchos años de amistad y colaboración. Cuando me tocó estar al frente de Fundapatrimonio y encargarme de la restauración de Teatro Municipal para abrir nuevamente sus puertas, no vacilé en llamar a Pololo para emprender juntos este hermoso proyecto y servirme de su capacidad como ingeniero y planificador. Paralelamente compartíamos esa afición por la ópera y por la zarzuela en los años que estuvimos frente a la Compañía Nacional de Ópera. Logramos hacer para la compañía varios montajes de zarzuela, siempre con el respaldo de un entusiasta público. Luisa Fernanda, La corte del faraón, La verbena de la paloma, Las Leandras, Alma llanera… fueron títulos que quedaron grabados en las mentes de quienes tuvieron la oportunidad de verlas.

– ¿Qué es lo más difícil de trabajar en el sector cultural en Venezuela?

– La cultura siempre ha sido y -en especial en Venezuela- muy mal atendida por el sector gubernamental y poco apoyada por el sector privado. Han sido muy pocos los que aquí han logrado mantener una tranquilidad en su hacer cultural, y así procurar un desarrollo de las actividades en cada una de las disciplinas. Un país como el nuestro estoy seguro de que sería un tanto mejor si hubiésemos aumentado el nivel cultural para lograr elevar el nivel de vida de cada ciudadano.

– ¿Qué significa Venezuela para Enrique Berrizbeitia?

– Para mí Venezuela es todo, son mis raíces, es el espacio que me permitió crecer, donde siempre estarán los míos, donde he tenido mis alegrías, mis logros y donde se me ha permitido ser alguien. Pero también hoy día Venezuela es frustración, tristeza y dolor, por todo aquello que se perdió y que no supimos o no quisimos mantener. Por la pérdida de valores y la equivocada ruta que hemos tomado.

Por último, debo decir que Venezuela igualmente es esperanza, pues nuevamente tendrá que retomar ese rumbo. Con la alegría, capacidad y mejor visión de la gente podremos construir ser el sitio al que siempre deseamos  volver.

Caracas cumple 450 años: 6 hitos arquitectónicos que hicieron de la capital venezolana una de las ciudades más modernas de América Latina

ParqueCentralCCS

 DANIEL FERNÁNDEZ-SHAW

En los 70 Venezuela y Caracas viven una gran pujanza económica por el boom petrolero y eso se reflejó en la arquitectura

 

Hubo un tiempo en el que América Latina miraba con envidia a Caracas.

Muchos soñaban con tener el rascacielos más alto, símbolo de estatus y modernidad. Con contar con un metro no sólo funcional, sino artístico, estético. Con esas autopistas y distribuidores que vertebraban ciudades ya cargadas de autos. Pero sólo era realidad en Caracas, que este martes cumple 450 años.

Entre los años 60 y 70 y gracias al auge de la industria petrolera, Caracas se convirtió posiblemente en la ciudad más moderna de América Latina gracias a audaces visiones arquitectónicas e infraestructuras.

«El boom petrolero imprimió gran velocidad al proceso de modernización urbana en Venezuela», explica a BBC Mundo Ana María Carrano, gerente ejecutiva del IAM (Institutional Assets and Monuments of Venezuela), que busca preservar y destacar la riqueza patrimonial del país.

«En Caracas, por una parte, se hicieron monumentos nacionalistas (…) y otras obras muy arriesgadas e innovadoras que inscribieron a Caracas en la modernidad y la hicieron protagonista de progreso urbano», añade.

Teatro Teresa Carreño LUIS CHACÍN/ARCHIVO IAM VENEZUELA
El teatro Teresa Carreño llegó a ser el mejor de América Latina cuando fue inaugurado en 1983.

Pero ahora, la capital de Venezuela está lejos de ser la moderna urbe que fue en algún momento del siglo XX.

Desde aquellos años, los expertos consultados por BBC Mundo apenas recuerdan otras obras relevantes más allá del nuevo Mausoleo al Libertador, cuyo proceso de licitación y sobrecosto fueron polémicos.

Con motivo del aniversario número 450 de Caracas, BBC Mundo hace una selección de seis proyectos que cambiaron y modernizaron Caracas y que hoy en día, pese a las crisis y la falta de recursos para mantenerlos, siguen siendo referentes arquitectónicos, aunque hayan perdido parte de su esplendor.

1. Torres del Centro Simón Bolívar o Torres del Silencio

Las torres del Centro Simón Bolívar
LUIS CHACÍN / ARCHIVO: IAM VENEZUELA
Las torres de 32 pisos fueron los primeros rascacielos de Caracas a mitad de los años 50.

En este complejo en el centro de Caracas destacan dos torres gemelas de 32 pisos que superan los 100 metros de altura. Fueron a mitad de los años 50 los primeros rascacielos de la ciudad y sirvieron para marcar la transición de un país rural a uno urbano y moderno, industrial y petrolero.

«Cambiaron Caracas. Sus 32 pisos de altura le otorgaron el mérito de ser el primer rascacielos de Caracas y hasta ese momento el único del país construido en acero», afirma el arquitecto Ricardo Castillo, que a través de una cuenta en Instagram, entre otras cosas, se esfuerza por destacar la riqueza arquitectónica de todo el país.

Las torres del Centro Simón Bolívar
ARCHIVO FOTOFRÁFICO URBANO
Las torres del Centro Simón Bolívar son conocidas como torres del Silencio por estar cerca de la zona de El Silencio. En 1955 se terminó su construcción.
Foto antigua aérea del Centro Simón Bolívar en 1954.
ARCHIVO FOTOGRAFÍA URBANA
En 1954 las torres supusieron un hito arquitectónico para la ciudad.

Las torres del Centro Simón Bolívar rompieron con el perfil aldeano y empezaron a dejar atrás un pasado colonial apenas perceptible ya en Caracas.

Los edificios hoy muestran el deterioro visible en otros hitos de la ciudad, pero el Centro Simón Bolívar y la plaza Caracas que contiene siguen siendo un foco de la vida política y administrativa.

Las torres fueron y aún son el marco de las grandes marchas del chavismo en la amplia Avenida Bolívar.

Estatua de Bolívar al otro lado del Centro
LUIS CHACÍN / ARCHIVO: IAM VENEZUELA
Una estatua de Simón Bolívar de civil sirve de bienvenida al Centro desde el este de Caracas.

2. El Helicoide

Al Centro Simón Bolívar le siguió a fines de los años 50 el Helicoide, quizás el mayor exponente de la utopía de Caracas y Venezuela por lo que suponía el proyecto, por el hecho de que nunca pudo ser completado y porque ahora esa astucia arquitectónica inacabada es la sede del Sebin, el Servicio Bolivariano de Inteligencia, en cuya cárcel muchos presos denuncian torturas.

Maqueta del HelicoideARCHIVO FOTOGRAFÍA URBANA
El helicoide iba a ser un gran centro comercial por el que los visitantes se moverían en auto por sus rampas.

Su construcción empezó a comienzos de los años 60. La idea era un edificio que sería el primer gran centro comercial de Caracas al que se accedería y por el que se transitaría en vehículo a través de las rampas que se prolongan por 4 kilómetros. Iba a tener un hotel, un teatro…

«Era una ciudad dentro de la ciudad. Un proyecto faraónico», afirma el arquitecto Ricardo Castillo.

Vista aérea del Helicoide
NELSON GARRIDO/PROYECTO HELICOIDE
El Helicoide fue un proyecto abandonado y ahora es al sede del Servicio de Inteligencia.
El Helicoide a la derecha
PIETRO PAOLINI/PROYECTO HELICOIDE
El Helicoide, a la derecha, se confunde con las viviendas informales que han surgido junto a él.

«Es ésta una de las creaciones más exquisitas brotadas de la mente de un arquitecto», comentó el poeta chileno Pablo Neruda cuando visitó El Helicoide en el año 1959.

Lo más significativo era su forma en doble espiral sobre una colina y coronado por una cúpula. Una obra de vanguardia que, sin embargo, fue paralizada por los problemas financieros.

Nunca se completó y el peculiar edificio fue difuminándose por las viviendas informales que junto a él se fueron levantando en el cerro contiguo, reflejo de la explosión demográfica de la ciudad y las carencias habitacionales.

 

El Nacional Jun 29, 2016 | Actualizado hace 8 años
Falleció el maestro Inocente Carreño

Inocente Carreño

Foto: Fundación Rómulo Gallegos / @FundaRB 

El compositor y director de orquestas Inocente Carreño falleció durante la noche del miércoles 29 de junio, a los 96 años de edad.

El Orfeón de la Universidad Central de Venezuela se unió al duelo que acompaña a los familiares y seguidores del maestro Carreño.

“Lamentamos el fallecimiento del maestro Inocente Carreño, músico y compositor venezolano. Su Glosa Margariteña inauguró la Ríos Reyna en 1983”, publicó el Teatro Teresa Carreño a través de su cuenta en Twitter.

El Nacional Mar 10, 2016 | Actualizado hace 8 años
Para esto quedó el teatro Teresa Carreño

aristobulo istúriz

Foto: AVN

El teatro Teresa Carreño, uno de los complejos culturales más importantes del país, es usado para vender verduras y huevos en un evento impulsado por el vicepresidente ejecutivo, Aristóbulo Istúriz.

La denominada feria productiva cuenta con 40 puestos, en los cuales se exponen rubros agrícolas provenientes de diferentes estados.

En los últimos 17 años el recinto también ha sido utilizado para actos oficiales y políticos del gobierno nacional.

El teatro Teresa Carreño fue inaugurado el 19 de abril de 1983, desde entonces se han presentado artistas de gran prestigio como Luciano Pavarroti, Plácido Domingo, Monserrat Caballé, Miguel Bosé, Joaquín Sabina, Chico Buarque, Joaquín Cortés, Rocío Durcal, Raúl Di Blasio, Armando Manzanero, Fito Paéz, entre otros.

Estruendosa pita en el Teatro Teresa Carreño
Sala-Ríos-Reyna-del-TTC
El gobierno recibió una estruendosa  pita general del publico que acudió anoche al Teatro Teresa Carreño a la presentación de la ópera “La Boheme” de Giacomo Puccini, dirigida por Gustavo Dudamel.
Allí ocurrió lo inimaginable. La sala Ríos Reyna del complejo cultural estaba colmada del usualmente tranquilo público que acude a la ópera; eran las siete de la noche y el telón estaba por abrirse. La voz que de manera regular da inicio al evento con las palabras “buenas noches, distinguido público”, le “añadió” a su repertorio la siguiente frase: “el gobierno chavista y bolivariano les da la más cordial bienvenida”.
Todo el aforo de la sala se indignó y comenzaron  las ensordecedoras rechiflas y pitas. La cara de José Antonio Abreu era todo un poema. Nadie paró de gritar “fuera, fuera” hasta que la infortunada voz dejó de recitar consignas políticas. Pero cuando salió Gustavo Dudamel, ese mismo público que se había unido para condenar el abuso en la “bienvenida”, hizo lo propio para aclamar al director, pero la indignación generalizada y los comentarios no cesaron hasta las diez y media de la noche, hora en la que culminó el drama operístico. En los intermedios, todos estuvieron atentos a los llamados “de esa voz”, que no se atrevió de nuevo a usar consignas revolucionarias.
Primera vez que ocurre algo así. La molestia de la gente con el régimen está haciéndose palpable hasta en un escenario que, se supone, es cultural. Ese mismo escenario donde Hugo Chávez alguna vez exclamó: “esta sala era para la burguesía. ¡Ahora puede entrar el pueblo!”. Lo que vino años más tarde fue terrible: politizaron la cultura, igual que todos los gobiernos totalitarios,
¡Algo nunca visto en Venezuela!