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Las raíces ocultas de la patria, por Asdrúbal Aguiar

OBSERVADA Y AUSCULTADA LA VENEZUELA POLÍTICA del último medio siglo, puedo decir que, aguas abajo, en su realidad de presente, más que dolor provoca desgarres.

La idea genuina de la nación ha sido prostituida, mancillada, pisoteada por los antivalores que, en mala hora, se cuelan al término de la república civil, en 1989 y que hacen de las suyas a partir de 1999. Se engullen 30 años de quehacer republicano, en un tiempo similar al que toma a los padres de esta – la generación de 1928 – su forja, a partir del 23 de enero de 1958.

Volver a la nación o a la patria como su sublimación, reencontrarla, es el desafío. Es un deber supremo que obliga a los venezolanos, a saber, rescatar la auténtica voluntad colectiva, realizar su misión, redescubrir y hacer el destino de lo venezolano, para que el cese de la usurpación alcance su sentido.

Ello supone una vuelta de mirada, una conciencia memoriosa. Ítaca es el mito movilizador que empuja al héroe de la tragedia; es el ancla que lo mantiene firme en la distancia, en medio de la adversidad, más allá de las tentaciones: “Arde en fin por la patria mi pecho, y solo llama El feliz día que al hogar me vuelva”.

No se trata, pues, de un retorno al terruño de los venezolanos o su rescate por quienes hoy sufren el ostracismo, incluso en casa propia, pues se hacen diáspora hacia adentro y hacia afuera. No es hacerse del dominio del sitio secuestrado, en el que duermen los ancestros que nos traen a la luz.

Hay patriotismo sólo allí donde el pueblo “es libre como debe serlo”, según lo afirma Miguel J. Sanz, uno de nuestros padres fundadores civiles, íconos del siglo XVIII.

Patria, lo dice bien éste, es el orden que nace de las leyes y las circunstancias propias que elevan a la gente, expresan sus virtudes, despliegan “aquella especie de amor intenso que se conoce con el nombre de patriotismo”. Y “al hijo de la república – según proclama Quevedo – lo que le toca es ser propicio a su patria”.

Lo que sí es cierto es que, en un punto determinado del recorrido y para la forja de la conciencia de una identidad común, hasta cuando somos regurgitados en pleno siglo corriente, un sino anula el patrimonio moral que nos lega nuestra Ilustración fundadora. Ella es esencialmente racional, principista, reformista, no cosificada o utilitaria. Las sucesivas ilustraciones, por el contrario, se hacen serviles del gamonal de turno hasta 1958, cuando ocurre un paréntesis, y pasado el tiempo, al reinstalarse la épica bolivariana en su desviación pretoriana.

Es eso lo que impide mirarnos, como lo creo, sobre una historia de las ideas – las hay escritas, llenas de polilla, en bibliotecas, pero no encarnadas – o reconstituir un relato más humano de la venezolanidad, que nos muestre en la relevancia de nuestras virtudes más que en la del pueblo víctima, empobrecido materialmente, trastornado por la desconfianza.

Es eso lo que se ve y repite en algunos pasillos del planeta, desde cuando dejamos de ser su despensa petrolera. Auxiliarnos, en la tragedia, busca remediar los daños que les causamos al hacernos diáspora, y recuperarnos propone hacernos útiles, como país transable. No nos engañemos.

Tener destino, entonces, es volver a ser y ser memoriosos de nuestro ser; ese que con lujos describe el pórtico de la Constitución de 1961 siguiendo las enseñanzas de 1811 y de 1947. La nación se sustenta, para no perderse y como cabe enfatizarlo, sobre normas morales. El alma nacional, para existir, tiene a estas por fundamento.

“La libertad, la paz y la estabilidad de las instituciones”, en un marco de “independencia” y de “integridad territorial”, de ser libres de toda dominación ajena, como valores a conservar y acrecer como parte de nuestro patrimonio moral, nutrido por “el pensamiento y la acción de los grandes servidores de la patria”, ha de ser lo primero. Es lo que nos permitirá, si volvemos a ser, realizar los principios “de la justicia social” y tener una “economía al servicio del hombre”, de todos los hombres, libres de la conmiseración ajena.

Y lo permanente – el único medio para “asegurar los derechos y la dignidad” que nos identifica como pueblo – es el “orden democrático”, no el Padre de la Patria, a quien debemos respeto, nada más. Y nuestra cooperación para los fines de la comunidad internacional ha de tener como propósito, por encima de cualquier variable patrimonial, “su extensión a todos los pueblos de la tierra”.

Esa narrativa es la que nos gana el respeto que perdemos al iniciarse el siglo.

Somos presa, aún, de un malentendido dogma bolivariano, que hasta le cambia su razón de ser a nuestras Fuerzas Armadas, garantía moderna de nuestra democracia e igual víctima de nuestra desgracia.

Y es que hasta olvidamos al propio Bolívar y su predicado: “Me ruborizo al decirlo: la independencia es el único bien que hemos conquistado a costa de los demás”.

“Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, este Estado no debería existir, y al fin no existiría”, afirma el mismo Bolívar.

De modo que, al perder el bien la libertad, nos cabe ahora confesar que dejamos de ser independientes y le abrimos paso a la maldad, como contracultura. Somos “brizna de paja en el viento”, diría don Rómulo Gallegos.

Volver a las raíces, mirarnos en ellas, acaso nos dé el impulso final y el talante para ganarnos en justicia la transición.

@asdrubalaguiar

¿Dónde está la solución?, por Carlos Dorado

venezuela (2)

 

Estamos llegando a una gran intolerancia como sociedad. Una intolerancia que está exterminando cualquier vestigio de transigencia y solución. Nos estamos convirtiendo, en unos intolerantes que no toleramos la tolerancia. Actitudes intolerantes hacia las opiniones de otra persona, que traen como consecuencia la discriminación y la agresión; incrementando los niveles de violencia, y donde nos estamos acostumbrando a vivir sus múltiples consecuencias: La inestabilidad, la injusticia, la depresión económica…, la infelicidad.

No me gustan las personas intolerantes, ya que considero que la tolerancia es fuente de paz y progreso, mientras que la intolerancia es la fuente de desorden, pelea y retroceso. La sola existencia de gobiernos y de partidos políticos dispuestos a exterminar al disidente o al contrario a cualquier precio, es una prueba manifiesta de la intolerancia. ¡Donde unos apelan a la policía, al verdugo, y los otros a la masa violenta!

Debemos terminar con el sectarismo y la intolerancia de aquellos que defienden con vehemencia su doctrina, y su forma de actuar; y los cuales suelen ser los más intolerantes, con los que no comparto su forma de ser y de actuar. Sí, pero argumentarán algunos: ¿Dónde está el límite de la tolerancia? ¿Cuándo los tolerantes deben reclamar el derecho a no tolerar a los intolerantes? ¿Dónde está la solución? Precisamente la tolerancia es encontrarnos en nuestras diferencias, a través del respeto y del diálogo.

Un respeto que siempre fue la base del entendimiento entre los seres humanos. Pero el respeto debe ser respetado por ambas partes, donde no cabe que unos lo pidan para ellos, pero no estén dispuestos a dárselo al otro. En estos momentos nuestra sociedad atraviesa una etapa inmadura, y quizás esto explique un poco nuestra historia reciente.

Charles de Gaulle decía; “Patriotismo, es cuando el amor por tu patria es lo primero; nacionalismo, es cuando el odio por lo demás es lo primero”. Somos un país nacionalista en momentos en los que debemos ser patrióticos. ¿Merecemos un mejor país, o el país merece mejor gente? Hace tiempo que dejamos de ser venezolanos primero que nada, para convertirnos en “gobierno”, o en “Oposición”. ¡Estamos perdiendo esa conciencia colectiva basada en los principios y valores que nos enseñaron nuestros padres!

Un país no es mejor que otro por el hecho de haber nacido en él, un país es mejor que otro, porque su gente lo ha hecho mejor que otro; y es aquí precisamente donde hemos fallado estrepitosamente, y a pesar de nuestras inmensas riquezas, lo cual no es mérito nuestro, estamos logrando destruirlo, y esto sí es responsabilidad nuestra. ¡Nacimos en Venezuela, pero no queremos trabajar por el futuro de Venezuela!

Ojalá y no tengamos que decir el día de mañana: ¡Así fue!, o ¡Así pudo ser! Pues lo deseable es que “el así fue” sea el futuro, la paz, el trabajo y el progreso (y no lo contrario); y que el “así pudo ser” pudo haber sido un futuro brillante.

¿Dónde está la solución? Humildemente y reiteradamente vengo expresándola a través de mis últimos artículos, lo que me niego a aceptar es que la solución esté en la violencia (venga de quienes venga), y nos acostumbremos a la anarquía y nos sigamos enamorando de la sangre. Y lo menos aceptable es que termine en una guerra entre hermanos, donde seguramente acabará triunfando (como casi siempre) el que tenga más fuerza, más crueldad; pero no necesariamente el mejor para nuestro país y su futuro.

cdoradof@hotmail.com

Alejandro Armas Jun 17, 2016 | Actualizado hace 2 semanas
Patriotismo no es patriotería

Patrioterismo

 

A Oscar Wilde se le atribuye una frase que, entre otras variantes, podría traducirse como “El patriotismo es la virtud de los depravados” o “El nacionalismo es la virtud de los canallas”. Así como hay diferentes transcripciones en castellano de la cita del escritor irlandés, existen diversas interpretaciones. ¿Grito de cosmopolitismo contra el culto exclusivo de las tradiciones propias? ¿Crítica ácida a algunos que reclaman la superioridad para sus respectivos terruños? Puede ser.

No soy de los que creen que el desiderátum del ser humano a estas alturas del siglo XXI debe dar al traste con cualquier apego a la identidad nacional, con el aprecio hacia las costumbres de la sociedad en la que uno nace y crece y con la preocupación primordial por el bienestar de los demás individuos en dicha sociedad. Tampoco veo razonables los argumentos a favor de todo esto esgrimidos por el anarcocapitalismo, en nombre de la libertad. Después de todo, la nación es solo uno de los componentes del Estado que tanto detestan, y no precisamente aquel sobre el que su disgusto se fundamenta. Pero, mientras no se pase del debate a la ofensa, cada loco (uno mismo incluido) con su cuento.

Hay, no obstante, una exégesis de la sentencia de Wilde con la que sí concuerdo. Es aquella por la cual el nacionalismo puede convertirse en una excusa para cometer atrocidades. Rara vez quienes desde el poder perpetran crímenes tan monstruosos que han hecho que sus nombres sean sinónimos de perversión han reconocido sus delitos. Ellos insisten hasta el final, en una argumentación que haría enrojecer a Maquiavelo, que todo lo hicieron por el bien de su pueblo, por defender a esa patria que aman más que nadie.

En este mismo espacio, hace una semana, se expuso el caso de los nazis. Hitler llegó al poder explotando el sentimiento nacionalista alemán, herido desde la derrota en la Primera Guerra Mundial, de la forma más aberrante. Convenció a millones de que el revés en el campo de batalla no fue por errores propios, sino por una puñalada trasera propinada por descendientes de Jacob que trataban de seducir con la bandera roja y las ideas puestas en el papel por uno de los suyos, ocultado por el muy teutón nombre Karl. Asimismo les prometió un destino, no de grandeza, sino de supremacía sobre toda Europa, y quizá el resto del globo. Tenía que ser así, porque los humanos más evolucionados en todos los sentidos eran los de la raza aria (una curiosa terminología para el racismo germano, por demás, dadas sus raíces en lo que hoy es Irán).

Pero la cuestión no era únicamente racial. Para el nazismo, los alemanes también estaban por encima de sus parientes más cercanos, ingleses, holandeses, daneses y noruegos. Aunque ellos también eran “humanos”, algo les faltaba, y Alemania debía velar por su conducción. Por eso todos sus países fueron invadidos, más allá de razones estrictamente militares. Británicos aparte, ninguno suponía una amenaza bélica para el Reich. Más territorio y más víctimas para los campos de concentración.

Otro ejemplo: el Japón militarizado. El Imperio del Sol Naciente fue la única nación del Lejano Oriente que se modernizó en el siglo XIX, lo que le permitió esquivar la dominación europea en la que cayeron China, India y las naciones del sureste asiático. Esos fueron los años del auge del imperialismo occidental no ibérico. Para las grandes potencias, tener colonias era un símbolo de estatus, algo así como una competencia por cuál de los miembros de un club social llegaba manejando el carro más lujoso. Japón, en su nuevo papel, no iba a quedarse atrás. Comenzaron arrebatando a Formosa (hoy Taiwán) y otras islas a China. Luego se apoderaron de Corea. Todo esto entre 1895 y 1910.

Pero la más fuerte oleada de imperialismo japonés llegó en la década de 1930. Los militares asumieron la conducción del país y fomentaron una idea según la cual los nipones, por su rápido desarrollo en el continente, estaban encaminados a ser amos y señores de Asia. Rápidamente conquistaron todo el este de China, donde se concentra la enorme mayoría de la población. Su alianza con la Alemania nazi, ni más ni menos, le permitió arrebatar a los europeos Birmania, Indochina e Indonesia. Pero para los habitantes de estos pueblos, el opresor asiático resultó igual o peor que el blanco. Los japoneses las más de las veces los trataron como basura, como seres inferiores. Llegaban a extremos como ejecutarlos si no les hacían la reverencia correcta. Todo esto bajo la premisa de que estaban actuando según los intereses de la madre patria y la iluminación de esos supuestos bárbaros con su ilustrada cultura. Vaya forma siniestra de ser “altruista”, ¿no?

Estos son solo dos ejemplos de un nacionalismo exagerado que generó monstruosidades. Pero, como notarán, los desagravios fueron contra pueblos ajenos. Ahora veremos un caso en el que este fenómeno ha actuado en perjuicio para el propio pueblo exaltado desde el poder, y no porque, como en los dos ejemplos anteriores, lo haya llevado a una guerra de la que salió derrotado. Ese caso es Venezuela hoy.

Nuestro país está sufriendo como nunca antes en su historia contemporánea. La falta de comida ha cobrado protagonismo por los terribles saqueos que ha provocado, pero no es en ella en la que me voy a detener, sino en la escasez de medicamentos. El gremio farmacéutico advirtió años atrás sobre este problema, pero el Gobierno lo desoyó con soberbia. La pesadilla llegó, peor incluso que lo imaginado por quienes escuchamos con consternación el llamado de atención. Ahora se ha vuelto noticia común que venezolanos mueran, no por enfermedades cuya cura se desconoce, sino porque no hay los medicamentos o insumos para que reciban un tratamiento eficaz. El episodio más dramático ha sido el de Oliver Sánchez, niño fallecido por un cáncer que pudo haber sido mantenido a raya en otras circunstancias. Pero al suyo se han sumado muchos más.

Hay personas a las que se les avisa sobre un desastre próximo, y que solo luchan contra él cuando ha comenzado a hacer estragos. La dirigencia chavista ni eso hace. Para justificarse recurre, justamente, al nacionalismo. “No creo que haga falta aceptar ayuda humanitaria. Venezuela tiene cómo abastecerse sola de medicamentos”, dijo hace unos meses el diputado Héctor Rodríguez. “¡Venezuela no necesita pedirle limosna a nadie!”, vociferó, encolerizada, la canciller Delcy Rodríguez ante la OEA esta semana, a propósito del mismo asunto.

En otras palabras, suponiendo que se tomen las medidas necesarias para la autarquía medicinal (y nada indica que se estén tomando), hasta que esa meta no se cumpla, no habrá respuesta a las necesidades urgentes de venezolanos enfermos. Sus vidas son secundarias frente a la imagen de que, gracias a la “revolución”, somos un pueblo libre y soberano.

La cúspide de este razonamiento nacionalista es la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que declaró inconstitucional la Ley Especial para Atender la Crisis de Salud, texto que habría obligado al Ejecutivo a aceptar la ayuda humanitaria. El fallo considera que esta mano tendida en realidad es un garfio de pirata para desgarrar la patria, al condicionar la política económica y social de las naciones a los intereses de empresas y gobiernos extranjeros.

Para los que piensan así, quienes piden la asistencia allende nuestras fronteras son unos desalmados que no quieren a Venezuela. Falso. El patriotismo no es patriotería. Reconocer que el país tiene dificultades que no puede resolver solo es una genuina preocupación por él y por su gente, la que sufre. Por el contrario, pretender que todo está perfecto y rechazar cualquier crítica constructiva, recomendación o gesto de apoyo no solicitado por el Gobierno con un furioso “¡A nosotros nadie nos dice qué hacer!”, aun a sabiendas de que ello implica más penas para los ciudadanos, revela una inclinación hacia otros intereses por encima del bienestar de la nación.

Podrían rectificar, pero ya es muy tarde para hacerlo intactos. La mancha que la jerarquía oficialista, con el pretexto patriotero, ha puesto sobre sí misma, no se quitaría ni con todo el jabón que alguna vez hubo aquí.

@AAAD25

Patrioterismo barato por Brian Fincheltub

VenezuelaPhotoDonaldoBarros

 

Las sanciones contra siete funcionarios maduristas se han convertido en la excusa perfecta del gobierno para desviar la atención de los graves problemas que vivimos los venezolanos. Ellos, que no pierden tiempo en inventar guerras imaginarias y fabricar victorias, desde el anuncio de la Casa Blanca no han parado los shows para tratar de sacarnos de los debates realmente importantes, incluso atreviéndose a señalar como apátridas a quienes no se prestan a su teatro patriotero.

Si alguien pudiera evaluar el nivel de patriotismo de los venezolanos no sería precisamente el gobierno actual, que ha resultado ser el más entreguista de la historia nacional. Lo único que debemos agradecer de tanta perorata, es que todo esta cursilería anti-imperialista nos ha permitido poner en contexto la diferencia que hay entre patriotas y patrioteros. Aquí lo explicaremos con ejemplos sencillos.

Ser patriota es defender nuestra nación no como concepto abstracto, sino como valor tangible que garantiza la vida en paz y libertad de todos los venezolanos. Es rechazar cualquier pretensión de dominación extranjera, sea el país injerencista EEUU, Cuba, China o Burundi. Es tener siempre como concepto fundamental el interés nacional para las relaciones con los demás países, no los lazos ideológicos. Es poner a Venezuela siempre primero, sin que esto vaya contra los valores de la solidaridad internacional y la convivencia pacífica entre naciones.

Usted no es patriota solo por enarbolar las banderas del antinorteamericanismo. No hace patria cuando quema una bandera de EEUU al mismo tiempo que iza una cubana. Es que no pasa de ser un simple patriotero aquel que detrás de montoneras grita “yankee go home” seguido de un “viva Fidel”. Es el absurdo en su máxima expresión, la contradicción ejemplificada por actores de muy baja calaña.

No necesita usted tanques para invadir un país y de eso saben mucho los chinos. Quienes no solo son el nuevo imperio, sino que nos tienen agarrados por el gañote a punta de endeudamiento y más endeudamiento. Lo más paradójico es que el patriotero grita “somos libres” mientras nos encadena a nosotros y a futuras generaciones a vivir bajo el yugo asiático. Se asumieron compromisos económicos que nunca tuvieron como centro a Venezuela, sino un interés ideológico. Nunca les interesó salvar el país, sino el gobierno.

A nombre de la ideología muchos han cometido grandes desastres, también los mayores actos de hipocresía y es que no hay nada más capitalista que usufrutuar un país a nombre del socialismo. Eso es lo que se ha hecho con la política de “integración” regional, donde a cada país “aliado” le ha tocado una tajada de la riqueza venezolana. Eso se hizo con la faja del Oronico, donde le han dado concesiones hasta a empresas vietnamitas, sin ninguna experiencia petrolera, con tal de de revivir viejos paradigmas anti-imperialistas.

Lo que nos quitaron nadie nos lo va a devolver y no vengan a justificar su entreguismos diciendo “tenemos quinientos años de saqueo”. Porque hubiesen querido los españoles cambiar caraotas por petróleo, como lo hacen hoy los patrioteros con sus amigotes. Puro discurso barato, ustedes no podrán tener la vara que mida quién es más venezolano aquí, cuando han hipotecado Venezuela. Patriotas si, patrioteros jamás.

@Brianfincheltub

Encontacto@brianfincheltub.com

Ahora se pelea con Uruguay mientras le pide auxilio a otra transnacional “del imperio” por Damián Prat

Sendic

 

Unasur debió posponer la reunión prevista para ayer en la que Samper esperaba lograr una declaración de apoyo a Maduro y crítica hacia Obama.  ¿La causa?.  El disgusto y la protesta del gobierno de Uruguay por los insultos de Maduro -sin nombrarlo pero directo- al vicepresidente de Uruguay, Raúl Sendic, quien por cierto es hijo, del mismo nombre, del ya fallecido legendario jefe de la guerrilla de los Tupamaros en los años difíciles de las dictaduras militares.

Diez días atrás, Sendic, en una entrevista dijo que “no tenía elementos para afirmar que hay injerencias externas en la situación venezolana”.   Maduro, entonces, hizo lo que hace siempre con todo el que contradiga sus “verdades”: lo atacó, insultó y agravió.  No lo llamó por su nombre, pero lo describió: “Por allá, un amigo en el sur, un gran amigo, que tiene un buen cargo, un importante cargo en un Gobierno dijo que no le constaba la injerencia de los Estados Unidos sobre Venezuela, ¡qué vergüenza esas declaraciones! (…) Estamos agredidos, intervenidos, amenazados y ¡todavía hay gente que dice eso en América Latina!”.  Y remató así:  “A veces Chávez me decía, ‘tranquilo Nicolás, que el mundo está lleno de cobardes’. Cuando por allá sale un cobarde a tratar de ganar indulgencia con los gringos”.

El canciller del gobierno de izquierda  (ese sí es de izquierda no como la farsa de aquí) del Frente Amplio de Uruguay, llamó al embajador de Venezuela. Le hizo saber el reclamo y la protesta por “las declaraciones inamistosas de Maduro”  y no aceptó una oferta que le hizo el embajador, de “discutir eso entre hermanos”.  De hecho, suspendió una reunión en la que se designarían comisiones binacionales con el gobierno de Venezuela.

La ONU rechaza.  El mismo día, el comité de DDHH de la ONU repudió el que “el gobierno de Venezuela no ha cumplido con la obligación de investigar y sancionar todos los actos de tortura ocurridos durante las manifestaciones de 2014”.  Y ayer, la Eurocámara, con los votos de los diputados de los partidos socialistas, socialdemócratas, ecologistas, democristianos y populares de centro derecha, tras una serie de considerandos que detallan la crítica situación política, social, económica e institucional de Venezuela piden “… al Gobierno de Venezuela que cumpla lo dispuesto en su propia Constitución y sus obligaciones internacionales en lo que respecta a la independencia judicial y a los derechos de libertad de expresión, asociación y reunión pacifica, así como al pluralismo político, que constituyen elementos fundamentales de la democracia; pide al Gobierno venezolano que cree un entorno en el que los defensores de los derechos humanos y las organizaciones no gubernamentales independientes puedan realizar su trabajo legítimo”. Reclama por la libertad de los presos políticos, “no usar el sistema judicial como arma política”. Y exige que las elecciones parlamentarias se hagan “como proceso político integrador”. Pide “solidaridad con el pueblo venezolano”.

SOS del gobierno a Procter & Gamble.  Nos enteramos por una nota de prensa del mismo gobierno y por los tuits del ministro de Finanzas Marcos Torres, quien se reunió con los directivos en el país de la gran multinacional estadounidense Procter & Gamble.   Fue para pedirles que aumentaran la producción de sus plantas en productos del hogar e higiene personal.   ¡El mismo día en que el gobierno hacía el aguaje caza bobos de anunciar una inminente invasión del “imperio”!.   Otra muestra mas de que todo lo de “ser víctimas de la guerra del imperio”, es un bluff.  Los directivos de la transnacional no han dado su versión, seguramente por razones “diplomáticas”, es decir, para no ser parte del debate político, pero es obvio que habrán tratado con el ministro que se requiere, entre otras cosas, que Cencoex cancele las compras de dólares, que no se retrasen por meses las deudas para pagar a proveedores de insumos, partes y repuestos, que se alivien las trabas puestos por años, que se respete el trabajo de las distribuidoras.  O como podría apuntar cualquiera que sufre la realidad:  que cese “la guerra económica”  que el gobierno mantiene por años contra las empresas que producen.

 

Trabajadores rechazan

militarización porque

saben para que la van a usar

 

Importante y con mucho coraje el pronunciamiento claro de docenas de dirigentes sindicales del “Movimiento de Trabajadores de Base” (Mosbase) de las empresas de Guayana. Igual que el del Sindicato de Alcasa.  Rechazan la militarización que pretende el gobierno con la excusa de “la defensa de la patria”.   Los trabajadores saben muy bien que detrás de ese supuesto “patriotismo”, la militarización esconde la pretensión de criminalizar todo reclamo o protesta laboral legítima calificándola de “saboteo” o de “plan desestabilizador”. Ocurrió con gravedad en el caso Sidor a finales de 2014. Y frecuentemente en el resto de las empresas. Los totalitarios siempre se excusan en “la patria y la soberanía” para criminalizar los derechos sociales y de los trabajadores. Igualíto hacían Pinochet, Videla, Fujimori, Ortega, Fidel, los gorilas de Brasil y Uruguay.

Recordaron los luchadores laborales que dentro de las empresas hay una situación grave de inseguridad  e impunes incursiones de delincuentes, que roban y atracan a los trabajadores y a las propias empresas sin que el gobierno se ocupe del asunto ni haya acción de las autoridades policiales o militares.  Reclaman el gasto militar en contraposición a la difícil situación de inseguridad industrial en la que la ausencia de implementos de seguridad es lo usual.  Recuerdan que, por ejemplo, el contrato colectivo de todo el sector aluminio ya tiene año y medio aprobado pero no ha sido homologado. Y que en 6 meses debe iniciarse la discusión del nuevo contrato, de modo que ese clima militarista, con la excusa de la “soberanía” podría ser usado para cercenar los derechos sindicales.

 

TIP  1:   En medio de todo, la indolencia del gobierno hacia la realidad económica y social es total.  El dólar Simadi siguió subiendo. Ayer llegó a Bs. 183, mientras el “pulverizado” paralelo a Bs. 274.   La oferta de dólares es muy escasa lo que causa la subida.

TIP  2:   La corrupción con el “lavado”  bancario en Andorra.  Lo tratamos antier.  Lean trabajos muy completos del caso en Prodavinci.com, en Runrun.es y Efecto Cocuyo.   Al parecer lo que involucra al gobierno de Venezuela no son sólo los 2 mil millones de dólares de Pdvsa con empresas “pantalla de maletín” y comisiones a “intermdiarios”.  Hay mas.

TIP  3:    Pagamos los venezolanos por la irresponsabilidad del gobierno.  El tribunal Internacional de Arbitraje condenó al gobierno venezolano a pagar 455 millones de dólares por indemnización a la Owens Illinois por la confiscación de sus plantas en Venezuela en 2010 sin pagarles el valor de esos bienes.   La excusa de entonces fue “el daño ambiental” por la explotación de arena, necesaria para fabricar vidrio, la cual se sigue haciendo como es inevitable. Dinero malbaratado en los afanes del “estatismo salvaje” que habría podido usarse en obras para beneficio del pueblo.

TIP  4:   Venalum.  La noticia ya rueda por todo el mundo.  Al desastre de tener unas 700 celdas (del total de 905)  fuera de servicio, se suma la incapacidad (debido a los severos daños de los equipos, la ausencia de insumos y la crisis financiera) para producir el aluminio en el grado de pureza necesario que siempre fue habitual en Venalum.  Eso significa que el metal se deberá vender por debajo de su precio o la industria nacional deberá comprarlo “como está” y “ver que hace”.

TIP  5:  Leido en twitter.   1.-   @HimiobSantome  “Las páginas más negras de la historia humana las escriben los que se creen «superiores» (por raza, por religión, por ideales) a sus opuestos”.   2.-  @OrlandoOchoa  “Ningún venezolano va a promover injerencia extranjera, pero de ahí a defender a quienes reprimen y tienen $$ de corrupción hay largo trecho”.  3.-   @la_patilla  “Provea: Chaderton ridiculiza las violaciones al derecho a la vida y promueve la polarización”.   4.-  @boonbar  “Será todo un reflejo del estado de la OEA si no reacciona en contra de las inaceptables declaraciones del embajador Roy Chaderton.   5.-   @HimiobSantome  “Muy peligrosas las expresiones de Roy Chaderton.  Minimizar al opuesto, deshumanizarlo, burlarse de su asesinato no es «cinismo», es maldad.”.   6.-  @ElNacionalWeb  “MUD: Venezuela no es una amenaza sino las políticas del gobierno”.   7.-  @victoramaya  “Los gringos están perforando por petróleo en aguas que Venezuela reclama como suyas frente a Guyana, y sin un tiro. ¿Soberanía? Ajá”.   8.-   @ViaProgresista  “RT ramonmuchacho: Y en medio de la alharaca anti-imperialista, el gobierno negocia nuestro oro con Wall Street! ¿Coherencia socialista?.

 

 

Damián Prat

depece54@gmail.com

@damianprat 

www.publicoyconfidencial.com

Ya no le funciona el truco de “la víctima del imperio” por Damián Prat

Marcha15D

 

La pobre y “escuálida” marcha-concentración oficialista de ayer en Caracas reiteró algo que ya se sabía:  el cada vez mas escaso apoyo popular de Maduro, de su gobierno y de la jerarquía roja, pero además mostró algo que no estaba comprobado:  tampoco les funciona el manipulador truco del patrioterismo ni el de hacerse pasar por “víctima del imperio”. Por lo que se ve, es demasiado hondo el descontento de la base popular chavista con el desastre económico y con la tragedia social que tal desastre ha desatado. Y la decepción con la muy corrupta jerarquía roja.

Desnudos y sin ahorros. Ayer, el ex ministro del Mibam, Víctor Álvarez aseveró que “la caída del petróleo nos agarró sin ahorros” en una interesante entrevista que publicó Panorama de Maracaibo (reproducida por Aporrea) donde plantea las medidas que a su juicio servirían para paliar la crisis. La ausencia de ahorros es una verdad sin atenuantes sobre la que en ésta columna hemos estado insistiendo. Todos los países OPEP y en general los productores y exportadores de petróleo tienen “fondos de reserva” o “fondos de estabilización macroeconómica” con significativos volúmenes de dólares.  El de Arabia Saudita es mayor a 600 mil millones de dólares. Aquí también lo había, pero hace algo menos de una década, la “revolución” lo “pulverizó” con argumentos populistas baratos como  “¿para qué guardar lo que necesita el pueblo?”.  Una mezcla de arrogancia con irresponsabilidad.  ¿Saben cuánto quedaba en ese fondo hace un par de meses?.  No se rían ni lloren:  3 millones de dólares.

Oportuno releer aquel par de párrafos de la tristemente célebre carta de Giordani. Párrafos de los que hemos llamado la atención varias veces.   Es donde confiesa que él y Chávez, en 2012, estaban conscientes de la magnitud de la crisis económica (y eso que el petróleo se mantenía muy alto) por la enorme inflación, la total improductividad de la industria y el agro destruidos, el exceso de dependencia de las importaciones, el tamaño exagerado de la deuda externa e interna.  Y confiesa, digo, que decidieron “exprimir las finanzas públicas”, agravando la crisis “para no perder las elecciones de 2012 a fin de no perder la revolución”, aunque ello significaba ahondar la crisis a los niveles de hoy.   Es “el legado” que Maduro ha agravado hasta el paroxismo con su falta de liderazgo que lo hace prisionero de los enredos de la disputa por el poder de los grupos internos del Psuv y el gobierno. No decide nada. Solo mas burocracia de “estados mayores” inocuos.

¿Y la oposición democrática?.   Que nadie piense que “el mandado está hecho” aunque Maduro apenas muestre un 20% de apoyo popular.   Es importante que la Unidad haya reiterado que la suya es la vía democrática y constitucional. Es vivificante el ingreso de “Chúo” a la secretaría Ejecutiva de la MUD con su agenda social y su comprensión de los hechos políticos complejos.  Son importantes los esfuerzos que se hacen para recomponer la Unidad aunque allí falta mucho, demasiado, trecho por recorrer. Tantas agendas diferentes, parte de las cuales son en realidad, “movidas” para buscar generar liderazgos, no ayudan.

“Sin Unidad no hay paraíso”.   Así de tajante y delicado es y así lo afirmo.   Ser una alternativa de poder pasa por mostrar que dentro de su diversidad y pluralidad hay madurez y unidad que garanticen la gobernabilidad y que no haya un “salto al vacío”.   Muchas veces he recordado al 23 de enero de 1958.   La Unidad lograda un año antes en la Junta Patriótica y en el llamado “Pacto de Nueva York”  firmado en el exilio por Betancourt, Villalba y Caldera (luego consolidados con el “Pacto de Punto fijo”) eran la garantía de la gobernabilidad, a diferencia de lo ocurrido 10 años antes cuando la extrema pugnacidad de las fuerzas democráticas, entre si, le dieron piso político al golpe militar de Pérez Jiménez y a su larga y sangrienta dictadura.

La Unidad es vital, indispensable, en el ámbito político partidista pero también lo es en comprender que el camino pasa por el encuentro con el pueblo que sufre y lucha, es decir, en la lucha social.  Con los trabajadores, con las comunidades. Y en el encuentro sin revanchismos ni poses altaneras o de “perdonavidas”, con el pueblo ex chavista descontento.  En reconocer que tenían sus razones legítimas para haber estado allí, ilusionados y esperanzados con “el proceso”.  Y sus razones legítimas también hoy para romper con el fracaso. Esa Unidad nacional, amplia, con un programa político moderno, progresista, democrático, con listas de Unidad  -con primarias y con acuerdos para sumar-  de cara a las parlamentarias, pero no solo para ese evento electoral sino para la lucha social.   Luchar y votar porque votar también es una forma de lucha y muy importante.  Porque ganar las parlamentarias y cualquier otra elección prevista o sobrevenida -sea cual sea su fecha-  no significa sentarse a “esperar” pasivamente que llegue el día de la votación, sino que ello es parte de una dinámica de lucha política y social con la protesta popular.  Una alternativa radicalmente contraria a la corrupción. 

TIP 1.  Leido en twitter.   1.- @AndresVelasqz  “Sinverguenzas. Psuv y gobierno, convocan marcha para defender cuentas, propiedades de corruptos  y violaciones a DD.HH”.  2.-  @JesusMHD  “Multitud de jóvenes abarrotan el único punto de inscripción en el registro electoral en #Guayana #CCIkabaru #15D #CNE”   3.-  @tulioramirezc  “Imagínense que un esposo y padre irresponsable que dejó a la familia en la ruina diga ahora que para resarcir reducirá sus parrandas en 20%”   4.-  @doctorpitbull  “En el 2.004 CVG Venalum rompía récord de producción con más de 442.000tm. Este año no pasa de 110.000tm”  5.-   @partidoUNT  “Sabías que…los que se robaron los reales del país, quieren que hoy salgas a marchar para que no les quiten sus $?”   6.-  @botellazo“Sigue la relación parasitaria: Cuba y Venezuela firman 62 acuerdos de cooperación en 25 sectores. Los Castro nos siguen chupando la sangre”   7.-  @luisvicenteleon  “80% de consumidores indican que sólo consigue Harina Pan, que tiene 48% de la capacidad instalada del país. Dónde están las marcas públicas?”  8.- @Barreratyszka: “Maduro cada día se parece menos a Chávez y más al súper agente 86”   9.-  @_Provea  “A 50 ascendió la cifra de fallecidos en Cárcel de Uribana. #RenunciaIris”   10.-   @sumitoestevez  “Hoy entre el discurso de Maduro y la declaración del general Vivas, Venezuela parece una escena de «Atrapados sin salida».”  11.-  @incisos  “Me sorprende que a estas alturas todavía haya venezolanos dispuestos a seguir al primer militar que medio diga algo. 16 años perdidos”.   12.-  @olucien  “Uso de medios públicos para proselitismo es corrupción”.

 

Damián Prat

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