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Capriles: “Si el Gobierno no da señales de cambio en el primer trimestre, el país impulsará un desenlace”

@diegoarroyogil

MARITZA DICE QUE PUEDE LLEGAR unos minutos tarde al trabajo, da a entender que no importa demasiado una pequeña demora. Vive en el sector El Winche, en filas de Mariche, Caracas, en una casita discreta, pequeña pero llena de muebles y de corotos. Para donde sea que uno mire hay un adorno, una olla, un reloj, un trasto. Para donde sea que uno mire en casa de Maritza encuentra asimismo un afiche, una tarjetita, un souvenir con el rostro de Hugo Chávez. En el estrecho descansillo que conduce al segundo piso, inclusive, sobre el muro interior cuelga una boina roja. En torno a ella hay cartulinas dispuestas más o menos armónicamente en las que la cara del difunto expresidente sonríe ante la evidencia de una devoción un tanto excesiva. ¿Y Maduro? ¿No hay ni una fotito de Nicolás Maduro? No. Maduro es el gran ausente.

Converso con Maritza y le pregunto dónde trabaja. En el Metro, dice. En el mantenimiento de la estación La California. Estamos ambos de pie, en el umbral de la cocina, viendo la escena. La mujer está algo enrarecida porque hace 10 o 15 minutos le tocó la puerta Henrique Capriles y ella, asombrada de verlo en persona, le dio acceso y le permitió que la saludara y le diera un abrazo.

Capriles está en El Winche para hacer entrega de unos certificados para compra de materiales de construcción. De camino al lugar en el que está pautado el encuentro con los vecinos de la zona, ha parado aquí. Tiene un gusto intencionado el gobernador: allí donde ve que hay un afiche de Chávez colgado de una ventana, allí entra. Hoy le ha tocado a Maritza. Ayer, a otra. Mañana, a otros.

Son las 12 del mediodía del 15 de diciembre de 2015. Se cumplen 16 años de la tragedia de Vargas y de la aprobación de la Constitución de 1999. Así lo recuerda Capriles sentado en la sala de Maritza, quien le ha permitido que transmita desde allí su mensaje radial diario de esa hora, por RCR 750AM. “Aquí el problema más grave que tenemos es la falta de agua –dice Maritza mientras el gobernador hace su transmisión–. Así no se puede seguir, ¿no? Yo solo vivo para mantener a los dos hijos que me quedan. Los otros ya se fueron y tienen su propia vida”, y señala a una adolescente que responde con una mirada tímida, el cuerpo inmóvil entre la gente que se ha asomado para echarle un ojo el visitante.

Concluido el pase de radio, el gobernador se levanta y se acerca al umbral de la cocina, desde donde Maritza ha estado observando la escena. Viene a conversar con él un vecino que ha aprovechado el momento para hacerle una solicitud y, también, para dar su opinión sobre lo que se debe hacer nada menos que con Chávez. “Yo creo que hay que dejarlo descansar en paz”, dice el hombre. Maritza guarda silencio. Sigue enrarecida pero de ninguna manera hace muecas de antipatía. Todo lo contrario: es una mujer hospitalaria. Nos presta el comedor de su casa para que hagamos la entrevista.

—¿Está aclarando la mañana en Venezuela, como dice la canción?

—La canción no ha perdido vigencia —dice Capriles—. Se usó en una campaña, pero sigue vigente. Esa canción salió solita otra vez. Creo que hemos dado un paso importante para el cambio de rumbo en Venezuela.

—Pero la oscurana sigue siendo muy grande. La gente está pasando hambre.

—Cuando está más oscura la noche es cuando más cerca está el amanecer. Por supuesto, el panorama económico del país es tan complejo que decirle a la gente que ya resolvimos los problemas sería mentirle. Hay que ser muy cuidadoso para que el nivel de expectativa no genere algún tipo de frustración. El haber ganado la Asamblea Nacional es un paso en el cambio de rumbo, pero estemos claros de que tenemos el mismo Gobierno, que es el causante de que se haya acentuado la crisis económica.

–Ha dicho que el 6D mucha gente optó por el voto-castigo, y que ese voto-castigo hay que sumarlo a un proyecto. ¿Cuál es ese proyecto y cómo se le suma el voto-castigo?

—Los resultados hay que verlos sin caerse a coba… –Capriles baja un poco la voz–: La señora Maritza, como te habrás dado cuenta, es una activista del PSUV y seguro votó por ellos, pero esta comunidad es 90/10, 80/20. Aquí hubo voto-castigo porque la situación económica es muy dura. ¿A quién la crisis no le ha tocado la puerta?

—El hambre vota.

—Yo no lo diría así. Es la crisis económica. Lo he dicho desde hace dos años, y no porque tenga una bola de cristal: “Señores, aquí viene una crisis económica sin precedentes en nuestra historia, es una oportunidad para organizar el país de abajo hacia arriba y de que esa mayoría se exprese a pesar de todos los inconvenientes”. La mayoría que se expresó el domingo (6D) está conformada por varios sectores, y uno de ellos es el del voto-castigo. Ahora hay que convertir a ese sector en una fuerza militante del cambio.

—¿Cómo se hace eso?

—Pasa por explicar muy bien todo, por seguir haciendo lo que están haciendo hoy nuestros diputados, como Adriana D’Elia y Rafael Guzmán. Esto no es común en Venezuela: que tú veas a unos diputados que fueron electos y que sigan haciendo recorridos después de las elecciones. Yo estoy físicamente agotado, porque este es un ritmo que desgasta, pero después del domingo siento que tengo más compromiso y más trabajo, que tengo que responderle a la gente. Me preguntas cómo se logra: ¿no tienes medios de comunicación?, entonces tienes que ir en persona a llevarle los proyectos de ley a la gente y explicar: “Vamos a dar títulos de propiedad”, “Vamos a aprobar la ley candado”, “Vamos a revisar el presupuesto nacional para atender las prioridades de los venezolanos”. Hay que acercarse más a la gente.

—“Estoy muy preocupado por la actitud de Nicolás Maduro”. La frase es suya. La dijo a propósito del comportamiento que ha tenido el presidente luego del 6D. ¿Es que usted esperaba gestos de magnanimidad de parte de Maduro?

—Quiero que quede claro: yo no juego al estallido social en Venezuela, no juego a la explosión del país. Para mí lo importante no es dónde quedo yo políticamente. Nosotros no somos el médico que viene a salvar al Gobierno. No. Nosotros somos el médico que puede salvar al país. Porque el país no es el Gobierno. Hay una distancia larguísima entre ambos. Son kilómetros de distancia: es como desde Santa Elena de Uairén hasta La Goajira. ¿Por qué digo que estoy preocupado? Porque las condiciones económicas y sociales del país son peores que en el momento del Caracazo. Estamos llegando casi al 80% de pobreza de ingreso. Cuando hablo de pobreza de ingreso me refiero a que si bien tú puedes tener una casa, no tienes cómo vivir. Con un resultado como el del domingo, era como para escuchar decir a Nicolás, y no porque sea magnánimo: “Vamos a un diálogo”. La situación económica del país hoy lo obliga. Así fuese una farsa, así eso quedara en nada. ¡Pero esta actitud…! Él está forzando una explosión en el país y nosotros no jugamos a eso. Al menos, yo no. La impresión que tengo es que el Gobierno está forzando un desenlace político. Ellos quieren presionar, provocar para que la respuesta nuestra sea poner el problema económico a un lado para irnos de nuevo a la confrontación política, cosa con la cual yo no estoy de acuerdo.

—Pero hay un sector de la oposición que puede pisar ese peine.

—No hay “La Salida, segunda parte”. No la hay. No la vamos a acompañar. No va a pasar lo que pasó el año pasado. Me refiero a que nos faltó, yo diría, más firmeza para salir y levantar la voz: “Señores, o ustedes cambian la política que están planteando, o hay una ruptura”. Te lo digo clarito.

–¿Una ruptura dentro de la MUD?

—Dentro del cambio. No podemos circunscribir al país que quiere cambio a la Mesa. Si nosotros hubiésemos acompañado “La Salida” el año pasado, no hubiéramos llegado al 6 de diciembre: hubiésemos enterrado la política. “La Salida” mataba la vía electoral. Había voceros de “La Salida” que decían: “Esto no sale con votos”, “Las elecciones son una farsa”, “Capriles solo plantea la vía electoral”. Ya se les olvidó. No vivo de hacer alusiones al pasado como el Gobierno, pero lo cierto es que el pasado tiene que haber dejado un aprendizaje. Ese “Ya”, alimentado artificialmente por las redes sociales… ¿te acuerdas de eso? ¿Cuál fue el resultado? Me parece que hace falta hacer una reflexión profunda sobre eso durante estos días navideños. En esta victoria (del 6D) tiene que haber humildad, madurez y serenidad. Son tres cosas que se requieren en este momento. La falta de respuesta del Gobierno a la situación económica va a generar un desenlace. No hay forma de que no haya un desenlace, pero ese desenlace lo va a terminar impulsando el propio Gobierno. ¿A qué están jugando? A que la oposición se monte en una agenda política: “¡Ah, Maduro, ¿tú estás en esa actitud?! Bueno, chico, vamos a salir a recoger firmas”. No, hermano, aguante ahí. La gente está esperando de nosotros iniciativas que permitan comenzar un proceso de recuperación del país. Si el Gobierno las tranca, quedará en evidencia de que no quiere una solución a los problemas económicos del país.

—¿Pero no cree que es evidente que el Gobierno no quiere ningún cambio?

—Todavía no se ha instalado la nueva Asamblea Nacional.

—¿Qué lapso tiene el Gobierno para corregirse?

—Yo le daría un trimestre. El primer trimestre del año que viene es decisivo en términos económicos. Estás hablando de un primer trimestre donde habrá un problema muy duro en los inventarios. El Gobierno tiene que comenzar el año dando señales de rescate de la economía, poniendo orden en el problema cambiario, por ejemplo. Si el Gobierno no da señales en el primer trimestre del año, el país mismo, sin locuras, el país del centro, el que no está en los extremos, va a impulsar un desenlace.

—¿De qué tipo?

—Constitucional.

—¿Un revocatorio, una Constituyente?

—No hablaría de una Constituyente. Si tienes las dos terceras partes de la Asamblea, ¿para qué una Constituyente? ¿Tú sabes el poder que tiene la Asamblea Nacional en términos de la reinstitucionalización del país? ¿Para qué vas a someter al país a una Constituyente para elaborar una nueva Constitución?

—Cuando usted era candidato presidencial anunció que ya sabía quién sería su ministro de la Defensa…

—¡Sí, está ahí! ¡Está ahí!

—…y dijo que era un oficial activo. ¿Qué le dice hoy ese hombre sobre la situación que se vive puertas adentro en la Fuerza Armada?

—No hemos hablado. Se cortó el canal de comunicación.

—Entre periodistas se decía que ese oficial era Padrino López.

—No, no, no. Ese es un secreto de Estado.

—¿Tiene usted alguna información que nos ayude a confirmar o a negar los rumores de que el 6D el ministro Padrino se le plantó al Gobierno para obligarlo a reconocer los resultados?

—Para mí son puros chismes. Lo que yo sí afirmo y reafirmo una y otra vez es esto: la solución a la crisis venezolana jamás será un golpe militar. Nunca, nunca. Un golpe militar sería la peor solución a la crisis venezolana. La Fuerza Armada tiene un rol muy importante que cumplir y ese rol está previsto en el texto constitucional. Con el discurso de salutación a la Fuerza Armada Maduro irrespetó a la Fuerza Armada. Un comandante en jefe no se manda un discurso como ese. Ese no es el discurso de un hombre que calce como comandante en jefe. Fue un discurso politiquero que para nada contribuye con la situación que vive el país, un discurso que más bien alienta la división interna dentro de la Fuerza Armada, porque esa división interna existe. Es imposible que los soldados de la patria no estén afectados por la crisis, porque los soldados de la patria no son los enchufados. Enchufados son los que tienen camionetotas y 50 escoltas, pero esos no son los soldados. Con ese que iba a ser mi ministro de la Defensa mis conversaciones no fueron para desestabilizar, porque los civiles no damos golpes de Estado. Mi comunicación con él se debía a que había que tener una visión de cuál sería el equipo que le íbamos a presentar al país, y porque a mí me interesa que haya institucionalidad en la Fuerza Armada. En cuanto a los rumores de estos días… Mira, en Venezuela hay extremos, y los extremos se necesitan. Ya este extremo empieza a activar al otro, ¿y cómo lo activa? Con la campaña de que fueron las armas las que obligaron a Maduro a aceptar el resultado. Este extremo que está aquí anda diciendo: “Maduro no va a aceptar lo que pasó el domingo”, “Maduro no aceptó la derrota electoral sino el dictamen de la Fuerza Armada”… ¿Y sabes por qué? Porque hay un sector al cual la salida electoral lo mata. Hay gente en Venezuela que hoy celebra la salida electoral pero que no cree en ella. No se olviden de eso.

—¿Pero cree usted que esos dos extremos están conversando?

—Yo no sé si conversan, honestamente. No tengo pruebas de que lo hagan, pero es que no necesitan conversar: se retroalimentan. El año pasado fue un ejemplo de eso. ¿Quién terminó alimentando las guarimbas? ¿Quién las necesitaba? El Gobierno. Sin embargo, hay gente a la que le dices eso y te responde que no, que el problema fue que no hubo más guarimbas. Son sectores que juegan a confundir. Ahora están escondidos, disfrazados detrás de la victoria electoral. ¿No has visto cuántos padres tiene la victoria del 6D? Impresionante. Ahora algunos salen a decir que fue producto de un operativo que montaron en defensa del voto. Yo no sé, pero aquí en El Winche no los vimos. ¿Dónde los defendieron? ¿Allá en el colegio donde yo voto, allá en el Santo Tomás de Villanueva? Quizá fue allá. Lo que más celebro del domingo es la victoria de una forma de hacer política que ha dicho que tenemos un Gobierno tramposo, irregular, capaz de cualquier cosa, pero que si nosotros logramos articular una fuerza con todas las clases sociales, con arraigo popular, las cosas cambian. Porque aquí hay liderazgo para llegar a los barrios. No es el liderazgo que vemos en el Twitter. La paciencia es amarga, ¿a quién le gusta esperar?, pero a veces hay que esperar. Creo que el tiempo nos dio la razón. Aguantamos y aguantamos. Hay que tener coraje para que cuando te dicen: “Por aquí es”, y tú estás seguro de que por ahí no es, tú le digas a la gente: “No”. Yo me acuerdo cuando el país pedía la abstención (en 2005). A nosotros no estaban crucificando. ¡Crucificando! Nos dijeron, incluso: “Si ustedes no se suman a la abstención en alguna pantalla de televisión, más nunca van a salir, más nunca”. Y se fracturó Primero Justicia y nos quedamos solos. Ahí había que decir que no, pero éramos muy inmaduros todavía. Entonces hoy me vienen con “La Salida, segunda parte” y no, señor. Por ahí no, compañero.

—Quiere decir que sería usted más firme, entonces.

—Absolutamente. Ya lo fui antes de la victoria del domingo, algunos lo habrán visto a pesar de la censura que hay sobre mí, cuando dije: “¡Cuidado con atajos!”.

—Porque en 2014 los desacuerdos se manejaron muy por debajo.

—Sí, aquello de “Vamos a evitar que se divida la cosa”, etcétera. Ahora no. No existe esa posibilidad. ¿Te acuerdas de las pataletas que armaron con la tarjeta única? Uno después se ríe solo, y todo el mundo cantando: “¡Abajo, a la izquierda, en la esquina, la de la manito!”.

Al terminar la entrevista, Capriles se despide de Maritza y sale a la calle a recibir a un grupo de vecinos que lo esperan. Son sobre todo mujeres que quieren hacerse fotos con él. Maritza se queda en casa. En un rato sale rumbo a su trabajo. El Metro la espera.

¿Qué es más importante: la entrada o la salida? por Gustavo Azócar Alcalá

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Se fue el mes de enero. Y todavía estamos a la espera del Plan de Vuelo, de la Hoja de Ruta, que nos diga cómo vamos a salir de este desastre de gobierno que preside Nicolás Maduro.

Estamos en presencia de un gobierno acabado, que lo que hace es dar patadas de ahogado, en medio de la crisis económica y social más grande y más descomunal que haya sufrido Venezuela. Tenemos un presidente agotado, sin liderazgo, hundido en las encuestas, odiado por toda la oposición y por una gran parte del chavismo, que por primera vez admite que “esta vaina se jodió”.

Las condiciones parecieran estar dadas para que se produzca en lo inmediato un cambio de gobierno. Pero ojo: buenos deseos no preñan. Para sacar a Nicolás Maduro del poder se necesita un plan de vuelo, una hoja de ruta, una estrategia, algo que nos diga cuál es el mejor camino a seguir y que nos lleve directamente a la victoria y no a otra derrota.

En la oposición se habla mucho de “la salida”. Algunos proponen sacar a Maduro por la vía de la fuerza. Esto es, utilizando el poder de las armas y convenciendo a un sector de la Fuerza Armada para que de un Golpe de Estado. Este camino implica, entre otras cosas, repetir la experiencia del 12 de abril de 2002, con el riesgo de que, una vez más, el golpe no sea exitoso, y Maduro se afinque en el poder como lo hizo en su oportunidad Hugo Chávez.

En lo que a mí concierne, no estoy de acuerdo con esta “salida”. No hay golpes buenos y golpes malos. Todos los golpes de estado son malos. Además, estoy cansando de tener que pedirle permiso a los militares para poder vivir en democracia. Estoy cansado de que siempre que tenemos un problema político, tengamos que pedir “la ayuda” de los militares. Y lo peor: estoy cansado de vivir en una democracia “tutelada” por los militares.

Hay un sector de la oposición que propone “otra salida”. Esta se refiere a la toma de las calles, la realización de manifestaciones, jornadas de protestas constantes, y el calentamiento del país, de manera progresiva, hasta lograr que Venezuela se convierta en una nación ingobernable y con esto forzar la renuncia de Nicolás Maduro. Esta “salida” tiene un pequeño problema: los cubanos no van a dejar que Maduro renuncie. Maduro es un “preso político” de Fidel y Raúl Castro. Y en mi modesta opinión: los Castro prefieren que Maduro se muera, antes que permitirle renunciar al cargo.

La otra salida que nos queda es electoral: o nos montamos en el tema de la Asamblea Nacional Constituyente (un camino pedregoso y culebrero) o nos montamos en las elecciones parlamentarias programadas (salvo decisión contraria de Tibisay Lucena y los lacayos del CNE) para finales de este año 2015. La Constituyente tiene un serio problema: todo pasa por un proceso de recolección de firmas que, desgraciadamente, tiene que ser avalado por el CNE. Firmar planillas que no hayan sido creadas por el CNE, no sirve de nada.

Las elecciones parlamentarias parecieran ser “la salida” más fácil. Pero la MUD la está complicando. Fíjense: ya estamos en febrero de 2015 y todavía no hay fecha para las elecciones primarias. Tal parece que hay gente interesada en que no haya primarias. Pareciera que hay algunos que no quieren contarse, sino que más bien quieren que haya “un dedo” que los elija como candidatos. Los candidatos a Alcaldes fueron electos en primarias que se hicieron 2 años antes de las elecciones. Los candidatos para la AN no han sido electos todavía, y al 2015 sólo le quedan 11 meses.

En la oposición se habla mucho de “la salida”, pero nunca se habla de “la entrada”. Y créanme: tan importante como la salida, es la entrada. La mayoría de la gente quiere salir de Nicolás Maduro. De eso no hay ninguna duda. Pero muchos no solamente quieren salir, sino también quieren saber hacia dónde van a entrar. El venezolano común no quiere dar saltos al vacío. Quiere saber hacia dónde va a entrar esto después que Maduro y sus 40 ladrones se vayan del gobierno.

El 11 de septiembre de 2001, cuando las Torres del World Trade Center de Nueva York fueron atacadas por aviones convertidos en misiles, algunas de las víctimas, producto de la desesperación y del temor, en medio del fuego y del humo, encontraron una sola salida: las ventanas de los edificios. Todos  vimos las imágenes de hombres y mujeres saltando al vacío. La única salida que había, los conducía hacia la muerte.

Para convencer a esa gran cantidad de venezolanos que ayer creyeron en Chávez y que hoy no creen en Maduro, pero que tampoco creen en la oposición, tenemos que hablarles de la salida, pero también debemos hablarles de la entrada. Ellos, al igual que nosotros, creen que hay que salir de este desastre, pero no nos acompañaran hasta que les expliquemos hacia dónde vamos a entrar después. Los venezolanos que creyeron en Chávez no saltaran tan fácilmente por la ventana.

La tarea de las fuerzas democráticas no es convencer a los opositores, que ya están convencidos, sino convencer a los chavistas, de que la entrada es tan importante, como la salida.

 

@gustavoazocara

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VIDEO: Así respondió María Corina Machado a las preguntas de los lectores de Runrunes

MARÍA CORINA MACHADO, LA DIPUTADA A LA ASAMBLEA NACIONAL que fue despojada de su curul por el presidente del Parlamento, Diosdado Cabello, respondió en entrevista exclusiva con Runrunes las preguntas que enviaron los lectores a través de la red social Twitter. Machado, dirigente de la organización política ‘Vente Venezuela’ y quien encabeza junto a otros dirigentes de oposición la propuesta de ‘La Salida’, que plantea una alternativa constitucional al Gobierno de Nicolás Maduro.

 

1. «¿Cuál es su posición en cuanto a la grave crisis que vive el país? ¿Cree en el apoyo de Capriles?

 

 

2. «¿Por qué no existe una verdad unidad? Necesitamos unión por Venezuela»

 

 

3. «¿Cuál sería su plan de gobierno en caso de ganar la presidencia?»

 

 

4. «Si llegara a salir Nicolás Maduro del poder, ¿Cuáles son las estrategias político-sociales para afrontar la situación?»

 

 

5. «¿Qué esquema propone para la elección de candidatos de la oposición a las parlamentarias?»

 

 

6. «¿Cuál es el líder que los una a TODOS que tenga la valentía de tomar decisiones para salir de la crisis actual?

 

López, Machado y Ledezma:  “En el 2014 la salida era urgente, en el 2015 impostergable”

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A comienzos del 2014 el cambio político era necesario. Nosotros lo veíamos urgente. Y en razón de ello alertamos al país sobre un peligroso agravamiento de la crisis nacional si no se producía ese cambio político.

…hacemos un llamado patriótico a todas las fuerzas democráticas a construir juntos, dentro del mayor espíritu de unidad nacional y actuando estrictamente apegados  a la constitución nacional, una alternativa que saque al país del rumbo de colapso en que la incompetencia, la corrupción y el dogmatismo ideológico de un fracasado modelo extranjero lo han colocado

Junto con nuestro reclamo del cambio político llamamos al pueblo a manifestar, pacífica y democráticamente, dentro de los limites de la constitución nacional, en demanda del respeto a sus derechos y en rechazo del intento de consolidar un modelo político-económico empobrecedor, diseñado a contrapelo de nuestra tradición democrática, de nuestra constitución, y de nuestro bienestar y el de las futuras generaciones.

La respuesta del pueblo fue formidable: una verdadera rebelión democrática, pacífica, y civilista sacudió al país por semanas, reclamando un cambio político urgente. La respuesta del gobierno fue de sordera y protagonizó la  represión más brutal y masiva  de nuestra historia ante el reclamo popular.

Cuando el gobierno comprendió que la represión no acallaría la protesta, convocó a un falso dialogo, cuya verdadero objetivo, como bien lo  dijo, con su autoridad y sabiduría la Conferencia Episcopal, era “enfriar la calle”.

2014 transcurrió completo sin un solo atisbo de rectificación ni de cambio por parte del régimen. Y en consecuencia, con un empeoramiento dramático de la situación general.

Al hacer  aquel llamado,  la dictadura quedó en evidencia frente al mundo y todos los venezolanos. Hoy Maduro no llega ni a 30% de respaldo popular, el 60% del pueblo exige su inmediata renuncia y 80% exige un cambio de gobierno.  Ese llamado, lo hicimos para evitar los inmensos costos humanos, sociales, económicos, políticos e institucionales que hemos pagado como país durante ese negativo 2014.

La economía nacional esta quebrada. Las finanzas públicas han sido saqueadas.

Ahora, a comienzos del 2015, todos nuestros reclamos han sido más que refrendados por la realidad de una crisis agravada hasta extremos insoportables para el pueblo. La economía nacional esta quebrada. Las finanzas públicas han sido saqueadas. Las colas, la escasez, la inflación y la violencia son los signos mas sobresalientes de una tensa situación social que reclama, con urgencia, salidas políticas dentro de la constitución.

A comienzos del 2014 el cambio político era urgente. A comienzos del 2015 es inevitable. Al liderazgo democrático corresponde la intransferible responsabilidad de articular una respuesta y encontrar una salida a la crisis, que hoy es sistémica, es decir total.

Es claro para la mayoría del país, que Nicolás Maduro carece de claridad de ideas, del respaldo popular, de moral  y de la fuerza de voluntad para sacar al país del peligroso estado al que lo ha conducido. Su mejor contribución al país en este momento es apartarse para que la sociedad venezolana pueda iniciar un proceso de reconstrucción. Su mejor contribución sería la renuncia.

Por eso, hacemos un llamado patriótico a todas las fuerzas democráticas a construir juntos, dentro del mayor espíritu de unidad nacional y actuando estrictamente apegados  a la constitución nacional, una alternativa que saque al país del rumbo de colapso en que la incompetencia, la corrupción y el dogmatismo ideológico de un fracasado modelo extranjero lo han colocado.

…una verdadera rebelión democrática, pacífica, y civilista sacudió al país por semanas, reclamando un cambio político urgente. La respuesta del gobierno fue de sordera y protagonizó la  represión más brutal y masiva  de nuestra historia ante el reclamo popular.

Estamos a tiempo de hacerlo. El problema venezolano no es el petróleo a $ 40. Es la corrupción y la incompetencia del gobierno de Nicolás Maduro y la inviabilidad del modelo cubano que tratan de imponernos, contrariando la voluntad de los venezolanos.

A todos nuestros compañero de la Unidad democrática, queremos decirles que vemos con mucho optimismo como, desde nuestras visiones distintas, hemos ido convergiendo en la reivindicación de la protesta pacífica y constitucional y en la movilización popular como mecanismo de presión frente a una dictadura que no le aportará nada a la sociedad democrática.

Ha llegado la hora del cambio. El inmenso sufrimiento de nuestro pueblo no admite más dilaciones.

Caracas, 14 de enero de 2015
Leopoldo López                          María Corina Machado                                Antonio Ledezma

Fuente: Blog de Leopoldo López

Estos son los tuits de Freddy Guevara que encendieron las redes

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El líder de Voluntad Popular condenó la designación de titulares en los Poderes Públicos sin las dos terceras partes del Parlamento, criticó a la MUD por no «apoyar la calle», y aprovechó para vaticinar que «tarde o temprano» vendría una Constituyente impulsada por la tolda naranja.

Redacción Runrunes

 

Freddy Guevara, líder de Voluntad Popular publicó este lunes 22 de diciembre varios tuits en los que reprochó a la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el débil apoyo brindado según él a la propuesta de «La Salida», que consistió en la expresión del descontento popular mediante manifestaciones para provocar la renuncia del presidente Nicolás Maduro. «La Salida» contaba con el respaldo del dirigente y exalcalde de Chacao, Leopoldo López, la exdiputada María Corina Machado, y el alcalde Metropolitano, Antonio Ledezma.

Guevara fue uno de los dirigentes que criticó la elección de las nuevas autoridades vacantes del Poder Ciudadano. El primer vicepresidente del Parlamento, el diputado Darío Vivas, promovió la selección de la terna integrada por la actual fiscal general, Luisa Ortega Díaz; el actual Procurador del Estado, Manuel Galindo Ballesteros; y el exgobernador de Anzoátegui, Tarek William Saab. Los tres fueron luego designados por mayoría simple para ocupar los cargos titulares en el Ministerio Público, Contraloría General y Defensoría del Pueblo. La bancada opositora salvó su voto.

La elección provocó de inmediato denuncias de violación a la Carta Magna, pues no hubo consenso ni las manos levantadas de las dos terceras partes de la plenaria, tal como lo dicta el artículo 279 de la CRBV.

Guevara reaccionó expresando su rechazo por lo sucedido en la AN. Cuestionó que la MUD no hubiese dado mayor soporte a las manifestaciones que él llamó «calle» y también aprovechó para retomar la propuesta de Voluntad Popular, partido que actualmente recoge firmas para llamar a una Constituyente.

 

 

Carlos Blanco Dic 12, 2014 | Actualizado hace 9 años
La pregunta por Carlos Blanco

escasez

Una pregunta recorre Venezuela. Anda envuelta en una túnica color furia, ronda por campos y pueblos, con el quejido del desamparo y la aflicción. Ululante se escucha, “¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo?” Ésa y no otra es la pregunta y su misma formulación anuncia un principio de respuesta.

En la calle va y viene. No se interroga mucho sobre el cómo, los métodos y maneras, sino sobre los tiempos. Por los estudios de opinión se puede convenir que la mayoría apuesta por una salida pacífica. No se quiere una salida violenta aunque hay  quienes la consideran inevitable; pero se puede afirmar que en general se desea una solución ajena a traumatismos.

En el gobierno de Carlos Andrés Pérez, de la mano de notabilidades y de Chávez, la mayoría llegó a concentrar su demanda en la salida del Presidente. Se querían más cosas, pero ésta llegó a aglutinar la demanda de la mayoría del país. Hoy sucede igual. La salida de Maduro condensa demandas de chavistas y antichavistas, salvo el grupo del alto gobierno y algunos opositores que estiman que Maduro debe continuar hasta 2019. La sociedad demanda la salida del desvalido sucesor.

Los chavistas de izquierda desean un sustituto de “el proceso”; los militares rojos tal vez oteen algún camarada de charretera; algunos opochavistas –de los que se alejaron de Chávez y volvieron furtivamente- seguramente tienen su candidato; los opositores tendrán los suyos, blandos o radicales, según los gustos. Pero, lo cierto, es que el relevo está a la orden del día, como aspiración y exigencia.

La ausencia de respuesta a esa pregunta ha dado lugar a una nueva geografía política. La división que ha existido entre chavistas y antichavistas, aunque no ha desaparecido, se ha desdibujado ante una nueva: los de abajo y los de arriba.

Los de abajo reúnen a chavistas y opositores. Asediados por la inflación, la escasez y la inseguridad, demandan un cambio aquí y ahora, al cual los de arriba no han respondido y parecen no responder. Por esta razón se ha creado la idea, expresada en el crecimiento de “los independientes”, según la cual los de arriba –del gobierno, salvo su disidencia, y de la oposición, salvo su disidencia- deben irse. Es una idea retadora y riesgosa porque de no emerger una política que responda hasta cuándo y cómo, el descreimiento puede llevar a la furia generalizada y la furia a una nueva dimensión del caos. Y el caos puede llevar a los militares. Cuando se juega con el diablo, aunque no se crea en su existencia, siempre aparece.

www.tiempodepalabra.com

@carlosblancog