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La derrota de Macri: lecciones para Argentina, advertencias para Venezuela por Víctor Álvarez R

EN LAS ELECCIONES PRIMARIAS Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de Argentina, se seleccionan las candidaturas dentro de cada partido o coalición que van a participar en la elección general de octubre. Como todas las coaliciones presentaron una candidatura única, las PASO constituyeron una gran encuesta preelectoral y su resultado es un mal augurio para las aspiraciones de Macri.

Los sondeos de opinión esperaban una diferencia a favor del Frente de Todos de Alberto Fernández y Cristina Fernández, entre 3 y 7 puntos. Sin embargo, en las primarias del 11 de agosto, el Frente de Todos logró el 47,36% de los votos, frente a un 32,23% que obtuvo el movimiento Cambiemos de Macri. 

En Argentina, para ganar en la primera vuelta la Presidencia hay que sacar el 45% de los votos, o más del 40% con una diferencia de 10 puntos sobre el rival más cercano. Por lo tanto, si se mantiene la  tendencia del 11 de agosto en los comicios del 27 de octubre, Alberto Fernández ganaría la presidencia sin necesidad de pasar a una segunda vuelta. La abrumadora ventaja obtenida por el Frente de Todos, de 15 puntos parece ya inalcanzable. .

Lecciones para Argentina: ¿Por qué fracasó Macri?

Muchos creyeron que con el anterior triunfo de Macri en 2015 terminaba definitivamente el período de gobiernos de izquierda y comenzaba una etapa irreversible de gobiernos liberales, con un Estado menos intervencionista  y más orientado a favorecer las dinámicas del mercado. Pero el populismo peronista al que se creía sepultado, sorprendió en las primarias del 11 de agosto y se impuso por una ventaja de más de 15 puntos, lo que sitúa a la dupla Alberto Fernández/Cristina Fernández como un obstáculo difícil de superar para las aspiraciones de Macri de ser reelegido en las elecciones de octubre.

Macri heredó del kirchnerismo unas tarifas de los servicios públicos largamente congeladas, cuya recaudación no permitía cubrir los costos de mantenimiento. Para corregir el déficit fiscal y aliviar las presiones inflacionarias, tomó la decisión de sincerar las tarifas de los servicios públicos, pero la clase media urbana, las pymes y los trabajadores sintieron que sobre sus espaldas recaía el mayor peso del ajuste.

Las tarifas de los servicios públicos por años subsidiadas, se ajustaron sin sincronizarlas con la mejora en los ingresos de la población. En consecuencia, no había como pagar el aumento sin afectar otros rubros del presupuesto familiar y de las pymes. En la segunda mitad de su gobierno, Macri negoció un préstamo con el FMI que significó aplicar un programa de ajuste económico tan fuerte como el que se ejecutó entre 2001-2002. El gobierno de Cambiemos optó finalmente por recurrir al endeudamiento externo el cual le fue concedido por el FMI, pero condicionado a la aplicación de un programa de ajustes cuyo costo social y económico se tradujo luego en el costo político que pagó Macri en las PASO del  11 de agosto. 

El gasto público que más se ajustó fue el del rubro subsidios económicos que se destinaba a mantener tarifas públicas artificialmente baratas. Es decir, se aumentaron las tarifas de los servicios públicos pero no se redujeron los impuestos, con lo cual el mayor peso del ajuste recayó sobre la clase media, las Pymes y los trabajadores. El país no escapó de la inflación. El creciente déficit en la cuenta corriente, el elevado gasto público, el alza de las tasas de interés en los Estados Unidos, la recuperación  de los precios del petróleo en un país importador de combustibles, así como la caída de las exportaciones agropecuarias, se conjugaron para erosionar la base de apoyo político y social de Macri.

El populismo tardío de Macri 

Desde que se conocieron los resultados de las PASO el valor del peso argentino se ha hundido y el precio del dólar se ha disparado. El riesgo país también ha escalado. Las acciones de las empresas argentinas perdieron en cuestión de días buena parte de su valor. El país tiene una deuda cercana al 100% del PIB, fuerte recesión y alta inflación. Las tasas de interés superaron el 70%. Y todo esto se refleja en una nueva escalada de los precios debido al encarecimiento del componente importado.

Para compensar el impacto negativo de las medidas de ajuste sobre la clase media, Pymes, trabajadores y sectores más vulnerables, Macri anunció tardíamente un conjunto de medidas compensatorias y temporales que han sido recibidas como medidas electoreras, sobre todo porque las mismas tendrán una vigencia de tres meses, justo hasta octubre cuando están previstas las elecciones presidenciales. 

Desconcertado por el inesperado resultado electoral, Macri se desdijo de su programa original y anunció medidas paliativas que han sido consideradas por los analistas como la expresión de un “populismo tardío” para colocar algo de dinero en los bolsillos de la gente.  

Advertencias para Venezuela

La viabilidad de una transición política en Venezuela, sin marchas y contramarchas, tiene que mirarse en el espejo de Argentina. Los problemas económicos heredados del gobierno saliente no pueden corregirse cargando el costo del ajuste sobre la población más vulnerable. El creciente descontento  terminará restaurando al viejo orden que ya se creía definitivamente superado. 

Ante un programa de ajuste con un impacto antipopular, el chavismo en la oposición proyectaría en el nuevo gobierno la responsabilidad exclusiva de los graves problemas que la Revolución bolivariana generó. En un país de memoria corta, en las próximas elecciones el chavismo podría ser llevado nuevamente a gobernar, tal como puede pasar en octubre en Argentina.    

Cualquier gobierno que sustituya al régimen de Maduro recibirá un país en ruinas. Desde el inicio tendrá que aplicar drásticas medidas para corregir los graves desequilibrios macroeconómicos que causan la escasez e hiperinflación. A las medidas de ajuste económico se les atribuye un impacto social y costo político que puede significar para el nuevo gobierno la pérdida de las parlamentarias. Y al no contar con el respaldo de la AN, se habrá producido un cambio político pero no se habrá superado la crisis de gobernabilidad.

En efecto, para aliviar el déficit fiscal y erradicar su financiamiento con emisiones de dinero inflacionario, el nuevo gobierno tendría que sincerar las tarifas de electricidad, agua, gas y teléfono, cuestión que no sería bien recibida en los hogares que han visto como su ingreso es devorado por la hiperinflación. Además, tendría que internacionalizar el precio de la gasolina con su impacto en las tarifas del transporte público; y, por si fuera poco, reactivar el cobro de peajes para generar recursos que permitan repotenciar la deteriorada infraestructura vial. 

El nuevo gobierno tendría que reestructurar toda la administración pública, fusionar y reducir el exagerado número de ministerios, liquidar entes públicos inoperantes y privatizar empresas estatales que terminaron quebradas por la corrupción. Tendrá que acometer la reconstrucción de Pdvsa y deslastrarla del enorme peso de misiones que nada tienen que ver con las funciones medulares de exploración, extracción, refinación y comercialización de crudos, que es donde la compañía se tiene que enfocar. Aliviarle esta carga a Pdvsa implica sincerar una abultada nómina que se resistirá a perder su empleo y puede desencadenar una ola de conflictividad sindical y social que comprometería la gobernabilidad.  

Todos estos son problemas económicos complejos que llevará tiempo resolver. Liberar controles de cambio y de precios, corregir el déficit fiscal, erradicar el financiamiento monetario, sincerar tarifas de electricidad, agua, gas y teléfono, eliminar ministerios y entes públicos inoperantes, privatizar empresas quebradas, reconstruir Pdvsa y sincerar su exagerada nómina, son una pesada carga que puede dar al traste con un nuevo gobierno en su primer año de gestión.

El nuevo gobierno se enfrentaría a un difícil dilema: si aplica las medidas de ajuste económico, el impacto social y costo político lo llevaría a perder las subsiguientes elecciones parlamentarias, temor que lo obligaría a posponer las medidas de ajuste económico hasta después de las elecciones; pero si pospone las urgentes medidas para superar la escasez y abatir la hiperinflación, el nuevo gobierno defraudaría las expectativas de cambio y de todas formas pagaría los costos de una alta abstención o votos en contra, con la inevitable pérdida de la mayoría parlamentaria.  

Más allá de la desesperación por salir del peor gobierno de la historia y del apuro de los aspirantes a la Presidencia de la República por instalarse lo más pronto posible en el Palacio de Miraflores, el interés nacional indica que es mejor convocar las elecciones presidenciales después de las parlamentarias, una vez que se haya asegurado la mayoría de diputados que respalde la gestión del presidente electo. 

Para evitar que un nuevo gobierno pierda rápidamente la confianza del pueblo, es necesario evaluar con sensatez la conveniencia de conformar un Gobierno de Coalición que haga el “trabajo sucio” de aplicar las medidas de ajuste para sanear la economía. La mediación internacional puede contribuir al logro de una solución política y pacífica a la crisis venezolana al hacer una oferta creíble al Oficialismo y Oposición de sustituir las sanciones financieras por incentivos económicos, a cambio de acordar en Barbados la conformación de un Gobierno de Coalición, cuya misión sería concertar y aplicar el programa de ajuste económico, reinstitucionalizar los poderes públicos, ofrecer incentivos para el desarme de las milicias y paramilitares, y convocar elecciones libres y con observación internacional de tal manera que quien resulte ganador reciba una economía saneada y un país reinstitucionalizado y pacificado que se pueda gobernar.

 

@victoralvarezr

Los nexos de un misterioso empresario y la diplomacia paralela con Venezuela

Por Hugo Alconada Mon

OSCAR EUSEBIO GIMÉNEZ AYESA FUE una figura tan determinante como poco conocida de la relación bilateral de negocios con Venezuela durante el kirchnerismo. Tenía diálogo directo con el presidente Hugo Chávez hasta que algo entre ellos se rompió. Y debió marcharse de Venezuela. Fue entonces que invirtió millones de dólares en los negocios del polémico empresario Raúl Mingini, con quien operó cuentas y sociedades offshore, y negoció sobornos a funcionarios venezolanos, según surge de documentos bancarios y societarios que obtuvo LA NACION, que también accedió a la contabilidad interna y correos electrónicos de ese grupo.

Referente ineludible de la «diplomacia paralela» con el régimen bolivariano, Giménez Ayesa se convirtió así en la tercera fuente relevante de dinero que se canalizó a través de los negocios de Mingini. También abarca a jueces federales de los tribunales de Comodoro Py y al abogado Miguel Ángel Plo, procesado en la causa «cuadernos de la corrupción» por su presunto rol en las maniobras destinadas ocultar decenas de millones de dólares del ex secretario privado de los Kirchner, Daniel Muñoz .

Socio en Madero Trading y Madero del Plata, «traders» sospechadas de canalizar los sobornos de las empresas argentinas que participaron en los negocios con Venezuela -entre ellos, los de maquinaria agrícola-, Giménez Ayesa intentó varios proyectos bilaterales con Mingini. Entre otros, con las empresas estatales Veximca (Venezolana de Exportaciones e Importaciones), Corpovex (Corporación Venezolana de Comercio Exterior) y Suvinca (Suministros Venezolanos Industriales). En todos ellos, se discutió pagar sobornos o, incluso, convertir a los funcionarios chavistas en socios de los negocios en gestación.

Sigue leyendo este trabajo en La Nación (Argentina)

Empresario argentino vinculado a diplomacia paralela con Venezuela blanqueó cerca de 40 millones de dólares
Los negocios de la compañía de Levy con el país alcanzaron los 550 millones de dólares

 

JUAN JOSÉ LEVY ERA UN EMPRESARIO CLASE MEDIA en Buenos Aires, Argentina. Laboratorios Esme, su principal negocio, fabricaba productos para las marcas blancas de los supermercados. Su declaración jurada ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) reflejaba su situación patrimonial: declaró bienes por $1 millón de pesos argentinos allá por 2011. Pero su vida dio un vuelco cuando empezó a hacer negocios con Venezuela a través de un fideicomiso binacional que impulsaron el kirchnerismo y el chavismo. Envuelto en sospechas de corrupción, fraude y lavado, su fortuna creció hasta acumular miles de millones de pesos.

Levy blanqueó $1400 millones de pesos argentinos (cerca de 40 millones de dólares) en el último sinceramiento fiscal impulsado por la AFIP, según pudo reconstruir el diario argentino La Nación a partir de fuentes judiciales. Fueron, en su mayoría, sociedades en paraísos fiscales como Panamá y las islas Vírgenes Británicas que encapsularon cuentas bancarias y propiedades en el exterior. Pero todavía no está claro que esa información, que actualmente está en manos de la Cámara en lo Penal Económico, pueda ser utilizada en la Justicia.

Levy acumuló negocios con Venezuela por unos US$550 millones a través de distintas empresas que se dedicaban a venderle al gobierno chavista desde detergente hasta televisores mediante el fideicomiso binacional. Durante esos años, el empresario forjó relaciones con José María Olazagasti, la mano derecha de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación y el hombre detrás de la “diplomacia paralela” con Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

La Justicia detectó distintos indicios de corrupción en los negocios con Venezuela. Levy, por ejemplo, había firmado contratos con sobreprecios de hasta el 300% con el gobierno chavista para venderle productos que no fabricaba. Tal como publicó este diario, Laboratorios Esme vendía suavizante para la ropa en la Argentina por U$2,07 dólares por unidad, pero en cambio, le cobró US$8,30 a los venezolanos.

Más información en La Nación.
Citan a declarar a Cristina Fernández por presunto lavado de dinero

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Un juez citó este viernes a declarar como investigada a la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) por presunto lavado de dinero y cohecho en una causa que investiga a la empresa familiar Los Sauces, informaron fuentes judiciales.

El magistrado federal Claudio Bonadio, que fechó para el próximo 7 de marzo la comparecencia de Fernández, también convocó, entre otros y en días anteriores, a sus hijos, Máximo y Florencia, y a los empresarios de la obra pública ligados al kirchnerismo Cristóbal López y Lázaro Báez, quien ya está preso desde abril de 2016 por otro expediente por presunto lavado de dinero.

La causa conocida como «Los Sauces» surgió el pasado año tras una denuncia de la diputada de centro izquierda Margarita Stolbizer contra la expresidenta y sus hijos, por supuesto enriquecimiento ilícito y falsificación de documentos públicos relacionados con supuestos negocios irregulares con esos empresarios, a los que la Fiscalía añadió acusaciones por supuesto cohecho.

La sociedad inmobiliaria Los Sauces fue conformada en 2006 por Fernández y su fallecido esposo, el también expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), así como por su primogénito.

En el marco de este expediente, el pasado 15 de diciembre Bonadio emitió un auto en el que ordenó intervenir la sociedad y apartó a Máximo de la administración de la herencia familiar.

Entre otras medidas, el juez ya había ordenado tasar todas las propiedades de la sociedad y el allanamiento de varios inmuebles, y recientemente envió un exhorto a la justicia de Estados Unidos para pedir información sobre una cuenta bancaria que perteneció a Kirchner.

Fernández, que dejó la Presidencia en diciembre de 2015, ha reiterado en multitud de ocasiones que se siente víctima de una persecución política, mediática y judicial, debido a la variedad de causas abiertas contra ella.

Chomsky, el admirado por Chávez, pide una prensa independiente como defensa ante el populismo

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En su libro El miedo a la democracia, Noam Chomsky hace una aguda observación que, de haber sido comprendida a tiempo por el kirchnerismo, bien podría haberle ahorrado al modelo nacional y popular de 12 años miles de millones de pesos y no pocos dolores de cabeza.

Chomsky se refiere al verdadero papel que cumple el llamado periodismo militante, se multiplica en aquellas sociedades en que el populismo insiste en abrazar la democracia, supuestamente con el propósito de mejorarla, pero adaptándola a las necesidades políticas del momento. Explica Chomsky que “el concepto libertario es que la prensa tiene que ser independiente y, por lo tanto, un contrapeso del poder centralizado de todo tipo”.

Lo que ha ocurrido durante la última década en nuestro país es, precisamente, la negación sistemática de esos principios. Hemos asistido no solo al “alquiler de la pluma” por parte del entonces partido gobernante, sino también a una maquinaria comunicacional que, en 2015, insumió más de 12.395 millones de pesos, según el último informe de libertad de expresión de la fundación LED.

El gobierno kirchnerista pagaba el alquiler con la llamada pauta oficial, pero no lo hacía en su medida y armoniosamente, por decirlo de alguna manera, sino todo lo contrario. Los diarios independientes, los de mayor circulación, percibían cifras ínfimas enormemente desproporcionadas respecto de lo que se destinaba a los medios oficialistas, muchos de ellos creados y mantenidos artificialmente con fondos públicos.

Argentina define en segunda vuelta histórica entre Macri y Scioli

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Los argentinos eligen el domingo a quien gobernará el país los próximos cuatro años en una inédita segunda vuelta electoral entre el opositor conservador Mauricio Macri y el peronista Daniel Scioli, partidario de mantener el modelo populista del kirchnerismo.

Macri, de 56 años y líder del frente opositor Cambiemos, es favorito en todas las encuestas.

Sin decirlo claramente para no violar una veda electoral, tanto Macri como Scioli expresaron su confianza en el triunfo.

«Es un día histórico, va a cambiar nuestra vida», subrayó Macri al votar en una escuela del barrio Parque, uno de los más elegantes de esta ciudad.

Macri anticipó que antes del almuerzo tenía previsto jugar al fútbol, como lo hizo en la primera vuelta del pasado 25 de octubre.

«La última elección metí un gol de tiro libre. No sé si por última vez en mi vida», recordó un sonriente Macri, quien fue recibido por partidarios que le cantaban «sí se puede, sí se puede».

El opositor propone atajar la inflación que economistas privados estiman en al menos 27% anual, levantar rápidamente las impopulares restricciones para la compra de dólares, corregir el tipo de cambio y acotar las regulaciones que, a su entender, mantienen estancada la economía desde hace cuatro años.

El también alcalde de Buenos Aires asegura que no suprimirá los programas sociales ni la nacionalización de empresas emblemáticas como la petrolera YPF llevadas a cabo durante los dos mandatos de la presidenta Cristina Fernández (2007-2015).

Scioli, de 58 años y líder del peronista Frente para la Victoria, reconoce los mismos problemas que su rival aunque propone mecanismos «graduales» para corregir «lo que haya que corregir» sin provocar un ajuste que genere una brusca devaluación. El también gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más importante del país, asegura que si gana ejercerá el poder sin condicionamientos por parte del kirchnerismo.

«Tengo mucha confianza de que la gente votará en defensa de su futuro, cuidando lo que tiene que cuidar. Hoy va a ganar el pueblo, gana la gente», declaró Scioli antes de votar en una escuela del partido bonaerense de Tigre.

«Me tengo mucha fe, sé que el pueblo ha madurado», agregó el candidato, mientras decenas de personas cantaban «Se siente, se siente, Scioli presidente».

Unos 32 millones de argentinos mayores de 16 años están habilitados para votar en el primer balotaje en la historia del país.

Los centros de votación abrieron a las 08:00 (1100 GMT) y cerrarán a las 18:00 (2100 GMT). Las personas que estén dentro de los centros de votación podrán sufragar después de la hora estipulada de cierre. El voto es obligatorio entre los 18 y los 70 años.

«Cada vez que vengo a votar me parece que voy a una fiesta; estuve años sin votar por las dictaduras militares», dijo Ricardo Ferretti, de 58 años, el primero de una fila de cinco personas que aguardaba la apertura de las urnas en una escuela del barrio de Floresta, al sur de la capital argentina.

«Eso sí, no me pregunte a quién voy a votar porque eso un secreto», continuó el mecánico de automotores en una mañana con el sol a pleno. «Pero lo que quiere es que los políticos dejen de «afanar» (robar) que mejore la economía y que haya más seguridad».

Se espera que la Cámara Nacional Electoral de un primer informe de resultados parciales oficiales a las 19:30 (2230GMT).

Quien se alce con el triunfo sucederá el 10 de diciembre a Fernández, líder del movimiento de centroizquierda que creó junto a su antecesor y fallecido marido Néstor Kirchner (2003-2007) dentro del peronismo. Los gobiernos de ambos estuvieron caracterizados por una fuerte intervención estatal en la economía, programas de asistencia a los necesitados y un estilo personalista de ejercer el poder que provocó confrontaciones con rivales políticos y una grieta en el seno de la sociedad.

«Nunca hemos tenido un período de gobierno con esta estabilidad económica y social», destacó Fernández al votar en una escuela de la ciudad sureña de Río Gallegos.

Luego destacó como un «fenómeno inédito» el hecho de que se vote «con el 5,9% de desocupación, generación de millones de puestos de trabajo y una paz social muy grande».

Macri llega con más posibilidades de ganar luego de que en la primera ronda del 25 de octubre quedara tan solo tres puntos por debajo del oficialista, un resultado inesperado que fue leído como una victoria.

El opositor, el directivo más exitoso de la historia del club de fútbol Boca Juniors, espera romper el maleficio de presidentes no peronistas que no pudieron terminar su mandato en los últimos 60 años.

Scioli ha intentado en el último tramo de la campaña diferenciarse de Fernández, aunque no lo suficiente como para captar el voto mayoritario de los seguidores de otras fuerzas políticas opuestas al kirchnerismo.

Ambos candidatos son conscientes de que, además de corregir los desequilibrios económicos sin alterar el bienestar de los beneficiados por los programas asistenciales, habrá que dar una respuesta a la inseguridad y el avance del narcotráfico.

Argentina se encuentra estable en comparación con el colapso financiero de 2001, cuando entró en cese de pagos de su deuda por más de 100.000 millones de dólares y de la noche a la mañana millones de personas de clase media se empobrecieron.

Sin embargo, los planes de ayuda social que se multiplicaron en la década ya no bastan para conformar a los argentinos, que se quejan de deficientes servicios sanitarios y obsoletos medios de transporte, así como de la falta de viviendas, seguridad y empleos de calidad.

Otro nubarrón que acecha es la amarga disputa en los tribunales de Estados Unidos con un grupo de bonistas que exigen a Argentina el pago de una deuda millonaria, la cual ha ahuyentado a los inversionistas y mantenido al país excluido de los mercados crediticios internacionales.

Pasadas las 11 de la mañana ya habían votado un 21% de los argentinos, según datos de la Cámara Nacional Electoral.

Las razones del inesperado revés del gobierno en Argentina

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Hace 24 horas la gran pregunta en Argentina era: ¿habrá segunda vuelta o ganará el domingo la presidencia Daniel Scioli?

Pero tras conocerse los resultados en la madrugada de este lunes, que mostraron una ajustadísima diferencia a favor del candidato del gobierno y un enorme crecimiento del opositor Mauricio Macri, de la alianza Cambiemos, ahora la pregunta es otra.

¿Podrá mantenerse el oficialismo en el poder en el ballotage del 22 de noviembre?

El golpe que recibió el Frente para la Victoria (FPV), la fuerza peronista que gobierna hace 12 años el país y que es liderada por la mandataria Cristina Fernández de Kirchner, no sólo se circunscribió a la batalla presidencial.

El kirchnerismo también perdió la estratégica provincia de Buenos Aires, donde María Eugenia Vidal, de Cambiemos, logró convertirse en la primera mujer gobernadora en la historia.

Es, además, la primera no peronista que gana el principal distrito electoral del país en casi 30 años.

La sorpresa del éxito de Cambiemos se debe a que no hubo una sola encuestadora que acertó –ni remotamente- esos guarismos.

Además, los resultados de las primarias de agosto pasado sugerían un desenlace muy diferente.

«Fuego amigo»

El principal derrotado de la jornada electoral, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, quien se perfilaba como favorito para ganar la gobernación de Buenos Aires, puso el dedo sobre una de las principales razones de la debacle oficialista.

«Hubo gente de mi partido que hizo lo imposible para que me fuera mal», aseguró este lunes, en sus primeras declaraciones tras su sorpresiva derrota por más de 4 puntos.

«Ese fuego amigo creyó que me paraba en una elección, pero no se dio cuenta que se hacía un agravio a sí mismo», completó.

El principal receptor de esa crítica fue sin lugar a dudas Julián Domínguez, presidente de la Cámara de Diputados, quien fue su rival interno en las primarias.

Domínguez había obtenido el 47,4% de los votos en la interna bonaerense del FPV, contra el 52,4% de Fernández.
Sumados, sus electores garantizaban un triunfo del oficialismo: 40,3%, contra el 29,4% de Cambiemos, cuya única candidata era Vidal.

Sin embargo eso no pasó y los resultados de este domingo sugieren que varios de los votantes del FPV migraron hacia Vidal, quien ganó con el 39,5% de los sufragios, contra el 35,2% de Fernández.

«Las heridas que dejó la interna del FPV no cicatrizaron», analizó el periodista y comentarista político Gustavo Sylvestre del canal C5N, considerado cercano al gobierno.

Varios triunfos de Cambiemos en intendencias del país ratificaron esta percepción, ya que hubo muchos casos en donde se impuso la fuerza opositora por un amplio margen, a pesar de que en las primarias los candidatos oficialistas, sumados, sacaban ventaja.

Sigue leyendo este trabajo de Veronica Smink en BBC Mundo.

Kirchnerismo gana primarias pero deja dudas para octubre

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BUENOS AIRES (AP) — El oficialista Daniel Scioli se imponía en las primarias presidenciales de Argentina pero sin alcanzar un nivel de votos suficiente que le permita situarse como favorito en las elecciones generales de octubre, en las que se definirá la sucesión política tras 12 años de kirchnerismo.

El gobernante Frente para la Victoria (FPV), que el domingo presentó a Scioli como único aspirante a la presidencia, obtenía 38,47% de los votos con el 94,87% de las mesas escrutadas, según datos oficiales difundidos el lunes. El frente opositor Cambiemos cosechaba 30,03% de los sufragios y dentro de esa alianza, en la que competían tres candidatos, el conservador Mauricio Macri se imponía con más del 80% de apoyo, lo que lo sitúa como el principal rival de Scioli para las generales del 25 de octubre.

Por su parte, en Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), que obtenía 20,60% de apoyo, el peronista disidente Sergio Massa se consagraba candidato presidencial con 67% de apoyo, con un resultado más favorable al que vaticinaban las encuestas.

La demora en el escrutinio de los votos obedeció a fallas en las comunicaciones a causa de un temporal que azotó a varias zonas del país.

Scioli dijo a Radio Mitre que tras su victoria en las primarias trabajará con el fin de «llegar a otras fuerzas políticas, a los independientes e indecisos». El candidato oficialista, gobernador de la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral, destacó que aventaja por «más de 13 puntos» a Macri, alcalde saliente de la capital argentina, y «más de siete puntos» al frente Cambiemos.

Para ganar en primera vuelta un candidato necesita obtener al menos 45% de los votos o por lo menos 40% y tener una diferencia de al menos 10 puntos sobre su rival más cercano.

El jefe de gabinete Aníbal Fernández dijo el lunes que el resultado obtenido por Scioli «es la base» que pensaba alcanzar el gobierno de la presidenta Cristina Fernández aunque, confesó, se esperaba «un voto más».

Los analistas estiman que el postulante oficialista debería ganar en una primera vuelta ya que en una segunda vuelta la oposición se perfila como favorita.

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias son para todas las fuerzas políticas presenten o no más de un candidato y funcionan como una suerte de gran encuesta electoral previa a las presidenciales, en las que se definirá la continuidad o no del peronismo de centroizquierda que ha gobernado en los últimos 12 años.

De las quince fórmulas presidenciales que compitieron en las primarias quedaron seis de cara a las generales.