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Heyker Vásquez

Al cura que enterró a Heyker Vásquez y a Óscar Pérez le tocó emigrar

Describir con detalles, a través de un mensaje de Whatsapp, los entierros de José Díaz Pimentel, Abraham Agostini, Óscar Pérez y Heyker Vásquez le valió al padre Alexander Hernández, capellán del cementerio del Este, ser perseguido por las autoridades y, posteriormente, la ruta del exilio.

Una fuente de la iglesia Santa Paula informó que el padre, quien también ofició los entierros del los expresidentes Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi, tuvo que emigrar a los Estados Unidos tras la persecución de funcionarios del Estado. De acuerdo con la persona, quien pidió omitir su identidad, el mensaje por la red social y una foto publicada por The New York Times lo habría puesto en el ojo de las autoridades.

En un mensaje titulado “Y al final todos llegan al cementerio”, el capellán del camposanto narró lo que sucedió el 17 de enero (entierro de Heyker Vásquez) y el sábado 20 de enero (sepelio de Pimentel y Agostini):

“A las 8:00 am llegué al Cementerio del Este y no era un día normal, pues había muy pocos carros en la vía, poco ruido en la calle, en fin, todo estaba cerrado en La Guairita; lo que no sucede en la zona ni un primero de enero.

“Cuando entré al camposanto me llené de sorpresa al ver hombres pertenecientes a colectivos y tantos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana vestidos de negro, exhibiendo fusiles y armas cortas. Esto sin dejar de lado los autobuses de la Vicepresidencia de la República, los cuales con un cartel de ‘Uso de la Vicepresidencia’ se habían encargado de llevar a familiares y amigos a la terraza donde descansaría el líder del colectivo del 23 de Enero, Tres Raíces.

Sigue leyendo esta nota de Daisy Galaviz en El Pitazo

Cementerio del Este: la vecindad de Arturo Uslar Pietri y Heyker Vásquez

Parcela 22 del Cementerio del Este

UN HOMBRE CON BOTAS DE HULE, chaleco, lentes de seguridad y casco corta la grama con una podadora; otro vierte agua sobre las tumbas, con una manguera. Ambos son parte del verde y apacible paisaje del Cementerio del Este en La Guairita, municipio El Hatillo, al Sureste de Caracas. Temprano en la mañana ningún carro transita por las accidentadas veredas y un trío de personas ataviadas con ropas blanco y negro conversa frente a la capilla velatoria principal.

Es una escena de recogimiento diametralmente opuesta a la convulsión vivida el pasado miércoles 17 de enero, cuando miembros del colectivo Tres Raíces y de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana, enterraron a su compañero Heyker Vásquez. Tampoco se asemeja al revuelo, cuatro días después, por la militarización del camposanto debido al sepelio del policía rebelde Óscar Pérez y dos de sus compañeros: Abraham Agostini y José Alejandro Díaz Pimentel.

La necrópolis es la última morada de personajes venezolanos emblemáticos como los expresidentes Rafael Caldera, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, así como del cantautor Simón Díaz, la periodista Sofía Imber, el narrador Marco Antonio “Musiu” Lacavalerie, el músico Hugo Blanco o el intelectual Arturo Uslar Pietri, entre otros.

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Desde 1960 y con 170 hectáreas, el Cementerio Metropolitano Monumental y el Cementerio del Este Promociones y Ventas, además de la Funeraria Monumental (propiedades del Grupo Kaufman), han ofrecido la alternativa a los venezolanos de enterrar a sus deudos en un paraje apacible y alejado de la ruidosa ciudad. Concebido para la familia de clase media y alta, el lugar sigue en renovación y actualmente se construye una ampliación de 8 capillas velatorias nuevas, una cafetería y 430 puestos de estacionamiento.

El precio de una parcela particular en La Guairita ronda los 30 millones de bolívares. Un funeral, dependiendo del tiempo de duración (de 6 a 24 horas) y de si es inhumación o cremación, oscila entre los Bs. 14 y los 37 millones.

Las parcelas 22, 28 y 42

Sitio de descanso eterno de expresidentes e intelectuales, también es el hogar definitivo de figuras como la de Vásquez, quien según la cuenta de tuiter @DignidadMP, manejada por fuentes del Ministerio Público vinculadas a la Fiscal General en el exilio, Luisa Ortega Díaz, posee seis investigaciones: cinco por homicidio y una por extorsión.

El día del entierro de Vásquez, más temprano en la mañana, una ráfaga de tiros despertó a los vecinos del 23 de Enero. Las detonaciones anunciaban la partida del cortejo fúnebre y la activación de otros miembros de colectivos de la popular parroquia de la que Vásquez era vecino y líder. El homenaje causó un embotellamiento en la autopista Francisco Fajardo sentido Oeste-Este y quedó registrado en las redes sociales. Más tarde, la imagen de individuos portando pasamontañas, chalecos y fusiles en la fosa donde fue enterrado el cuerpo sin vida de Vásquez dio la vuelta al mundo.

Empleados del cementerio dicen que no es la primera vez que La Guairita es anfitriona de estos peculiares honores. Visitantes al camposanto han denunciado que han quedado atrapados en medio de rituales como el “Coliseo”, que hacen motorizados para homenajear a los fallecidos, mientras beben, fuman y muestran sus armas en la puerta del camposanto. Otros, con peor fortuna, han sido víctimas de robos dentro del lugar.

“No es nuevo ver a gente armada aquí. En la parcela 22, que es la nueva, ya han enterrado a malandros. La otra vez casi me golpean porque no supe darle a un muchacho la información que me estaban pidiendo”, dijo el hombre que regaba la grama con la manguera. “Ese día del entierro del colectivo vi cómo llegaron todos en moto con armas. Afortunadamente no pasó nada, pero si me di cuenta de que la gente estaba tensa; uno no puede hacer nada, sino dejar que ellos hagan su cosa”, agregó.

En la parcela 22, la más reciente inaugurada en el Cementerio del Este y ubicada en la parte baja del lugar, están también enterrados cuerpos de víctimas de la violencia: policías y civiles. “No es que a los malandros los entierren acá, es que esta es la más nueva y aquí se mezclan todos, el del colectivo (Heyker Vásquez) está en la parcela 28 y, Óscar Pérez ,en la 42”, dijo otro empleado del camposanto, quien prefirió no revelar su identidad.

El trabajador aseguró que ha presenciado varias escenas similares a la del sepelio de Vásquez, quien también empleaba el nombre de Adriun Ugarte, alter ego que develó el Ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, en la alocución posterior a la masacre de El Junquito. “Ellos enterraron a su colectivo y se fueron. No es la primera vez que sucede, aquí ya hemos visto a gente que viene con armas; a veces son policías, echan tiros al aire, algunos son de salva, bueno eso es lo que dicen”.

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“El cementerio no se puede negar”
Lea también: Colectivo Tres Raíces: «Ha muerto el león más feroz del 23 de Enero»

Una de la señoras que ofrece café y agua en las capillas centrales de La Guairita, quien también optó por el anonimato, aseguró que mientras los restos mortales de Vásquez eran sepultados, el tiempo se detuvo. “Por supuesto que uno se asusta y también la gente que está aquí, pero cómo hace el cementerio, no se pueden negar, porque además esa es la misma gente del gobierno”.

Otra trabajadora salió al paso y aseveró que, el fin de semana del entierro de Óscar Pérez y dos de sus compañeros, el paso estuvo restringido incluso para los empleados. “Ellos trajeron los cadáveres a la morgue que está debajo de la capilla memorial; allí al lado nosotros tenemos nuestros cuarto de reposo y no nos dejaron bajar, eso estaba lleno de Guardias Nacionales y señores del Sebin. Yo estaba dejando mi guardia y no pude salir, tuve que esperar a que todo terminara”.

Pese a que el equipo de Runrun.es buscó, en persona y por teléfono, la reacción de voceros del departamento de Asesoría Legal del Cementerio del Este, nunca se recibió respuesta.

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Prohibido portar armas

La presidenta de la Comisión de Política Interior de la Asamblea Nacional y Vicepresidente del Comité de Derechos Humanos Parlamentarios, Delsa Solórzano, enfatizó que el porte de armas de fuego es exclusivo para funcionarios del Estado.

“El artículo 277 del Código Penal es muy claro y dice que el porte, la detentación u ocultamiento de armas se castigará con pena de prisión de tres a cinco años”, dijo.

También se refirió a la Ley para el Desarme y Control de Armas y Municiones, que a su juicio, no ha dado resultados. “Para muestra, allí están los últimos estudios: somos el país más violento del hemisferio, estamos por encima de Nicaragua y El Salvador, que ya es bastante decir”.

Según Solórzano, espectáculos en los que se exhiben armamento, como el acaecido en La Guairita, son el reflejo de una sociedad corroída por la violencia. “Nos acostumbramos a vivir en medio del dolor y la muerte. Se ha banalizado la violencia y eso se refleja en situaciones como esta”.

Hizo hincapié en que toda la ceremonia de despedida del líder de colectivo Tres Raíces fue una violación a los Derechos Fundamentales del ciudadano. “Portar un arma, y mucho más accionarla, es un delito. Entonces, estos señores que se andan paseando por la ciudad, ¿a quién le rinden cuentas?”.

Apuntó que cualquier persona puede enterrar a su ser querido en donde le plazca, siempre y cuando cumpla con los parámetros establecidos en la Ley para la Prestación del Servicio Funerario y Cementerios. “Mientras a este señor, del que por cierto nunca tuvimos acceso al acta de defunción, le rindieron honores, a la familia de Oscar Pérez le negaron el derecho a que los actos fúnebres hubiesen sido oficiados bajo la religión evangélica cristiana que profesaba. Tuvieron que ser presididos por un sacerdote católico, porque fue lo que ellos consiguieron”.

 

Colectivo califica de sacrificio la muerte de Heyker Vásquez durante la Operación Gedeón

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El «Movimiento Popular 7 de Octubre» hizo circular entre sus contactos un comunicado que califica a la «Operación Gedeón» – hecho en el que murió Óscar Pérez junto a seis de sus aliados – como una «masacre», y que indica que Heyker Vásquez, uno de los dos integrantes de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que cayó en el operativo, fue «sacrificado» durante el suceso.

Vásquez, quien también era líder del colectivo Tres Raíces, es mencionado como un «combatiente revolucionario» y su muerte es comparada en el documento con la de Juan Montoya, el coordinador del Secretariado Revolucionario (una coalición de grupos armados pro gobierno) que fue asesinado el 12 de febrero de 2014 por un miembro de su colectivo, y con José Odreman, la cabeza del Colectivo 5 de Marzo que fue ejecutado por agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en octubre de ese mismo año.

Aunque una imagen que circuló del cadáver de Vásquez indica que, por las características de la herida de bala que recibió fue atacado a sus espaldas, el vice presidente de Tres Raíces, Eudi Otaiza, aseguró que el disparo lo recibió de frente por parte de los «terroristas», cuando iba a combatirlos dentro del chalet en donde se escondían.

La versión de Diosdado Cabello, diputado y primer vicepresidente del PSUV, difiere de este señalamiento y añade que Vásquez estaba negociando con Pérez y su equipo cuando, al acercarse a la vivienda, lo balearon.

De acuerdo con el comunicado, que critica la actuación de los cuerpos de seguridad del Estado, en el suceso nunca hubo intención de establecer un mecanismo de mediación que permitiera que los rebeldes, comandados por Pérez, salieran con vida de la emboscada. Para el Movimiento, el hecho fue la «expresión de un comportamiento fascista» que pretendía enviar un mensaje desde el Ejecutivo: quien lo enfrenta, se muere.

«No se le dio tiempo a la negociación, no se quería negociar, no se querían vivos. Se dio la orden de asesinarlos porque se necesitaba una acción ejemplarizante», apunta el comunicado.

El «Movimiento Popular 7 de Octubre» se define como una coalición de colectivos «de trabajo revolucionario». Su nombre proviene de la fecha de los sucesos de Quinta Crespo, ocurridos en octubre de 2014, donde Odreman y otro miembro de su colectivo, Maikol Contreras, murieron a manos del Cicpc en el edificio Manfredir, en la avenida Baralt de Caracas.

Aquí el comunicado completo:

PRONUNCIAMIENTO DEL MOVIMIENTO 7 DE OCTUBRE ANTE LOS HECHOS DE LA MASACRE DE EL JUNQUITO

(Todos los integrantes del Movimiento Somos de Izquierda Revolucionaria Radicales)           

*Masacres: Señal Inequívoca de la caída de Gobiernos*

La primera masacre de nuestra Quinta República fue la de Quinta Crespo, donde asesinan cobardemente a nuestros hermanos combatientes José Odreman y Maikol Contreras.

No conocimos a Oscar Pérez ni a nadie de su grupo. No compartimos su ideología  (que aparentaba ser de derecha) ni los métodos foquistas que asumieron estos ciudadanos. Por sus videos nos parecía un joven con mucho show y preparación mediática, con posturas de poca profundidad ideológica y muchas consignas. Llegamos incluso a valorar la posibilidad de que fuese creación del propio Gobierno. Luego nos enteramos, por la vía de una vieja amiga, que a uno de sus familiares, una persona que Oscar Pérez conocía, lo habían detenido y torturado ferozmente para tratar de ubicarlo. La única vinculación que tenía esta persona con Oscar Pérez es que ambos eran masones. También nos enteramos que detuvieron a varias personas que trabajaron con él en una película, entre ellos a un fotógrafo de Santa Rita, Aragua. Luego vimos afiches pegados en alcabalas donde se decía que Oscar Pérez era un asesino, a pesar de que en ninguna de las operaciones que hizo hubo algún asesinato. A estas alturas comenzamos a pensar que no podía ser una creación del Gobierno por el nivel de despliegue que se estaba haciendo con allanamientos, inclusive en nuestra parroquia combativa del 23 de enero y la furia con la cual estaba actuando el Gobierno.

Somos de izquierda, con trayectorias revolucionarias y expresos políticos, porque la izquierda mundial defiende la democracia, la vida, las ideas, el respeto a los DDHH, el respeto a las mayorías populares, la justicia social. Son principios irreductibles del pensamiento de izquierda y progresista en general.

Cuando el gobierno de Luis Herrera Campins, ese 4 de octubre de 1982 ejecutó el despliegue militar por tierra y aire en Cantaura contra un campamento guerrillero, toda la izquierda y organizaciones de DDHH alzaron su voz y calificaron de masacre este hecho, entre otras razones, por el uso desproporcionado de la fuerza. Todos los años se reúnen en Cantaura sectores de izquierda para conmemorar esta fecha.

Cuando el 6 de noviembre de 1985, el ejército colombiano inició la incursión en el Palacio de Justicia de Colombia en contra de la operación realizada por el M19, con el trágico saldo de 103 personas muertas. También allí, la izquierda latinoamericana condenó el hecho como una masacre.

En 1989, frente a la aplicación de un paquete neoliberal del gobierno de Carlos Andrés Pérez que disparó los precios de los alimentos y el aumento del pasaje, el pueblo venezolano se lanzó a las calles a saquear los comercios. En ese momento, la decisión del Gobierno fue sacar el ejército a la calle y ametrallar a miles de ciudadanos para luego meterlos en fosas comunes.

Cuando Fujimori ordenó el 22 de abril del 1997 la incursión armada a la residencia del embajador de Japón y en la misma se ajusticiaron a los militantes del MRTA que tenían tomado el edificio, toda la izquierda latinoamericana se pronunció condenando el hecho.

Recuerdo también que cuando Uribe introduce las acciones paramilitares en Colombia, todos los tratados de guerra, como el estatuto de Roma, fueron violentados. A las guerrilleras las violaban y a los guerrilleros apresados los torturaban y asesinaban. Así actúa la derecha en el poder.

Hace varios años, un profesor de la UCV, exiliado chileno y buen amigo, me decía «una de las diferencias de la violencia que administramos los revolucionarios a la violencia que ejecutan las policías, paramilitares, etc, es que nosotros respetamos la vida», y me ponía como ejemplo el atentado que el 7 de septiembre, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez realizara al dictador Augusto Pinochet, en el que quedan heridos varios de sus escoltas. El FPMR no ajustició a ninguno de ellos.

Cuando en 2004 se detectó la presencia de 135 paramilitares, se realizó un operativo de disuasión y negociación que trajo como consecuencia la detención, sin un solo tiro, de los paramilitares. Toda esta operación fue coordinada por el presidente Chávez y dirigida por el general Miguel Rodríguez Torres. Luego, Chávez perdonó los delitos y devolvió a esos jóvenes a Colombia. Así actúa la izquierda en el poder.

Dicho esto, para una persona de izquierda queda bien claro que nosotros militamos en la vida, en el respeto mas profundo a la humanidad. Las acciones de ajusticiamiento extrajudicial, venganzas, torturas, tratos crueles a prisioneros, adversarios, políticos, disidentes o combatientes rendidos no solo son inaceptables, sino claro símbolo de prácticas fascistas.

Lo ocurrido ayer en El Junquito, en donde un grupo insurrecto (es decir, alzados contra el Gobierno y movidos por ideales políticos) de 10 jóvenes miembros de organismos de seguridad, luego de haber anunciado públicamente su rendición y estar negociando las condiciones de su entrega (pidiendo las mismas condiciones que exigió Chávez en el 92: fiscales y medios), son atacados con lanza cohetes anti tanques, con explosivos y con cientos de hombres elites, sin haber agotado los procedimientos de negociación en este tipo de situaciones (que hasta días podría haber durado), es un mensaje claro del gobierno a cualquier revolucionario que no defienda lo indefendible, o civil o militar que decida desafiarlo: quien nos enfrenta se muere. Pero es, en última instancia, la clara expresión de un comportamiento fascista del sector del gobierno que dirigió esa operación. No se le dio tiempo a la negociación, no se quería negociar, no se querían vivos. Se dio la orden de asesinarlos porque se necesitaba una acción ejemplarizante.

El Gobierno tratará de huir hacia adelante diciendo que ellos abrieron fuego primero, lo cual a todas luces es descontextualizado porque nadie negocia disparando ni entregando las armas. Si se negocia, se mantienen distancias y cuando se llegan a acuerdos, se produce el desarme. Si hubo muertos en medio de la negociación, es que estaban tratando de incursionar las fuerzas externas. Si se hubiese apostado realmente a la negociación, ni un solo muerto tendríamos que lamentar. Quizás algunos funcionarios afuera querían negociar y otros querían asesinar. Pronto se sabrá qué ocurrió afuera realmente. También tratarán de confundir vinculando a los insurrectos con personalidades nacionales para que los no experimentados en política salgan corriendo detrás del palo y distraigan la atención del hecho central: el gobierno de Maduro realizo nuevamente otra masacre.

Ya ha habido bastantes señales de profunda descomposición ética y política de este gobierno. Sin embargo, jamás creímos que serían tan gorilas como para hacer algo que los expusiera en su plena condición reaccionaria. Jamás creímos que harían una masacre públicamente como la primera que fue en Quinta Crespo contra nuestros compañeros de lucha Odreman y Maikol (porque las OLP son masacres sin medios). Ayer (el 15 de enero), se traspasaron todos los límites de las zonas confusas, de la permisividad ética, de la elasticidad de los principios. Ayer, el gobierno demostró su militancia en el abuso, en el autoritarismo, en la soberbia y mandó un mensaje con su muerte colosal. Ayer se demostró que no hay constitución ni garantías al derecho mas importante de todos, el derecho a la vida. La constitución es el gobierno. Luego, hay que preguntarnos ¿Quiénes nos están gobernando?, ¿qué mecanismos legítimos y reales le quedan a la sociedad para controlar a este gobierno que perdió toda capacidad de autoregulación? ¿acaso si llega a haber un estallido social como en 1989, El Caracazo, este Gobierno también ordenara ala FAN que se ametralle al Pueblo como lo hizo CAP? Y que muchos de estos militares que están en el Alto Gobierno salieron a ametrallar a nuestro pueblo desarmado en el Sacudón del 89.

Los hechos de El Junquito también comprueban que este gobierno está actuando con mucho miedo a su caída, con pánico, porque si se sintiese fuerte hubiese negociado con este puñado de jóvenes rodeados y sin mayor incidencia orgánica o programática en las masas. Siente esta pequeña dirigencia que se les acaban las alternativas, que la mayoría del pueblo ya no cree sus mentiras, que su salida inevitable del gobierno hará público cosas muy oscuras que los condenará. Por eso están dispuestos a todo, incluso a sacrificar al pueblo, y como les pasó a nuestros combatientes revolucionarios: Danilo Anderson, Juan Montoya ( Juancho), Jose Odreman, Maikol Contreras, Eliézer Otaiza, a Robert Serra y, ahora, Heiker Vásquez, a quien sacrificaron en esta nueva masacre y a los valores humanos más elementales.

Pero de todo esto, lo que nos deja sin palabras, no es que la lógica mafiosa haya tomado control de los hechos del 15 de enero en El Junquito, sino el silencio que han guardado cientos de «camaradas» que históricamente lucharon en contra de las masacres, que entienden perfectamente la diferencia del ejercicio de la violencia de la izquierda y el de la derecha, que se les hace imposible justificar tan grotesco hecho. Allí está el naufragio ético más desconcertante para el pueblo.

Pero después de los hechos de ayer, ya no puede haber ingenuos de izquierda, confundidos de la vieja guardia, «guerrilleros» luchando internamente, internacionalismo solidario automático. Esto rebasó todos los limites y exige pronunciamientos claros. O se está con el respeto a la vida, a la libertad de disentir, a la justicia, o se esta con la muerte, con el atropello, con el abuso, con la injusticia.

Podemos fallar como amigos, como padres, como hijos, como vecinos, como militantes de izquierda revolucionaria de causas justas, pero no podemos fallar como seres humanos. Es hora de pronunciarnos en defensa de la vida.

Movimiento Popular 7 de Octubre ​​

JUANCHO VIVE, ODREMAN VIVE, MAIKOL VIVE, HEIKER VÁSQUEZ VIVE CARAJO

Colectivo Tres Raíces: Ha muerto el león más feroz del 23 de Enero
El vice presidente del colectivo Tres Raíces, Eudi Otaiza, aseguró a Runrun.es que Heyker Vásquez, líder de ese grupo armado, fue víctima de “una ráfaga traidora disparada por los terroristas”
El hombre que cayó durante la Masacre de El Junquito, donde murió Óscar Pérez, fue “invitado” a formar parte de las filas de las FAES desde que estas se crearon el año pasado en medio de las protestas antigobierno. Su “preparación militar” le permitió convertirse en uno de sus jefes
El hecho de que el gobierno haya difundido la imagen de Vásquez con otro nombre responde a una “medida de seguridad” adoptada por el colectivo y acatada por el Ejecutivo

 

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LA TARDE DEL 16 DE ENERO transcurría con tranquilidad en la parroquia 23 de Enero, al oeste de Caracas. Nada irregular se percibía cuando se subía desde la avenida Sucre, por “El Rincón del Taxista”, hasta la salida del Metro en Agua Salud. Tampoco había ruido por la Zona Central, e incluso la “Redoma del 37”, donde se ubica la sede principal del colectivo Tres Raíces, estaba desolada.  A pocos metros de allí, en los alrededores del Bloque 40 de la Zona F, el ambiente cambiaba de forma radical: en uno de los galpones comerciales que funciona como sitio de reuniones del mencionado colectivo había un funeral musicalizado con trova cubana. Los dolientes se veían desde la calle. Eran decenas y muchos de ellos, con sus vestimentas negras, exhibían terciadas sobre su cuerpo armas largas sin ningún pudor. En el estacionamiento, dos camionetas oscuras con las siglas de las FAES (Fuerzas de Acciones Especiales, una división de la Policía Nacional Bolivariana) habían trasladado hasta allí a no menos de 10 de sus funcionarios uniformados, quienes también estaban armados. Todavía no eran las 5:00 pm. Rodeados por esa atmósfera velaron durante 24 horas a Heyker Leobaldo Vásquez Ferrera, funcionario policial y líder del grupo paramilitar (colectivo) Tres Raíces, quien murió el día anterior cuando presuntamente se enfrentaba a Óscar Pérez – el ex inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que se había revelado contra el gobierno de Nicolás Maduro – y a los seis compañeros con los que este se escondía en un chalet de El Junquito. Cuando sacaron el féretro para llevarlo hasta el Cementerio del Este, los fusiles de sus dolientes dejaron de ser un accesorio: ahí sonaron las ráfagas de disparos en el aire para homenajearlo.

 

  “Ha caído el león más feroz que se ha conocido en el 23 de Enero”, dijo Eudi Otaiza, vice presidente ejecutivo de Tres Raíces, para describir a Vásquez Ferrara, el hombre al que considera todo un icono de lucha dentro de la parroquia. “Su ferocidad no se relacionaba con ser una persona mala, sino que él se caracterizaba por poner en jaque a los enemigos de la comunidad, a los enemigos mismos que fueron los que en un momento pudrieron la zona”, añadió.

Otaiza apuntó que la visión de Vásquez, desde niño, había sido siempre la de tener algún día la fuerza y la valentía de acabar con el narcotráfico de su vecindario. “Y lo logró”, aseguró.

Pero esa ferocidad también se traducía en el poder que detentaba. Vásquez Ferrara era el líder del grupo paramilitar que durante más de una década ha controlado a punta de armas las Zonas E y F del 23 de Enero, además de El Mirador, y que mantiene bajo su poder la distribución de los alimentos a través de la administración de al menos cuatro establecimientos de Mercal. Era precisamente en la Zona F donde, según un vecino del sector, se vendían en horas de la madrugada bultos de alimentos de primera necesidad a revendedores.

Los de Tres Raíces fueron los mismos que, en junio de 2016, encabezaron una manifestación frente la estación de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en Catia para exigir que liberaran a cinco de sus miembros que habían sido detenidos días antes por este cuerpo policial. Carl Johackson Salazar González, Manuel Augusto Espinoza Amaro, Antonio Rafael Rodríguez Ferrara, Daniel Alfredo Martínez López y Jorge Luis Vásquez Gil eran colectivos y presuntos implicados en el secuestro de un comerciante extranjero. Pero las acciones de esa protesta fueron mucho más allá. Al no haber logrado su cometido, Tres Raíces convocó a los otros colectivos de la parroquia y cerró todos los acceso de la zona, quemó cauchos y paró la actividad del transporte público, al tiempo que pidió la renuncia del entonces jefe de la PNB, Eduardo Serrano, y del jefe de la Estación Policial Sucre (Catia), Marino Ostos. Horas después, las calles fueron reabiertas, los miembros del grupo armado fueron liberados (porque, según la versión oficial, hubo inconsistencia en las actas policiales) y los funcionarios, destituidos. El colectivo Tres Raíces había ganado ese round a un grupo de la PNB.

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“Era tan respetado que las fuerzas policiales lo invitaron a ser parte de ellos y el compañero Heyker Vásquez se formó como policía. Era la persona que sabía de leyes, de tácticas militares, sabía lo que era un daño colateral. Nos explicó muchas cosas y nos guío en el camino”, reveló Otaiza, quien detalló que el líder de Tres Raíces llevaba varios años dentro de las filas de la PNB.

Pero Vásquez no trabajó activamente con los uniformados hasta que se entrenó con las FAES, el grupo que, de acuerdo con Otaiza, surgió por la necesidad de enfrentar los altos índices de inseguridad del país y de “retomar y devolver la paz (que se había instaurado) con las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP)”.

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“En ese momento, el diseño (de la nueva división de la PNB), como lo dice en su ley las FAES, era buscar dentro de las fuerzas policiales la preparación y capacitación de sus mejores funcionarios para ir al curso de las Fuerzas de Acciones Especiales. Por supuesto que el compañero Heyker estaba súper capacitado para quedar en el curso y, a través de lo que es su grado de integralidad de conocimientos quedó liderizando el grupo”, contó el vicepresidente de Tres Raíces.

Ese grado de autoridad que ostentaba dentro de las FAES está relacionado con la identidad falsa que el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, otorgó a Vásquez Ferrera durante la rueda de prensa en la que difundió quiénes habían sido los nueve caídos durante la operación que mató a Óscar Pérez. Ahí, aunque mostró su foto, lo nombró como el “supervisor jefe” Andriun Domingo Ugarte Ferrera, uno de los dos funcionarios muertos en el presunto enfrentamiento.

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El  cambio de identidad responde, según Otaiza, a una medida de seguridad. “Cuando el compañero Hansin (Dávila) cae, antes de dar la noticia, tuvimos que tomar muchas medidas de seguridad porque nosotros somos asediados por los cuerpos de seguridad. Cuando dicen que caen funcionarios, indicamos nombres y direcciones falsas para poder movilizar a los familiares y resguardar ciertos objetivos de interés de nuestra organización y para que los cuerpos apátridas que siempre nos han atacado tengan ese falso positivo”, apuntó Otaiza. “Todas esas cuestiones, al menos dentro de lo que es el tema militar de nuestra organización, son falsos señuelos que se hacen para nosotros poder seguir articulando dentro de nuestro radio de acción libre de ataques de cualquier enemigo ya reconocido”, recalcó.

La bala traidora

La primera vez que se escuchó el nombre de Heyker en medio de la operación contra Pérez y sus compañeros, fue cuando se viralizó una nota de voz supuestamente grabada por Freddy Bernal, el ministro de Agricultura Urbana, jefe de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), y comisario general del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). “Hoy ha sido un día importante en la defensa de la revolución bolivariana y socialista. Un grupo de patriotas, como Heyker, han caído en combate como caen los revolucionarios de todos los días, los revolucionarios de siempre, los que son capaces, más allá del discurso, de arriesgar la vida por las ideas y, en este particular, por el legado del comandante Hugo Chávez y de nuestro pueblo”, decía el audio que Bernal habría enviado a sus aliados vía Whatsapp.

Aunque no hubo versión oficial de cómo Vásquez Ferrera murió, Otaiza sostuvo que el líder de Tres Raíces ingresó a la vivienda donde se guarecía Pérez y ahí recibió un balazo. “El compañero Heyker Vásquez cae víctima de una ráfaga cobarde, porque fue de espaldas, de uno de los terroristas que estaba dentro de la casa donde se escondían los allegados a Óscar Pérez y recibe un impacto en el pecho de un AK-47, un arma de guerra que le perfora el chaleco antibalas”, comentó el miembro del colectivo.

Otaiza se contradijo en su propio testimonio, pues afirmó que el ataque se produjo a espaldas de Vásquez Ferrera, pero la bala le llegó al tórax. Por eso, casi de inmediato aclaró que el tiro alcanzó al jefe del colectivo “en combate” cuando apenas se volteó. “El disparo es de frente. Ese es el orificio de una bala calibre .7 62. En la fotografía insana que sacó el Cicpc no voltean al compañero para que no se vea la magnitud de lo que estaba por su espalda”, agregó. Contrario a esta explicación, expertos han apuntado que la herida que se ve en la imagen fue provocada por la salida del proyectil y no por la entrada del mismo. 

La noche de este miércoles, 17 de enero, el diputado a la Asamblea Nacional y vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, dio en su programa de televisión una nueva versión de cómo sucedieron los hechos. Según el parlamentario, fue José Alejandro Díaz Pimentel, uno de los compañeros de Óscar Pérez, quien pidió la presencia de Vásquez Ferrara (a quien Cabello le asigna el cargo de funcionario de inteligencia de la PNB) para negociar su entrega, ya que ambos se conocían porque vivían en el 23 de Enero. “Heyker fue a hablar dos veces con ellos para que se entregaran. Le pidieron cigarros, y Heyker les llevó cigarros, y le dijeron ‘dile a tu jefe que nos vamos a rendir’ (…) Iban entrando en dos vehículos hasta el sitio. Sorpresa. Cuando Heyker se bajó del carro, su mismo amigo Díaz Pimentel, lo mató (…) Y le lanzaron granadas a los vehículos en donde iba la gente que iba a detenerlos”, afirmó el diputado.

Lo que sí reveló Otaiza es que junto a Vásquez Ferrera ingresaron otros miembros de Tres Raíces. No precisó, sin embargo, si estos también pertenecían a las FAES. “Al lado estaban los lugartenientes de nosotros que, en un momento determinado, sacaron al compañero para poder prestarle primeros auxilios. Heyker sale caminando y dice ‘me dieron’. Lo que pasa es que lo lejano, complicado e intrincado de la zona boscosa donde hubo el enfrentamiento, complicó la llegada al centro asistencial”, relató el colectivo. Vásquez Ferrera tardó 45 minutos en arribar al Hospital Miguel Pérez Carreño, ubicado a unos 20 kilómetros de la zona en donde estaba el chalet de Pérez. Hasta allí llegó sin signos vitales.

Con esta historia, Otaiza salió al paso ante las dudas de que la muerte de Vásquez Ferrera hubiera sido como la de Juancho Montoya, el jefe del Secretariado General Revolucionario de Venezuela que cayó en medio de las protestas del 12 de febrero de 2014 por un balazo que le propinó uno de sus compañeros de colectivo, Hermes Barrera.

“La verdadera hipótesis aquí es que el compañero Heiker cayó víctima de una ráfaga traidora disparada por los terroristas. El señalamiento de la Fundación Tres Raíces es que no podemos dejarnos confundir y es un mensaje que se debe hacer público, es el mensaje que se le puede enviar a todos los enemigos, a los que nos adversan, o los que en este momento están celebrando o piensan que ha caído el líder y que la fundación Tres Raíces está vulnerable”, dijo Otaiza con un tono tajante.

Aseveró que con el colectivo no pasará lo mismo que sucedió con Montoya, cuando “todo el mundo se separó y se fracturó”. “La Fundación Tres Raíces viene de más de 15 años de formación político-ideológica. Aquí nosotros sabemos qué es lo que estamos defendiendo y qué estamos jugando y que si aquí, por momentos, cae la bandera en el piso, va a estar el que viene atrás para enarbolarla, enorgullecerla y demostrar que nosotros somos garantes de la explosión del poder popular en la zona y que jamás estaremos ni seremos el eslabón débil de la parroquia 23 de Enero”, insistió.

El historial

Aquella ferocidad a la que apeló Otaiza al hablar de Vásquez Ferrera hace pensar también en las solicitudes de captura por homicidio y extorsión que pesaban sobre el líder caído del grupo paramilitar. De acuerdo con la cuenta  en Twitter @DignidadMP, alimentada por fuentes del Ministerio Público leales a la fiscal en el exilio, Luisa Ortega Díaz, el funcionario y colectivo tenía sobre sus hombros seis investigaciones en curso a raíz de delitos cometidos entre los años 2010 y 2013. No terminó tras las rejas porque las órdenes de detención nunca fueron ejecutadas los organismos de seguridad o porque estas fueron obstruidas por órdenes del Poder Judicial que no permitieron actuar a los jueces de control.

 

Los señalamientos contra Vásquez Ferrera no son negados por Otaiza, quien prefiere responder a ellos con una anécdota. Rememoró que un día acudió junto al líder del colectivo a la sede principal del Cicpc para reunirse con los directivos de ese cuerpo a fin de acordar su actuación en la parroquia. En medio del encuentro, se escuchó una transmisión por radio.

“Ellos decían que había 662 expedientes que acusaban de actos delictivos al compañero Heyker y él contestó que siempre iba a hablar y a denunciar. En ese preciso momento había caído abatido un escolta de Rafael Ramírez en el ‘Árbol de los Peluches’ (en 23 de Enero), y en la transmisión decían que aparentemente lo habia abatido Heyker Vásquez, cuando él estaba sentado ahí con ellos. Y entonces él dijo, ‘ahora ese también me lo pones en ese expediente’”.

Para Otaiza, los delitos por los que señalan a Vásquez Ferreira estaban relacionados simplemente con el lugar en donde ocurrían, justo en el área controlada por Tres Raíces: las Zonas E y F, y El Mirador.

“Si había una denuncia y decían que abatieron a dos personas frente al INCE, donde tiene radio de acción Tres Raíces, inmediatamente se abría un expediente con responsabilidad directa al compañero Heyker Vásquez. Y resulta que eran problemas de narcotráfico de los muchachos de El Plan que bajaban y mataban en el radio de acción de la Fundación. Nosotros no somos omnipotentes ni omnipresentes y ellos esperaban que nosotros no estuviéramos para cometer un acto delictivo”, aclaró.

Pese a los delitos, las acusaciones, las incongruencias, en Tres Raíces despidieron a su líder en Facebook con imágenes y palabras que recordaron su acción en el barrio.Así, rememoraron el Infocentro que fundó, su hacer en el Inces e incluso los cultivos que legó al colectivo y que fueron visitados por Lorena Freitez, la ex ministra de Agricultura Urbana que fue sustituida por Bernal, mientras estaba en el cargo. “Recuerda, compadre, que no te nos fuiste. Reposa en lo alto, león de Tres Raíces”, se lee en la publicación.

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Líder de colectivo asesinado en operación contra Oscar Pérez tenía doble identidad

EN EL ENTIERRO DE HEYKER LEOBALDO VÁSQUEZ FERRERA, miembro del colectivo Tres Raíces de la parroquia 23 de enero de Caracas, un grupo de efectivos de Fuerzas Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), con armas largas, pasamontañas y uniformados de negro,  rendía homenaje al caído durante el asalto mortal contra el exinspector del Cicpc Oscar Pérez el 15 de enero de 2018 en El Junquito.  Pero los agentes al mismo tiempo despedían al supervisor jefe  de la PNB, Adriun Domingo Ugarte Ferrera, como también era identificado el difunto paramilitar. En realidad, se trataba de la misma persona con dos identidades.

Poco después de conocerse la operación policial militar que dio  muerte al piloto rebelde Oscar Pérez y sus seis compañeros, trascendió a través de las redes sociales un audio dirigido a fuerzas de seguridad de Freddy Bernal, miembro del gabinete de Nicolás Maduro y jefe de los comités de distribución de comida Clap, en el que informaba que Heyker (Vásquez) había muerto durante el asalto.

“Un grupo de patriotas como Heyker han caído en combate como caen los revolucionarios de todos los días, los revolucionarios de siempre, los que son capaces de -más allá del discurso- de arriesgar la vida por las ideas”, dijo en el audio el también exministro de Agricultura Urbana.

Pero el nombre del miembro del colectivo, quien tiene un prontuario por 5 casos de homicidio y uno de extorsión (según la cuenta @dignidadMP que maneja el equipo que trabajaba con la fiscal Luisa Ortega Díaz), no apareció en la lista de heridos y muertos del parte policial sobre la actuación del  FAES en la parroquia El Junquito, difundido la noche del lunes 15 de enero. El documento menciona dos agentes muertos en el “enfrentamiento con grupo subversivo”: Andriu Garate (sin cédula) y  Nelson Antonio Chirino Cruz. No está Heyker Vásquez.


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Tampoco el nombre fue destacado por el ministro Nestor Reverol cuando confirmó publicamente, más de 24 horas después, la muerte de 9 personas, entre ellas los dos agentes del FAES ya mencionados. Heyker oficialmente seguía siendo un misterio.  

Aunque era  la misma persona, el paramilitar con credenciales de FAES usaba dos nombres y dos cédulas que votaban en el mismo centro electoral. Así lo comprueba el registro del Consejo Nacional Electoral (CNE), que indica que el colectivo Heyker Vásquez Ferrera, con la cédula V-16.342.391, estaba inscrito en la Unidad Educativa Nacional 23 de enero, ubicada en el sector Mirador del 23 de enero.

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Asimismo, el alter ego de Heyker, el agente policial Adriun Ugarte Ferrera, con cédula V-16598461, también sufraga en el mismo centro electoral, elemento que comparten estas dos identidades además del segundo apellido.

Ficha-CNE-Adrian-Ugarte

El vicepresidente ejecutivo de Tres Raíces, Eudi Otaiza, confirmó a Runrunes que Heyker Vásquez utilizada doble identidad como “una medida de seguridad” porque son “asediados por cuerpos de seguridad”. Agregó que cuando caen funcionarios, indican nombres y direcciones falsas “para movilizar a los familiares y resguardar ciertos objetivos de interés de nuestra organización”.

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La doble cedulación es un delito electoral que ha sido constantemente denunciado por la oposición venezolana durante procesos electorales, que hasta la fecha no han podido ser comprobado por ausencia o fallas en las auditorias técnicas.

A Heyker Vásquez le rindieron honores de policía y de colectivo

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Foto: Rayner Peña R.

Este martes 17 de enero, aproximadamente a las 10:00 am, funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) impidieron el tránsito para liberar la Francisco Fajardo, principal autopista de Caracas. Minutos después pasó una camioneta Jeep color negro con las siglas del ente policial, carros Chery, seguidos de una veintena de motos de alta cilindrada de la Policía Nacional Bolivariana que escoltaban, en silencio, una carroza fúnebre azul celeste con coronas de flores en el techo.

Un poco antes los conductores que circulaban por la autopista Caracas – La Guaira también debieron detenerse. En las inmediaciones se escucharon tiros y ráfagas de metralletas, según vecinos de la zona que reportaron en la red social twitter. Una caravana había iniciado su recorrido en el bloque 40 de la parroquia 23 de Enero, había pasado por la avenida Sucre de Catia y continuó por el centro de Caracas, cerca de Miraflores.

Había confusión, desde la noche anterior se supo que el cuerpo del miembro del colectivo Tres Raíces, Heyker Vásquez, sería enterrado en el cementerio del Este y que saldría desde el 23 de Enero. Pero los honores que le hacían al fallecido que llevaban por la autopista Francisco Fajardo parecían los de un funcionario policial, por lo que se creyó que se trataba del funeral de Nelson Antonio Chirinos Cruz, el otro policía caído durante la operación realizada el 15 de enero para capturar a Óscar Pérez.

Luego de que la caravana transitara la avenida Río de Jaineiro, pasara por Chuao, atravesara El Cafetal y llegara al cementerio del Este, en La Guarita, se supo que las dos caravanas eran la misma. Dos integrantes del frente Sergio Rodríguez, que prefirieron omitir su identidad, confirmaron los rumores en el sepelio: Heyker Leobaldo Vásquez Ferrera, el líder del colectivo Las Tres Raíces de la parroquia 23 de Enero era también miembro de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes). Así lo informaron cuando lo reconocieron en la foto que el martes 16 de enero el ministro Néstor Reverol presentó como Andriun Domingo Ugarte Ferrera.

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