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Crímenes sin castigo | Hampa for export, por Javier Ignacio Mayorca

@javiermayorca

El martes 16 de febrero, la Policía Nacional panameña detuvo a dos venezolanos en la población de Betania, cuando intentaban sustraer con pinzas y un destornillador los dólares de un cajero automático. Los hombres, cuyas identidades no fueron reveladas, tenían en su poder tarjetas de débito y crédito a nombre de diversas personas, lo que hace suponer a las autoridades que ya tenían tiempo en el mundo del delito.

En el balneario Montañita de Ecuador causó estupor el asesinato de dos turistas argentinas, Marina Menegazzo y Maria José Coni, respectivamente de 21 y 22 años de edad. El crimen llegó a las páginas de la prensa el 22 de febrero. El abogado de los deudos Hernán Ulloa reveló a la prensa de ese país que uno de los homicidas sería un venezolano, apodado el Chamo, quien supuestamente actuó en complicidad con dos ecuatorianos ya detenidos.

El 26 de octubre de 2015 la población de Aruba se conmocionó al conocer el millonario asalto al casino Excélsior. Este tipo de noticias, desde luego, para nada contribuye en la consolidación del ambiente de tranquilidad que debe prevalecer en uno de los emporios turísticos del Caribe. Las autoridades iniciaron una búsqueda basada en los testimonios y registros de video del centro de juegos, hasta que detuvieron a tres venezolanos cuando intentaban abandonar la isla. Se trataba de Víctor Manuel Valente, Carlos José Huerta Ibarra y Julio García Capdevilla.

Estas noticias apenas ocupan espacios en la prensa venezolana, cada vez menos atenta a los problemas relacionados con la criminalidad. Sin embargo, reflejan una tendencia que ya está impactando negativamente a todos los países vecinos, e igualmente a territorios como el sur de Florida o España, con los que tradicionalmente se han relacionado los venezolanos.

La delincuencia pareciera que ya no se conforma con lo poco que hay en el país, e intenta expandir sus fronteras.

Uno podría pensar que este es un resultado “natural” de la diáspora que ha afectado al país durante los últimos tres lustros. Si de Venezuela se han ido según cálculos conservadores más de un millón de personas se puede suponer que no todas son honestas y acatadoras de las normas.

Pero los reportes de venezolanos tomados in fraganti en cualquier parte del mundo cuando cometen algún tipo de delito (más allá de las frecuentes infracciones a las leyes de tránsito) se han hecho cotidianos. En Taipei, por ejemplo, una venezolana de 24 años de edad fue detenida cuando hurtaba jamón, carne, pan y leche de un abasto. Las autoridades suponen que ella obtenía el sustento diario mediante esta actividad desde que ingresó tres años antes como turista y se quedó allí como inmigrante ilegal, sin trabajo conocido.

Muchos venezolanos delinquen en otros países al creer que allá las cosas se manejan con la misma ligereza que en el territorio nacional. Primero sacan pequeñas cosas de las tiendas, se saltan los pagos en el subterráneo e incumplen las normas de tránsito. Luego van a cosas mayores. En agosto de 2015 dos venezolanos fueron identificados como parte de una banda que perpetró por lo menos 30 asaltos a condominios lujosos del sur de Florida. El grupo en el que supuestamente participaban Alberto Colmenares Machado y Wilmer José Paúl Gamboa operó por lo menos durante dos años hasta que la policía de Key Biscayne determinó que los sujetos viajaban a Estados Unidos con el preciso objetivo de cometer sus robos. Luego, regresaban a Venezuela.

Colombia es quizá el primer país en padecer la explosión de criminalidad que viven sus vecinos de la frontera oriental. No solo es que muchos neogranadinos han resuelto volver a su tierra, para huir de la inseguridad que hay aquí. Ahora, las poblaciones fronterizas se ven impactadas por el accionar de los criollos. En febrero, por ejemplo, la Policía Nacional colombiana detuvo en Cúcuta a Alexis Francisco Magallanes, de 25 años de edad, involucrado en una red que extorsiona a empresarios de esa ciudad fronteriza.

Pero el hampa nacional también ha llegado a Bogotá. El 4 de marzo, un venezolano junto a un transexual fueron detenidos cuando intentaban atracar a un taxista en la capital colombiana.

Estos casos difícilmente se veían hace unos años. El venezolano aún mantenía algo de la cortesía y la civilidad que observó Alejandro de Humboldt en sus viajes por estas tierras durante el siglo XIX. Estos atributos parecían mantenerse en el siglo siguiente, a juzgar por lo que señalaban autores como Augusto Mijares en Lo afirmativo venezolano.

Desde luego, no se trata de hacer generalizaciones. Pero sí hay que observar lo que ya podría ser una tendencia preocupante. Es necesario asumir que parte del cambio sufrido por los venezolanos durante los últimos años ha puesto de manifiesto conductas y valores que poco tienen que ver con la institucionalidad y el imperio de la ley.

El resultado más evidente ha sido la elevación sostenida de los índices de violencia criminal en todo el territorio nacional. Esto, tarde o temprano, rebasa los límites fronterizos.

Si bien es cierto que la mayoría de los relatos sobre venezolanos detenidos en el exterior se refiere a delincuentes rudimentarios y poco organizados, que aparentemente salen del país a explorar oportunidades en otros territorios, es apenas cuestión de tiempo para que comience a hablarse de organizaciones delictivas criollas en el extranjero. Por ejemplo, en países de Africa Occidental, con Guinea Bissau a la cabeza, desde hace ocho años se reporta con insistencia la participación de connacionales en el tráfico de drogas.

Según Federico Varese (2011) los procesos de “trasplantado” de organizaciones delictivas se facilitan en la medida en que los miembros de tales grupos son capaces de enlazar la demanda en un lugar con las posibilidades de ofertas de bienes y servicios ilegales en otros.

Estas estructuras, además, tenderán a buscar sitios donde la migración del país haya hecho “cabeceras de playa”, es decir, asentamientos más o menos numerosos en los que se puedan mimetizar. Todos estos procesos, claro está, se aceleran en un mundo como el actual, donde se vive una revolución de la movilidad (Naím, 2015).

Si seguimos estas premisas podremos explicar el creciente involucramiento de venezolanos en hechos delictivos en países cercanos. No sólo Colombia, sino también en Estados Unidos y Panamá, donde según voceros diplomáticos hay más de 4000 venezolanos tras las rejas. El control de cambios impuesto en Venezuela desde 2003 se convirtió en un acelerador de estos procesos. Hubo grupos que instalaron operaciones simultáneamente en ambos países precisamente para proveer el servicio de cambio de moneda tan requerido en una economía dependiente de importaciones como la venezolana. Eventualmente, estas organizaciones incurrieron en estafas millonarias. Entre las víctimas figuraban personas inocentes, algunas de ellas impulsadas por estados de necesidad. Pero también estaban elementos que solo querían aprovechar este servicio para colocar en el exterior dinero mal habido.

En la medida en que los mercados nacionales eran sometidos a restricciones, se generaban nuevas oportunidades para estos grupos posicionados en el exterior. Al final, quienes gozaran de las mejores relaciones en los ámbitos político y financiero del país poseerían una importante ventaja. Son los tenientes y generales que se ocultan en Florida, los bolichicos que ahora compran purasangres por millones de dólares en subastas abiertas. Y también (en menor escala) las Iroshimas que se asocian para abrir spas en Doral.

Vea el artículo completo en el blog Crímenes sin castigo

Feb 23, 2016 | Actualizado hace 8 años
En masa por Alejandro Moreno

Manchetada

 

En artículos de hace algún año me preguntaba si ciertos movimientos del hampa, como la toma de autobuses, de calles, de salones de clase en alguna universidad, no anunciaban para el inmediato futuro la ocupación de ciudades enteras y la posibilidad de un poder total, político y social, malandro. Esa previsión ya es realidad plena desde el año 2015 y este primer mes y medio de 2016. La ciudad de Maracay fue paralizada, mediante comunicado y todo, por un pran de barrio; Porlamar y media Margarita fueron detenidas por largo tiempo mientras se enterraba al Conejo en medio de un concierto de tiros y explosiones.

Las pequeñas bandas de barrio han dado paso a las macrobandas que dominan regiones enteras, ciudades, pueblos y grandes conglomerados urbanos. El Picure anuncia el traslado de su sede de San Juan de los Morros a Ocumare con ochenta de sus forajidos y abre el reclutamiento y selección de personal (sic) para su nueva banda, los “Hermanos del Picure”. El 5 de febrero de este año un grupo de delincuentes roba todo un tren del Metro de Caracas. Cada día aumentan los casos similares.

Últimamente, ya no se trata sólo de acciones masivas del hampa, sino que, al parecer, han empezado a involucrarse amplios grupos de gente común que en masa cometen actos delictivos violentos. El martes del último carnaval varias personas se reúnen y roban sesenta pollos asados de una pollera; ese mismo día otro grupo saquea un camión de pollos vivos; también ese día unas cincuenta personas bajan de un edifico de la Misión Vivienda, cerca de la iglesia San Pedro, y mientras unos enfrentan a la Guardia Nacional, otros roban por los alrededores.

La violencia masiva hasta ahora tenía características de defensa: las gentes se reunían circunstancialmente para enfrentar al delincuente peligroso y a veces lo linchaba, cerraban calles y comunidades particulares organizaban su protección. Ahora, los grupos se organizan para atacar. De la defensa se pasa al ataque. En la masa, se diluye la culpa, se goza de impunidad. El éxito produce percepción de autoeficacia por autoexperiencia (Bandura) e incita a repetir la conducta. Antes, se hablaba de violencia masiva cuando las víctimas eran muchas, ahora los muchos son también los victimarios. Y organizados, bien organizados.

El ciudadano común imita al hampón impune y con él se mezcla y confunde.

Esto no se va a quedar ahí; va a seguir avanzando, llegando a más amplias masas. Será la anomia total, la tiranía del caos y de los pranes que en el caos, como en río revuelto, pescarán cada vez mayor poder.

El Nacional

ciporama@gmail.com

 

 

Denuncian que Cementerio General del Sur está tomado por el hampa e inundado de basura

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El que otrora fuera patrimonio histórico de la nación inaugurado por el general Antonio Guzmán Blanco en 1876, el Cementerio General del Sur muestra actualmente su peor cara, Los caraqueños que lo visitan revelan que el campo santo sufre una inseguridad desatada, tumbas profanadas, urnas oxidadas y toneladas de basura la cuales sirven de escenario para el descanso eterno de millones de fallecidos. Ante esta realidad responsabilizaron al alcalde de Caracas Jorge Rodríguez, quien entre sus competencias esta la administración del lugar.

Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas, señaló que el solo entrar al Cementerio General del Sur ya es un peligro de ser atracado o incluso perder la vida, ya que no hay presencia policial y los antisociales hacen de la suyas sin el mayor reparo. “Además de las personas robadas se puede observar más de 500 tumbas abiertas, ataúdes regados y huesos sacados por maleantes para su tráfico y venta. Los cráneos los utilizan para rituales, revisan los ataúdes para ver si tienen cosas de valor y los dejan abiertos y regados por todo el lugar”, dijo.

Rojas relató que desde hace muchos años no se le hace manteniendo al campo santo, detallando como la basura se acumula por toneladas percibiéndose olores nauseabundos que podrían generar problemas de salubridad en la zona. “Los camiones del aseo brillan por su ausencia y la maleza hace casi invisibles las tumbas, es importante recordar que aquí están enterrados los personajes más ilustres de la Caracas del siglo XIX y principios del XX como Joaquín Crespo o Isaías Medina Angarita. Se está desperdiciando un potencial turístico e histórico enorme”.

El luchador social responsabilizó a la Alcaldía de Libertador por esta grave situación, exigiendo que le dé la cara a los caraqueños que tienen parientes enterrados aquí y deben arriesgar la vida para rendirles los honores póstumos. “En las próximas semanas llevaremos pruebas a la Comisión de Servicios de la Asamblea Nacional para que Jorge Rodríguez sea interpelado y explique el porqué de la situación tan deplorable en la que se encuentra el Cementerio General del Sur, aquí hay hechos de corrupción que saltan a la vista”, expresó.

 

“Las tumbas son profanadas a plena luz del día”

 

Por su parte Wilter Ochoa, vocero de 100% Santa Mónica, explicó que en diferentes calles del campo santo se observa cualquier cantidad de tumbas abiertas y a sus lados los ataúdes, incluso muchos de estos son violados a plena luz del día bajo la mirada cómplice de las autoridades. “Según información de los trabajadores los antisociales entran al cementerio sobre todo en horas de la tarde noche, aprovechando la oscuridad y ausencia de vigilancia, pero algunos se aventuran a violar los sepulcros en el día”,

Denunció  que los fines de semana venden bebidas alcohólicas dentro de la necrópolis de forma ilícita, asimismo se realizan ritos esotéricos donde usan los huesos extraídos de las tumbas para brujería y asesinan animales a la vista de todos. “Este cementerio es el reflejo del país, desidia, buhoneros, venta de licores y droga, quintales de basura e inseguridad a millón”, sentenció.

 

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Falleció el músico Cheo González luego de ser apuñalado en un robo

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Foto: El Sol de Margarita

El músico, compositor y arquitecto margariteño Cheo Gonzalez Vicent murió la tarde de este lunes, después de permanecer en terapia intensiva por 24 días como consecuencia de las múltiples cuchilladas que recibió por delincuentes que entraron a robar en su residencia.

El hecho ocurrió la madrugada del pasado 7 de enero, cuando unos sujetos ingresaron en casa del músico, en El Maco, municipio Gómez de Margarita, para llevarse joyas y otros artículos de valor.

Al momento del asalto, González, de 58 años, se encontraba en compañía de su esposa, María de Lourdes Coello, dijeron familiares del músico a El Sol de Margarita.

Con información de El Sol de Margarita y Diario Contraste.

Smolansky: Detención del director de PoliSucre es un apoyo del gobierno al hampa organizada

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David Smolansky, Alcalde del municipio El Hatillo y dirigente nacional de Voluntad Popular, calificó de “insólita” la detención del director de la Policía Municipal de Sucre, el comisario Miguel Furelos, quien fue detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) el pasado miércoles por estar presuntamente vinculado al ataque que se perpetró contra la caravana del candidato opositor Miguel Pizarro.

“La detención de Furelos es un apoyo del gobierno al hampa organizada. En una ciudad en donde asesinaron a más de 430 personas el mes pasado, en donde se ha reconocido que hay un repunte de los secuestros y los homicidios en toda el área metropolitana y sus adyacencias, y donde tenemos unas mal llamadas ‘zonas de paz’ como la Cota 905 en las que los policías y sus familiares han sido declarados objetivo por los delincuentes, nos resulta realmente insólito e irresponsable que en vez de estar persiguiendo y aprehendiendo a estos sujetos que generan pánico, se esté deteniendo a un director de una policía”, expresó.

El dirigente de Voluntad Popular alertó que este hecho es una cortina de humo del gobierno de Nicolás Maduro para desviar la atención de cara a las elecciones parlamentarias del próximo domingo. “Yo creo que todo el mundo vio las fotos de ese día, quiénes tenían las camisas rojas, quiénes estaban armados y cómo se disolvió inmediatamente esa caravana. Creo que con este hecho le están dando un mal mensaje al país. No les quepa la menor duda de que esto está generando un malestar enorme en todo lo que es el gremio policial desde PoliSucre hasta las policías regionales porque, insisto, hoy los policías son blanco de las bandas organizadas”.

Para concluir, el dirigente de la tolda naranja indicó que casi 150 funcionarios han sido asesinados en el área metropolitana de Caracas, entre municipales, estadales, nacionales y soldados de la Fuerza Armada Nacional. “Nos sorprende que en vez de hacer un esfuerzo por desarticular a las bandas que tienen armas largas, granadas y vehículos blindados se hace la detención de un hombre que es completamente inocente y que además tiene una trayectoria intachable en la policía como es el comisario Furelos”, sentenció.

Aumento de 43% ubica a PoliHatillo entre las policías mejor pagadas de Caracas

El Alcalde del Municipio El Hatillo David Smolansky Urosa decretó un nuevo aumento entre 43% y 48%, a todos los funcionarios de la Policía Municipal de El Hatillo, según su rango.

“Nosotros no podemos presentar resultados positivos sino tenemos una policía que esté motivada, que tenga incentivos y que tenga sentido de pertenencia con la institución, con el municipio y los vecinos para quienes trabajan”, expresó el alcalde.

Smolansky Urosa detalló que el uniformado con rango de oficial recibió el 43% de aumento, mientras que el Oficial Jefe, Supervisor, Supervisor Agregado y Comisionado recibieron un 45%, entre tanto el Oficial Agregado y Supervisor Jefe recibieron el 48% de incremento en su salario.

Esta sería la tercera vez que se realiza mejoras en el sueldo a los funcionarios de PoliHatillo lo que se traduce en un acumulado de aumento del 138% en el 2015.

Asesinaron a Oficial en Jefe de la Policía de Miranda en Mamera
policías
Nuevamente la Policía del Estado Miranda sufre otra baja policial a manos del hampa, debido a que en horas de la madrugada de este sábado fue asesinado el oficial jefe de la Policía de Miranda, Rommel Alexis Scott Linares, de 33 años de edad, en el sector Mamera I, municipio Libertador.El director-presidente del referido cuerpo de seguridad estadal, comisario general Elisio Guzmán, dijo que según las investigaciones preliminares el funcionario estaba en el mencionado lugar acompañado de varias personas cuando se suscitó un intercambio de disparos del cual el efectivo salió ileso.

Inmediatamente se originó otro tiroteo en el que el policía fue interceptado por varios hombres quienes le propinaron múltiples disparos que lo impactaron mortalmente.

Los antisociales huyeron del sitio, por lo que las autoridades policiales se encuentran desarrollando las investigaciones del caso para dar con el paradero de los asesinos.

El comisario Guzmán lamentó el homicidio del oficial jefe Scott Linares quien tenía 15 años de servicio y se encontraba adscrito a la División de Seguridad Interna y Retén. «Su muerte representa el séptimo funcionario de la Policía del Estado Miranda asesinado en lo que va de año y el N° 130 de policías muertos por la delincuencia en la Gran Caracas. Cuántos más tienen que morir para que el Ejecutivo Nacional desarrolle planes y estrategias coherentes y eficaces para evitar esta batalla que lamentablemente estamos perdiendo», resaltó.

El funcionario de la Policía del Estado Miranda gozaba de respeto y cariño entre sus compañeros, quienes hoy nuevamente se enlutan por la muerte violenta de un amigo que ha dejado a cinco niños en orfandad, gracias a la acción de seres desalmados.

Granada M26 cuesta 130 mil bolívares en el mercado negro

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Durante el programa de radio Bajo la lupa, el periodista experto en criminología, Javier Mayorca, informó que una granada M26 de fabricación estadounidense pero ensamblada en la industria militar colombiana, cuesta 130mil bolívares en el mercado negro.

De acuerdo con el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalistas (Cicpc) estas granadas han pasado a manos del hampa común y colectivos. Mayorca asegura que esto se debe a la complicidad de militares o personas encargadas del cuido de estas armas de guerra.

Venezuela es la nación con más muertos por el uso de granadas entre enero de 2013 y marzo de 2015, reseña un estudio realizado por la Organización de Naciones Unidas para el Desarme. En ese lapso de tiempo, 8 personas fallecieron a raíz de la manipulación de estas armas de guerra.

Recientemente, cinco ataques con granadas a sedes policiales, se registraron a lo largo del territorio nacional y causaron conmoción en la opinión pública.  Todo este material explosivo no se fabrica en el CAVIM, sino que es comprado en el exterior, en divisas y a precios internacionales. A pesar de que los Tratados de Ginebra y el Derecho Internacional Humanitario (DIH), señalan que las granadas son artefactos únicamente destinados para ser utilizados contra objetivos militares; en Venezuela no ocurre de esa manera.

Entre las sedes que han sido atacadas se encuentran: dos del CIPCP, Politáchira, Poliaragua, Polimiranda y Polibaruta las fueron impactadas por granadas lanzadas por desconocidos. Estos hechos han dejado tres personas fallecidas y 13 heridas.

 

Las miserias de mi país por José Domingo Blanco

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Dos hechos aislados, de los muchos que ocurren en nuestra ciudad. Dos hechos que describen la violencia, la indolencia, la deshumanización, la miseria y el salvajismo que estamos padeciendo los venezolanos. El pasado fin de semana fui testigo tácito de la impotencia que sentimos los ciudadanos de este país cuando nuestros derechos son violentados abiertamente, ante la mirada indolente y complaciente de un gobierno que solo se lava las manos –impregnadas de sangre- o voltea el rostro perverso hacia otro lado, para desentenderse de los destrozos que ocasiona el monstruo que ellos han creado.

 

El primero de los casos lo protagonizó una doctora del Hospital Universitario. Su relato es la estampa de lo que, a diario, viven pacientes y galenos de estos recintos, lanzados al olvido por el régimen. Enfermos cuyas vidas penden, como nunca antes, de un hilo extremadamente delgado…Son unos héroes nuestros médicos que, además de la escasez de equipos, medicinas e instrumentos, ahora también enfrentan los avatares de un hospital que, sin aviso y sin protesto, se queda sin suministro eléctrico, poniendo en riesgo a pacientes que, como en el caso que cuenta la doctora, sus cuerpos quedan expuestos en la mesa de operaciones en medio del apagón. Enfermos cuyas esperanzas de vida se centran en esa cirugía o ese trasplante, que son abiertos y vueltos a cerrar, sin que se haya podido realizar la operación porque se fue la luz, las plantas eléctricas no arrancan y Corpolec no reacciona con la rapidez que estas zonas estratégicas requieren. Cirugías abortadas a mitad de camino que terminan en fracaso y alumbradas por las linternas de los celulares de las enfermeras. ¿Acaso no parece la descripción de algo que solo podría ocurrir en países con extrema pobreza?

 

Por supuesto, como es de suponer, la doctora que vivió esta experiencia reflexiona, con la impotencia y el dolor, que algo así despierta: “(…) ¿Qué pasó? Que el paciente estuvo en una lista de espera, que fue anestesiado, que fue abierto, manipulado, que no se pudo terminar el trasplante, que se quedó con su riñón no funcional y que el riñón a trasplantar se perdió. Esto no debe suceder, esto es inaceptable. Se vivió (…) una de las peores situaciones que pueden pasar, una situación horrible. ¿Qué dirán los familiares? ¿Y el paciente? Despertarlo y éste pensar que ya tiene su riñón; pero, que lamentablemente no sucedió. El que estaba en la mesa operatoria no era ni un animal ni un muñeco: ¡era un ser humano! Hago un llamado a la reflexión de todos en este país. Ya nos hemos acostumbrado a la escasez, a la miseria, a la falta de medicamentos, a los homicidios, a la delincuencia, las estafas y ¿también tenemos que aceptar estas cosas que acabo de contar? ¡Yo creo que ya basta! Yo creo que ya está bueno el circo de gobierno que tenemos que solo engañan y se lo calan dos clases de gente: los muy ignorantes y los que están como los becerros pegados de las tetas de la vaca, agarrando real parejo y el pueblo matándose por un pollo o una harina pan”.

 

Habría que ser indolente – ¿o un funcionario del gobierno?- para no solidarizarse con los sentimientos de esta médico, y con todos los doctores que como ella luchan para salvar vidas. Son unos mártires nuestros enfermos renales, cardiopatas u oncológicos, que aguantan con estoicismo –o resignación- su turno para ser operados. ¿Ocurre eso en el Hospital Militar? ¿Padeció Chávez en algún momento de su penosa enfermedad las consecuencias de no aplicarse un tratamiento a tiempo? ¿Tuvo su familia que bregar de farmacia en farmacia una sonda, un catéter, una pastilla, gasas o hilo para sutura? No. Por supuesto que no. En eso, el difunto presidente fue lo suficientemente excluyente y clasista. Como remeda Nicolás, para quien es más importante destinar recursos milmillonarios para los soldados de la frontera que para los hospitales del país, o para los médicos que en ellos trabajan o para los profesores universitarios que se encargan de preparar a nuestros profesionales futuros.

 

Y mientras éste enfermo renal sigue luchando por su vida, otros venezolanos también. Pero, por una razón totalmente distinta. Son esos compatriotas que, al azar, son presas del hampa. Las víctimas de los secuestros express que, un domingo cualquiera, se transforman en la fuente de ingresos cuantiosos para las megabandas que pululan por la ciudad. Delincuentes madrugadores que salen tempranito a pescar a sus incautos, cuyas familias –desesperadas, asustadas y sin garantía de que les devolverán con vida al hijo o al esposo secuestrado- hacen lo posible y lo imposible por complacer sus demandas. Hampones que ya no piden bolívares porque, conscientes como están de la economía del país, son expertos en devaluación. Piden dólares. Exigen euros. No cien, ni doscientos, sino miles de ellos. Ruedan libremente por las calles de Caracas, luciendo su poderío y agresividad, en camionetas mejor equipadas que las de los oficiales encargados de velar por nuestra seguridad. Armados con un arsenal que sería la envidia de cualquier cuerpo policial. Y juegan con el miedo. Con la psiquis y la vida de la víctima. Disfrutan sembrando el terror. Torturan al secuestrado ofreciéndole una muerte segura, pero llena de maltratos y dolor. Los amedrentan con golpes en la cabeza propinados con las culatas de sus armas largas. Les ofrecen cortarles las extremidades con una motosierra. Les hacen extender las manos y les colocan una granada como quien entrega una moneda. El miedo de la víctima aumenta. Horas de incertidumbre y de zozobra. Horas eternas para el secuestrado, cuya vida dependerá de la solidaridad de la familia, de los amigos y de los conocidos que removerán cielo y tierra para cumplir con las exigencias… Un venezolano trabajador cuya vida puede terminar prematuramente si el maleante “no está de buenas”.

 

Dos historias distintas, pero en el fondo idénticas, que retratan las miserias de un país donde lo absurdo se hizo cotidiano y, además, gobierna.

 

mingo.blanco@gmail.com

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