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Claves | En 8 de cada 10 hogares venezolanos el presupuesto no alcanza para comprar alimentos
Según el informe de HumanVenezuela a pesar del crecimiento en la producción de alimentos persiste la desnutrición en el país. 

La vulneración al derecho fundamental de la alimentación en Venezuela ha sido una constante al menos desde el año 2014. Para millones de personas es todo un reto cubrir los gastos alimenticios y sobrevivir y un reciente estudio determinó las dimensiones de la inseguridad alimentaria en el país. 

El nuevo Informe de Seguimiento a la Emergencia Humanitaria Compleja en Venezuela de la organización HumVenezuela reveló que en 2023 91,6% de los hogares utilizó estrategias de sobrevivencia para alimentarse, «la mayoría rindiendo el presupuesto o aumentando su carga laboral, ante mayores niveles de gasto».

En la encuesta de hogares aplicada por HumVenezuela en 20 estados constan hallazgos preocupantes sobre la situación alimentaria de los venezolanos. 41,1% de la población para subsistir a nivel alimenticio tuvo que combinar distintas estrategias, sacrificar gastos y también hubo privación en el consumo.

La calidad y variedad en el consumo de alimentos de los hogares venezolanos desmejoró 87,6%. 61,9% de los encuestados para la investigación indicó que a pesar de pagar por el programa de subsidio estatal de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) «los productos de las bolsas no cumplían estándares nutricionales, eran pocos y no llegaban con regularidad».

En, al menos, 9,5% de los hogares del país uno de los miembros migró para ir en búsqueda de alimentos. Otro de los aspectos que resalta el informe es que en el 4% de los hogares consultados se compró alimentos vencidos; en el 3,5%, varios miembros debieron comer fuera del hogar; y en el 1,5%, se intercambió sexo por alimentos».

Otras familias con niveles más extremos de pobreza reportaron que en un 13,8% de ellas, un miembro trabajó por alimentos, y de 10,3% a 12,3%, creció el porcentaje que recibió alimentos donados u obsequiados.

En 2023, un número más alto de personas «cayó en situaciones inaceptables de privación alimentaria a niveles de subalimentación y subnutrición extrema». El porcentaje de personas que durante ciertos períodos del año pasaron hambre de forma permanente «se incrementó considerablemente de 14,4% a 22,3%» entre 2022 y 2023. 

«De este grupo, las personas que permanecieron con hambre, todo el tiempo, aumentaron de 7,2% a 9,5%. Igualmente se produjo un ascenso, de 10% a 15,5%, en el número de personas que alguna vez pasó días enteros sin comer y, de 4,9% a 5,7%, las que muy seguido durante el año no pudieron alimentarse por días enteros», revela el informe. 

Alimentarse se ha convertido en una hazaña

El aumento de los niveles de desnutrición ha continuado ascendiendo. Como parte de las privaciones alimentarias en los menores de 5 años la desnutrición sigue siendo un gran problema, pues afecta a 1,4 millones de niñas y niñas que presentan algún grado de déficit nutricional o riesgo de tenerlo.

Para el año pasado se estimo que hubo 9,5% de niñas y niños con desnutrición aguda y 35,4% con desnutrición crónica, por retardo de crecimiento en talla para la edad.

De acuerdo con Hum Venezuela la  afectación total de la inseguridad alimentaria asciende al 45,2% de la población, lo que equivale a 13 millones de personas.  Según el informe la falta de recursos para acceder a las cantidades de alimentos necesarias para cada hogar es la principal causa para la no accesibilidad alimentaria en gran parte de la población.

Para 2023, el ingreso mensual de los hogares venezolanos representaba un 72,4% menos de los costos de una canasta básica para una familia de tres miembros.

Por esta razón se incrementó el número de hogares que redujeron el numero de porciones de comida de 57,2% a 62,3%, al mismo tiempo 35,7% de las personas en esos hogares comió cantidades menores de manera frecuente.

A su vez, hubo aumento en los hogares que bajaron la cantidad de comidas al día de 37,2% a 47,4%. Además pasó de 22,3% a 25,7% los que debieron privarse de alguna comida diaria de manera frecuente.

Más alimentos, menor consumo

A pesar de que ha aumentado la disponibilidad de alimentos debido a la creciente producción nacional y la llegada de otros países, no se han reducido los altos niveles de contracción del consumo.

Según las cámaras agrícolas, aunque aumentó la disponibilidad de alimentos persistieron «los problemas de escasa inversión, impuestos excesivos y trabas burocráticas, tierras productivas inactivas, falta de insumos agrícolas, escasez y altos precios del combustible, interrupciones eléctricas y problemas de seguridad».

Entre 2022 y 2023 aumentó de 85,8% a 87,6% el consumo de dietas poco variadas, saludables y nutritivas. Midiendo en kilogramos por persona al año, se elevó el consumo de carne de res (de 30,4% a 42,9%), de leche y sus derivados (de 55,4%a 60,0%), de harina de maíz (de 43,0% a 50,0%), de arroz (de 17,4% a 21,8%), y de hortalizas (de 13,8%a 30,0%).

Para el año pasado también se observó una disminución de 55,6% a 51,6% en el déficit de consumo de alimentos de alto valor proteico.

«El déficit de consumo de carnes se mantuvo en 62%, pero se redujeron los déficits de pollo (de 56,7% a 51,4%), de pescado (de 67,1% a 63,3%), de huevos (de 42% a 36,6%), de leche (de 69,7% a 62,6%), de queso (de 35,6% a 33,7%) y de granos (de 29,7% a 28,4%). En cambio, con un alto peso en la dieta de los hogares, bajó el consumo de arroz (de 88,2% a 86,8», destacó el informe.

«En 2023, para 86% de los hogares el presupuesto era insuficiente para comprar alimentos. El 15% utilizaba más de la mitad del presupuesto para gastos de alimentos, 50,6% lo gastaba casi todo y 20,3% no disponía de un presupuesto para estos gastos», reza el informe.

ONU: 6,5 millones de venezolanos padecen hambre
Una investigación de las Naciones Unidas halló que el 4,1 % de los niños menores de 5 años en Venezuela sufre desnutrición aguda

 

El informe «Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2022», elaborado por varias agencias de Naciones Unidas y publicado el 18 de enero, reveló que cerca de 6,5 millones de personas padecen hambre en Venezuela.

«En Sudamérica, Venezuela tuvo la mayor prevalencia de subalimentación (22,9 %), que en números absolutos equivale a 6,5 millones de personas», señala el escrito que utiliza estimaciones de la media de los años 2020 y 2021.

La prevalencia de subalimentación, explica el informe, es un indicador que capta «un estado de privación de energía que dure más de un año», por lo que representa el número de personas que se acuestan regularmente con hambre.

«Una mirada a las tendencias del hambre en los países de la región muestra que el hambre aumentó significativamente en Venezuela, en 18,4 puntos porcentuales, es decir, 5 millones más de personas con hambre entre los períodos 2013-2015 y 2019-2021», prosigue el análisis.

La investigación también revela que el 4,1 % de los niños menores de 5 años en Venezuela sufre desnutrición aguda, «una condición que pone en peligro la vida» de los infantes y que es «causada por una ingesta insuficiente de energía y nutrientes, una mala absorción de energía y nutrientes o una enfermedad frecuente o prolongada».

«La emaciación o desnutrición aguda es una de las formas más críticas de malnutrición en la primera infancia, ya que se asocia con un alto riesgo de mortalidad si los casos no son identificados y tratados adecuadamente de manera oportuna», agrega el escrito.

El informe fue elaborado por las agencias de la ONU para la salud (OMS), alimentación y agricultura (FAO), la infancia (Unicef), el desarrollo agrícola (FIDA) y el Programa Mundial del Alimentos.

Desnutrición aguda afecta a más de 8.000 niños venezolanos

Un total de 8.199 menores de 5 años fueron diagnosticados con desnutrición aguda en Venezuela, entre enero y agosto de este 2022. Así lo reveló el más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), publicado el 13 de octubre.

«Hasta agosto de 2022, 8.199 niños y niñas menores de 5 años identificados con desnutrición aguda recibieron tratamiento adecuado en los servicios de salud y en espacios comunitarios», dice el informe. Sin embargo, el documento no detalla el número de infantes evaluados en los primeros ocho meses de 2022.

Durante ese período, la ONU y sus socios atendieron a 344.300 personas en asuntos relacionados con nutrición. De este grupo, casi 4.600 eran mujeres embarazadas y en período de lactancia que presentaban bajo peso y «recibieron suplementación nutricional para mejorar su estado».

«La interrupción de la cadena de suministros global y las congestiones del mercado logístico internacional han ocasionado retrasos en la llegada de los insumos para suministrar el tratamiento a los niños y niñas con desnutrición aguda en los centros apoyados por Unicef y los socios», indicó la organización.

Información de EFE

Así aumentó la curva de la inseguridad alimentaria durante la cuarentena
Productores de carne y leche en el país, coinciden en que este año ha sido uno de los más críticos en cuanto a consumo y producción de alimentos
Hortalizas, frutas, carne de aves, pescados, huevos y quesos, son los principales alimentos que se han dejado de consumir durante la pandemia 

 

Puede que sea cierto que la curva de contagios del COVID-19 se haya reducido después de nueve meses de confinamiento como afirma el gobierno nacional en todos los balances que ofrece sobre las cifras del COVID-19, pero la paralización parcial de la economía y la escasez de gasolina han sido los motores para que la inseguridad alimentaria, que ya venía arrastrando Venezuela, siga ascendiendo.

Yolanda Brito vive con sus dos hijos adolescentes en La California, municipio Sucre, en el estado Miranda. Anteriormente hacía todas sus compras en reconocidas cadenas de supermercados. Ahora, prefiere buscar otras opciones como los mercados chinos o los camiones que vienen de la Colonia Tovar para rendir lo más que pueda el dinero que le envía su hijo mayor desde Chile. 

“Desde que comenzó la pandemia el impacto económico en los precios de los alimentos ha sido muy fuerte, yo trato de comprar para un mes y armar el menú de la semana, para que la comida rinda. Los desayunos, por lo general son arepas, rindo la masa con zanahoria, calabacín o avena, las relleno con queso o huevos revueltos, tengo tiempo que no compro jamón porque es muy caro. En los almuerzos, siempre es arroz con granos, por lo menos tres veces a la semana. Pollo o carne comemos dos veces a la semana. Me olvidé del pescado, del cerdo y de varios embutidos. Para aliñar solo lo hago con ajo, cebolla y ají dulce. De frutas solo compro cambur y guayabas o la fruta que esté en temporada, nada de fresas, manzanas o parchitas. Dejé de comprar leche en polvo por su alto precio. He disminuido el consumo de azúcar y grasas, trato de hacer todo a la plancha, al vapor o en salsa”, explicó Yolanda. 

En menos de dos años la situación de Yolanda ha cambiado para peor. Comenta que con 100 dólares en 2018 podía comprar carbohidratos, leguminosas, carne, pollo, verduras, productos de aseo personal y limpieza; pagar las cuentas y hasta darse ciertos lujos. Ahora, con la misma cantidad de dinero, no compra ni la mitad de lo que antes podía. La consecuencia es que ha tenido que disminuir el consumo de ciertos alimentos por otros que rinden más y son menos costosos. 

El virus del hambre

Desde 2014, la crisis económica que se vive en Venezuela incide directamente en la alimentación de todos sus habitantes, pero ahora que han pasado ocho meses desde que se inició la pandemia, la situación para las personas más vulnerables ha empeorado y las cifras de desnutrición solo son comparables con países como Yemen, República Democrática del Congo, Haití y Afganistán, según estimaciones de la ONU.

Desde el 13 de marzo de 2020, Marling Granados no trabaja. Su situación económica también ha desmejorado con la pandemia. “Soy madre soltera de dos niños y actualmente estoy desempleada. Me ayudo con los bonos, la caja del Clap y lo que mis hermanos y otros familiares me colaboran. En Venezuela tenemos el virus del hambre porque ahorita hay de todos los alimentos, pero uno no tiene suficiente dinero para comprar, ni siquiera lo necesario”.

Granados detalló que los alimentos que más consumen en su casa son harina de maíz, queso duro y a veces huevos. “La carne y el pollo son muy caros y no me alcanza para comprarlos”, dijo.

Según un estudio, elaborado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), entre noviembre de 2019 y marzo de 2020, más de  79% de los venezolanos no tiene cómo satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación. 96,3% de los hogares viven en pobreza de ingresos y la tendencia de deterioro de la alimentación continúa. Apenas 3% escapa de la inseguridad alimentaria.

Cáritas Venezuela, en su más reciente monitoreo correspondiente a los meses de abril-julio de 2020, alertó que la desnutrición aguda global (GAM) -una medición del estatus nutricional de una población que se utiliza con frecuencia en situaciones de refugiados por largos periodos- aumentó 73% en niños y niñas menores de cinco años en seis meses de pandemia. Mientras que 59% de los niños evaluados tenían algún grado de retraso en su crecimiento o estaban en riesgo de tenerlo y que 29% tenía un retraso del crecimiento moderado y severo por la falta de alimentos.

Según cifras del mismo informe, 57% ha incurrido en alguna forma de privación alimentaria; 27% de los hogares ha tenido que recurrir a la mendicidad; 42% a rebuscarse alimentos en la calle para poder comer y 35% ha consumido alimentos que preferiría no haber comido.

Producción de alimentos en crisis 

El coordinador de la Red Agroalimentaria, Juan Luis Hernández, afirmó que la pandemia del coronavirus encontró a Venezuela en las peores condiciones que se hayan registrado en el país. 

“La caída del consumo es extremadamente grande en todos los productos. Sin embargo, los más afectados son aquellos de consumo fresco como frutas y hortalizas, que por los problemas que se han suscitado con la gasolina han aumentado su precio de manera desproporcionada. Las proteínas de origen animal como la leche, carne, quesos y huevos también han presentado una merma en el consumo, situación que afecta directamente a los niños”, aseguró. 

Para el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), Armando Chacín, este año ha sido mucho más crítico en cuanto a consumo y producción de carne.

“Lo que estamos comiendo este año fue lo que las vacas nos dejaron de los partos del año 2019. Hemos visto cómo el consumidor cada día deja de comer menos proteínas en vista que no tiene cómo comprar la leche y la carne más económica de toda Latinoamérica, porque cuando sacamos cuenta de cuánto cuesta un kilogramo de carne en Venezuela y cuánto cuesta en Colombia, entendemos que la carne más económica es la que está aquí porque no hay poder adquisitivo y la ley de oferta y demanda no permite que esto crezca”, aseguró Chacín. 

El presidente de Fedenaga afirmó que en años anteriores se consumía entre 25 a 26 kilogramos de carne per cápita, y hoy, el consumidor no llega a tener un consumo de más de 8 kilos. “Eso es casi nada porque eso es la ingesta de una persona al año”, afirmó.

La situación con la producción de la leche es similar a la de la carne. Armando Chacín explicó que hoy en día producen 3.200.000 litros de leche por día, prácticamente un tercio de la leche que debe haber en el país. “Debemos producir alrededor de 10 millones de litros para tener 125 litros de leche per cápita y estamos alrededor de 35 litros. Deberíamos tener más porque son los requerimientos mínimos que estipula la FAO”.

Roger Figueroa, presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea (Cavilac), afirmó que el consumo de todos los productos lácteos se ha reducido sustancialmente. “La demanda está contra el piso, tenemos una situación inédita y es que los supermercados están llenos de mercancía, pero la gente no los puede comprar”.

“La producción de todos nuestros productos ha decaído, no solo de leche sino de margarinas, mantequillas, quesos… Actualmente se está consumiendo casi el 10 % de la cantidad de leche que se produce a nivel nacional”, dijo Figueroa.

El informe Perspectivas de cosechas y situación alimentaria 2020  de la FAO determinó que el pronóstico preliminar para la temporada principal de la cosecha de maíz, apuntaba a una producción muy inferior a la media, respaldada por una disminución continua de la superficie plantada que comenzó a partir de la crisis económica de 2014.

El presidente de la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación (Fevipan), Tomás Ramos, informó en una entrevista para Fedecámaras Radio que las ventas de pan a nivel nacional están por debajo de un 60 %.

Ramos también destacó que el país consumía 120 mil toneladas mensuales de harina de trigo, y que actualmente llega a las 35 mil toneladas, “lo que es casi un barco, de los tres que llegaban”.

El cultivo de cítricos en Venezuela también se redujo este año. De las 35 mil hectáreas sembradas por la Asociación de Fruticultores de Yaracuy solo quedan actualmente 5 % de la plantación. El presidente de la asociación, Rafael Cabrera, explicó en entrevista para Fedecámaras Radio que la reducción masiva del cultivo de cítricos en Venezuela se debió a una bacteria.

Cabrera explicó que la asociación de productores está integrada verticalmente con la agroindustria de multifrutas. Esta última tiene instalaciones para procesar hasta 50 millones de kilos de fruta anualmente. Sin embargo, este año no lograron procesar cuatro millones.

Inseguridad alimentaria

Venezuela es la nación con la cuarta crisis alimentaria más grave en todo el mundo, según el Informe mundial sobre las crisis alimentarias del año 2020. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), destacó que 9,3 millones de venezolanos pasan hambre, según datos de 2019. 

Venezuela lleva tres años en hiperinflación según cifras del Observatorio Venezolano de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), lo que incide directamente en el consumo de alimentos de los venezolanos.

Según datos del Centro de Documentación y análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), el precio de la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) del mes de octubre de 2020 se ubicó en 141.808.837,30 bolívares, aumentando Bs. 27.780.682,83, 24,4%, con respecto al mes de septiembre de 2020 y 1.769,5% entre octubre de 2019 y octubre de 2020.

A juicio de la nutricionista Érika González, la dieta de la mayoría de los venezolanos es escasa en nutrientes y proteínas, pues más del 80 % de la población no puede adquirir la canasta alimentaria y lo que llega en las cajas del Clap, son harinas refinadas que no cumplen con los estándares mínimos de calidad. 

“Ahora no llegan ni los granos que al ser combinados con arroz, funcionan como fuente de proteínas”, señaló González. 

A pesar de la inseguridad alimentaria que reina en Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro ha impedido que organizaciones como Alimenta la Solidaridad, la cual beneficia a más de 25 mil niños con 240 comedores en 14 estados, continúe con su labor de ayudar a los más necesitados. El equipo ha sido víctima de allanamientos, hostigamiento y recientemente la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) congeló todas sus cuentas bancarias.

Hay productos, pero no dinero

Las colas para comprar comida y artículos de primera necesidad ya forman parte del pasado. Ahora, en todos los supermercados, mercados, bodegas, bodegones y quincallas se pueden encontrar todos los productos, de distintas marcas, pero de mayoría importadas, provenientes principalmente de Brasil, Turquía y México. 

Zenaida Carvajal, empleada de un supermercado en La California, asegura que los clientes llevan lo necesario. “Es raro cuando llevan un kilo de queso o de carne. Siempre lo llevan por gramos. Los carros grandes de mercado ya no se ven, son muy pocos los que pueden hacer grandes compras. A pesar de que hay cualquier cantidad de productos y los pasillos están full, la gente no tiene la capacidad de comprar”, dijo. 

A pesar de que no ha salido establecido en Gaceta Oficial, hay varios indicios de que el Ejecutivo Nacional habría aumentado el salario mínimo de 400.000 bolívares a 1.200.000 bolívares, el 1 de noviembre.

El Cendas considera que de ser cierto dicho aumento, sólo alcanzaría para adquirir un 2% de la canasta básica. 

A juicio de Juan Luis Hernández, para que el venezolano pueda alimentarse correctamente se necesita que exista disponibilidad y acceso. 

“En la actualidad eso está extremadamente lejos de producirse, porque no hay condiciones en el área agroalimentarias, sino condiciones generales en la situación económica del país. Con la situación que tenemos en la caída de producción, de hiperinflación y de deterioro brutal de las condiciones de los sectores más pobres eso no es posible”, explicó el coordinador de la Red Agroalimentaria. 

Sobre una posible recuperación del consumo de alimentos, Hernández afirmó que en el marco actual no existe posibilidad real de que los venezolanos tengan una alimentación adecuada. 

“Para que eso suceda se requiere un cambio en el régimen político y económico. De tal manera que ese cambio de la posibilidad de tener financiamiento internacional para poder impulsar la producción agrícola a mediano plazo, pero en la actual condición eso no va a ser posible. Si no se produce un cambio importante nuestro deterioro va a continuar por un tiempo indefinido”, sentenció Hernández.

Inseguridad alimentaria Inseguridad alimentaria Inseguridad alimentaria Inseguridad alimentaria

Red Agroalimentaria de Venezuela se pronuncia sobre la situación alimentaria y nutricional en el país

A través de una nota de prensa, la Red Agroalimentaria de Venezuela fijó posición frente a recientes informes internacionales que dan cuenta de la situación alimentaria y nutricional en Venezuela. 

Para hacer este pronunciamiento, la red se basó en un documento de la Unicef (2018) y de los relatores especiales de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU (2018); en la encuesta nacional de seguridad alimentaria del Programa Mundial de Alimentos – PMA-(2019); en la Global Humanitarian Overview, Global Report on Food Crisis (2020), impactos potenciales de la pandemia por COVID-19 sobre la seguridad alimentaria en América Latina (2020) y el Global Nutrition (2020).

A continuación, reproducimos íntegra la posición de la red:

Los documentos señalados dan cuenta de la precariedad de la situación alimentaria y nutricional en Venezuela: una de las peores crisis alimentarias del mundo y necesidad inmediata de ayuda alimentaria externa para los 9,3 millones de venezolanos que para el 2019 estaban padeciendo de inseguridad alimentaria aguda. Escenario que, seguramente, con la pandemia del COVID-19 se agravará aún más.

No obstante lo señalado y expresado, el país ha recibido reconocimientos inexplicables por parte de las agencias internacionales por supuestos avances de materia de seguridad alimentaria. Sorprendentemente, ha sido calificado como país en vías de alcanzar las metas mundiales de nutrición. (¡¿) Se han utilizado cifras sobre el estado nutricional de niños menores de cinco años, cuya vigencia tiene una data de cinco a once años de retardo. El sistema de entrega y distribución de alimentos –CLAP- ha sido considerado como ejemplo en la mitigación de las disrupciones que se esperan en la distribución de alimentos, en el entorno de la Covid-19. Este sistema de distribución ha sido investigado por corrupción a raíz de denuncias del propio gobierno venezolano y de los gobiernos de México, Colombia y Argentina. Este proceso, viola de manera flagrante y consuetudinaria el derecho a la alimentación de los venezolanos, especialmente de los más vulnerables, debido a su marcado carácter excluyente.

Las agencias y organizaciones internacionales pretenden dar visibilidad a la información sobre el caso venezolano. Esto, se diluye debido a un inadecuado manejo de la información que resulta contradictoria, desactualizada e incompleta, incumpliendo el mandato constitucional, artículo 58, donde se precisa: “la información debe ser veráz, oportuna e imparcial”. Conjuntamente, con todo lo anteior, hay disimulo y opacidad sobre la situación del hambre y la desnutrición en Venezuela. Lo que, ha incidido negativamente en la estimación de las necesidades humanitarias de la población. Se ha retardado, como consecuencia de lo que se ha expresado, la activación de mecanismos de respuesta, la movilización de fondos y la planificación humanitaria relevante que podría lograrse a través de la arquitectura humanitaria instalada desde 2019 en Venezuela.

Codhez: 70% de hogares de Maracaibo dejaron de tener una alimentación saludable
El costo de muchos de los alimentos se acerca al monto del salario mínimo vigente

 

En comparación con los precios de hace un mes, en esta segunda quincena de noviembre se advierte un marcado incremento en los precios. La carne de res en sus distintos tipos de cortes registró aumentos considerables: la costilla, en promedio, se consigue en Bs. 54.593,20 (+71%), el corte de primera en Bs. 115.450,00 (+60%), y el corte de segunda en Bs. 97.205,00 (+57%).

El costo de muchos de los alimentos ya está acercándose al monto del salario mínimo vigente, cuyo ajuste fue establecido recientemente en octubre. La compra de un kilo de caraotas, cuyo precio promedio es de Bs. 65.780,77, representa un 62% del salario. Otros precios de alimentos que están cerca de alcanzar el mismo valor son el queso blanco semiduro (63,71%), la pechuga de pollo (65,69%), y el cartón de 30 huevos (75,05%).

En esta última quincena de noviembre, todos los precios de productos aumentaron, con excepción del tomate, cuyo kilo bajó 16%. El precio promedio de la harina precocida de maíz registró un incremento de más de 13%, pasando de Bs. 30.586,07 a Bs. 34.655,23, el arroz blanco pasó de costar Bs. 27.966,68 a Bs. 37.618,67, registrando un incremento porcentual del 36%.

En este monitoreo de precios, la organización que realiza estudios sobre la seguridad alimentaria de la población marabina, también incluyó los precios de frutas como el cambur, la lechosa, la guayaba y la mandarina. Desde la primera quincena de septiembre a la segunda quincena de noviembre, el kilo de guayaba se incrementó en 190% y el de cambur en 100%.

En la actualidad, el kilo de guayaba se consigue en Bs. 26.540,38, cuando en la primera quincena de septiembre costaba Bs 9.147,65. El cambur, por otro lado, se consigue en Bs. 15.269,05 cuando hace dos meses costaba la mitad. Por otro lado, la mandarina (Bs. 22.304,83) y la lechosa (Bs. 17.152,84) han mantenido sus precios desde entonces.

En atención a los resultados del Reporte preliminar sobre Seguridad Alimentaria en Maracaibo publicado por Codhez a mediados de octubre, donde se informó que en más del 70% de hogares de Maracaibo, tanto adultos como niños, niñas y adolescentes dejaron de tener una alimentación saludable por falta de dinero u otros recursos, se exhorta al Estado venezolano tomar medidas económicas conducentes para revertir la hiperinflación y garantizar el acceso a la alimentación adecuada a la población.

#Hambrómetro: Canasta alimentaria triplicó su precio desde la reconversión monetaria

EL PRECIO DE LA CANASTA BÁSICA ALIMENTARIA subió su costo 95,9 % entre septiembre y octubre, es decir, casi dos veces más en apenas 30 días y casi cuatro veces más que el precio de agosto.

El incremento de la canasta alimentaria se grafica de manera exponencial desde agosto, cuando fue puesta en marcha la reconversión monetaria y se anunció un paquete de medidas para resolver la crisis entre las que estaba un aumento que llevó al salario mínimo de 30 a 1.800 bolívares soberanos.

A pesar de que en septiembre los trabajadores devengaron el nuevo salario, este solo alcanzó para adquirir 38 % de la canasta alimentaria, que ese mes se ubicó en Bs. S. 4.651. Para octubre, con un precio de Bs. S. 9.115, el salario mínimo solo permitió comprar 18 % de la canasta, de acuerdo a las cifras del Hambrómetro provistas por una firma de análisis privado.

De agosto a octubre, la canasta alimentaria registró un incremento de 185%, mientras que entre octubre de 2017 -cuando costaba Bs.F.9,3- y octubre de 2018 aumentó 97.910,87%.

Sin embargo, el aumento podría haber sido mayor de no ser por el control de precios que impone el gobierno a 25 de los 50 productos que conforman la canasta, aseguró la economista junior de Econométrica, Albani Granados.

“Durante septiembre se observó un endurecimiento de los controles de precios en esos rubros, lo que ha hecho que se queden rezagados con respecto a los precios internacionales”, señaló la investigadora y acotó que los controles pueden contener los precios y la inflación por un corto tiempo, pero “no durarán en el mediano plazo porque los controles de precio fracasan”.

Luego de que fallen las regulaciones, se puede esperar que la inflación de los rubros se agudice, dijo la economista.

Las cifras de Econométrica, presentadas en el Hambrómetro, señalan que aunque en agosto el índice de precios al consumidor (IPC) fue de 94,5%, en septiembre, bajo un nuevo salario, hubo una subida que alcanzó 255,8%, la más alta inflación mensual del año. Sin embargo, en octubre la cifra decreció a 101,7%.

La alta inflación de septiembre tuvo su raíz en el aumento de tarifas en el área de telecomunicaciones y educación, los grupos que reunieron la mayor inflación del mes que se lee como una inflación inorgánica, a diferencia de octubre, que aunque menor, representa un aumento considerable de la inflación.

La escasez de los productos de la canasta alimentaria también se agudizó especialmente en septiembre. Esta se mantiene por encima de 70% desde junio de este año, pero en el noveno mes llegó a estar en 79,8%, la más alta hasta el momento. En octubre bajó a 77,9%.

El pico observado en septiembre obedece a la implementación del control de precios del gobierno mencionado anteriormente. La firma económica privada citada por el Hambrómetro registró niveles de escasez entre 80 y 100 por ciento de los principales productos regulados de la canasta normativa, especialmente en las carnes, arroz, harina de maíz precocida, algunos granos, atún y sardinas enlatadas y frescas.

“No es negocio producir a esos precios, lo que hace que haya menos productos regulados ofertados”, dijo la economista.

El 10% de la población venezolana ha emigrado

ALREDEDOR DE 10% DE LA POBLACIÓN VENEZOLANA, de los 28 millones 900 mil habitantes contabilizados, ha emigrado hacia otras latitudes, publica 2001.com.ve.

Ante esta situación la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) alertó “que la crisis migratoria en Venezuela es tan grave que ya podría igualar a la diáspora del Mediterráneo, que en el año 2015 se convirtió en una situación humanitaria crítica y se agudizó por el incremento del flujo descontrolado de refugiados, solicitantes de asilo político y otros emigrantes en condición de vulnerabilidad. Esta situación aún persiste”.

Venezuela y la diáspora del siglo 21. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), “el éxodo de los venezolanos ya es uno de los movimientos de población masivos más grandes en la historia de América Latina”.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) a junio de 2018 estimó que el éxodo de personas que han salido de Venezuela se ubica en unos 2,3 millones de personas desplazadas a otras regiones de América Latina. La OCHA no precisó la fecha de inicio del cálculo.

Mientras que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), indica que el éxodo de venezolanos la comparan con la crisis migratoria en el Mediterráneo, movilidad humana que se agudizó en 2015 y que para el 21 de diciembre de 2015, contabilizó más de 1 millón 6 mil personas que habían entrado en Europa. Este éxodo de personas se consideró como la mayor crisis migratoria y humanitaria en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial.

Algunos datos del éxodo cubano. Según el portal web Ciudad Latina, en 1965 entraron a EEUU “más de 5 mil personas. Posteriormente, en los llamados ‘vuelos de la libertad’ que finaliza en 1973, por orden del presidente Richard Nixon, vinieron más de 260 mil personas a reunirse con sus familiares. Luego vino el éxodo del puerto Mariel en 1980, cuando llegaron en botes 125 mil personas más tildadas popularmente como los ‘Marielitos’. Indica el mismo portal web que para 1994 surge la ‘crisis de los balseros’, donde Fidel Castro, deja libre la frontera para que las personas que no quieran vivir en Cuba puedan marcharse sin problemas”.

Asegura Ciudad Latina que “en esta ocasión fueron refugiados en la base de Guantánamo, más de 32 mil cubanos. Hasta el año 2013, se registra más de millón y medio de personas, según la Oficina del Censo de los Estados Unidos”.

Cuántos éramos. En el caso de Venezuela, el último censo de Población y Vivienda realizado en el año 2011 indicó, de acuerdo a proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), que la tasa de crecimiento viene decayendo desde 1961 a 2011 según los censos de crecimiento que van desde 1873 a 2011.

La información del INE reflejó que el pico más alto de crecimiento de la población venezolana fue en el año 1961 y el más bajo en el año 2011.

Resolución. El pasado jueves el Consejo de Derechos Humanos de la ONU emanó una resolución referida a la crisis y exhortó al gobierno de Nicolás Maduro a que acepte la ayuda humanitaria. Además solicitó a la alta comisionada de la ONU para derechos humanos, Michelle Bachelet, que prepare un nuevo informe exhaustivo sobre la situación de derechos humanos en Venezuela y que se presente en junio de 2019. Bachelet solicitó al gobierno de Nicolás Maduro acceso al país para constatar en qué condiciones o crisis humanitaria están los ciudadanos de Venezuela.

Maduro dice “sí va”. Durante una improvisada rueda de prensa en la sede de la ONU, el presidente Maduro dijo que concede el permiso a la alta comisionada e indicó que los trámites se realizarán a través de la Cancillería.

La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, dijo hoy que se han seguido recibiendo desde el pasado junio informaciones sobre casos de muertes relacionadas con la malnutrición y enfermedades que se pueden prevenir en Venezuela.

En su primer discurso ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la nueva alta comisionada dijo que en el mismo periodo continuaron las denuncias de detenciones arbitrarias, maltratos y restricciones a la libertad de expresión en ese país.

«El gobierno no ha mostrado apertura para una rendición de cuentas genuina», sostuvo, en referencia a las violaciones de los derechos humanos que documentó la ONU durante las protestas masivas de 2017.

Bachelet, quien asumió el puesto de alta comisionada la semana pasada, dijo que el éxodo de venezolanos demuestra la importancia de proteger los derechos humanos en toda circunstancia y, en este caso particular, de ayudar a los países que los están recibiendo.

Cifró en 2,3 millones el número de personas que han huido del país hasta el pasado 1 de julio, lo que equivale al 7 % de la población total.

Las razones -expuso- han sido «la falta de alimentos y de acceso a medicinas esenciales y a atención médica», así como «la inseguridad y la persecución política».

Mencionó que este movimiento no está decayendo, sino que por el contrario se está «acelerando», con 800 venezolanos que están entrando a diario a Brasil.

Asimismo, mencionó que 4.000 venezolanos llegaron a Ecuador cada día en la primera semana de agosto, y que hubo 50.000 llegados a Colombia en un periodo de tres semanas en julio.