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EEUU extiende hasta diciembre licencia a petroleras para operar en Venezuela
El Departamento del Tesoro estadounidense informó en un comunicado de esta decisión, que afecta, aparte de a Chevron, a las compañías Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International

 

El Gobierno de Estados Unidos extendió este martes hasta el próximo 1 de diciembre la autorización a cinco petroleras, entre las que se encuentra Chevron, para operar en Venezuela, pese a las sanciones a la compañía estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

El Departamento del Tesoro estadounidense informó en un comunicado de esta decisión, que afecta, aparte de a Chevron, a las compañías Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International.

Esta es la quinta vez que el Ejecutivo de EE.UU. emite una autorización de este tipo a esas empresas. La última fue en enero pasado y la extensión fue por tres meses, hasta este 22 de abril.

Hace más de un año, el Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, impuso sanciones a la petrolera estatal venezolana en su campaña de presión contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para que cediera el poder al dirigente opositor Juan Guaidó, reconocido por EE.UU. y más de medio centenar de naciones como gobernante legítimo del país.

Como consecuencia, Pdvsa, que gestiona la principal fuente de ingresos de Venezuela, tiene bloqueados todos sus activos bajo jurisdicción estadounidense.

No obstante, EE.UU. ha emitido licencias especiales para que algunas compañías energéticas estadounidenses continúen sus operaciones de manera temporal.

Chevron es la única gran petrolera estadounidense que se mantiene en Venezuela, donde cuenta con 8.000 empleados.

ExxonMobil y ConocoPhillips abandonaron hace años Venezuela, el país que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo, tras la nacionalización del sector decretada por el fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez.

La extensión de las licencias hasta finales de año coincide con la caída de los precios de referencia del petróleo, que se hundieron este martes de nuevo ante la baja demanda por la incertidumbre sobre la reapertura económica a raíz de la pandemia del coronavirus y ante la posibilidad de que las instalaciones de almacenamiento de crudo se queden sin espacio, en una situación sin precedentes.

El precio del barril West Texas Intermediate (WTI) de mayo, que vencía hoy, cerró en los 9 dólares, después de hundirse el lunes por primera vez en la historia en cotas negativas de hasta -37 dólares, mientras el WTI y el Brent de entrega en junio, ambos valores de referencia, perdieron un 43 y 25 %, respectivamente. El Brent llegó a niveles de 2001.

La paralización de actividad por la pandemia del COVID-19 está lastrando la demanda de una materia prima que de repente ya no es tan esencial.

La necesidad de aumentar la producción petrolera
Cada vez que revisemos nuestra industria petrolera, debemos recordar: En 1998 Colombia producía 775.000 bd, Brasil 1.003.000 bd y Venezuela 3.447.000 bd (Fuente BP).

En este inicio del 2020 Colombia está en torno a los 900.000 bd, Brasil 3.110.000 bd y Venezuela en 733.000 bd (Fuente OPEP). Pronto tendremos que meter a Guyana en estas comparaciones, quien va encaminado a una producción promedio de 100.000 bd y que en cuestión de 5 años estaría produciendo mucho más petróleo que nuestro país. Hace 10 años producíamos 6 veces más petróleo que Ecuador, todo parece indicar que para dentro de 1 año, ese país nos superará (ya se salieron de la OPEP para quitarse las ataduras de la organización y poder aumentar su producción).

¿Qué hicieron esos países para aumentar la producción? Todo lo contrario, a lo que hizo Venezuela, sobre todo en los últimos años.  Por ejemplo: colocar a personas que sean expertos del negocio petrolero al frente de la industria petrolera, parece algo obvio, pero hay países donde el reparto del poder entre la élite gobernante, impide que eso ocurra. 

La Junta Directiva actual de Pdvsa ha sido consistente, en cada inicio de año le prometen a Maduro y al país que ellos van a aumentar la producción petrolera en 1.000.000 bd. No por casualidad, su gestión muestra un descenso en la producción (desde que tomaron posesión de sus cargos hasta la fecha) de 1.000.000 bd (más del 50%). Mas allá de que podamos entender que hay un efecto sanciones, la realidad es que hoy nuestra industria petrolera muestra una exacerbación del deterioro y no hay muestras de que se estén tomando acciones concretas para revertir tal situación.

Sobre planes de recuperación de la industria petrolera, hay abundante literatura de gente seria. Desde economistas, ingenieros hasta organizaciones que agrupan a las empresas petroleras privadas, hay cierto consenso en torno a que se puede recuperar buena parte de lo perdido en estos últimos años, no obstante, pareciera que o no hay la voluntad política para hacerlo o no hay interés de quienes toman las decisiones o tan sencillo como la opción de dejar de ser un país petrolero para convertirnos en el nuevo Haití de la región ganó la batalla dentro del gobierno de Maduro. Esta última posibilidad, nos llevará a ser un país pobre para siempre.

Recuperar la producción petrolera debería ser una obsesión, el país necesita a toda costa aumentarla, la única industria capaz de generar en el corto plazo, de manera sostenible y en volúmenes importantes, divisas que sirvan para orientar esta economía al crecimiento económico, es la petrolera, además que sirva como palanca para los demás sectores económicos del país. 

Para eso, Venezuela necesita reformar la Ley Orgánica de Hidrocarburos en algunos artículos (no debe ser la prioridad, al menos en el corto – mediano plazo, una nueva ley, sobre todo por el difícil escenario político), para eso deben ocurrir consensos mínimos en el ámbito político para que esos cambios ocurran respetando la legalidad y las instituciones. El conflicto político actual en nuestro país hace que ese objetivo de lograr cambios en la Ley Orgánica de Hidrocarburos luzca lejano. Aumentar la participación de las empresas privadas en las empresas mixtas, atrayendo con esto tecnología, recursos financieros y humanos, es un punto fundamental para lograr un aumento en la producción petrolera y no debe ser para nada complicado lograr acuerdos en relación a esa idea. Nadie en su sano juicio en la actual Venezuela puede criticar la entrada y aumento de responsabilidades del sector privado en el sector petrolero. 

La revisión de la Ley Orgánica de Hidrocarburos también debe tomar en cuenta la no satanización de la inversión extranjera, como ha sido la practica común de algunos sectores radicales de izquierda venezolanos. Hoy Venezuela compite con Brasil, con Guyana, con Colombia, con Ecuador, con Argentina, con Ecuador (por solo nombrar 6 países), en la región, para atraer inversión extranjera. Esto indica que hay que ser agresivo, entender la situación actual del mercado de nuestra industria y la necesidad que como país tenemos en la actualidad.

El debate estéril sobre la soberanía debe quedar atrás. Otorgarles mayor participación a los privados, buscando más divisas para el país debería ser un argumento suficiente. Generar ingresos que permitan al gobierno de turno mejorarle la calidad de vida a sus habitantes es ser mucho más soberano que insistir en que los recursos naturales solo los pueden explotar las empresas públicas de ese país. Menos pobreza y más bienestar es soberanía.

Ojalá y las cosas cambien en la industria petrolera de Venezuela. Es necesario para disminuir la pobreza, atacar la hiperinflación e impulsar esta economía que se empequeñece a un ritmo preocupante.

Foro de Sao Paulo: Una franquicia quebrada por José Toro Hardy

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En 1990 nace el Foro de Sao Paulo constituido por un grupo de partidos comunistas y movimientos de la izquierda latinoamericana. El protagonismo lo asumen Fidel Castro y Lula, para entonces cabeza del Partido de los Trabajadores de Brasil. Imperaba en ellos una marcada frustración ante la caída del Muro de Berlín en 1989, el derrumbe de la Cortina de Hierro, el fin del comunismo y la desintegración de la URSS que privaba a Cuba de ayuda soviética y la hundía aún más en el llamado «período especial».

Los años anteriores -los 80- habían sido considerados como «la década pérdida» para la América Latina en la cual se produjo un empobrecimiento general. Como reacción surgieron en los 90 gobiernos neoliberales que supieron enfrentar con éxito los problemas económicos pero con muy pobres resultados en materia social.

Esa debilidad fue capitalizada por los integrantes del Foro de Sao Paulo que, comenzando el Siglo XXI, alcanzan éxitos políticos resonantes. El primero fue el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, seguido por Lula en Brasil,  Nestor Kirshner en Argentina, Tabaré Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, Rafael Correa en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, Fernando Lugo en Paraguay y otros. La franquicia del Foro de Sao Paulo se extendió desde Centro América hasta la Patagonia.

 

¿Qué explica tal victoria?

A partir del año 2000 surge un aumento sin precedentes en el precio de las materias primas como el petróleo, el gas, el oro, la plata, el cobre, el estaño, el trigo, la soya y muchos otros minerales y productos agrícolas que exporta Latinoamérica. El fenómeno se conoció como un «superciclo de commodities». Esa fue la verdadera razón del éxito del Foro de Sao Paulo y también el secreto tras figuras como las de Chávez, Lula, Kirshner, Morales y Correa .

Líderes como los antes mencionados se creyeron semidioses, cayeron en la tentación del populismo y en muchos casos desperdiciaron inmensas oportunidades para sus naciones. Ahora el fenómeno se revierte y el precio de las materias primas se está desmoronando.

En casi todos los países bajo la sombra del Foro de Sao Paulo han estallado graves casos de corrupción que atañen a sus líderes y en muchos casos a sus familiares. Todos fueron arrastrados –tomando la frase de Bolívar- ¨como una brizna de paja en el viento¨ por la avalancha de recursos fáciles. Pero ahora esos mismos vientos han cambiado de rumbo y los están arrastrando, pero hacia abajo.

Hombres como Chávez no entendieron sus propias limitaciones, creyeron que todo el mérito provenía de su propio genio, que podría disponer de los asuntos  y recursos públicos a su real saber y entender y que su suerte duraría para siempre, destruyó las instituciones de su país y sumió a su pueblo en una pobreza mayor a la que antes padecían.

Veamos el caso Brasil. Dilma Rousseff, después de haber saboreado las mieles del triunfo ve ahora mermada su popularidad hasta niveles insostenibles (apenas 9%). Cada vez más se ve amenazada por un impeachment. Su mentor, Lula, lucha desesperadamente para mantenerse al margen de las increíbles corruptelas que albergó su gobierno y que ya se han llevado por delante a las figuras más importantes de su gabinete.

Tal era la fuerza del peronismo que en Argentina -aún en medio de un default y de cuentas públicas más que dudosas- el kirshnerismo pensó que podía imponer su propio candidato. Sus esperanzas se disiparon en la primera vuelta. Macri luce vencedor en las elecciones del 22 de noviembre. Por ahora las encuestas le dan más de 9 puntos de ventaja.

En Bolivia vemos a un Evo que no puede seguir aspirando a una reelección indefinida y que, frente a la caída del precio del estaño y otras materias primas, está condenado a seguir el camino de sus colegas.

Bachelet en Chile enfrenta similares problemas con el cobre y con su hijo. Fernando Lugo, del Paraguay, ya se fue.

A pesar de lo que puedan pensar los ciudadanos dentro de cada uno de los países mencionados, no son solamente sus problemas políticos internos, por graves que estos luzcan, los que marcan la pauta. Hay un incontenible efecto dominó que se está llevando por delante un estilo de política que nació con el Foro de Sao Paulo.

Le toca ahora a Venezuela. La devastadora carta de Almagro -Secretario General de la OEA-, las declaraciones de la Conferencia Episcopal, los planteamientos de 35 ex presidentes iberoamericanos, muchos ex Jefes de Estado del mundo, Premios Nobel de la Paz, organizaciones de DDHH, 157 congresistas de varios países así como varios parlamentos, la ONU, la Unión Europea, autoridades electorales de países como Brasil y Uruguay, reclaman en forma unánime la libertad de más de 80 presos políticos, condiciones electorales justas y observación internacional el 6D.

Mientras tanto, Venezuela se hunde con la caída de los precios del petróleo y la pésima administración a manos del gobierno más populista e ineficiente que hayamos tenido. La visión “endógena y miope¨ de los chavistas les hace creer que no importa lo que piense el mundo, ellos tienen sus propios “mecanismos” para conservar el poder. La realidad es que ya no hay forma de impedir un cambio y este ocurrirá independientemente de lo que ocurra el 6D. Asombrosos casos de corrupción y drogas tienen conmocionada a la sociedad, mientras la escasez, la inflación, la inseguridad, la contracción económica, la destrucción de valores, la pérdida de equilibrio de los Poderes Públicos, el malestar contenido en la sociedad y también en las FAN y dentro de las propias filas oficialista, constituyen una mezcla implosiva en medio de una tendencia de deslave continental que está arrastrando «down the drain» a los países que venían actuando bajo la quebrada «franquicia» del Foro de Sao Paulo.

 

@josetorohardy

petoha@gmail.com

 

El margen de maniobra: medidas al alcance de la mano para enfrentar la caída del petróleo por Víctor Álvarez

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Cada crisis se presenta como amenaza u oportunidad. Ya no se puede seguir tapando las ineficiencias a fuerza de petrodólares y ahora toca corregir las desviaciones y errores de política económica que explican en gran medida los problemas de caída de la producción, escasez, acaparamiento, especulación e inflación que tanto malestar causan en la población, los cuales el gobierno atribuye única y exclusivamente a la guerra económica, sin reconocer el margen de responsabilidad que tiene no solamente en la causalidad de los mismos, sino en lo que es más importante: su definitiva solución si efectivamente sabe aprovechar un conjunto de medidas que tiene al alcance de la mano.

A continuación presentamos 25 propuestas que hoy el Gobierno pudiera anunciar para enfrentar la baja de los precios del petróleo:

 

1) Iniciar la convergencia cambiaria eliminando la tasa Cencoex, con Sicad 1 para alimentos y medicinas y dejando flotar la tasa Sicad 2 para el resto de las importaciones, inversión extranjera, exportaciones no petroleras, repatriación de capitales y turismo internacional. Como el Estado es el perceptor directo del 95% del ingreso en divisas, al obtener más bolívares por cada dólar recibirá suficientes recursos para mantener los programas sociales que deben ser la primera prioridad.

 

2) Igualar el precio de la gasolina al que tiene en la frontera para erradicar el contrabando de extracción, permitiendo a PDVSA recuperar los costos e invirtiendo las ganancias en la modernización y ampliación del sistema de transporte público en todos y cada uno de los 335 municipios del país, fijando la tarifa o precio del pasaje a un 50% del actual.

 

3) Adecuar PetroCaribe a las nuevas restricciones presupuestarias, cobrando en 90-120 días la factura que se financia a 15-20 años.

 

4) Sustituir importaciones públicas por un programa de compras gubernamentales en favor de la producción nacional, para así lograr su rápida reactivación.

 

5) Reducir y reorientar el gasto militar hacia la adquisición de maquinarias y equipos para aumentar la producción de alimentos y medicinas.

 

6) Recomprar la deuda externa venezolana que se remata a menos del 40% de su valor nominal y así aliviar los próximos pagos de capital e intereses.

 

7) Reprogramar el pago del componente en divisas de las obras de infraestructura contratadas a Brasil, Irán, etcétera con los bonos de la deuda externa que sean recomprados.

 

8) Gestionar nuevo financiamiento externo con garantía de reservas en oro, únicamente para reactivar las exportaciones no petroleras que garanticen la generación de divisas para cancelar el préstamo y mejorar el balance externo.

 

9) Ahora que no hay reservas excedentarias ni precios exorbitantes, eliminar la inflacionaria práctica del presupuesto paralelo, ahorrando en el Fondo de Estabilización Macroeconómica el ingreso petrolero superior a los 60$/b que hasta ahora se venía gastando todo a través del FONDEN.

 

10) Implantar una rigurosa disciplina fiscal que evite incurrir en un déficit superior al 5% del PIB y, además, prohíba expresamente su financiamiento a través de emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV.

 

11) Eliminar los ineficientes controles que congelan PVP por debajo de los costos de producción, lo cual desestimula la producción y causa escasez, ya que nadie produce para perder.

 

12) Sustituir por subsidios directos a los hogares pobres, los subsidios a la electricidad, agua y gas que solo estimulan el derroche y agravan el déficit fiscal.

 

13) Igualar el precio de los alimentos y medicinas al precio que tienen estos bienes en los países vecinos, para así evitar el contrabando de extracción que estimula la abismal diferencia de precios entre países fronterizos y anula totalmente la eficiencia social de los subsidios, al no conseguirse el producto en el país.

 

14) Desestatizar a través de la Bolsa Pública de Valores las empresas secuestradas y quebradas por burocratismo, a través de nuevas formas de propiedad social mixta que permitan la participación accionaria de los consejos de trabajadores, consejos comunales y sector privado.

 

15) Reactivar el cobro de peajes, exonerando únicamente al transporte público, para aliviar el déficit y generar los recursos que se requieren para repotenciar la deteriorada vialidad pública.

 

16) Prohibir que BCV financie el déficit de PDVSA y empresas públicas con el fin de desacelerar el desmesurado crecimiento inflacionario de la liquidez, en una economía que sufre crecientes índices de escasez.

 

17) Corregir las tasas de interés reales negativas que desestimulan el ahorro y exacerban el consumo, lo cual refuerza aún más las presiones inflacionarias que se quieren abatir.

 

18) Programa de financiamiento en montos suficientes, bajas tasas de interés, largos plazos y garantías flexibles para la reactivación urgente de la agricultura y la industria manufacturera.

 

19) Programa especial de suministro por parte de todas las empresas públicas, de materias primas e insumos básicos a la industria transformadora, en condiciones adecuadas de precios, condiciones de pago, calidad, volúmenes y oportunidad de entrega.

 

20) Otorgar preferencia en las compras gubernamentales a la producción nacional sobre importaciones, con garantía de pronto pago.

 

21) Reforma y reactivación de la Ley de Concesiones para promover inversiones privadas en la repotenciación de la infraestructura básica de apoyo a la actividad manufacturera en parques industriales: electricidad, agua, gas, plantas de tratamiento, puertos, aeropuertos, almacenadoras, etcétera.

 

22) Relanzamiento de la Ley de Inversiones para promover inversiones nacionales por la vía de la repatriación de capitales, así como inversiones extranjeras asociadas a la transferencia de tecnología, formación del talento humano nacional, asistencia técnica a la Pyme y máxima incorporación de valor agregado nacional en los proyectos de inversión.

 

23) Refundación del INCE para priorizar los programas de capacitación técnica-productiva que permita contar con el factor humano capacitado y especializado que requiere la reactivación, reconversión y reindustrialización de la economía nacional.

 

24) Reforma de la LOCTI para estimular la inversión directa de las empresas en el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas que facilite la mejora de productos y procesos para fortalecer la calidad, productividad y competitividad de la oferta exportable nacional.

 

25) Unificación cambiaria a un nivel que exprese la verdadera productividad del aparato productivo, lo cual ayudará a sustituir importaciones por producción nacional, diversificar las exportaciones no petroleras, promover la inversión extranjera, repatriar capitales y atraer turismo internacional.

 

@victoralvarezr

Premio Nacional de Ciencias

La Pupila Insomne

Venezuela no encuentra aliados para subir el precio del petróleo

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Arabia Saudí y Catar no comparten la retórica antiimperialista, ni el análisis de la necesidad de bajar la producción de crudo para forzar un precio al alza.

La misión más importante del Gobierno de Nicolás Maduro se desarrolla desde principios de año en Oriente Próximo y Asia. Comenzó en China, buscando el auxilio financiero necesario para evitar un ajuste fiscal de grandes proporciones que modifique el modelo económico impulsado por el oficialismo: control en toda la economía, un subsidio de más de 15.000 millones de dólares(12.600 millones de euros) anuales a la gasolina y la financiación de una política social que ha perdido su efectividad con el paso de los años.

El sábado visitó Irán con la esperanza de impulsar con ese país, afectado también por la caída del petróleo, un nuevo incremento del precio, y prosiguió ayer en Arabia Saudí, donde, según el ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública de Venezuela, Rodolfo Marco Torres, ambos países se comprometieron a trabajar para recuperar el mercado. Sin embargo, de ninguna de los dos viajes trascendieron acuerdos concretos. Maduro estará hoy en Qatar y cerrará su gira en Argelia.

De acuerdo con el Gobierno venezolano, el ayatolá Ali Jamenei, líder supremo de Irán, apoyará una coordinación entre sus países para revertir la rápida caída de los precios del petróleo, a la que describió como ‘un complot político fraguado por enemigos comunes’.

Venezuela necesita altos precios del petróleo para mantener su nivel de gastos. Durante muchos años ha sido incapaz de aumentar su producción petrolera. En esa iniciativa, Caracas no solo quiere incluir a sus aliados de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), sino también a aquellos grandes productores no afiliados al grupo.

En esta ocasión, Venezuela enfrenta la resistencia de Arabia Saudí, el principal productor del bloque, que no parece dispuesto a perder su porción del mercado y prefiere que el barril se cotice a la baja. No dejan de ser malas noticias. Venezuela ingresa 96 de cada 100 dólares a su economía por la venta de crudo, y el desplome la ha dejado en una crítica situación.

‘La baja de los precios responde a decisiones geopolíticas destinadas a afectar a Irán, a Rusia y a Venezuela’, dijo Maduro en Teherán. Se refiere a las nuevas tecnologías empleadas en EE UU para extraer petróleo y gas de esquisto, que han provocado una caída en barrena de la cesta venezolana (el precio medio del barril) a niveles de 2009. El viernes cotizó en 42,44 dólares, 4,61 menos que a principios de año.

Esta cruzada de Maduro es similar a la que emprendió su antecesor Hugo Chávez a mediados de 2000, como preparación a la cumbre de la OPEP que se celebraría en septiembre de ese año en Caracas. Entonces, como ahora, el Gobierno venezolano estaba preocupado por impulsar el incremento de los precios del petróleo recortando la producción. Con el paso de los años el relato oficial ha querido hacer ver que después de ese viaje se produjo la gran bonanza petrolera venezolana, que permitió fundar exitosos programas sociales a partir de 2003 y consolidó la presidencia Chávez hasta su muerte, en marzo de 2013. En dicho relato no se mencionaba cómo contribuyó al alza de petróleo las campañas de Washington en Irak y Afganistán.

La prensa oficial venezolana siempre resalta el compromiso de los países visitados de apoyar a Venezuela en su campaña. Sin embargo, no se conocen detalles específicos de las estrategias que se seguirán, de modo que solo el paso de los meses determinará si esta gira, muy criticada por la oposición local, ha sido exitosa.

El año 2014 terminó muy mal para Venezuela

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Más allá del impacto que tiene la caída del precio del petróleo en la economía venezolana, ha quedado en evidencia que el modelo chavista fracasó.

El año 2014 terminó muy mal para Venezuela. El Banco Central confirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo en cada uno de los tres primeros trimestres (4,8 por ciento; 4,9 por ciento y 2,3 por ciento) con lo cual la economía entró técnicamente en recesión. La inflación, por su parte, alcanzó el 64 por ciento en los últimos 12 meses (hasta noviembre) siendo la más alta de América y una de las más elevadas del mundo.

El 2015, entre tanto, no luce nada halagador. El derrumbe de los precios del petróleo agravará la situación. El crudo venezolano se ha reducido a menos de 50 dólares por barril, en comparación con los 96 dólares de mediados del año anterior. Según el Banco Central, las exportaciones de Venezuela, de las cuales el petróleo representa más del 90 por ciento, cayeron en el tercer trimestre de 2014 en un 14 por ciento —totalizando 19.000 millones de dólares— y todavía el precio del crudo no había descendido a los niveles de hoy.

La firma venezolana Ecoanalítica pronostica que el 2015 será un segundo año de contracción económica, con una variación del PIB que podría llegar a -4,5 por ciento. Y las proyecciones de inflación apuntan a que el costo de vida podría aumentar aún más, superando el 90 por ciento, dependiendo de los ajustes que se hagan en materia cambiaria.

Las reservas internacionales han venido en descenso. En noviembre se situaban alrededor de los 20.000 millones de dólares (la mitad de las que tiene Colombia) un 9 por ciento menos que hace un año.

Resulta insólito que el país que tiene las mayores reservas conocidas de petróleo en el mundo (298.000 millones de barriles que alcanzan para 300 años) tenga tan precarios resultados económicos, se enfrente a un futuro tan incierto y que la escasez sea el pan de cada día de sus ciudadanos.

Aunque desde mediados del año pasado, no se divulgan cifras oficiales sobre el índice de escasez, estimaciones del sector privado presumen que al cierre de 2014 se ubicó entre el 80 y 100 por ciento. El desabastecimiento es generalizado desde la leche hasta piezas para el carro.

Para el presidente Nicolás Maduro todo es culpa de los enemigos políticos, dentro y fuera de Venezuela, que quieren hacer una guerra económica. “A veces hay toda una conspiración internacional para tratar de hacer aparecer en el mundo a Venezuela como un país quebrado”, dijo la semana pasada, tras la reunión que sostuvo en Pekín con su homólogo chino, Xi Jinping.

Por el contrario, los opositores del gobierno y muchos analistas, consideran que la crítica situación económica, que se agravó con la caída del petróleo, es consecuencia de las políticas socialistas iniciadas hace 15 años por el fallecido presidente Hugo Chávez, quien gobernó desde 1999 hasta 2013.

Expertos consideran que el modelo basado en un gasto público sin control y una omnipresencia del Estado, en todos los sectores de la economía, terminó por excluir al sector privado. Las expropiaciones y el régimen regulatorio afectaron la dinámica empresarial y le cerraron las puertas a la inversión privada, destruyendo el aparato productivo. La desindustrialización es evidente. Cuando llegó Chávez al poder, la industria representaba el 20 por ciento del PIB y hoy equivale al 12 por ciento.

La hostilidad del gobierno hacia las petroleras internacionales ocasionó que algunas compañías dejaran el país, lo que también llevó a la falta de inversión y expansión del gigante estatal Pdvsa.

Lejos de aumentar la producción de petróleo, esta ha disminuido. Mientras que las reservas de crudo de Venezuela representan entre un 15 y un 18 por ciento del total mundial, el país concentra menos del 4 por ciento de la producción global de petróleo, frente a Arabia (el segundo país con más reservas) que tiene más del 13 por ciento.

Las cuentas sobre la producción de petróleo varían dependiendo de las fuentes. Algunos estiman que se sitúa actualmente en torno a los 2,5 millones de barriles diarios, otros creen que llega a 2,8 millones. Lo cierto es que hoy Venezuela produce un millón menos de barriles de los que registraba cuando llegó Chávez a Miraflores.

Pero realmente exporta cerca de 1,7 millones de barriles. Hay que señalar que el gobierno suministra petróleo a Cuba y a los países del Caribe y tiene que destinar una parte para pagar a China. El consumo interno se calcula en unos 800.000 barriles, algo claramente motivado por el bajo precio de la gasolina que pagan los venezolanos. Se estima que el subsidio a la gasolina le cuesta al erario 12.500 millones de dólares al año.

Pdvsa ha importado desde fines de octubre unos 4 millones de barriles de crudo ligero de Argelia y más de 3 millones de productos petroleros, incluyendo gasolina y diésel.

Si la producción continua en declive y los precios internacionales siguen cayendo o se sostienen en el actual nivel, lo que impide cubrir las necesidades del país, la situación se pondrá color de hormiga. Basta con decir que para mantener el tren de gastos se requiere petróleo a 122 dólares el barril y el crudo cerró la semana pasada a 50 dólares.

Muchos piensan que el modelo chavista es insostenible en sí mismo y que con la caída del precio del petróleo se está confirmado que está llamado al fracaso.

El sistema hizo agua

Los altos ingresos petroleros que se obtuvieron entre los años 2004 y 2008 permitieron no solo subsidiar las políticas asistencialistas creadas bajo el modelo del socialismo del siglo XXI, sino asegurar el respaldo al régimen chavista por parte de las mayorías.

Sin embargo, según Asdrúbal Oliveros, director de la firma venezolana Econoanalítica, el modelo empezó a hacer agua en 2009 y explotó en 2014. “Con crudo en niveles de 50 dólares ya no es posible esconder todos los desequilibrios múltiples que tiene el modelo chavista”, afirma.

El deterioro de la economía le está pasando factura a la popularidad del presidente Maduro. Su aprobación está en el 22 por ciento, dijo el director de Datanálisis, José Antonio Gil, en entrevista a Globovisión. Este es el nivel más bajo de sus casi dos años al frente del gobierno. Después de su elección en abril de 2013 su popularidad estaba alrededor del 50 por ciento.

Una encuesta realizada por Datanálisis para septiembre-octubre reveló que el índice de confianza del consumidor se ubicó en 25,4 por ciento, lo que representa una caída con respecto a la medición anterior. De acuerdo con los resultados de la misma encuesta, únicamente el 11,3 por ciento de los consumidores está dispuesto a adquirir bienes duraderos, mientras que cerca de un tercio de los consultados se muestra pesimista sobre la situación económica para el año 2015.

Venezuela se ha llevado el título de tener la economía de peor desempeño en la región. El país ha perdido liderazgo. Ecoanalítica señala que la gira del canciller Rafael Ramírez, quien recorrió en una semana Argelia, Catar, Irán y Rusia en busca de apoyo para la posición de Venezuela de recortar la producción para frenar la caída de los precios del crudo en los últimos meses, fue infructuosa. La decisión del cartel de mantener la producción deja ver la pérdida de influencia que tiene el país en la comunidad internacional. A pesar de que entre las naciones visitadas figuran algunos de los aliados más cercanos de Venezuela, ninguna se comprometió públicamente a respaldar un recorte en el seno de la Opep.

Ahora bien, hay que reconocer que las políticas de bienestar de la era Chávez han sido durante mucho tiempo muy populares entre los más pobres de Venezuela. Según el Banco Central los indicadores sociales están mejorando a pesar de los malos datos del PIB.

Según el organismo, la pobreza extrema de los hogares se redujo a 5,4 por ciento en 2014, la mitad del nivel antes de que Chávez llegara al poder, mientras que el desempleo cayó al 5,9 por ciento. “A pesar de las protestas y la guerra económica durante 2014, los indicadores económicos de Venezuela han mejorado”, dijo Nicolás Maduro a finales del año pasado.

¿Y ahora qué viene?

Sin reconocer las graves fallas que tiene la economía venezolana, Maduro también advirtió que el 2015 será de grandes retos. Prometió un plan de recuperación económica de seis meses que incluye la reforma al control de cambiario. Venezuela tiene tres tasas de cambio: 6,30, 12 y 50 bolívares por dólar, además del mercado paralelo donde el dólar supera los 150 bolívares.

Aunque muchos analistas están recomendando la unificación de las tasas y un aumento en los precios de la gasolina, que son los más baratos del mundo, el gobierno de Maduro se resiste a esas medidas. Tal vez, por la reacción social antes de la próxima votación para un nuevo parlamento.

El economista de Bank of America Francisco Rodríguez, afirma que un proceso de “sinceración cambiaria” llevaría al mercado a un tipo de cambio de 35 bolívares por dólar.  Para el analista, el subsidio al tipo de cambio equivale a 50.000 millones de dólares. Un verdadero ajuste de la economía venezolana tendrá que llevar también un freno al gasto y al consumo. Algunos economistas recomiendan la venta de la unidad de refinación Citgo.

Lo cierto es que una devaluación mayor será dolorosa. Hoy todos los productos, como alimentos, medicinas y artículos de cuidado personal, están a tasa de 6,30 bolívares por dólar y una parte no tan grade a Sicad I (12 bolívares). Es decir, si se elimina o mueve esta tasa tendrá un efecto importante en la mayoría de los bienes que consume un hogar típico venezolano.

Entre las nuevas medidas que anunció el gobierno se supone que habrá una reforma fiscal que se sumará a las 56 leyes aprobadas por el presidente Nicolás Maduro durante el periodo habilitante. El gobierno dice que este paquete llevará a que el 2015 sea “un excelente año en materia productiva”.

Ahora bien, los retos de Venezuela son de otros órdenes. Los expertos consideran que el modelo económico basado en la excesiva intervención estatal y con muestras de evidente hostilidad hacia el sector privado ha hecho mucho daño al aparato productivo y al empresariado en general.

En un mensaje sobre los retos del nuevo año, el presidente de Fedecámaras de Venezuela, Jorge Roig, sostiene que el modelo regulatorio establecido por el gobierno del presidente Maduro está ahogando la producción nacional, con lo cual la inflación y la escasez se agravan. El incumplimiento de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) —órgano que controla el suministro de dólares— con el empresariado afecta la cadena de suministro de insumos, perjudicando la producción.Además, la intervención estatal en los precios está afectando la producción al no permitir la recuperación de los costos y la reinversión. Roig advierte que no hay ningún país que haya podido superar la pobreza y entrar en un desarrollo sostenible sin la participación del sector privado.

Algunos creen que de no dar un giro, Venezuela está abocada al colapso. El exministro de Hacienda colombiano, Rodrigo Botero, señala que incluso el viraje que ha dado el gobierno cubano puede interpretarse como la desconfianza en la estabilidad del régimen venezolano. “Para Nicolás Maduro lo que ha sucedido, además de desconcertante, es una pésima noticia. Sus mentores y aliados son conscientes de que Venezuela se encuentra al borde de la insolvencia”.

Lo cierto es que la salud de Venezuela repercute en Colombia. No solo se siente en la frontera, sino en toda la economía, pues se trata del socio comercial natural. Como dice Bruce Mac Master, presidente de la Andi, los dos países de la mano hubieran sido una llave ganadora.

“Acá estamos corriendo la arruga”

Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, dice que para equilibrar las cuentas fiscales se necesita petróleo a 122 dólares.

SEMANA: ¿Qué tan cerca está Venezuela de una cesación de pagos? Se sabe que en marzo hay un vencimiento.

Asdrúbal Oliveros: Yo no veo todavía —en 2015— una cesación de pagos porque la gran concentración de vencimientos está en el último trimestre. Lo de marzo de este año corresponde a una cifra que es bastante manejable, de unos 1.000 millones de euros. La mayoría de analistas está esperando que el petróleo recupere algo, lo que daría un poco de alivio, aunque, por supuesto, no se cree que vuelva a 100 dólares el barril. El problema con Venezuela es que, en la medida en que no haga los ajustes que se requieren —y que el gobierno se resiste a aplicar— el fantasma del default estará presente. A lo mejor pasa el 2015, pero cada vez la situación se hace más cuesta arriba y esto está en la percepción del mercado.

SEMANA: ¿Qué ajuste cambiario están esperando?

A. O.: Yo creo que es un poco más de lo mismo. Estamos esperando una devaluación enmarcada en el sistema actual, sin desmontaje del control, ni siquiera una flexibilización hacia un reconocimiento del mercado paralelo. Creo que van a incrementar los niveles. Probablemente se vaya a un sistema dual que se elimine la tasa de 6,30 bolívares y nos quedemos con la Sicad I y Sicad II y se devalúen ambas tasas. Esto le da cierto oxígeno fiscal al gobierno.

SEMANA: Algunos creen que se necesita una gran devaluación, para evitar un colapso por la falta de divisas…

A. O.: El gobierno le está dando una sobre ponderación al costo político de las medidas y se resiste a hacer un gran ajuste. Una devaluación mayor es muy costosa. Pero, llegará el día en que habrá que hacerla y no vamos a pasar agachados. Quien diga lo contrario es un demagogo. En economía cuanto más se tarde en hacer los correctivos más costoso es. Si se hubiera empezado a corregir en 2009, no hubiera sido tan duro. Si se hubiera hecho en 2012 un poco menos duro, ya estamos en 2015. Cada vez que se postergue el ajuste será más grande y más costoso.

SEMANA: ¿Qué tan postrada está la industria venezolana?

A. O.: Tenemos un caso típico de enfermedad holandesa y desindustrialización. Cuando llegó Chávez al poder, la industria era un poco más del 20 por ciento del PIB. Hoy es cerca del 12 por ciento. Hay un proceso muy acelerado de desindustrialización. No solo por el factor de tipo de cambio, sino por el tema institucional, regulatorio y por las mismas expropiaciones que han afectado la dinámica empresarial de Venezuela.

SEMANA: El gobierno de Maduro dijo, tras la visita a China, que los inversionistas siguen interesados en Venezuela. ¿No es algo creíble verdad?

A. O.: Por supuesto que no. Una multinacional que no puede repatriar dividendos no querrá estar en Venezuela. Habrá empresas interesadas en hacer negocios con el Estado, pero fuera de eso la dinámica de los negocios en Venezuela no es atractiva. Ojalá lo fuera.

SEMANA: ¿Cree en la ayuda que dará China?

A. O.: Soy muy escéptico. Maduro dice que consiguió 20.000 millones de dólares, pero yo no creo. Se firman muchos acuerdos que quedan en el papel. Acá el acceso a la información es muy limitado. Ahora lo único que tenemos es la declaración de Maduro.

SEMANA: ¿A qué precio debe estar el petróleo para que Venezuela pueda seguir con su tren de gasto?

A. O.: Para equilibrar las cuentas fiscales, con datos al cierre de 2014, se necesita petróleo a 122 dólares el barril.  Menos es imposible.

SEMANA: ¿Usted cree que el modelo del socialismo del siglo XXI está en crisis porque cayó el precio del petróleo? ¿O sencillamente porque es insostenible?

A. O.: Es un modelo inviable. Pero, podría sostenerse con altos precios petroleros. Si uno revisa los mejores indicadores de Venezuela bajo el chavismo fueron en 2004 y 2008 porque estaban los precios crecientes cada año. En mi opinión el modelo empezó a hacer agua en 2009. Pero desde allí a 2014 se comenzó a correr la arruga. Ahora explotó en la cara con la caída tan fuerte del petróleo. Cuando el precio estuvo en promedio a 100 dólares se escondió el problema. Pero en niveles de 50 dólares ya no es posible esconder todos los desequilibrios múltiples que tiene el modelo chavista. Este gobierno se resiste a hacer los ajustes. Las medidas solo consiguen correr la arruga.

Escasez, inflación e ingresos diezmados: Las plagas que azotan Venezuela

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El 2015 empezó en Venezuela con grandes filas en los abastos y supermercados a lo que llegó algún producto escaso, como el jabón de lavar ropa o los pañales, un problema que, según empresarios y productores, ya tiene un par de años pero que este enero tocó niveles críticos.

Las causas de esta escasez de artículos básicos, una lista que incluye productos como la carne, la leche y los medicamentos, varían según la fuente y se mencionan, entre otras razones, la intermitencia en la entrega de divisas en el marco del control de cambio, el contrabando y el desabastecimiento natural de principios de año. Los problemas han llegado a afectar a a la cadena de comida rápida Mc Donald’s, que anunció recientemente que no podrá ofrecer sus típicas papas fritas en sus menús y las sustituye por yuca.

 

  El desabastecimiento se produce, además, en un escenario de recesión económica, con una inflación de más del 60%, según el Banco Central de Venezuela, y con el precio del barril del petróleo, principal fuente de ingreso de Venezuela, en 47 dólares con tendencia a la baja.  

 

Tensión

La atmósfera que se respira en los supermercados es de tensión, ya sea en las largas «colas» o filas o cuando se está a la expectativa de la apertura de cajas con productos escasos y las multitudes de compradores se apuran y empujan para poder obtener alguno de los artículos.

El 2015 empezó en Venezuela con grandes filas en los abastos y supermercados a lo que llegó algún producto escaso, como el jabón de lavar ropa o los pañales, un problema que, según empresarios y productores, ya tiene un par de años pero que este enero tocó niveles críticos.

La ministra del Interior, Carmen Meléndez, anunció este jueves la instalación de un operativo para resguardar la seguridad de los venezolanos que se encuentran en abastos y supermercados y, tras negar que existe escasez de productos, pidió a los consumidores que «dejen la desesperación» pues hay productos para todos.

El economista y presidente de la firma encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, ha dicho sobre las filas en los supermercados y redes de comercios que el responsable de las «súper colas» no es el contrabandista ni es el empresario, sino el modelo de control que impide una oferta plena.

La explicación oficial

Asegura que la mayoría de esas filas corresponden principalmente a desplazamientos masivos de personas que trabajan comprando productos regulados para venderlos a precios más altos en el mercado informal.

Asimismo, señala que «el espectáculo visual» de las filas altera el mercado completo y estimula las compras «nerviosas», pues se trata de una reacción natural de protección de los consumidores.

La realidad

El primer vicepresidente de Fedecámaras, la mayor patronal de Venezuela, Francisco Martínez, dijo a Efe que si bien es normal que exista algún porcentaje de desabastecimiento cuando se inicia un nuevo año, la principal causa de la escasez en el país es el sistema de control de cambio de divisas que funciona desde 2003.

A su juicio, Venezuela no tiene un sistema de divisas que sea confiable, transparente ni constante, que le permita el acceso de las divisas a los ciudadanos y sobre todo a las empresas para poder adquirir los bienes intermedios y las materias primas necesarias para producir los bienes y servicios.

El empresario señala, además, que hay fallas progresivas de abastecimiento que se vienen arrastrando desde 2013 lo que ha impedido una eficaz reposición de mercancía en los comercios.

Para la patronal, dijo Martínez, la solución al problema pasa por la implementación de un sistema que unifique los tres tipos de cambio de la moneda que actualmente funcionan en el país, al señalar que cada vez que escasean las divisas, escasean los bienes y servicios.

Fedecámaras espera que sus sugerencias sean escuchadas al atender a una convocatoria que el presidente Nicolás Maduro dijo que haría en los próximos días a los empresarios para impulsar el aparato productivo.

Las fallas en la entrega de divisas sería también la causa del desabastecimiento de medicamentos, de acuerdo con el presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, Freddy Ceballos, que aseguró a Efe que el sector reporta hasta un 70 % de fallas de distribución de fármacos.

Ceballos señaló que al sector farmacéutico no se le pueden entregar divisas «cuando le provoque al Estado» y aseguró que aunque esta situación de desabastecimiento viene persistiendo desde hace unos dos años hoy en día se reporta una situación crítica.

Además, criticó al Gobierno venezolano por, supuestamente, no estimular la producción nacional de medicamentos y dedicarse solamente a importar los fármacos.

Maduro echa balones fuera

Maduro ha asegurado que desde hace más de un año existe una «guerra económica» en contra de su Gobierno que le han declarado los empresarios privados con ayuda de la oposición y del «Imperio» estadounidense y que de ella se desprenden la alta inflación «inducida», el acaparamiento de productos y el contrabando.

El coordinador de la Alianza Nacional de Protección al Comerciante, Félix Freites, también manifestó a Efe que aunque es normal que a principios de año se observe desabastecimiento de algunos productos, a su juicio, el problema de la escasez que se observa hoy en el país tiene que ver con el contrabando.

Según Freites, el Gobierno debe fortalecer las llamadas «guías de distribución» que controlan el recorrido de los productos básicos desde que salen de las fábricas hasta que llegan al comercializador para evitar este delito que también se asienta en los precios regulados en Venezuela que lo hacen atractivo al contrabando.

Ene 05, 2015 | Actualizado hace 9 años
Entre vacas flacas y esperanzas por Oscar Arnal

bolívares

El año 2015 será un año muy difícil para los venezolanos. El periodo de las vacas gordas se evaporó después de década y media de altos precios del petróleo. De siete dólares el barril en 1998, último año de la administración Caldera, llegó a promediar alrededor de cien. Ahora cuando vuelven las vacas flacas con el desplome del crudo somos más dependientes del rentismo petrolero.

Si algo afectó la «República Civil», donde por primera vez en la historia y durante 40 años se alternaron a través del sufragio presidentes electos por el pueblo, fue la «montaña rusa de los precios petroleros», que subieron y bajaron de manera súbita en múltiples oportunidades.

Antes de la aparición del petróleo, Venezuela fue uno de los países más pobres de la América Latina, a tal punto que a principios del siglo XX no se pudieron pagar las deudas y nuestras aduanas fueron asaltadas por las potencias europeas.

El oficialismo gastó más de la cuenta para asegurar los comicios presidenciales y municipales del 2012 y 2013. Y no ha habido correctivos. El 2014 sin evento electoral alguno era ideal para tomar las medidas indispensables en función de sincerar la economía. Sin embargo, se perdió la oportunidad.

Los ajustes para corregir los males que nos azotan: inflación, escasez y pérdida del valor adquisitivo de la moneda, entre otros, podrían hacer reflotar la economía en el mediano y largo plazo. Aunque ahora será mucho más difícil implementarlos con la caída de hasta 40% de la factura petrolera. Sin el carisma inconmensurable del finado y con el costo político en año electoral.

De alguna manera, se repite la fábula de la gallina de los huevos de oro. El dueño del animal, en vez de cuidar y alimentar a la gallina, que le ponía un huevo todos los días, terminó con su vida, pensando sacaría todos los huevos de una sola vez. Es lo que también ha pasado con el incremento del clientelismo y el gasto, llegándose a límites insostenibles. El cortoplacismo electoral acaba con el largo plazo. Hay que cuidar aquello de que «después de mí, el diluvio».

Las dos potencias económicas del planeta, EEUU y China, han demostrado que para que exista crecimiento debe haber una economía abierta y con seguridad jurídica. En América Latina, Chile y México, con más de 80 tratados de libre comercio, están entre los que más avanzan. A tal punto que en el país azteca ahora abren las puertas a las inversiones hasta en la estatal industria petrolera.

Un viraje de 180 grados en Venezuela derrotaría a quienes especulan contra la moneda y se aprovechan para apalancar ganancias. Desde que se inauguraron los controles de cambio el centro de la corrupción gira en torno a los dólares preferenciales. Con el consecuente círculo vicioso. Paradójicamente para acabar con el problema monetario e inflacionario habría que liberar el uso de otras monedas o adoptar alguna o algunas distintas al bolívar sin necesidad de eliminarlo.

Investigaciones rebelan que los países sujetos al derecho de origen anglosajón han progresado más. Entre otras razones debido a que lo que está en el subsuelo pertenece a los particulares. Hay más estabilidad. A que la influencia del calvinismo apuntala una moral que castiga la impunidad.

La estatización y las múltiples expropiaciones, en las más distintas áreas de la economía la han colapsado. Han aumentado la ineficacia y la corrupción. Fue lo que sucedió en Perú, en la época de Velasco Alvarado. Lo que provocó su caída, la del muro de Berlín y del modelo marxista. Rectificar y devolver estas propiedades al sector empresarial podría atraer las inversiones que el país está necesitando y empezar a generar confianza. El gobierno debería salir de las empresas que le son deficitarias y que desangran el patrimonio. Es la mejor manera de reducir gastos y generar nuevos ingresos con su venta y los impuestos que empezarán a producir sus ganancias. Una forma de dinamizar la economía. Que tendría que complementarse con la eliminación de subsidios no indispensables, la unificación cambiaría y la reducción al mínimo de las dádivas petroleras. Solo manteniéndolas a aquellos países donde el estado de la economía y la pobreza estén en peores condiciones que la nuestra.

Las cifras del Latinobarómetro de América indican que 80% de la población, proyecta un peor 2015. Lo que indica que las expectativas están muy bajas. El gobierno tomando las previsiones anunció que se reserva la publicación de las cifras económicas.

En el 2015 tendremos elecciones parlamentarias. A pesar de la desconfianza que existe con relación al CNE no hay que sembrar aún más dudas. Una parte de quienes no votan, no concurren por el argumento del fraude. Si la alternativa democrática participa de manera masiva logrará la mayoría. La oposición debe unirse, llamar a votar y no caer en la trampa de la violencia.

@OscarArnal

osarnalg@ucab.edu.ve