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Bashar al-Assad

El selecto club de presidentes sancionados al que se une Nicolás Maduro

Presidentes Lista OFAC

Durante las últimas semanas, con los rechazos de la comunidad internacional, Nicolás Maduro se está quedando aislado. El elegido por el fallecido presidente Hugo Chávez no heredó el carisma que lo caracterizó, y gobierna un país en crisis rodeado de nuevos presidentes que no comparten su parecer con la Revolución del Siglo XXI. Pero con las nuevas sanciones que aplicó el Departamento de Tesoro a Maduro, el mandatario venezolano no solo quedó en peor aislamiento, sino que pasó a compartir filas con tres reconocidos dictadores.

Las sanciones a Maduro no solo significan la congelación de las cuentas y activos que tuviera en Estados Unidos, sino que previenen a cualquier ciudadano o empresa estadounidense de suscribir acuerdos con el presidente venezolano. La realización de negociaciones internacionales que requieran de la firma del jefe de Estado queda en tela de juicio, pues la contraparte del acuerdo puede ver su relación afectada con Estados Unidos, lo que expertos en materia internacional encuentran altamente grave.

Con las sanciones que el Departamento de Estado aplica al mandatario de la pequeña nación caribeña, Nicolás Maduro logra romper algunos records. Es el primer presidente en ejercicio de Latinoamérica en ser incluido en la lista negra norteamericana. Además, de todas las dictaduras y regímenes del mundo, solo tres presidentes en ejercicio forman parte de la lista Clinton, por lo que la presencia de Maduro en ella lo pone en las mismas filas de Robert Mugabe, Bashar Al Assad y nada menos que Kim Jong-Un.

Al selecto club de dictadores no incluye al controversial presidente ruso, Vladimir Putin, ni a ninguno de los hermanos Castro que mantienen una dictadura en Cuba desde hace más de 50 años.

 

Robert Mugabe es el único presidente que ha conocido Zimbabwe en los últimos 32 años, donde su pueblo lo conoce como un tirano, un asesino y un racista. Es persona non grata en la Unión Europea y Estados Unidos.

Bashar Al Assad es el presidente sirio desde julio del 2000, cuando heredó el puesto desde el cual su padre gobernó el país por 30 años. Desde 2011, la guerra en que está sumida Siria ha dejado más de 400.000 muertos según cálculos de las Naciones Unidas. Ha sido acusado de violar derechos humanos y tanto sus altos funcionarios como su entorno familiar ha sido sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea.

Kim Jong-Un es un militar y Secretario general norcoreano, actualmente líder supremo de la República Popular Democrática de Corea –conocida comúnmente como Corea del Norte– desde 2011 y Presidente del Partido del Trabajo de Corea. Antes de eso, su padre gobernó férreamente el país desde 1994. Jong Un es considerado el «último responsable » de los «notorios abusos de los derechos humanos en Corea del Norte» que incluyen asesinatos extrajudiciales, trabajos forzados y tortura en campos de concentración donde se encuentran entre 80.000 y 120.000 personas, contando niños y familiares de los detenidos.

En la lista negra también hay pasados presidentes, considerados como dictadores en los libros de historia, como Sadam Husein​​, el dictador de Irak entre 1979 y 2003; Radovan Karadžić quien gobernó República Srpska entre 1992 y 1996 –y condenado por la Haya por el genocidio de Srebrenica–; François Bozizé quien fue presidente de la República Centroafricana entre 2003 y 2013; Ali Abdullah Saleh, presidente de la República de Yemen desde 1990 hasta 2012; Víktor Yanukóvich, ex presidente de Ucrania y el panameño Manuel Antonio Noriega.

 

Según Bloomberg, Venezuela y Siria conspiraron para vender petróleo prohibido a Estados Unidos

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Una investigación de Bloomberg firmada por Ben Bartenstein refiere que Siria y Venezuela conspiraron en los últimos años, para evadir las sanciones internacionales contra Siria, a través de un acuerdo secreto para transportar su crudo a través de Rusia al Caribe.

El plan, anteriormente no divulgado, tenía como objetivo vender petróleo sirio con un gran descuento a Venezuela,  a través de una empresa rusa que lo enviaría a Aruba para refinar y distribuir  en gasolineras en Estados Unidos y otros lugares, según docenas de correos electrónicos, documentos y entrevistas.

Conversaciones muestran cómo dos naciones marginadas trataron de ayudarse mutuamente. Siria y Venezuela conspiraron en los últimos años para evadir las sanciones internacionales contra Siria a través de un acuerdo secreto para transportar su crudo a través de Rusia al Caribe.

El plan, anteriormente no divulgado, tenía como objetivo vender petróleo sirio a un gran descuento a Venezuela a través de una empresa rusa, que lo enviaría a Aruba para refinar y distribuir gasolineras en Estados Unidos y otros lugares, según docenas de correos electrónicos, documentos y entrevistas.

El plan, que no se ha ejecutado, indica la medida en que las dos naciones están dispuestas  a evadir las normas internacionales y antagonizar las potencias mundiales. El presidente Bashar al-Assad de Siria, vetado  repetidamente durante los últimos seis años, porque cientos de miles de sus ciudadanos han muerto en una brutal guerra civil, se ha aferrado firmemente al poder.

Para Venezuela, esta estrategia parte de una agenda internacional iniciada por el fallecido presidente socialista Hugo Chávez, que ha convertido al país en un aliado de Irán y Cuba. Ahora, bajo el liderazgo de su discípulo discípulo, Nicolás Maduro, Venezuela está desesperado por dinero en efectivo después de años de mala administración gubernamental que llevó la producción de petróleo a un mínimo de tres décadas, hundió a la economía en una depresión y alimentó semanas de mortales protestas a nivel nacional. La iniciativa siria subraya las ambiciones internacionales de Venezuela, indicando que su actual crisis podría tener repercusiones mucho más allá de sus costas.

No está claro si el plan todavía está bajo consideración.  Una pieza claves es Wilmer Ruperti, un comerciante venezolano de petróleo quien se hizo  enormemente rico por su cercanía a el gobierno chavista, reconoció en una entrevista por teléfono  su participación, pero dijo que ya no tiene un papel en la estrategia. Funcionarios sirios se le habían acercado a él a principios del 2012 durante una fiesta en el Club Sirio de Caracas.

En ese momento, Ruperti comenzó a alquilar una lujosa casa de huéspedes en la costa norte de Aruba para explorar una refinería y conocer a un agente de bienes raíces local, Oscar Helmeyer. Tenía su atención en una instalación que acababa de ser cerrada por sus propietarios, Valero Energy Corp., con sede en San Antonio, causando un desempleo masivo en la isla. Ruperti se ofreció a pagar a Helmeyer $ 15 millones para ayudar a comprar la refinería, una de las más grandes del mundo, aunque al final la petrolera estatal venezolana la arrendó. En una entrevista, Helmeyer dijo que Ruperti también se reunió con el primer ministro de Aruba Mike Eman y otro alto funcionario, Mike de Meza. Ambos rechazaron peticiones repetidas de entrevistas.

En una carta de septiembre de 2012 al entonces embajador de Siria en Venezuela, Ghassan Abbas, le dijo a Ruperti dijo que el objetivo del plan sería “evitar el boicot que ha sido implementado por los Estados Unidos de América y la Comunidad Europea”.

Se Propuso encabezar un grupo empresarial llamado “Sirio venezolano” y recomendaron un contrato de cinco años para suministrar entre 50.000 y 200.000 barriles diarios de crudo sirio, así como capacidad de almacenamiento para otros 6 millones de barriles sirios. Estampando bajo la firma de Ruperti, en negrita cursiva: “Patria socialista, vamos a ganar y vamos a vivir”.

Lo que siguió fue una cadena de comunicaciones entre funcionarios sirios y venezolanos que incluyeron a varios ejecutivos de Citgo Petroleum Corp., la filial estadounidense de PDVSA, o Petróleos de Venezuela, con sede en Houston, según dos personas familiarizadas con las conversaciones. Una nota del embajador Abbas instó a un funcionario venezolano a venir a Damasco para discutir los volúmenes, términos y condiciones del acuerdo.

En la entrevista telefónica desde Caracas, Ruperti dijo que el acuerdo petrolero no estaba destinado a hacer una declaración política. “Fue una solución logística para ganar mucho dinero”, dijo.

PDVSA no respondió a las peticiones de un pronunciamiento. Un oficial de Citgo dijo que la compañía «no está considerando, ni considerará importaciones de crudo sirio para surtir la refinería de Aruba. La compañía está comprometida con las operaciones de Citgo en Aruba con concordancia con las leyes estadounidenses».

Abbas no hizo comentario alguno.

 

El crimen de Siria y el castigo americano, por Carlos Alberto Montaner

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Donald Trump dijo que lo estremecieron las imágenes de esos “niños hermosos” destrozados por el gas Sarión esparcido por la aviación del dictador sirio Bashar al-Assad. Por eso, afirmó, ordenó el lanzamiento de 59 misiles contra la base de donde habían despegado los aviones. Desde el fin de la Primera Guerra mundial está prohibido el uso de esas crueles armas químicas.

Me parece bien el castigo. La gente, incluso la peor gente, tiene que aprender que sus acciones tienen consecuencias. La crueldad de Assad merecía la muy grave sanción de los Tomahawks. Estos misiles cargan unos 450 kilos de explosivos y cuestan, cada uno, aproximadamente un millón seiscientos mil dólares. La operación le costó a Estados Unidos, unos cien millones de dólares y devastó la base aérea siria.

Dejó 59 cráteres, 20 aviones destruidos y unas instalaciones minuciosamente aniquiladas, aunque previamente los militares norteamericanos les avisaron a los rusos y a los sirios lo que se proponían llevar a cabo. Esta vez la guerra avisada dejó seis soldados muertos. Sin las llamadas hubieran sido muchos más. El objetivo no era matar enemigos, sino proyectar cierta imagen.

Para Donald Trump también fue un episodio de aprendizaje. Aprendió que el presidente de Estados Unidos tiene que tomar decisiones en las que todas las opciones son malas. Para alguien acostumbrado al toma y daca de los negocios, supuestamente experto en recibir algo sustancial por lo que entrega, debió ser extraño tirar cien millones de dólares por la borda (nunca mejor dicho) sin la esperanza de recibir a cambio otra cosa que las críticas agudas de algún sector afectado.

Si debilitaba a Assad, favorecía a ISIS y a Al Qaeda, los encarnizados enemigos de Estados Unidos. Si se inhibía, como predicaba antes de llegar a la Casa Blanca, beneficiaba a la dictadura de Assad, a Irán y a Rusia, mientras se tensaban y perjudicaban las relaciones con Turquía, un aliado en la OTAN, y con Arabia Saudita, un incómodo amigo, despótico y errático, pero valioso suministrador de petróleo y gran comprador de productos americanos, incluidos costosos equipos militares.

Puesto en la misma tesitura, Obama prefirió pagar el precio de no actuar contra Assad, pese a haber declarado que la utilización de armas químicas era una “línea roja”. Seguramente la advertencia era una fanfarronada destinada a tratar de impedir que las usara. Algo así como el bluff al que recurren los jugadores de póker. Sólo que, cuando se descubre la mentira, los enemigos saben que el jugador es débil y se envalentonan.

Probablemente Obama no ignoraba que Eisenhower pasó ocho años de tranquilidad relativa en la presidencia de Estados Unidos recurriendo el bluff de estar dispuesto a utilizar las armas nucleares contra cualquiera que retara el poderío americano. Cuando se retiró, se supo que había utilizado un farol –traducción de bluff—que le había salido maravillosamente bien. A Obama, en cambio, no lo creyeron. Al fin y al cabo no era un general victorioso sino un inexperto Premio Nobel de la Paz.

Los sirios y, sobre todo, los rusos, estaban poniendo a prueba a Donald Trump. No necesitaban el bombardeo con armas químicas para lograr el objetivo de someter a los enemigos de Assad. Lo estaban logrando con armas convencionales. Pero la jugada les salió mal.

Al margen de las imágenes terribles de los niños asesinados, la primera motivación de Trump fue enviar el mensaje de que con él en la Casa Blanca no se puede jugar. Él no era Obama. Por eso, 24 horas antes de desatar la furia de los misiles, tuiteó, injustamente, que la culpa del uso de las armas químicas la tenía el presidente anterior por no haber actuado con contundencia tras haber trazado la imaginaria línea roja ignorada por los sirios. Era el primer síntoma de que habría respuesta.

¿Y ahora qué va a pasar? Sin duda, como dijo Netanyahu, los iraníes y los norcoreanos van a poner sus barbas en remojo. Ya saben que Donald Trump dispara desde la cintura. Sólo que eso también trae serias consecuencias. La política el arte de escoger la opción menos mala. El problema es que casi nunca sabemos cuál es esa maldita opción.

@CarlosAMontaner

El Nacional 

Luis De Lión Sep 20, 2015 | Actualizado hace 9 años
La fachada internacional por Luis DE LION
 OEA
La dictadura chavista, es conocida en la escena internacional como un extraño artefacto político, que hoy conduce Maduro. No obstante, dicha dictadura, se diferenció desde sus inicios del resto de las dictaduras vernáculas, en que tenía un proyecto político internacional. Muchas horas de vuelo, muchos discursos, muchos contratos, mucho petróleo, en fin, mucho dinero, para construir una plataforma de apoyo internacional, no a Venezuela, sino al proyecto personal de Hugo Chávez. Un tinglado, que todavía resiste, después del fallecimiento de Chávez, y a pesar de la estrepitosa caída de los precios del petróleo. Una fachada que le sirve de apoyo a Maduro, quien a pesar de tener las manos empapadas de sangre de estudiantes venezolanos, sigue contando, si no con el soporte, al menos con el silencio cómplice de la comunidad internacional.La OEA, UNASUR, la CELAC y la integralidad del socialista buena vista club de presidentes latinoamericanos, voltean la mirada, no solo ante lo que ocurre en Venezuela, sino que además callan ante la criminal manera que ha utilizado el régimen venezolano para combatir a quienes se le oponen. Los casos de Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López, son un claro ejemplo.

En ese mismo orden, Maduro, en éste mes de septiembre del 2015, ha creado de forma artificial, una enésima crisis con la vecina Colombia. Una crisis, que le ha servido para ratificar el asedio que La Habana y Caracas, le tienen a la democracia colombiana. Bogotá, es hoy una suerte de isla, aún libre de la influencia política directa de los hermanos Castro.

Por si fuera poco, a lo antes señalado, en el presente se agregan los aires de guerra fría, un clima en el que parece acomodarse muy bien la política exterior de la dictadura chavista de Maduro.

La manera como Caracas se inmiscuyó en el affaire Snowden, fue una clara muestra de querer jugar, el papel de provocador, en la escena mundial. De igual forma los múltiples acuerdos entre Venezuela e Irán, el apoyo a Bachar en Siria, el reconocimiento de la anexión rusa de Crimea, colocan al régimen venezolano del lado que Cuba ha querido.

Ante ese escenario, luce cuesta arriba, para los demócratas venezolanos, lograr el necesario apoyo internacional ante el nuevo fraude electoral, que el régimen se dispone a reeditar el próximo 6 de diciembre cuando tendrán lugar las elecciones legislativas.

Siria: 76 mil muertos en 2014, gas cloro fue usado contra tres pueblos rebeldes

Mideast Syria Nobel Peace Prize

El último informe sobre Siria de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) indica que hay pruebas de que el gas cloro fue usado allí el año pasado.

El informe incluye testimonios que relatan cómo helicópteros vertieron barriles de ese componente tóxico sobre tres pueblos controlados por rebeldes.

No se especifica quién fue culpable pero el embajador estadounidense en Naciones Unidas, Samantha Power, dijo que solo el gobierno sirio estaba usando helicópteros en el conflicto.

El presidente sirio, Bashar al-Assad, aceptó destruir su arsenal químico tras un ataque con gas sarín que acabó con la vida de cientos de civiles en Damasco en 2013.

El cloro, aunque tóxico, no se incluye en la lista de armas químicas que maneja la OPAQ.

2014, el año más sangriento

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2014 ha sido hasta ahora el más mortífero de los cuatro años del conflicto sirio con 76.000 muertes, según activistas.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó que 17.790 de los fallecidos son civiles, incluyendo 3.501 niños.

Mientras tanto, en Irak, unos 15.000 murieron en 2014, la cifra más alta desde 2007.

Gran parte de la violencia es resultado de los avances del autodenominado grupo Estado Islámico en ambos países.

Los ataques aéreos liderados por Estados Unidos contra los militantes de ese grupo radical y la violencia sectaria también son responsables de un gran número de muertes.