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Las perlas con las que Maduro acusó a Leopoldo López y Uribe de conspirar contra las presidenciales

El gobernante Nicolás Maduro acusó al opositor Leopoldo López y al expresidente colombiano Álvaro Uribe de supuestamente «conspirar» contra las elecciones presidenciales del 28 de julio.

Así lo dijo este lunes, 18 de marzo, en su programa Con Maduro+, el oficialista se refirió a la reunión que sostuvieron recientemente Leopoldo López y Álvaro Uribe, a quienes calificó como «terroristas» y «criminales».

Pero además, Maduro pidió a la la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) estar alerta ante el supuesto «plan terrorista».

También, el líder del gobierno oficialista llamó a los venezolanos a defender la paz, la estabilidad y la seguridad.

A continuación las perlas de Maduro contra Leopoldo López y Álvaro Uribe:

«Vi el sábado y domingo a un asesino, terrorista en Colombia, a Leopoldo López, con otro asesino y terrorista, Álvaro Uribe. Tengo información que tienen planes para atacar los estados cercanos de Venezuela».

«Tengo información de planes que preparan ellos para atacar los estados vecinos del Zulia con terroristas, con paramilitares, atacar los servicios públicos (…) cuando esos dos terroristas perversos se reúnen es para conspirar».

“No podemos dejar que vengan a perturbar la fiesta electoral de la democracia que vamos a tener el 28 de julio. No al terrorismo, al sabotaje, alerta Colombia, alerta Venezuela. Dos terroristas se encuentran para planificar acciones”.

“Los apellidos quieren echarme una vaina a mí. Pero con Dios y la Virgen y La Chinita, que me muestran a los criminales. Estoy agradecido porque me diste vida. Son unos criminales, los apellidos, son criminales, y yo me tengo que cuidar”.

«No al terrorismo, no al sabotaje, alerta Colombia, alerta Venezuela, dos terroristas planifican acciones».

«Máxima alerta a los organismos de inteligencia y contrainteligencia, tenemos que defender la paz en la estabilidad, la seguridad y no pueden venir estos terroristas de los apellidos a tratar de sabotear a Venezuela».

Partido uribista frenó acuerdo entre Venezuela y Colombia hasta que no se habilite a María Corina Machado
El aplazamiento a la aprobación del acuerdo fue respaldado por 68 votos frente a 35 en contra, explicó el opositor partido Centro Democrático, fundado por el expresidente Álvaro Uribe

 

El partido uribista Centro Democrático logró aplazar este martes la aprobación en la Cámara de Representantes de Colombia un acuerdo de promoción y protección recíproca de inversiones entre ese país y Venezuela, hasta tanto se le den garantías a la candidata presidencial María Corina Machado.

La proposición aprobada la presentó el representante del Centro Democrático José Jaime Uscátegui, y fue respaldada por la bancada del partido opositor.

El partido argumentó que el acuerdo no puede ser una realidad hasta tanto «no se aclare el futuro político de María Corina Machado y se brinden plenas garantías electorales a la oposición en Venezuela».

Machado, elegida en primarias como candidata para las elecciones presidenciales previstas para 2024, todavía sin fecha, fue inhabilitada en 2015 y en su momento se dijo que sería durante un año, pero el pasado mes de julio la Contraloría de Venezuela indicó que la inhabilitación se extenderá hasta 2030, decisión ratificada por el Tribunal Supremo en enero, por lo que no podrá ocupar cargos de elección popular.

Según la proposición presentada por Uscátegui «el fundamento de todo acuerdo entre los dos países, cualquiera sea su naturaleza, debe ser el respeto por los derechos humanos y la vigencia de las garantías democráticas.»

El Centro Democrático ha abogado en diferentes espacios nacionales e internacionales por unas elecciones libres en Venezuela y el regreso de las plenas garantías electorales a Machado y la oposición.

El aplazamiento a la aprobación del acuerdo fue respaldado por 68 votos frente a 35 en contra, explicó el opositor partido Centro Democrático, fundado por el expresidente Álvaro Uribe.

*Con información de EFE 

Expresidente colombiano Álvaro Uribe recibió su identificación de presidiario
El proceso contra Uribe inició en 2012 y desde el pasado 4 de agosto con un arresto domiciliario 

 

El expresidente colombiano, Álvaro Uribe, fue reseñado este miércoles como el preso número 1087985, quien pidió que haya “transparencia” en el caso que existe en su contra en la Corte Suprema de Justicia por presunto fraude procesal y soborno de testigos.

“Hoy fui reseñado como preso #1087985 por confrontar testimonios en mi contra comprados por FARC, su nueva generación y sus aliados. Sin pruebas, solo inferencias. Me interceptaron ilegalmente. Impidieron a abogados contrainterrogar a su principal testigo. Pido transparencia”, expuso Uribe en Twitter.

Uribe, que gobernó Colombia entre 2002 y 2010 y actualmente es senador por el partido oficialista de derecha Centro Democrático, se pronunció así por primera vez desde que el pasado 4 de agosto la Corte ordenó su detención domiciliaria.

El caso que tiene al expresidente en prisión domiciliaria comenzó en 2012 cuando él mismo demandó por supuesta manipulación de testigos al senador izquierdista Iván Cepeda, que en esa época preparaba una denuncia en el Congreso en su contra por supuestos vínculos con el paramilitarismo.

 

El proceso contra Cepeda dio un giro cuando el magistrado de la Corte Suprema José Luis Barceló archivó el caso y al mismo tiempo le abrió una investigación a Uribe por supuesta manipulación de testigos.

El abogado Jaime Granados, defensor del exmandatario, aseguró en un comunicado que, tras examinar las 1.554 páginas de la decisión de la Corte, concluyó que “no existe ningún fundamento legal para ordenar la detención del expresidente”.

“Ante esta incuestionable realidad no tiene ningún sentido presentar un recurso de reposición que debe ser resuelto por la misma sala. No hay que ser ingenuos, dicho recurso no constituye remedio judicial efectivo frente a esta injusticia y, simplemente, facilitaría su legitimación”, añadió Granados.

 

*Con información de TalCual 

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Corte Suprema de Colombia ordenó arresto domiciliario para Álvaro Uribe
El día lunes Uribe publicó un comunicado anticipándose a la decisión que tomó la Corte Suprema

Foto: Reuters

La Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó este martes 4 de agosto el arresto domiciliario del expresidente de ese país, Álvaro Uribe.

De acuerdo con la reseña de BBC Mundo, Uribe es acusado de manipular testigos en un caso que se remonta a una discusión parlamentaria en 2014.

En aquel encuentro el senador izquierdista Iván Cepeda acusó al hermano del expresidente Santiago Uribe de ser partícipe de la creación de movimientos antisubversivos en los años 90.

Se trata de la primera vez que un expresidente colombiano comparece ante la Corte Suprema y es detenido después.

Sin embargo, el día lunes Uribe publicó un comunicado anticipándose a la decisión que tomó la Corte Suprema. El político colombiano, expresó:

«Los delincuentes que arrasaron la paz nacional y llenaron de lágrimas nuestros hogares, sentados en el congreso, y el hombre que rescató la nación y sacó a Colombia de la oscuridad, pagando un precio insólito por vencerlos».

También, el expresidente se pronunció en Twitter respecto a la decisión, señalando que le causa «profunda tristeza» por su familia y por los «colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria».

Acusaciones contra Uribe

En septiembre de 2014, el senador Iván Cepeda acusó a Uribe de tener nexos con paramilitares y narcotraficantes a través de los testimonios de varios exmiembros de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Al respecto, testimonios aseguraron que Uribe y su hermano Santiago fundaron el Bloque Metro, una rama del movimiento paramilitar que enfrentó a las guerrillas de manera feroz.

En el caso de Santiago, este permanece detenido desde el año 2016 y lo acusan de crear otro grupo paramilitar, los Doce Apóstoles.

Tras el arresto de su hermano, Uribe pidió a la Corte Suprema de Justicia que investigara al senador izquierdista por supuestamente sobornar y manipular a los testigos.

Sin embargo, la corte no solo absolvió a Cepeda, sino que incluyó a Uribe en su investigación por los supuestos delitos de soborno y fraude procesal.

Alejandro Armas Oct 18, 2019 | Actualizado hace 3 semanas
Quijotadas andinas

LAS RELACIONES ENTRE VENEZUELA y Colombia han sido en líneas generales bastante negativas en dos décadas de autoproclamada “revolución bolivariana”. De todos los mandatarios americanos, Álvaro Uribe fue el segundo blanco más común de los dardos verbales de Hugo Chávez, solo superado por George Bush hijo. Nicolás Maduro continuó la tendencia, al punto de que la retórica chavista hiciera de Colombia una de las mayores causantes de los problemas incontables que asolan al venezolano, desde la pulverización del bolívar (“mafias cambiarias de Cúcuta”) hasta la violencia criminal desatada (“paramilitares”). Ahora, con las acusaciones del presidente Iván Duque sobre la presencia de componentes rearmados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio venezolano, el trato entre vecinos se ha enfriado hasta llegar al cero absoluto diplomático. Es una situación incluso peor que la provocación de la corbeta Caldas en 1987.

La cuestión medular es que dos Estados se acusan mutuamente de alojar a grupos de personas que buscan acabar con ellos de forma violenta. Aunque es la primera vez que tal cosa ocurre en un muy largo tiempo, no es algo sin precedentes. “En este clima de acusaciones mutuas, sobre el escalamiento militar entre Colombia y Venezuela, debemos recordar que el uso del territorio vecino por parte de facciones políticas, para lograr sus objetivos es parte de nuestra tradición política bilateral”, expresó recientemente la politóloga Marisela Betancourt en la red social Twitter. En efecto, durante el siglo XIX y principios del XX, cuando Colombia y Venezuela estaban a menudo en conflictos intestinos (condición que lamentablemente se prolongó hasta nuestros días en el caso neogranadino), a veces el bando insurrecto se resguardaba en tierras al otro lado de la frontera para tramar ofensivas y evitar la persecución del enemigo. En ocasiones, contaban con el apoyo del gobierno vecino, si este no tenía una buena relación con el gobierno contra el cual los insurrectos tomaron armas. Un ejemplo muy rudimentario de la noción schmittiana de la política como relación entre amigos y enemigos.

Como nos recuerda Betancourt, la Revolución Restauradora que dio comienzo a más de medio siglo de hegemonía andina casi ininterrumpida en la política venezolana partió de Colombia rumbo a Caracas. De hecho, el fenómeno descrito en el párrafo anterior tuvo sus ejemplos más elocuentes durante el gobierno de Cipriano Castro. Colombia estaba sumida en una de las peores guerras civiles de su historia, la Guerra de los Mil Días. Uno de tantos conflictos entre los bandos conservador y liberal. En Bogotá mandaba el presidente conservador José Manuel Marroquín, cuyas relaciones con Castro al otro lado de la Cordillera Oriental de los Andes se habían deteriorado, ya que los liberales se refugiaban en suelo venezolano con el beneplácito de Caracas.

Por lo tanto, a Marroquín le convenía deshacerse del “Cabito”. Pero recorrer la distancia enorme que separa la frontera oriental y la Sultana de los Andes, sede del poder nacional venezolano, era una empresa imposible para quien ya estaba ocupado con rebeldes en su propia casa. Así que Marroquín se buscó a alguien que le hiciera el favor. Lo encontró en la figura del tachirense Carlos Rangel Garbiras, un ex compañero de armas de Castro contra los gobiernos del “liberalismo amarillo” tardío y seguidor de la causa de José Manuel “el Mocho” Hernández. Exiliado con Castro en Colombia, ignoro por qué Rangel Garbiras no se sumó a la Revolución Restauradora y se distanció de Castro al punto de encabezar una invasión de Venezuela con el apoyo de Marroquín. La operación se realizó entre el 28 y el 29 de julio de 1901. Rangel Garbiras fue derrotado en la Batalla de San Cristóbal por fuerzas leales a Castro, comandadas por los venezolanos Celestino Castro Ruiz, y Román Moreno… Y el notable general liberal colombiano Rafael Uribe Uribe. Fíjense bien: un venezolano entró a Venezuela para derrocar su gobierno con apoyo de Bogotá y fue frenado por un colombiano aliado de Caracas. El intento de Rangel Garbiras no pasó de esa batalla.

Un par de meses más tarde se intercambiaron los papeles. Desde el Zulia, un grupo de soldados neogranadinos invadió la Guajira colombiana con apoyo venezolano, pero fue derrotado en la Batalla de Carazúa. La Guerra de los Mil Días terminó con un resultado favorable a los conservadores colombianos en 1903. Uribe Uribe retomó su carrera política y fungió como senador y embajador de Colombia en varios Estados latinoamericanos. Fue asesinado en 1914. Rangel Garbiras estuvo exiliado hasta que Juan Vicente Gómez desplazó a Castro. “El Bagre” le dio un puesto en su gobierno, pero Rangel Garbiras falleció a los pocos meses.

Desde aquellos días, el vínculo entre Venezuela y Colombia ha sido mucho menos tumultuoso, obviando incidentes como el del referido barco militar en los 80. Hasta que apareció el chavismo. “Y el uribismo”, dirían algunos, sugiriendo que el deterioro se debió al surgimiento de gobiernos de derecha dura, en Colombia, e izquierda dura, en Venezuela, cada uno con igual carga de culpas. Me parece un juicio equivocado. Aunque no soy de ninguna manera admirador del Centro Democrático ni de Álvaro Uribe, ver a la derecha colombiana como un ente tan problemático como el chavismo es un despropósito. Cualquier Estado que comparta una frontera extensa y dinámica, como la que hay entre Venezuela y Colombia, con un régimen que tenga la naturaleza del chavismo tiene toda la razón de sentirse alarmado.

Las aventuras de personajes como Rangel Garbiras hoy nos parecen ridículas y hasta quijotescas por lo mucho que han evolucionado los Estados, las relaciones entre ellos y los movimientos subversivos en estos casi 120 años. Lo que había en ese entonces en buena parte de Latinoamérica era un conjunto de Estados rudimentarios, en los que caudillos de (por lo general) escasa formación ideológica, como Cipriano Castro, competían por el poder tal como mafiosos se pelean por controlar barrios, objetivo para el cual no veían problema en asociarse con delincuentes del cerro contiguo. A duras penas podía pensarse en entes con el monopolio de la violencia legítima, pues los caudillos veían el territorio bajo su control con ojo de hacendado, y no estadista.

No es lo que sucede hoy, al menos del lado colombiano de la frontera. A pesar de todos los problemas asociados con el uribismo (vínculos entre parte de la elite política y paramilitares, violación de DD.HH., etc.), Colombia sigue siendo una democracia enfrentada con grupos terroristas bien vistos por el chavismo. Al margen de las denuncias de la Casa de Nariño, la presencia del Ejército de Liberación Nacional en buena parte del Venezuela ha sido confirmada ampliamente por medios independientes venezolanos y la red internacional de periodistas InSight Crime. En cuanto al componente rearmado de las FARC, su ubicación en Venezuela fue reportada por la prestigiosa revista Semana. En cambio, el régimen chavista es considerado un Estado forajido, antidemocrático y sin ningún respeto por las leyes nacionales e internacionales. Los venezolanos que se le oponen y que han buscado refugio en Colombia son civiles o militares desertores desarmados, cuya presencia no es nada que las autoridades consideren inconfesable.

El contraste no termina aquí. Cuando Duque denunció que los comandantes de las FARC rearmadas estaban en Venezuela, algunos pensaron que esa sería la justificación de Colombia para intervenir directamente en territorio vecino. Mes y medio después, el gobierno de Duque sigue insistiendo en que no planea tal cosa. Y es que las operaciones militares en suelo extranjero hoy pueden ser mucho más costosas para quien las ejecuta. No era muy difícil armar una montonera arcaica en los Andes a principios del siglo XX y poner al frente a un “general chopo ‘e piedra” (así los llamó el historiador Manuel Caballero) cualquiera. Hoy, en cambio, con las nuevas tecnologías bélicas, la historia es otra. Recordemos que el régimen chavista se ha apertrechado con utensilios castrenses rusos y chinos que, si bien no necesariamente están en la vanguardia de las vanguardias, sí pueden suponer un desafío para cualquiera que las ponga a prueba sin ser una potencia militar, como es el caso de Colombia. Por otro lado, como Colombia lleva décadas en un estado de conflagración permanente, ver a jerarcas chavistas amenazando arrasarla resulta cuanto menos risible. Estos no son tiempos para un Amadís de Gaula tachirense. Ni siquiera para un caricaturesco Alonso Quijano caribeño, por más que a algunos en la elite chavista les guste fanfarronear.

@AAAD25

Maduro: Iván Duque y Álvaro Uribe Vélez están planificando otras formas de violencia contra Venezuela

NICOLÁS MADURO PIDIÓ A COLOMBIA tener cuidado con su el presidente Iván Duque y con el exmandatario Álvaro Uribe Vélez, a quienes señaló de estar orquestar planes de guerra y violencia contra Venezuela.

«Le digo al pueblo de Colombia, cuidado con Iván Duque y Álvaro Uribe Vélez, porque están planificando otras formas de violencia contra Venezuela», manifestó en un acto con militares.

De esta manera, acusó a estos políticos de querer «traer una guerra contra Venezuela», algo que, aseguró, su gobierno y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no permitirán.

«Mucho cuidado, Colombia, con (…) los planes paramilitares de violencia y de guerra de estos dos señores», reiteró.

De igual manera, Maduro ofreció un balance sobre los ejercicios militares realizados en Zulia, Táchira, Apure y Amazonas para hacer «frente a las amenazas externas que vienen de Colombia».

«Tres semanas de ejercicios militares estamos en mejor capacidad que nunca para defender el territorio de Venezuela, la soberanía y la paz», añadió.

Con información de EFE

Colombia rechaza delirantes señalamientos de Maduro contra el expresidente Uribe

EL GOBIERNO DE COLOMBIA RECHAZÓ las acusaciones «delirantes y calumniosas» del gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, quien afirmó que el expresidente Álvaro Uribe Vélez dirige un plan para supuestamente intentar asesinarlo.

El «Gobierno de Colombia rechaza acusaciones delirantes y calumniosas del dictador Maduro contra dos colombianos que han dedicado su vida a servirle a la democracia: el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el embajador (de Colombia en Estados Unidos) Francisco Santos», dijo el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, en Twitter.

Maduro afirmó este miércoles que Uribe encabeza un supuesto plan magnicida que contempla el ingreso a Venezuela de 32 mercenarios, quienes además atentarían contra otros dirigentes del oficialismo.

«He sabido de un plan dirigido por Álvaro Uribe Vélez, con la participación del embajador de Colombia en EE.UU., Francisco Santos, un plan que se ha discutido con Léster Toledo, (…) para ingresar a Venezuela 32 mercenarios para venir a intentar asesinarme y asesinar a dirigentes de la revolución», dijo Maduro durante un acto del Gobierno.

En otro mensaje en Twitter, Trujillo escribió que «el dictador Maduro» acude a las calumnias que tienen como fin «distraer la atención de la grave crisis en la que tiene a Venezuela, y de las repudiables violaciones a los DD.HH. de su régimen».

Según Maduro, en Colombia «le tienen terror a la revolución chavista bolivariana» y aseguró que por eso planean su asesinato.

«Álvaro Uribe Vélez, Francisco Santos y Léster Toledo, lo han discutido en el búnker en la casa donde vive Álvaro Uribe Vélez», reiteró el dirigente chavista.

Uribe, que fue presidente de Colombia entre el 2002 y el 2010, ha sido un constante crítico de los gobiernos del entonces presidente Hugo Chávez y del actual mandatario Maduro, a quienes culpa, entre otros asuntos, de la migración venezolana.

Toledo, en tanto, es un dirigente político venezolano del partido Voluntad Popular, que se encuentra en el exilio desde 2016, después de que se iniciara una investigación sobre él por supuesto terrorismo y otros delitos.

Maduro acotó que en Colombia no solo existe una «campaña» en contra de Venezuela y contra él, sino que además «desde Colombia se preparan actos violentos», aunque sostuvo que se encuentra protegido «por Dios y con la fuerza del Estado venezolano» para «vencer todos los planes violentos, todos los planes de mercenarios».

Maduro ha denunciado cerca de 30 planes magnicidas en su contra desde que asumió el poder en 2013.

Las relaciones entre Colombia y Venezuela han pasado por varios períodos de tirantez desde la llegada al poder del chavismo en 1999, y este año el presidente de Colombia, Iván Duque, fue uno de los primeros mandatarios regionales en reconocer al líder del Parlamento, Juan Guaidó, como presidente encargado de Venezuela.

Colombia y otros 50 países alegan que las elecciones presidenciales de mayo de 2018 no contaron con todas las garantías y por tanto no reconocen a Maduro como gobernante legítimo de Venezuela.

Ese país suramericano atraviesa una crisis social, económica y política que ha obligado, según cifras oficiales, a que más de 1,4 millones de venezolanos huyeran a Colombia.

Maduro acusa a Álvaro Uribe de liderar un supuesto plan para matarlo

NICOLÁS MADURO ASEGURÓ ESTE 14 de agosto que el expresidente de Colombia Álvaro Uribe lidera un supuesto plan para matarlo, con la participación de 32 mercenarios que, además, tendrían como objetivo a otros dirigentes oficialistas.

«He sabido de un plan dirigido por Álvaro Uribe Vélez, con la participación del embajador de Colombia en EEUU, Francisco Santos, un plan que se ha discutido con Léster Toledo, (…) para ingresar a Venezuela 32 mercenarios para venir a intentar asesinarme y asesinar a dirigentes de la revolución», aseveró en un acto de gobierno.

Maduro también dijo que en Colombia «le tienen terror a la revolución chavista bolivariana», razón por la cual estarían planificando el supuesto magnicidio. 

«Álvaro Uribe Vélez, Francisco Santos y Léster Toledo lo han discutido en el búnker en la casa donde vive Álvaro Uribe Vélez», insistió.

Dese que asumió la presidencia de Venezuela, en 2013, Maduro ha denunciado aproximadamente 30 planes magnicidas en su contra.

Con información de EFE