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#Monitor de Víctimas | 28 ejecuciones extrajudiciales deja “cacería” policial contra banda de “Santanita” en Lara
Josué Ángel Santana Peña, alias “Santanita”, es el presunto líder de una banda dedicada a la extorsión. Se ha convertido en un “objetivo” de los cuerpos de seguridad y su búsqueda ha sido utilizada como excusa para arremeter contra hombres de sectores populares de al menos 3 municipios del estado Lara. 30 por ciento de las muertes a manos de la fuerza pública, ocurridas en la entidad en cuatro meses de pandemia, estarían relacionadas con la supuesta persecución a este grupo delictivo 

Anderson Piña Pereira  | Karina Peraza | Liz Gascón | Montaje de portada Abrahan Moncada | Infografía Mayerlin Perdomo

 

En el estado Lara, 28 hombres fueron ejecutados por las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS) entre mayo y agosto de 2020. Aunque no se conocían y no murieron el mismo día, todos tenían algo en común: perdieron la vida en supuestos operativos de búsqueda de Josué Ángel Santana Peña, alias “Santanita”, líder de una banda criminal que opera en cuatro estados del país.

Esta cifra equivale a 30 por ciento del total de ejecuciones extrajudiciales cometidas en Lara entre mayo y agosto por cuerpos de seguridad del Estado. 92 hombres murieron en manos de funcionarios de la fuerza pública en ese período, la mayoría menores de 35 años de edad.

Este reportaje hace parte de Monitor de Víctimas en Lara, una iniciativa periodística de Runrun.es y Caracas Mi Convive, que busca registrar y analizar los homicidios. La extensión del proyecto al estado Lara comenzó el 1ro de mayo y cuenta con un equipo de periodistas expertos en cobertura de violencia, quienes recolectan los datos y cuentan las historias de las víctimas.

Aunque todos los hechos fueron presentados como enfrentamientos con presuntos integrantes del grupo delictivo, familiares de algunas víctimas descartan esa versión y aseguran que no guardaban relación con la banda que opera en Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua.

Por otra parte, entre enero y agosto de 2020, periodistas de la fuente de sucesos en el estado Lara contabilizaron 181 casos de personas muertas a manos de los cuerpos de seguridad del Estado, la mayoría de estos hechos entran en la categoría de ejecuciones extrajudiciales, similares a las denunciadas en el informe de la Misión Internacional de Determinación de Hechos sobre Venezuela de ONU.

Alias “Santanita”, de 25 años de edad, forma parte de la lista de los más buscados del Ministerio de Interior y Justicia por los delitos de homicidio, secuestro y extorsión. Está solicitado desde 2017, el mismo año en el que se fugó del Hospital Central Antonio María Pineda, tras fingir que estaba enfermo y ser sacado del Centro Penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana, en Lara.

Los presuntos enfrentamientos entre cuerpos de seguridad del Estado y supuestos miembros de la banda comenzaron en mayo, mes en el que fueron asesinados ocho hombres, incluyendo el padre de “Santanita”. En junio, julio y agosto continuaron los procedimientos con un saldo de siete, ocho y cinco víctimas, respectivamente.

Tres organismos de seguridad participaron en el operativo que ha dejado 28 fallecidos. Según datos recabados por Monitor de Víctimas entre mayo y agosto. Pero las FAES suma la mayor cantidad de presuntas ejecuciones extrajudiciales con 15 casos; seguida por el Cicpc, con 11 fallecidos; y el CONAS, con 2.

La difusión de un video en el cual “Santanita” aparece escoltado por dos hombres armados, con los rostros cubiertos, y se atribuye la autoría de un ataque con granada a un concesionario del este de Barquisimeto, el 7 de mayo, desencadenó una serie ejecuciones extrajudiciales encubiertas en el operativo de búsqueda de los miembros de la banda.

 

En la grabación, “Santanita” extorsiona y amenaza de muerte a los propietarios de al menos ocho ventas de vehículos nuevos y usados de la ciudad.

Por otra parte, desde que el director nacional del CICPC, Douglas Rico, anunció que “Santanita” estaba “identificado y activamente buscado”, a mediados de mayo, los organismos de seguridad comenzaron a señalar a las víctimas de supuestos de enfrentamientos como presuntos integrantes de esa banda.

En agosto, Rico ofreció otras declaraciones sobre el cabecilla de la banda dedicada a la extorsión, quien se había convertido “en una prioridad para todos los cuerpos de seguridad”.

El sociólogo Nelson Fréitez, coordinador de la Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), asegura que en los últimos años en Venezuela, los organismos de seguridad actúan de manera improvisada y se evidencia en las irregularidades en los operativos policiales. 

Agrega que en los recientes despliegues policiales para dar captura a Santana Peña, no hay rastro de labores de inteligencia por parte de los organismos de seguridad, aunque disponen de recursos del Estado para hacerlo.

Fréitez advirtió que sobre las ejecuciones extrajudiciales relacionadas con la búsqueda de “Santanita” priva la impunidad, como sucede con el resto de las muertes en manos de cuerpos policiales como las FAES.

Empezaron por su barrio y mataron a su papá

Entre el 11 y 14 de mayo, pocos días después de la explosión de la granada en el concesionario Autos 251, las FAES reportaron la muerte de cinco presuntos miembros del grupo criminal en la urbanización La Carucieña, al suroeste de Barquisimeto, antiguo lugar de residencia y centro de operaciones de “Santanita”.

Entre las víctimas de esa incursión destaca Rafael Antonio Santana, papá de “Santanita”, quien fue asesinado por las FAES tras la activación del operativo de búsqueda. El hombre tenía 50 años de edad y dos de sus hijos relataron a Monitor de Víctimas que Santana fue torturado y sacado de su casa el 14 de mayo para simular un enfrentamiento.

Ambos denunciaron que su padre fue obligado a posar con un arma larga y fue fotografiado por los funcionarios, antes de que le dispararan.

En la minuta, Santana –quien presentaba registro por homicidio de 1980– fue señalado como uno de los líderes de la banda de su hijo. “Es falso que él era de la banda, no quiere decir que porque seamos familia seamos de la banda”, comentaron los hijos de la víctima, quienes prefirieron que su identidad no fuera publicada pues temen convertirse en blanco de las autoridades. Además negaron que su padre mantuviera contacto con Josué Ángel Santana Peña en los últimos meses.

En este mismo procedimiento, la FAES también mató a Adrián Douglas Sánchez Ochoa, un buhonero de 33 años de edad que no vivía ni trabajaba en La Carucieña, contaron familiares al Diario La Prensa de Lara que desconocían si la víctima tenía nexos con “Santanita”.

Yeferson José Mendoza Pérez, de 24 años de edad; Geison Griman Acosta, de 27 años y Koli José Álvarez, de 24 años son las identidades de las primeras víctimas que cobró las FAES en La Carucieña relacionadas con el caso de “Santanita”. Un allegado indicó que los jóvenes fueron acusados de figurar en el video de Santana Peña.

“Los señalan a ellos por el color de piel. Imagino que los asociaron con Santanita porque él era de La Carucieña, pero ninguno firma Santana”, precisó la fuente al explicar que ninguno de los asesinados se apellidaba Santana. Asimismo, advirtió que hubo excesos en la incursión de las FAES que ocurrió el 11 de mayo en horas de la mañana.

Los funcionarios detonaron una granada aturdidora para irrumpir en la casa que le pertenecía a Griman. “Cada quince minutos se escuchaban los disparos y a las 6:30 de la mañana en una camioneta de las Faes sacaron los tres cuerpos, pero siguieron las detonaciones hasta las ocho de la mañana”, agregó el testigo.

El mismo patrón

La madrugada del 18 de junio, en el kilómetro 11 de Pavia, al oeste de Barquisimeto, funcionarios del Cicpc llegaron al lugar. No tenían orden judicial y entraron a la fuerza a la vivienda de la familia Suárez Mújica. Preguntaron por José Luis, de 29 años de edad, y le ordenaron a las otras cuatro personas que se encontraban en la casa que salieran del inmueble.

Era tan temprano que los familiares no entendían qué pasaba. Sin embargo, accedieron a la solicitud y abandonaron la vivienda escoltados por funcionarios. Un familiar develó que en el momento en el que se iban alejando escucharon las detonaciones. Suspiró profundamente y solo dijo: “Ahí supe que a José Luis lo habían matado”.

Pocos minutos después, al oeste de la capital larense, en el sector El Mamón de Pavia, el patrón se repitió. Asdrúbal José Yajure Mendoza, de 26 años de edad, fue asesinado por el mismo cuerpo policial. Los uniformados llegaron a la vivienda y, como las puertas tenían candados, las tumbaron y al entrar apuntaron a los seis miembros de la familia, incluyendo una adolescente de 13 años de edad.

Los funcionarios llevaban los rostros tapados y todos estaban armados. Les hicieron lo mismo que a la familia Suárez Mújica, los obligaron a salir de la vivienda, mientras que a Asdrúbal lo tenían vigilado. A una mujer que se resistía a abandonar la casa, la halaron por el cabello y la sacaron. Poco después el hombre de 26 años fue ejecutado.

Ese mismo día, a Pavia, llegó una comisión de la División Antiextorsión y Secuestro del Cicpc, con competencia nacional con el objetivo de ubicar a presuntos integrantes de la banda del “Santanita”, pero en medio del operativo murieron dos personas que no pertenecían al grupo hamponil. 

El 23 de junio, una comisión de las FAES ingresó pasadas las 3:00 pm a la comunidad La Concordia y se llevaron consigo a Dubian Valencia Barboza, de 41 años de edad. Sus vecinos pensaron que había sido por andar sin tapabocas y por incumplir el decreto regional que en el momento prohibía la circulación de personas después de las 2:00 de la tarde.

La familia de Dubian lo encontró la tarde del 24 de junio en la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto. Ese mismo día su cuerpo había sido trasladado por funcionarios de las FAES al centro de salud. La comisión alegó que Dubian fue herido en un enfrentamiento en el sector Simón Rodríguez, un barrio localizado detrás del cementerio municipal de la ciudad donde han ocurrido otras ejecuciones extrajudiciales.

Familiares declararon que Dubian no frecuentaba esa zona donde fue asesinado y existen testigos que vieron cómo se lo llevaron con vida un día antes; de la misma forma aseguraron que la víctima no manejaba armas de fuego, como apunta la versión oficial.

“Seguro por tener antecedentes fue que decidieron matarlo, pero Dubian hacía años se había regenerado y su experiencia la usaba como pastor evangélico para predicar dentro de los penales”, manifestó su hijastro, quien además reiteró que el hombre tenía cinco años trabajando como vendedor de boletos en el Terminal de Pasajeros.

 

 

Un recluso de Tocorón entre las víctimas

Ocho personas fueron asesinadas en presuntos enfrentamientos en un lapso de nueve días del mes de julio.

Seis de los hombres murieron en manos de la Brigada Antiextorsión y Secuestro del Cicpc de Lara, en conjunto con el Eje de Vehículos y la Subdelegación de Quíbor. Según las informaciones policiales los procedimientos fueron parte de una investigación en donde supuestamente lograron frustrar el secuestro del hijo de un empresario de Quíbor, municipio Jiménez.

El primer hecho fue el viernes 17 de julio cuando efectivos de la policía científica mataron a  José Damian Hernández Mendoza, de 35 años de edad, en el sector Quebrada Grande del municipio Jiménez. Alegaron que portaba un fusil y una granada y era uno de los hombres que movilizaban al resto de la organización.

Pasaron tres días y nuevamente el Cicpc volvió a incursionar en Jiménez, esta vez habrían asesinado a William Jesús Barrios Fréitez, de 28 años de edad, conocido como “Chuchú”, este joven ya había sido señalado de participar en el secuestro del comerciante árabe y debía estar recluido en la cárcel de Tocorón.

El tercer procedimiento del Cicpc fue el viernes 24 de julio en el barrio El Tostao, al oeste de la ciudad. Luis Emigdio Perdomo Villegas, Harold Enrique García Yoleaney y una tercera persona que no fue identificada fueron asesinadas, supuestamente porque formaban parte de la banda del “Santanita”. La sexta persona fue Juan Carlos González Mendoza, de 33 años, murió el 25 de julio en el sector La Ermita.

Estas víctimas eran de Lara, Carabobo, Aragua y Trujillo. Por esta razón los familiares demoraron varios días para retirar los cadáveres.

Con estos hechos, el comisario Douglas Rico, director nacional del CICPC, emitió un pronunciamiento y anunció que se había desmantelado parcialmente la banda de “Santanita”.

A la vez, Rico informó que “Santanita” se convertía en un “objetivo nacional” para todos los cuerpos de seguridad y reveló que estaba refugiado en el penal de Tocorón. Asimismo, afirmó que en la búsqueda de Wilexis Alexander Acevedo, alias “Wilexis”, en Petare, supieron que “Santanita” había estado compartiendo en esa zona 

Las FAES también pusieron su cuota en el mes de julio y mataron a dos personas a quienes identificaron como supuestos miembros de la banda del “Santanita”: Wilmer Wilson Martínez López, de 25 años de edad y José Alejandro Mendoza Díaz, de 22 años de edad.

Martínez residía en el sector 19 de abril de la comunidad El Jebe, ubicada al norte de Barquisimeto. El 22 de julio, en horas de la madrugada, las FAES ingresaron a su vivienda porque supuestamente se había robado un teléfono celular, pero en medio del interrogatorio al que fue sometido el joven le contó a los funcionarios que trabajaba en la venta de vehículos Súper Autos, ubicado en la carrera 18 con carrera 22 de Barquisimeto 

El 12 de junio ese concesionario donde trabajaba Martínez fue atacado con un artefacto explosivo y sirvió de coartada para que las FAES lo incriminara con la banda de “Santanita”. La familia de la víctima denunció que se trató de una ejecución extrajudicial, aclaró que Martínez no se encontraba armado y mucho menos que formara parte de esa banda. El entorno de Martínez aseguró que el joven tenía más de siete años trabajando con los dueños del concesionario y que era un empleado de confianza.

De la misma forma, la familia dijo que en el momento en que las FAES llegó a la vivienda, separaron a los familiares de Martínez y los encerraron en una patrulla, mientras que al joven lo asesinaron en la vivienda.  

 

 

En medio del operativo de búsqueda de “Santanita”, los habitantes de La Carucieña se han sentido atemorizados por los procedimientos de los cuerpos de seguridad que no solo intimidan y amenazan a las personas, sino que también les roban sus pertenencias. Temen por la vida de sus hijos porque los policías no “investigan quienes son”, sino que “asesinan a cualquiera”, sostienen.

Un vecino de la comunidad que prefirió mantener el anonimato declaró a Monitor de Víctimas que los funcionarios de las FAES utilizaron como pretexto la búsqueda de “Santanita” para cometer abusos de poder en La Carucieña.

Explicó que el 11 de mayo, día en el que se registraron tres ejecuciones extrajudiciales en el sitio, La Carucieña entró en una especie de toque de queda, debido a la presencia de las FAES.

“Ese día, nadie entraba, ni salía”, dijo la fuente, quien precisó que los funcionarios aprovecharon la “balacera” para detener a cuatro personas, vecinos de la familia paterna de “Santanita”, que no tenían relación con la banda.

La fuente señaló que uno de las aprehendidos pagó la suma de 200 dólares para quedar en libertad, mientras que los otros tres detenidos salieron gracias a la mediación de Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

“Fueron días de terror, a algunos vecinos los robaron, mientras les allanaron sus casas con la excusa de que “Santanita”, estaba merodeando la zona. Otros eran amedrentados por la FAES”, subrayó.

De acuerdo con esta misma fuente, el despliegue de las FAES en el sector popular se extendió por espacio de 20 días. A la fecha, la presencia de los uniformados continúa, pero no como en meses pasados. La Carucieña comunidad donde creció “Santanita” está ubicada en la parroquia Ana Soto, antigua Juan de Villegas y fue precisamente donde se registraron la mayor cantidad de incursiones de los cuerpos de seguridad.

De las 28 muertes, 25 se perpetraron en el municipio Iribarren.

En la parroquia Ana Soto se concentraron los procedimientos, allí fueron asesinadas 18 personas, tres crímenes se cometieron en la parroquia Catedral, mientras dos fueron en Tamaca, 1 en la parroquia Unión y sólo en un caso no existe información. Las otras tres víctimas fueron en el municipio Jiménez. 

Para el sociólogo Fréitez, que también forma parte de la Red de Derechos Humanos del estado Lara, los organismos de seguridad cometen ejecuciones extrajudiciales para enviar un mensaje de control y terror a la población en lugar de obtener resultados efectivos para disminuir los índices delictivos.  

 

¿Quién es alias “Santanita”?

Josué Ángel Santana Peña es señalado de ser el autor de al menos siete homicidios cometidos por supuesta venganza o en medio de la ejecución de robos. El último asesinato en el que estaría implicado es el del comerciante árabe Tamman Alschaer, secuestrado en una alcabala falsa el 6 de enero de 2020 en el municipio Palavecino; asesinado el 9 de enero y hallado el 16 de enero.

El crimen de Alschaer estremeció a Lara porque desde el 2013 no se registraban secuestros, ni hechos de esa magnitud en la entidad.

El comisario Douglas Rico, director nacional del Cicpc, señaló a “Santanita” como el autor intelectual y material del secuestro y posterior asesinato del comerciante árabe. Esta sería la primera incursión de “Santanita” en un secuestro.

Según fuentes policiales que esclarecieron el caso, alias “Santanita” habría actuado en conjunto con el pran de la cárcel de Tocorón, Héctor Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”, quien también dirige la banda criminal Tren de Aragua. De acuerdo con las autoridades, en la alcabala falsa donde interceptaron a Alschaer estaba un recluso de Tocorón que habría salido para delinquir. Los captores portaban chalecos antibalas y armas largas. 

 

Monitor de Víctimas | ¿Cómo se comportó el crimen en la cuarentena?

@miconvive 

Un joven de 26 años conocido como “Alegría” fue asesinado en plena vía pública por las FAES el 28 de mayo de 2020 en Petare, por asociarlo, sin prueba alguna, con la banda de Wilexis. Al igual que Alegría, otros 142 caraqueños han perdido la vida en eventos violentos desde que inició la crisis de la COVID-19.

Los datos recabados por Monitor de Víctimas demuestran que la violencia en Caracas no respetó la cuarentena.

De los 142 homicidios contabilizados, 10 ocurrieron durante la segunda mitad del mes de marzo, 66 durante todo el mes de abril y otros 66 en mayo. Así como afrontamos la pandemia en un contexto muy complicado y totalmente vulnerables al virus (y cuyo impacto real parece venir en los próximos meses), el crimen homicida es uno de los principales males que enfrentan los caraqueños. ¿Es igual en el resto del planeta?

La COVID-19 extrema las otras crisis

Desde que se inició esta crisis de salud, los índices de criminalidad cayeron a nivel mundial. El hecho de que haya menos personas en las calles reduce la posibilidad que sean atracadas en las vías públicas. Estudios en Estados Unidos, Colombia y Chile demuestran cómo los homicidios se han reducido casi a la mitad, así como los registros de robo y asaltos.

Esto, por supuesto, no implica que la violencia se reduzca: las denuncias de violencia doméstica han aumentado considerablemente en todo el mundo. Tampoco implica que sea igual en todas partes. Por ejemplo, en Ciudad de Juárez (México), los homicidios producto de la guerra entre cárteles de narcotráfico aumentaron en un 42 % desde marzo. Para algunos, no hay cuarentena que valga.

Una situación similar a la de Ciudad Juárez parece presentarse en Caracas: los homicidios no pararon.

El 13 de marzo se anunció el primer caso de COVID-19 en nuestro país. La crisis del coronavirus se suma a una crisis política, social, económica y sanitaria. Una emergencia humanitaria compleja en todos los sentidos. Particularmente, la violencia es un factor común en el día a día del venezolano.

El crimen no se quedó en casa

En 2019, Monitor de Víctimas, en su reporte anual registró 898 homicidios en la ciudad, casi 40 % a manos de cuerpos de seguridad. La violencia, además, no se queda en números: afecta a cada niño que crece en contextos llenos de armas y muertos, con consecuencias que serán muy difíciles de atender en el futuro.

Ahora, ¿cómo se comportó el crimen en la cuarentena?

Los homicidios en este período representan el 48 % de los 296 casos totales reportados durante los primeros cinco meses del año. Casi la mitad de homicidios registrados en Caracas hasta mayo de 2020 ocurrieron durante el confinamiento.

Si lo comparamos con el año pasado, entre el 16 de marzo y el 31 de mayo de 2019, fueron asesinados, en promedio, 3 caraqueños diariamente; durante el mismo período en el 2020, se dieron al menos dos homicidios cada día. A pesar de que hubo una reducción en comparación con el año pasado, estos datos siguen siendo fiel reflejo del problema de salud pública que representa la violencia en nuestra ciudad.

La muerte viste de uniforme

De estas 142 muertes, 55 fueron casos de letalidad policial (ejecuciones y/o resistencia a la autoridad), alcanzando el 39 % de los casos totales registrados. La policía vuelve a ser protagonista, especialmente las FAES y el CICPC. Así mismo, se registraron 16 homicidios por robos; 15 casos por ajuste de cuentas o venganza; 12 por riñas o peleas ocurridas en el sitio, 5 por enfrentamiento entre bandas; 3 por balas perdidas; 2 por violencia de género y 1 por secuestro, además de 33 homicidios cuyo móvil no se pudo determinar.

El municipio Libertador concentra el 67 % del total, viéndose principalmente afectadas las parroquias Coche y Sucre, con 19 casos cada una y El Valle con 16. En el municipio Sucre se registraron 38 homicidios, de los cuales 33 tuvieron lugar en la parroquia Petare. Por otro lado, Baruta, El Hatillo y Chacao registraron 9 homicidios en total.

Además, algo particular que notamos en comparación con el año pasado es que los homicidios en vías públicas aumentaron en 10 puntos porcentuales durante la cuarentena, siendo un poco contradictorio dado el contexto.

Como reflejan los números, la violencia no se detuvo ni los índices de homicidios cayeron a la mitad como en otros países. A pesar de mostrar cierta reducción en comparación con 2019, los ciudadanos no se vieron más protegidos por el hecho de estar en casa. El virus se une a la lista de amenazas que aterran a los ciudadanos y, como podemos ver, la violencia es una de las principales.

No hay virus que detenga la violencia

Los cuerpos de seguridad continuaron aterrorizando a las comunidades, ejerciendo la justicia arbitrariamente y haciendo del uso excesivo de la fuerza un factor común en la vida del país. Por otro lado, los robos, ajustes de cuentas y peleas continúan cobrando la vida de personas en la ciudad. En definitiva, la violencia es un problema de salud pública que es urgente atender, con políticas de seguridad coherentes que garanticen el bienestar del ciudadano. Lamentablemente, pareciera que no haber la intención de hacerlo por parte de las instituciones responsables.

Los venezolanos se encuentran especialmente vulnerables. Desde marzo, la crisis de combustible impidió que pudieran movilizarse. Además, la crisis económica se sigue intensificando, con una inflación acumulada de 409 % en 2020, según la Asamblea Nacional y con proyecciones que apuntan hacia una contracción de la economía de entre 15 % y 25 % por efectos de la pandemia.

Los ciudadanos se encuentran totalmente indefensos ante el virus, la delincuencia y los cuerpos de seguridad y, además, son víctimas de sus bolsillos vacíos.

Luego de tres meses de confinamiento por decreto, entramos en una etapa de flexibilización de la cuarentena. El virus se hace cada vez más peligroso: Venezuela tardó 70 días en alcanzar 1000 casos, 12 días en llegar a 2000 y tan solo 11 días en registrar 3000 infectados. A partir de ahora podremos ver realmente el impacto de la COVID-19 en nuestro sistema de salud.

Sin embargo, repasando estos primeros 3 meses, hay una cosa que nos queda clara: no hay virus que detenga a la violencia.

#MonitorDeVictimas  |  Acusan a Cicpc de asesinar a pelotero
Luego de tres meses de agonía en una celda del CICPC, fue llevado al hospital de El Llanito donde murió

@franzambranor@gmail.com / Fotografía Carlos Ramírez

Según sus familiares, Wilbert Muñoz era un pelotero con un prometedor futuro en el beisbol. Pero esa aspiración quedó truncada cuando tres balas le impactaron a principios de agosto de 2019 en el callejón San Rafael del barrio Santa Cruz del Este en las Minas de Baruta, municipio Baruta.

Después de casi tres meses de agonía, Muñoz, de 19 años de edad, murió este martes 29 de octubre en el hospital Domingo Luciani de El Llanito. De acuerdo a la versión de la familia, Wilber quedó en medio de la línea de fuego de una balacera entre presuntos delincuentes y funcionarios del Cicpc cerca de su residencia en Santa Cruz del Este.

“Venía de visitar a su novia”, dijo su tío, Enjiber Muñoz.Luego de ser herido, Muñoz fue llevado al hospital de El Llanito y posteriormente encarcelado en la sede del Cicpc de ese sector.

Horas antes de fallecer fue trasladado del centro de reclusión al hospital.Familiares aseguran que Muñoz no era un delincuente y carecía de prontuario policial.

Asesinan a dos hermanos en presunto enfrentamiento con el Cicpc

Familiares de Marino Antonio (22) y Jorvys José Caldera Rojas (23) hacían trámites para poder retirar sus cuerpos en la morgue de Bello Monte este jueves. Los cadáveres fueron ingresados el pasado lunes a las 10:00 de la noche con un acta que los refería de un supuesto enfrentamiento con comisiones del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en la parroquia La Dolorita, municipio Sucre del estado Miranda.

Su tío, Luis Rojas explicó que el hecho se registró en el sector La Lira, cuando efectivos de la policía científica sorprendieron a los dos hermanos en la platabanda de su casa en la que vivían con su abuela de 69 años de edad. “Ambos estaban lavando y se asustaron al ver a los agentes que llegaron a través de los techos. Les dijeron quietos y a pesar que estaban desarmados les dispararon”, refirió.

Marino corrió herido con un disparo en la pierna, mientras que su hermano permanecía ileso. Detrás los funcionarios del Cicpc que pasaron corriendo por los  pasillos y atravesaron varias casas. “Ellos sabían que los iban a matar. Una vecina les abrió la puerta y por 45 minutos estuvieron a salvo”, señaló Rojas.

“Lograron llamar a su padres para despedirse y recibir su bendición. Yorvys quien deja a un niño de tres años le pidió a mi hermana que le cuidara a su hijo que no se lo desamparara”.

Luis recordó que hace seis meses Yorvys salió a buscar un empleo junto a un primo y en unas escaleras en el sector Mesuca fueron abordados por oficiales de Polisucre quienes los requisaron y hallaron dos teléfonos inteligentes. “Le dijeron que esos equipos no podían ser de ellos y se los llevaron presos. Las evidencias se perdieron y fueron presentados ante un tribunal. Salieron bajo presentación. El próximo 14 de marzo sería el juicio”, añadió.

Denunció que durante el procedimiento su madre fue agredida verbalmente. “La corrieron varias veces y amenazaban con matarla”.

Los hermanos presentaron tiros por la espalda. Marino era mecánico de motos y Yorvys ayudante de carpintería. Eran los únicos que quedaban del grupo de tres hermanos. Pues hace 5 años el mayor de ellos tuvo un accidente de tránsito en el que falleció.

“Ellos no eran ningunos delincuentes, les colocaron armas de fuego y alegan que todo lo que vivimos se trató de un enfrentamiento”, agregó.

El dato

Desde mayo de 2017 hasta  enero 181 personas han perdido la vida en supuestos enfrentamientos con comisiones del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

De esa cifra 75 de los presuntos procedimientos ocurrieron en el municipio Sucre.

10 de las muertes se registraron en la parroquia La Dolorita.

@Jheilyncermeno

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Denuncian supuesto ajusticiamiento en Catia

A LAS CINCO DE LA MAÑANA DEL LUNES 5 DE FEBRERO, Cindy Mendoza aseguró haber sentido un estruendo en su casa ubicada en la calle La Hacienda del barrio Isaías Medina de Catia. Una comisión del Cicpc irrumpía en la morada mientras dormía con su pareja Wilyer Parra e hijos, aparentemente buscaban a otra persona del sector.

Mendoza manifestó que funcionarios la sacaron violentamente de la residencia, mientras dejaban a Wilyer dentro, a los pocos minutos escuchó unos disparos, después se enteró que su esposo había muerto en un supuesto enfrentamiento.

“Ellos dicen que hubo un tiroteo y eso no es así, Wilyer no estaba armado”, aseveró.

Mendoza relató que el cuerpo de su compañero tenía más de tres impactos de bala.

Parra de 20 años, quien era bachiller y se dedicaba a oficios varios, deja huérfanos a dos hijos menores de edad.

Cindy indicó que no prevé acudir a la Fiscalía ni a ninguna otra instancia gubernamental. “Para qué, si para nadie es un secreto que no van a hacer nada”.

 

“Mataron a mi hijo porque no aceptamos la extorsión de la policía”

“La policía finalmente cumplió con sus amenazas, como no le seguimos pagando  se metieron a la casa y mataron a mi hijo”, indicó el padre de Alexander Rafael David Delgado, de 24 años, un joven que fue asesinado un operativo del Cicpc en la parroquia La Dolorita del estado Miranda.

De acuerdo a la versión familiar, los detectives tenían aproximadamente un mes extorsionándolos, luego que Alexander cayera detenido durante una redada policial en la calle Sucre de la misma zona popular donde presuntamente fue ejecutado.

“Estuvo preso por 22 días. Él no tenía nada que deberle a la justicia, solo lo agarraron por intentar escapar de los funcionarios durante un operativo”, denunció la madre del joven, Sandra Delgado. Luego de la detención comenzó la intranquilidad de la familia.

Según cuentan los parientes, en la subdelegación del Cicpc de El Llanito le exigían 10 millones de bolívares a cambio de la libertad del joven. Vendieron varias cosas de la casa  pero solo pudieron reunir ocho millones y medio.

El muchacho fue puesto en libertad pero los detectives seguían extorsionando a la familia. Les pedían más dinero, y si no cumplían con el petitorio les allanarían la vivienda y asesinarían al joven, tal como denunció su padre, Alexander David.

Su madre relata entre lágrimas que no tenían más dinero para pagar y no les quedó otra opción que decirle a la víctima que se escondiera en una casa de la calle Sucre, donde vivía junto a su pareja.

A eso de las tres de la tarde del lunes los testigos del hecho vieron cuando varias patrullas de la policía científica tomaron el barrio, Iban directamente al inmueble donde se encontraba Alexander. En el hecho no hubo más muertos ni detenidos.

Vecinos cuentan que los uniformados tumbaron la puerta de la casa y sometieron a la víctima cuando dormía, lo que se contrapone a la versión del enfrentamiento ofrecida por fuentes policiales.

Solo escucharon dos disparos y luego vieron cuando lo sacaron enrollado en una sábana. Indicaron que ya estaba muerto pero aun así los efectivos lo llevaron hasta el hospital Domingo Luciani, donde llegaron sus padres al enterarse de lo ocurrido.

En el centro de salud lo vieron y constataron que la víctima tenía dos impactos de bala en la espalda que le quitaron la vida casi de forma inmediata.

La familia también denunció que luego del suceso los uniformados se llevaron las pocas cosas de valor que quedaron en la vivienda. Entre ellas un DVD, ropa, comida, celulares y artículos de primera necesidad.

 

Denuncian dos ajusticiamientos en urbanismos de Misión Vivienda en Caracas

Dos hombres murieron en dos urbanismos de Misión Vivienda del Área Metropolitana de Caracas este martes, 13 de junio. Manuel Antonio Martín Maldonado, comerciante informal de 28 años de edad, y Joyner González López, de 21 años de edad, cayeron por los disparos de policías que habían desplegado supuestos operativos en las zonas donde vivían.

Testigos de la muerte de Martín Maldonado denunciaron a Monitor de Víctimas que cerca de las 10:00 am, una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) arribó hasta Ciudad Mariche, complejo habitacional construido por el gobierno nacional en la parroquia Filas de Mariche del estado Miranda, donde tomaron varias torres. Al ingresar en la número 15, de acuerdo con el relato de los entrevistados, detuvieron a varias personas y agredieron a otras, entre ellas, a algunos allegados de Martín Maldonado, a quien ajusticiaron con un disparo en el tórax dentro del apartamento en el que residía, minutos después de desalojar a la fuerza del sitio a su esposa, una sobrina adolescente y a sus dos hijos.

«El cuerpo lo envolvieron en una sábana blanca y se lo llevaron», indicó uno de los parientes, al tiempo que afirmó que los uniformados robaron dinero y comida de la vivienda. Martín Maldonado, dijeron, murió en el sitio.

A las 4:00 pm de este martes murió Joyner González López, joven de 21 años de edad que también fue una presunta víctima de un operativo del Cicpc. Familiares señalaron que el muchacho, quien estaba desempleado, estaba solo en su apartamento cuando los policías arribaron a la parte alta del urbanismo Terrazas del Alba, en San Agustín del Sur, municipio Libertador. Allí lo asesinaron. La víctima, padre de dos niños, no estaba armada.

Las incursiones policiales con víctimas fatales dentro de los urbanismos de la Misión Vivienda no son nuevas. Hace dos años, en junio de 2015, el presidente de la República, Nicolás Maduro, advirtió que los delincuentes no tendrían cabida en estos edificios. «Ya no hay más plazo, vamos por ustedes. Ya basta de que estén atracando al pueblo, traficando con droga, dañando a los niños, dañando a los muchachos ¿Hasta cuándo? Llevando los valores del capitalismo. No, la Gran Misión Vivienda Venezuela se creó para construir prosperidad y paz en la comunidad”, advirtió poco antes de que arrancaran las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP), que en sus inicios tomaron varios de los complejos habitacionales que fueron construidos en Distrito Capital y Miranda. Desde entonces, familiares de los caídos en estos espacios han denunciado ajusticiamientos cometidos por parte de las fuerzas del Estado.

Otro caído en San Agustín

También en San Agustín del Sur, hora y media después de la muerte de González López, cayó Luigi García González, de 21 años de edad, específicamente en la calle Marín. Funcionarios del Cicpc llegaron a la casa de su abuela, a quien visitaba, lo que motivó la huída del joven que fue perseguido por los uniformados. Murió luego de que le hicieran varios disparos. Se desconoce si este suceso tiene relación con el de Terrazas del Alba.

@loremelendez

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