Los microplásticos ya se asentaron en Venezuela - Runrun
Los microplásticos ya se asentaron en Venezuela
Se confirmó la presencia de fragmentos de plásticos menores a 5 milímetros en las costas de Sucre, en el Lago de Maracaibo y en los peces del Río Orinoco
Aseguran que es casi imposible clasificar los químicos de los microplásticos dentro del país para evaluar su riesgo e impacto 

 

El biólogo Carlos Lasso estaba en su oficina del Instituto Humboldt en Bogotá. Revisaba los informes de su estudio sobre la población de peces que habitan en las profundidades del Orinoco Medio, la frontera fluvial entre Puerto Ayacucho, estado Amazonas, y Puerto Carreño, en Colombia.  

Era junio del 2022 cuando recibió la llamada de un asistente de investigación. 

—Profesor, uno de los peces eléctricos que encontramos en la desembocadura del río Meta al Orinoco tiene microplásticos en su estómago —dijo el asistente—. Creo que debemos revisar el resto de las muestras. 

Lasso se alarmó. En los treinta años que el biólogo ha estudiado la fauna del río Orinoco y sus afluentes dentro del territorio venezolano no había visto un fenómeno como este. Tampoco lo vio en ninguna de las tesis de los estudiantes que trabajan con él. 

Varias semanas después, el equipo de investigación, conformado por universidades y fundaciones de Colombia y Venezuela, descubrieron que las comunidades de bagres, peces eléctricos y curvinatas que viven en río tenían en sus tractos digestivos fragmentos pequeños de plásticos

En su estudio preliminar, de los 175 peces que han evaluado, 57 mostraron haber ingerido microplásticos en algún punto de sus vidas. El 33% de esa población ya estaba contaminada con fragmentos de plásticos menores a 5 milímetros. 

El estudio se convirtió en el primer reporte sobre la contaminación por microplásticos en peces de profundidad de aguas dulces o continentales en Venezuela

Fragmentos de un gran problema

Los microplásticos son trozos minúsculos de botellas, envases y otros productos hechos con polímeros que expulsan las industrias o son degradados por las corrientes de agua, el clima o por procesos químicos que producen el ser humano y los animales al ambiente. 

Los fragmentos tienen variedad de colores, de formas y de composiciones químicas. Puede ser una pequeña esfera roja del tamaño de un grano de arena o un filamento parecido a una larva de mosquito. Todo depende del producto del cuál alguna vez formaron parte.

Un trozo de plástico degradado es considerado un microplástico cuando tiene entre 1 y 5 milímetros de longitud o diámetro.

«El trabajo binacional se concentraba en un principio en describir la diversidad de peces que habitan en las profundidades del río Orinoco, alrededor de 50 metros bajo el agua. Al tratar de describir la dieta de los peces más importantes, conseguimos por default que gran parte consumió microplásticos con forma de filamentos», dijo Carlos Lasso en una entrevista a Runrun.es. «En la década de los 80 y 90 nunca se había encontrado esto».

El biólogo aseveró que hasta ahora no hay registro de microplásticos en las cuencas del Amazonas o en sus afluentes para los peces de profundidad. Se espera que el estudio completo sobre los peces del Orinoco se publique en diciembre del 2022.

«Esto es una evidencia que existe contaminación por microplástico en el río Orinoco. Los peces que se alimentan de esos fragmentos viven en el fondo del río. Entonces se puede decir que el plástico se acumula en el suelo y los peces lo confunden con larvas de insectos». 

Dentro de la población de peces que evaluó Lasso, al menos 4 especies de bagres y 9 especies de peces eléctricos (conocidos como «cuchillos») son las poblaciones con mayor presencia de microplásticos en sus tractos digestivos.  

«La frecuencia con la que aparecen los plásticos en sus estómagos dependen de la época del año», dijo Lasso. «Mientras el nivel del agua en el río es alto, los peces cuchillos tienen mayor cantidad de plástico en su dieta. Los bagres tienen mayor cantidad cuando el nivel del agua es bajo. Independientemente de la frecuencia, el riesgo está en que los cuchillos son parte de la alimentación de los bagres comerciales que consumen las comunidades que viven cerca del río».

Vectores de riesgos 

Aunque la contaminación por plásticos se menciona desde 1970, en los últimos 5 años se ha reportado la presencia de microplásticos en varios ecosistemas en todo el mundo, e incluso en el propio ser humano

Según una investigación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía y las universidades de Cádiz y Siena, tanto los microplásticos como los nanoplásticos (fragmentos menores a 1 milímetro) pueden alterar el ADN de las microalgas, las algas unicelulares y otros organismos que hacen fotosíntesis y brindan de oxígeno a los océanos. 

En 2019, la ONU y el Comité Científico Asesor de Seguridad Alimentaria de Cataluña aseguraron que los microplásticos están presentes en la mayoría de los crustáceos, peces, corales y otros animales marinos debido a la presencia descontrolada de desechos sólidos en los océanos del mundo.  

Se estima que entre de 4,8 a 12,7 millones de toneladas de plástico entran al medio marino cada año, pero solo 1% de esa cantidad se recupera fuera del agua. El resto sigue flotando en las corrientes y se precipita en el lecho marino o de los ríos, donde finalmente los animales lo consumen al confundirlo con su dieta natural

Existen dos clasificaciones de microplásticos: los primarios, conocidos también como «pellets», que son bolas de resina utilizadas por las industrias para fundirlas y crear un producto plástico final, y los secundarios, que son aquellos que vienen de la fragmentación de productos procesados en el ambiente.

Microplástico primario o «pellet» encontrado en las costas del Lago de Maracaibo. Cortesía de Nicolino Bracho.

«Los microplásticos secundarios son los más comunes en todas partes», dijo José Grillo, miembro del Laboratorio de Comunidades Marinas y Ecotoxicología de la Universidad Simón Bolívar. «El problema aparece porque el plástico tiene contacto con todo ser vivo. En su composición también tienen otros productos aditivos que tenían cuando no estaban fragmentados para resistir a la luz ultravioleta, colorantes o sustancias antimicrobianas». 

Para Grillo, los microplásticos tienen «tres capas de preocupación»:

 El propio polímero de que está hecho el material;

Los componentes aditivos o metales pesados que recubren el plástico, liberándose paulatinamente en el ambiente;

La capa de microorganismos que se adhiere a las partículas de plástico y se ven afectadas directamente por los químicos que suelta. 

«La toxicidad de los plásticos es un proceso complejo que depende de los compuestos por el que está hecho el material. Uno de los más peligrosos son los recubiertos por bisfenol, que está presente en los envases de comida y se ha demostrado que puede cambiar el ciclo hormonal de los peces. El bisfenol puede cambiar las hormonas y crear un desbalance entre machos y hembras para el proceso reproductivo de la especie», comentó. 

Entre el 2021 y el 2022, varias publicaciones de revistas científicas como Science y Elsevier han reportado la presencia de microplásticos en el torrente sanguíneo y en las placentas del ser humano, así como en la lluvia y en los ríos en Estados Unidos. Pese a que el impacto de los microplásticos está bien documentado en el medio ambiente, aún no se sabe con exactitud los riesgos del fenómeno para la salud pública

El ecotoxicólogo afirma que el contexto del Arco Minero del Orinoco vuelve a los microplásticos un tema de mayor riesgo. 

«Los microplásticos pueden absorber y acumular metales pesados, como el mercurio, y liberarlo dentro de los peces cuando se lo comen. Y si nosotros nos alimentamos de esos peces, existe la posibilidad de intoxicarnos con mercurio de forma indirecta. Los microplásticos son vectores de patógenos, parásitos y compuestos tóxicos», aseveró.  

Microplásticos en Venezuela

Comparado al resto de la región sudamericana, Venezuela tiene una deuda con respecto a la evaluación de los microplásticos en sus costas. El financiamiento reducido en el país marcó el 2022 como el hito de las primeras publicaciones que reafirman la presencia de microplásticos en territorio nacional. 

Los estudios de campo se remontan en las playas de Venezuela en 2019. El biólogo marino Luis Medina Faull y la doctora en geoquímica Adriana Gamboa investigaban muestras de arena en las costas del Estado Sucre. La investigación se llevó a cabo gracias al National Geographic Society, la Universidad de Oriente y la Universidad Politécnica Territorial Clodosbaldo Russián. 

Bajo una metodología propuesta por Luis Medina junto a su equipo doctoral en la Universidad de Stony Brook en Nueva York, lograron sistematizar la identificación de microplásticos para precisar si su origen está ligado directamente a las industrias contaminantes o a la degradación de plásticos procesados en el ambiente.

Parte de esa metodología se utilizó para clasificar los fragmentos plásticos en la playa San Luis del estado Sucre, cuyos resultados se publicaron este año. El estudio, monitoreado por Gamboa, revela que en un kilogramo de muestras de arena puede haber entre 17 y 34 partículas plásticas

Sin embargo, la doctora en geoquímica afirma que profundizar las investigaciones en Venezuela es una tarea monumental. 

«Los alcances de la investigación dependen de los objetivos de la investigación, de los recursos económicos y la disponibilidad de los equipos de alta tecnología. La tecnología es muy escasa en nuestro país. Es bastante complejo llegar a un estudio completo (en Venezuela)», dijo Gamboa, profesora en la Universidad Clodosbaldo Russián. 

Gamboa aseveró que los retos se centran principalmente en la cantidad de estudiantes reducida y la falta de equipos en los laboratorios nacionales. Por ahora los estudios se centran en la clasificación por tamaño, color y forma. 

Hasta ahora, solo ha podido clasificar el tamaño y el color de microplásticos en 14 playas en Sucre y 2 en Lecherías, estado Anzoátegui. Ella preserva todas las muestras en su propia casa para analizarlas químicamente en un futuro. 

«Aunque no hemos podido analizar químicamente las muestras, se puede saber en algunos casos qué nos encontramos por su forma física. Generalmente hay poliestireno, conocido vulgarmente como anime y que es usado en las bandejas de comida. Es bastante tóxico y no se puede reciclar. También tenemos polipropileno, que está en las fibras de pesca, y polietileno tanto de baja como de alta densidad, que se usan en las bolsas de mercado o en las botellas duras, como las de shampoo. Algo que también estamos encontrando es poliuretano, que son los fragmentos de esponjas». 

Recubierta de petróleo

En el Lago de Maracaibo las botellas de plástico y los envoltorios de chucherías aterrizan en las costas del norte del Zulia junto a las algas cianóticas y las manchas de crudo. 

Cortesía: EFE / Jackdwin Sáez y Annia Hidalgo Vargas.

 

Al haber una gran presencia de desechos sólidos en las costas del lago más grande de Sudamérica, la presencia de microplásticos es la mayor hasta los momentos en el país, con más de 200 unidades por kilogramo de arena o muestra

«Desde principios del año pasado empezamos con los muestreos en 7 playas del norte del Estado Zulia», dijo Nicolino Bracho, profesor de la facultad de ingeniería de la Universidad del Zulia. «A diferencia de otras costas, como las de Sucre, tanto los macroplásticos como los microplásticos se recubren con los derrames de petróleo, y sin aditivos químicos eso es casi imposible de remover. Al estar cubiertos de crudo el proceso de fragmentación es mucho más rápido y es mucho más dañino para todas las especies que viven allí».

Sus hallazgos se publicaron en febrero de 2022 con el apoyo de Luis Medina y Andreína Gamboa. 

Entre las muestras de microplásticos secundarios en las orillas del Lago se clasificaron fragmentos de tereftalato de polietileno (PET, que se encuentran en botellas de agua o refresco), vinil-acetato (EVA, conocido como “foamy”), caucho sintético (Neumáticos), polipropileno (PP), polietileno (PE), poliestireno (PS o “anime”) y policloruro de vinilo (PVC)

El equipo de Bracho pudo clasificar entre sus muestras microplásticos primarios o pellets. Pero hasta ahora no se puede precisar si estos microplásticos provienen de industrias cercanas o de otras latitudes del mundo arrastradas por el mar. 

«En Venezuela, el único lugar donde se ha hecho la caracterización de los microplásticos es en el Instituto de Investigaciones en Biomedicina y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Oriente (IIBCAUDO); pero, como no tenemos todos los equipos para identificar los polímeros, las muestras se envían con Luis Medina a Nueva York», comentó Bracho. 

Monitorear, educar y limpiar

La acumulación de desechos sólidos en las playas venezolanas es un fenómeno altamente documentado, pero no sistematizado. A lo largo de toda la costa existen diversas organizaciones de la sociedad civil como Azul Ambientalista, La Papelera tiene Hambre, El Zulia Recicla y la Universidad de Oriente que documentan la cantidad de plásticos y educan a la población. 

«Aunque existen esfuerzos periodísticos para monitorear el tema de los desechos sólidos en el país, no existe un marco de referencia sistematizado y con criterios científicos sobre la acumulación de desechos sólidos en Venezuela», aseveró Gamboa. «En mi caso trato de dar conferencias para motivar a las personas a limpiar las playas y mantener consciencia para reducir el impacto».

Los focos más representativos se concentran entre el occidente y el centro del país, pero la comunidad científica no duda que los microplásticos están en la mayoría de los cuerpos de agua donde se encuentran vertederos al aire libre o acumulación de basura. 

Según un reportaje colaborativo organizado por el Correo del Caroní, existen diversos vertederos al aire libre a las orillas del río Orinoco que no han sido atendidos por más de siete años

Los entrevistados no dudan que los microplásticos en los peces es una expresión más de la contaminación en toda la cuenca del Orinoco, con afluentes en Colombia y Venezuela. 

Pese a que el panorama sigue incierto, científicos, activistas y comunidades sensibilizadas al medio ambiente siguen avanzando en el control para aminorar el desbalance en los ecosistemas acuáticos del país

«Tratamos de hacer investigación y acción», explicó Bracho. «Mantenemos brigadas de educación a las poblaciones y colegios para trabajar todo el tema ambiental. Los investigadores y activistas no hacen nada haciendo brigadas de limpieza nada más, se debe entender que lo que hacen en el patio de su casa puede dañar al ambiente. No se estaría atacando una gran parte del problema de ser así».