La crisis la convirtió en la mujer más poderosa del mundo. Siempre supo, y aún lo mantiene, ocultar su poder y su fuerza. Angela Merkel éste domingo, salvo sorpresa mayúscula, será nuevamente electa como Canciller de Alemania.
El gigante va a elecciones. Alemania, ha vivido en ésta últimas semanas una campaña electoral, tranquila, sin sobresaltos, sin escándalos. La favorita Merkel, hizo un recorrido sin faltas, a lo largo de los múltiples compromisos públicos propios de una campaña. La Canciller no cometió error alguno, ni un solo desliz. Una disciplina electoral que a decir de los sondeos, le ha otorgado una amplia ventaja sobre el candidato Peter Steinbrück del partido socialista alemán (SPD).
La crisis de la zona Euro, pudo haber causado más daño en la política interior alemana. Los euroescépticos del partido Alternative Für Deustchland, un movimiento fundado por un grupo de políticos y economistas de la tercera edad, obtendría más del 5% de los votos éste domingo, lo cual sería suficiente para que los euroescépticos logren un espacio dentro del Bundestag.
No obstante la crisis, Merkel emergió como el único líder europeo. ¿Por qué? Porque la Canciller fue capaz de convertirse en la doctrinaria de la crisis, algo que no logró ninguno de sus colegas europeos. En lo interno, la opinión pública alemana logró el milagro de popularizar el euro. Cuando apenas se comenzó a teorizar sobre una hipotética salida de la moneda común europea, la sociedad alemana y su cultura contable, supieron enseguida que volver al Marco, les saldría muy caro, en concreto 25% de pérdida de los valores actuales.
Una isla gigante, en medio de Europa. La tranquilidad cotidiana, la poca ansiedad cívica y su coexistencia con el mundo globalizado, hacen de la sociedad alemana un pilar europeo que va a una encrucijada electoral, sin sobresaltos, sin traumas, sin rupturas. Claro está que juega mucho el hecho que Alemania no tiene déficit presupuestario, que la tasa de desempleo está por debajo del 7% y que 92% de los jóvenes en edad de trabajar poseen un empleo.
Sin embargo preocupa el dilema demográfico alemán, que podría afectar el futuro político del gigante europeo. En las elecciones de éste domingo 22 de septiembre, participarán 400.000 votantes menos que en las elecciones pasadas, una tendencia que será muy difícil de revertir en los próximos cuatro años.
Por último, de las pocas críticas hechas a Merkel en estas postreras semanas de campaña electoral, sobresale el hecho que la Canciller no hizo pública su estrategia de gobierno de los próximos cuatro años.
Pese a ello, Merkel habrá logrado acumular todo el poder moral y el espacio público, lo cual la convierte en una mujer de Estado integral. Un icono europeo, un personaje con la fuerza suficiente y sin competencia para definir estrategias a largo plazo dentro de la Unión Europea.
luisdelion@gmail.com