¿PodrÃamos pensar que los venezolanos tenemos alguna opción de futuro en medio de la vorágine que nos ha atrapado en lo que va del siglo XXI?
No hay paÃs perfecto en el planeta, pero sà nos atreverÃamos a opinar que en gran parte de ellos la población tiene oportunidades para atreverse a soñar; aun cuando la inequidad se identifique en cualquier continente, acorde con el desarrollo de sus economÃas y de la distribución de su riqueza nacional.
¿PodrÃamos pensar que los venezolanos tenemos alguna opción de futuro en medio de la vorágine que nos ha atrapado en lo que va del siglo XXI? En la historia de cada paÃs pueden visualizarse momentos cruciales de reflexión nacional. Épocas en que sus ciudadanos especulan y escrutan su alma, como le sucedió a la España de finales del siglo XIX al reconocerse como imperio fallido. El mismo que durante siglos circundara mares y océanos, descubriendo nuevos territorios, abordó el siglo decimonónico sin nada entre los dedos.
Pues bien, le tocó remontar todo el siglo XX sobreviviendo a la fracasada República, la sangrienta Guerra Civil, el fascismo franquista de 4 décadas, para finalmente lograr una nueva constitución en diciembre de 1978. Carta magna que le ha permitido remar ante tempestades y disidencias cónsonas al espÃritu ibero. Y consolidar una democracia de 43 años con presencia reconocida en la Unión Europea
Venezuela tuvo sus momentos álgidos de reflexión nacional en el siglo XX. En 1936, el más notable en 1958. El último, a finales de siglo -entre 1999 y 2000, cuando se desarrolló un amplio debate sobre nuestro futuro como nación de cara al siglo XXI; una reflexión en la que participaron todos los sectores de la vida nacional.
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¿PodrÃamos pensar que los venezolanos tenemos alguna opción de futuro en medio de la vorágine…
El desenlace ya lo conocemos: un paÃs fragmentado, el alma de la nación herida, la población diseminada por el mundo entero y una economÃa en la ruina más abyecta.
A esta tragedia se le añade la pandemia que ha condicionado la existencia de la humanidad; pero que al mismo tiempo ha permitido observar la voluntad de ciertos gobernantes de superar sus efectos letales. En la América Latina destacan Chile, Ecuador, Uruguay y Costa Rica en sobreponerse a la crisis económica y sanitaria, aun cuando nuestro continente solo crecerá un 5,5 % en 2021, el menor del concierto económico mundial.
Es una tarea monumental ya que la polÃtica venezolana devino en un pantanal por la acción criminal de la tiranÃa; asà como por la incapacidad opositora de levantar una alternativa, como lo expresa el rumbo de la actual negociación en México.Â
Remontar la cima se complica aun más ante un mundo que se ha planteado eliminar las energÃas contaminantes como el carbón y el petróleo; ello afecta verticalmente nuestra economÃa. Ya para 2030 la sustentabilidad de la economÃa planetaria impone suplantarlas sustancialmente.Â
Por tanto, reencontrar las partes dispersas del paÃs diezmado, que en 2021 registrará la última tasa de crecimiento del continente (- 4 %), por debajo de Haità (- 2 %), debe ser nuestro próximo paso. Un desafÃo para quienes conforman, a partir de sus instituciones, el liderazgo universitario sobreviviente; los productores agrÃcolas, persistentes en mantener activo el agro nacional; los sindicatos y gremios, orientados a rescatar la condición laboral de vida digna; los empresarios, dispuestos a retomar la producción nacional; la Iglesia y los medios de comunicación autónomos. Asà como el reencuentro con la honestidad en la práctica polÃtica partidaria.Â
Reconstruir el futuro es posible si las voluntades de cada sector acuerdan un espacio común de acción y de impulso al paÃs democrático y soberano. La población lo merece y espera para superar esta tragicomedia sin fin, sufrida por los hijos residentes en el paÃs y los esparcidos por los cuatro puntos cardinales.
Levántate, no temas
¿PodrÃamos pensar que los venezolanos tenemos alguna opción de futuro en medio de la vorágine…
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