.
LO MAS RECIENTE

Reimposición de sanciones: ¿una puesta en escena?

Opinión Hace 1 día

Superpoderes que no llegaron al cine

humor Hace 2 días

Las muertes sospechosas de narcos ecuatorianos

Noticias Hace 2 días

Una periodista fue retenida y le obligaron a borrar material informativo durante consulta de las comunas

Noticias Hace 2 días

Una década de impunidad en muertes en protestas en la región andina

Noticias Hace 2 días

Las perlas de Diosdado: «Tarjeta de la MUD se mantiene, por ahora, gracias a negociación con EEUU»

Las Perlas Hace 2 días

¿Otro primero de mayo en Venezuela sin un nuevo salario mínimo?

Opinión Hace 3 días

Tiempos de redención política

Opinión Hace 4 días

Edmundo González: consideraciones sobre la politicofobia

Opinión Hace 4 días

Santos pide a Lula y Petro que “actúen ya” por elecciones libres en Venezuela

Noticias Hace 5 días

Lo suicidaron

SI ALGO MUESTRA LA HISTORIA VENEZOLANA ES QUE LA “VERDAD OFICIAL” ES ESENCIALMENTE MENTIRA. Esto ha sucedido en la I,II,III y IV república, pero sobre todo y de manera particularmente especial y cruel,  en la V. Una mezcla de maldad y cinismo con tecnología y asesoría extranjera, consolida este momento como una de las mas acabadas muestras de salvajismo político de nuestra historia. Como afirma Miguel Otero Silva en Casas muertas: “A este país se lo han cogido cuatro bárbaros, veinte bárbaros, a punta de lanza y látigo”. Este tiempo tiene sus grillos, su Rotunda, su Guasina, su Seguridad Nacional, sus Amparos y -era de esperarse- sus “suicidios”.

No es la primera vez que en Venezuela un preso político se “suicida” en cautiverio. Hagan memoria.  En 1966, Fabricio Ojeda, dirigente de izquierda, es detenido -curiosamente justo después de haber sido denunciado como traidor por el Partido Comunista- y lo encuentran “suicidado” en la mañana en su celda cuando van  llevarle el desayuno. Algo similar sucedió con Jorge Antonio Rodríguez, dirigente de la Liga Socialista, quien se habría “suicidado” en cautiverio en 1976. No son los únicos.

Una muerte más se suma a la larga y dolorosa lista que llevamos en los últimos 20 años. Algún día, cuando este tiempo pase -porque pasará- habrá de construirse un museo de la memoria, para que todo lo que ha sucedido se recuerde y para que nunca más vuelva nuestra tierra a padecer los embates de la  barbarie, de la que hablaba Otero Silva. Un museo habrá de hacerse donde estén los nombres, los sucesos, la verdad de los hechos que hoy el yugo opresor nos escamotea. Muchos de los que murieron no dejaron hijos, porque les fue arrebatada su preciosa vida cuando apenas estaba comenzando y viven en el doloroso recuerdo de sus padres y de todo el país. Otros, los que dejan descendencia, menester es que tengan los hijos un espacio donde honrar a sus padres, donde se rememorar las injusticias cometidas y drenar dolores viejos, donde se les (nos) enseñe que las crueldades deben condenarse siempre, para que nunca caigan en la tentación de vengarse cometiendo las mismas atrocidades que ellos padecieron, terminando así con esta trágica cíclica historia de deudas acumuladas en el haber de nuestros sufrimientos ciudadanos.

 El pueblo venezolano, curtido en dolores y abusos ancestrales y hábil en inventar frases y expresiones que den cuenta de aquello de lo que en un determinado momento no se puede hablar, acuñó esta ingeniosa expresión para casos como el que acabamos de presenciar: “lo suicidaron”.

@laureanomar

Esta web usa cookies.