Los "Zapatazos" que sacaron la piedra al chavismo
Los «Zapatazos» que sacaron la piedra al chavismo

zapatadavidPedro León Zapata, por David Maris

 @boonbar

Hasta su último trazo, Pedro León Zapata (1929-2015) siempre actuó en consonancia con su condición de caricaturista. Por ello, sus “Zapatazos”, publicados desde hace 50 años en el diario El Nacional, levantaron tanto disgusto dentro del poder, especialmente durante el gobierno bolivariano que no contuvo sus ataques ni descalificaciones contra el caricaturista, pintor, humorista y escritor fallecido el viernes 6 de febrero en Caracas, a los 85 años de edad.

El asalto más controversial fue del propio presidente fallecido Hugo Chávez, quien el 20 de octubre de 2000 criticó en el programa Aló, Presidente una de las caricaturas de Zapata, en la que aparece una espada acompañada de la frase “A mí la sociedad civil me gusta firme y a discreción”. El mandatario le preguntó en cadena nacional: “¿Cuánto te pagaron, Zapata?”.

 

 

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En la web Aporrea dedicaron varios artículos a criticar a Zapata en los últimos años, no sólo por sus caricaturas y maneras de retratar las distorsiones del poder sino también por sus posturas políticas. Le reprochan que hubiese atendido el llamado a intelectuales del país en defensa de la democracia, que hiciera el presidente Carlos Andrés Pérez después de la intentona golpista del 4 de febrero de 1992. También, su amistad con Sofia Imber (fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas); su traición a su «pasado comunista»  y su vinculación con el diario El Nacional.

El 27 de agosto de 2003, la Coordinadora Cultura Simón Bolívar le envió un comunicado a Zapata en el que confirmaban que la “intervención” mediante pintas sobre el mural de su autoría en la Universidad Central de Venezuela la hicieron “porque les dio la gana” y lo acusaban de haber intervenido la obra patrimonial de Carlos Raúl Villanueva.

A Zapata también le recriminaron que fuera parte del Movimiento 2D, organización que junto al candidato Henrique Capriles Radonski y Miguel Henrique Otero, director de El Nacional, fue acusada por Diosdado Cabello (Psuv) de fraguar un plan para desconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013.

“Hay que tener en cuenta que hasta la llegada de Chávez al poder, Zapata era bien visto por el chavismo porque se consideraba “de izquierda” y criticaba a los políticos de la Cuarta”, recuerda el caricaturista y humorista gráfico Eduardo “Edo” Sanabria.

 

 

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En abril de 2014, el foro “¿Qué hacer con el odio?”, realizado en Anzoátegui, sirvió de escenario para que el alcalde de Libertador Jorge Rodríguez, en calidad de dirigente del Psuv, tomara como ejemplo una caricatura de Zapata publicada en El Nacional que rezaba: “Todo cae menos Nicolás”. Aseguró que eso demostraba la “infestación del odio, diseminación de la búsqueda del no reconocimiento del otro”. Agregó que la maniobra de los medios privados era “conformar un caldo de cultivo psicológico, donde la realidad es sustituida por otra situación virtual que sirva para sus fines políticos”.

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Sin ofender

Pero las caricaturas de Zapata no siempre despertaron resquemores entre funcionarios del gobierno. En agosto de 2006, la diputada Desirée Santos Amaral se refirió al caricaturista en ocasión de la polémica que levantó una composición gráfica con pretensión humorística publicada por el semanario Sexto Poder, que tomaba la fotografía de varias funcionarias. Dijo que para hacer humorismo “hay que ser una persona muy seria y con muchos conocimientos”, y agregó que Zapata “a pesar de estar en contra del gobierno del presidente Hugo Chávez, es una persona que sabe hacer reír a la gente sin necesidad de ofender a nadie y usando la inteligencia”.

Hace tres años, el escritor Luis Brito García (ganador del Premio de literatura  humorística Pedro León Zapata), citó a Zapata en una entrevista en el diario Ciudad CCS  (09/04/12), «a quien respeto a pesar de la divergencia ideológica que nos separa». Recordó que el caricaturista»no haría nunca caricaturas sobre personas con discapacidad, mujeres embarazadas o desprecio racista. Es que hay un acuerdo tácito entre la gente inteligente de que no se puede hacer humor sobre cuestiones étnicas. Asimilar a un grupo étnico con lo sucio y contaminado no es humor».