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Unión de Partidos Latinoamericanos no reconocerá elecciones en Venezuela

 

La Unión de Partidos Latinoamericanos, en una reunión que se llevó a cabo en la capital de Brasil, acordó no reconocer las elecciones presidenciales en Venezuela hasta que, a su juicio, se haga un proceso libre. El organismo explicó que los comicios carecen de legitimidad por haber sido convocados por la asamblea nacional constituyente y no por el Consejo Nacional Electoral.

“Pretenden legitimar el hambre como control social con la celebración de lo que se ha llamado un simulacro electoral”, dijo Juan Fernando Flores, defensor de derechos humanos.

Carlos Berrizbeitia, diputado a la Asamblea Nacional, alertó ante los representantes de la UPLA que no existe un proceso democrático ni libre en Venezuela, y calificó el proceso como fraudulento.

Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Brasil, se solidarizó con la crisis que sufren los venezolanos y ratificó su compromiso con la democracia en el país.

Juntos sí hay futuro, por Roberto Patiño

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Todos padecemos o sabemos de alguien (un familiar, un amigo, un compañero de trabajo, un vecino) que no consigue o no puede pagar los medicamentos para un tratamiento o una afección crónica, que está teniendo problemas para poder alimentarse y llegar a fin de mes. Una situación que ha alcanzado cuotas tan alarmantes e impactando de manera tan devastadora a la población, que desde hace tiempo es reconocida por la comunidad internacional: Venezuela es descrita como un país al borde de una crisis humanitaria.

Las gravísimas problemáticas de alimentos y salud han alcanzado una magnitud sin precedentes. Leemos las noticias de las muertes de infantes por desnutrición, las alertas que emiten organizaciones como Caritas, vemos a venezolanos en las calles rebuscando comida en la basura. Por otra parte, se multiplican las muertes y padecimientos por falta de insumos médicos y resurgen enfermedades como el paludismo y la difteria, que creímos minimizadas o erradicadas desde hacía años.

Esta crisis se ha profundizado afectándonos a todos de alguna u otra forma. Vivimos una crisis económica en la que sencillamente el dinero no alcanza para comer. De igual forma nuestra cotidianidad se ve trastornada por la imposibilidad de encontrar medicamentos o por los altos precios que estos han alcanzado. Pensemos, por ejemplo, lo que significa para una persona con sueldo mínimo necesitar de un antibiótico cuya caja cuesta hasta Bs. 400.000.

Como sabemos, la respuesta del gobierno ante esta situación es la de continuar la crisis, promoviéndola y aprovechándola. Aplica la misma fórmula catastrófica que viene afectando de manera cada vez más destructiva las condiciones de vida de la colectividad: por un lado, insiste en políticas empobrecedoras y excluyentes (controles de precios, disminución de la producción nacional) mientras en paralelo implementa sistemas de control y sometimiento que vuelven dependientes del Estado a sectores cada vez más amplios de la población. Mecanismos como los CLAPs o los carnets de la patria, que condicionan la entrega de alimentos o distribuyen de manera mezquina escasos beneficios sociales, promoviendo la exclusión y la desigualdad, impidiendo el desarrollo y la autonomía de las personas.

En una nación en crisis, con un gobierno que explota las necesidades de sus ciudadanos para mantenerse en el poder, es fundamental el reencuentro de los venezolanos y la activación de la colectividad, tanto para enfrentar los problemas comunes que nos afectan como para construir un proyecto de futuro en el que todos estemos representados. La gravedad del contexto actual nos afecta a todos y nos exige, para su transformación, replantearnos en qué manera podemos participar e involucrarnos. La situación actual debe ser leída como un llamado a la sociedad para reflexionar sobre la importancia de valores como la solidaridad y la convivencia. No como ideales abstractos sino como herramientas indispensables para la articulación de las fuerzas sociales en la construcción de un proyecto de país.

Nuestra experiencia con iniciativas como Alimenta la Solidaridad en la que convergen el empoderamiento y la organización local, la participación de organizaciones sociales y grupos privados, nos demuestra una vía de trabajo posible que genera resultados y cambios en la realidad. La solidaridad y la convivencia son conceptos que se materializan en un plato de comida, en una comunidad trabajando en conjunto, en una empresa contribuyendo activamente a aliviar una emergencia social. Una Venezuela posible, distinta a la visión de exclusión, opresión y conflicto impuesta por el gobierno, que se produce solo por el encuentro y el compromiso real de las personas.

Sin un cambio en el modelo de poder y la implementación de un plan de rescate que atienda a la crisis en toda su complejidad no es posible cambiar el actual contexto de dificultad y problemas que atraviesa el país. Pero para lograr condiciones de transformación, es fundamental activar mecanismos de solidaridad y convivencia que contribuyan a revertir las políticas de fragmentación y empobrecimiento del régimen. Y esta narrativa de reconocimiento, encuentro y participación debe alcanzar a los sectores políticos, económicos y sociales del país para plantear una vía, posible e inclusiva, hacia el futuro.

 

@RobertoPatino

Redacción Runrun.es Sep 29, 2016 | Actualizado hace 8 años
Humano Derecho: con FunPaz


Desde Barquisimeto Andrés Colmenárez, de la Asociación Civil Fuerza, Unión, Justicia, Solidaridad y Paz (FUNPAZ), visitó el estudio de Humano Derecho para describir cómo de haber sido víctimas de la represión policial y militar en la ciudad, en el año 2013, hoy se han transformado en defensores de los derechos de los demás. Funpaz forma parte de la nueva generación de iniciativas en defensa de la dignidad humana que han emergido en diferentes puntos del país, como respuesta ciudadana al deterioro democrático en el país. Andrés relata su trabajo a favor de las víctimas en la capital larense, tanto por represión en manifestaciones como por abuso policial del llamado «Operativo de Liberación del Pueblo».

Para amenizar esta interesante conversación, las pausas del rock seleccionadas por @MelanioBar y @fanzinero: «Just like honey» de The Jesus and Mary Chain, «Ironman» de Black Sabbath y desde Puerto La Cruz, los venezolanos Zeta con su tema «Por que cargamos el peso de la melancolía sobre nosotros».

Humano Derecho es el radioweb show que cada semana junta a la gente que ayuda gente con la buena música, producido por Redes Ayuda y Provea. Mas de sus contenidos en www.humanoderecho.com

D. Blanco Abr 21, 2016 | Actualizado hace 8 años
Nadie hace nada por José Domingo Blanco

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“Con todo lo que está pasando y nadie hace nada”. Y de pronto esta frase, que he oído infinidad de veces en las últimas semanas, en muchos lugares distintos, me suena a muletilla quejona. A salida fácil, esperando que los demás hagan lo que nos corresponde hacer a todos: involucrarnos y participar para salir de la crisis que generó este régimen. “¡Nadie hace nada!” se escucha como eco en los rincones de cada lugar que visito, cuando somos “todos”, y no unos pocos, quienes debemos organizarnos y comprometernos con algunas de las propuestas de solución. ¡Pero, todos! Porque sólo entre todos, seremos lo suficientemente grandes para hacer algo y terminar con esta pesadilla. ¿Se han puesto a pensar que este podría ser el pensamiento del grueso de los venezolanos? Entonces, de ser así ¿cuántos, realmente, estamos dispuestos a meterle el pecho a la solución? ¿Tres, cien, mil, quinientos mil venezolanos? El problemón en el que estamos metidos es tan grande, que no es “nadie” solo, quien podría resolver la situación que vivimos “todos”.

Hablemos en primera persona del plural porque el país, si es que acaso queremos recuperarlo, nos pertenece a los venezolanos, aun cuando unos pocos pretendan apropiárselo. No olvidemos nunca que, esos pocos, son los responsables de la destrucción actual. Nos han arrastrado hacia su modelo cubano, donde la pobreza, el hambre y la prostitución es lo que impera, para mantener a la población ocupada en la sobrevivencia. Este régimen ha aniquilado a Venezuela. Pisotea a su antojo nuestra dignidad. Ha sabido –con maldad y perversión- quebrantarnos la moral. Pero, nuestra dejadez e incredulidad –porque pensamos que nunca nos pasaría a nosotros- han sido el mejor caldo de cultivo. Y vivimos un momento crucial donde, o nos activamos masivamente o el autobús nos lleva por delante. Ellos, los del régimen, bajo la tutoría de los Castro, han edificado un modelo que les permita perpetuarse. Y, como parte de esa estrategia para mantenerse per secula seculorum pisoteándonos, han destruido aquello que podía brindarle resistencia a su plan macabro: nos han empobrecido y llevado a la mendicidad. ¿O es que acaso no es mendigar cuando vamos de un lugar a otro buscando una medicina o alimentos o repuestos o cualquier cosa de las que hoy escasean?

Naciones vecinas del continente, por la mitad de los que nos ocurre aquí, han sabido deslastrarse de los tiranos de turno que han devastado sus naciones. Incluso oponérsele a los mandatarios que, al igual que Chávez y Maduro, asumieron la Presidencia de sus países preñados por las doctrinas amañadas y caducas del Foro de Sao Paulo. ¿Qué nos pasa a nosotros? Muchos alegarán que, en otras oportunidades, lo intentamos todo y nada dio el resultado esperado. Marchas, huelgas de hambre, protestas pacíficas que sólo dejaron muertos regados en las aceras y presos políticos en las cárceles. ¿Vamos a dejar que sus sacrificios sean en vano?

“Deseos no preñan” y aunque todos deseamos la salida a la crisis, si no nos activamos en torno alguna de las propuestas para acortar la permanencia de estos saqueadores en el poder, vendrán muchos más años padeciendo esta pesadilla. Hay cuatro propuestas en la actualidad: Referéndum Revocatorio, Enmienda Constitucional, Reforma Constitucional y Asamblea Nacional Constituyente. Sin olvidar que, masivamente, podemos solicitarle a Maduro la renuncia. No desaprovechemos la oportunidad de que ahora –en teoría- tenemos a la Asamblea Nacional de nuestro lado. Escojamos alguna de estas opciones de cambio y activémonos en torno a la de nuestra preferencia. Pero, hagamos algo. No esperemos que los demás resuelvan lo que nos corresponde solucionar a todos. No nos vayamos para la playa cuando Maduro, irresponsablemente, decreta un puente indefinido bajo la justificación de disminuir el consumo de electricidad. Una decisión que se le ve la costura cuando, a los pocos días, Nicolás tuvo que reconocer que tener a la gente metida en sus casas, aumenta desproporcionadamente el consumo eléctrico residencial. Otra de las bestialidades “cometidas por la Revolución”. No apoyemos las sinvergüenzuras en un momento en el que el país demanda compromiso, entrega y acción.

“Nadie hace nada”. Lo escuché de nuevo ayer, mientras hacía la fila para pagar en el automercado –una fila interminable, más que de costumbre, producto de las fallas en los puntos de venta y la conexión con los bancos. Una señora se lo decía a otra. Y lo volveré a oír mañana y pasado mañana y la semana que viene. Y estoy consciente de que no quiero unirme a este lamento. No quiero ser el problema, sino parte de la solución. La Constitución nos ofrece algunas salidas: son cuatro alternativas –e incluso una más, con la solicitud de renuncia. Dejemos de perseguir medicamentos o de buscar comida, porque si no nos detenemos en este instante y nos preguntamos ¿cómo estoy contribuyendo con la solución? Seremos unos mendigos para siempre. Y el régimen, victorioso, bailara sobre nuestra moral hecha escombros. ¿Nadie hace nada? Esa, créanme, no puede ser la consigna. Esto es un asunto de todos.

 

@mingo_1

mingo.blanco@gmail.com

Solo unidos, pero todos, avanzamos por Henrique Capriles Radonski

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Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, advertía el científico Albert Einstein, quien calificaba como una locura hacer siempre lo mismo esperando obtener resultados diferentes.

Simple y certero. Si queremos crear cosas nuevas y obtener resultados relevantes es necesario despojarse de los prejuicios que se tengan y refrescar el pensamiento, mirar con otros ojos lo que hasta entonces habíamos dado por sentado, revisarlo, enmendarlo y rectificar.

Rectificación y cambio. Esto es, ni más ni menos, por lo que está clamando nuestra querida Venezuela para revertir las consecuencias de un modelo político y económico fracasado que la ha sumergido en la peor crisis económica y social de los últimos 200 años.

Frente a otros países que anunciaron crecimiento económico, auge del turismo, nuevas inversiones y mejoramiento en la calidad de vida de sus habitantes, nuestra Venezuela registró una contracción económica que se estima en 7% del Producto Interno Bruto, una caída de las reservas internacionales, una tasa de inflación que cerró en 270%, la más alta del mundo por tercer año consecutivo, una escasez general de 40% y en algunos alimentos del 70%, que originó una nueva caída del poder adquisitivo de los venezolanos, haciendo insostenible mantener su calidad de vida. ¡Hasta Cuba, a la que seguimos mandando nuestro petróleo regalado, anunció que su economía creció 4% en el último año!’

Para desgracia de los venezolanos, lejos de asomar siquiera una mínima intención de rectificación, el gobierno se empeña en acentuar las políticas que durante los últimos años arrasaron con el campo y la agroindustria, sepultaron cientos de empresas, lanzaron a miles de trabajadores a la economía informal y cerraron las puertas a miles de jóvenes venezolanos que abandonaron su país para buscar en otros las oportunidades de progreso que aquí se le niegan.
Quienes gobiernan carecen de la grandeza de espíritu que da la humildad para rectificar. El “nuevo” gabinete ministerial de Miraflores así lo demuestra. Más enroques, las mismas caras, los mismos “expertos” en eso de profundizar los controles e inspecciones, en atacar las consecuencias y no en remediar las causas.

El 6 de diciembre nuestro valiente pueblo se expresó democráticamente para rechazar esta forma de gobernar. Los venezolanos vencieron el miedo, no pisaron las conchas de mango que los tramposos pusieron en el camino, no cayeron en los actos extremos que pretendieron los violentos. Nuestro pueblo se enfrentó a ellos con el arma democrática del voto y los venció, y llevó a la Asamblea Nacional a mujeres y hombres comprometidos en trabajar por el cambio que exige la mayoría de los venezolanos, para tener en el centro de atención de su trabajo parlamentario la solución de los problemas que hoy nos afectan a todos.

Los diputados de la nueva Asamblea Nacional promoverán la descentralización para acercar la solución a los problemas desde las regiones. Legislarán para promover el incremento de la producción nacional, incentivando el esfuerzo privado y generando confianza para atraer inversiones. Trabajarán para que las empresas expropiadas vuelvan a ser productivas, y sobre todo pondrán su esfuerzo para que en Venezuela se deje de importar todo y se generen empleos de calidad para los venezolanos.

Nuestros diputados trabajarán para garantizar el abastecimiento pleno, para que ya no tengas que hacer colas en los mercados, para que te alcance la plata para comprar lo que necesitas y lo que quieres, para que tengas un empleo estable y con beneficios, para que tu salario no se vuelva sal y agua, para que puedas ahorrar y se respeten tus derechos y beneficios laborales, para que nuestros adultos mayores puedan vivir tranquilos con una pensión que les alcance, para que puedas vestir a tus hijos y garantizarles los últiles escolares para ir a la escuela, para que encuentres en los hospitales la atención que necesitas, y para que tú y tus hijos puedan salir tranquilos.

Desde la nueva Asamblea Nacional se velará para que exista equilibrio de los Poderes Nacionales. Se legislará para elegir representantes del poder ciudadano comprometidos con el pueblo y no con un proyecto político, vigilando que sea bien usado el dinero de todos los venezolanos. Se legislará para que no haya presos políticos y que la justicia no sea nunca más utilizada para perseguir a quienes tengan ideas distintas.

Mientras el Gobierno busca más confrontación y no hace nada por resolver la crisis, el barril de petróleo sigue bajando, ubicándose en 27,87 dólares por barril.

Nuestro país está enfermo, postrado. Está urgido de trabajo, unión y justicia. Es hora de que la dirigencia del Psuv aprenda a perder y no insistan en el conflicto y la confrontación, que no llevan al país a ningún lado.

El país requiere diálogo y atención a la grave crisis. Este tiene que ser un año de respeto a la diversidad de opiniones, de tolerancia, trabajo mancomunado y unión entre las distintas instancias de Gobierno. El gran debate tiene que centrarse en los problemas de los venezolanos, cómo solucionarlos y esforzarnos en que lleguen esas soluciones a las comunidades.

Nuestra Venezuela bien vale cualquier sacrificio que hagamos y por eso apostamos al diálogo y rechazamos la confrontación, apostamos al trabajo en las comunidades y rechazamos cualquier camino que nos aleje de la Constitución. Ha sido un largo recorrido que hemos realizado para llegar hasta aquí, tengamos foco en las cosas que realmente importan. La nueva Asamblea Nacional tiene que ser un espacio de encuentro para todos los venezolanos. Los problemas son una oportunidad de unión, no la perdamos.

Quienes hemos luchado por el cambio sabemos que humildad, sabiduría y madurez política no son solo unas palabras que se encuentran en el diccionario, hay que saber actuar a la altura de la situación que estamos viviendo y acorde a las exigencias de nuestro pueblo. No olvidemos nunca que se trata de unir a los venezolanos como una sola nación que somos y dedicar el tiempo a resolver los problemas de todos los venezolanos. Unidos avanzamos. ¡Que Dios nos ilumine y nos de mucha sabiduría, y que bendiga a nuestra Venezuela!

 

@hcapriles

Blog de Henrique Capriles Radonski

Nov 16, 2015 | Actualizado hace 8 años
Sobran las razones por Henrique Capriles Radonski

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Entramos en la recta final. En apenas 21 días, los venezolanos tendremos la oportunidad de pronunciarnos por el futuro de las próximas generaciones, por el derecho a soñar con un mañana en el país que nos merecemos, de emprender el camino para rescatar a nuestra patria de la pobreza y de la involución histórica, económica y social en la que la tiene sumida un pequeño grupo de corruptos que está atornillado en el poder.

Solo dos domingos a partir de hoy nos separan del 6 de diciembre. No me cabe duda que ese día el “gloria al bravo pueblo, que el yugo lanzó” se entonará por los cuatro costados de nuestra querida Venezuela, hoy empobrecida por esa cúpula que, además de confiscar haciendas, fábricas, industrias y el poder para su beneficio personal, ha pretendido secuestrar el futuro de los 30 millones de seres que habitamos esta Tierra de Gracia.

Estamos pues en el momento de las definiciones. El próximo 6 de diciembre será el “Día D” para el inicio del ataque contra el robo, el despojo y el saqueo de los dineros públicos; contra el vasallaje de las instituciones, contra la subordinación de los intereses de todo un país a los dictámenes de un partido político como ocurre ahora.

El 6 de diciembre, día de las elecciones parlamentarias, el pueblo se expresará a favor del cambio y el progreso. Los venezolanos acudiremos masivamente a elegir un nuevo parlamento que sentará las bases para un gobierno constructivo y orientado a buscar las soluciones a los muchos problemas que hoy aquejan a nuestro pueblo. Los resultados, como gusta decir a la señora del CNE, serán irreversibles, pero a favor de ese clamor por el cambio que hoy recorre nuestro país.

Ganar la Asamblea Nacional no se trata de un simple quítate tú para ponerme yo. ¡No! Nuestro pueblo exige un cambio profundo, un cambio en el rumbo del país. Nuestro pueblo es talentoso y quiere oportunidades reales para salir de la pobreza, ese el principal reto que tenemos por delante a partir del 6 de diciembre, cuando finalmente podremos mirar al siglo XXI.

Mirar a ese siglo XXI es ver la multiplicación de las oportunidades en nuestras comunidades con la construcción de muchas escuelas como nuestra nueva escuela Simón Díaz en Guatire, la escuela número 48 construida durante nuestra gestión en Miranda, que entregamos a la comunidad de Terrazas del Rodeo este jueves. La Simón Díaz será, además, una escuela musical, donde nuestros niños podrán aprender música venezolana y elevar así sus conocimientos y oportunidades de tener un futuro de progreso. Eso sí es estar en el siglo XXI.

Educación, educación y más educación. Un niño escolarizado tiene parte de su futuro asegurado y es una persona valiosa para nuestro país. El nuevo parlamento que elegiremos el 6 de diciembre, y quienes desde nuestras posiciones de gobierno acompañaremos su labor, estamos obligados a facilitar las herramientas al talento de nuestra Venezuela para lograr un país productivo, y eso lo podemos lograr con la conjunción de esfuerzos entre la empresa pública y privada.
El rescate de la patria es la consigna, la prioridad es Venezuela, y unidos todos, el bravo pueblo será invencible, no importa la campaña sucia que ha desatado el gobierno nacional ante el desespero que le produce el rechazo de un pueblo que se cansó de que lo tenga viviendo la peor crisis de la historia del país y que mira con repulsión sus vagabunderías, que siente vergüenza de que nuestra nación se mencione en la prensa mundial por las relaciones de su gobierno con delincuentes.

El dúo Nicolás-Cabello sabe que nuestro pueblo quiere un cambio de rumbo y ellos no están invitados, por eso apuestan a las amenazas de mantenerse en el poder “como sea”, desde mandar a sus bandas a disparar contra quienes nos oponemos a su desgobierno hasta raspar la olla para regalar lo que sea… Su desconexión con nuestro pueblo es tal que suponen que con la regaladera de electrodomésticos pueden comprar el voto de los millones de venezolanos que hoy consumen sus días en una cola para conseguir un paquete de harina.

¿Quiénes destruyeron nuestra economía como lo han hecho? ¿Quiénes son los responsables de que hoy la inflación ande por el 200%, la más alta del mundo, al igual que la escasez de alimentos y medicinas? ¿Quiénes regalaron nuestro petróleo como si éste brotara en el patio de su casa? ¿Quiénes dilapidaron y se embolsillaron la mayor bonanza petrolera que ha tenido Venezuela en toda su historia? ¿En cuál gobierno se contabilizan 25 mil homicidios en un año? ¿Dónde están los funcionarios responsables de tener actualmente más de 1,3 millones de niños y jóvenes sin oportunidades de estudio?

Todos sabemos que los responsables son los del gobierno, los jefes en Miraflores, en los ministerios, en la Contraloría y la Fiscalía, en el CNE y en una Asamblea Nacional, ellos han permitido toda clase de desafueros del gobiernito del dúo Nicolás-Cabello y comparten la responsabilidad por las infinitas penurias que hoy afectan a nuestro pueblo.

Por eso, el 6 de diciembre, con nuestros votos, vamos a salir de esta terrible circunstancia que es este gobierno, y el año que viene tendremos una nueva Asamblea Nacional para convertir las propuestas para rescatar a Venezuela en exigencias. La meta de todos, como país, será superar el atraso y la pobreza y emparejarnos con otras naciones que aprovecharon los primeros 15 años de este siglo para mejorar las condiciones de vida de sus pueblos. Si el gobierno no quiere cambiar, si pretende insistir en secuestrar el futuro de los venezolanos, cambiaremos de gobierno, siempre por las vías que nos da la Constitución.

Los números hablan por sí solos. El sentimiento de cambio se vive en cada rincón de nuestra Venezuela. Ahora nos toca hacerlo realidad el 6 de diciembre con nuestros votos. El cambio es posible y está en nuestras manos. Ve y cree que juntos podemos llegar muy lejos. Sobran razones para unirnos. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!

En tus manos está la llave para el cambio por Henrique Capriles Radonski

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Si alguien tenía una pizca de duda sobre la incapacidad del gobierno para resolver el desastre económico que ellos mismos crearon, estará ya convencido de que el dúo Nicolás-Cabello, que desgraciadamente dispone del país como si fuese su propiedad, está empeñado en demoler lo poquísimo que sobrevive, a duras penas, en el maltrecho aparato productivo nacional.

Las “medidas” económicas dadas a conocer esta última semana, en momentos en los que nuestra Venezuela vive la peor crisis de producción de su historia, castigan severamente a las empresas nacionales y suponen una cruel burla a los venezolanos que claman por acciones, inmediatas y efectivas, que reviertan su empobrecimiento, que restituyan su poder adquisitivo, que generen empleo, que eviten la escasez y el desabastecimiento, en fin, que detengan la caída del país por el despeñadero de la hiperinflación, la miseria y el caos social.

Las acciones de Nicolás van por el camino de acentuar las causas que nos han llevado a la crisis económica que vivimos los venezolanos actualmente. Una crisis que no se justifica, cuando nuestro país viene de tener la mayor bonanza petrolera que ha vivido, de recibir chorros y chorros de dólares, más de 800 mil millones en los últimos años, que fueron mal administrados por un gobierno depredador y saqueados por la corrupción.

Este gobierno evade tomar las medidas que el país necesita y se afinca en profundizar el estatismo y la política de controles que fundamentan su nefasto modelo económico, el principal causante de la destrucción del aparato productivo de nuestro país. Yo me pregunto: ¿qué más precios va a regular el gobierno sino hay producción nacional?

No es necesario ser un analista económico para entender que el gobierno nacional es incapaz de superar la crisis económica que nos ha colocado como el país con la mayor inflación del mundo -con 142% hasta septiembre-, con niveles de escasez hasta ocho veces superior a los parámetros internacionales y con 16 millones de venezolanos -más de la mitad del país- en la pobreza.

Pero los voceros del gobierno nacional, que viven en un mundo paralelo al que viven nuestros trabajadores, se multiplican en elogios sobre la supuesta política de protección del salario con el último aumento, el noveno que se decreta en los últimos dos años. Aún sumando todos los aumentos de salario que ha decretado el gobierno, no alcanzan al  142% de inflación acumulada. Los pocos bolívares adicionales que vendrán con la quincena ya fueron devorados por la inflación.

Esto ocurre porque el gobierno utiliza el aumento salarial como una medida electoral desesperada y no se preocupa por tomar otra serie de acciones que deben ir acompañando dicha medida. Por ejemplo, debe sincerarse el tema cambiario, tenemos tres tipos de cambio y los venezolanos no conocemos quiénes reciben cada tipo de cambio, lo que si sabemos es que esos dólares a precio de Bs 6,30 terminan en un mercado paralelo vendiéndose muy por encima de su valor, engordando los bolsillos de unos pocos. Un vil acto de corrupción avalado por este gobierno, mientras los venezolanos pasan penurias para conseguir los alimentos, medicinas y productos básicos.

Debe activarse la justicia venezolana para que esos dólares que se pierden y luego nadie investiga, aparezcan y regresen a las arcas del país, para de esta manera poder establecer un plan de inversión, junto a las empresas nacionales, para reactivar la producción e incentivar la economía, y que así se generen miles de empleos de calidad y podamos destacar lo Hecho en Venezuela. No existe desarrollo económico en un país si lo público no trabaja de la mano con lo privado, y eso podemos verlo en todas las naciones que hoy día se distinguen por su desarrollo económico y la calidad de vida de su gente.

Es necesario desmontar el aparataje estatizante y controlador para echar a andar un modelo que brinde confianza y seguridad jurídica, que incentive la producción nacional y que atraiga las inversiones para se multipliquen los emprendimientos. Hoy, cada vez que Nicolás Maduro abre la boca las inversiones salen corriendo, se desploma el valor de los bonos de la República y aumenta el riesgo país en los mercados internacionales. La base de todo es la confianza y no hay confianza en el gobierno venezolano.

Llegamos a esta crisis porque los recursos de nuestro país se los gastaron y esta situación no se cambia tapando las cifras ni censurando a los medios.

El país clama por un modelo económico que realmente tenga como prioridad el bienestar de todos los venezolanos, con programas sociales capaces de satisfacer las demandas de vivienda, salud y educación, que atienda las necesidades de los productores del campo, que privilegie lo Hecho en Venezuela y no los negocios importadores que favorecen la producción de otras naciones. Cuando ello suceda, cuando nuestra Venezuela asuma que producir lo nuestro es un objetivo nacional, comenzaremos a superar las dificultades y a ganarle la batalla a la pobreza, ese es nuestro gran reto como país.

El gobierno es una terrible circunstancia de la cual tenemos que salir, y vamos a salir con nuestros votos. El plan no puede ser quedarse sin hacer nada, ese es el plan del gobierno. Los venezolanos tenemos en nuestras manos la llave para cambiar. El próximo 6 de diciembre, cuando esté frente a la máquina de votación, piense en sus hijos, en sus nietos, en el futuro al que tienen derecho. Porque con su voto, el año que viene tendremos una nueva Asamblea Nacional para convertir todas estas propuestas que hacemos en exigencias al gobierno, y si el gobierno no quiere cambiar, los venezolanos cambiaremos de gobierno, siempre por las vías que nos da la Constitución.

El cambio nos convoca a todos, sin prejuicios. Unámonos y seremos invencibles. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!

 

@hcapriles

Blog de Henrique Capriles Radonski

 

Brian Fincheltub Jun 20, 2015 | Actualizado hace 9 años
Ejemplo Vinotinto por Brian Fincheltub

Vinotinto

 

Escasas oportunidades para celebrar ha tenido Venezuela en los últimos años, esto no es poca cosa en un país donde nos encanta el bochinche y cualquier excusa es válida para armar una fiesta. La tragedia, la muerte y la desesperanza se han apoderado de nuestra cotidianidad, obligándonos muchas veces a cuestionarnos sobre lo que somos como nación, lo que proyectamos al exterior, lo que le estamos dejando a las nuevas generaciones. Cuando uno hace ese balance lo menos que nos quedan son ganas de celebrar, sientes dolor por la manera como ha sido golpeado tu gentilicio, quieres levantarlo y lavarle la cara, porque significa levantarte tu, recuperar tu honra y tu dignidad, recuperar tu orgullo de ser venezolano.

En medio de este panorama ustedes dirán que son muchas las cosas que nos separan, quizás tengan razón. No todos evaluamos la situación país igual, algunos siguen viendo culpables en el pasado, otros consideramos que todas nuestras calamidades se potenciaron en los últimos dieciséis años, siendo el peor de los males que nos aquejan el resentimiento y la división. Pero aunque lo que nos separa sea numéricamente apabullante, lo que nos une es mucho más poderoso.

¿Qué puede ser tan poderoso para unir al país más polarizado del continente? Simple, pero a la vez contundente: Un equipo de futbol. Una selección que representa la esperanza de millones, la emoción de soñar, reír, gritar y hasta llorar JUNTOS. Once jugadores que se ponen sobre su pecho la responsabilidad de representar a un país, sin importar el sexo, color o condición política de quienes los siguen. Con ellos también nos molestamos muchas veces, pero siempre en los límites de nuestra filosofía: A la Vinotinto la podremos criticar nosotros, pero no vamos a permitir que nadie de afuera lo haga.

No sabemos hasta donde avance nuestra selección, pero estamos seguros que Venezuela avanzó al menos dos pasos al celebrar unida. Cuando vemos la historia confirmamos el poder del deporte para estrechar lazos, para disminuir diferencias, para cohesionar a un pueblo marcado por la división y el odio. Fue el merito más importante de Mandela en la Sudáfrica del apartheid, unir a una población profundamente fragmentada alrededor de un equipo de rugby, que además representaba el máximo símbolo de supremacía blanca, de la discriminación racial, pero que Mandela pudo ver que por encima de todo eso, representaba a Sudáfrica.

Cuando hemos pasado por tanto, hemos visto tanta persecución y revancha, uno piensa que el cambio de gobierno es una oportunidad para pasar facturas. Esta gente que está en el poder llegó con una lista muy larga para cobrar, pero en su venganza han arrastrado a todo un país. Venezuela no merece vivir eso de nuevo, no merece que la sigan destruyendo con más odio. Quiero un país donde el ejemplo sea el que nos da la Vinotinto, que aun en los momentos más difíciles, deje todo en la cancha para dibujarle una sonrisa a treinta millones de venezolanos.

 

@Brianfincheltub

Encontacto@brianfincheltub.com