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Segunda Guerra Mundial

Normandía en la memoria, por Sebastián de la Nuez

LA CARRETERA QUE CONDUCE HACIA las playas de Normandía parece que la hubiesen sacado de la fábrica ayer tarde, de lo nuevecita que está. Dos canales por sentido con una amplia separación arbolada en medio. Se desliza a través de campos rizados de verde cuando es primavera y hace buen tiempo. El paisaje es la propia tapa de un rompecabezas: decorado ideal para filmar un picnic dominical en familia o reproducir en vivo un cuadro de Edouard Manet. Nadie diría —es un lugar común pero viene al pelo— que en estos campos y pueblos que parecen cromos de un álbum idílico se produjo en junio de 1944, hace exactamente 75 años, una de las batallas más espantosas y sangrientas de la Segunda Guerra Mundial.

 

EL LUGAR DE LOS ACONTECIMIENTOS

Basta con el GPS para llegar sin problemas. El aparatito le aconsejará al más despistado dónde desviarse y le conducirá entre grandes casas campestres de techos a dos aguas hasta una rotonda. Ordenará, entonces, tomar a la derecha —no hacia la izquierda, que va a Cherburgo— para llegar a Omaha Beach en Saint Laurent. La carretera ahora es estrecha y sinuosa, con edificios de piedra de dos plantas a ambos lados, y esas casas campestres muy distanciadas entre sí. De una localidad a otra, andando en automóvil, apenas unos segundos. Se anuncia a la derecha el cementerio militar americano. No hay gente caminando por los bordes de la carretera, que son siempre de césped bien cortado y verdecito. Pocos autos transitando; no hay gente al frente de las casas en un día cualquiera de septiembre. En un amplio prado, junto a la vía, pastan unas cincuenta vacas lecheras que parecen maquilladas para un comercial de quesos. El cielo es de un azul transparente. Llega un momento en que el camino se divide en T. Tomando la dirección izquierda se llega a una gran explanada con un monumento grueso en el medio, y detrás, la amplia franja de mar eterno y amenazante. Por ahí entraron miles de soldados hace 75 años. Llegaron de madrugada a liberar a una Europa acogotada hasta la asfixia por el nazismo. Esta es la playa emblemática de la liberación, donde tuvo lugar el comienzo del fin de la opresión. Pero a la vez debe advertirse, en honor a la realidad, que allí no fue donde se filmó Buscando al soldado Ryan.

La playa muestra todo el tiempo un copete de espuma bajo cielo encapotado. Es la primera impresión que da: aun cuando el tiempo sea primaveral en el resto de Normandía, la atmósfera sobre su costa siempre lucirá tormentosa, cargada de plomo gris. La segunda impresión es la permanente huella de lo norteamericano. Todo en los alrededores luce muy intervenido, urbanizado y turístico. El restaurant con nombre gringo, el museo que maneja alguna asociación de veteranos estadounidense. Lo que la gente ve en fotografías y películas no se relaciona con esta franja de playa sin bañistas cortada por una larga lámina de cemento armado. Las casas del otro lado de la vía —asfaltada, por supuesto— parecen mansiones veraniegas y llevan encima, casi todas, la bandera de las barras y las estrellas.

La mano del ayuntamiento respectivo que vela por el turismo está demasiado presente; y ese tono a suburbio californiano opera en contra de la memoria. Quizás el visitante tenga la sensación de que la zona ha sido preparada para los paseos patrióticos de los bachilleres de fin de curso.

Y sin embargo, ese mar con mala cara es el mismo de entonces. Eso no se puede cambiar. Como sigue siendo el mismo aquel búnker en un recodo desde el cual, a lo lejos, parece sobresalir el cañón de una ametralladora. Hay vestigios o asuntos de la madre Naturaleza que congregan, a pesar del nuevo ropaje, los fantasmas nacidos aquí hace 75 años.

La noche anterior al 6 de junio del 44, 18 mil paracaidistas británicos y estadounidenses se habían lanzado tierra adentro y trataban de capturar puentes esenciales. También buscaban desbaratar las líneas de comunicación alemanas. La ciudad de Caen es hoy una preciosa combinación de lo citadino moderno y lo rural medieval, con una impresionante iglesia gótica que se ofrece al visitante apenas llegar a su perímetro central. Caen fue el pueblo más sufrido durante la toma de la costa por parte de los aliados. Es una prueba de la capacidad re-constructiva del hombre.

A las 6:30 am desembarcaron las primeras tropas, primero las de Estados Unidos con sus carros anfibios por la playa Utah, y luego las tropas británicas por Gold y Sword seguidas, en la playa de Juno, por dos mil 400 canadienses apoyados por 76 carros de combate anfibios. Todos esos nombres clave de las playas quedaron para siempre.

Solo en la de Omaha los alemanes habían logrado inmovilizar a las fuerzas de ataque estadounidenses, compuestas por casi 35 mil hombres en un perímetro de kilómetro y medio de ancho. Tanto los estadounidenses como los británicos perdieron más de mil hombres cada uno, solo el primer día de la batalla. También murieron 355 canadienses. El general Spraatz dio la orden de convertir a las plantas de petróleo alemanas en el principal blanco de las fuerzas aéreas estratégicas. Los británicos habían descifrado un mensaje alemán donde se señalaba que este era su punto débil, la escasez de petróleo.

A las 10:15 llegó la información sobre la invasión hasta el mariscal de campo Erwin Rommel —el zorro del desierto—, quien se encontraba en Alemania. De inmediato regresó a Francia con la instrucción de «devolver al mar» a los intrusos antes de la medianoche. Era la orden directa de Hitler.

Pues bien: no pudo cumplirla. A medianoche de ese 6 de junio ya estaban en tierra 155 mil militares aliados.

Lo que va quedando de los testimonios directos de la Segunda Guerra Mundial es su eco, vestigios orales traspasados de una generación a otra. Hay millones de fragmentos, pequeñas historias que no necesariamente se encuentran en las grandes narraciones que han recogido hasta la saciedad lo ocurrido. La crónica paralela ha corrido una vida mediática frondosa y seguirá, no pierde interés la heroicidad y la Historia que se escribe con mayúscula. Otra cosa son las pequeñas historias de la penumbra. Las que yacen bajo tierra, o son recuerdos perdidos en un desván o en una gaveta. Sobreviven, pero hay que saber detectarlas y rescatarlas. Puede que no sean sino ligeros datos sueltos como los que atesora la profesora Anne. Anne siempre recordará la afición de su padre por el swing. ¿De dónde le nació esa especial sensibilidad sonora? Muy sencillo. El padre de Anne contaba apenas 8 años cuando ocurrió el desembarco en Normandía. Había nacido en Le Havre, ciudad portuaria muy cercana al punto del desembarco. Fue ese caballero comandante de tanqueros, como su propio padre, o sea, el abuelo de Anne. Una estirpe marinera, pues. ¿No es cierto que todo marinero adora la libertad?

Anne da clases desde hace tiempo en la Universidad de las Antillas, cuya sede principal se encuentra en la isla de Martinica. Recuerda a su padre con cariño, ese que amaba el jazz. ¿Por qué no habría de amarlo, él al jazz, si le recordaba a quienes llegaron el 6 de junio de 1944 a liberarlo, a él y al resto de sus seres queridos y, de paso, a toda Europa?

Spielberg mintió al trampear la playa que le sirve de fondo a su película. No mintió en la matazón espantosa. No mintió al describir la valentía de sus coterráneos, aunque, por supuesto, también hubo ingleses y canadienses que no les iban a la saga en arrojo.

Los norteamericanos llevaron la voz y pusieron el alma y el cuerpo por miles aun viniendo desde el otro lado del Atlántico. La aureola de nación que da la vida por la libertad la trae Estados Unidos hasta el presente, hasta estos remansos del siglo XXI cuando renacen fascismos, de izquierda y de derecha, en varios puntos del mundo, incluso en su llamado patio trasero. Es una responsabilidad histórica, como quiera que se vea y a pesar de la leyenda negra, que también arrastra en paralelo y con sus razones.

En honor a la Norteamérica libertaria, hoy, me sentaré a escuchar el piano maravilloso de Bill Evans en su disco Explorations. Tal como hubiese hecho el papá de Anne.

 

@sdelanuez

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Cofavic: Holocausto nos recuerda que se debe romper silencio y contrarrestar el odio

CADA 27 DE ENERO, la Unesco convoca a recordar a las víctimas del Holocausto y António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, cree que sería un peligroso error pensar que el Holocausto fue un simple producto de la locura de un grupo de criminales nazis. Más bien todo lo contrario, el Holocausto fue la culminación de milenios de odio, culpabilización y discriminación.

Esa es la verdadera lección que se debe aprender de la persecución y el asesinato sistemático, burocráticamente organizado y auspiciado por el Estado de seis millones de judíos y de otros grupos considerados con “inferioridad racial”: los romaníes (gitanos), los discapacitados y algunos pueblos eslavos (polacos y rusos, entre otros), presos políticos, comunistas, socialistas, los testigos de Jehová y los homosexuales, por parte del régimen nazi y sus colaboradores.

En efecto, en febrero de 2006 el canadiense Paul E. Marek, nieto de Checoslovacos que huyeron de su país antes de la invasión nazi, publicó un artículo titulado “¿Por qué la mayoría pacífica es irrelevante? Allí refirió que llegó a conocer una familia que partencia a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial, que poseían industrias y fincas, y a quienes en una ocasión les preguntó cuántos alemanes eran verdaderos nazis. La respuesta dada fue: “Muy pocas personas eran nazis en verdad, pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos… Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar que todo sucediera. Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado. Mi familia perdió todo. Terminé en un campo de concentración”.

Aún después de esta reflexión y de millones de víctimas que dejó el Holocausto, pareciera que una mayoría pacífica, la “mayoría silenciosa”, ha sido intimidada por una minoría fanática durante muchos años.

De allí la importancia de mantener presente las lecciones de cada tiranía o forma de gobierno en la que el gobernante tiene un poder total o absoluto, no limitado por unas leyes, especialmente cuando lo obtiene por medios ilícitos, y abusa de él.

Irina Bokova, directora general de la Unesco entre 2009 y 2017, señaló durante un discurso en memoria del Holocausto que la historia de ese genocidio, perpetrado durante la Segunda Guerra Mundial, no pertenece solamente al pasado. Es una historia viva, que nos concierne a todos, cualesquiera que sean nuestras distintas procedencias, culturas o religiones.

Recordó con tristeza que después del Holocausto judío se han producido otros genocidios, en varios continentes y se preguntó ¿cómo el ser humano puede extraer mejores enseñanzas del pasado? “La barbarie cometida por el régimen nazi no fue sólo contra 20 millones de personas, fue un crimen contra la humanidad entera; por lo tanto, los testimonios de las víctimas nos dejan lecciones para ser compartidas y aprendidas por todos”.

De hecho, después de los crímenes perpetrados por el régimen nazi, fueron creados diferentes organismos internacionales destinados a salvaguardar la vida, la justicia y la dignidad del ser humano; entre ellas, la CorteIDH, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Penal Internacional; también surgió un nuevo enfoque en los códigos de ética médica, la acuñación, entre otros, de los conceptos “crimen de guerra” y “crimen de lesa humanidad” en el Derecho Penal Internacional y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como permitió el desarrollo posterior del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, hoy por hoy consolidado en el cuerpo jurídico internacional.

Este hecho histórico también dejó en evidencia que el ser humano es capaz de cometer los peores crímenes, y que en los seres humanos está la semilla del bien y del mal. Y para evitar que el mal, el odio y la discriminación se propaguen y germinen, es responsabilidad de todos como individuos, pero en especial de las autoridades gubernamentales, líderes políticos, sociales, religiosos, formadores de opinión, universidades, escuelas, centros culturales profesores, y toda la sociedad civil impulsar y apoyar proyectos educativos que ayuden a cumplir este objetivo y pueda consolidarse una sociedad basada en los valores democráticos.

Bokova está convencida de que la historia de los sobrevivientes de los diferentes genocidios no debe ser mirada como un hecho trágico del pasado, sino como el testimonio latente de una historia “viva”, colmada de valiosas enseñanzas y lecciones para la actual y las futuras generaciones, acerca de la necesidad de romper el silencio y contrarrestar el antisemitismo, la intolerancia, el prejuicio, el odio y la discriminación.

Cree Bokova que la educación sigue siendo el último bastión que protege al mundo de nuevas amenazas y es en ese ámbito donde la misión de la UNESCO alcanza su máximo significado.

Cofavic, por su parte, tiene dentro de su misión institucional la promoción y el fortalecimiento del respeto de los derechos humanos como una forma de contribuir a la consolidación de la democracia, mediante la lucha contra la impunidad, la educación, la investigación y la difusión del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

A lo largo de su historia, Cofavic ha desarrollado programas especializados en materia de educación de derechos humanos con comunidades, jóvenes y funcionarios públicos, para contribuir al fortalecimiento de las instituciones y promover la exigibilidad de derechos humanos entre la población.

De Casablanca 1943 a París 2015: Un enemigo común, una alianza indispensable por María Teresa Belandria

BombardeoISIS

 

La Segunda Guerra Mundial, sigue dándonos lecciones. Europa, al inicio fue indiferente con el nazismo, se le veía como un movimiento nacional y socialista que buscaba enaltecer el decaído espíritu alemán después de la derrota de la Gran Guerra. Pocas voces se alzaron para advertir que detrás del discurso se planificaba el asesinato en masa y el exterminio. Quienes clamaron para detener el avance de Hitler fueron calificados de alarmistas. Gran Bretaña aún saboreando las mieles del triunfo de 1918,  enviaba a Chamberlain  a negociar con el Canciller del Tercer Reich y exhibía con orgullo una hoja firmada que aseguraba: la paz.  Churchill había sido desoído y la barbarie asoló Europa y el norte de África, mientras otro tanto ocurría en el pacífico cuando Japón declaraba la guerra a EE.UU. Todo lo demás es historia.

Hoy,  aparece un nuevo enemigo común: el estado islámico. Hace 5 años, cuando apenas daban indicios en Siria y el norte de Irak, fueron muchas las voces que al igual que con el nazismo desestimaron su fuerza, su capacidad y la crueldad de sus actos. Se les calificó como un grupo extremista más, y cuyo radio de acción se limitaría al Medio Oriente. No era problema de Europa ni del mundo, en todo caso, un asunto entre árabes. Craso error.

La Europa de fronteras abiertas, sin controles migratorios internos, abierta, multicultural, multiétnica e integrada, estaba concentrada en superar la crisis económica de 2008, y atendiendo las urgencias de sus socios en problemas como Grecia, España o Portugal. En tanto, el yihadismo jugando Call of Duty en línea y a través de imanes fundamentalistas en las mezquitas de las ciudades grandes y pequeñas iba cooptando jóvenes en el mundo entero.

El ofrecimiento: ser combatiente, refundar el Califato, tener una esposa virgen y, extender su particular interpretación del Islam hasta reconquistar los territorios perdidos en las Cruzadas y la Edad Media. La diferencia la hacen los medios de combate, el mensaje es el mismo desde hace 400 años, para ellos, somos infieles, somos tolerados hasta ser convertidos, pero nuestra fe y nuestra libertad desaparecen bajo la Sharia.

El avance de ISIS, su capacidad de destrucción, el aumento de su pie de fuerza y la barbaridad de los asesinatos, en nada se diferencian del avance del nazismo desde 1938. Sólo que ahora, lo vemos en tiempo real, a través de las redes sociales. Los yihadistas arrasaron con Mosul,  con pueblos cristianos y yazidies enteros, crucificando niños, decapitando civiles y soldados. Dinamitando el patrimonio de la humanidad como la ciudad de Palmira y quemando vivos a sus prisioneros de guerra. Este nuevo enemigo, nos encuentra como en 1939, en medio de la pugna por la hegemonía mundial y con los mismos  actores: La Unión Europea-OTAN y EE.UU por un lado y Rusia-China- África por otro.

Para el mundo occidental, la guerra tiene límites, existen reglas de enfrentamientos, hay  tratados, convenios y leyes que las fuerzas militares y los combatientes deben respetar. Se necesita autorización para el uso de la fuerza según lo manda la ONU y debe preservarse el fiel cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario. Esto, representa un enorme desafío para combatirlos. Pues mientras las fuerzas militares son sometidas al arbitrio de la opinión pública y vigiladas para que actúen dentro de la legalidad que nos hemos impuesto para limitar los horrores del conflicto, el enemigo carece de escrúpulos. Para el estado islámico nada de esto, ni importa, ni existe.

Sin embargo, la guerra, ya comenzó. Rusia decidió bombardear a ISIS en Siria para acabar con los yihadistas y aprovechar para eliminar a los rebeldes protegiendo a su aliado Bashar Al Assad, Estados Unidos también emplea drones y bombarderos contra las bases de ISIS, para acabar con los yihadistas, pero apoya a los rebeldes contra Al Assad, los mismos que Rusia desea eliminar. Además, rescata a rehenes del estado islámico y pone sus tropas en el terreno. Jordania, emplea su aviación militar contra ISIS comandada por el propio Rey para vengar la muerte de uno de sus soldados. Turquía, apoyada por la OTAN defiende sus fronteras y ataca objetivos de ISIS. Ahora Francia finalmente pronuncia la palabra prohibida: estamos en guerra y el pasado sábado bombardeo objetivos en tierra del estado islámico.

La nueva guerra, no tiene un frente, no hay una línea de abastecimiento a la cual destruir. Las bases yihadistas están descentralizadas, operan coordinada pero independientes como células durmientes que se activan cuando llega el momento.  El enemigo (salvo en los territorios de Siria y el norte de Irak) no viste uniforme, se encuentra camuflado entre la gente, camina a tu lado por las calles, no es un extranjero, ni tiene características que te permitan advertir un riesgo inminente, es como cualquiera de nosotros. Ese enemigo, que nació en Occidente carece de los valores que nos inspiran y se inmola explotando un tren en Atocha, detona una bomba en el metro de Londres, asesina caricaturistas que satirizan al islam, abre fuego en una calle de París, asesina espectadores en un teatro, asesina en las calles del Líbano, mata en una playa en Túnez, o en la meta de la Maratón de Boston.

Este enemigo, global demanda una nueva cumbre como la de Casablanca de 1943, así como aquella donde los adversarios urgidos por la amenaza común del nazismo, decidieron una estrategia combinada para acabar con Hitler, pero en esta nueva no valen excusas, es mandatorio que esta vez sí asista Rusia. Hoy, es indispensable una nueva alianza militar y política entre las potencias para enfrentar, combatir y derrotar al estado islámico.  Los esfuerzos individuales conllevan a cometer errores estratégicos y tácticos y  lejos de reducir al enemigo, le potencian.

Hace 70 años, se terminaba oficialmente la guerra. El saldo en vidas perdidas aún nos espanta. Las verjas oxidadas de los campos de concentración donde más de 6 millones de seres humanos, judíos, negros, homosexuales, gitanos, discapacitados, o sencillamente no arios, fueron torturados, exterminados y vejados son un recordatorio de Nunca Jamás. No seamos testigos silentes e indiferentes, ni complacientes con las causas. Por la memoria de las víctimas de ayer y de ahora no podemos tolerar ni callarnos frente a la muerte cuando éstas pretenden justificarse con razones de orden ideológico, político, religioso o étnico.

De Casablanca a Yalta y de Potsdam a París han transcurrido más de 70 años. Ojalá que no estemos en los albores de aquello que advirtió Churchill y que los Chamberlain que hoy abundan no exhiban impúdicamente un acuerdo de paz desdeñando la amenaza que a diario representa el estado islámico. La guerra está tiñendo de sangre las calles del mundo y miles buscan refugio. O nos unimos frente a este enemigo común, o nuestra civilización habrá sucumbido bajo la espada que decapitó al último de los prisioneros.

 

@matebe

Hombres habrían hallado tren nazi con tesoro en Polonia

trennazi

 

VARSOVIA, Polonia (AP) — Dos hombres en Polonia dicen haber hallado un legendario tren Nazi que según la sabiduría popular estaba cargado de oro, gemas y arte valioso, y desapareció en un secreto sistema de túneles cuando los alemanes huyeron adelantándose a las fuerza soviéticas al final de la Segunda Guerra Mundial.

Los historiadores dicen que la existencia del tren nunca ha sido concluyente, pero las autoridades no desperdician esta oportunidad de posiblemente recuperar tesoros que durante décadas han encendido la imaginación de los locales.

«Creemos que un tren ha sido encontrado. Nos tomamos esto en serio», dijo la funcionaria del distrito Walbrzych, Marika Tokarska, el jueves a The Associated Press.

Indicó que su oficina había recibido dos cartas este mes de un bufete de abogados que representa a los hombres, un polaco y un alemán que aún permanecen anónimos, diciendo que piden 10% del valor de los contenidos del tren por revelar su ubicación.

Dijo que el bufete de abogados le da credibilidad a la afirmación de los dos hombres, además de insinuar que están familiarizados con el contenido del tren.

El gobernador distrital ya convocó a una reunión de bomberos, policía y otros para explorar cómo pueden lidiar con el tren con seguridad de ser localizado. No sólo estaría armado con explosivos, pero gas metano en el subsuelo podría sumarse al riesgo de una explosión.

«Podría ser peligroso», dijo Tokarska.

Se dice que el tren desapareció en mayo de 1945. La leyenda cuenta que cargaba armas y tesoros y desapareció después de entrar a un complejo de túneles bajo las montañas Owl, un proyecto secreto conocido como «Riese» (Gigante) que los nazis nunca terminaron. En esa época, la zona pertenecía a Alemania, pero ahora está en suelo polaco.

Rusia conmemora los 70 años del final de la Segunda Guerra Mundial

 

 

vladimir putin dia victoria Moscú celebró hoy la victoria contra la Alemania nazi en la II Guerra Mundial con el mayor desfile militar de su historia y cientos de miles de personas en las calles, en un ambiente de patriotismo marcado por la tensión con Occidente, cuyos líderes boicotearon los fastos.

Más de 16.000 soldados y cerca de 200 piezas del más novedoso armamento pesado ruso, entre tanques y misiles, desfilaron por la emblemática Plaza Roja, mientras más de un centenar de aviones y helicópteros de combate sobrevolaban la ciudad dejando atrás una estela con los colores de la bandera tricolor rusa.

El presidente ruso, Vladímir Putin, que ha visto cómo los líderes de la Unión Europea y Estados Unidos rechazaban venir a Moscú en este 70 aniversario de la victoria aliada en castigo por el papel de Rusia en apoyo de los separatistas del este de Ucrania, estuvo arropado, en cambio, por dirigentes de países amigos.

El jefe del Kremlin estuvo flanqueado en la tribuna montada sobre el Mausoleo de Lenin por los presidentes de China, Xi Jinping, y Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, además de los líderes de Cuba, Raúl Castro; Venezuela, Nicolás Maduro, y países como la India, Sudáfrica, Egipto o Palestina, así como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

 

Europa conmemora 70 años de la rendición nazi

FrancoisHollandeAP

 

PARIS (AP) — Con evocaciones solemnes y pompa militar, los líderes y ciudadanos de las naciones europeas conmemoran los 70 años desde la derrota nazi y el fin de una guerra que devastó el continente. Pero la alianza Oriente-Occidente que aplastó a Hitler está hoy profundamente dividida.

Rusia celebra las hazañas de guerra soviéticas en una ceremonia el sábado que causa tensiones diplomáticas debido a la injerencia rusa en el conflicto de Ucrania. Polonia organizó una ceremonia como alternativa a la de Moscú.

La avenida Campos Elíseos en París fue cerrada al tránsito para permitir una procesión entre la Plaza de la Concordia y el Arco de Triunfo, donde se yergue la Tumba al Soldado Desconocido.

«La victoria del 8 de mayo no marcó la supremacía, el dominio, de una nación sobre otra. Fue la victoria de un ideal sobre una ideología totalitaria», afirmó el presidente francés Francois Hollande.

El secretario de estado norteamericano John Kerry y el embajador estadounidense en Francia se sumaron al canciller francés Laurent Fabius para depositar una corona fúnebre sobre la tumba, en un signo de reconocimiento al papel de Estados Unidos en la liberación.

Fotografías tomadas hace 70 años muestran una multitud en los Campos Elíseos para celebrar la rendición nazi después de casi cinco años de ocupación. El 8 de mayo es día festivo en Francia, pero relativamente poca gente acudió el viernes para presenciar la ceremonia oficial.

Reims, en la región vitivinícola donde se firmó la rendición de Alemania, organizó cuatro días de celebraciones.

La rendición alemana fue anunciada al mundo ese mismo día por un reportero de The Associated Press que eludió a los censores militares para informar la noticia un día antes que la competencia, un acto por el cual fue reprendido y despedido. Décadas después la agencia noticiosa se disculpó por el tratamiento que había dado al reportero, Edward Kennedy, y dijo que había hecho lo correcto.

También se efectuaron actos de conmemoración en Polonia, donde el presidente Bronislaw Komorowski fue acompañado por el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon y los presidentes de Ucrania y varias naciones de Europa Central donde retumbaron algunos de los primeros disparos alemanes contra Polonia al comienzo de la guerra el 1 de septiembre de 1939.

En Alemania, las autoridades se reunieron en el edificio del Parlamento en Berlín. El fin de la Segunda Guerra Mundial fue «para todo el continente un día de liberación», declaró el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, que agradeció a aquellos que, pagando «el precio de pérdidas impensables, pusieron fin al reino del terror nazi».

«Hoy, recordamos a los millones de víctimas de una tarea de destrucción sin precedentes, perpetrada contra otros pueblos y naciones, contra los eslavos, contra los judíos europeos», agregó Lammert.

Al acto asistieron la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente, Joachim Gauck, y los diputados de las dos cámaras del Parlamento alemán.

El 70° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial ocupó gran parte de la prensa alemana del 8 de mayo. «El fin, el principio», titulaba el periódico de Múnich Sddeutsche Zeitung, que dedicaba diez páginas al acontecimiento. «El país ha cambiado: en unas décadas, se ha establecido una sociedad libre. Los hijos y los nietos se esfuerzan por comprender este pasado sombrío», destacaba el diario conservador Die Welt.

Según un sondeo de YouGov publicado a finales de abril, el 76% de los alemanes considera el fin de la Guerra una liberación de su país, más que una derrota.

 

 

*Con información de The Associated Press y El Clarín

Muere el Nobel de Literatura alemán Günter Grass

GunterGrass

 

BERLÍN (AP) — Günter Grass, el escritor alemán galardonado con un premio Nobel de literatura que dio voz a la generación posterior a los horrores de la era nazi pero que más tarde se vio envuelto en polémica por su propio pasado durante la Segunda Guerra Mundial y su posición contraria a Israel, falleció el lunes. Tenía 87 años.

Matthias Wegner, vocero de la editorial Steidl, confirmó el deceso acontecido en un hospital de Luebeck.

Grass fue elogiado por los alemanes por ayudar a revivir su cultura tras la Segunda Guerra Mundial y dar voz y apoyo al discurso democrático en la nación de posguerra.

«Su legado literario permanecerá junto al de Goethe», dijo la ministra de Cultura Monika Gruetters en un comunicado.

Sin embargo, Grass provocó la ira de muchos en 2006 cuando en su libro de memorias «Pelando la cebolla» reveló que durante su adolescencia sirvió en las Waffen-SS, la división de combate de la conocida organización paramilitar de Adolfo Hitler.

En 2012, Grass recibió fuertes críticas en su país y fue declarado persona non grata por Israel tras la publicación de un poema en prosa, «Lo que hay que decir», en el que criticaba lo que describió como la hipocresía de Occidente por el programa nuclear de Israel y calificó al país de amenaza a «la ya frágil paz mundial» por su postura beligerante contra Irán.

Pocos días después de que el poema apareciera, Grass insistió que había tratado de señalar al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu y no a todo Israel, pero esto no sirvió para calmar el escándalo.

Escultor de formación, forjó su reputación literaria con «El tambor de hojalata», publicado en 1959. Después llegaron «El gato y el ratón» y «Años de perro», obras con las que completó lo que se conoce como la Trilogía de Danzig, en honor a su localidad de nacimiento, que es ahora la ciudad polaca de Gdansk.

 

Guenter Grass

 

Al combinar detalles naturalistas con imágenes fantásticas, la trilogía captó la reacción alemana al ascenso del nazismo, los horrores de la guerra y la culpa que atenazó al país tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Por ejemplo, en «El tambor de hojalata» sigue la vida de un chico en Danzing que se ve atrapado en el remolino político del acenso de los nazis al poder y ante esto decide no crecer. Su tambor de juguete se convierte en un símbolo de su rechazo.

Sus libros regresaron una y otra vez a Danzig, donde nació Grass el 16 de octubre de 1927, hijo de un tendero.

En su trilogía, Grass esbozó una parte de su propia experiencia en el servicio militar y su cautiverio como prisionero de guerra de los estadounidenses hasta 1946.

«El tambor de hojalata» se convirtió en un éxito de la noche a la mañana — algo que sorprendió al escritor, según contó a The Associated Press en 2009. Cuando se le preguntó por qué creía que fuera tan popular, señaló que aborda uno de los períodos más difíciles de la historia alemana centrándose en los pequeños detalles de la vida de la gente común.

Luego, bromeó: «Tal vez es porque es un buen libro».

Cuatro décadas después de su publicación, en 1999, la Academia Sueca honró a Grass con el Premio Nobel de Literatura, elogiándolo por revivir la literatura alemana después de la era nazi.

Con «El tambor de hojalata», dijo la Academia, «era como si la literatura alemana se hubiera concedido un nuevo comienzo tras décadas de destrucción lingüística y moral».

«Su escritura tenía un gran significado político, especialmente en el renacimiento de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial», dijo la ganadora del Nobel Nadine Gordimer a The Associated Press en 1999. «Nunca dejó de confrontar a los alemanes con lo que hicieron».

Grass advirtió a sus compatriotas una y otra vez contra el racismo. Admirado por sus contemporáneos también provocó polémica por sus posiciones políticas abiertas ya que alguna vez rechazó la reunificación del país tras la caída del Muro de Berlín.

Tampoco dejó de temer que Alemania pudiera volver a la senda que la llevó al terror de la Segunda Guerra Mundial.

«No debe suceder que mis hijos o nietos tengan que sufrir el estigma de ser alemán», dijo tras ganar el premio Nobel. «Pero estos niños que nacieron muchos años después de esos hechos también tienen su parte de responsabilidad para asegurarse de que esas cosas nunca vuelvan a suceder».

«Sus novelas, cuentos y poemas reflejan las grandes esperanzas y los errores, temores y deseos de generaciones enteras», dijo el presidente alemán Joachim Gauck el lunes, calificando la obra de Grass como «un espejo impresionante de nuestro país y una parte perdurable de su legado literario y artístico».

Grass, considerado un árbitro de la moral alemana, recibió un golpe con su revelación sobre su servicio en la en la Waffen-SS en los últimos meses de la guerra.

Lo describió como un acto no heroico al combatir a las tropas soviéticas en el este de Alemania. Terminó cuando los estadounidenses lo capturaron en mayo de 1945, después de que una esquirla lo hiriera en el brazo izquierdo y le impidiera moverlo. Su división quedó rezagada ante el combate porque esperaba tanques que nunca llegaron.

 

Guenter Grass

 

En una carta escrita al alcalde de Gdansk, cuando surgieron reclamos para que le retiraran su título de ciudadano honorario, el autor insistió en que necesitó de tiempo para reflexionar sobre cómo lidiar con lo que calificó como «un episodio de mi juventud que fue breve pero tuvo un gran impactó en mí».

Su disculpa tardía pareció ser aceptada en Polonia. Las autoridades de Gdansk planeaban poner a disposición un libro de condolencias. Lech Walesa, otro ganador del Nobel, dijo que Grass era querido en Gdansk «a pesar de que confesó su pasado nazi, un poco demasiado tarde, algo que yo también le reclamé por un tiempo».

Las obras posteriores de Grass recibieron críticas mixtas dentro y fuera de Alemania, pues muchos cuestionaban si había perdido su capacidad incisiva para señalar críticamente el lado más oscuro de la historia alemana.

Grass recibió varios títulos honorarios, incluyendo un doctorado de Harvard en 1976.

Su secretaria Hilke Ohsoling dijo que murió rodeado de su familia tras sufrir una infección seria, según la citó la agencia alemana DPA.

De momento no se habían dado a conocer los planes para su funeral. A Grass le sobreviven cuatro hijos de su primer matrimonio con Anna Schwarz, dos hijastros de su segundo matrimonio con Ute Grunert, y dos hijos nacidos de otras parejas.

Hallaron enterrada una mega bomba de la Segunda Guerra Mundial en Londres

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Los habitantes de 1.200 viviendas de una zona muy densa de Londres fueron evacuados al hallarse una bomba de 455 kilos, lanzada por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Un equipo de artificieros trabaja para desactivarla.

El concejo local dijo que 80 personas pasaron la noche en hoteles y que otros vecinos fueron trasladados a un centro deportivo y una biblioteca.
«Es bastante inquietante. Estamos tratando de calmar a la gente«, dijo a la AFP Louise Neilan, una vocera del concejo del barrio de Southwark.
«Se está llevando a cabo una meticulosa operación para asegurar el artefacto», dijo la Policía en un comunicado.
Las autoridades locales pidieron a los vecinos que abran las ventanas y cierren las cortinas para limitar el peligro de ruptura de los cristales en caso de que la bomba estalle.
Una vocera del Ministerio de Defensa dijo que la bomba está en una posición difícil y es necesario hacer más excavaciones para desactivarla.