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Poder

Antonio Ledezma dice que Maduro quiere una “ayudita a la dominicana” para continuar en el poder

EL EXALCALDE METROPOLITANO, ANTONIO LEDEZMA, considera que el gobernante venezolano, Nicolás Maduro, está buscando una “ayudita a la dominicana” para llegar al 10 de enero de 2019 y “cruzar la línea  roja que fue trazada por la comunidad internacional al reconocer  el fraude en la farsa electoral del pasado 20 de mayo”.

Así lo manifestó Ledezma el 9 de noviembre luego de reunirse con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a quien le manifestó su preocupación sobre aquellos sectores que podrían ser partícipes en un nuevo intento de una eventual negociación con el Ejecutivo.

“Ningún sector democrático de Venezuela comprometido con el rescate de nuestra libertad, debe prestarse a servirle la mesa a Maduro para que imponga de nuevo el tóxico menú de la trampa mediante el amañado diálogo”, expresó según una nota de prensa.

Hizo referencia a la “ayuda a la dominicana” al recordar las conversaciones que se llevaron a cabo en la sede de la Cancillería en Santo Domingo y las gestiones que adelantara el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero para llevar a cabo el proceso, el cual se extendió unos tres meses sin resultados.

“Mientras persista esa banda de delincuentes en el poder con un Consejo Nacional Electoral a su servicio, no se puede plantear la participación en elecciones.  Lo que está claramente definido es la salida de Maduro del poder lo antes posible, y en este sentido es necesaria la unidad de fuerzas”, señaló.

Aseveró que en la agenda del movimiento “Soy Venezuela” hay una única estrategia, que es la de continuar luchando hasta propiciar un cambio de Gobierno en el país, al tiempo que le dijo a Almagro que el pueblo venezolano “está satisfecho” con la iniciativa presentada por la OEA ante la Corte Penal Internacional en contra de Nicolás Maduro y que en la actualidad es respaldada por ocho naciones.

De la transición y el Estado disuelto, por Carlos Blanco

EL PROCESO DE TRANSICIÓN YA SE INICIADO DE UNA MANERA desordenada. El régimen experimenta un deslave en sus cuadros más importantes. Más de un camarada ha salido sin hacer ruido hacia otros derroteros. Por su parte, Maduro ofrece el oro y el moro a quien le quiera comprar su nuevo diálogo. La más reciente de las ofertas es una especie de CLAP con elecciones rapidito, cambios en el CNE, algunas liberaciones de presos políticos, a cambio de que lo dejen tranquilo para la mamarrachada de su nueva toma de posesión el 10 de enero. Como se sabe desde el inicio del régimen chavista, la táctica es invariable: cuando tienen el agua casi entrando por los huecos nasales, hacen una propuesta, con arrepentimiento si es necesario, y entonces sectores de la oposición comienzan a darle vueltas al asunto. La sola discusión alrededor de la apetitosa chupeta distiende los ánimos encrespados, algún pequeño espantajo sale del asunto, y el régimen gana tiempo y la oposición dialogante se declara en receso hasta una nueva pamplina.

Ante ese panorama, siempre hay algún erudito que afirma desde la altura del púlpito profesoral: esta vez es distinto; ya no pueden hacer trampa; ya no… ya no. Al final, cuando los ingenuos profesionales abren el grifo para que la cisterna se vacíe y le baje el agua y la angustia a Maduro, la pandilla saca otra receta para permanecer en el poder. Y para la marranada siempre habrá un Zapatero a la orden.

La transición ha comenzado no solo por ese deslave sino porque las fuerzas del cambio se preparan. Los que no compran los caramelos envenenados de Maduro han alcanzado un grado de comprensión de la situación venezolana profundo y nuevo.

El Estado como sistema de instituciones está disuelto. Obsérvese cualquiera de ellas: Pdvsa, el Banco Central, la Fuerza Armada y todo lo demás. Incluso, una institución de incuestionable legitimidad, la Asamblea Nacional, ha sido prácticamente disuelta, por la arremetida dictatorial contra sus atribuciones y miembros, así como por la falta de vigor de sus dirigentes. Con la guinda de ayer: evitar la censura a Zapatero.

Podría decirse que algunas instituciones no están disueltas, como el Sebin, la Digecim y los cuerpos más represivos de la Guardia Nacional y la Policía Nacional. Pero no existen tampoco; son instituciones corrompidas hasta la médula, capaces de dar garrotazos y matar, pero son cuerpos podridos. Cero “inteligencia” en contra del crimen porque forman parte de este. Cero capacidades para cumplir con sus finalidades institucionales.

El Estado no es que ha sido penetrado sino que el Estado disuelto fue sustituido por una mafia que controla el territorio nacional, y que comparte el poder con sus aliados como las FARC, el ELN, las mafias mineras, el narcotráfico, los “pranes” o jefes de las cárceles, agentes del terrorismo islámico y los colectivos que han sustituido a las antiguas y desaparecidas “fuerzas del orden público”.

La mafia del poder tiene carácter internacional. No es una dictadura “venezolana” sino que es una dictadura del bandidaje internacional que ha tomado posesión de Venezuela. De su naturaleza esencial dimana el carácter de la lucha: es también internacional. A los países democráticos les ha costado entender que esta no es una batalla de los venezolanos con la cual hay que solidarizarse; sino que es una batalla de los venezolanos, de los colombianos, brasileños, peruanos, bolivianos, norteamericanos, españoles y canarios, que luchan por la libertad.

Este carácter define la naturaleza del enfrentamiento y de sus actores. Del lado de allá, la mafia, el régimen cubano, Ortega y Evo, el terrorismo islámico, los dueños de las fortunas amasadas en el expolio de nuestro país. Del lado de acá los demócratas del planeta.

@carlosblancog

El Nacional 

El tiranodifunto y sus chavistas originarios, por José Domingo Blanco

CON MUCHO INTERÉS, HE VENIDO SIGUIENDO las actuaciones y comentarios de este “nuevo” apostolado –inmaculado- que se gestó en torno al legado de Chávez, el difunto intergaláctico. Ese grupo que, de pronto, decidió apretarse el botón de Reset para vaciar el archivo que contenía sus aportes a la miserable situación actual, eliminar los cargos de conciencia y erradicar las responsabilidades –que muchos las tienen- de que la situación de nuestro país haya llegado a los niveles caóticos en los que estamos.

Así, como cuando haces “borrón y cuenta nueva”, un grupo de Chavistas Originarios que, permítanme recordarles, alguna vez ocuparon altos cargos durante los años de tiranía del difunto, se han dado a la tarea de “limpiar” sus imágenes y “lavar” sus –ahora- inexistentes culpas, para defender al padre de la tragedia actual de Venezuela: ¡Hugo Chávez Frías! Y me cuesta aceptar este acto de contrición, no porque dude de la autenticidad del arrepentimiento, sino de las intenciones ocultas que subyacen en el acto. A ese grado de desconfianza me han llevado los chavistas… ¡y las dirigencias opositoras, también!

En mi caso, tanta desconfianza, está asentada en las declaraciones y actuaciones de quienes ahora, no sólo son inocentes, sino que se atreven a decir que ellos nunca, nunca, hicieron algo que fuese en contra de la libertad, la democracia, la probidad, la transparencia y las leyes. Desde hace años vengo insistiendo, y más aún cuando Chávez comenzó a dejar ver sus intenciones comunistas, que la politiquería es oscura y engañosa. Incluso, me atrevía a calificarla de retorcida. Truculenta. Porque, los intereses que la mueven, definitivamente, no son a favor de las mayorías. El poder enceguece a quienes lo ostentan, y despierta las ambiciones de quienes quieren alcanzarlo.

Y este axioma, cobra más fuerza en mis convicciones cuando, por ejemplo, oigo a Rafael “Niño Jesús” Ramírez, el zar petrolero en los años chavistas de más ingresos y más despilfarro, hablar como si jamás, durante su gestión, se hubiese perdido ni una grapa de la engrapadora de su oficina. O cuando, veo a Luisa Ortega Díaz, que cambió las abyectas mentiras que decía durante su gestión como Fiscal en los años de Chávez, por una imagen de paladina de la justicia, contra los desmadres que comete el régimen de Nicolás. Les juro que les creería, si no recordase cuánto daño, en su momento, le hicieron al país. Me convencerían si, después de recibir la iluminación divina y descubrir los horrores que ocurren en la Venezuela actual por culpa del modelo que aplica un otrora camarada de tolda, no descubriésemos las intenciones presidencialistas de cada uno de los execrados por el régimen dictatorial de Maduro.

Porque esos Chavistas Originarios de hoy, son los mismos que burdamente copiaron la estrategia comunicacional, dentro de la maquinaria criminal nazi, del nefasto Goebbels sazonándola con palabras como escuálido, golpista, guarimbero, apátrida, revolucionario, hegemonía, Patria, Socialismo o Muerte. Los que ponían “la rodilla en tierra” por ese comandante que está sembrado en el Cuartel de la Montaña y que abrió el camino de esta desgracia por la que transita el país.

Los Chavistas Originarios, los que no se cansaron nunca de “jalarle bolas” a Chávez, quieren sacar a Maduro para ponerse ellos y continuar con el legado, que es el mismo Plan de la Patria que diseñó el “tiranodifunto” y que, sin interrupciones, desde que el “tiranodifunto” lo asignó como su sucesor, viene aplicando Nicolás y su dictadura.  Entonces, ¿en dónde estaría el cambio? Por eso, inevitablemente, dudo de la intención de los Chavistas Originarios. No quieren cambiar el Plan sino, simplemente, a quien lo aplica. Y eso me suena, al mejor estilo de Cantinflas, a deseos de recobrar el poder que algún día tuvieron y del que hoy han sido desplazados por otros, que no son ellos; pero que son los que están mandando… ¡sin ellos! aun cuando son salidos de la misma corriente ideológica. Esas cosas adictivas del poder.

Tal vez, a los Chavistas Originarios podría, quizá, concederles el beneficio de la duda si, antes de querer aparecer como inocentes sin mácula, devolvieran lo que indebidamente sustrajeron y nos ofrecieran disculpas a todos los venezolanos que sufrimos los horrores que, con su aval, cometió Chávez. Porque, durante los años en los que ocuparon los Ministerios más importantes de la gestión del intergaláctico, acumularon créditos suficientes como para que mi incredulidad ante la autenticidad de sus intenciones, sea proporcional a los recuerdos que tengo de ellos ejerciendo sus cargos.

La politiquería se vale de sus artimañas y sus estrategias. Por eso, aún no digiero la santidad de Ramírez, Rodríguez Torres, Giordani, Ortega Díaz, Rodrigo Cabezas y todos los demás que me faltan por nombrar. Porque, detrás de ellos, hay alianzas y estrategias que los hacen creer que son la respuesta a esta gran incógnita que es hoy Venezuela. A todas estas, la dirigencia opositora que tenemos quiere que los Chavistas Originarios tumben a Nicolás, en vista de que ellos no han podido; supongo que con el propósito de dejarles la tarea sucia y después, esa dirigencia opositora –tan desprestigiada como los chavistas caídos en desgracia- encargarse de sacar del poder a los Chavistas Originarios cuando se monten. ¡Válgame Dios!

@mingo_1 

ANÁLISIS Así está el peso de las facciones de poder en el gobierno de Maduro
El proceso de consolidación del Madurismo continúa tras una pausa más larga de lo planificado por la facción dominante, que desde OCT16 cedió parcialmente más poder a la Casta Militar y entregó además más poder a Tareck El Aissami y los hermanos Rodríguez. Hoy ese poder regresa a su grupo, al menos temporalmente al recuperar parte de ese terreno “cedido” para estabilizarse en la época de las solicitudes del referendo revocatorio presidencial. Prácticamente en el Ejecutivo Nacional, su facción se despega de las otras.
La Casta Militar y el 4F son los grandes perdedores por ahora, la primera facción porque pierde 5 puestos y 10 puntos en su poder total; mientras que la segunda, cae de 4 posiciones a 2 y pierde 6 puntos de poder total. Estamos en la presencia de una facción del 4F cada vez más desarticulada, y eventualmente, junto a parte del chavismo “disidente”, que estará fuera de la esfera de poder en el país. Eso está en el guion del poder: el que domina exige nuevas lealtades. Por otra parte, seguimos observando que en la facción de la Casta Militar, si bien hay posiciones importantes, no existe una persona que controle a todo el grupo, eso es ventaja para Nicolás Maduro, hiperfragmentar a la 2da. facción con más posiciones de poder.
Si bien el partido sigue con una presencia parcial, los hermanos Rodríguez ganan, al ser detentadores de importantes espacios; no obstante, Delcy al ceder la ANC, pierde ese poder supraconstitucional y termina aceptado la subordinación a Nicolás Maduro.
La incógnita está sobre su sucesor o sucesora, en dónde no descarta la entrada con fuerza de Diosdado Cabello a esa posición (que ya pujó por ella en AGO17), o por el contrario, una jugada segura con la promoción de Elvis Amoroso (aliado de NM) o de Tania Díaz (PSUV) a la presidencia.
Por otra parte, Tareck El Aissami, si bien cede la Vicepresidencia Ejecutiva, pasa a ocupar la posición más relevante para el problema mas complejo que atraviesa internamente el régimen venezolano: el tema económico. Además, ingresa 2 nuevas personas de su entorno al tren ministerial, creciendo en posiciones y en poder total (su caída en promedio es por la entrega de la VP Ejecutiva).
La coalición dominante se consolida entre la facción de Nicolás Maduro, la Casta Militar, Tareck El Aissami y los hermanos Rodríguez.
Vea aquí e análisis de Oswaldo Ramírez: https://t.me/oswaldoramirez

 

Inspiración para Nicolás, por José Domingo Blanco

 

Cuando en un país, las instituciones son independientes y fieles a los principios para los cuales fueron creadas, las cosas funcionan. Cuando en un país, los magistrados y congresistas cumplen a cabalidad con las funciones de sus cargos y no con las órdenes del mandatario de turno, las cosas funcionan. Cuando en un gobierno, el congreso vela por los intereses de los ciudadanos, la contraloría exige transparencia en la ejecución de los presupuestos y la fiscalía castiga a los que disfrutan desviando los recursos de la nación hacia sus cuentas personales, eso es un modelo exitoso. Cuando un presidente que se ve involucrado en escándalos de corrupción, renuncia, eso es “el deber ser”. Cuando un hombre, ocupando la cúspide del poder, antepone su moral y se aparta del cargo para evitar la inestabilidad política de una nación, eso es gallardía. Y no muchos, tienen las agallas para realizar un acto como ese.

Por el contrario, nuestro continente está plagado de historias de caudillos enfocados en lograr que su permanencia en el poder sea vitalicia. Caudillos de este siglo, con sueños trasnochados y ansias de reflotar modelos fracasados, que mantienen secuestrados los países que gobiernan, movidos por sus egos y ambiciones personales. Latinoamérica, la del siglo pasado y este, está plagada de mandatarios que no han terminado de ganarse la banda presidencial, cuando ya están pensando en cómo abolir la Constitución, darle un golpe de Estado al Congreso y gobernar con plenos poderes otorgados por los serviles ambiciosos que nunca faltan. Latinoamérica está infectada de caudillos febriles que se creen neolibertadores de unas naciones que, más que liberadas, aspiran ser gobernadas con equilibrio y justicia, con garantía y respeto a la vida de sus ciudadanos, con crecimiento económico, con oportunidades, desarrollo y calidad.

Cuando me enteré que el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, había renunciado, y escuché las razones de su dimisión, pensé en Nicolás. Lamenté que la noticia no tuviera como protagonista al culpable de la destrucción de nuestro país.  Deploré que eso estuviese ocurriendo en Perú y no en Venezuela donde, desde hace algunos años, hemos apelado a todas las opciones constitucionales para extirpar este cáncer llamado chavismo/madurismo, y que ha sido el causante de la crisis más profunda y cruenta que haya tenido nuestra nación. Me vinieron a la memoria los cientos de casos de corrupción, estafas, desvío de recursos que han ocurrido en los últimos veinte años –que yo mismo he denunciado, junto con otros colegas, con pruebas, entregadas en las instituciones correspondientes- y con culpables abiertamente identificados –algunos prófugos; otros, olvidados; caídos en desgracia o, en el peor de los casos, aún gobernando al lado de Nicolás.

Pero, también pensé en el aplomo que se requiere para tomar una decisión como la que tomó Kuczynski. Insisto, no todos tienen esas agallas para soltar el poder que, en la mayoría de los casos –y sólo, salvo contadas excepciones de comprobada honradez- reporta “enormes beneficios”. Y son, precisamente, esos enormes beneficios los que envician a quienes desesperadamente buscan las justificaciones para mantener el control de un país, de sus ciudadanos y sus recursos “a como dé lugar”.

Mientras escuchaba a Kucsynski, imaginé que era Nicolás quien se dirigía a nuestra nación. Que era Maduro el que nos hablaba para darnos la excelente noticia –sí, esa sería una excelente noticia- de que renunciaba al cargo al que fue ilegítimamente designado. Pero que, además, antes, en un acto de arrepentimiento y compasión, ponía a la orden de la Interpol o el FBI, a cada uno de los funcionarios que le acompañaron –a él y a Chávez-, durante estos 20 años, e hicieron de Venezuela su caja chica. Que él, y no el Fiscal Poeta de la Revolución, antes de renunciar, destapaba las ollas podridas de corrupción y guisos que han caracterizado las dos últimas décadas. Que, antes de ponerse a la orden de las nuevas autoridades judiciales del obligatorio período de transición y de la Asamblea Nacional –por la que sí votamos- señalaba a cada uno de los corruptos del régimen, responsables de la quiebra del país: una delación de la que no se salvaría nadie. Ni su amada Cilia.

Pero, fue Kucsynski el que renunció. Y todos los venezolanos aspiramos que el gesto del mandatario peruano, sirva de inspiración a Nicolás.

 

@mingo_1

Instagram: mingoblancotv

¿Quién quiere el poder?, por Carlos Dorado

Poder

 

La codicia y el deseo de poder son las baterías naturales del hombre y de las sociedades, que siempre terminan engendrando guerras y violencia; a pesar de que los hombres por naturaleza desean la paz y la felicidad. Pero esa búsqueda de la felicidad queda eliminada por la codicia y ambición de unos pocos, siendo la madre de todas las desgracias que han sucedido en la historia de la humanidad.

¿Somos tan diferentes como para no poder entendernos? Vivimos en una época peligrosa. El ser humano ha aprendido a dominar la naturaleza; ha aprendido “a desarrollar” la ciencia y la tecnología, pero todavía no ha aprendido “a dominar” la ciencia y la tecnología, y mucho menos a dominarse a sí mismo.

Ese poder que le otorga al ser humano la sensación de ser Dios, y que lo viste con ese raro traje de omnipotente, que le concede el derecho de mandar sobre los demás, y de castigarlos si no obedecen; y a pesar de ser algo antinatural, ese traje lo mimetiza todo tan bien, que resulta difícil saber quién es el héroe y quién es el malvado. Lo trágico de todo esto es que “ese poder” busca como finalidad que el colectivo pierda toda esperanza, ya que una vez perdida, les garantiza su continuidad en el tiempo.

Todo esto viene a mi mente tras la reciente visita del Papa Francisco a Birmania, donde pidió que cese la persecución y el exterminio de los Rohingyas Birmania (actualmente Myanmar); cuna del budismo, una de las religiones-filosofías de vida más pacíficas del mundo, y cuya bandera es la tolerancia. Sobre los Rohingyas se ejerce una de las persecuciones más crueles del mundo. Son musulmanes que fueron llevados en masa durante la colonización a Birmania, como mano de obra barata, por los Ingleses (¡Qué raro!).

Unos 750.000 Rohingyas vivían en el norte de Birmania, hasta que en el año 2012 una mujer budista fue violada por varios musulmanes, lo que desencadenó toda una serie de enfrentamientos entre budistas y musulmanes que dejaron más de 150 muertos y unas 2.500 casas quemadas; confinando a más de 140.000 Rohingyas en campos de refugiados cerca de la capital provincial (Sittwe), en inmundas chozas de bambú, sin luz ni agua, y subsistiendo únicamente de la ayuda humanitaria internacional.

En 11 de noviembre del 2015, la señora Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la paz del año 1991, y presidenta del partido “Liga Nacional para la democracia”, gana las primeras elecciones libres de Birmania, desde el golpe de estado en el año 1962. Ella es o era considerada como un ícono de los derechos humanos a nivel mundial y de la no-violencia. Pero hasta la fecha no ha logrado nada para detener esta masacre, ni ha condenado esta atroz persecución.

Por otro lado, muchos de los líderes de los monjes budistas, han sido las voces más combativas contra la permanencia de los musulmanes en Birmania, llegando el destacado monje Wirathu a expresar (refiriéndose a Rohingyas): “Tu puedes estar lleno de compasión y amor, pero no puedes dormir junto a un perro loco”. Hoy más de 626.000 Rohingyas han huido de Birmania, dejando atrás miles de mujeres violadas, y hombres quemados y asesinados.

Lamentablemente en otras partes del mundo, los musulmanes persiguen y exterminan a los cristianos, en búsqueda de imponer la supremacía de su religión. Pareciese que sólo es una cuestión de poder, y dependiendo del tamaño del mismo, es el tamaño de las injusticias y las atrocidades.

¿Quién quiere el poder? Lamentablemente son muchos los que lo quieren.

cdoradof@hotmail.com

Nov 07, 2017 | Actualizado hace 6 años
El juramento, por Jesús Casal

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El juramento implica un compromiso asumido con la mayor solemnidad y rigor respecto del cumplimiento de una misión, la toma de posesión en un cargo, la veracidad de una declaración u otras manifestaciones similares. En lo concerniente a la toma de posesión en destinos electivos, se presta por lo general ante cuerpos colegiados representativos, pues es una forma de escenificar ante la representación del pueblo la aceptación del mandato recibido y de reafirmar el deber de ejercerlo cabalmente. El juramento se conecta además con la libertad de religión y de conciencia, porque en aquél convergen los símbolos o fórmulas de la fe que se profesa o de los principios más elevados en que se cree. De allí que jurisprudencialmente se haya admitido que en determinadas circunstancias el obligado a prestarlo pueda exigir su sustitución por la modalidad de la promesa. Hay también otro tipo de juramento, de raigambre monárquica, al que luego me referiré.
¿Falta absoluta?
Es un despropósito y una grave violación del orden constitucional y democrático y de los derechos humanos que se haya declarado la falta absoluta del Gobernador electo y proclamado del estado Zulia por no haberse juramentado ante la supuesta Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Las razones que pueden aducirse son varias. La Constitución del estado Zulia prevé que la juramentación ha de producirse ante el Consejo Legislativo del estado o, si no es posible que esta sea llevada a cabo, ante el juzgado superior en lo contencioso administrativo de ese estado. Esta era la misma regulación exigida por la Ley sobre Elección y Remoción de los Gobernadores de estado. Es lógico que así sea, ya que de esta manera el Gobernador proclamado expresa ante el pueblo que lo eligió, representado en el Consejo Legislativo, su compromiso de desempeñar rectamente la función encomendada. ¿Qué puede explicar que dicha juramentación deba estar precedida de una efectuada ante la pretendida ANC? Únicamente el objetivo de quebrar moralmente a la oposición y de propiciar la división. La denominada ANC es un órgano espurio, antidemocrático. No puede condicionarse el juramento ante una instancia democrática al que se preste ante un órgano nacido de la usurpación del poder constituyente del pueblo.

Pero aun en el supuesto de que aquél fuera legítimo, evidentemente no sería el espacio institucional adecuado para tal juramentación y nunca esta podría ser un requisito indispensable, cuya omisión genere falta absoluta. Recuérdese que los integrantes de la llamada ANC no fueron electos como representantes de los estados ni en circuitos estadales, sino en circunscripciones municipales y sectoriales. Mientras que el Consejo Legislativo es manifestación directa y específica de los electores del estado respectivo. En todo caso, la falta de juramentación no es por sí sola causal de falta absoluta, menos aun cuando existe la firme determinación del Gobernador proclamado de tomar posesión del cargo. La propia Sala Constitucional se empeñó en demostrar en enero de 2013 que la falta de juramentación del Presidente electo ante la Asamblea Nacional no era causal de falta absoluta, y puso énfasis en la necesidad de respetar la voluntad de los electores, la cual por lo visto poco importa si no es favorable al gobierno nacional o sus candidatos.
Líderes regionales
Otro asunto de fondo es que la elección de Gobernadores no fue una consulta popular sobre el reconocimiento o desconocimiento de la denominada ANC, sino la elección de líderes regionales, que al jurar solo ante el Consejo Legislativo no hacen otra cosa que cumplir la ley. Pero al gobierno le interesaba adulterar el sentido que constitucional y democráticamente debían tener esos comicios para convertirlos en una ocasión para la humillación y la degradación moral, mediante el requerimiento de subordinación a la pretendida ANC y a su convocante. Esto evoca la otra acepción histórica del juramento, aquella según la cual prestarlo es: “Reconocer solemnemente, y con juramento de fidelidad y obediencia, la soberanía de un príncipe”.

La ruta que sigue el gobierno nacional es funesta, por apuntar a consolidar un orden político basado en la supresión de la libertad de conciencia, de las garantías democráticas y, en suma, de la libertad política y civil. Un orden que cierra centros electorales y traslada electores a capricho, sin fundamento jurídico alguno, del mismo modo con el que luego dice estar dispuesto a moderar esa arbitrariedad; que inhabilita o des-inhabilita a sus anchas; que amenaza con encarcelar a quienes desconfían del CNE. Tiempo luctuoso para la República, frente al cual la firmeza democrática y la coherencia son la piedra angular de todo lo demás que quiera  hacerse.

jesusmariacasal@gmail.com

Ago 22, 2017 | Actualizado hace 7 años
Los límites éticos del poder, por Jesús M. Casal

Poder

 

Desde su instalación, la supuesta Asamblea Constituyente, que no es expresión del poder constituyente del pueblo sino una imposición autoritaria, ha demostrado que no pretende ser un factor de renovación o dignificación de la política sino una confirmación y exacerbación hasta lo inimaginable de la manera de concentrar y ejercer despóticamente el poder característica de los últimos años. En lugar de procurar dar un ejemplo de elevación y tolerancia política, de sentar bases para el mutuo reconocimiento entre los venezolanos de diversas corrientes partidistas o ideológicas, la Constituyente espuria se ha perfilado abiertamente como un cuerpo hegemónico que en su actuación no deja mensaje alguno edificante desde el punto de vista de los valores constitucionales, de los principios republicanos o democráticos o de la garantía de los derechos humanos.
Responsabilidad y conciencia
Desde su origen es como sabemos un órgano desprovisto de legitimidad, nacido de la usurpación de la soberanía popular, por lo que tampoco desde este ángulo puede dar lección democrática alguna. Pero sus integrantes, como miembros de la nación venezolana, acaso podrían tener algún sentido de responsabilidad y conciencia política que les llevara a reconducir lo que surgió viciado y a convertirlo en una oportunidad para la reconciliación y la democratización. Sin embargo, todo indica que las actitudes que esa instancia usurpadora querría fomentar apuntan a que quien tiene la ocasión de apropiarse del poder, por cualquier vía, ha de aprovecharlo al máximo y debe emplearlo para liquidar las posibilidades de acción de los adversarios políticos, asumidos como enemigos. Debe usarlo también para oficializar su visión de la historia, colocando sobre aquéllos las culpas y el castigo. Es una exaltación de la soberbia del poder absoluto, de la irracionalidad que aspira erigirse en regla por medio de la fuerza.
Comisión de la verdad
Todo ello a partir de una completa falsificación de las situaciones que, se dice, van a ser examinadas a través de la comisión de la verdad. ¿Cómo puede el gobierno, o quienes están a su servicio, ser juez en una causa en la que agentes oficiales, de los cuerpos de seguridad o de la fuerza armada, han estado involucrados? El propio gobierno promovió una constituyente a espaldas del pueblo, al no haber permitido la celebración de un referendo previo sobre su convocatoria y bases comiciales, lo cual suscitó manifestaciones dirigidas a evitar excesos como los que están ocurriendo, por lo tanto, ¿Cómo puede ahora atribuir genéricamente a la dirigencia opositora o a algunos de sus integrantes la responsabilidad por las pérdidas humanas ocurridas con ocasión de tales protestas? Lo correcto sería investigar objetivamente los delitos cometidos por acciones individuales contrarias al carácter pacífico de las convocatorias, entre las que se encuentran homicidios perpetrados por agentes del Estado o colectivos armados. ¿Puede haber algo de justicia y de reconciliación en la criminalización anticipada de quienes acompañaron a la ciudadanía en el ejercicio de su derecho a la reunión y manifestación en lugares públicos? ¿Qué tipo de paz es la que se persigue, la verdadera, que surge del respeto a las diferencias y del reconocimiento de los derechos de todos, o aquella que es propia de los regímenes dictatoriales, que equivale a la tranquilidad en las calles y se apoya en el aplacamiento de cualquier disidencia o expresión de reclamo en espacios públicos?
Autonomía institucional
Lo cierto es que tal como la supuesta constituyente se ha conducido hasta el presente solo dejará una estela de injusticia, represión y caos antidemocrático. Arrasará con cualquier vestigio de autonomía institucional, como se evidenció con la arbitraria y nula remoción de la Fiscal General de la República y con el enjuiciamiento del diputado Ferrer con autorización de la Asamblea Nacional Constituyente, que usurpó atribuciones de la Asamblea Nacional. Se encamina también a embestir a la Asamblea Nacional, órgano insustituible de las Democracias al que bajo ningún concepto puede reemplazar como instancia plural de deliberación, legislación y control sobre el gobierno, un control que la llamada Constituyente no puede ni quiere instrumentar.

Aferrados a una última esperanza de rectificación, se propone detener esta insensatez y plantear soluciones para los problemas que aquejan al país. Si se quiere crear una comisión de la verdad, hay que acudir a actores con autoridad moral que merezcan la confianza de todas las partes, como el Vaticano o sus representantes, o el Secretario General de las Naciones Unidas. Tal vez si empezamos por allí se genere una dinámica distinta a la violencia institucionalizada que hoy amenaza con desolar el suelo patrio.

jesusmariacasal@gmail.com

El Universal