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Mitzy Capriles: Ledezma está en la cárcel solo por ser opositor

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El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, está preso en Venezuela solo «por ser opositor» al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, dijo este martes en Lima su esposa, Mitzy Capriles.

«A Antonio Ledezma no se le ha podido comprobar ni se le va a poder comprobar un solo de los tantos delitos que en este nivel acusatorio se le menciona», declaró Mitzy Capriles a la emisora RPP Noticias.

La esposa del alcalde caraqueño, quien fue detenido el pasado 19 de febrero acusado de formar parte de un supuesto complot golpista, remarcó que «el mayor pecado que un venezolano puede cometer (en su país) es ser opositor».

Capriles, quien participará en Lima en una serie de actividades, incluido un seminario junto al Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, denunció que en su país está prohibido quejarse por las largas colas que se forman para comprar productos.

«El hecho de usted decir en la calle ‘hay cola’, eso puede ser motivo para que se lo lleven preso. Como es bien sabido, esto no es algo que uno esté inventando en nuestro país, donde hay colas para poder abastecerse», acotó.

Mitzy Capriles se reunirá este martes con la líder del partido Fuerza Popular, Keiko Fujimori, a quien «expondrá la grave crisis que se vive en Venezuela y la sistemática violación de los derechos humanos en este país», según señalaron los organizadores de la cita.

Arresto de alcalde opositor genera atención en su hija y su yerno

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CARACAS, Venezuela (AP) — A ella la crió un líder de la oposición venezolana y se hizo un nombre en un popular programa de televisión contra el gobierno. Él es el ministro de Turismo y uno de los defensores más apasionados del gobierno socialista.

En esta nación profundamente polarizada, donde las posturas políticas radicales con frecuencia afectan las relaciones personales, el que la presentadora Isabel González se casara con el ministro Andrés Izarra resultaba tan improbable como la historia de amor entre Romeo y Julieta.

Y la presión sobre la pareja nunca ha sido más fuerte desde que arrestaron al padrastro de González: el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.

Crítico, y de los más duros, del presidente Nicolás Maduro, Ledezma fue arrestado por la policía por supuestamente planear un golpe de estado con la colaboración de Estados Unidos. La oposición dice que los cargos son infundados y afirma que es un intento de Maduro por eliminar el disenso y distraer la atención del público sobre una economía que se deshace a la misma velocidad con que se apoyó a la revolución socialista del fallecido presidente Hugo Chávez ya hace 16 años.

Poco después del arresto del alcalde, ocurrido hace dos semanas, la atención se ha centrado en Izarra y si su lealtad a su familia es más fuerte que el celo ideológico. Mitzy Capriles de Ledezma, esposa del burgomaestre y madre de González, generó toda clase de especulaciones cuando dijo que su «querido» yerno había renunciado a su cargo como Ministro en solidaridad con su esposa.

William Izarra, padre del Ministro, y uno de los principales teóricos del chavismo, respondió con un tuit diciendo que él y su hijo «somos y seremos revolucionarios hasta el fin de la vida».

Izarra, que usa con frecuencia los medios sociales, no ha dicho casi nada sobre el asunto. Se ha limitado a decir, vía Twitter, que sigue trabajando a favor de la revolución. The Associated Press ha tratado infructuosamente varias veces de conseguir declaraciones de la pareja a través del Ministerio de Turismo, así como de familiares y amigos.

González e Izarra se conocieron en 2005 cuando fue invitado a «Aló Ciudadano», un espacio que sirvió como espacio antigubernamental. González, por su parte, que entonces tenía veintitantos años, era periodista cuando Izarra, entonces ministro de Comunicaciones, fue a defender en la televisión una nueva ley que facilitaba al gobierno sacar del aire a los medios de comunicación críticos.

Allí surgió un romance, secreto al principio, y unos meses después González visitó la casa de su jefe, el popular conductor del programa Leopoldo Castillo, para decirle que se pensaban casar.

«Lloramos todos», recordó Castillo. «Me sentí en la obligación de decirle que le iba a tocar una vida difícil, así que tenía que estar segura de que lo amaba mucho».

Esas dificultades no tardaron en aparecer. Al anunciar su compromiso con un adiós en el aire, González se quejó de la intolerancia de sus colegas del trabajo y contó que le habían cortado los neumáticos de su carro y que personas, que desconocía, la insultaron en un café. Mientras tanto, partidarios del gobierno cuestionaron si Izarra no estaba abriendo la puerta a una quinta columna al integrarse a la familia de un importante líder de la oposición.

La pareja y sus familias han tratado de mantener el matrimonio fuera de los reflectores de la opinión pública.

Durante el momento más difícil de las protestas contra Maduro el año pasado, que él ayudó a liderar, Ledezma respondió irritado a preguntas sobre la relación con su yerno limitándose a decir que cuando estaban juntos evitaban discutir de política.

«¿Cómo tú vas a llevar la violencia al seno de la familia con dos niños de por medio?», dijo el alcalde a The Associated Press.

A pesar de la reputación de línea dura de los dos políticos, Ledezma e Izarra se tratan con respeto en las reuniones familiares, según amigos y parientes. Y aunque a veces hay intercambios tensos, más recientemente los dos han hecho un esfuerzo por encontrar un terreno común y hablar de cosas como el béisbol y la comida, dijo Daniela Schadendorf, media hermana de González.

«No es la (situación) más apropiada, pero todos aprendimos que el amor es primero», dijo Schadendorf.

Los que conocen a Izarra dicen que su matrimonio con una mujer de la entraña de la oposición no es algo completamente inesperado. Un ejemplo casi único entre los chavistas, Izarra se crió entre la élite de Caracas y habla inglés a la perfección gracias a su educación, que incluyó una temporada en una escuela pública de Massachusetts.

Ex editor de CNN en Español, se unió al movimiento chavista ya tarde, en 2002, cuando como periodista de RCTV se asombró de ver cómo la red de televisión cerraba filas alrededor del golpe que sacó brevemente del poder a Chávez. Entre 2005 y 2008, Izarra dirigió Telesur, una cadena regional noticiosa de izquierda creada por Chávez.

Izarra es un defensor vociferante y combativo del gobierno, pero ha mantenido un silencio relativo desde el arresto de su suegro.

Yorelis Acosta, sicóloga y profesora de la Universidad Central de Venezuela, dijo que es común ver matrimonios y amistades destrozadas por la caldeada política de Venezuela.

Funcionarios del gobierno con frecuencia critican a sus opositores calificándolos de «escuálidos» y los acusan de intrigas conspirativas. Mientras tanto, miembros de la oposición que hacen parte de la élite tradicional desdeñan con frecuencia a Maduro, que fue chofer de autobús, por sus raíces en la clase trabajadora como sindicalista del gremio del transporte y lo caricaturizan como un dictador narcoterrorista. Al mismo tiempo, la oposición compara a Izarra con Joseph Goebbels, el ministro nazi de Propaganda.

«El ambiente ya está demasiado caldeado», dijo Acosta. «No debemos seguir echándole más leña al fuego».

Las dificultades de ser gobernante de oposición en Venezuela

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La alcaldía que preside Antonio Ledezma, el político opositor venezolano arrestado este jueves, pasó de ser una de las más importantes del país a ser prácticamente irrelevante.

Según cifras del mismo Ledezma, que fue detenido al ser acusado de planear un supuesto golpe de Estado contra el presidente Nicolás Maduro, la Alcaldía Metropolitana de Caracas fue despojada del 99,5% de sus competencias y recursos desde que el opositor fue elegido en 2009.

Y se trata de una queja de todos los alcaldes y gobernadores de oposición en Venezuela: que les quitaron el poder.

 

Además, aseguran que sufren una persecución judicial que les limita su margen de maniobra como gobernantes: de las 76 alcaldías que presiden opositores, de 335 en total, 33 de ellos tienen al menos un caso judicial abierto.

Y no son esporádicas las denuncias de gobernantes opositores de que les sabotean la gestión, como ocurrió hace un mes cuando el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, dijo que los helicópteros de los bomberos y la policía de su jurisdicción no se pueden mover por orden del gobierno.

Qué dice el gobierno

En el gobierno central esto se ve como una forma de actuación de la justicia, que no consideran politizada, pese a las constantes denuncias de la oposición.

Y, ante el despojo de competencias, el oficialismo dice que es una manera de devolverle al pueblo el poder que «la burguesía le arrebató».

El fallecido presidente Hugo Chávez explicó varias veces que su idea de descentralización, una garantía de la constitución venezolana, era entregarles los recursos y las competencias a la gente.

«El concepto imperialista de la descentralización tenía el objetivo de dividir al país en pedacitos; pretendían quitarle poder al Estado nacional, desmembrar al país», dijo, en 2007, cuando empezaban esta serie de políticas de reorganización del poder central y regional.

El nuevo proceso de «desconcentración», aseguró, «busca ceder el poder hacia el pueblo, hacia los consejos comunales», una institución de participación, articulación e integración entre los grupos sociales que, desde entonces, no han hecho sino crecer y adquirir poder en el país.

De hecho, la primera parte de la intervención de Maduro el jueves, cuando confirmó la detención de Ledezma, fue dedicada al empoderamiento de los consejos comunales y el establecimiento del Estado Comunal.

 

Sin presupuesto

«Bajo esa teoría el gobierno central ha activado varios métodos para bloquear la posibilidad de gestión de los gobernantes regionales opositores, aunque también, pero en menor medida, de los oficialistas», dice Mercedes de Freitas, directora de la sucursal en Venezuela de la ONG Transparencia Internacional.

Los gobiernos regionales en Venezuela generan muy pocos recursos: según la Constitución, el 20% del presupuesto anual del Estado debe ir para las gobernaciones, en lo que en Venezuela se conoce como el situado.

«Pero muchas veces eso no se cumple porque el gobierno, con la ayuda de la Asamblea Nacional, hace cálculos raros y no transparentes de los ingresos, que suelen ser mayores de lo que se reporta en el presupuesto anual», dice De Freitas, que hace seguimientos del presupuesto cada año.

Y las quejas de que el situado no llegó a tiempo van y vuelven cada tanto.

 

Sin competencias

Por otro lado, los aeropuerto y puertos de varias gobernaciones pasaron de ser manejados por las autoridades locales al control central. Pero eso no ocurrió en algunas gobernaciones oficialistas, como Anzoátegui.

Algo similar pasó con los peajes en las carretera y los dispensarios de salud, ambas fuentes de ingresos y poder de los gobiernos locales.

Chávez intervino la Policía Metropolitana de Caracas cuando Ledezma fue elegido con el objetivo de crear otra que respetara los Derechos Humanos y estuviera adscrita a la nueva Policía Nacional Bolivariana (PNB), que depende del Ministerio del Interior.

Cuando Ledezma quedó elegido, el gobierno central creó el Distrito Capital, una dependencia designada y financiada por la presidencia que se estableció en la sede tradicional del alcalde en el centro de Caracas.

Por eso Ledezma fue arrestado en una oficina particular. Y quien preside el Distrito Capital desde octubre de 2014 -tras ser designado por Maduro- es Ernesto Villegas, periodista y exministro de Comunicación e Información que compitió por la Alcaldía Metropolitana de Caracas en las elecciones municipales de 2013 y perdió frente a Ledezma (resultó en segundo lugar con el 47% de los votos).

«El oficialismo en esto de limitar a la oposición es muy exitoso; se inventan algo cada cierto tiempo y les funciona muy bien», concluye Freitas.

En la gobernación del estado de Amazonas, que es de oposición, intervinieron la policía, las escuelas y hasta un hotel famoso, que pasaron a ser competencias de la oficialista CorpoAmazonas.

CorpoMiranda, por su parte, ha sido como una piedra en el zapato para el gobernador del Estado, Henrique Capriles, pues con más presupuesto ha podido ejecutar grandes proyectos de vivienda.

La llamada «gobernación paralela» está a cargo de Elías Jaua, cuyo título es Protector de Miranda, un estado que según el oficialismo está solo y abandonado por su gobernador, Capriles.

 

«Red clientelar»

Para el director del centro de estudios políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, esta relativamente reciente estrategia del gobierno tiene fines electorales.

«A un gobierno que ya no tiene su figura carismática (Chávez), y al que se la acabó la bonanza del petróleo, le toca pensar en nuevas formas de ganar elecciones», asegura.

«Y una muy efectiva es posicionar geográficamente a una persona, con recursos que le permitan ganar seguidores, y crear una red clientelar que en el futuro le garantice votos», sostiene.

Este año en Venezuela habrá elecciones del Parlamento, que llegan en momento de baja popularidad para el presidente (22%, según Datanálisis).

Por eso no son pocos los que han interpretado la detención de Ledezma como una jugada electoral: «Lo que quieren es que en la oposición nos salgamos de los mecanismos regulares de la democracia para la resolución de conflictos», le dijo a BBC Mundo Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, coalición que agrupa a partidos opositores, justo antes de anunciar las elecciones primarias de la oposición para el 7 de mayo.

El oficialismo, por su parte, anunció sus primarias el 7 de junio. Y rechazan que la detención sea una movida de campaña.

La detención es, dijo Maduro, una consecución de usar «la doble banda de los cargos públicos legales para buscar la violencia, el atentado golpista, la desestabilización».

 Leopoldo López, el opositor que no da su brazo a torcer

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CARACAS, Venezuela (AP) — Preso y acusado por el gobierno de Venezuela de terrorista, es posible que Leopoldo López no esté a la vista de todos, pero no significa que lo han olvidado.

Carteles enormes del carismático líder opositor gritando, con el puño en alto, pululan en los barrios ricos de Caracas. La misma imagen está pintada en los muros de los barrios marginales de la ciudad progubernamentales. Sólo que debajo dice «Asesino».

El presidente Nicolás Maduro menciona a su enemigo casi todas las noches, usando un espacio televisado para denunciar al graduado de la Universidad de Harvard, de 43 años, quien a pesar de estar encarcelado desde febrero se ha convertido en el político más popular del país, así como un ícono de los derechos humanos que genera presión internacional sobre el gobierno.

Acusado de incitar a la violencia a principios de 2014, y con una amenaza de 13 años de prisión que pende sobre su cabeza, López hace gala de la misma actitud desafiante con la que solía salir a las calles a convocar a los opositores al gobierno socialista, pero ahora en un tribunal sin ventanas al que para llegar hay que pasar por cuatro retenes militares. Durante su presentación más reciente en el juicio al que está sometido, López pronunció un encendido discurso de una hora mucho más apropiado para un acto político que para una audiencia judicial.

«Tengo que decirle que cuando salgamos, estaremos mucho más decididos», le dijo a la jueza Susana Barreiros.

Casi todas las audiencias han estado completamente cerradas al público. En noviembre, The Associated Press tuvo una oportunidad poco común de asistir al juicio como invitada de la familia López. No se permitieron cámaras ni tomar notas.

López, alto y antiguo triatleta, estaba sorprendentemente demacrado y lucía una espesa barba que le cubría el rostro que normalmente estaría afeitado. Pero su poderosa voz llenaba el salón iluminado con luces fluorescentes, donde a su esposa se le hicieron agua los ojos entre unas dos docenas de observadores sentados en bancos de madera.

El líder opositor denunció a la joven jueza, diciéndole que no tenía valor, y la comparó con un sicario. Agitó al aire ejemplares de la constitución redactada por el fallecido presidente Hugo Chávez y levantó un libro con escritos del reverenciado líder revolucionario Simón Bolívar, tío abuelo lejano de López.

Su sangre azul de político y el hecho de que viene de una familia acaudalada lo convierten en el candidato natural de la elite venezolana. Educado en Harvard y acompañado de su igualmente fotogénica esposa, ex presentadora de televisión y campeona de kite-surfing. López parece una versión venezolana de un Kennedy, aunque estridentemente conservador.

De las dos facciones que se oponen al gobierno venezolano, López representa al extremo más radical. Mientras otros, como el opositor Henrique Capriles, defendían un cambio político a través de las urnas, López llamó a cientos de miles de partidarios a las calles a exigir la renuncia de Maduro a los pocos meses de iniciar su período presidencial de seis años.

La violencia de las protestas dejó más de 40 muertos, partidarios y opositores de Maduro por igual.

La postura del gobierno es que Lopez trató de aparentar que arengaba a gente de a pie harta de la delincuencia, la inflación y la escasez generalizada, pero que en realidad se confabuló con estudiantes y con Estados Unidos para derrocar al gobierno.

Las manifestaciones perdieron fuerza con el encarcelamiento de López y las batallas intestinas crónicas entre su facción y líderes más moderados han evitado que la oposición aproveche el descontento cada vez mayor con el gobierno ante la caída libre de la economía venezolana.

Con tiempo suficiente para haber reflexionado, López no parece mostrarse más dispuesto a hacer concesiones. La unidad no es una meta en sí misma, le dijo a la AP en una entrevista junto las puertas del tribunal.

Y su martirio político ha tenido un aspecto positivo. La popularidad de López se ha disparado. Durante años, el ex alcalde de Chacao, un acaudalado suburbio de Caracas, fue visto como alguien arrogante y exageradamente ambicioso, aunque efectivo. Ahora aparece uniformemente en las encuestas entre los políticos más populares del país, con un índice de aprobación de casi 50%, mientras que Maduro ha retrocedido por debajo de 30%, según encuestas dadas a conocer en meses recientes por Datanalisis, una importante encuestadora nacional.

Antes era desconocido fuera de Venezuela, pero ahora grupos de derechos humanos lo consideran el prisionero político más destacado de América Latina. El presidente Barack Obama y el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos han pedido su liberación. La revista Foreign Policy lo nombró uno de los cien pensadores globales más importantes este año y la escuela de gobierno de la Universidad de Harvard John F. Kennedy le otorgó un premio a sus exitosos graduados.

No se sabe cuándo López pueda salir de su celda. La defensa considera que el juicio federal es un circo, en que Maduro insiste en mantenerlo detrás de las rejas. La jueza Barreiros ha rechazado a todos menos uno de los 63 testigos propuestos por la defensa, a la vez que ha permitido que la fiscalía llame a más de cien testigos.

Así las cosas, ¿por qué montar una defensa tan vigorosa ante un juez cuyas manos podrían estar atadas?

«Esta es nuestra única oportunidad, por limitada que sea», le dijo López a la AP.

Su abogado defensor, Juan Carlos Gutiérrez, dijo que esperan que el juicio mantenga la atención internacional sobre López y presione al gobierno. Sabemos que la libertad de López depende de Maduro, no de un juez, dijo.

El despacho del fiscal no respondió a solicitudes de comentario que hizo la AP.

El tribunal ha sesionado sólo un puñado de veces en seis meses, con frecuencia al caer la noche. Antes de cada audiencia, soldados con equipo antimotines y subametralladoras cierran las calles que rodean el edificio del tribunal. Y sólo dejan pasar a los familiares, algunas veces a observadores internacionales o invitados. La AP es la primera organización internacional de noticias en conseguir acceso al tribunal.

Pero a medida que las restricciones alrededor de López se endurecen, más se hace sentir su respuesta. Ha comenzado una protesta diaria, dando golpes contra las rejas de su celda al anochecer. Se ha negado a ceder en su resistencia, aunque eso significa que sólo pueden visitarlo sus dos hijos pequeños y el ruido sólo se escucha dentro de la prisión.

Su esposa, Lilian Tintori, dijo que cuando se rindió a las autoridades en febrero, la familia pensaba que la detención sería breve. Así que le dijo a su hija de 5 años que el papá estaba en un viaje de negocios. Al preguntársele por qué no huyó cuando encausaron a su esposo, Tintori señaló una palabra tatuada en la muñeca: Venezuela.

López tiene un tatuaje igual en un tobillo, dijo ella. «Alguien tiene que quedarse y luchar. Alguien tiene que dar la cara».

En una visita reciente a la prisión, Tintori observó a su esposo desde la distancia, reconoció su alta figura que la saludaba desde las rejas. López mantenía el equilibrio agarrándose a los barrotes, lo que daba la impresión de un hombre aferrado por salvarse. «¡Hola, preciosa!», la llamó.

Pero el penetrante sonido de una sirena policial hizo imposible cruzar palabra. López le mostró el puño cerrado a través de los barrotes antes de desaparecer.