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Mamera

“Intentamos usar el teléfono de emergencia que está en el andén del Metro, pero no tenía tono”

@saracosco

“Ya eran casi las 11 de la noche del sábado 15 de junio y nos dejaron esperando 45 minutos dentro del tren de la estación Mamera. Hubo una explosión, algo se escuchó. Yo venía de visitar a un familiar en Caricuao. 

Después escuchamos que teníamos que desalojar la estación y ahí empezó la angustia. Nos preguntamos: ¿qué vamos a hacer? Estamos aquí en Mamera, ¿a dónde vamos a agarrar desde aquí?.

Pero un trabajador del Metro se ofreció a acompañarnos hasta Carapita, para que desde ahí nos pudieran llevar a las estaciones que nos correspondiera. El tema es que teníamos que ir por fuera, eran las 12 de la noche y nos tocó ir a pie, por la calle, desde Mamera hasta Carapita, donde además se formó una plomamentazón, una ráfaga de plomo en una plaza y tuvimos que correr y protegernos de los tiros. 

Luego de eso seguimos caminando hasta llegar a la estación Carapita, pero otro trabajador que estaba ahí pretendía dejarnos en la calle. El que nos venía acompañando le dijo muy cordialmente que él tenía una responsabilidad con nosotros y que tenía que llevarnos en uno de los trenes desde Carapita a las estaciones más cercanas dirección Zona Rental.

Mi estación era El Silencio, pero por la hora no sabía si estaría abierto el trasbordo, así que dije: ‘Déjame bajarme en la estación Teatros y listo’.

Yo pensé que en cada estación que se bajaba gente, había algún trabajador del Metro esperando para poder abrirles y que salieran. Como a la 1 de la madrugada nos bajamos del tren en Teatros y ahí no había nadie. Subimos hasta la entrada esperando que hubiera gente, pero la puerta tenía llave y estaba vacío.

Éramos cinco personas y bajamos otra vez al andén, pegamos gritos y nadie salía. Eso quiere decir que no había personal. Llamamos al 911 y nos dijeron: ‘Ya los vamos a atender’. Les respondí: ‘No es cómodo estar aquí un sábado a las 2 de la mañana’. Otra persona del 911 nos atendió y nos aseguró que sí había trabajadores del Metro, pero que cuando escuchan mucho ruido no salen. Yo me pongo en su lugar, uno no sabe si es un asaltante y le pueden hacer daño, pero para eso hay cámaras de seguridad, aunque tampoco sé si estarían funcionando.

Intentamos usar el teléfono de emergencia que está en el andén del Metro, pero no tenía tono y lo que hicimos fue seguir esperando a ver si la policía del 911 nos podía atender. Finalmente determinaron que teníamos que quedarnos hasta las 5 de la mañana hasta que apareciera alguien del Metro.

Yo respondí: ‘Bueno, gracias por decirme esto, pero no es lógico que no haya una persona, un control o sistema de comunicación o una persona que nos pueda sacar de aquí’. Así que luego uno de los compañeros que estaba ahí empezó a decir que teníamos que salir de ahí; entiendo que era la claustrofobia, pero también está la cuestión de que uno no sabe lo que pueda pasar dentro del Metro.

Empezamos a pegar gritos hacia la calle, eran ya como las 2:30 de la mañana, y unos policías desde afuera nos preguntaron qué hacíamos ahí y yo respondí: ‘No, bueno, estamos paseando’. Pero no hicieron nada. Luego, como a un cuarto para las tres de la madrugada, otra persona que estaba conmigo consiguió una cuestión metálica y dijo: ‘Vamos a forzar esto para salir’. 

Yo me sentí como un delincuente y pensaba: ‘Ahora lo que falta es meternos en un peo porque estamos haciendo esto’. El señor hizo como un puente y pudo forzar la puerta y así salimos de la estación: iban a ser las 3 de la madrugada, el sábado antes del día del padre. 

La verdad fue una situación bien desagradable. Debería haber un plan de contingencia de transporte superficial que pueda atender esas emergencias. Pero así andamos ahora. Después, a los días, nos dijeron que hubo un falla eléctrica entre Mamera y Carapita. 

La semana siguiente a esto también llegué de noche a Capitolio, en uno de los últimos trenes, y cuando subí había una aglomeración de gente porque estaba cerrada la salida. Fue hasta que alguien consiguió a una chica del Metro que todos pudimos salir. Lo sentí como un deja vu y ahora para ir a Caricuao o a otro lado me lo pienso, porque eso es un desastre”. 

GNB que asesinó a mujer que esperaba por pernil será imputado por homicidio por motivos fútiles

Tarek William Saab

David José Rebolledo Cortez es el nombre del Sargento Primero de la Guardia Nacional que durante la madrugada del domingo, 31 de diciembre de 2017, asesinó a una mujer embarazada que esperaba la entrega de un pernil en la carretera Mamera – El Junquito, en Caracas. Poco después del crimen, fue detenido por funcionarios de la Policía Nacional de la zona y será imputado por tres cargos por el Ministerio Público.

Así lo informó el fiscal general designado por la asamblea nacional constituyente, Tarek William Saab, quien detalló que será la Fiscalía 83 del Área Metropolitana de Caracas con competencia en Derechos Fundamentales, la que llevará el caso.

De acuerdo con el relato de los familiares de la joven, que tenía 18 años y 5 meses de gestación, el GNB arribó en estado de ebriedad al lugar del suceso, una Base de Misiones que él custodiaba, junto a otros uniformados y exigió de forma violenta a la comunidad que abandonara el sitio. Como la gente no se fue, comenzó a dispararles un una pistola.

A Rebolledo Cortez le imputarán los delitos de Homicidio Calificado por motivos fútiles, Uso indebido de arma orgánica y Simulación de hecho punible. Este último porque, de acuerdo con información suministrada por los parientes de la víctima, los tres guardias escaparon del sitio del suceso y acudieron a una sede cercana de la Policía Nacional Bolivariana para denunciar que la comunidad los quería agredir.

Video: GNB asesina a mujer embarazada mientras esperaba perniles del CLAP en Mamera

En Caracas, la espera de un grupo de vecinos  por los perniles que prometió entregar el gobierno a través de los Comités Locales de Producción y Alimentación (CLAP), se convirtió en tragedia. Alexandra Estefanía Conopoi Herrera, de 18 años de edad, fue víctima de un efectivo de la Guardia Nacional ebrio que le disparó en la cien mientras aguardaba, durante horas, por el trozo de cerdo con el que festejaría la cena del Año Nuevo. Así lo aseguraron sus familiares este domingo, 31 de diciembre, en la Medicatura Forense de Bello Monte, a donde fue llevado su cadáver.

La joven tenía cinco meses de embarazo, iba a ser madre por primera vez y estaba en el lugar porque su nombre había salido en un sorteo de 15 perniles – que serían repartidos entre 30 familias de las 200 que habitan la zona – que habían hecho en su comunidad, Colinas de la Isla, ubicada en la parroquia Antímano del municipio Libertador, del Distrito Capital.

Los hombres, mujeres y niños que aguardaban por la entrega se habían congregado en el tráiler de la Base de Misiones de la zona, a orillas de la carretera Mamera – El Junquito, a la altura de Mamera III, desde las 8:00 pm del sábado 30 de diciembre. Es usualmente allí donde retiran las bolsas de los CLAP que el gobierno vende en los sectores populares.

A 500 metros de ese sitio, hay una venta de licor donde estaban los tres GNB que cometieron el crimen. «Ellos salieron de la licorería a las 3 de la mañana y se fueron al tráiler. Llegaron ebrios, diciendo que nos moviéramos de allí, que los que mandan allí son ellos y que no les daba la gana de que lo recibiéramos allí. Nosotros, como comunidad, nos molestamos», relató un testigo a Runrun.es, quien pidió que no se revelara su identidad.

Alexandra fue una de las que criticó a los guardias en su cara. «Uno de ellos los maltrató verbalmente y ella se le fue encima», comentó una familiar que también estuvo en la tragedia. Fue entonces cuando el efectivo sacó una pistola cromada, según los testigos, e hizo un tiro al aire para dispersar a los vecinos. Instantes después, dirigió el arma contra la comunidad e hirió a dos personas: a Alexandra le disparó a quemarropa en el lado derecho de la cabeza, y a Luis Alejandro Medina Perozo, de 20 años de edad, le dio un balazo en la cadera, cerca del glúteo. Pocos minutos después, la mujer murió.

Los vecinos, enardecidos, comenzaron a lanzar piedras contra el tráiler, pero los uniformados lograron escapar. Se fueron hacia una sede móvil de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) para denunciar que la comunidad los agredía.

Cuando los funcionarios de la PNB llegaron al sitio, movidos por el comentario de los militares, escucharon a los testigos y volvieron a su sede para arrestar a los tres GNB.

Entre mayo y noviembre, de acuerdo con cifras de Monitor de Víctimas, 403 personas murieron a manos de los cuerpos de seguridad del Estado venezolano solo en el Área Metropolitana de Caracas. Doce de estos homicidios fueron cometidos por guardias nacionales.

@loremelendez

 

Asesinaron a Oficial en Jefe de la Policía de Miranda en Mamera
policías
Nuevamente la Policía del Estado Miranda sufre otra baja policial a manos del hampa, debido a que en horas de la madrugada de este sábado fue asesinado el oficial jefe de la Policía de Miranda, Rommel Alexis Scott Linares, de 33 años de edad, en el sector Mamera I, municipio Libertador.El director-presidente del referido cuerpo de seguridad estadal, comisario general Elisio Guzmán, dijo que según las investigaciones preliminares el funcionario estaba en el mencionado lugar acompañado de varias personas cuando se suscitó un intercambio de disparos del cual el efectivo salió ileso.

Inmediatamente se originó otro tiroteo en el que el policía fue interceptado por varios hombres quienes le propinaron múltiples disparos que lo impactaron mortalmente.

Los antisociales huyeron del sitio, por lo que las autoridades policiales se encuentran desarrollando las investigaciones del caso para dar con el paradero de los asesinos.

El comisario Guzmán lamentó el homicidio del oficial jefe Scott Linares quien tenía 15 años de servicio y se encontraba adscrito a la División de Seguridad Interna y Retén. «Su muerte representa el séptimo funcionario de la Policía del Estado Miranda asesinado en lo que va de año y el N° 130 de policías muertos por la delincuencia en la Gran Caracas. Cuántos más tienen que morir para que el Ejecutivo Nacional desarrolle planes y estrategias coherentes y eficaces para evitar esta batalla que lamentablemente estamos perdiendo», resaltó.

El funcionario de la Policía del Estado Miranda gozaba de respeto y cariño entre sus compañeros, quienes hoy nuevamente se enlutan por la muerte violenta de un amigo que ha dejado a cinco niños en orfandad, gracias a la acción de seres desalmados.