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Antonio José Monagas Jul 03, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Tiempos de ignorancia
Los tiempos de ignorancia explican la persistente destrucción de las universidades, centros de cultura y medios de expresión

@ajmonagas

Se se viven tiempos de ignorancia, no significa que se padece de una total ausencia de conocimiento. Lo que no se tiene, o no existe, es la voluntad para aprender de los contenidos que exponen las situaciones vividas para convertirlas en condiciones de progreso y desarrollo. Por eso puede decirse que en Venezuela se viven tiempos de ignorancia. Con el agravante de que la ignorancia no para de transformarse en hechos, por lo que es peligrosamente infinita.

Pero cabe preguntarse, ¿por qué aflora la ignorancia en tiempos del siglo XXI, cuando sería obvio convivir con realidades que apuesten a todo lo contrario? Aunque suelen escucharse opiniones que justifican la ignorancia, cuesta aceptarla. La desfachatez y la obstinación envuelven a tan obtusas experiencias.

¿Por qué las realidades se prestan a jugarles espacio a tan grave contrariedad? Sucede que la ignorancia es apegada a la súplica humillante de dinero, poder y odio. Y esto la hace presumir más cercana del ejercicio político que cualquier otra enfermedad emocional del hombre.

Por dicha causa, la política, en su rancia praxis, prefiere al ignorante que al sabio, que al intelectual, que al estudioso. No solo porque este es cuestionador y prefiere la reflexión de cara a lo que percibe; sino porque el ignorante, al actuar como una veleta ante el viento, no pregunta. Solo acepta lo que mejor puede recibir sin hacer cuestionamientos que aturdan sus neuronas.

Por eso se dice que la ignorancia es atrevida. El ignorante cree saberlo todo, sin comprender ni aceptar que no sabe nada. O no más que lo que oye de las malas e improvisadas y retorcidas lenguas. Tal situación ha permitido deducir que un vulgar populista o politiquero es un gran manipulador de la oscuridad donde esculpe las realidades.

La ignorancia es peligrosa, toda vez que su ejercicio es emprendido por rapaces politiqueros para quien la intolerancia, en asociación con la envidia, es el instrumento preferido en la elaboración y toma de las decisiones.

La ignorancia en la política

Para un ignorante en el ejercicio político, cualquier cosa que cruce su pensamiento sin siquiera conocerlo, por mínimo que sea, es causal de rechazo. Solamente por el pírrico hecho de desconocer sus fuentes y esencia. Es la desgracia de vivir atrapados entre ignorantes con poder político.

Es ahí donde la ignorancia juega el primordial papel de manutención del status quo sobre el cual trabaja la politiquería desde su postura populista en plan de revancha contra el conocimiento. Y por tanto contra el desarrollo y las libertades.

He aquí una de las razones que explican la persistente destrucción de las universidades, centros de cultura y medios de expresión. Así como la persecución a organizaciones pro derechos humanos.

El peligro mayor deriva de aquellas decisiones promovidas por la ignorancia, personificada en algún alto funcionario gubernamental con el resentimiento potenciado. En Venezuela, muchos de los problemas que han abultado la crisis política desde el mismo momento en que adquiere fuerza la emergencia humanitaria, descansa en la ignorancia. Y en dirigentes que, pecando de insolentes, presumen manejarse bajo atribuciones que les confieren los altos cargos públicos, para derruir la institucionalidad del Estado y desvirtuar la idiosincrasia de la población.

Toda esta situación ha llevado a que Venezuela ande entre la anomia y la anarquía que corre por sus calles. Mientras que la ignorancia busca anclar su nave en las estribaciones de su territorio político, social y económico.  Tal es el impudor de la ignorancia y de sus agentes, que pudiera hablarse de la teoría del “ignorante atrevido”. Sobre todo, en el caso venezolano donde la ignorancia parece ocuparlo todo.

De manera que en aras de una descripción que resuma la razón de lo que tiene a Venezuela en desvergonzado y rápido retroceso, es delinear una posible teoría a partir de la cual podrían probarse las numerosas hipótesis de dicho mal.

Una primera concepción de esta posible ley, podría trazarse bajo las siguientes palabras: la sola idea que anima al hombre a aprender a diario, lo lleva a reconocer a cuanta ignorancia puede temer.

En el fondo esta conciencia es la causa que lleva al conocimiento a imponerse a la ignorancia y a su narrativa. Sobre todo, al entender que mientras la ignorancia es ámbito preferido de charlatanes y falsos predicadores, de la infamia y el sectarismo, el conocimiento puede empoderarse de los espacios abandonados por la apatía.

Acá en Venezuela todo se desmorona, cada día transcurre entre situaciones jamás concebidas. Es como una realidad donde los dinosaurios siguen vivos. Sin duda que son tiempos desesperados: tiempos de ignorancia.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

La ignorancia como arma de dominación

@cjaimesb

Derek Bok, quien fue presidente de Harvard, ha tenido citas memorables a lo largo de su larga y fructífera carrera como pedagogo, académico y abogado. A sus 91 años sigue activo, iluminando el camino de quienes han tenido la fortuna de seguirlo.

Una de esas citas me viene a la mente constantemente: “Si cree que la educación es cara, pruebe entonces con la ignorancia”. Y la ignorancia, justamente, es lo que nos ha traído hasta donde estamos hoy en Venezuela.

Un ignorante es un arma peligrosísima, básicamente porque el ignorante vota. Y como es fácilmente manipulable, su voto es producto de una manipulación, no de un acto de conciencia. No quiero quitarle el componente emocional al voto, pero si el educado se deja llevar por las emociones, el ignorante ni siquiera piensa: obedece porque cree la propaganda.

El régimen venezolano descubrió hace años la “maravilla” que es propiciar la ignorancia como instrumento de dominación. ¿Idea cubana? Debe de ser… Aquí, desde Chávez, no se da un paso sin la venia de los cubanos. Por eso han destruido el sistema educativo, que no era nada bueno cuando Chávez asumió la presidencia, pero es que ahora no existe. Como escribí hace unas semanas, ha muerto la educación en Venezuela.

Lo de la vacunación –o, mejor dicho, la no vacunación en Venezuela- en otros momentos hubiera levantado protestas airadas. Hoy, no. Y no es por el aislamiento que ha producido la pandemia, no. En carnaval esa misma gente que hoy debía haber salido airada a la calle, se fue a la playa. Es porque la propaganda del régimen, en el mejor estilo de Goebbels, funciona por obra y arte del aparato cubano:

Mi cuñado estaba en un establecimiento hace un par de días con una amiga suya. Cuando venían saliendo, conversaban sobre la indignación que sentían porque Maduro et al habían suspendido el convenio Covax. El portero, que los estaba escuchando, les aclaró:

“No, Maduro prohibió que trajeran esas “Atrazedicas” porque en Europa se han muerto quienes se las han puesto. Nos está protegiendo”.

¡Qué canallada, qué bajeza, pero, sobre todo, qué maldad! Las reacciones adversas a la vacuna Astra Zeneca fueron poquísimas. Y en conciencia se detuvo la vacunación en algunos países mientras se averiguaba qué había pasado. Cuando se supo que las muertes no tenían que ver con las vacunas, se siguieron aplicando. Pero la propaganda dijo que no y los ignorantes creen que no.

Esos mismos ignorantes serán los conejillos de Indias de los cubanos para la supuesta vacuna que están procesando. ¿Por qué no siguieron trayendo la vacuna rusa? Yo la rusa sí me la pongo. La cubana, ni que me amarren. Ese mito de que la medicina en Cuba es maravillosa es otra invención de la intelligenza del G2. ¿Hasta cuándo vamos a seguir en este merequetengue de que todos los negocios pasan por Cuba, que todo el diésel es para Cuba, que lo poco que queda en Venezuela es para Cuba?

La única prioridad del próximo gobierno debe ser la educación. Ya sufrimos en carne propia lo que cuesta la ignorancia.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Los 4 Jinetes del Apocalipsis: Corrupción, Incompetencia, Dogmatismo e Ignorancia, por José Toro Hardy

EN 1998 HABÍA ALCANZADO el poder en Venezuela, vía electoral, un militar retirado en cuyo récord se encontraba una intentona de golpe de estado y su desprecio por la democracia. 

Aunque sus ideas parecían un ventorrillo de incoherencias y su formación era pobre, su elocuencia fue capaz de hipnotizar amplios sectores de la población.

Llegó así a la presidencia. A la locuacidad del aventurero se le sumó un golpe de suerte excepcional. A partir del año 2000 estalla un “súper ciclo de commodities”, fenómeno que sólo ha ocurrido cuatro veces en doscientos años en el mundo. El precio de todas las materias primas, particularmente del petróleo, se disparó a niveles nunca antes soñados por un lapso de tiempo casi tres veces mayor al de un ciclo económico convencional. Era como un incontenible maná caído del cielo.

Los años de abundancia no fueron aprovechados por el líder para crear una economía sustentable. “Exprópiese, exprópiese” fue su lema. Mediante un populismo exacerbado se concentró en tres objetivos: demoler la institucionalidad (incluyendo la militar), crear un partido político que pudiese garantizar el control del poder indefinidamente y destruir el aparato productivo -no sé si por dogmatismo o incompetencia- quizá para crear una dependencia absoluta con respecto al Estado.

Aquel líder falleció y su sucesor no reúne las condiciones mínimas. Además, el “súperciclo de commodities” llegó a su fin y a la caída de los precios del petróleo se le suma la vertiginosa debacle de la producción, resultado de la incapacidad absoluta de quienes han manejado la industria.

El fin del referido ciclo ya se llevó por delante a casi todos los viudos del Foro de São Paulo: Lula, Dilma, Fernando y Cristina Kirshner, Rafael Correa, Fernando Lugo y Zelaya. Quedan otros que a juzgar por los acontecimientos pudieran estar de salida.

Cuatro Jinetes del Apocalipsis destruyeron a Venezuela en las últimas dos décadas: la corrupción, la incompetencia, el dogmatismo y la ignorancia.

En medio de un autoritarismo creciente, en poco más de cuatro años el PIB se ha reducido a la mitad. La hiperinflación es la más alta del mundo. Un déficit fiscal inmanejable cubierto con dinero inorgánico del  BCV, que no hace más que arrojar gasolina al devastador fuego de la hiperinflación. La industria petrolera, que aporta el 96% de las divisas, aniquilada. El cierre de miles de industrias. La expropiación de más de seis millones de hectáreas que antes eran productivas y ya no lo son, dando lugar a una brutal escasez de alimentos que sumada a la falta de medicinas y al colapso de los servicio de salud, nos sume en una profunda crisis  humanitaria. El default en el pago de la deuda y sus consecuencias. La destrucción del signo monetario. El colapso de los servicios públicos. El creciente número de arbitrajes perdidos y el riesgo de perder activos vitales como Citgo. El empobrecimiento incontenible de la población y la migración masiva de millones de venezolanos.

A todo ello hay que  agregar un aislamiento internacional sin precedentes. Infinidad de países se niegan a reconocer la legitimidad de un presidente surgido de unas elecciones anti democráticas. Y, además,  el inmenso peso moral de las palabras de nuestros Obispos que también desconocen la legitimidad del régimen.

Sólo faltaba un elemento: el pueblo en la calle. Para el momento en que este artículo sea publicado, ya habrá pasado el 23 de enero. Será un día decisivo a partir del cual, pase lo que pase, la cadena de acontecimientos luce indetenible. El país se está uniendo en torno a la incuestionable legitimidad y autoridad moral de la Asamblea Nacional y de su presidente, Juan Guaidó. Todos esperan que ese día Guaidó se juramente. Si llega a hacerlo frente a una concentración de ciudadanos que se espera pueda batir récord, no cabe duda que contará también con el respaldo mayoritario de la comunidad internacional.

Históricamente la legitimidad ha sido la clave que determina el veredicto final de quienes detentan el uso de las armas. Pérez Jiménez o Fujimori creyeron hasta el final que esas fuerzas les eran incondicionales. Lo fueron hasta que dejaron de ser legítimos. Después perdieron su apoyo.

Ninguno de los elementos antes mencionados, individualmente, parecía capaces de producir el cambio que anhelan las mayorías. Sin embargo, la suma de todos ellos augura finalmente un rumbo.

 

@josetorohardy

Humorada o ignorancia, por Armando Martini Pietri

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En el show de presentación del encarecedor y nuevo accesorio monetario el billete de 100 mil bolívares por el Presidente Maduro, se pregunta uno si estaba haciendo gala de humor o se trataba de su habitual palabrerío para disimular su alarmante carencia de conocimientos. Dos o tres veces, tal vez jugarretas del subconsciente para recordarle sus errores, habló de “cien” y después corregía, alguien preocupado y cuidando su trabajo, le hacía el favor de señalarle la equivocación. Parece que el billete tiene disparidad de cantidades entre la letra y el número.

 

Conversó de esa extraña figura que en la Venezuela inflacionaria y empobrecida hasta la miseria se ha puesto de moda, lo del “cono monetario” que, según él, se completa con el billete amarillo, al cual presentó como una especie del gran esfuerzo gubernamental, completar el fulano cono -cambiando la letra sería más exacto- a pesar de los enormes arrojos ya no de Estados Unidos, el imperialismo y la derecha oligarca, sino nada menos que su colega colombiano, Juan Manuel Santos.

 

Lo tildó de traidor, empezando por haberle volteado el juego al detestado -por los chavistas- expresidente Uribe; según Maduro, autocalificado chofer de autobús que maneja con desastrosa maestría, sin la asistencia de Chávez no se hubiese logrado el acuerdo de paz con las FARC, que muchos califican de asesinos narcotraficantes.

 

Pero Santos, exponente de la ultraderecha colombiana, había dejado a todo el mundo en la estacada y es quien, desde Bogotá, planificó y encabeza una estrategia -por lo visto exitosa- contra la moneda venezolana. Es decir, la culpa de la ruina y calamidad no es de Chávez, Maduro y sus equivocaciones inspiradas e incluso orquestadas por los Castro, sino de Santos. Como dirían: el más pendejo.

 

Lo peor no es lo dicho, sino que todavía existan quienes lo crean, y refunfuñen similitudes mientras hacen las humillantes colas para comprar lo que se pueda, aunque cada día se obtenga menos. Venezolanos peores que Maduro y camaradas obviamente rechazan toda realidad, aunque los aplaste. Es por ese tipo de compatriotas por los cuales, ahondando en la verdad, estamos como estamos, por aquello de que no tiene la culpa el garrotero sino quien le da el garrote.

 

No habían transcurrido 24 horas y todos sabían quien quiera un billetico tiene que ir al banco con 90.000 bolívares en efectivo, porque esas instituciones sólo entregan 10.000 avergonzados bolívares por cliente. El perro mordiéndose la cola. Eso, claro, suponiendo que la entidad bancaria los tenga, que tampoco es seguro.

 

El Presidente y equipo económico -por llamarlo de alguna manera- tienen la solución, y como no hay billetes en la calle ni en los bancos, se preparan -Maduro confesó que es su sueño- que todo se haga por transferencias electrónicas, incluyendo, el transporte público y el Metro. Equipos llamados “punto de venta” difíciles de conseguir porque se fabrican en el exterior, es la historia no contada, aunque hay que reconocer que ciertos bancos han venido adelantándose al problema y tomado previsiones. Cuando esté operativo, si algún día, veremos las inmensas colas en el transporte popular.

 

No fue, sin embargo, lo más estrafalario el Presidente adornado del color de las bayonetas sobre las cuales se sienta, ha ordenado -siempre menciona que da órdenes, lo cual nos recuerda aquél refrán “dime de qué alardeas y te diré de qué careces”-, a todo su equipo económico dedicarse de inmediato, desde que la prensa internacional -derechista e imperialista- informó que Pdvsa guarda silencio sobre el pago de intereses de sus bonos, al refinanciamiento de “toda” la deuda externa.

 

No mencionó detalles, los chinos están reacios a darle préstamos, rusos, prepotentes, pero mucho menos ricos, sólo han aceptado refinanciar lo que se les debe conscientes de lo difícil de cobrar. Putin sabe, que la garantía que le dieron con las acciones de Citgo son veneno bajo la mirada del cara pálida Trump, andan como locos buscando cómo cambiar ese aval por algo más confiable.

 

Tampoco señaló que, algunos fondos podrán estar dispuestos a discutir un refinanciamiento, que será siempre con mejores intereses y condiciones para ellos, pero agobiantes para el país, aunque tiene activos embargables, a todos interesa el petróleo, pero la mayoría de esos acreedores no aceptarán ninguna propuesta ni discutirán ningún acuerdo que no esté aprobado formalmente por la Asamblea Nacional.

 

Detalles importantes que el Gobierno conoce, pero trata de que no sean reales, a los cuales agregar la mayoría de los países y gobiernos serios sede de los prestamistas han advertido que la Asamblea Nacional Constituyente no existe y que el Poder Legislativo que reconocen es la Asamblea Nacional. Y ése es un problema de mando, control y prestigio para el castro-madurismo, lo de pedirle permiso y autorización a la oposición.

 

Un diputado aprovechó para recordarlo ante los periodistas, relamiéndose en espera de comprobar qué va a hacer el oficialismo cuando esos rechazos empiecen a presentarse, si es que no han aparecido ya. Precisó que están dispuestos a oír, estudiar y aprobar, con algún cambio de compromiso, la propuesta oficial de refinanciamiento de una deuda que el país, hoy, no puede honrar. Es decir, régimen y oposición aprobarán el sometimiento nacional a largo plazo y seguro otros acuerdos secretos, como ha sucedido antes. Eso, o el default.

 

Como es usual, se hará sin consentimiento de los ciudadanos y a conveniencia de los interesados, continuarán como si nada y sin importar un bledo su camino hacia las elecciones municipales y de seguida hacia el reto presidencial. Pero no se hagan demasiadas ilusiones, sea cual sea el arreglo, el que venga no podrá hacerlo mejor, son casi lo mismo.

 

@ArmandoMartini 

La ignorancia es atrevida, por Antonio José Monagas

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El Talmud, libro santo de los judíos, sentencia que “no hay mayor miseria que la ignorancia”. Sobre todo, en estos tiempos signado por exigentes realidades que han transfigurado la política y desplazado postulados convencionales de la economía. Aunque a veces es reconfortante ignorar ciertas cosas, no es menos cierto, tal como decía Johann Wolfgang Goethe, insigne poeta alemán, que “no hay nada más espantoso que la ignorancia activa”. Particularmente, cuando va de la mano con la fatuidad, la soberbia y la arrogancia que anima el poder político equivocadamente entendido.

El derroche de incongruencia y el exceso de presidencialismo, sumado al grado de absurdidad demostrado por la incapacidad del actual gobierno central, ha convertido al país en un escenario de situaciones desesperadas por la obnubilación que produce el poder político cuando la codicia deforma su sentido social y naturaleza económica. Pero igualmente, su respuesta ética y alcance de moralidad.

En consecuencia, luce absolutamente incompatible con los nuevos tiempos, tanto como con las desbordantes necesidades, las repulsivas pretensiones del gobierno de incitar innecesarias confrontaciones que solamente tienen cabida en la mente de un desquiciado toda vez que no existen razones sólidas para los deslucidos planteamientos que reiteradamente asoma. Ya decía Hermann Melville, novelista norteamericano, que “todo lo referente a la guerra es una bofetada al buen sentido” lo cual evidencia lo irracional que resultaría una decisión que apunte a tan incorrecta dirección. Fundamentalmente, si tal situación se analiza desde la perspectiva histórica pues bastaría con referir el apego que sintió Simón Bolívar por la paz, el respeto y la solidaridad.

De hecho, en sus sueños acariciaba la idea de concebir un territorio cuyos habitantes vivieran en permanente comunión con valores de ciudadanía y democracia. Sin embargo, las azarosas realidades que desde hace algunos años ciñen el devenir nacional creando angustias y zozobra ante el deseo enfermizo de provocar innecesarias confrontaciones y agudos conflictos entre venezolanos, reflejan la tendencia de un gobierno bravucón que antes de invertir en educación, gasta en equipos militares y en burocratismo sin medida ni método.

Tales gastos, sin posibilidad de retorno en desarrollo económico y social, y peor aún, en actitudes de paz y ejecuciones en seguridad, contrariando inagotables discursos exaltando la paz y otras condiciones que no se ven nunca llegar, traban esfuerzos de políticas públicas estructuradas constitucionalmente por lineamientos que exaltan aspectos de integración, soberanía, crecimiento, salud, y demás consideraciones que garantizan el bienestar de la sociedad. Aunque resulta difícil concebirlo en lo concreto, por cuanto el gobierno central ha tenido escasamente dos objetivos básicos: el proselitismo como recurso de conservación en el poder, y la militarización de estamentos públicos y sectores civiles. Lo demás, ha sido por añadidura. Gastos dirigidos a paliar ingentes problemas cuyos resultados, por no estar debidamente orientados y elaborados, han contribuido a profundizar la crisis política y económica que arrastra el país desde hace más de veinte años.

En medio de realidades tan severas, donde el conocimiento prima toda decisión que trascienda trivialidades y coyunturas, es impensable admitir criterios de gobierno basados en la improvisación. Más aún, en la eventualidad de ramplones avatares. Por eso hay quienes dicen, con sobrada razón, que la ignorancia es atrevida.

Jun 11, 2015 | Actualizado hace 9 años
La ignorancia atrevida del chavismo por Andrés Volpe

PSUV

 

Muchas acusaciones se han hecho sobre el irrespeto que expresa el chavismo hacia el conocimiento y la ciencia. Normalmente, la duda queda suspendida por falta de confirmación, ya que, si bien se sospecha la ignorancia de los líderes de la dictadura, son ellos los que siguen ejerciendo el poder político en Venezuela. Al pasar el tiempo, poco a poco la duda se ha ido despejando para dar paso hacia la confirmación de la sospecha. Somos conducidos hacia la afirmación que nos hace creer enteramente en el hecho de que la nueva élite política de la dictadura está conformada por ignorantes atrevidos que, envalentonados por su falta de conocimiento, agreden la inteligencia sobre la cual se apoya la dignidad de la humanidad.

No me refiero a las múltiples ocurrencias del dictador Nicolás Maduro, porque estas son harto conocidas. De ellas se tiene un gran inventario que causaría vergüenza en cualquier líder político, aunque este se empeñe en hacernos creer que son actos inteligentes para distraer la atención de los problemas que generan la crisis venezolana. Me estoy refiriendo a las palabras de la precandidata del PSUV, Rona del Valle Gómez, al proponer sembrar “maticas de Acetaminofén” con una energía en su discurso que emulaba al difunto y supuesto líder galáctico. Sin embargo, la culpa no es enteramente suya, debido a que sus ideas y su actitud discursiva son el reflejo del movimiento al cual pertenece, ya que ellos, en todos los niveles, promulgan el culto a la ignorancia. La culpa es, por lo tanto, compartida.

La agresión fundamental es conceptualizar la ignorancia como una virtud, ya que esto atenta contra la idea misma del hombre como ser diferenciado entre los demás seres de la naturaleza por su inteligencia y su capacidad de generar conocimiento. El chavismo propone la ignorancia como una bandera política que debe levantarse frente a la ciencia, ya que, según el discurso de Rona del Valle Gómez, el venezolano se ha vuelto dependiente del conocimiento ajeno, así como, de la misma manera, se ve aquejado por ello. Esto es solo una ramificación más del discurso común promovido por el dictador Nicolás Maduro, y el chavismo en general, de una guerra económica por parte de un enemigo omnipresente. Lo que lleva a la irremediable conclusión de que el chavismo no solo ha buscado el empobrecimiento material del país al implementar un sistema económico socialista, sino también trabaja hacia el empobrecimiento mental de los ciudadanos mediante la promoción de la ignorancia como virtud de un pueblo.

La campaña política contra el conocimiento y la ciencia es típica de los regímenes totalitarios, ya que, como establece Friedrich A. Hayek en Camino de servidumbre, los dictadores necesitan de una masa ignorante para moldearla de acuerdo con una voluntad única que sirva como arma política en el aseguramiento y mantenimiento del poder. La eliminación del individuo para supeditarlo a la masa es esencial para garantizar la existencia en el tiempo de un régimen totalitario, porque solo mediante la organización de un grupo de ignorantes dispuestos a perpetuar el mal es que los dictadores logran dominar a la sociedad.

@andresvolpe

El Nacional

La ignorancia y la realidad por Tony Bianchi

Petróleo9

 

Según el diccionario de la lengua, un ignorante puede ser una persona que no tiene educación y pocos conocimientos, ignora la verdad o la realidad como también puede ser una persona que se rehúsa comprender o aceptar la realidad por razones particulares o por no compartirla por motivos de principios dentro de los cuales pueden caber dogmas y razones políticas.

Sin duda alguna los grandes fracasos de los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro se deben a la ignorancia y a la testarudez que han caracterizado los dos mandatos a lo largo de 16  largos y penosos años. Pero quizás el más grande de todos tiene a que ver  con la mayor riqueza del país ahora convertida en la única fuente de nuestros ingresos: el petróleo y el manejo de la industria petrolera.
A raíz de la baja de los precios mundiales del petróleo, Maduro ha nuevamente demostrado ignorancia, es decir no ha comprendido las causantes y las razones del desplome de los precios del crudo y otros hidrocarburos y lo único que se ha dedicado es a echarle la culpa al «imperio.»

Sea porque no entiende nada de economía y el mercado petrolero, sea porque no se lo han dicho o sea porque los «expertos» que lo rodean tampoco lo han comprendido, el hecho es que el Presidente se lanzó, acompañado por toda su corte en una extensa gira mundial para tratar de convencer a varios miembros de la Organización de Paises productores de Petróleo (OPEP) de reducir la producción para impulsar otra vez los precios petroleros sin saber el porqué el cartel así lo había decidido.

Tengo que admitir que la inmediata lectura de la actitud de la OPEP, promocionada por Arabia Saudita en Noviembre del 2014, no fue inmediatamente clara. Pero a las pocas semanas, mucho antes de que Maduro emprendiera su cruzada, resultó claro que sus objetivos eran dos:

1) Contrarrestar la imprevisible de la creciente explotación de petróleo atrapado (no convencional) gracias a los sistemas de fracking y perforación horizontal inventado en Los Estados Unidos y utilizado por el mismo país  devolviéndole a la potencia Norteamericana un rol protagónico en el escenario energético mundial.

Con el aumento de su producción Washington no ha solamente está desapareciendo como país importador de hidrocarburos, sino está atrayendo a todos los países que cuentan con yacimientos de hidrocarburos atrapados.

De hecho los Estados Unidos solamente poseen el 20 por ciento de estos yacimientos, los altos costos de perforación y explotación están bajando y la adopción mundial del fracking y perforación horizontal parece inevitable.

2) Retardar el crecimiento de las ventas petroleras y dominación de Rusia en el mercado asiático a raíz de la inauguración del oleoducto conocido como ESPO (East Siberia-Pacific Ocean) de casi 5 mil kilómetros que va de Siberia a la costa oriental de China abasteciendo principalmente a China.In

Arabia Saudita y de sus aliados del Medio Oriente consideran que la fuerte baja de los precios petroleros afectará a Rusia a tal punto que Moscú no podrá contar con el dinero suficiente para expandir su industria energética y emprender otros proyectos como el oleoducto ESPO.

Esta es una jugada de doble filo porque los bajos precios petroleros también reducen las ganancias de Arabia Saudita y amigos, pero estos países consideran más importante asegurar una mayor participación en el mercado, principalmente el asiático, pensando a los beneficios que obtendría en el futuros que seguir disfrutando los mayores beneficios monetarios del presente.

En lugar de acusar al «imperio» de destruir la economía venezolana a través de la explotación de petróleo atrapado la ira del Presidente Maduro debería estar dirigida hacia sus «amigos» árabes de la OPEP. Con Washington debería más bien hacer la paces como Raúl Castro y debería más bien asegurar su ayuda para aprovechar al máximo la capacidad productiva de PDVSA y preparar el terreno para la explotación de crudo y gas no convencional que ya sabemos que Venezuela también tiene en gran cantidad.

La ignorancia jamás ha traído buenos dividendos sino todo lo contrario. A pesar de su tendencia populista y socialista esto lo ha entendido hasta el Presidente Evo Morales cuyo acuerdo con el sector privado Boliviano está propiciando una asombrosa recuperación económica.