Es inevitable que el nuevo mandatario estadounidense dirija su mirada a la tierra de Bolívar, la pregunta es cuán férreo será el escrutinio
Elegir entre uno malo y otro menos malo, así lo interpretó el presidente Nicolás Maduro en una de sus numerosas cadenas este mes de octubre. “No podemos esperar nada bueno de ellos, ni de Trump, ni de la señora Clinton”.
A juicio del primer mandatario nacional, Estados Unidos continuará con su política agresiva hacia Venezuela. ¨Somos la joya de la corona del imperialismo, ellos quieren meterle mano a las mayores reservas petroleras del mundo”.
Mientras por un lado Maduro se reúne eventualmente con el Subsecretario de Estado de Estados Unidos, Thomas Shannon, a propósito del diálogo en Venezuela, por el otro lanza fuego a la administración de Barack Obama, una fórmula que data de los tiempos de su padre político Hugo Chávez para congraciarse con su base antiimperialista.
A escasas horas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la interrogante gira en torno a cuales serán las relaciones entre ambos países de ganar la candidata demócrata Hillary Clinton o el abanderado republicano, Donald Trump.
“Un gobierno de Hillary podría ser la oportunidad para abrir el camino del diálogo, una vía que seguramente el gobierno venezolano no va a aprovechar”, dijo el internacionalista, Félix Gerardo Arellano.
A juicio del analista, la actual gestión venezolana no mostró interés por mejorar los deteriorados nexos entre una y otra nación. “Considero que Barack Obama tuvo grandes aciertos en cuanto a su política internacional y la gestión del chavismo no le prestó atención”.
Según Arellano, una victoria de la esposa del expresidente Clinton garantizaría al menos una intención de mejorar la comunicación con el norte. “La señora Clinton representa el continuismo de esas políticas, una relación más diversa en todos los ámbitos, no solo en lo económico, sino también en lo social, cultural y el turismo”.
“No creo que con Hillary vayan a verse mayores cambios con respecto a Venezuela”, confesó la internacionalista y profesora universitaria, Giovanna De Michele.
“Podría encontrar alguna limitación en el Congreso, porque a diferencia de nosotros, Estados Unidos no es un país presidencialista, el parlamento tiene mucho peso”.
Para Arellano, Trump representa todo lo contrario. “Trump significa el camino de la violencia, de la hostilidad, de lo incendiario, es un error decir que las relaciones serán iguales de accidentadas si gana uno u otro, considero que con este señor podrían ser peores”.
“Trump es un fanfarrón por decirlo coloquialmente y no sabemos cuanto de lo que dice pueda ser verdad, lo cierto es que ha hecho público en varias ocasiones su repudio por el acercamiento con Cuba y en esa ecuación entra también Venezuela”, alertó De Michele.
Arellano aseveró que Trump sería la excusa perfecta de Maduro para continuar denunciando una campaña injerencista en Venezuela. “Es probable que a este gobierno le convenga un Trump cargado de confrontación, porque ese es el campo donde mejor sabe moverse el chavismo”, acotó.
“Creo que las relaciones no van a mejorar gane quien gane porque en Venezuela hay un problema de institucionalidad que hace difícil avizorar un ambiente de cordialidad entre ambas naciones”, apuntó De Michele.
Trump viene galopando
Si bien Clinton arrancó con una amplia ventaja sobre su contendor, el margen se ha ido estrechando y el pasado fin de semana una encuesta de Fox News reveló que la intención de voto la favorece en un 45%, por un 43% del magnate.
Por su parte, un sondeo de CNN muestra a la demócrata con 47% frente a un republicano con 42%.
Cifras parecidas manejan el Washington Post, CBS News y Bloomberg, hasta ahora ninguna ha colocado a Trump por encima de Hillary.
Expertos consideran que los constantes ataques de Trump sobre el pasado de Hillary y su marido y la intención del FBI de seguir hurgando en los correos electrónicos de la ex Secretaria de Estado podrían haber producido el acercamiento. Hace apenas unos días el Buró de Investigaciones Federales de Estados Unidos informó que no habían indicios de criminalidad en un nuevo lote de e-mails confiscados a Clinton.
La campaña fue de menos a más en términos de confrontación, el primer debate sirvió para conocer el terreno, como la refriega que sostiene el boxeador con su sparring antes de la pelea estelar, pero los otros estuvieron cargados de directas e indirectas, insultos y hasta amenazas de Trump con encarcelar a Clinton si este llega a hospedarse en la Casa Blanca.
En el medio de la polarización, Trump viajó a México para restregarle en la cara al presidente Enrique Peña Nieto que si levantaba un muro, este último debía pagar por la construcción. Una propuesta que enervó aún más a los votantes latinos que le adversan
Según un reporte de Univisión, 27,3 millones de latinos están registrados para votar en los comicios, lo que representa un 12 por ciento de los votantes
Hasta la ex reina de belleza venezolana, Alicia Machado, salió a flote nuevamente cuando en las postrimerías de uno de los tres debates que sostuvo con su adversario, Hillary le recriminó que este la había llamado “cerdita” y “doméstica” cuando era el máximo jerarca del Miss Universo.
El “Such a nasty woman” (Qué mujer tan sucia) que soltó Trump aún retumba en los simpatizantes de la ex Senadora del estado de Nueva York.
Ambos candidatos han sacado toda su artillería para convencer a toda costa al electorado de Florida, el Estado que podría significar la diferencia entre levantar o bajar los brazos.
Un despacho de EFE indica que en este Estado ya han ejercido por adelantado su derecho al sufragio más latinos que en todas las elecciones de 2012.
En la recta final de su campaña, Trump se fue a Tampa y le pidió a los negros y latinos que le dieran una oportunidad. Como el hombre que le pega a su esposa y jura que no lo volverá a hacer. ¿Le creerán?
A continuación, un panorama de la intención de voto por segmentos extraído de encuestas efectuadas a finales de octubre por Washington Post, ABC News y Reuters
