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Davos Financial Advisors: Venezuela se había auto-aislado de los mercados financieros antes de las sanciones de EEUU

Bonosvenezolanos

 

Para los analistas de Davos Financial Advisors, las sanciones de Trump solo confirman una situación de facto: los mercados internacionales ya se estaban absteniendo de operar con el Estado venezolano por el enorme riesgo que representa la nación latinoamericana.

“Venezuela se había auto-aislado de los mercados financieros mucho antes de las sanciones aplicadas por la Administración Trump. Ahora se formaliza una situación de facto”, comenta David Osio , CEO de Davos Financial Group.

Para el CEO de DFG, el aislamiento de Venezuela se hizo evidente cuando se realizaron las transacciones con Goldman Sachs y Nomura hace unos meses.

“No se trata de un plan maquiavélico de algunos países o instituciones. Es la reacción natural del mercado financiero ante un país cuyo gobierno ha buscado implementar un modelo ideológico contrario a las reglas del mercado y los valores de la comunidad inversionista”, explica Osio.

Pero ¿cuáles son los verdaderos efectos y quiénes son los verdaderos afectados por Trump?

 

Los efectos

Analistas prevén que dichas medidas generen un impacto desfavorable tanto en la capacidad de transar los bonos ya existentes en el mercado secundario, afectando en consecuencia su liquidez, así como en la capacidad de endeudamiento del gobierno venezolano en el mediano plazo, limitando aún más su capacidad de acción en los mercados.

Ante esto David Osio CEO de Davos Financial Group comenta, “se hizo evidente que la llamada comunidad internacional ya no tolera que entidades financieras estén facilitando el acceso a los mercados a un gobierno que enfrenta serios cuestionamientos internacionales por el conflicto político que atraviesa, y que además no cuenta con un plan económico coherente”.

“Estas sanciones pueden limitar la capacidad de transacción de los bonos con bancos de primera línea, quienes en vista del riesgo asociado van a preferir no transar los bonos de Venezuela o los de PDVSA”, agrega el CEO de Davos Financial Group.

Adicionalmente, afirma que “estas medidas tendrán un efecto en la población, incluyendo la que vive fuera del país, cuya actividad económica depende de la economía nacional”.

Sin embargo, cabe destacar que esta es una situación que ya venía ocurriendo.

Andrés Coles, director de Davos Financial Advisors, recuerda que “el 29 de diciembre de 2016 el Banco Central de Venezuela intentó una emisión por US$ 5.000 millones, pero le fue imposible venderla a mercado internacional y tuvo que vendérsela a si mismo”.

La emisión fue adquirida por una institución financiera del propio Estado, la cual entregó bolívares al BCV.

De acuerdo con el director de DFA, esa operación reveló que el Estado venezolano ya no podía colocar directamente deuda en mercados internacionales, y que debía hacerlo a través de instituciones en el mercado secundario, aceptando precios ínfimos por sus bonos.

“El mercado es tan eficiente que ya había aplicado un bloqueo implícito. Es por lo que ahora algunos analistas se preguntan si las sanciones de Trump eran necesarias.”, comenta Coles.

 

Quiénes aplican la sanción

Los grandes inversionistas en el mundo están conformados por fondos de inversión, como los fondos mutuales o “hedge funds” cuyos clientes subyacentes son fondos de retiro, fundaciones benéficas, reservas de aseguradoras, y otros.

El capital que fluye en los mercados internacionales está ampliamente democratizado, y se rige bajo parámetros básicos de ética y moral.

“Son instituciones que buscan eficiencia y tienen conciencia. Sus protocolos indican que no pueden invertir en países que violen los derechos humanos, que se encuentren al margen de la ley”, explica Coles.

En esas instituciones hay mucha aprensión por la situación de Venezuela.

“Estas políticas son flexibles, pero el caso de Venezuela se ha vuelto extremo, es una noticia mundial, y eso ha tenido un costo altísimo para el gobierno de Maduro y para la nación”, indica Coles.

 

Presión de los mercados

Cuando una empresa o país emite bonos de deuda, lo hace esperando recibir el monto completo de lo que necesita.

Si necesita $10 millones, emite la obligación por ese monto y espera recibir 10 millones de dólares. Adicionalmente, debe pagar un cupón con una tasa de interés de acuerdo con lo que demande el mercado.

En este momento, un bono de un país emergente, con vencimiento a 10 años, puede ofrecer una tasa de 5% aproximadamente bajo condiciones normales, como por ejemplo Colombia.

El caso de Venezuela es muy distinto.

“Mientras que los bonos de la deuda de un país pueden ofrecer ese rendimiento de 5%, el Estado venezolano tiene que ofrecer una tasa de rendimiento superior al 20% para contrarrestar el riesgo que transmite por su política económica, su dependencia en la producción petrolera y el conflicto político”, aclara Coles.

“No hay posibilidad de que un país pueda emitir instrumentos financieros con ese elevado rendimiento. No puede esperar que los mercados le ofrezcan condiciones atractivas si su política internacional y su política económica son equivocadas o inciertas”, explica Coles.

 

Golpe a la industria petrolera

Hasta ahora, el bloqueo extraoficial ofrecía ciertas ventanas de oportunidad.

“Antes de estas sanciones, el Estado venezolano pagaba sus compromisos con proveedores entregándoles bonos de la deuda o notas promisorias, o con el dinero obtenido al vender estos bonos a precio de remate. Ahora no lo podrá hacer, porque las plazas principales donde esos instrumentos se negocian se han cerrado formalmente”, explica Osio.

Este mecanismo se utilizaba comúnmente para honrar compromisos con proveedores de servicios de la industria petrolera, que ahora se verá más afectada ante la imposibilidad de utilizar esta herramienta.

“Las sanciones también impiden que el Estado venezolano pueda recibir los dividendos de sus empresas petroleras en territorio estadounidense -que fundamentalmente es Citgo-, ni generar deuda respaldada con estos activos”.

De acuerdo con David Osio, “este escenario ha dificultado igualmente la capacidad de PDVSA y empresas del Estado de obtener cartas de crédito por parte de los bancos internacionales para sus exportaciones.  Esta situación limita aún más la operación financiera de la industria petrolera, y por ende el continuo deterioro en sus actividades”.

 

Quiénes se benefician

“Es evidente que estas sanciones alimentan el discurso político del gobierno venezolano, al mostrarse como víctima de Estados Unidos. Es el mismo argumento que Cuba ha mantenido por muchos años”, comenta Coles.

No obstante, también pudiera haber un giro económico inesperado.

Al inicio de esta semana los bonos de la deuda de Venezuela cayeron 5%, lo cual es un sismo para los estándares habituales de este tipo de instrumentos en los mercados de capitales.

“Eso significa que hay una oportunidad para que algunos aliados como Rusia o China recompren esos títulos facilitándole la capacidad de honrar los vencimientos, y generen importantes ganancias para aquellos tenedores de bonos venezolanos que entren a estos niveles, bajo acuerdos preferenciales con el Estado”, comenta el director de Davos Financial Advisors.

 

Resultados sorpresivos

Por otra parte, hay algunas consecuencias que pudieran no ser del agrado de quienes esperan una transición a la crisis política, y la estabilidad económica en Venezuela.

“Venezuela se ha quedado con reducidas posibilidades de refinanciar su deuda, como lo hace a diario cualquier país. Si no puedes emitir deuda nueva, para pagar los vencimientos de la deuda existente, te colocas en una posición insostenible”, advierte Coles.

Sin embargo, esto no necesariamente implica que se produzca una transición hacia una mayor estabilidad política y económica.

“Se cree que un descalabro financiero provoque una transición pacífica en el país, pero no hay garantías de eso. Nadie puede asegurar qué tipo de transición se produciría. De hecho, pudiera ser hacia una dictadura de corte netamente militar. El gobierno de Trump pudiera estar jugando con fuego en este momento” concluye Coles.

 

¿Riesgo de un default?

Para el equipo de DFG, el cierre de los mercados para Venezuela no es el resultado de un plan macabro, sino de la reacción del mercado financiero ante un actor que representa un riesgo económico.

El clima político está afectando el buen desempeño de los bonos venezolanos, incrementando peligrosamente el riesgo a un default.

En opinión de David Osio, este comportamiento de los mercados, alejándose del riesgo de Venezuela, tiene un efecto más poderoso que las sanciones de cualquier nación u organismo multilateral.

 

¿Qué hacer?

A una semana de anunciarse las medidas, muchas instituciones han anunciado oficialmente su negativa a negociar papeles del Estado venezolano, por lo que muchos se preguntan qué puede hacer Maduro salir adelante.

Al respecto, Osio explica que “el problema de Venezuela no es netamente económico. Es un problema de confianza en quienes dirigen la política económica y las funciones del Estado. Al no confiar en la dirección del país, los mercados toman sus previsiones con o sin sanciones”.

“En nuestros reportes recientes advertimos las implicaciones de no tomar medidas de ajuste económico, en términos de hiperinflación, mayor deterioro de la calidad de vida. Ahora es tarde para tomarlas”.

“Se ha hablado que un camino para contener la crisis en desarrollo sería dolarizar la economía, y creemos que esa puede ser una vía. No obstante, el punto clave sigue siendo la confianza que generen quienes estén al frente de las riendas del Estado venezolano”, concluyó David Osio.

*Con información de Davos Observer

Las sanciones y la yugular financiera del régimen, por José Toro Hardy

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Ya no se trata tan sólo de sanciones dirigidas a los más altos personeros del régimen, sino que apuntan ahora a algunos aspectos estratégicos vitales que afectan la viabilidad económica del modelo económico y político que se ha venido implantando.

Una pequeña “disección” de las medidas anunciadas, facilitará la comprensión de los objetivos que persiguen:

Primero: Se prohíbe  transar en los EEUU deuda nueva emitida por el gobierno de Venezuela y por PDVSA.

En la práctica, ningún banco serio de los EEUU estaba ya dispuesto a otorgar nuevos financiamientos al gobierno venezolano, por la sencilla razón de que estos hubiesen requerido de la autorización por parte de la Asamblea Nacional, cuyas funciones fueron asumidas por una Asamblea Constituyente a todas luces inconstitucional por no haber sido convocada por el pueblo.

Segundo: Se prohíbe tranzar en los EEUU deuda vieja que estuviese en poder de instituciones públicas venezolanas.

Está medida está dirigida a impedir operaciones como la reciente venta de bonos de PDVSA a Goldman Sachs. El caso es que PDVSA, que mantiene un fuerte déficit en su flujo de caja, ha venido recibiendo abultados auxilios financieros por parte del BCV. A cambio, la petrolera le entregaba al BCV bonos que este organismo hasta hace poco conservaba en su poder. Sin embargo, hace algunos meses el banco central optó por vender a Goldman Sachs parte de esos bonos con un descuento de un 70% de su valor. A su vencimiento, PDVSA tendrá que pagarlos al 100%, lo cual aportaría una jugosa ganancia al comprador.

Tercero: Se prohíbe el pago de dividendos.

Está medida está llamada a impedir que CITGO pueda seguir endeudándose en el mercado de los EEUU para trasladar posteriormente esos recursos al gobierno venezolano via el pago de dividendos a su casa matriz PDVSA.

Cuarto: Se prohíben operaciones de capital.

Está medida que parece dirigirse a impedir que se puedan ofrecer las acciones de CITGO y de PDVSA Holdings como garantía para obtener financiamientos frescos. Recordemos que recientemente PDVSA realizó dos operaciones que ahora quedarían prohibidas. La primera fue la reprogramación de sus bonos que vencían en el 2016 y 2017, ofreciendo como garantía el 51,1% de las acciones de CITGO. Posteriormente PDVSA ofreció a la petrolera rusa Rosneft el restante 49,9% de las referidas acciones de CITGO como garantía para un préstamo por 1.500 millones de dólares.

Operaciones como las anteriores han sido objetadas por otros acreedores que han ganado o esperan ganar arbitrajes internacionales en el CIADI. Acusan al Estado venezolano de estar insolventándose fraudulentamente a través de negociaciones como las descritas.

Por otra parte, no prohíben las sanciones establecidas en el decreto del presidente Trump la compra de petróleo a Venezuela, que actualmente exporta unos 750.000 barriles diarios a ese país. Tampoco limita la venta de petróleo y productos a Venezuela. Recordemos que PDVSA viene comprando en los EEUU importantes cantidades de crudo liviano WTI y naftas para usarlos como diluyentes en el procesamiento de crudos extra pesados de la Faja del Orinoco y así lograr una mezcla media que en buena medida se usa para pagar con petróleo las deudas con China, que actualmente alcanzan a unos 30.000 millones de dólares.

Anuncia el Departamento del Tesoro que emitirá licencias generales para permitir transacciones que de otro modo quedarían prohibidas por la orden ejecutiva. Se refieren al financiamiento de transacciones por un período de hasta 30 días que faciliten la financiación de la mayoría del comercio -incluyendo petróleo- y asistencia humanitaria.

Las sanciones afectan directamente la yugular financiera del régimen venezolano. Es probable que la instituciones financieras de otros países no quieran realizar tampoco transacciones con instrumentos financieros como los afectados por las sanciones de los EEUU, porque siendo ese el mayor mercado financiero del mundo el valor de los mismos en los mercados secundarios se vería afectado.

El gobierno venezolano, afectado por un fuerte déficit fiscal producto de la caída del ingreso petrolero y de la aplicación de medidas económicas y políticas públicas incoherentes, es cada vez más dependiente del financiamiento externo y del financiamiento del BCV. Este último es el principal responsable de que Venezuela padezca la inflación más alta del mundo, en tanto que el primero sin duda alguna se verá severamente afectado por  las sanciones.

Ciertamente las sanciones afectarán fuertemente la viabilidad económica del régimen. Quienes creen que Rusia y China serán los beneficiarios de estas medidas se equivocan. Rusia no está en condiciones de echarse a cuestas al régimen venezolano como lo hizo la URSS con Cuba en 1962. Hoy en día Rusia, marcadamente dependiente del petróleo, atraviesa también por una severa crisis económica, además de que tiene otras prioridades geopolíticas. China lo que quiere es recuperar los préstamos que ha dado a Venezuela. Además China está enfrentando una importante desaceleración de su economía.

 

@josetorohardy

 

Goldman Sachs vende parte de los bonos que compró al BCV

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Goldman Sachs vendió una pequeña parte de los bonos que compró por un valor nominal de 2.8 millardos de dólares al Banco Central de Venezuela (BCV) el pasado mayo en una operación que generó las críticas de la oposición de ese país, según informó hoy The Wall Street Journal.

La división de gestión de activos del banco vendió recientemente parte de esos bonos por un importe nominal de 300 millones de dólares a cuatro o cinco fondos de inversión radicados en Nueva York y Londres, según fuentes conocedoras de las operaciones citadas por el diario.

La correduría Liquidity Finance gestionó la venta de los bonos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), con vencimiento en 2022, que Goldman Sachs compró al banco central venezolano por 0,31 dólares y en esta operación alcanzaron un valor de 0,325 dólares.

La operación demuestra que en Wall Street hay interés por negociar con la deuda de elevada rentabilidad de Venezuela, según el Journal.

La adquisición de los bonos de PDVSA generó las críticas de los líderes opositores venezolanos y hasta del gobierno estadounidense por suponer una inyección de efectivo para el Ejecutivo del presidente Nicolás Maduro.

Goldman Sachs explicó entonces que los bonos, emitidos en 2014, se compraron en los mercados secundarios a través de un bróker en una operación en la que no interactuó directamente con el Gobierno venezolano.

Ejecutivos de Goldman señalaron en privado al diario que el principal error de la firma no fue comprar los bonos, algo que atribuyen al interés de los clientes de sus fondos, sino adquirir en solitario casi la totalidad de la emisión de 3 millardos de dólares.

Venezolanos en Nueva York protestaron contra banco Nomura

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Un grupo de venezolanos protestó este viernes frente a las instalaciones del Banco Nomura en Nueva York, acusado de financiar al gobierno de Nicolás Maduro.

En la actividad, organizada por SOS Venezuela, los manifestantes cargaron pancartas con fotos de la represión que se ha producido en el país por más de ochenta días. «Esto es lo que pasa en Venezuela cuando se piden elecciones libres y justas», decía uno de los carteles.

Nomura participó en la compra de bonos de Pdvsa, junto a Goldman Sachs, con un descuento sin precedentes por parte de la administración chavista.

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Bonos venezolanos: “El Gobierno está fomentando una especie de cultura buitre”
El analista principal para las Américas de la firma IHS Markit, Diego Moya-Ocampos, considera que si bien los mercados reaccionaron al atractivo de unas transacciones ventajosas, detrás de la compra de los bonos venezolanos se esconde la apuesta por un cambio de Gobierno en los próximos dos años. La lectura de los inversionistas es que las protestas continuarán pues el Gobierno no podrá hacer frente a la creciente escasez, verdadero motivador del malestar social. Ávido de liquidez, al que más le interesa incentivar la rapiña es al propio Gobierno

 

@GitiW

“ERA UN BUEN NEGOCIO”, sentencia de entrada Diego Moya-Ocampos, analista principal para las Américas de la firma con sede en Londres, IHS Markit. El driver de los mercados es obtener ganancias y la compra de unos bonos a 70% de su valor es a todas luces una ganga difícil de rechazar.

Los bonos venezolanos se vienen transando desde hace años y constituyen uno de los activos más atractivos en los portafolios de inversión. No obstante, tras casi 70 días de protestas y represión contra una población desarmada, las transacciones realizadas por el grupo Goldman Sachs y por el banco de inversión japonés Nomura entraron bajo un escrutinio ético más severo.

Al editorial del Washington Post en el que afirman que Goldman Sachs hizo un “negocio irresponsable con el régimen corrupto de Venezuela”, y el artículo del Wall Street Journal titulado: «Algunos los llaman bonos de hambre o incluso bonos de sangre«, se sumó la voz de la congresista norteamericana Ileana Ros-Lehtinen, quien afirmó que la transacción de ese grupo de inversión agrava la crisis venezolana al incrementar la deuda a futuro.

 

 

Al riesgo reputacional se suma el riesgo de una economía que parece acercarse cada vez más al precipicio del incumplimiento de pagos. Ese, más que el primero, es un temor real para todo inversionista, razón que lleva a cuestionar el criterio detrás de ambas transacciones.


¿Qué ven los mercados en Venezuela?

Moya-Ocampos responde con absoluta certeza: “Ven a un gobierno dispuesto a hacer lo que sea para honrar sus compromisos de deuda. No tienen duda de que les van a pagar. Incluso si llega a haber un default, los términos de renegociación igual les permitirían recuperar los costos de inversión”.

El analista estima que los mercados están evaluando tres variables al momento de hacer negocios con la deuda venezolana: la primera, que la popularidad del Gobierno está en picada y posee una capacidad de gobernabilidad muy limitada.  

La segunda variable es que el liderazgo opositor es cada vez más fuerte y esencialmente es un grupo “probusiness”, de modo que la probabilidad de que paguen los bonos es alta, pese a lo que hayan dicho desde la Asamblea Nacional.

“Si bien existe la duda de que toda emisión de deuda a partir del 1ero de enero de 2017 esté sujeta a nulidad porque no fue aprobada por la AN, los presupuestos anteriores sí tienen aprobación y todas las operaciones subsecuentes se entienden como válidas. La presunción del mercado es que Venezuela va a pagar. Adicionalmente, para un nuevo Gobierno, no pagar significa aumentar el riesgo país en un momento en el que justamente necesitarán reconstruir la confianza de los mercados e inversionistas”, explica.

La tercera consideración estima que, pese a las protestas, no haya ninguna transición pero el Gobierno pierda la capacidad de pagar los bonos. “¿Qué ocurre? La compra se hizo a 30 centavos de dólar y eso es más o menos lo que esperarían recuperar. El punto clave es que la intención de pago del Gobierno venezolano nunca ha estado en duda, lo que sí preocupa a partir de 2018 es la capacidad que tendrán para hacerlo debido a la caída en la producción petrolera (actualmente estimada en 1,9 millones de barriles diarios) y a la persistencia de un modelo económico inviable”, señala Moya-Ocampos.  

“Fue una jugada muy agresiva y una apuesta de altísimo riesgo”, afirma Moya-Ocampos, quien agrega que pese a los cálculos, los mercados también se equivocan. “Quizás no están evaluando que si bien la protesta puede aumentar, la represión también se incrementará y la transición puede no darse, o no ser pacífica ni democrática. La situación venezolana fácilmente podría desembocar en un caos de ingobernabilidad”.

Nadie apuesta contra sí mismo

Una pieza que no cuadra en muchos análisis sobre la actuación del Gobierno en el manejo interno de la crisis, es por qué ha mantenido un compromiso tan fuerte con pagar las deudas internacionales, a pesar de que ello ha significado una drástica reducción de las importaciones y, en consecuencia, una pérdida importante de popularidad en su base electoral.

Moya-Ocampos ofrece una respuesta que es como encontrarle la quinta pata al gato: “Se estima que 27% de los tenedores de bonos soberanos y de Pdvsa son inversionistas locales. ¿Quienes son? No se sabe, pero no sería de extrañar que sean los mismos que toman las decisiones de pagarlos. Eso es lo que hace atípico el caso venezolano, el hecho de que altos personeros del Gobierno y del ala militar sean tenedores de estos bonos”.

El analista no deja pasar un punto que parece obvio: “El Gobierno ha estado dispuesto a asumir cierto margen de conflictividad social producto de la intensificación de la escasez de comida y medicinas, en aras de pagar puntualmente los bonos, así de fuerte es la voluntad del Gobierno de pagarlos”.

Pero una cosa es la intención de pagar y otra es la capacidad de hacerlo. “No cabe duda de que el Gobierno va a pagar sus compromisos este año, pero a partir de 2018 lo que está en juego es su capacidad porque la producción petrolera sigue cayendo y el modelo económico no se corrige”, señala el analista.

En consecuencia, la perspectiva para 2018 es mayor inflación, mayor contracción económica, mayor escasez de comida, medicinas y bienes básicos. De allí que los mercados asuman que habrá un incremento de las protestas, mayor ingobernabilidad y posiblemente una transición.

El mensaje detrás del remate de los bonos: bienvenida la rapiña

Así sea de manera indirecta (vía mercado secundario), Moya-Ocampos afirma que “con la venta a descuento de los bonos venezolanos el Gobierno está fomentando una especie de cultura buitre, o al menos está creando las condiciones para el auge de esa cultura. Por otro lado, es un reconocimiento de que el valor de los bonos está muy por debajo de su precio nominal”.

Las decisiones de inversión se toman a corto plazo, explica el analista de IHS Markit. “Por ahora, los mercados interpretan que el Gobierno está desesperado por pagar, que quiere honrar la deuda porque sabe que si va a default el acceso a créditos se reducirá aún más y podría llevar a un colapso económico total. Los mercados también saben del incentivo interno por el considerable nivel de bonos en manos de civiles y militares cercanos al Gobierno, lo cual los hace parte interesada en asegurar el pago”.

Si los mercados son cortoplacistas, en esta fase el gobierno de Maduro lo es todavía más. “Desde hace años, el Gobierno venezolano está en modo supervivencia: un día, una semana, un mes y un año a la vez. Esa es su lógica. Rematar estos bonos es parte del modo de pensar del chavismo en esta etapa. Con esa entrada de dinero fresco el Gobierno se permite dos cosas, una desde el punto de vista operativo y otra desde la perspectiva comunicacional”, afirma Moya-Ocampos.

En el orden de lo pragmático, la operación le brinda el dinero líquido que urgentemente necesitan para evitar un default este año. Otro objetivo es sortear el ciclo electoral que abrieron con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

Comunicacionalmente, la transacción también puede usarse para beneficio de la retórica del Gobierno. “Pueden manipular las transacciones para proyectar la imagen de que los inversionistas internacionales aún quieren hacer negocios con Venezuela. Por supuesto, omitiendo la parte del gran descuento”, dice el analista.

El default: la papa caliente

“Para el chavismo, el futuro es irrelevante”, asevera Moya-Ocampos. Los compromisos de deuda más allá de 2018 se ven lejanos para un Gobierno cuyo objetivo es aguantar un día a la vez, agrega.

“Eventualmente, el Estado venezolano tendrá que ir a un default y reestructurar la deuda. Si quieren reestructurar los bonos, lo primero que les van a pedir es un plan económico claro y este Gobierno no está dispuesto a replantear su modelo, al contrario, el objetivo con la Constituyente pareciera ser profundizar aún más el Plan de la Patria”, dice el analista.

Quien también funge como analista principal de IHS Markit para Cuba, añade que “la apuesta de la Constituyente posiblemente esté en línea con instaurar un modelo de partido único y  construir una oposición a la medida, un poco como la que se vio en Alemania del Este, que era una fachada democrática”.  

“Creo que Venezuela está yendo hacia un choque de trenes. ¿Qué se quiebra primero, el aparato de represión del Estado o la capacidad de protesta?”, se pregunta Moya-Ocampos.

En su opinión, el Gobierno está claro que el escenario que le viene es de conflicto y por eso sigue apostando a la represión. “Saben que aun si pasan la Constituyente, el verdadero desencadenante de la protesta es la economía y eso no lo pueden resolver. Eso fue lo que llevó al Gobierno a perder su base electoral en 2015, ergo, se está preparando para entrar en una etapa en la que el ejercicio del poder sea a la fuerza, con métodos policiales”.

La apuesta del madurismo podría ser aguantar con la retórica Constituyente hasta que suban los precios del petróleo. “El Gobierno no quiere cambiar el modelo económico por dos razones: por un lado está el factor ideológico y por el otro está la falta de popularidad para tomar las decisiones económicas para cambiar el rumbo, por ejemplo, devaluación, ajuste de precios, etc. Ellos no tienen ni la legitimidad ni la popularidad para hacerlo, así que van a seguir por el mismo camino aunque no sea sostenible”, asegura el analista.

¿Cómo deja ese escenario al país? “Está claro que las cosas se van a poner peor antes de mejorar. Estimo que en el plano inmediato aumentarán los niveles de conflictividad, violencia e ingobernabilidad porque el Gobierno decidió radicalizar su postura. La cúpula que toma las decisiones hace todo lo posible por permanecer en el poder. Por su parte, tras el fracaso del diálogo, a la oposición no le queda otra alternativa que seguir escalando la protesta en la calle para forzar las elecciones”.

¿Y si la oposición logra el cambio político?

Aunque muchos factores parecen jugar en contra, la posibilidad de que la oposición logre encauzar al Gobierno hacia un desenlace democrático no puede descartarse completamente.

“El simple hecho de lograr un cambio de Gobierno en Venezuela creará las condiciones para que vuelvan los capitales y se genere una espiral de confianza para avanzar en un proceso de recuperación sostenida. Con un liderazgo firme, que respete los compromisos y se ajuste al estado de Derecho, la recuperación es posible”, afirma Moya-Ocampos.

El analista coincide con la “lectura” de los mercados: “Todos los factores están dados para un cambio de Gobierno en los próximos dos años. Los factores sociales están dados para lograr una salida. Si la protesta sigue escalando y el Gobierno pierde la capacidad de contenerla, puede lograrse la fractura interna que lleve a forzar elecciones. Creo que esa es la apuesta de los mercados porque ven que la situación actual es inviable, que la protesta va a seguir y que el Gobierno no podrá seguir reprimiéndola, lo que va a forzar la transición electoral”.

WSJ: Venezuela intenta revender emisión de bonos por unos $5,000 millones

Goldman-Sachs Protesta AFP

Venezuela está intentando revender en el mercado de deuda, con un fuerte descuento respecto a su valor nominal, una emisión de bonos hecha en diciembre pasado por unos $5,000 millones, informó el diario The Wall Street Journal (WSJ).

Los bonos emitidos por el gobierno fueron colocados en el estatal Banco de Venezuela y un “broker” chino está intentando revender los títulos entre firmas financieras estadounidenses, según dijeron al Journal operadores que han recibido la oferta.

Recientemente se anunció que Goldman Sachs, el mayor grupo de banca de inversión de Estados Unidos, compró bonos venezolanos por valor nominal de unos $2,800 millones con un precio de 31 centavos por cada dólar.

La reventa que está intentando hacer ahora la filial estadounidense del “broker” chino Haitong Securities tiene un descuento inclusive mayor que el aplicado en la compra de Goldman Sachs, según el diario, que no precisó el precio exacto ofrecido.

“O están verdaderamente desesperados o están aumentando su cuenta de tarjeta de crédito sin planes para pagarla”, dijo el socio de la firma de corretaje Caracas Capital Markets Russ Dallen en declaraciones recogidas en el Journal.

Estos bonos, con vencimiento en 2036, no están registrados en las organizaciones internacionales que suelen anotar estas emisiones de deuda y por lo tanto no pueden ser comerciados electrónicamente, lo que incrementa el nivel de riesgo, indicó el diario.

Venezuela ha venido perdiendo el acceso a los mercados de deuda internacionales en los últimos años por las dificultades económicas que atraviesa y que han limitado su capacidad de pagar sus deudas o conseguir efectivo.

A causa de ello, el gobierno está recurriendo a emitir bonos y colocarlos en entidades públicas y luego intentar revenderlos internacionalmente a precios de descuento.

Goldman y Nomura fueron advertidos por la oposición antes de comprar bonos

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El mismo mes en que Goldman Sachs compró unos 2.800 millones de dólares en bonos de la petrolera estatal venezolana, el banco estadounidense había rechazado una oferta de Caracas para colocar 5.000 millones de dólares en bonos soberanos, dijeron personas familiarizadas con las conversaciones.

En parte, la negativa de la entidad se debió a que la operación le parecía muy compleja y no le convencía tratar de forma directa con un banco estatal venezolano, dijeron las fuentes.

Pero en la decisión de Goldman también pesaron las advertencias de un equipo de la oposición venezolana, que lanzó una campaña para explicar los riesgos reputacionales y legales de financiar al presidente Nicolás Maduro, al que acusan de «dictador», apuntaron dos fuentes en Nueva York, una de ellas parte del grupo de asesores del Parlamento venezolano.

En meses recientes, el grupo ha enviado cartas a 13 bancos para tratar de frenar el financiamiento al gobierno socialista, que ha recibido críticas de la comunidad internacional por su dejo autoritario y abusos a los derechos humanos, según relatan fuentes financieras, legislativas y vinculadas al Gobierno en Caracas y Nueva York.

Maduro busca dinero fresco para sostener a una economía en crisis, con una inflación de tres dígitos y una escasez crónica de alimentos y medicinas que ha desatado violentas protestas callejeras en el país petrolero.

Aunque ninguna carta enviada por el grupo opositor de 20 diputados, economistas y abogados fue respondida, algunos de ellos, que también trabajan en Wall Street, se reunieron informalmente con personas clave en los bancos. Otros, con diplomáticos de gobiernos extranjeros.

Cambio de plan

La estrategia tuvo algo de eco, hasta que Goldman Sachs y Nomura optaron por adquirir a través de intermediarios casi toda la emisión de otro bono colocado por la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) , según confirmó el banco estadounidense y fuentes cercanas a la entidad japonesa.

El acuerdo financiero provocó la condena de Julio Borges, quien en Venezuela preside el Congreso de mayoría opositora, y también fue criticada por algunos legisladores estadounidenses.

Incluso el propio gobierno de Donald Trump estaría preocupado por la decisión de las entidades de dar «oxígeno» a su par en Venezuela, dijeron a Reuters funcionarios de alto rango.

Sumándose a los 2.800 millones comprados por Goldman, Nomura adquirió unos 100 millones de dólares de los bonos PDVSA 2022. Pocos meses antes el banco japonés había cancelado discusiones para inyectar 1.000 millones de dólares en efectivo al Banco Central venezolano a cambio de toda la emisión de PDVSA con un valor nominal de 3.000 millones de dólares.

El diputado opositor Rafael Guzmán confirmó en abril que se habían suspendido las conversaciones.

La decisión de Nomura se tomó después de que el Tribunal Supremo relegara al Congreso -dominado por la oposición- tomando algunas de sus atribuciones a fines de marzo.

La delegación de Nomura había llegado a Caracas apenas después del fallo de la corte y decidió frenar las negociaciones por preocupaciones sobre el impacto financiero, legal y reputacional de la operación, según un ejecutivo de la industria financiera con conocimiento directo de la situación.

Como Goldman Sachs, Nomura había recibido la carta de Borges advirtiendo sobre los riesgos de hacer negocio con Maduro, a quien acusa de demorar las elecciones y buscar crear una dictadura con su plan de modificar la Constitución. El grupo opositor ayudó a redactar las cartas.

Goldman Sachs y Nomura no quisieron hacer comentarios sobre el cabildeo opositor y sus operaciones previas con el gobierno venezolano. El gobierno de Venezuela y su Banco Central tampoco respondieron a las peticiones de información sobre esas negociaciones.

Otros de los bancos que recibieron las cartas fueron Citigroup, Bank of America, JPMorgan, Wells Fargo, UBS, HSBC, Barclays, Credit Suisse, Bank of China, China Construction Bank y el chino ICBC. Consultados por Reuters, no quisieron hacer comentarios o no respondieron a la solicitud de declaraciones.

Reuters pudo ver dos cartas modelos que distribuyeron por correo a los presidentes de los bancos.

«Las cartas son una especie de recordatorio moral», dijo un operador en Nueva York.

Punto de vista

Para Goldman y Nomura, lidiar directamente con el gobierno venezolano era problemático.

Cuando los bonos que Nomura no quiso comprar en marzo volvieron a salir a la venta, los dos bancos esta vez decidieron entrar al negocio a través de intermediarios que incluyeron a la pequeña firma Dinosaur Group.

El precio era irresistible. El brazo de administración de activos de Goldman Sachs pagó con un descuento del 69 por ciento los bonos PDVSA 2022 que tenían un valor nominal de 2.800 millones. Nomura desembolsó unos 30 millones de dólares por los títulos con un valor de 100 millones, dijeron dos fuentes.

El banco japonés no quiso hacer comentarios sobre la transacción. Goldman la confirmó en un comunicado diciendo que su división compró los bonos «en el mercado secundario a un corredor y no interactuó con el gobierno venezolano».

«He visto un conflicto entre los departamentos en las bancas de inversión. Por un lado los departamentos de negocios, que quieren cerrar operaciones jugosas y por el otro los departamentos de research y compliance (cumplimiento)», dijo un consultor en Venezuela que tiene de clientes a algunos de estos bancos.

El trabajo de los agentes de cumplimiento es cuidar que las instituciones no queden expuestas a riesgos legales. En mayo por ejemplo, el Departamento del Tesoro inició una investigación sobre un préstamo de la petrolera rusa Rosneft a PDVSA a solicitud del Congreso estadounidense.

Bancos globales han estado este año cerrando cuentas bancarias de venezolanos y restringiendo servicios de intermediación, aseguran fuentes en Wall Street y Caracas.

Fuentes vinculadas al Gobierno admitieron que han tocado la puerta de «varios bancos», incluido el HSBC, pero todavía no han cerrado nuevos acuerdos.

¿Falta de escrutinio?

Maduro protestó el mes pasado por la campaña contra sus esfuerzos de lograr financiamiento.

«Yo buscando plata en el mundo, buscando negocios, inversionistas y Julio Borges mandando cartas, cartas y cartas para que no vengan los inversionistas a Venezuela, para que Venezuela no pague su deuda externa», se quejó en un discurso televisado.

Su gobierno anunció el jueves que busca llevar a la Justicia a Borges por liderar el cabildeo internacional.

En Goldman Sachs, la compra de los bonos no recibió escrutinio de las altas esferas porque fue comprado por la división de administración de activos en representación de clientes y a través de un corredor.

El comité de estándares del grupo, que suele revisar transacciones controvertidas, no lo evaluó, dijo una persona cercana a la situación.

La omisión pone de relieve el reto que todavía enfrenta Goldman en la gestión de acuerdos polémicos, a pesar de la reforma de su estructura de gobierno tras la crisis financiera.

La reacción que generó la operación tomó por sorpresa a ejecutivos de Goldman, agregó una segunda fuente conocedora de la operación.

«No conozco otra transacción financiera que haya tenido tanta publicidad negativa como esta con Goldman Sachs», dijo la analista Luisa Palacios, después de hacerse pública la operación con los bonos al 2022.

Un representante de Dinosaur, que actúa como intermediario ayudando a los clientes a hacer operaciones en forma anónima, no respondió a las solicitudes de Reuters de comentarios.

Una persona familiarizada con la transacción de Nomura dijo que el tamaño relativamente pequeño de la misma y el uso de un intermediario la hicieron aceptable. El equipo consideró que se distinguiría de otros acuerdos que otorgan liquidez al gobierno.

«Usar al intermediario es una manera de buscarle la vuelta a la óptica de negociar directo con el gobierno y parecer que están involucrados en cómo un gobierno maneja su deuda, sobre todo cuando está al borde de la quiebra», dijo la exdirectora de Goldman Nomi Prins, hoy miembro del centro de estudios Demos.

«Huele feo», sostuvo.

 

Reuters: Gobierno de Trump está preocupado por firmas de EEUU que dan liquidez a Venezuela

Goldman-Sachs Protesta AFP

El Gobierno de Donald Trump está preocupado por cualquier acción de empresas estadounidenses que provea de liquidez financiera a Venezuela, dijeron a Reuters funcionarios de alto rango de la Casa Blanca, después de que Goldman Sachs fue criticado por comprar 2.800 millones de dólares en bonos de la petrolera estatal del país sudamericano con un fuerte descuento.

La oposición política en Venezuela y algunos legisladores estadounidenses condenaron la compra de los bonos y la consideraron una manera de aliviar las estrechas cuentas del Gobierno de Nicolás Maduro.

El banco con sede en Nueva York dijo la semana pasada que nunca negoció directamente con autoridades de Venezuela al comprar los bonos de la petrolera PDVSA por un valor reducido.

«Estamos preocupados por cualquier acción que provea oxígeno al status quo», dijo uno de los funcionarios hablando bajo condición de anonimato. «Preferiría que no se hiciera», agregó.

Un segundo funcionario de la administración dijo que las compañías estadounidenses que estén haciendo inversiones en Venezuela debería «pensar moralmente lo que están haciendo».

Los funcionarios dijeron que no sabían si la administración Trump había presentado sus reparos directamente a Goldman Sachs.

Goldman Sachs no respondió un pedido para comentar esta situación.

Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela -liderada por la oposición-, acusó a Goldman Sachs de estar ayudando al régimen «dictatorial» que existe en el país.

En una carta al presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, Borges dijo que el Congreso abrirá una investigación sobre la operación y que recomendará evaluar si un próximo Gobierno debe «reconocer o pagar» esos bonos.

Eliot Engel, un demócrata de alto rango en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, instó a Trump el viernes a condenar la compra de bonos por parte de Goldman Sachs.

La administración Trump, que tiene a varios exejecutivos de Goldman Sachs en posiciones de alto rango, no ha hecho comentarios oficialmente sobre el asunto.

El Gobierno de Maduro asegura que Estados Unidos y la oposición venezolana están intentando derrocarlo.

La estrechez de la economía venezolana, acentuada por los bajos precios del petróleo, ha vuelto al Gobierno más dependiente de acuerdos financieros o ventas de activos.