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Denuncian que retiraron puntos de vacunación en Baruta tras derrota del PSUV en el Concejo Municipal
El Concejo Municipal de Baruta estaba anteriormente a cargo de Georgette Topalián, quien milita para el PSUV y estuvo a cargo de las jornadas de vacunación en el municipio Baruta

Luis Eduardo Aguilar, quien fue electo como presidente del Concejo Municipal de Baruta, denunció este viernes, 26 de noviembre el retiro de los puntos de vacunación del municipio tras la derrota del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Durante una entrevista ofrecida el programa Primera Página, transmitido por Globovisión, Aguilar señaló que los puntos de vacunación que estaban en el Concejo Municipal y los Bomberos de El Cafetal fueron retirados.

«El Concejo Municipal llevaba las jornadas de vacunación. Cuando nosotros llegamos hace tres días, nos dimos cuenta que la jornada de vacunación ya no la tenemos nosotros», dijo Aguilar al señalar que siguen estando los espacios físicos pero retiraron todas las mesas y el personal.

 

Ante tal situación, hizo un llamado a que las jornadas de vacunación en el municipio Baruta sigan en manos del Concejo Municipal. «Nosotros tenemos la infraestructura, tenemos incluso a Salud Baruta, podemos trabajar en conjunto», agregó.

«En el Concejo Municipal de Baruta existía un punto de vacunación y en los Bomberos de El Cafetal. Que nos los dejen. No puede ser que nos los hayan quitado», añadió.

Llamó también a las autoridades sanitarias a trabajar conjuntamente, y destacó que esto «no es un tema político».

«Esto no puede ser un tema donde ganó una tendencia diferente y nos lo vayan a quitar. Ayer nos preguntaban varios vecinos, ¿cómo hago para ponerme la segunda dosis? Queremos hacer un llamado que nos permita seguir trabajando», apuntó.

Georgette Topalián responde

El Concejo Municipal de Baruta estaba anteriormente a cargo de Georgette Topalián, quien milita para el PSUV, y estuvo a cargo de las jornadas de vacunación en el municipio Baruta, en los dos puntos dispuestos por dicha instancia.

Luego de las declaraciones de Aguilar, Topalián le respondió desde su cuenta de Twitter, donde expresó: «Luis, si como director de la Alcaldía nunca visitaste los espacios de Salud Baruta, hazlo ahora que eres concejal».

Además, le recordó cuando, según señala, Aguilar fue a su oficina para pedir que se abriera una investigación contra el Programa de Asistencia Médica (PAM). «Está abierta y espero que la continúes porque eso se envió a fiscalía», sentenció.

Las quejas de los ciudadanos

Los vecinos del municipio Baruta manifestaron en las redes sociales que el municipio se quedó sin centros de vacunación, luego de que el PSUV perdiera el Concejo Municipal. 

«Los recursos del Estado no pertenecen a ninguna tolda política», sentenció el tuitero Emmanuel Morales.

Otra tuitera escribió: «Los tres centros de vacunación contra el COVID del municipio Baruta ya no están atendiendo gracias a la decisión tomada por el alcalde reelecto. Urge intervención».

*También puede leer: Detenido alcalde de la MUD en Mérida por denunciar que gestión chavista saliente se llevaba unas medicinas

¿Chavismo reflotado por la clase media?
¿Qué está pasando? ¿Se trata de una anomalía o es más bien de un cambio estructural? ¿Una arista más en el poliedro de la evolución del cuasi estalinismo a la perestroika bananera?

 

@AAAD25

Estas elecciones (o como las quieran llamar) regionales y locales que tendremos en un par de semanas nos han provisto de material para reírnos a carcajadas o para llorar a moco suelto por la suerte de Venezuela. Incluso asumiendo que los comicios serán poco o nada relevantes para el futuro del país (caso de quien escribe), las escenas de campaña inevitablemente llaman la atención e ilustran sobre el tipo de clase política que tenemos. Desde riñas infantiles por un segundo lugar en el Distrito Capital y Miranda, pasando por la ingesta de cerveza en actos públicos en Lara hasta una rifa de carro para quienes movilicen votantes a favor de cierto partido en Zulia.

Y… Luego tenemos el curioso fenómeno de chavistas haciendo campaña como si fueran cualquier cosa menos chavistas. En Caracas tenemos el caso muy evidente de Georgette Topalián, quien aspira a ser la primera alcaldesa roja rojita del siempre desproporcionadamente opositor municipio Baruta. Pero el carmesí socialista no figura en su propaganda. Por el contrario, en sus afiches que adornan los postes de la autopista de Prados del Este, así como en su perfil de redes sociales, luce un verde casi copeyano. Aunque, por supuesto, el rostro de Rafael Caldera no la acompaña en los pendones, tampoco están los orwellianos ojitos de Hugo Chávez, emblema del PSUV.

Considerando que Topalián intentó en 2017 hacerse con esta misma alcaldía, que en aquella ocasión sí lo hizo con toda la parafernalia revolucionaria de rigor y que predeciblemente fue derrotada, sería sencillo y tal vez acertado atribuir su cambio a un razonable aprendizaje de los errores del pasado y a la vocación de intentar algo nuevo, más afín al entorno que le tocó. De ser así, la metamorfosis sería algo exclusivamente local y de poca importancia para la ontología del chavismo.

Pero resulta que la Topalián no está sola. Al menos una parte de la campaña del gobernador Rafael Lacava en Carabobo va por el mismo sendero. Ello a pesar de que demográficamente el estado entero es muy diferente al municipio Baruta y contiene amplias zonas donde el chavismo, por vías puras o no, ha contado con importantes poblaciones para movilizar hacia su rectángulo en el tarjetón electoral. Su predecesor, Francisco Ameliach, así como el mismo Lacava en 2017, hicieron con éxito campañas en general tradicionalmente chavistas.

A pesar de todo eso, llamó la atención un video propagandístico en el que una celebridad local sin militancia conocida, la modelo Arianna Pitino, invita a los “independientes” a reelegir al gobernador. La pieza audiovisual no identifica en ningún momento a Lacava como miembro del PSUV. No se invoca el espíritu de Chávez. No hay consignas socialistas. Solo alusiones a una “gestión que les devolvió el optimismo” e instrucciones para respaldar a Lacava mediante una tarjeta llamada “Carabobeños por Carabobo”, convenientemente purgada de cualquier connotación ideológica. Es un mensaje claramente dirigido a personas que nunca han sido chavistas, como diciéndoles “Olvídate del partido de Lacava y vota por él porque hace cosas”.

Entonces, ¿qué está pasando? ¿Se trata de una anomalía o es más bien de un cambio estructural? ¿Una arista más en el poliedro de la evolución del cuasi estalinismo a la perestroika bananera?

He podido recoger varias hipótesis al respecto, con interpretaciones igualmente distintas sobre las implicaciones para la muy mermada base de apoyo del chavismo.

Personalmente, creo que no es algo coyuntural. Lo veo como parte del discreto abandono del socialismo marxista como la ideología oficial de la elite gobernante. Comenzó a manifestarse en aquellas áreas donde le es más fácil, pero poco a poco pudiera expandirse.

Lo que no creo es que, como algunos han insinuado, esto permitirá al chavismo volver a sus días de gloria en cuanto a apoyo masivo se refiere, pero de la mano de la clase media, o ex clase media, en lugar de los sectores más humildes. Es decir, que el chavismo como movimiento de masas reflote impulsado por un segmento demográfico que siempre se le opuso en su inmensa mayoría, pero que ahora, al igual que el grueso de la población venezolana, está desencantado con la política y no se identifica con la dirigencia opositora por sus fracasos.

No creo que ocurra porque ese argumento reposa sobre una subestimación enorme de la percepción del igualmente pantagruélico daño que hizo el chavismo. Una percepción que tal vez sea especialmente difícil de revertir entre los estratos que alguna vez tuvieron ingreso medio. Hablamos de personas que vieron el valor de sus ahorros líquidos y activos físicos (viviendas, carros, etc.) evaporarse en unos pocos años. Personas cuyo poder adquisitivo y calidad de vida relativamente altos se desplomaron. Semejantes tragedias individuales solo pudieron confirmar los temores que el chavismo les inspiró desde su llegada al poder.

Ahora, de paso, con el surgimiento de una nueva oligarquía política y empresarial que exhibe negocios y lujos con cada vez mayor desparpajo, a la desolación de esa clase media se une una repulsión profunda hacia las fortunas hechas en revolución. Veo más probable que, para los desposeídos, el giro business-friendly del chavismo es visto más como una confirmación cruel de su estatus como los nuevos excluidos, que como una oportunidad para la recuperación.

Las fortunas del socialismo

Las fortunas del socialismo

No obstante, nada de lo anterior quiere decir que el plan no atraerá a absolutamente nadie en su población blanco. Lo puedo afirmar por mi propia experiencia. Unos pocos conocidos míos, opositores a rabiar de toda la vida, evalúan abiertamente la posibilidad de votar por candidatos del PSUV. Sus razones varían, pero tienen algo en común: todas parten de la premisa de que el chavismo no dejará el poder en el corto o mediano plazo. O sea, por pura frustración se desprendieron de su identidad como adversarios activos de la elite gobernante. En medio de esta triste resignación, algunos consideran que tiene más sentido votar por un chavista que “al menos trabaja”, como Lacava, que por un opositor al que no darán recursos para siquiera arreglar las calles. Otros ven saludable alentar la transición del chavismo lejos de la extrema izquierda, asumiendo, está de más decir que con razón, que algunos de sus elementos más destructivos son los que vienen del marxismo.

Tal vez la elite gobernante, cuya permanencia en el poder de todas formas se emancipó de la voluntad ciudadana y de sus propias facciones más dogmáticamente socialistas, es consciente de los límites de esta estrategia, pero aun así piensa que vale la pena. Tal vez el punto de todo esto sea atraer a un puñado de opositores desilusionados. Y tal vez (este último es un enorme “tal vez”) dicho puñado de opositores desilusionados, más la apatía generalizada hacia la política, la existencia de múltiples candidatos ajenos al PSUV y el descontento con la gestión del burgomaestre actual sean suficientes para que Georgette Topalián obtenga la alcaldía de Baruta.

¿Un nuevo ciclo?

¿Un nuevo ciclo?

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Lo que hay detrás de la maquinaria electoral del PSUV

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El chavismo cuenta con una estructura de campaña y organización electoral que opera de manera tutelada y que cuenta con miles de militantes para el remolque de votantes a los centros de votación. Los comicios internos del pasado domingo permitieron probar el funcionamiento de una maquinaria en condiciones adversas: caída en la popularidad del primer mandatario, crisis económica, apatía y descontento social

Jesús Alberto Yajure | @albertoyajure

 

“Los centros electorales están desbordados”, “Esta es una gran demostración de cara a la victoria del seis de diciembre”, “Es sorprendente la participación del pueblo”. Las frases fueron pronunciadas por portavoces del chavismo medios estatales durante la jornada de votación de las primarias del PSUV del pasado domingo 28 de junio.

En centros electorales al oeste de Caracas las colas crecieron durante la tarde. Las imágenes mostraban a decenas de personas en línea para votar. Pero la mayoría de los centros habían sido “nucleados” o integrados para agrupar a los electores de hasta cinco planteles, algunos con solo dos y tres mesas de votación. El CNE extendió el cierre de mesas en tres ocasiones: “Hasta las 8:00 PM”; dijo sobre las 5:30 de la tarde del domingo la rectora Socorro Hernández, quien después prorrogó la votación otras dos veces, hasta las 10:00 de la noche.

Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, ofreció los primeros resultados a las 12:57 AM. La cifra total de participación reconocida por el PSUV alcanzó 3 millones 162 mil 400 electores. Detrás de ese resultado reposa una gran estructura dividida en unidades y aceitada con recursos públicos: la maquinaria electoral del chavismo.

Unidades de Batalla Electoral y Círculos de Lucha Popular

El concepto de maquinaria electoral no es nuevo. Durante los 40 años de democracia previos a la irrupción de Hugo Chávez en la arena política venezolana, partidos como Acción Democrática (AD) y Copei ensayaron e implementaron estrategias y prácticas electorales.

No por casualidad todavía se recuerdan algunos rasgos identitarios de los militantes “adecos”, como pintar las viviendas de blanco, la producción de material para marketing político —los jingles de campaña del candidato y expresidente Carlos Andrés Pérez están entre los más exitosos― y el pastoreo de votantes en plena jornada de elecciones.

El chavismo, sin embargo, llevó estas prácticas a otros niveles: el uso desproporcionado de los recursos públicos con fines electorales ha sido documentado ampliamente durante años sin que el Consejo Nacional Electoral (CNE) haya puesto alguna objeción. Los medios estatales son instrumentalizados para la campaña electoral del chavismo, la estatal Pdvsa financia de manera abierta las campañas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), los vehículos oficiales son usados para trasladar a votantes, los beneficiarios de programas sociales han sido cambiados de centros electorales y llevados en masa a votar por el oficialismo.

Pese a todas estas irregularidades, el chavismo cuenta con una innegable estructura de organización electoral. Hay al menos cuatro instancias reconocibles de la maquinaria chavista que se articulan en períodos de elecciones para movilizar a los votantes: consejos comunales (creados a instancia de Chávez, bajo el paraguas del Poder Comunal), las Unidades de Batalla Electoral Hugo Chávez (conocidas como las UBCh), los Círculos de Lucha Popular (CLP) y los colectivos.

¿Cómo lo hacen?

Las organizaciones de base del chavismo disponen de estructura, recursos y militantes. Casi nada es dejado al azar. Algunas de las sedes del PSUV, como la del estado Lara, cuentan con salas situacionales equipadas con computadoras en las que se almacenan bases de datos e información de militantes: nombres, direcciones, números telefónicos y programas de asistencia estatal en los que han participado o de los que se han beneficiado.

Los activistas y dirigentes disponen de teléfonos celulares y líneas telefónicas exclusivas, emplean servicios para el envío de mensajería SMS a simpatizantes —incluso a los que no lo son. Durante un proceso electoral, las líneas se mantienen ocupadas. Los equipos de agitación y campaña cruzan información de bases de datos, cuentan con voluntarios que brindan apoyo como testigos en mesas electorales, manejan listas de votantes que repasan una y otra vez, saben quienes han participado y quienes no. Además poseen grandes grupos de motorizados, transportistas y empleados públicos que ponen a disposición vehículos y autobuses, algunos de propiedad pública.

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El chavismo ha concebido estrategias que han ido mutando y modificándose con cada elección para hacerlas más sofisticadas permitir la segmentación de tareas. Durante las primarias del PSUV del domingo 28 de junio, en el Circuito 2 del estado Miranda había un equipo responsable de cada labor: coordinadores atareados se dividían entre la organización de las colas y las llamadas a electores. Otros colaboradores prestaban traslado a votantes hasta los centros de votación, mientras que había equipos y toda una logística para la preparación y distribución de refrigerios y meriendas; y la entrega de chuletas (propaganda).

Una activista del PSUV contó a Runrunes el domingo pasado en el Liceo Gustavo Herrera, en Chacao (Miranda): “Todo funciona en un efecto de cascada o de pirámide, los que estamos más arriba movemos a los de abajo para que animen a sus grupos. Cada jefe de patrulla moviliza a sus patrulleros”.

Un aspecto importante de la maquinaria del chavismo es que funciona casi como una gran red, pero que no es autónoma, pues opera de manera tutelada: los líderes nacionales son los que manejan información, cifras de participación y desempeño en la jornada. Son ellos los que ordenan el “remolque” o arrastre de electores.

Aguas abajo, el PSUV promueve el activismo y la elaboración de listas, posee mecanismos en Internet para el registro de listas del 1×10. El flujo de información va en ambas direcciones. Unos activistas supervisan a otros, los patrulleros buscan garantizar que cada elector registrado en su lista sufrague.

Ventajismo

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Papeles con instrucciones sobre cómo votar eran entregados
a electores en toldos y centros de votación

 

No pocos candidatos y activistas se quejaron del ventajismo durante las primarias del PSUV del domingo 28 de junio. En el Circuito 2 del estado Miranda, la repartición de “chuletas” fuera de centros de votación fue la norma en algunos centros electorales.

“A cada candidato se le entregaron 100 afiches, volantes. Ninguno tuvo cuñas de radio”, aseguró el domingo el presidente Nicolás Maduro. Aunque portavoces del partido habían subrayado que todos los candidatos recibirían la misma cantidad de volantes y afiches, en planteles en Baruta, Chacao y la parroquia Leoncio Martínez del municipio Sucre, la cantidad de material de campaña de algunos candidatos fue mayor.

Medios estatales como Venezolana de Televisión (VTV), que dedicaron toda su programación a la cobertura de los comicios internos del oficialismo, privilegiaron en los contactos en vivo y las entrevistas a candidatos con alto perfil.

En Catia, en Los Chorros, en El Marqués, en La California y en las Minas de Baruta. En casi todos los centros electorales se repartió propaganda electoral mientras el proceso de votación transcurría. En Catia un joven vestido con una camisa estampada con el logotipo del PSUV entregaba panfletos que invitaban a votar por Villegas y Bernal en el liceo Miguel Antonio Caro. Al ser consultado sobre el presunto ventajismo, Villegas defendió que se hacía una campaña «equitativa». Además, aseguró que al salir daría la instrucción de que dejaran de entregar el material de propaganda.

Los candidatos William Ojeda, Georgette Topalián, Ernesto Villegas, Freddy Bernal, Blanca Eeckhout y Elías Jaua fueron algunos de los que resultaron electos en la jornada del domingo. Todos tuvieron —también— exposición en medios del Estado, apoyo de equipos que repartían chuletas y el apoyo amplio de la maquinaria del PSUV.